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Mi madre, Olga del Valle Silva de quien sin duda aprendí la perseverancia.
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AGRADECIMIENTOS
Al tutor del presente trabajo, Dr. Franck Audemard y a la asesora del mismo, Antrop.
Alejandra Leal Guzmán, por el apoyo que me brindaron a partir de sus conocimientos
y su dedicación en el desarrollo de ésta, la presente investigación.
Al Ing. José Antonio Rodríguez quien brindó un muy agradecido apoyo moral y
académico en los momentos más oportunos de éste trabajo.
3
Tabla de contenido
RESUMEN ......................................................................................................................... 6
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................. 7
CAPITULO 1 ................................................................................................................... 12
CAPITULO 2 ................................................................................................................... 37
2.1.1 Sismología histórica: una aproximación a los sismos del pasado ................... 38
CAPITULO 3 ................................................................................................................... 55
4
CAPITULO 4 ................................................................................................................... 71
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES..............................................................129
FUENTES DE INFORMACIÓN....................................................................................137
Bibliografía..................................................................................................................139
Páginas WEB...............................................................................................................149
5
UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE ANTROPOLOGÍA
RESUMEN
6
INTRODUCCIÓN
Desde los años ochenta del siglo pasado, el intercambio de conocimiento entre
las diferentes corrientes de pensamiento, es decir, entre las disciplinas que están
insertas dentro de las ciencias naturales y las humanas, se ha abierto un paréntesis
para el estudio simultáneo de eventos naturales desde diferentes perspectivas.
Quienes se dedican al estudio de los terremotos del pasado, o sismología histórica,
han comprendido que desde las perspectivas de otras ciencias, particularmente la
antropología y la historia, se pueden ampliar los aspectos de aquellos estudios que
implican tanto la tarea de compilar la información sobre un evento sísmico histórico,
como la validación y análisis de esta información, para poder elaborar una adecuada
interpretación. Del mismo modo, los científicos sociales han llegado a entender que
no pueden ignorar las fuerzas de la Naturaleza, menos aún cuando aquella se
relaciona –a veces de manera dramática- con la sociedad.
Sin embargo, cada estudio sigue caminos diferentes según se combinen los
siguientes elementos: el tipo de fenómeno natural de interés, las características del
7
mismo y el contexto histórico. En el caso de los eventos poco conocidos y que se
encuentran poco o mal documentados, se presentan dificultades particulares. Cuando
la información requerida en cada estudio de caso no ha sido procesada por ningún
investigador; la complejidad del trabajo se incrementa de forma considerable debido a
que se tiene la sensación de trabajar en terreno inestable, con fuentes silenciosas y
documentación inédita y hermética. Tal fue nuestra experiencia en el caso de 1736,
sismo poco conocido y apenas representado en el registro sísmico venezolano. En
este sentido el estudio que proponemos aquí, es también una promoción a la
realización de estudios adelantados por equipos interdisciplinarios, cuyas capacidades
se compaginen de forma sistemática para el levantamiento de los datos y análisis de
dichos eventos que cuentan con una recurrencia espacial frecuente en Venezuela.
Así pues, la tarea tiene una doble vertiente, a saber: compilar documentación
referente al evento sísmico y analizarla bajo una perspectiva antropológica, donde la
documentación primaria y secundaria aquí compilada y analizada, pase a formar parte
del catalogo sísmico de FUNVISIS, donde se encontrará disponible para otros
investigadores, principalmente sismólogos. Y por otra parte, esa documentación es el
fundamento de este estudio, donde enfatizamos los aspectos sociales y culturales que
8
se articulan y se evidencian tras el impacto de un terremoto. El estudio de caso del
terremoto ocurrido en el año de 1736, que como mencionamos anteriormente,
pretende mostrar los elementos no sólo a lo que refiere a efectos económicos sino que
a aquellos elementos que se despliegan en una gran gama de significados y
significaciones en el futuro inmediato que requieren de la experticia de la disciplina
antropológica.
9
trabajando sobre las consecuencias del terremoto y del tratamiento de coyunturas
políticas, económicas y sociales que lo circundan. Finalmente en el capítulo I
encontraremos El terremoto de 1736 como objeto de estudio de la antropología; aquí
desarrollamos la particularidad del estudio de caso del terremoto, dando una apertura
a lo que será el tratamiento de la información.
10
históricos en el aparatado Documentos para el estudio del terremoto de 1736, el cual
contiene la exposición de la documentación referente al sismo y sus consecuencias
dentro de su contexto; es decir, referencias directas del terremoto por los actores
sociales de la época. Así encontramos la discusión titulada El terremoto de 1736 vs.
El terremoto de 1737¸ en la cual se expone el análisis de este enigma sísmico que
requirió un importante esfuerzo de investigación. Ubicando al sismo de 1736 reúne
las evidencias documentales de las poblaciones en las cuales fue sentido el sismo en
cuestión y de los daños sufridos por las iglesias parroquiales. Este último punto se
amplía en El problema de las reparaciones y las reconstrucciones que representa la
coyuntura burocrática y el impacto producido por los costos y procesos de reparación
de los edificios afectados por el terremoto, haciendo énfasis particularmente en 3
iglesias de la región, las cuales se subtitulan como sigue: La iglesia parroquial de
Barquisimeto, la iglesia de Guama y las pretensiones de don Antonio Navarro y la
iglesia parroquial de Barquisimeto por ser las mejor documentadas y más afectadas
por el evento sísmico.
Finalmente; las conclusiones que derivaron del largo estudio y análisis de los
documentos y las recomendaciones sugeridas respecto a la investigación. Estos con la
finalidad de entender la compaginación de hacer un levantamiento de información del
pasado con la tecnología de la que disponemos en el presente y circunscribir la
relación entre ambos con el propósito de escribir unas líneas en las llamadas
sociedades de riesgo a la que aún continuamos construyendo.
11
CAPITULO 1
ANTROPOLOGÍA, SOCIEDAD Y TERREMOTOS
PLANTEAMIENTO Y FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
12
1.1 Esos fenómenos llamados terremotos
1
Terremotos, sismo y temblor son sinónimos y así son usados en este trabajo. Sin embargo, en algunos
países de América Latina se utiliza temblor para referirse a sismos sentidos o de baja magnitud y
terremoto para describir sismos destructores (Véase Guevara, 2009: 359).
13
Para los efectos de esta investigación, consideramos más específicamente a las
poblaciones ubicadas en el centro-occidente de Venezuela; conformado actualmente
por los estados Lara, Falcón Yaracuy y Portuguesa respectivamente, pues el
terremoto de 1736 afectó principalmente localidades en el territorio de los actuales
estados Lara y Yaracuy.
Los eventos sísmicos en Venezuela son ocasionados por los sistemas de fallas
activos del país; esto significa que los terremotos son causados por fracturas que se
encuentran en la tierra; y además están condicionados por este tipo de accidentes
tectónicos y por la liberación de energía acumulada de las mismas que son las que
producen las sacudidas en la corteza terrestre al momento de la liberación de la
energía y denominamos con el nombre de terremotos (Véase Orihuela, 2007).
Respecto al origen de los sismos en Venezuela, hay que considerar la ubicación
geográfica del país, situado en la confluencia de dos placas tectónicas: la placa
suramericana y la placa del Caribe. Al respecto Grases, Altez y Lugo, señalan:
Los países de la cuenca del Caribe circundan una de las llamadas placas
tectónicas de la corteza terrestre: la que se conoce bajo el nombre de placa
tectónica del Caribe. De una manera general, se afirma que los terremotos
destructores que han padecido dichos países se encuentran esencialmente
asociados al movimiento relativo que ha tenido la mencionada placa respecto a
las vecinas (Grases, Altez y Lugo, 1999: 7).
14
existentes en nuestro territorio, y a cuya acción sismogénica han estado expuestas,
históricamente, las poblaciones allí ubicadas y sus habitantes (Figura 1).
15
frecuentes fallas que divergen y convergen con la traza principal (Schubert,
1984: 43-46. Las cursivas son nuestras).
16
la descripción y análisis de sus efectos, podemos comprender mejor cómo ha sido la
interacción de la sociedad venezolana con la naturaleza que la acoge.
¿Qué significa hacer historia de los desastres, analizar los desastres en perspectiva
histórica? Estudiar los desastres históricos, no como el término parecería indicar,
es decir, estudiar desastres memorables, inolvidables, sino desastres ocurridos a lo
largo de la historia de un determinado grupo o sociedad, enmarcados en una
localidad, una región, un país, un espacio jurisdiccional, geográfico o político
específicos significa reconstruir historias en las cuales el desastre, como resultado
de procesos sociales y económicos, constituye el hilo conductor (García Acosta,
1996: 8).
17
encuentra subestimada desde el punto de vista de las ciencias sociales (Altez, 2000:
455).
Hoy queda claro que las sociedades no son sólo receptores pasivos [de los
fenómenos naturales] ya que habitualmente son ellos mismos quienes producen
modificaciones climáticas al desertizar áreas boscosas, modificar tenores de
humedad o destinar grandes tierras a cultivos destruyendo la ecología regional;
parafraseando a Hilda Herzer "no existen conceptos absolutos que describan una
realidad física y que sean independientes de la acción del hombre"; todos los
llamados desastres naturales son acontecimientos resultado de un proceso social,
económico y político desencadenado por un motivo físico. Con estos datos
podemos preguntarnos: ¿quién mata a la gente cuando se produce un evento
natural? Habitualmente es la arquitectura en primer lugar, la ciudad misma en
segundo lugar y por último el desconocimiento acerca de cómo actuar, es decir, la
falta de cultura (Schávelzon, 2007: 98).
18
los efectos de los sismos sobre la sociedad, dependen de la interacción entre las
características intrínsecas de los terremotos y las características del contexto histórico
(Véase Guidoboni y Ferrari, 2000).
19
1.1.3 El problema de los terremotos históricos
2
Instrumento por el cual se obtiene un registro continuo y permanente del movimiento de la tierra, en
función del tiempo (Tomado de: http://www.funvisis.gob.ve/glosario.)
3
Instrumento que registra, en un lugar determinado, la historia de las aceleraciones debidas a un
movimiento fuerte del terreno, en el caso de las redes son un conjunto de instrumentos enlazados
virtualmente por programas computarizados (Tomado de: http://www.funvisis.gob.ve/glosario.)
20
como afirman Rodríguez y Leal Guzmán (2013), la compilación de catálogos
documentales es uno de los productos básicos de la investigación histórica aplicada al
estudio de los terremotos. Estos autores añaden que al tratarse de compilaciones de
registros históricos, de naturaleza cualitativa, estos documentos se prestan no sólo al
análisis sismológico que busca estimar parámetros sísmicos básicos, sino que además
constituye un material que puede alimentar investigaciones de corte histórico y social.
21
de sismo de 1736, qué puede aportar la antropología al estudio de los terremotos
históricos venezolanos. Como hemos señalado, el evento de 1736 se escogió
precisamente por tratarse de un sismo poco conocido y muy mal documentado, toda
vez que al momento de plantearse esta investigación, solo se conocía una referencia a
dicho evento, procedente de la relación geográfica de Barquisimeto escrita en 1745
por el Teniente Justicia Mayor de Barquisimeto y Corregidor de Chivacoa don Joseph
Lorenzo Ferrer (Respecto a este personaje véanse Perera, 1964: 44 y Pizaka, 1963:
107).
22
nuestro territorio y también los riesgos y vulnerabilidades que construimos y
enfrentamos. En este punto salta a la vista la importancia de los condicionantes
históricos e incluso de la naturaleza como objeto de análisis histórico:
23
Conocida también como peligro sísmico, es un tipo de amenaza natural, la cual
se define como un peligro latente asociado a un sismo de una cierta dimensión,
con una alta probabilidad de manifestarse en un sitio específico y en un lapso de
tiempo determinado, con la probabilidad de producir efectos adversos no
deseados a las personas, a las estructuras, a los servicios y al ambiente natural,
que estén expuesto a dicho evento (Guevara, 2012: 348).
24
que han sido estudiados bajo un enfoque socio histórico son los terremotos del 26 de
marzo de 1812 (Altez, 2006 y 2009; Cunill Graü, 2012), el terremoto de El Tocuyo
de 1950 (García Yepez, 1994; Leal Guzmán, 2008), el terremoto del 29 de octubre de
1900 (Leal Guzmán, 2013; Leal Guzmán, Audemard y Rodríguez, 2014 y Leal
Guzmán, Rodríguez y Audemard, 2014) y los terremotos de 1875 y 1894
(Mastrangioli, 2014).
