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Defensoría: Los antecedentes que exculparían al acusado

1) Nada ubica a Mauricio Ortega en el sitio del suceso. No hay ninguna muestra biológica que una
el sitio del suceso primario (el lugar del crimen) con el sitio del suceso secundario (la casa del
imputado). Incluso, para ingresar a la casa hay una reja, pero no existen trazas de sangre del
imputado en ella.

2) Los pedazos de cemento, con los que golpearon a la víctima en la cabeza, por un lado tienen
sangre, con lo cual se asume que fue la superficie de contacto con la que se golpeó a la víctima.
Revisando el otro lado, hay superficies irregulares. Por tanto, por un principio de acción y reacción,
la fuerza que le da a la víctima es la misma que recibe la mano del victimario y tiene que quedar
huella en sus manos. Revisado Mauricio Ortega, advierten que las manos no tienen ningún tipo de
heridas. La defensoría sostiene que la fiscalía dijo que el mismo material de estos bloques de
concreto rotos había en la casa de Ortega, porque ambos tenían pelos de perro, pero no se puede
determinar que es el mismo pelo de la misma mascota; solo que tenía pelos de perro.

3) La prueba biológica. Se descarta en los elementos sanguíneos participación de Mauricio Ortega.


En los marcadores se pueden tener 11 marcadores de coincidencia en común con una persona,
pero si hay más de dos distintos, se excluye a esa persona. Había desde 2 a 6. El defensor Luis
Flores se pregunta por qué en el sitio del suceso se encontró un solo globo ocular, y no los dos. Y
se responde: "Porque esa persona se lo llevó de recuerdo, porque se trata de un psicópata".

4) Testigos presenciales dicen que el atacante era alto y delgado. Dos jóvenes que estaban
observando desde la ventana de su casa (un chico de 17 años y una niña de 14 años, que fue la
última testigo que prestó testimonio ayer) afirman que el hombre que golpeaba a la mujer era alto,
delgado y vestido de negro. Y Nabila, estando internada en la Posta Central, en junio de 2016,
entregó un relato a una psiquiatra y a una psicóloga del Hospital José Horwitz, donde aseveró que
su agresor no había sido Mauricio Ortega, sino un joven a quien ella desconoce. Dijo que salió de
la casa a buscar a Mauricio Ortega y, como no lo encontró, salió a mirar al portón y vio a un joven
en la calle de enfrente, que cruzó hasta ella y empezó a hablarle. Ella abrió el portón y salió,
siempre en búsqueda de su pareja. Este joven que, según dijo en esa primera versión, caminó con
ella, la empujó al suelo y comenzó a agredirla con una piedra en la cabeza. Describió a su atacante
como alguien de piel muy blanca, ropa negra, pelo tipo metalero, alto y delgado. (Luego, en dos
interrogatorios con fiscales y en el estrado, la víctima cambió su relato e inculpó a Mauricio
Ortega). El miércoles pasado, uno de los testigos presenciales, de 17 años, declaró ante el
Tribunal Oral de Coyhaique y señaló que Mauricio Ortega no puede ser el agresor, puesto que es
muy diferente al hombre que él vio. Lo describe como un hombre alto, de 1,70 a 1,75 m, vestido de
negro, delgado, que atacó a la víctima y se dio a la fuga en dirección contraria a la casa del
imputado. Mauricio Ortega mide 1,52 m y a la fecha de la agresión pesaba alrededor de 80 kilos.
Esa noche vestía polera celeste y pantalón claro. El chico afirmó que calculó la altura del agresor
porque este al pararse sobrepasaba el muro de latón que estaba tras él. El relato, para la
defensoría, es absolutamente coherente con lo declarado por la otra testigo presencial (BAAV),
quien dijo ayer que el atacante era alto y delgado.

5) Visión de túnel. En esta causa, siempre según la defensoría del imputado, los investigadores
tomaron la decisión de que fue Mauricio Ortega el culpable desde el primer día y no tomaron
pruebas que lo pudieran exculpar, sino solo para inculparlo. 6) Un ADN de una tercera persona. En
la víctima se halló un ADN de un tercero y que no corresponde a Mauricio Ortega. Se arribó a esto
a través de un metaperitaje realizado externamente para la defensa por la perito bioquímico Shirley
Villouta, el que es apoyado también por otro peritaje realizado por el doctor Luis Ravanal.
Femicidio frustrado de Nabila Rifo revela aspecto político de la violencia
machista

El caso de la mujer a la que le arrancaron los ojos en Coyhaique deja en evidencia las
connotaciones políticas que sostienen la violencia de género. Organizaciones de derechos
humanos advierten que el problema de fondo estaría en entender a las mujeres como objetos y
naturalizar la violencia.

La madrugada del sábado en Coyhaique, Nabila Rifo sufrió un brutal ataque en el que uno o más
sujetos todavía no identificados le fracturaron la mandíbula, el cráneo y le arrancaron ambos ojos.
Después de la golpiza la dejaron botada en la calle para que muriera. Si bien hasta el momento se
desconoce el autor del crimen, tanto familiares como organizaciones de derechos humanos
apuntan hacia su actual pareja, quien habría sido denunciado por Nabila en tres oportunidades.

La última de esas denuncias fue hecha el 2015, luego de que su pareja entrara a la casa provisto
de un hacha con la cual rompió puertas y ventanas. En esa oportunidad, el sujeto se aprestó a
atacar a Nabila y la amenazó de muerte, pero el acto fue frustrado. El agresor quedó con la
sanción de firma mensual y la obligación de asistir a una terapia de control de impulsos por seis
meses.

Si bien todavía no existen responsables por el caso de Nabila Rifo, el tipo de violencia ejercido
muestra a todas luces que se trata de una agresión motivada por causales de género.

En este sentido, Carolina Carrera, presidenta de la Corporación Humanas, afirmó que “volvemos a
asistir a un nuevo caso de femicidio frustrado con unas connotaciones que ya veníamos viendo
hace un tiempo atrás, donde el nivel de ensañamiento de los perpetradores está a la altura de los
crímenes de odio”.

Además, la presidenta de Humanas agregó que en lo que respecta a la violencia de género, el


conflicto de fondo es cómo son entendidas las mujeres: “Lo que esta detrás de una violencia de
genero exacerbada, es que las mujeres aparecen como propiedad y la idea de que sobre sus
cuerpos se puede hacer lo que se quiera”, declaró enfática

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