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LA IMPORTANCIA DE LEER Y EL PROCESO DE LIBERACION DE PAULO

FREIRE

Sin duda alguna, Paulo Freire se ha constituido como uno de los más
importantes pedagogos de nuestra época. Su propuesta para lograr transformar el método
de enseñanza y la relación educador-educando ha logrado trascender e influenciar
notoriamente un cambio a los métodos pedagógicos tradicionales.

Es ahí donde trasciende la importancia de su libro La importancia de leer y el proceso de


liberación, pues su crítica al método de enseñanza ‘bancario’, donde el educador deposita
el conocimiento a los educandos, dejando de lado la reflexión y la crítica del conocimiento
adquirido, convence de la necesidad de una transformación de este sistema de enseñanza.

Bajo esta lógica, Freire concibe que es imposible llevar a cabo un estudio serio si se
concibe como un axioma las afirmaciones que realiza determinado autor sobre
determinado tema. Para lograr un estudio adecuado, es necesario no sólo memorizar la
información expuesta, sino hacer un análisis que implica estudiar en diversas áreas afines
del conocimiento lo establecido.

Además, es necesario concebir al estudio como una ‘postura’ que se tiene frente al mundo
y que éste estudio no se quede sólo en el texto analizado, es decir, consultas más fuentes
de información que nos permitan profundizar y hacer un análisis propio del tema en
cuestión.

Para lograr adecuadamente este objetivo, el autor del libro concibe al proceso de
enseñanza como un ‘asentamiento’, donde los educandos serán campesinos que deben ser
estimulados por los educadores para la creación de observaciones y de críticas, evitando
así la “cultura del silencio”, donde el conocimiento adquirido se reduce a una simple
memorización del mismo.

Esto permite que los ‘campesinos’ analicen su realidad y puedan comprenderla, pues la
percepción que tienen ante el mundo que los rodea los ayuda a relacionar esta información
adquirida en el su proceso de alfabetización.

Sin embargo, este requisito es necesario también al momento de la posalfabetización, toda


vez que requiere que éste sea un acto de conocimiento y no un simple ‘depósito de
información’, el cual ha recibido muchas críticas al respecto por excluir el análisis crítico
de los educandos.

La importancia del acto de leer reside en que esta acción no consiste simplemente en leer
la información y memorizarla, sino implica concebirla como un acto de comer, donde las
personas que leen y estudian deben llevar a cabo esta tarea con el fin de ser
‘intelectualmente gordos’, tal y como lo menciona Freire.

Siguiendo esta noción, Freire concibe al proceso educativo de dos formas: como una
práctica ‘domesticadora’, donde los educandos simplemente son abastecidos de
información proporcionada por los educadores, concibiéndola ya como un hecho dado y
como una práctica liberadora, que invita a los alfabetizados a participar en el proceso de
aprendizaje, generando una forma crítica de descubrir su realidad.

Esta práctica de enseñanza liberadora implica que el educador adquiera cierto grado de
humildad, situación que a su vez significa que se pierda la calidad exclusiva de educador,
adquiriendo la de educador-educando y dándoles le calidad de educando-educadores y a
sus ‘aprendices’. Llevar a cabo lo anterior mencionado dará pauta a reconocer el mundo
como un mundo que se está dando dialécticamente y no como un mundo que constituye
un hecho dado; a éste proceso el autor de nuestro libro lo concibe como ‘concientización’.

Todo lo mencionado anteriormente implica una cosa de gran magnitud: la comprensión


de un texto implica la comprensión crítica de lo que está plasmado en el texto y la relación
que éste tiene con su contexto. Esto permite alcanzar el conocimiento del objeto en
estudio, pues la memorización y repetición mecánica de éste, no permiten conocerlo del
todo; será el conocimiento del objeto lo que permita su memorización. Este proceso es
concebido por Paulo Freire como una ‘lectura de la palabra’ y una ‘lectura del mundo’,
las cuales tienen la obligación de coexistir.

Asimismo, el autor del libro objeto de este trabajo distingue dos formas de alfabetización:
la ingenua y la astuta, implicando esta última el reconocimiento de que ninguno de
nosotros se encuentra aislado, sino que cada uno de los educadores y de los educandos
tiene derecho a expresar su palabra, lo cual amplía este proceso de alfabetización.

Esta situación permite que los educadores puedan comprender y asumir el nivel de
ingenuidad <<alto o bajo>> en el que se encuentran sumergidos los educandos con el
objetivo de poder superarla juntos. Sin embargo, así como es necesario reconocer su
ingenuidad, es obligación del educador asumir el nivel de criticidad de los alfabetizandos,
que fomentará superar la ingenuidad del educador.

La situación anterior se remite perfectamente a las bibliotecas populares, las cuales, en


palabras de Freire, tienen que fungir como un centro de cultura que permite el
perfeccionamiento de una relación entre el texto y el contexto, no solamente como un
‘depósito silencioso de libros’. Sin embargo, esto sólo se podrá lograr cuando el educando
procure conocer realmente al objeto a ser conocido.

El acto de leer y, por lo tanto, el de estudiar implican que éstos se conviertan en un acto
‘curioso’, donde el estudiante no sólo sepa memorizar la información, sino que ‘sepa que
la sabe’.

Para concluir este ensayo, es por demás sabido que el camino que nos espera para poder
transformar este sistema bancario en un sistema crítico aún es bastante largo. Sin
embargo, cada uno de nosotros ‘desde nuestra trinchera’ tenemos la responsabilidad de
cambiar la situación paulatinamente hasta lograr obtener un sistema de enseñanza donde
la crítica y la relación entre el texto y nuestro contexto constituyan un quehacer diario.

Al leer lo expuesto en este ensayo, ¿cuántas veces nos sentimos identificados entre lo que
planteaba Paulo Freire y lo vivido en nuestras clases dentro de la Facultad? Este libro
constituye una invitación tanto para educadores como para educandos para reflexionar
acerca de si el método de enseñanza

utilizado actualmente es correcto o no. Quedará en cada uno de nosotros decidir si


realmente queremos un cambio para convertir al aprendizaje en un acto de conocimiento
y no solamente un acto de memorización.

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