Los estudios sistemáticos que se han realizado desde las ciencias sociales en
relación con los terremotos del pasado en Venezuela, se han basado en registros
históricos que ofrecen referentes descriptivos de dichos eventos y sus efectos sobre la
sociedad afectada por ellos. Sin embargo, hacer una interpretación a partir del
hallazgo de la información de las personas que vivieron dicho momento histórico y
engranar de forma concisa las piezas de nuestra colección para que se acoplen de
manera integral será a lo que refiere el estudio del terremoto de 1736. El cambio de
paradigma que representa el estudio de las relaciones entre eventos naturales y las
sociedades propiamente, requiere de otra parte de la realidad; la social, que se maneja
desde otras disciplinas distintas a las ciencias naturales, que nos permita crear un
primer análisis para el estudio del evento de 1736.
25
representaciones culturales suscitadas por los terremotos lo que en palabras de
(Shávelson: 2007) son las huellas en la cultura. En este sentido el carácter simbólico
entra al juego de las competencias a analizar en el estudio entre naturaleza-sociedad,
esa es el carácter intrínseco de la antropología en el estudio de los terremotos.
En tal sentido, como lo afirma Leal Guzmán (2013), los sismos son unos
grandes perturbadores y transformadores sociales: su ocurrencia dispara toda una
serie de prácticas sociales, económicas y políticas como reconstrucción, mudanzas,
interpretaciones religiosas, cambios constructivos o urbanos, etc. el terremoto no es
un hecho social sino natural, pero sí es un disparador de hechos sociales, porque la
coyuntura que provoca, sea emergencia o desastre sísmico, según la escala de los
destrozos y el saldo de víctimas, es un hecho social por definición que pone en
movimiento a los actores sociales en un sentido o en otro. Podemos recurrir a
Foucault:
…las cosas y las palabras se entrecruzan con todo rigor: la naturaleza solo se
ofrece a través de la reja de las denominaciones y ella que, sin tales nombres,
permanecería muda e invisible centellea a lo lejos tras ellos, continuamente
presente más allá de esta cuadricula que la ofrece, sin embargo, al saber y solo la
hace visible atravesada de una a otra parte por el lenguaje (Foucault, 2002: 117).
26
Destacamos acá que el antropólogo como investigador de los terremotos
históricos no sólo trata describir simplemente el evento en estudio, de manera
novelada, narrativa o anecdótica. Por el contrario, el enfoque antropológico en esta
temática consiste en interrogar la información pertinente y preguntarse sobre las
consecuencias que un terremoto pueda tener en la sociedad afectada. Se trata de
elaborar una reflexión crítica hacia los hechos sociales: ¿Por qué estos ocurrieron así
y no de otro modo? ¿Qué ocurriría bajo diferentes condiciones históricas? y si un
sismo semejante volviese a ocurrir hoy ¿Cuáles serían los efectos y las consecuencias
para la sociedad?
27
de manera tal, que el valor “originario”, no es reflejado inmediatamente sino a
posteriori; por el factor que en un principio le fue atribuido (Véase Lévi-Strauss,
1968). A partir de esto, nosotros proponemos la aplicación de lo que Foucault
denomina como trasversalización de la información, para resaltar la importancia del
antropólogo para cruzar datos sobre hechos históricos poco claros o poco
documentados, como lo son algunos terremotos del pasado.
Por otra parte, los datos escritos no son la única fuente de información para los
terremotos históricos, también existen la iconografía, las obras de arte, los exvotos, el
registro arqueológico, las ruinas de los edificios, etc. Esto es particularmente cierto en
el caso del estudio socio-histórico que no está buscando parámetros básicos sino
interpretaciones sociales.
28
magnitudes es en el año de 1812; así mismo, debemos advertir que por razones de
logística que no logramos solventar, resultó imposible acceder a los archivos
ubicados en el centro occidente del país.
Aunque entendemos a los terremotos como hechos brutos (Searle; 1997: 1); es
decir, como fenómenos que no dependen de la acción social para hacer presencia e
irrumpir en el contexto social, no pretendemos simplificar o minimizar los resultados
de la acción de éstos, más cuando afectan a la sociedad, ya que las sociedades no se
encuentran en un estado de reposo antes, durante y después del evento sísmico, sino
que por el contrario, según sus acciones y percepciones frente a los terremotos, las
sociedades son constructores activos del riesgo sísmico, definiendo este último como
el nivel de daños que puede ocasionar un posible sismo.
…la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera causal
acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales;
la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos
fenómenos de manera inteligible, es decir, densa (Geertz, 2006: 27).
29
Siguiendo a Geertz, debemos señalar que los efectos de los terremotos están
mediados por la cultura. Esta afirmación resulta más precisa si la examinamos desde
la definición de cultura propuesta por François Houtart quien la caracteriza:
30
El estudio de caso tiene unas características que lo hacen adecuado para nuestra
investigación, por ejemplo es: cualitativo; descriptivo, heurístico e interpretativo; esto
nos permitió desarrollar un trabajo terremoto y sus consecuencias como un hecho
social analítico y no simplemente descriptivo. Del mismo modo, a lo largo de esta
investigación, pudimos comprobar que el estudio de caso es un método muy
adecuado para abordar los terremotos desde una perspectiva socio-histórica. De
hecho, su aplicación dio excelentes resultados en el análisis de los sismos de 1812,
1900 y 1950, los cuales expondremos en el apartado correspondiente a los
antecedentes.
31
importancia geopolítica de las poblaciones afectadas, la densidad demográfica y la
situación geográfica, definen si se produce o no información y si esta se conserva o
no.
32
producido alguna información respecto a este evento?, ¿quién lo habrá
registrado?, ¿por qué medios?, con qué intención?, ¿existirá todavía esa
documentación?, ¿habrá resistido el paso del tiempo, las guerras, otros desastres,
reubicaciones del archivos, reorganización de los fondos documentales u otros
avatares?, ¿será posible acceder a estos documentos?. En el caso de sismos
particularmente enigmáticos se abre un nuevo dilema, pues ante la falta de
información aparecen nuevas preguntas: ¿habrá ocurrido este evento?, ¿por qué
callan las fuentes históricas? , ¿Acaso fue un evento tan pequeño que no mereció
relato alguno o quizás los documentos que los describían desaparecieron?
33
logramos reunir muy pocos documentos al respecto. Por ejemplo, en el año de 1801,
por motivos desconocidos, se incendió el archivo de la iglesia parroquial de la ciudad
de Barquisimeto. Sin embargo, una carta enviada a la ciudad de Caracas, insinúa que
el incendio fue provocado porque no era conveniente que se ventilasen los fraudes
hechos por los vicarios en cuanto a la fábrica y reedificación de dicha iglesia, así
como los montos aportados por los feligreses para dichas reparaciones (del vicario de
Barquisimeto en Carta al Capitán General de la provincia de Venezuela 16 de
Octubre de 1801, En: AGN, Iglesias, Tomo IV, s/f).
34
para crear apropiación social del conocimiento de la historia de los sismos y esa
apropiación es vital para poder avanzar en la reducción del riesgo:
35
terremotos y poder extraer de esta experiencia qué puede aportar la
antropología al estudio de nuestros terremotos.
36
CAPITULO 2
PERSPECTIVAS TEÓRICAS EN EL ESTUDIO DE LOS TERREMOTOS
37
fenómenos geológicos, mientras que desde las ciencias sociales y la historia, se
abordan las consecuencias sociales y culturales de los terremotos. Cabe aquí referir la
reflexión de Altez respecto a la desconexión entre ciencias naturales y las ciencias
sociales cuando emplean “recursos metodológicos específicos y excluyentes para la
interpretación de los fenómenos naturales cuando estos se presentan interactuando
con la sociedad” (Altez, 2006: 43).
38
…definir de la manera más cercana al evento producido, los parámetros que han
influido en el mismo, la fecha, hora epicentro e intensidad, en función de
noticias en documentos de variada naturaleza y con el mayor acopio de
evidencias, siempre limitado por el testimonio escrito. Normalmente, tal
situación ha conducido a dar respuestas técnicas en formas de hojas
cartográficas en las cuales se interpretan niveles de daño similar (Rodríguez y
Audemard; 2003: 48-9)
Desde mediados del siglo pasado las ciencias naturales han hecho
levantamientos de información referente a terremotos históricos, con el fin de crear
catálogos sísmicos y ampliar las compilaciones y la distribución geoespacial de los
sismos en el territorio venezolano. De tal manera es acertado señalar que “ese estudio
histórico de los sismos que ha sido llamado sismicidad histórica, es una herramienta
que surge de las necesidades de conocimiento particular que posee la sismología”
(Altez, 2006: 20). De tal suerte, la sismología histórica ha debido incorporarse,
aunque con ciertas resistencias, a las prácticas de la interdisciplinariedad:
39
organización de esta data documental ha permitido realizar numerosos análisis de
terremotos históricos con el objetivo de asignar parámetros básicos.
40
(1998, 2001) y Choy et al., (2003) analizan el destructor terremoto que arruinó la
antigua ciudad de El Tocuyo, el 3 de agosto de 1950, examinando las implicaciones
tectónicas del evento, discutiendo una posible ubicación epicentral y asignando una
magnitud a este terremoto.
41
Para efectos de las investigaciones en sismología histórica venezolana, el
sismo de 1736, representa entonces un enigma apenas por descubrir, pues las breves y
escasas referencias existentes al respecto, y sus consecuencias no estudiadas hacen
pertinente un estudio antropológico a desentrañar debido a que es importante en el
sentido de darle una ubicación en el sentido más amplio de la interpretación de las
consecuencias del terremoto como móvil de diversos fenómenos sociales.
42
sido atendidos desde tres enfoques fundamentales, a saber: a) desde el estudio del
comportamiento y la organización social en un contexto de desastre, b) desde la
perspectiva que considera a los desastres como procesos socio-históricos y
catalizadores del cambio social y c) desde una perspectiva que combina la economía
política y los estudios medioambientales, enfatizando tanto en las adaptaciones
exitosas ante las amenazas, como en el incremento de la vulnerabilidad social
producido por el desarrollo y la modernización. El autor destaca la idoneidad de la
antropología para tratar esta temática:
43
A los señalamientos de Oliver-Smith, la antropóloga Marisa López (1999)
añade la perspectiva histórica-arqueológica, afirmando que los estudios realizados
bajo este enfoque proporcionan valiosa información respecto a las condiciones
históricas existentes en una sociedad al momento de producirse un fenómeno natural
destructor, lo que permite precisar e interpretar las características del evento en
cuestión y el impacto del mismo:
44
El estudio histórico de los desastres constituye, de alguna manera el hilo
conductor a lo largo del cual se pueden construir historias locales, regionales y
nacionales. El registro sistemático de qué, cuándo y cómo ocurrió determinado
desastre permite identificar lapsos críticos y, muchas veces, detectar sucesos
desconocidos, así como los procesos que desataron, cuyo estudio puede mostrar
nuevos derroteros para la ciencia… permite tener un mejor conocimiento de
nuestra realidad, así como crear conciencia de que se trata de fenómenos que han
estado presentes desde tiempos inmemoriales y que han tenido que ser
enfrentados por diversos tipos de sociedad a lo largo de su evolución. El estudio
de los desastres que se fueron gestando en lapsos que pueden cubrir varios siglos
permite documentar y enriquecer el conocimiento de las etapas previas a las
conocidas ‘instrumentales’ (García Acosta, Pérez Zevallos y Molina del Villar,
2003: 24).
Para el caso venezolano, los eventos sísmicos que han sido atendidos desde una
perspectiva estrictamente socio-histórica son los terremotos del 26 de marzo de 1812
(Altez, 2006; Cunill Graü, 2012), el terremoto de El Tocuyo del 3 de agosto de 1950
(Véase García Yépez, 1994 y Leal Guzmán, 2008 y Leal Guzmán y Rodríguez, 2014)
y el terremoto del 29 de octubre de 1900 (Leal Guzmán, 2013; Leal Guzmán,
Audemard y Rodríguez, 2014; Leal Guzmán, Rodríguez y Audemard, 2014). Así, el
sismo de Cumaná del 17 de enero de 1929 ha sido objeto de una minuciosa
investigación histórica cuyos productos principales han sido una compilación
documental que arroja luz sobre diversos aspectos sociales de dicho terremoto
(Rodríguez y Chacín, 1996) y un breve pero muy interesante trabajo sobre lo que
podemos considerar el primer film venezolano sobre un evento sísmico nacional
(Rodríguez, 1999).
