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PRESENTADO POR:
PRESENTADO A:
Ines Restrepo
Luis Dario Sanchez
En 2003 Indonesia era el cuarto país más poblado del mundo, con una población de
221 millones habitantes (Yvette Collymore, 2003- PRB), su economía está basada
principalmente en la agricultura ( 70 % de la población), pesca y piscicultura; donde
la agricultura supone el 54 % de los ingresos del país, mientras que servicios ocupa
el 38 % y la industria solo el 4 % (Sandall 2000). El país cuenta con una diversidad
cultural abundante, manteniendo alrededor de 300 etnias y, donde la población es
mayoritariamente musulmana, pero también se practica el hinduismo y el
cristianismo (Yvette Collymore, 2003- PRB).
El territorio se encuentra bajo una guerra interna que ha dejado más de 600.000 y 1
millón de indonesios han sido desplazados de sus hogares (Comité de USA para
Refugiados, 2002), solo en la provincia de Banda Aceh en la isla de Sumatra, el
grupo guerrillero Movimiento para la Liberación de Aceh (GAM) ha dejado en sus
más 30 años de conflicto alrededor de 10.000 muertos, además, de prohibir el paso
de cualquier ayuda humanitaria al territorio (Fundació Solidaritat , 2004 - Universitat
de Barcelona).
Indonesia al igual que gran parte de los países que se encuentran ubicados en el
océano índico, antes del tsunami del 2004 no contaban con un sistema de alerta
contra tsunamis, lo que incrementó la vulnerabilidad ante un evento como éste.
Figura 1. Región Nordeste del Océano Índico- Mapa Tectónico. Fuente:
www.earthquake.usgs.gov
La velocidad de las olas formas alcanzaron valores de hasta 500 km/h, la presencia
de arrecifes y manglares permitió que la velocidad de llegada de las olas a las
costas fuese mayor (Campos, 2005).
La llegada del tsunami a las costas de Banda Aceh (zona más próxima al epicentro)
tardó entre 20 y 30 minutos, y entre 6 a 7 horas para la costa oriental africana, a
Tailandia llegó 2 horas después de iniciado el tsunami, y a las costas de la India y a
Sri Lanka entre 1 hora y media y dos horas, posiblemente tiempos más que
suficiente para haber dado alerta de tsunami y así evitar tantas pérdidas humanas e
incluso materiales (Campos, 2005).
La población más pobre fue la más afectada, debido a que su medio de subsistencia
en la industria pesquera y agricultura había sufrido pérdidas en un 66%, se
estimaron pérdidas de hasta 520 millones de dólares para el sector pesquero. El
daño causado a ecosistemas en las Maldivas, Sri Lanka e Indonesia son
incalculables, puesto que los manglares y arrecifes que comprendían terrenos
indispensables para el desarrollo de la vida marina fueron totalmente arrasados; se
cree que el tsunami destrozó más de 28.000 hectáreas de arrecifes y arrancó otras
25.000 de manglares, pero gracias a estos corales y arrecifes, el desastre fue menor
en las costas, debido a que amortiguaron el impacto de las grandes olas. Las
pérdidas causadas a la fauna y flora marina según un cálculo realizado por el
Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el gobierno de
Indonesia, los daños se elevan a 520 millones de dólares.
3. Medidas Tomadas por los Organismos de Socorro
Mientras tanto, los ingenieros del CICR y de la PMI siguieron transportando agua
potable por camión e instalando tanques de agua e instalaciones de saneamiento en
los lugares donde se necesitaban con mayor urgencia. Los equipos conjuntos del
CICR y de la PMI limpiaron miles de pozos, realizaron nuevas perforaciones,
construyeron letrinas y lavaderos comunitarios, y donaron toneladas de productos
químicos para garantizar el abastecimiento de agua potable. Poco a poco, gracias al
mayor acceso a las zonas afectadas, se realizaron 75 evaluaciones de las
necesidades humanitarias, en las que se puso de manifiesto la urgente necesidad
de rehabilitar la infraestructura de las comunidades, mejorar las condiciones de
abastecimiento de agua y el saneamiento, y fortalecer la capacidad local en materia
de producción de alimentos.
Garantizar el acceso a agua potable para la población continuó siendo una prioridad
que se reflejó en los programas de rehabilitación, por ello OXFAM emprendió planes
de construcción de más de 20 sistemas hídricos basados en el sistema de
suministro por gravedad y se donaron cerca de 216 filtros de arena con el fin de
obtener agua purificada, estos sistemas de arena permiten una filtración de buena
calidad ya que generan un proceso llamado ‘schmutzdecke’ que retiene y elimina los
gérmenes patógenos haciendo el filtro más eficiente (Perrin 1996, pág.97)
contribuyendo a la inocuidad del líquido, una de las condiciones necesarias para la
existencia de seguridad alimentaria.
Sin embargo, algunas de las críticas frente a este proyecto más recurrentes
sostienen que a OXFAM le faltó capacitar a las comunidades locales para operar y
mantener los sistemas de suministros de agua y de filtros, lo que imposibilita la
sostenibilidad de las intervenciones, así como el acceso a largo plazo.
5. Consecuencias