45
En cualquier forma cultural, se produce una dinámica interna que corresponde a
los contenidos esenciales del grupo social; dicha dinámica es afectada de forma
abrupta y externa en caso del evento sísmico, y se distingue por su singularidad. A
nuestro modo, no se pueden comparar en términos socio-históricos los terremotos del
pasado debido a que cada uno contiene sus propios matices y significados. Dichos
valores en caso de un evento natural son simbólicos, imperceptibles simbólico,
imperceptible a lo que el contrato social establece como modo de vida, la
cotidianidad. Esta manera de aprehender los elementos culturales y del imaginario
son muy divergentes y cada grupo produce una respuesta según el modo de la
estructura social que la compone.
46
Documentado e Ilustrado (Altez y Rodríguez, 2009), primer catálogo sísmico
venezolano que incluye registros fotográficos que dan cuenta de la perturbación
social producida por los más importantes terremotos de nuestro siglo XX (Véanse
Altez et al., 2007: 22 y Rodríguez y Leal Guzman, 2013: 307-309). La premisa
específicamente socio-histórica que guió la elaboración de ambos trabajos es
comentada por Altez et al.:
…el criterio de inclusión de los sismos ha sido el de contar con el debido respaldo
documental… De manera que los registros instrumentales, independientemente de
su fidelidad, no necesariamente van de la mano del impacto social e histórico con
el que cuenta un temblor “sentido” entre los seres humanos. Los instrumentos, en
su aguda precisión, detectan movimientos generalmente imperceptibles, lo cual
no siempre va acompañado de respuestas públicas al respecto. De allí que, en
consecuencia, este catálogo ha recogido a los temblores que dan cuenta de la
historia social de los sismos y no de su historia natural (Altez et al., 2007: 21).
47
En el año 2004, Altez, Rodríguez y Urbani proponen en su “Historia del
pensamiento sismológico en Venezuela…Una mirada inquieta” una introducción a la
evolución de los estudios de sismología en Venezuela, trabajo que evidencia el
desarrollo de los estudios sismológicos en el país. En un breve texto, Amodio (2005)
hace una introducción al estudio de los sismos de pasado y propone una perspectiva
metodológica para el abordaje de los desastres. En su enfoque señala que este tipo de
estudio son de gran complejidad debido a que las respuestas sociales son distintas
antes, durante y después de un terremoto, una vaguada, una tormenta, etc. Asimismo
abarca varios momentos de una investigación a macro escala ya que involucra a
nuestro modo, una cantidad considerable y varios niveles en las formas de
recolección, interpretación y análisis de la información. Finalmente, el autor plantea
que el estudio de los terremotos históricos requiere de un grupo interdisciplinario,
para poder realizar análisis de tan amplio espectro.
48
que fueron mudadas de su asentamiento de origen a causa de condiciones insalubres,
piratas, volcanes y terremotos. El estudio de Musset abarca un rango temporal entre
los siglos XVI-XX y establece que terremotos y volcanes han sido los principales
causantes de mudanzas y abandonos de ciudades en toda la historia de Latinoamerica.
Aunque los casos venezolanos están escasamente tratados por Musset, su obra es una
referencia respecto al impacto urbano de los terremotos en toda Latinoamérica.
Pedro Cunill Graü (2012) realiza una evaluación del impacto urbano del sismo
de 1812 en Caracas; siendo este un estudio único en su tipo. Leal Guzmán y
Mastrangioli (2013) reflexionan sobre las consideraciones epistemológicas referidas
al estudio histórico de los terremotos y las estrategias didácticas para la inclusión de
la sismicidad nacional en la enseñanza de la historia. En el mismo año, ambos autores
presentan las consideraciones metodológicas para el uso de la fotografía como fuente
para el estudio de la sismicidad venezolana. El trabajo es ilustrado con ejemplos de
los sismos de 1878, 1894, 1900 y 1950.
49
lecciones urbanas en materia de reducción del riesgo y la vulnerabilidad sísmica que
se desprenden de la ocurrencia del terremoto de 1900, en un contexto urbano marcado
por el impulso modernizador de Guzmán Blanco y por las transformaciones
arquitectónicas y urbanas que se gestaban en Venezuela desde finales del siglo XIX.
50
Así mismo, hay que considerar que la resolución de la crisis ocasionada por los
sismos destructores podía tardar años en resolverse y esto generaba más
documentación. Ejemplos de esto se puede observar en los casos de los terremotos de
1610, 1641 y 1674, tal como los han informado los investigadores que se han
dedicado a documentar estos sismos en el marco de los proyectos de sismología
histórica adelantados por Funvisis.
51
Entonces, el riesgo es una variable con componente social, cosa que no encontramos
en la amenaza sísmica que es una variable totalmente fuera del control de la sociedad.
Martín Ríos y Murgida señalan lo siguiente:
Desde una perspectiva social, los riesgos son considerados construcciones socio-
históricas basadas en la clasificación que efectúa la sociedad sobre los
acontecimientos y sus condiciones de vida, definiendo espacio-temporalmente lo
que consideran normal y seguro… La noción de riesgo se relaciona con la
probabilidad de resultados imprevistos o de consecuencias no buscadas
perjudiciales, que se derivan de decisiones/omisiones o acciones de los actores
sociales… En ocasiones esos resultados o consecuencias actualizan el grado de
riesgo existente en una sociedad a través de los desastres. El grado de riesgo
depende de la intensidad probable del peligro y los niveles de vulnerabilidad
social existente… tanto el riesgo, como su actualización, el desastre, se
presentan como producto de la coexistencia de la peligrosidad y de la
vulnerabilidad social (Martín Ríos y Murgida, 2004: 182).
52
consecuencias desastrosas desatadas por el fenómeno peligroso (Ríos y Murgida,
2004: 182. Las cursivas son nuestras).
Lo que nos comprueba que “Las sociedades no son receptores pasivos de los
excesos climáticos o geofísicos. Debemos analizar sus interrelaciones, teniendo
siempre presente el tipo específico de sociedad y de desastre en cuestión” (García
Acosta 1993: 131). Del mismo modo, es muy significativo comprender que la
construcción de la vulnerabilidad, como señala Altez, es un claro indicador de las
relaciones sociedad-naturaleza:
53
sus efectos, sino que además nuestra atención se dirigió específicamente a la
perturbación a la realidad social provocada por el sismo.
54
CAPITULO 3
ASPECTOS METODOLÓGICOS DE LA INVESTIGACIÓN
55
señalamientos de Altez, el geólogo Giovanni Peraldo explica porqué el discurso de
los documentos históricos nunca debe tomarse literalmente:
56
materiales, c) las operaciones de investigación necesarias para compilar, sistematizar
y analizar la información contenida en la documentación y d) la cualidad histórico-
narrativa de los productos finales de nuestra investigación.
57
no ser por la vulnerabilidad característica de las sociedades que conviven con los
riesgos naturales. En realidad, todo fenómeno natural existiría aún sin la presencia
de la humanidad, y jamás sería un desastre o una catástrofe si no contara con los
hombres y mujeres que les padecen y que, además, le conceptualizan como tal
(Ibid: 43).
Los fenómenos naturales no son necesariamente los agentes activos que provocan
el desastre natural. Si bien debemos conocerlos, no es en ellos que debemos
enfocar nuestro análisis, pues constituyen sólo el "detonador" de una situación
crítica preexistente. Debemos conocer y analizar las condiciones sociales,
económicas, políticas e ideológicas predominantes, existentes tanto antes como
después de presentarse el fenómeno natural que provocó el desastre. Estas
condicionantes constituyen un elemento activo y medular del análisis en los
estudios históricos para entender los efectos y respuestas a los desastres naturales
(García Acosta, 1993: 133).
Las fuentes por excelencia en las que debe basarse el trabajo histórico son
aquéllas calificadas de primarias, documentos de primera mano elaborados por
quienes vivieron el momento estudiado. Los archivos oficiales, eclesiásticos o
privados, las crónicas, los relatos, los escritos de viajeros, la comunicación
epistolar y los periódicos son, entre otras, las más reconocidas (con ciertas
sospechas de algunos con relación al material hemerográfico). Es de suponer que
tales fuentes son fidedignas y, por tanto, confiables. La experiencia en el oficio
demuestra que esto último no siempre es cierto y que, si bien y sin duda son
fuentes "primarias", para que realmente permitan reconstruir realidades pasadas
deben tomarse con escepticismo, deben confrontarse y correlacionarse entre ellas
mismas y analizarse con cuidado a partir de métodos adecuados y de técnicas que
58
permitan ubicar los datos en el contexto al cual pertenecen (García Acosta, 1996:
12).
59
3.3 La investigación en fuentes
60
paso a la noción del desastre como proceso; es decir, la interpretación del desastre
como el producto de factores ambientales, económicos, políticos y socio-culturales
que dan lugar a la formación de una coyuntura desastrosa (García Acosta, 1996). Esta
diferencia epistemológica entre desastre como coyuntura y desastre como proceso ha
sido uno de los principales aportes de las ciencias sociales al estudio de los
fenómenos naturales adversos y su interacción con la sociedad (Véase García Acosta,
2004 y Altez, 2000 y 2006). Esta diferenciación entre coyuntura y proceso también
implica que el énfasis de la investigación se traslada de las características propias del
fenómeno natural a las características del contexto histórico y social y a las
consecuencias sobre la sociedad.
Las unidades de análisis básicas para el estudio de caso del terremoto de 1736
son: terremoto; sociedad y cultura que es donde centraremos nuestra atención debido
a la complejidad de los terremotos, y que es precisamente la justificación de nuestra
inmersión en esta temática. Debemos considerar que los sismos son fenómenos
geológicos por definición, pero sus consecuencias siempre son políticas; económicas;
urbanas; sociales y culturales. Por otra parte, los efectos de un terremoto están
definidos tanto por sus características intrínsecas, como por las características del
contexto históricos donde ocurren (Altez, 2006).
61
La vinculación lógica de los datos a las proposiciones en este caso se refiere a
nuestras intenciones de elaborar un análisis socio-histórico del terremoto de 1736,
basándonos en fuentes primarias cuya información es de naturaleza descriptiva y
cualitativa.
Respecto a las fuentes secundarias, en nuestro caso historiografía, son las que
nos permitirán contextualizar el terremoto. Para el caso específico del sismo de 1736,
la búsqueda de fuentes primarias era el punto de partida de la investigación, pero esta
resultó ser una tarea larga y con unos resultados, en algunos casos, sin relación con la
dedicación aplicada. No obstante, hemos logrado aclarar el panorama en lo que se
refiere al terremoto de 1736.
62
En principio se realizó la revisión de catálogos sísmicos y bibliografía para
verificar la ocurrencia del evento y la existencia de posibles referencias en fuentes
secundarias. Así mismo se elaboró un listado de posibles lugares afectados por el
sismo de 1736, lo que implicó investigar cuáles poblados ya existían y contaban con
un asentamiento y número de pobladores importante para 1736, en el centro occidente
de Venezuela. Podemos considerar que el documentar terremotos históricos es una
labor que requiere constancia:
…la historia de los sismos que han sacudido el territorio venezolano se encuentra
dispersa en miles de escritos que van desde novelas hasta discursos políticos, pasando
por diarios, revistas, informes eclesiásticos y de gobierno, y cualquier otro formato
elaborado usando papel (…). Para estudiar un sismo histórico era necesario emprender
el interesante trabajo de armar un gran rompecabezas muy particular: las piezas que
pueden ser miles, no están juntas dentro de una caja de madera ni vienen acompañadas
por una imagen de referencia… cada pieza es tallada por un artesano diferente, que la
moldea casi a su antojo de acuerdo con su percepción particular del hecho ocurrido y,
en muchos casos, con el juicio nublado por prejuicios, dogmas, creencias e intereses
particulares, de tal forma que no encajan fácilmente unas con otras y entonces no basta
con reunirlas, sino que es necesario interpretarlas en el contexto de su autor antes de
armar figura alguna (Laffaille, 2004: 17).
A partir de nuestra experiencia en torno a esta materia, son varios los parámetros
condicionantes de la calidad de la información y/o la precisión de las
interpretaciones que en materia de sismicidad histórica se han llevado en nuestro
país, en tópicos que desarrollaremos en los puntos subsiguientes y que podemos
considerar básicos, a saber: a) La importancia geopolítica y económica del área
afectada, b) El aislamiento poblacional, c) La complejidad del contexto
tectónico, d) La ubicación del epicentro en zonas despobladas y/o costa afuera,
63
e) Magnificación de daños por efectos de sitio y/o inducidos, f) Preservación de
las fuentes de información primaria y secundaria y su acceso, g) Exageraciones
o datos falsos en la descripción de los hechos, h) Condiciones especiales
"simultáneas" al evento sísmico y i) Errores en la cronología de ocurrencia
(Rodríguez y Audemard, 2003: 49).
64
En segundo lugar, se hizo un estudio preliminar de la información que contiene
cada archivo en la ciudad de Caracas que pudiera tener información referida a los
terremotos, la iglesia, la sociedad y sucesos históricos del siglo XVIII. También,
siguiendo las advertencias metodológicas de Altez (2000), consideramos las
características de estos archivos en cuanto a condiciones de acceso, organización de
los fondos documentales y atención a los investigadores. En este sentido, tomamos en
cuenta lo mucho que se diferencian los archivos públicos de los privados, y también
los archivos civiles, los eclesiásticos y los militares (Véase Briceño Perozo, 1997:
205 y Troconis de Veracoechea, 2000: 577-582). Ya que “la organización y
utilización de estos repositorios documentales son la base fundamental de la
verdadera investigación histórica” (Troconis de Veracoechea, 2000: 577), conocer las
características de los archivos a visitar resulta clave para planificar una búsqueda
sistemática de documentación histórica.
65
de búsqueda interpretativa, así como en las tácticas de búsqueda (Altez 2000:
465-467)
Otro punto a tener en cuenta se nos hizo evidente ante los traspiés que sufrieron
nuestra investigación y nuestro ánimo y es este: ¿quién y cómo decidió que los
terremotos y otros fenómenos naturales no son del todo historiables?, acaso esta
cuestión planteada por Altez explique los silencios de las fuentes históricas sobre los
sismos, acaso en este punto sobre eventos historiables y no historiables radique buena
parte de la dificultad de localizar y extraer la información sobre aquellos. Si bien no
nos extenderemos sobre este punto si deseamos llamar la atención sobre cómo los
procesos de producción y circulación de la información sobre nuestros terremotos,
limitan nuestras posibilidades de conocer la sismicidad venezolana.
Luego está la cuestión técnica de los archivos. Como señalan Leal Guzmán y
Hernández (2009), en Venezuela, son contados los archivos que cuentan con las
condiciones adecuadas para los investigadores; es decir, cuyos fondos documentales
están debidamente catalogados y en un estado de conservación aceptable, además de
disponer de personal capacitado para asistir a los investigadores. En su libro Las luces
del gomecismo (1997), la historiadora Yolanda Segnini reseña las dificultades más
recurrentes que los investigadores debemos enfrentar en archivos:
A pesar de los serios esfuerzos de algunas personas… por hacer de nuestro acervo
documental una fuente asequible a los estudiosos, el trabajo tropezaba a cada
instante con la ‘conspiración contra la investigación’… El primer enemigo fue el
propio fichero, el cual estaba incompleto, mutilado y carente de los datos
imprescindibles para la identificación completa y expedita del material. El
segundo adversario en este escenario podía aparecer una vez localizada la ficha
que nos interesaba; éste se encontraba en los archivos y es el que nos decía que
‘ese material no está disponible’. Si vencíamos los dos primeros y nos llegaba a la
sala de consulta el material solicitado, el tercer contrincante podía hacer acto de
presencia al señalarnos las páginas recortadas o rayadas por ese otro gran
conspirador que es la inconsciencia del propio usuario. Y si resultábamos
vencedores en estas escaramuzas, todavía nos quedaba una batalla por librar: la de
66
la costosa reproducción del material, al encontrarnos con que ‘ese material no se
puede fotocopiar’ o aquel ‘hoy no funciona la máquina’ (Segnini, 1997: 53).
Si bien es cierto que actualmente, las cámaras digitales solventan los problemas
de extracción de la documentación, siempre debemos estar preparados para aquellos
archivos cuyas restricciones de acceso apenas dejan al investigador la opción de
copiar la información a mano. En nuestro caso, los problemas durante la
investigación fueron, principalmente, los vacíos de información respecto al terremoto
de 1736, y otras dificultades menos académicas y más estratégicas referidas a la
imposibilidad de visitar los repositorios ubicados en la región occidental.
67
de las secciones que pudiesen contener información relativa al evento sísmico de
1736. En el AAC, los documentos se encuentran, en su mayoría, encuadernados en
legajos, tomos o carpetas sin índices específicos, situación que dificulta la consulta.
En varias ocasiones, estas circunstancias significaron que debíamos leer todos los
documentos del legajo, tomo o carpeta, hasta encontrar alguno de nuestro interés.
68
Así mismo, fue consultado vía internet el Archivo General de Indias (AGI) en
España; que también cuenta con una cantidad importarte de documentos relativos a la
provincia de Venezuela. Lamentablemente, esta búsqueda en medios digitales no
menos larga y fatigosa, no arrojó ningún resultado positivo para nuestra
investigación. En ésta primera fase de la búsqueda los documentos consultados y con
referencia al terremoto fueron fotografiados con una cámara digital y se mantuvo un
diario de las visitas a los archivos con la información relativa a cada fotografía y de
que trata el documento, detallando de forma breve el contenido de cada fotografía. Al
concluir la primera fase, procedimos a elaborar la lista de las técnicas de
procesamiento de la información que fue realizado en dos etapas:
69
personas afectadas por el evento sísmico?; ¿cuáles fueron los daños que se registraron
y que consecuencias a mediano y largo plazo se registran a partir del terremoto?
70
CAPITULO 4
EL TERREMOTO DE 1736
71
Plano 1. Detalle del Mapa de las jurisdicciones del centro occidente de Venezuela,
probablemente hacia 1785.
Fuente:Altez, 2012: 70. Modificado por la autora
72
Los pueblos antes mencionados eran los de mayor concentración de almas
según refieren los documentos; es decir, son los que mayor cantidad de habitantes
tenían (Mariano Martí, Carora, 21 de mayo de 1776, En: ACC, Episcopales, Carpeta
26, s/f.). Además son los pueblos a los que refiere buena parte de la documentación
como los que resultaron afectados por el terremoto de 1736, a excepción del pueblo
denominado Agua de culebras. Así mismo, las poblaciones de Guanare, Siquisique y
Rio del Tocuio de Carora, y los Humocaro pertenecían a la provincia de Caracas en el
año de 1776; pero no desprenden información relevante para nuestro estudio de caso.
De esta manera; se observará que en el desarrollo de esta investigación se hará
referencia sólo a los lugares afectados directamente por el sismo de 1736. En el
Archivo Arquidiosesano de Caracas (AAC) reposan algunos documentos escritos por
el escribano del Obispo Mariano Martí en su visita pastoral en el año de 1777; donde
se describe:
Del pueblo de Humocaro Bajo salimos el viernes 11 de Febrero de 1777 las seis
de la mañana, y camino en la quebrada de Porras sitio de la Peña: Continuamos
hasta los letreros en que se acaba la jurisdicción del Tocuyo y entra en la de
Trujillo; y llegamos a las cinco de la tarde al parque que llaman agua de obispos
perteneciente del alférez Real Don Sancho Briseño: allí hicimos noche en una
hora, y salimos a las siete de la mañana el sábado 15 y llegamos al Pueblo de
San Juan Baptista de Carache a las dos de la tarde: Su cura el Bachiller Don José
Pérez Caroreño y alférez con 3 naves hasta agua de obispos ocho a diez leguas, y
de allí a Carache seis, todo este camino es malísimo y fragoso con cuestas,
voladeros, montañas, y dos cerros llamados Naris (Mariano Martí, Visita a
Humocaro Bajo, Humocaro Bajo, 11 de febrero de 1777, En: AAC, Sección
episcopales; Carpeta 29; s/f)
Cabe acotar que el cura de Santa Rosa del Cerrito, población que se encuentra a
unas 15 leguas de la ciudad de Barquisimeto, describía ciertos problemas de límites
espaciales por tanto expone los del curato que rige en carta al obispo de Caracas
fechada en el año de 1779:
Don Sebastián Bernal cura doctrinero del pueblo de Santa del Cerrito de esta
jurisdicción; puesto a los pies de Vuestra Ilustrísima con el mayor, rendimiento y
73
veneración que debe dice que: el curato de esta ciudad, y el de el pueblo que: el
curato de esta Ciudad, y el de el pueblo de Santa Rosa. Han estado confundidos
en sus verdaderos feligreses, y territorio: porque no estaban asignados los limites,
y pertenencias, de dicho pueblo de Santa Rosa; de donde resulto que los
habitantes en los sitios de las ciudades; la Sabana; Cabudare; Montaña; Inayal;
Carauya; Chorobobo; Jaque; y Paraparas de esta jurisdicción reconocían a la
parroquia que querían, y gustaban, acudiendo unos a la de esta ciudad, y otros a la
de Santa Rosa, y que en la visita pasada el Doctor Don Phelipe de Prado
distinguió dicha feligresía señalando por linderos a este pueblo de mi cargo; por
el naciente, el camino que llaman de la Bendita a el sitio de el inayal y de allí
corriendo a vista de la casa de Juan Francisco Salsedo hacia el norte hasta salir a
el camino real que sale de esta ciudad para los llanos, y discurriendo por el mismo
camino hacia el poniente. Hasta salir a el Rio Turbio, y punta de Samurubana en
donde se concluyeron dichos linderos y estando perjudicado el Cura de Santa
Rosa (Sebastian Bernal a Mariano Martí sobre las delimitaciones del pueblo de
Santa Rosa del Cerrito, Santa Rosa del Cerrito, 20 de mayo de 1779, En: AAC,
Parroquias, Carpeta, 167, s/f.).
74
fruto, además reseña la producción de tabaco, que tasa entre 1.000 a 1.800 arrobas
anuales y las actividades menos significativas de la siembra del algodón y de la
ganadería (Olavarriaga, [(1721)-1981]: 69-81). Cerca de medio siglo más tarde,
Cisneros también registró los mismos signos de prosperidad:
Su temperamento es cálido y seco; pero apacible, sopla lo mas del año blandamente el
Nordeste; es muy sano el terreno; las aguas son regulares, y abundantes... facilita a sus
habitantes tener todas sus vegas cultivadas de Haciendas de cacao, y trapiches de caña,
con muchas labores de tabaco, que son los frutos, que produce su terreno; también
tiene mucho ganado menor, y los carneros son regalados (Cisneros, [(1764)-1981]:
156-157).
75
terremotos que lanzaban a las ciudades afectadas a una larga y penosa recuperación,
circunstancias que se presentaron para los siguientes casos, por poner algunos
ejemplos: el sismo de 1641 en Caracas (Dorta, 1967: 47-59) y los terremotos de 1673
y 1674 que afectaron las ciudades de Mérida, Trujillo y Gibraltar, provocando aludes
de barro que cubrieron y arrasaron las arboledas de cacao ubicadas en Gibraltar. Estos
terremotos, combinados con epidemias y ataques de piratas, fueron uno de los
factores importantes en el declive económico de la región sur del lago de Maracaibo
(Ramírez Méndez, 2010).
Otro ejemplo clásico del impacto económico y político de los sismos son los
eventos de 1812 que, esta vez en combinación con las maniobras bélicas de la guerra
de independencia, ocasionaron gran destrucción en Barquisimeto, San Felipe,
Caracas, La Guaira y Mérida, a la cual siguió un difícil proceso de recuperación y un
largo periodo de retroceso en la evolución urbana de estas ciudades (Altez, 2006;
Cunill Graü, 2012).
Ciertamente, sin más datos comprobables de los efectos del terremoto de 1736 y
sin mayor información respecto al proceso de reconstrucción y rehabilitación urbana,
resulta comprometido sacar conclusiones al respecto. No obstante, considerando que
76
la prosperidad de la región queda bien establecida en los antecedentes citados,
podemos suponer que el sismo de 1736 aparece, por una parte, en un contexto
económicamente estable y floreciente, y luego que el evento no afectó las fuentes de
riqueza de la región. Si nos guiamos por las descripciones de Ferrer y de Cisneros,
podemos señalar que estas circunstancias favorecieron una rápida recuperación de los
daños que haya podido ocasionar el sismo de 1736. Estas mismas descripciones nos
permiten suponer, cuando menos, que la estructura urbana de Barquisimeto no fue
gravemente afectada por el sismo.
…se declara que a ocho leguas de esta ciudad, en la sierra que está al naciente del sol,
hay un volcán grande que tiene tres bocas, por la cuales siempre humea y lo que
despide huele a azufre… Y cuando se mudan los tiempos, brama que se oye. En esta
ciudad, y algunas veces después de aquellos bramidos vienen grandes temblores de
tierra que escandalizan así a los españoles como a los naturales. Y a siete leguas de
este volcán, por la misma derechura, por cima del valle de Quíbor, a otras siete leguas
de este pueblo, había otro volcán más pequeño que humeaba y echaba ceniza, la cual se
ha cegado porque no humea como solía, de cuatro años a esta parte y se conoció
muchos años de humear (Anónimo, [(1578)-1964]: 153. Las cursivas son nuestras).
77
siglo XVIII registrado es el temblor que afecta la población de Carorita, en el actual
estado Lara en mayo de 1772, deteriorando su iglesia (Grases, Altez y Lugo, 1999:
94).
El silencio de las fuentes persiste hasta el siglo XIX, centuria que no sólo
parece ser algo más movida sísmicamente, sino que además representa un contexto de
producción y circulación de información más activo que el de los siglos precedentes.
El siglo XIX se abre sísmicamente con los terremotos de 1812, que ocasionan
gravísimos daños en Barquisimeto y San Felipe El Fuerte, ciudad que fue mudada a
otro asentamiento, a raíz de dichos eventos; a partir de ese momento, el registro
sísmico de la región se nutre con la evidencia de los temblores ocurridos en los años
(Véase Grases, Altez y Lugo, 1999).
78
Carora, El Tocuyo, Quíbor y Sanare y también en San Felipe, en el estado Yaracuy
(Leal Guzmán, Audemard y Rodríguez, 2014).
Fecha Características
1578 Registro de temblores ocurridos en El Tocuyo y Quíbor
en fechas cercanas a la escritura de la redacción. No
aparecen fechas exactas.
16-ene-1674 Deterioradas dos iglesias y algunas casas. Sin víctimas.
1736 Registrado en Barquisimeto, Santa Rosa, Guama y
Cocorote.
1772, mayo Carorita, daños en la iglesia.
26-mar-1812 Gran destrucción en Barquisimeto y San Felipe
1822 Temblor en Barquisimeto
1832 Temblor en Aroa
15 y 18-nov-1865 Temblor en Carora
10-dic-1865 Temblor en Carora
6-mar-1866 Temblor en Carora
2-mar-1867 Temblor en Carora
30-abr-1867 Temblor en El Tocuyo
24-jul-1867 Temblor en El Tocuyo
10-nov-1867 Temblor en Barquisimeto
26-jun-1870 22 temblores en El Tocuyo uno desastroso. 30 casas
caídas, dos o tres muertos y muchos heridos. Sentido
fuerte en Quíbor y Barquisimeto
27-jun-1870 Tres temblores en El Tocuyo
1-jul-1870 Temblor acompañado de viento huracanado El Tocuyo
9-jul-1870 Temblor acompañado de viento huracanado El Tocuyo
11-jul-1870 Temblor El Tocuyo
14-jul-1870 Temblor El Tocuyo
16-jul-1870 Temblor El Tocuyo
22-jul-1870 Dos temblores El Tocuyo
79
27-jul-1870 Temblor El Tocuyo
01-ago-1870 Temblor de trepidación. Sentido en El Tocuyo y pueblos
vecinos
02-ago-1870 Fuerte temblor El Tocuyo
07-ago-1870 Temblor de trepidación El Tocuyo
11-sep-1870 Temblor de trepidación El Tocuyo
11-sep-1870 Temblor de trepidación El Tocuyo
17-sep -1870 Temblor de trepidación El Tocuyo
28-oct-1870 Temblor de trepidación El Tocuyo
6-dic-1870 Temblor en El Tocuyo
6-dic-1870 Temblor en El Tocuyo
7-dic-1870 Temblor en El Tocuyo
8-dic-1870 Temblor en El Tocuyo
6-may-1881 Fortísimo temblor. Sentido El Tocuyo y pueblos vecinos.
29-sept-1886 Temblor sentido en Nirgua y El Tocuyo
13-dic-1886 Temblor sentido en Trujillo, Mérida y varias poblaciones
de Lara
2-mar-1887 Temblor en Carora
30-abr-1887 Fuerte temblor en El Tocuyo
02-jul-1887 Fuerte temblor. Sentido en El Tocuyo y pueblos vecinos.
24-jul-1887 Temblor en El Tocuyo
28-may-1889 Temblor en Quíbor y Guanare
30-nov-1889 Temblor en Quíbor
14-nov-1891 Temblor en Barquisimeto
12-mar-1892 Temblor en Barquisimeto
12-abr-1892 Temblor en El Tocuyo
28-abr-1894 Gran Terremoto de los Andes. Deteriorados todos los
templos de la ciudad de El Tocuyo. La mayor parte de las
casas sumamente averiadas. No se registraron víctimas.
Sentido también en Quíbor.
4-nov-1894 Temblor en Barquisimeto y Carora.
9-nov-1894 Temblor en Carora
14-jul-1899 Temblor en Barquisimeto
29-oct-1900 Sismo de San Narciso. Sentido sin daños en Baragua,
Barquisimeto, Cabudare, Carora, El Tocuyo, Quíbor y
Sanare y también en San Felipe, en el estado Yaracuy.
17 al 24-ene-1902 Temblores sentidos en Carora
9-abr-1902 Temblor en Carora
14-nov-1905 Fuerte temblor en El Tocuyo
24-ene-1906 Temblor en Sanare
19-sept-1906 Temblor en Guama, El Tocuyo y Barquisimeto
80
1-may-1913 Temblor en Aroa y Barquisimeto
5-jul-1913 Temblor en Duaca
25 y 26-oct-1916 Temblores en Barquisimeto
13-ago-1917 Ligero temblor sentido en El Tocuyo.
29-may-1919 Temblor en Eneal, edo. Lara
9-ene-1920 Temblor en Cabudare
13-nov-1921 Temblor en Carora y Guanare
7-oct-1923 Temblor en Duaca
22-nov-1923 Temblor en Quíbor
31-jul-1926 Fuerte temblor sentido en Quíbor, Carora y El Tocuyo.
2-ago-1927 Fuerte temblor sentido en Curarigua, Arenales, San
Pedro, Río Tocuyo, San Francisco, Areque, Muñoz,
Barquisimeto y El Tocuyo.
9-feb-1928 Temblor en Curarigua
17-jul-1928 Fuerte temblor sentido en El Tocuyo.
19-nov-1928 Ligero temblor. Ruidos subterráneos en El Tocuyo,
Humocaro Alto y otros lugares.
16-mar-1929 Temblor sentido en Río Claro, Barquisimeto, Cabudare y
Duaca.
11-jun-1930 Fuerte temblor en Aroa, Quíbor y Duaca
16-jul-1930 Fuerte temblor en Sanare, sentido también en El Tocuyo
18-jul-1930 Temblor en Quíbor, Sanare y El Tocuyo.
01-may-1931 Temblor de cierta duración en Quíbor. Se repitió a las
7:20 p.m. No se registraron víctimas ni daños.-
06-jun-1931 Fuerte temblor en Quíbor, El Tocuyo, los Humocaros,
Trujillo y otros lugares.
7-jun-1931 Fuerte temblor en Trujillo, sentido también en Quíbor.
8 al 27-jul-1931 8 fuertes temblores en Carora y lugares vecinos, en
diferentes días y horas. Gran alarma en la población
31-jul-1931 Fuerte temblor en Baragua
4-ago-1931 Fuerte temblor en Carora
10-may-1931 Temblor sentido en Carora, Cabudare, Río Claro, Trujillo,
Carache y Pampán. Sin daños ni víctimas.
7-jun-1932 Temblor en Quíbor
10-ago-1932 Fuerte temblor en Carora y otros pueblos vecinos
31-oct-1932 Fuerte temblor en El Tocuyo. Sentido en Humocaro Bajo
y otros pueblos vecinos.
17-nov-1932 Temblor en El Tocuyo, Quíbor, Sanare.
15-dic-1932 Temblor en Siquisique
27-feb-1933 Fuertes temblores en Eneal
7 al 18-mar-1933 Temblores en Eneal
81
19-abr-1933 Temblores en Duaca.
28-ago-1933 Fuerte temblor en Carora
2-abr-1934 Temblor en Río Claro
30-ago-1934 Fuerte temblor en Carora. Hubo cuatro temblores en días
anteriores. Se sintió en Aregue, Río Tocuyo, Arenales,
Muñoz, Altagracia y Acarigua donde se sintió muy fuerte
5-mar-1935 Violentos temblores en Carora y varios lugares vecinos
22-mar-1935 Temblor en Urachiche
26-may-1935 Temblor en Carora
2-jun-1935 Temblor en San Francisco
6-jun-1935 Temblor en Curarigua
06-oct-1935 Temblor en El Tocuyo con ruido subterráneo. Sentido en
Quíbor.
08-oct-1935 Temblor en El Tocuyo con ruido subterráneo. Sentido en
Quíbor.
1939-1942 Entre 1939 y 1942, hubo en Venezuela, particularmente
en el centro occidente, más de 350 sismos leves y fuertes
que culminaron con el sismo de los Humocaro, fenómeno
registrado en 1942.
27-jun-1940 Temblor en Barquisimeto
4-sep-1940 Violentos temblores en Barquisimeto. Gran alarma en la
población
8-sep-1940 Temblores en Barquisimeto y San Felipe
09-oct-1940 Fuerte sismo con ruidos subterráneos se registra en la
población de Zanjón del Hato (entre Quibor y Tocuyo del
Estado Lara). Aparecen grandes grietas en el terreno.
7-nov-1940 Fuerte sismo en Barquisimeto y otros lugares
Julio, 1941 Fuertes temblores de tierra en Humocaro Bajo
17-mar-1942 Dos sismos en Carora
30-jul-1942 Temblor leve en Capatárida
24-ago al 2-sept-1942 Fuertes temblores en Humocaro Alto.
27-ago-1942 Temblor de tierra en Quibor, Tocuyo y fuerte en los
Humocaros
6 y 7-sept-1942 Temblores en Humocaro Alto, Humocaro Bajo y Quibor
25-nov-1942 Fuerte sismo en Carora
27-nov-1942 Temblor leve en Carora
Ene-feb de 1943 Hundimiento, agrietamiento y derrumbe en los
alrededores de Guarico, Lara.
13-mar-1943 Fuerte temblor en Quíbor y El Tocuyo
3 al 24-oct-1943 Desde el 3 al 24 de Octubre se sintieron en el Estado
Yaracuy, más de 44 sismos con ruidos subterráneos y
82
fuertes vientos. En Farriar, Palmarejo y Agua Negra
fueron muy fuertes los sismos; se agrietaron paredes de
casas. En Quíbor, del Estado Lara, se desplomó el techo
de una casa el día 13.
1-nov-1943 Fuerte sismo en Quíbor y campos vecinos. En Cubiro
situado muy cerca de las fumarolas de Sanare y San
Miguel, se sintió fortísimo este sismo. Ruidos
subterráneos en Quíbor.
4-ene-1944 Sismo en Quíbor y otros lugares del Estado Lara
08-ene-1944 Fuerte sismo en Barquisimeto. Sentido en Quíbor, Sanare,
El Tocuyo, San Miguel, etc.
8 al 25-jun-1944 Temblores en Barquisimeto y Quíbor
10-nov-1945 Sismo en Quíbor.
01-ago-1946 Fortísimo sismo en Quíbor. Sentido en Barquisimeto, El
Tocuyo, etc.
01-sep-1946 Fortísimo sismo en Quíbor. Sentido en Barquisimeto, El
Tocuyo, etc.
21-ene-1948 Temblor en Humocaro Bajo. Sentido en el Distrito Tovar,
edo. Lara.
21-abr-1948 Fuerte temblor en Siquisique
1-mar-1949 Sismo en Carora. Sentido por muchos moradores y
pueblos cercanos
27-abr-1949 Sismo algo violento en Barquisimeto; desde días
anteriores venían sintiéndose algunos sismos
acompañados de ruidos subterráneos profundos
03-ago-1950 Terremoto destructor que afectó principalmente la ciudad
de El Tocuyo y pueblos vecinos. En El Tocuyo 250 casas
colapsadas, 700 muy deterioradas. Severamente afectados
todos los templos de la ciudad. Destrucción de las
haciendas y trapiches de caña. 13 muertos solo en El
Tocuyo. Este terremoto ocasionó además severos daños
en las poblaciones de Guaríco, Anzoátegui, Humocaro
Alto, Humocaro Bajo, Cabudare y Sanare en el edo. Lara;
así como en las poblaciones de Guanare, Guaitó,
Biscucuy y Chabasquén en el estado Portuguesa, y
Escuque, Alto de Escuque, Carache y Betijoque en
Trujillo. Fue sentido en Caracas, La Victoria, Maracay,
Valencia y produjo una marejada en Puerto Cabello.
03-ago-1950 Varias réplicas sentidas en El Tocuyo.
04-ago-1950 Temblor.
04-ago-1950 Temblor.
04-ago-1950 Temblor de gran intensidad.
83
05-ago-1950 Otro sismo fuerte en El Tocuyo.
12 al 31-ago-1950 Diversas réplicas en el área afectada por el terremoto.
09 al 19-sep-1950 Fuertes temblores sentidos en Guaríco.
20-nov-1950 Intenso temblor ocasionó daños en la casa cural y en el
edificio de la Escuela Granja; esta última, no dañada por
los temblores de Agosto, sufrió agrietamientos. En el área
de Guaríco se siguen reportando temblores gasta Febrero
de 1951
23-feb-1951 Temblor en Guaríco
24-feb-1951 Fuerte temblor en Barquisimeto. Alarma general, o
mismo que en Quibor y El Tocuyo. En Guaríco se
reportan dos temblores en la madrugada
5-abr-1951 Dos fuertes temblores en El Tocuyo
25-may-1951 Fortísimo sismo sentido en Humocaro Alto. Intensidad
similar a la del 3 de agosto del año pasado. Fuerte
temblor sentido en El Tocuyo a las 7:05 p.m.; en
Barquisimeto y Quibor también. No se tienen noticias de
desgracias. Fuerte temblor en Barquisimeto y en Guaríco,
seguido de 3 de menor intensidad.
1-jul-1951 Fuerte temblor sentido
3-jul-1951 Temblor sentido en Guaríco, sin daños
31-jul-1951 Daños menores por fuerte temblor, especialmente en el
Edifico de Correos y Telégrafos. Sentido en Caracas. En
Tinaquillo, San Carlos (fuerte), El Tinaco, San Rafael de
Onoto, Acarigua, Sarare, San Felipe y otras poblaciones
del Estado Yaracuy. Casas antiguas de San Carlos
agrietadas; en algunos pueblos del Estado Lara cayeron
algunas casas
1-ago-1951 Temblor sentido en Barquisimeto
3-ago-1951 Fortísimo temblor Guaríco, no se registraron daños
9-oct-1951 Intenso temblor, sentido fuerte en Humocaro Alto y
Guaríco
25-feb-1952 Temblor en Guaríco
4-oct-1952 Fuerte temblor en esta capital, sentido menos intenso en
Guama, Chivacoa, Nirgüa, Urachiche y otras
25-jul-1953 Temblor intenso en El Tocuyo
3-ago-1953 Nuevos temblores en El Tocuyo, Cubíro, Guaríco y zonas
aledañas
10-dic-1954 Fuerte temblor de tierra en esta población y pueblos
vecinos. No hubo daños
9-sep-1956 En Nirgua y zonas adyacentes se sintió violento temblor
de tierra.
84
13-oct-1956 Fuerte temblor sin consecuencias en el estado Lara. Se
sintió en Guarico, El Tocuyo y Barquisimeto, donde fue
más leve
25-feb-1957 Intenso temblor de tierra sentido en Guaríco, sin daños.
Alarma general
21-abr-1957 Violento sismo destructor, sentido en casi toda Colombia,
afectando las cordilleras Central y Oriental. En Venezuela
hubo daños en localidades del occidente y centro
occidente del país.
6-may-1957 Breve temblor en Barquisimeto
17-jun-1957 Tres temblores sentidos en horas de la tarde
18-jun-1957 Temblores sentidos en El Tocuyo, Carora y Barquisimeto
26-jun-1957 Fuerte sismo en Barquisimeto que causó daños de
moderados a graves en los edificios de la ciudad.
18-jul-1957 San Pablo. Fuerte temblor sentido en esta población del
Estado Yaracuy
9-oct-1957 Dos leves temblores en Barquisimeto.
6-nov-1957 Fuerte temblor de tierra, sin daños. Aparentemente
también sentido en Quíbor, Sanare, Aguada Grande y
Barquisimeto
8-nov-1957 Temblores sentidos en el estado Lara
12-dic-1957 Ligero temblor en San Felipe
17 y 18-dic-1957 Temblores en Barquisimeto, Aguada Grande, El Tocuyo,
Sanare, Guaríco y Quíbor
14-ene-1958 Ligero temblor en Barquisimeto
25-sep-1958 Temblor en El Tocuyo.
12-nov-1958 Fuerte sismo sentido en las poblaciones de los estados
Barinas y Lara.
13-nov-1958 Temblor sentido en Barinas, Lara y Trujillo. La prensa
señala 7 temblores en Lara.
15 al 24-abr-1959 Intensos temblores de tierra. Sentido en Barquisimeto, El
Tocuyo y en los Distritos Morán, Urdaneta y Palavecino.
11-jun-1960 Temblor en Humocaro Bajo
20-dic-1960 Temblor en Guaríco
29-dic-1960 Sismo sentido en Sarare, Distrito Palavecino, Acarigua
(especialmente al sur). Alarma, sin daños
4-feb-1961 Temblores sentidos en El Tocuyo y pueblos vecinos
7 y 8-jul-1961 Temblores sentidos en El Tocuyo
17-jul-1961 Temblores ligeros en Lara
22-jul-1961 Temblor sentido en Aroa
25 y 26-ago-1961 Dos temblores fueron sentidos en el distrito Morán, edo.
Lara
85
13-abr-1962 Temblor de intensidad moderada en Lara
6-oct-1962 Fuerte temblor en Barquisimeto, sentido leve en Guaríco
7-oct-1962 Temblores en Humocaro Alto, Guaríco y Biscucuy
28-oct-1962 Sentido ligeramente en Guaríco y región circundante
24-ene-1964 Temblor sentido en Barquisimeto, Yaritagua, Acarigua,
Guanare, Trujillo y Boconó.
21-feb-1964 Dos temblores de poca intensidad en Barquisimeto
30-mar-1964 Dos temblores en poblaciones del Distrito Torres.
Algunas residencias sufrieron averías de poca
consideración. El Tocuyo fue de las más afectadas
16 y 17-abr-1964 Dos nuevos temblores en El Tocuyo. Se registraron daños
leves.
19-ago-1964 Ligero temblor de tierra en el estado Lara. Más fuerte en
Guaríco, Anzoátegui y Los Humocaros
6 y 7-ene-1965 Temblores sentidos en Río Tocuyo
25-ene-1965 Sismo sentido fuerte en Quíbor, Duaca, Cabudare, Los
Rastrojos, Santa Rosa y otros pueblos
23-mar-1965 Temblores sentidos en Río Tocuyo y Carora
17-jun-1965 Sismo sentido en la región de El Tocuyo
29-jun-1965 Sismo sentido sin daños materiales. Al día siguiente
tembló de nuevo, al igual que en la mañana de hoy;
sentido en Quíbor
30-jun-1965 Nuevo temblor en El Tocuyo y Quíbor
10-sep-1966 Temblor sentido en El Tocuyo
11-sep-1966 Dos temblores sentidos en el Distrito Torres, edo. Lara
6-feb-1967 Temblor. Pánico y ligeros daños en El Tocuyo. Sentido
en el Distrito Morán, Humocaro Alto, Humocaro Bajo,
Guaríco, Anzoátegui, Chabasquen, Villanueva y El
Molino
14-sep-1967 Temblor sentido en Barquisimeto
22-feb-1968 Temblor sentido en Barquisimeto
13-may-1967 Temblor sentido en Táchira, Mérida, Trujillo, Maracaibo
y Lara
17-may-1967 Temblor sentido en Carora
27-may-1967 Temblor sentido en El Tocuyo
21-sep-1968 Temblor sentido en Carora
1-jun-1969 Temblor sentido en Nirgua. Alarma general
27-sep-1970 Sismo sentido en Barquisimeto y El Tocuyo
18-dic-1972 Temblor en Lara. Derrumbes, 3 muertos.
24-ene-1974 Temblor sentido en Barquisimeto, El Tocuyo, Guarico y
Los Humocaros
86
26-feb-1974 Temblor sentido en Barquisimeto
5-abr-1975 Fuerte temblor, ruinoso en la parte centro occidental de
Venezuela. Se reportan muertos y heridos. Muy afectada
la población larense de San Pablo
5 al 27-abr-1975 Temblores en Lara y Portuguesa
87
Sentido en el occidente de Venezuela
28-may-1984 Sismo en Capatárida
14-jun-1984 Fuerte sismo en El Tocuyo. Sentido en Caracas y en el
occidente del país.
24-jun-1984 Temblor sentido en Quibor y El Tocuyo
14 y 16-ago-1984 Temblores sentidos en El Tocuyo y Barquisimeto
3-may-1985 Sentido en El Tocuyo y Santo Domingo (Mérida)
10-may-1985 Sentido en El Tocuyo y Sanare
5-oct-1985 Sismo sentido en El Tocuyo, Guaríco y Sanare
4 y 15-may-1986 Sismos sentidos en El Tocuyo
9-ago-1986 Sismo sentido en El Tocuyo
22-sep-1986 Sismo sentido en El Tocuyo
18-dic-1986 Sismo sentido en El Tocuyo
13-feb-1987 Sismo sentido en El Tocuyo
14-jul-1987 Sismo en Barquisimeto. Sentido fuertemente al noreste de
El Tocuyo
2-mar-1988 Sismo sentido leve en El Tocuyo
10-may-1988 Sismo sentido en El Tocuyo
14-jul-1988 Sismo en Occidente. Sentido en los Estados Zulia,
Táchira, Mérida y Lara. Daños menores en Maracaibo.
22-ago-1988 Sismo sentido en El Tocuyo
27-sep-1988 Sismo sentido en El Tocuyo
17-dic-1988 Sismo sentido en El Tocuyo
12-oct-1989 Sismo sentido en El Tocuyo
28-oct-1989 Sismo sentido en El Tocuyo
9-may-1990 Sentido levemente en la región de El Tocuyo
12-jun-1990 Temblor sentido en Cabudare y Barquisimeto
11-jul-1990 Temblor sentido en Barquisimeto y El Tocuyo
21-sep-1990 Sentido en El Tocuyo, Guaríco y El Peñón, edo. Lara
22-mar-1991 Temblor sentido en Guanare, Barquisimeto, Mérida,
Valera y Barinas
5-abr-1991 Temblor en Quíbor y Barquisimeto
8-jul-1991 Sentido en los Estados Lara, Trujillo, Portuguesa,
Carabobo y en Caracas
17-ago-1991 Fuerte temblor en Curarigua. Sentido en los Estados Lara,
Falcón, Carabobo, Trujillo, Portuguesa y Mérida. Daños
en algunas estructuras en los poblados cercanos a
Curarigua, que fue zona epicentral
Barquisimeto. Por lo menos 100 casas dañadas en el área
de Barquisimeto. Sentido en Lagunillas, en Caracas y en
los Estados Carabobo, Lara, Mérida, Táchira y Trujillo
88
20-ago-1991 Temblores sentidos en Carora, El Tocuyo, Estado Lara y
en Mérida
20-ago-1991 Temblor sentido en Carora y El Tocuyo
21-ago-1991 Temblor sentido en Carora, El Tocuyo y Trujillo.
25-ago-1991 Sentido en Carora
27-ago-1991 Sentido en El Tocuyo
2-sep-1991 Sentido en Carora, El Tocuyo y Barquisimeto
14-sep-1991 Sentido en Carora, Humocaro Bajo, Guaríco y El Tocuyo
9-nov-1991 Sentido en El Tocuyo
16-nov-1991 Sentido en El Tocuyo y Carora
21 y 22-dic-1991 Temblores sentidos en El Tocuyo
22-may-1992 Sentido en El Tocuyo.
12-sep-1992 Sentido en El Tocuyo.
16-nov-1992 Sentido en Barquisimeto
29-nov-1992 Sentido en El Tocuyo.
13 y 14-dic-1992 Temblores sentidos en El Tocuyo
9-ene-1993 Sentido en Barquisimeto
9-feb-1993 Sentido en El Tocuyo.
6-jun-1993 Fuerte temblor sentido en los Estados Andinos, Zulia,
Lara, Carabobo y Caracas.
25-ene-1994 Temblor sentido en Guaríco, Sanare, El Tocuyo y Quibor
28-ene-1994 Temblor sentido en Guaríco y El Tocuyo
8-mar-1994 Sismo sentido leve en Carora
18-abr-1994 Temblor sentido en Curarigua, El Tocuyo y Atarigua
3-oct-1994 Temblor sentido en El Tocuyo y Guaríco
22 y 23-ene-1995 Dos fuertes temblores sentidos en Barquisimeto, El
Tocuyo y Quibor
5-feb-1995 Sismo sentido en Carora, El Tocuyo, Cabudare y
Barquisimeto
16-feb-1995 Dos temblores sentidos en Barquisimeto y Cabudare
15-mar-1995 Temblor en Barquisimeto
29-abr-1995 Sismo fuertemente sentido en Barquisimeto, Carora y El
Tocuyo
5-may-1995 Fuertemente sentido en Barquisimeto, Carora y El
Tocuyo
21-sep-1995 Sismo sentido en Carora y El Tocuyo
13-oct-1995 Sismo sentido en Barquisimeto
29-dic-1995 Fuerte sismo que sacude el centro occidente venezolano,
especialmente las poblaciones de Caparo y los Arangues.
Conocido como el sismo de los Arangues
31-dic-1995 Nuevo sismo sentido en la región centro occidental del
89
país, en Caparo y Santa María de Caparo
1-ene-1996 Nuevo temblor que sacude el oeste del edo. Lara
23-feb-1996 Sismo sentido al suroeste de Los Arangues
24-may-1996 Sismo leve en El Tocuyo
7-ago-1996 Temblor sentido fuertemente en Quibor y levemente en
Curarigua
1-sep-1996 Fuerte temblor sentido en Cabudare, Barquisimeto y El
Tocuyo. Daños en Barquisimeto, 4 heridos y 1 muerto.
16-ene-1997 Temblor leve en Carora y Curarigua
25-feb-1997 Sismo sentido al norte de Moroturo, edo. Lara
10-abr-1997 Temblor leve en El Tocuyo
15-abr-1997 Fuerte sismo sentido en la zona centro occidental de
Venezuela, con epicentro al noreste de Churuguara.
Sentido en Lara, Falcón y Carabobo, en partes de Zulia y
Mérida, así como en zonas de Caracas. No hubo víctimas
3-ago-1999 Cinco temblores sentidos al sur del edo. Lara
Tabla 1. Sismicidad histórica del centro occidente venezolano.
Fuente: Elaboración propia con datos de Grases, Altez y Lugo, 1999; Leal Guzmán, 2008 y
Altez y Rodríguez (Coord.), 2009.
90
4.3.1 Un terremoto in-documentado
91
su secuencia de réplicas? Considerando los conocimientos actuales sobre terremotos,
las tormentas sísmicas no empiezan con un sismo de gran magnitud, nuestro
problema en este caso fue la lectura tan literal del texto; dado que dichas tormentas
sísmicas son fenómenos muy localizados, es decir, se dan en un espacio geográfico
particularmente pequeño, por tanto, solo podía ser Barquisimeto y Santa Rosa pero
nuestra documentación también pertenecía a Guama, entonces, lo más probable es lo
segundo.
Sin embargo, podemos afirmar que dicho terremoto debió ocurrir entre los
primeros 6 meses del año 1736, debido a las diligencias de don Sebastián Bernal, cura
doctrinero de la iglesia de Santa Rosa del Cerrito, la cual había sido arruinada por el
sismo. Bernal había hecho oposición para acceder a la mayordomía de varias iglesias,
aceptando finalmente el cargo en Santa Rosa. Cuando el sacerdote llega a esta
población, en junio de 1736, el templo ya se encontraba en ruinas debido al terremoto
(Véase Avellán de Tamayo, 1992: 187). Así pues, llegamos a la conclusión de que el
sismo debió ocurrir en algún momento de la primera mitad de aquel año.
Lamentablemente, no logramos ubicar documentación que especificase la fecha del
evento.
92
Según la información compilada, los lugares afectados por el terremoto de 1736
fueron las siguientes poblaciones, de las cuales pudo ubicarse registros históricos que
evidencia la ocurrencia del sismo y sus efectos: Barquisimeto, Santa Rosa del Cerrito
y Guama (Plano 2). Aunque la documentación que refiere estas locaciones no es muy
detallada, resulta de suma importancia poder señalar las poblaciones que sufrieron los
efectos del sismo de 1736, porque esta estrategia al parecer tan simple, nos permite
pensar en las repercusiones del terremoto en el centro occidente. Hemos de recalcar
que al principio de nuestras pesquisas solo contábamos con una referencia primaria
que señalaba los daños en Barquisimeto y otra secundaria, poco precisa, que apuntaba
hacia Santa Rosa del Cerrito. En este sentido, consideramos que se logró un avance
en el conocimiento del sismo de 1736 y se reveló una pieza importante de la historia
de la cultura en el centro occidente de Venezuela.
93
Plano 2. Poblaciones afectadas por el sismo de 1736.
Fuente: Elaboración propia sobre el mapa de la Provincia de Barquisimeto, Agustín
Codazzi, Lith. de Thierry, freres, Paris (Caracas 1840).
Durante las primeras décadas del siglo XVIII la ciudad está en pleno desarrollo.
Ya tiene ochocientos vecinos de las más variadas clases sociales (…). La fábrica
de su iglesia Parroquial es hermosa, atrayente, no obstante que el terremoto de
1736 le causó serios daños (Felice Cardot, 1953: 15).
94
424 aniversario de la ciudad de Barquisimeto por el abogado Raúl Torrealba, quien
expresa:
El documento que refiere los efectos del sismo de 1736, en el pueblo de Guama,
actual estado Yaracuy; consiste en una carta fechada en el año de 1740, cuya autoría
corresponde a don Antonio Navarro, cura doctrinero y gobernador de las ciudades de
San Gerónimo de Cocorote y San Joseph de Guama; ambas ciudades situadas en la
jurisdicción de la ciudad de San Phelipe. La carta en cuestión la dirige don Antonio
Navarro a don Pedro Chabersz, Vice patrono, pidiendo licencia para hacer las
reparaciones de la iglesia –maltratada por el sismo- y para hacerse cargo de dichas
reparaciones. Dicha carta es recogida en un expediente formado por don Pedro
Chaberz a próposito de las inconsistencias de Navarro respecto a sus deberes como
cura doctrinero de la referida población de Guama:
Señor provisor y vicario Gral Don Antonio Navarro cura propio de los pueblos
naturales de San Geronimo de Cocorote y San Joseph de Guama en los valles y
jurisdicción de la ciudad de San Phelipe de essta provincia como mas haya lugar
por derecho ante V.S. paresco y digo: que habiendo acaecido el año pasado de mil
septecientos y treinta y seis temblores de tierra, motivo de haverse arruinado la
iglesia del referido pueblo de Guama de tal forma que quedo inhabilitada de
servir; y aunque por lo prompto se repare de lo mas preciso, no ha sido bastante
para sobstener las paredes, pues hoy en dia se hallam de una vez arruinadas, como
la notoriedad lo publica, y esta al manifiesto, y deseoso yo de que se reedifique la
iglesia del enunciado pueblo de Guama, así para consuelo de los fieles, como para
la descencia del lugar tan sagrado, tengo practicadas las diligencias necesarias con
los naturales y feligreses de dicho pueblo en razón de alentarlos y fervorizarlos
para dicho fin faltándome solo la licencia que en este caso se requiere: la que se
ha de servir V.S.consederme en bastante forma, con amliacion de poder levantar
si alcanzen las fuerzas, capillas en la referida iglesia que esto prompto al mismo
para ello impetrar la lisensia necesaria del señor vice patrono, por todo lo qual, =
al Vuestro ilustrismo pido y suplico, se sirva concederme la lisensia que llevo
95
expresada por ser de Justicia que pido y en lo necesario (Pedro Chaberz, “Autos
sobre la reedificación de la iglesia del pueblo de Guama sobre los feligreses y el
licenciado don Antonio Navarro cura doctrinero de dicho pueblo”, 29 de enero de
1740, En AGN, Gastos públicos, Tomo I, f. 248).
Respecto a Santa Rosa del Cerrito, existen dos referencias que reseñan los
efectos del sismo en dicha población, una proveniente de la relación de Mariano
Martí y otra de Nieves de Avellán de Tamayo (1992), que nos indica los efectos del
sismo en esta localidad, cuya vieja iglesia también quedó arruinada. Este fue el
templo que encontró a su llegada a Santa Rosa, don Sebastián Bernal y que hizo
reparar, como lo comentaremos más adelante.
En el terremoto de 1737 tembló la tierra un mes entero; tan fuerte como ahora [se
refiere al sismo de 1812] en Caracas, pero no tan largo: que Barquisimeto fue
destruido, que esta ciudad (Caracas) padeció algo: que el de 1766 fue más largo que
éste aunque no tan fuerte (Diccionario Fundación Polar, Citado en Grases, 1988: 695).
Esta mención a un sismo más misterioso aún que el de 1736 nos planteó a partes
iguales interrogantes y complicaciones. Lo primero que se realizo fue una
comprobación rápida del “terremoto de 1737” en los diversos catálogos sísmicos que
ya habíamos escrutado respecto a 1736. Naturalmente, no hallamos una sola mención
a este otro terremoto. Entonces decidimos localizar la fuente original de la referencia
96
a aquel otro evento que en 1737, es decir, un año después del sismo que nos
interesaba, había “destruido Barquisimeto”.
97
1736/1737, nos confirmó que su nota no se apoyaba en registros verídicos, ya que
según nuestra experiencia en la tarea de documentar sismos históricos ocurridos entre
los siglos XVI y XIX, los terremotos destructores no suelen pasar desapercibidos para
sus observadores. Es decir, por lo general, queda constancia de sus ruinosos efectos
en documentos más o menos copiosos y más o menos variados (Véase Leal Guzmán
y Hernández, 2007).
Asimismo, al entender que la respuesta ofrecida por las poblaciones frente a los
terremotos es histórica y socialmente heterogénea, es igualmente pertinente
investigar las características que han conformado a las estructuras e
infraestructuras de esas localidades afectadas por sismos y que, por consiguiente,
aun conviven con dicha amenaza. En consecuencia, los diferentes tipos de
materiales de construcción que se manifiestan en los urbanismos deben ser
estudiados puntual y sistemáticamente, para evaluar (y reevaluar, en muchos
casos), los efectos de los sismos históricos. Esta atención conduce a conocer no
solamente las características físicas de materiales utilizados en las construcciones
(madera, piedra, adobe, bahareque, ladrillos, cemento, tejas, mampostería, etc.),
sino también el acceso social diferencial a dichos materiales y las técnicas
constructivas usadas en cada caso (los mismos materiales, trabajados con técnicas
98
diferentes, presentan respuestas diversas), lo cual determina en la mayoría de los
casos el comportamiento y la resistencia de los mismos (…) Desde los materiales
de construcción hasta las técnicas constructivas, así como el lugar en el cual se
levantan y construyen pueblos y ciudades, todas esas características poseen una
determinante social e histórica que merece ser tomada en cuenta
metodológicamente. La reevaluación de los efectos de sismos históricos
destructores, así como la microzonificación en particular, deben prestar atención a
esta problemática (Altez y Laffaille, 2006: 118-122).
99
Casos como el del cura Sebastián Bernal, costeando de su propio bolsillo la
reconstrucción de sus iglesias, eran excepcionales, y hemos de añadir que es el único
caso semejante que logramos documentar. Esta situación incidía necesariamente en la
construcción del riesgo sísmico, pues, la calidad de la fábrica es uno de los factores
que influye en la solidez y resistencia de los edificios (Véase Rojas Hoppe, 2010:
124). Al respecto el ingeniero militar Olegario Meneses, afirmaba:
Diríase que no puede esperarse más de estas obras [de las iglesias], debidas a las
pequeñas mandas que pueden recoger los párrocos. Esto es cierto y honra
sobremanera la penosa tarea que se imponen los que las acometen; pero los
venerables curas no debieran sacrificar lo más laborioso de su empresa, como es
la recolección de medio, a lo menos difícil y de mayores consecuencias, como es
la conveniencia y duración de la obra; debieran pensar también en que no
estribada competentemente una obra de la magnitud de estos templos, la primera
conmoción puede derribarla, y entonces lo menos sería la pérdida de los valores
empleados; y mucho sí, los males que podría ocasionar. No sirva de excusa la
circunstancia de no poderse trabajar a la vez, sino gradualmente conforme a los
ingresos, pues esto recomienda más la necesidad de hacer formar un plano de toda
la obra, y sujetar a él estos detalles que se van levantando, y aun eso, con consulta
de los maestros del arte. Una pared, por ejemplo, entre las construcciones es la
más sencilla, y sin embargo su colocación no es indiferente ni para el aplomo
general del edificio, ni para su distribución y aspecto; otro tanto puede decirse de
las columnas, de las puertas y ventanas, en general de todos sus elementos; pero
lo que pide suma atención y discernimiento es el establecimiento de arcos ¿Cómo,
pues, se voltean estos y echan aquellas tras, sin conocer antes su armonía y
equilibrio general? (Meneses citado en Zawisza, 1998: 81-82).
100
Los ejemplos de situaciones similares abundan en nuestra historia sísmica:
tras el sismo que sacudió Caracas el 11 de junio de 1641, los templos y conventos de
la ciudad quedaron arruinados e incluso destruidos. Debido a la penuria económica
que caracterizó el siglo XVII, el proceso de la reconstrucción fue largo y pausado: en
1650 el Procurador General informó que “de los 200 vecinos que tiene la ciudad,
unos 150 andan pidiendo limosna y los 50 restantes están agobiados con
contribuciones religiosas” (Arellano Moreno, 1967: 216). Solo las limosnas de los
fieles permitieron iniciar la erección de la iglesia de San Francisco, en el año 1651
(Dorta, 1967: 53-54). Por su parte, la reconstrucción de la Catedral requirió 20 largos
años de limosnas y solicitudes, hasta que finalmente se logró concluirla en 1674
(Idem, 52-59).
Para ampliar más este punto, citamos aquí el caso de la iglesia de Tostós,
arruinada por los temblores del año 1801. Años después en 1805, el cura doctrinero a
cargo de dicha población, don Juan Nepomuceno Ramos Sarmiento, solicita que se
exima a sus fieles de ciertos tributos para que estos puedan dedicarse a reparar el
templo:
Certifico conforme a derecho para ante los Señores y Tribunales donde esta fuese
presentada como en el año de mil ochocientos y uno hallándome en dicho pueblo
de Cura de Almas, con los temblores que en estas partes padecimos causando
varios extragos uno de ellos fue la lamentable ruina de esta Yglesia que
enteramente se desplomó y arruynó ; (…) que en el día se celevran los divinos
oficios y reparte el paxto expiritual en una capilla pagiza que por el efecto (…), y
que por causa de la total pobresa de su fábrica, pobre y corto feligresado no se
podrá jamás radificar dicha Yglesia porque no saben absolutamente con que, ni
aun haviendo tomado el (…) de recoger limosna en la jurisdicción; a menos que a
ellos yndios se les conceda piadosamente la libertad de tributos por el (principio)
de la fábrica, pues parece muy penoso e yncompatible aun (…) de la fábrica, y
tributos, pues se ve que de estar ocupados en el trabajo de la fábrica, faltaran a
aquellos, y de cumplir con estos, faltaran a aquella (Juan Nepomuceno Ramos
Sarmiento, “El Señor Fiscal por los yndios en aquel pueblo sobre redificar su
101
Yglesia”, San José de Tostós, 30 de marzo de 1805, En AGN, Gastos Diversos,
Tomo XIV, f. 403)
102
dio cuenta de su visita pastoral en San Phelipe” Caracas, 09 sin mes 1787, En:
AGN; Sección traslados, f. 96)
103
4.6.1 La iglesia parroquial de Barquisimeto
Hacia mediados del siglo XVIII, alrededor del año 1757, se proponen
simultáneamente dos proyectos: el primero de ellos consiste en ampliar la iglesia
parroquial y el segundo, pretende la mudanza de la iglesia parroquial a un nuevo
emplazamiento, lo que significa abandonar la antigua iglesia y construir un nuevo
edificio. Finalmente, se decide la construcción de un nuevo templo, tarea que se lleva
a cabo entre 1801 y 1804, justo a tiempo para el terremoto de 1812.
104
El procedimiento comienza con un documento fechado el 23 de Junio de 1738; a
solo dos años de haberse producido el evento sísmico. Dicho registro que nos
permitió descubrir lo que fue una de las iglesias de mayor envergadura en la región.
Después del sismo resultó necesario hacer un edicto en la ciudad de Barquisimeto
para encontrar quien se hiciese cargo de las rentas de la iglesia parroquial. Cabe
recordar que para mantener las iglesias y sus rentas al resguardo de manos
inescrupulosas, estas debían estar a cargo de laicos que sirvieran a la corona española,
podríamos decir que este tipo de estrategias estarían vinculadas de alguna manera, a
una centralización del poder por parte de la iglesia y la corona, debido a los cambios
socio-políticos que sufrían por un lado el gobierno centralizado en España y las
propias provincias.
…y que sabe la capilla maior que se abrió por distintas partes con la capilla del en
el terremoto del año de treinta y seis y las capillas de los dorados, y parte de la
nave del santo sepulcro que se dañaron y maltrataron se reedificaron y aliñaron en
menos de ocho meses habiendose fabricado dichas capillas mas que de piedras,
ladrillo y cal y enmaderados de ceibo y hechocele crucero de arco local y
colaterales que aun no lo tenia y esas fabricada de tapias, a costa de dicha iglesia
por que la vecindad concurrió en pocas o ninguna limosnas por su pobresas y que
esta verdad se cargo de sus distintas verdades… (José Felix Valverde a Don
Gabriel de Zuloaga, sobre el expediente abierto a Diego Ulacia, mayordomo
provisional de la iglesia parroquial de Barquisimeto, Maracaibo, 10 de abril de
1738, En: AAC, Eclesiásticos, Judiciales, Carpeta 33, s/f).
105
reparaciones tan necesarias. No obstante, en la descripción anterior, observamos que
sí se efectuaron obras en la iglesia, y además con buenos materiales, puesto que las
capillas arruinadas tenían paredes de rafas y he aquí que Ulacia, las reedificaba en
mampostería de ladrillo y piedras. De esto deducimos, que los vecinos, en realidad se
quejaban del costo de las obras y de la ornamentación:
…Por lo que se sabe que dicho licenciado hizo paleas, manteles, candelabros de
ojas de lata, un terno entero, dos casillas blancas y aliño obras que estaban
maltratadas y de feos cortes por bienes necesidad de lo referido dicha santa iglesia
y que sabe que mantuvo dos monaguillos para el servicio de ellas y adorno la
capilla maior con espejos y cuadros dorados, y hiso un paleas corporales,
manteles y un frontal encarnado y compro candeleros de ojas de lata por la grave
necesidad que de lo dejado tenia dicha santa iglesia y que sobre lo que pasa cerca
de ella mantuvo dos monacillos a su riesgo hiso traer de nueva España unas
alhajas de plata labrada por sus rentas, por carecer de las dichas santa lo que no ha
hecho ningún mayordomo secular siendo los restos de ellos las mismas ahora que
entonces y lo que sabe que la capilla maior que se abrió por distintas partes con la
caída de ellas de los dorados, y parte de la nave del santo escripto que se dieron y
maltrataron, se reedificaron y aliñaron en menor de los meses habiéndose
fabricado en dichas capillas […] de piedras, ladrillo y cal y enmaderado y
entejado debo y hechocele crucero de arco local y colaterales que antes no tenia y
esta fabricada de tapias acosta de dicha santa iglesia por que la vecindad
concurrió con pocas o ninguna limosna por su pobreza y que esta verdad se cargo
de su juramento y verdades su declaración dijo su [iliegible] y ha pronunciado en
ella su afirma y ratifica lo que (…) sufre que se ofrezca y que es edad de veinte y
ocho es más o menos y las firmo conjunto y doy fe. Joseph Gutierrez de Escalona
Guerrero. (Joseph Gutiérrez de Escalona y Guerrero al obispo A. Diez
Madroñero, acerca de los gastos en la reparación de la iglesia parroquial de
Barquisimeto, Barquisimeto Mayo de 1738, En: AAC: Sección Cuentas y
Cofradías; s/f).
Como parte del proceso que se realiza contra el mencionado mayordomo, don
Sebastián de Prado, vecino de Barquisimeto es llamado ante el juez eclesiástico y
vicario foráneo de la ciudad de Barquisimeto Joseph de Escalona y Guerrero a dar
testimonio sobre las acciones de Ulacia:
...que habiéndose caído parte de la torre de dicha santa iglesia con el terremoto
hubo el año de treinta y seis y haverse con con su ruinas sentido y dañado la
capilla maior que era de raphias, las dos colaterales, y parte de una de sus naves,
106
se fabrico nuevamente dichas capillas desde los simientos (Joseph de Escalona y
Guerrero al obispo Antonio Diez Madroñero, Barquisimeto, 7 de junio de 1738,
En: AAC, Eclesiásticos, Judiciales, Carpeta 32, s/f).
107
mayordomo de fábrica, escogiendo este el lugar para el nuevo asentamiento de la
iglesia parroquial.
A todas la personas a quienes este nuestro edicto toco o toca puede en cualquiera
manera que sea; salud en el señor. Hacemos saber como se halla vacante la
mayordomia de fabrica de la iglesia parroquial de la ciudad de Barquisimeto por
delación que de ella ha hecho Don Antonio Planas que la servia interinamente; y
para proveerla en propiedad, conforme a lo dispuesto por derecho, y leyes del
Real patronato, mandamos librar el existente, por cuyo tenor convocamos,
llamamos, citamos y emplazamos a todas las referidas personas que quieran
oponer a la mencionada mayordomia, para que dentro del termino de treinta días
108
asignamos por tres términos, y el ultimo por perentorio, lo puedan hacer ente nos,
con presentación de los documentos, que hagan a su favor y conduzcan a la
pretencion; bien entendido a que en quien se proveyere ha de dar las fianzas
competentes para la seguridad de los bienes y rentas de dicha fabrica en la forma
dispuesta por derecho. Dado en nuestro palacio episcopal de Caracas firmado,
sellado y refrendado en forma a diez de Diciembre de mil setecientos noventa y
seis años. Juan Antonio Obispo de Caracas. (Antonio Planas, mayordomo
interino, Edicto fijado en la puerta de la iglesia parroquial de Barquisimeto,
Caracas, 10 de Diciembre de 1796, En: AAC; Sección cuentas y cofradías,
Carpeta 33. s/f)
Cabe destacar que en este legajo, tal como lo señala en su título, se encuentran
documentos referidos tanto a la proyectada mudanza de la iglesia parroquial –lo cual
significaba construir un nuevo templo en distinta locación-, como registros que dan
109
cuenta de las reparaciones que la vieja iglesia requería y de los trámites para obtener
la licencia necesaria para iniciar estos trabajos. Asi, encontramos un documento
fechado el 2 de Diciembre del mismo año, ya que no se recibía respuesta desde
Caracas de donde aún no se había recibido la primera carta; siguiendo a este mismo
expediente aparece respuesta a la misiva en carta fechada en abril de 1800, en la cual
se describe obras necesarias en el templo en cuestión:
110
Señor obispo de esta diócesis, por el que consta haber concedido su licencia para
la obra y reparos que expresa son necesarios, en la iglesia parroquial de la ciudad
de Barquisimeto, para su conservacion, dando facultad al mayordomo de fabrica
de ella (…) que de la rentas, y limosnas costee dichas obra, bajo la dirección o
intervención del cura y vicario foráneo de la misma iglesia, y pretendiendo el
consentimiento necesario: en uno de la facultada que a su (…) le son concedidas
como vice patrono real, accede a lo que propone dicho por ilustrísimo, y da
comunión al teniente justicia mayor de aquella ciudad (…) que con el citado cura
y vicario foráneo practique lo que corresponda y debuelvase el expresado su
señoria ilustrisima con la (…) de estilo. Manuel de Guevara Vasconcelos Juan
Jurado. Proveyolo el S.C. y C de esta provincia con el señor teniente que lo
firmaron en caracas a veinte y cuatro de abril de mil ochocientos Antemi Gabriel
Joseph Aranbural Pago el provisor Don Remigio Ochoa 18 años (…) supremos
Como apoderado a don Vicente Yepez Davila mayordomo de fabrica de
Barquisimeto (Idem)
De esta forma, en 1801, se insta a reparar la iglesia, así como se señalan las
modificaciones que debe sufrir la misma:
111
el mismo arruinado por el terremoto”, Caracas, 6 de febrero de 1799, en AGN,
Gastos Públicos, Tomo X, f. 215-223)
112
en Caracas a cinco de Junio de mil y ochocientos y uno. Francisco Obispo de
Caracas. (“Expediente formado acerca de la reparación de la Iglesia Parroquial de
Barquisimeto y construcción de un nuevo edificio en otro lugar y últimamente
sobre reedificarse el mismo arruinado por el terremoto”, Caracas, 11 de mayo de
1801, en AGN, Gastos Públicos, Tomo X, f. 224-227).
...fabricar nueba parrochia, en los impases que se han propuesto para que quede
ceparada de la plaza en donde se halla citiada en un costado de ella, desde su
origen, para logara su mayor independencia y lucimiento por estimarse eso desde
su principio, y como en la reedificacion ordenada, y determinada (Francisco de
Ibarra en carta al obispo de Caracas, Barquisimeto 12 de Marzo de 1801, En:
AAC; Sección Capellanías; Carpeta N0. 32; Folio 74)
Visto: y pues con el informe del Doctor Don Domingo de Alvarado y los planos
instructivos que lo acompañaron y asimismo con las demás diligencias anteceded
esta substancialmente cumplidos los preliminares contenidos en nuestro decreto
de once de Mayo ultimo; de que resulta la manifestada la utilidad que se sigue a la
iglesia parroquial de la ciudad de Barquisimeto de edificarse de nuevo desde sus
fundamentos en la manzana siguiente a la en que esta plantado el antiguo edificio
cuya ampliación y reparo se haría presendido y concedido anteriormente por
haver allí lugar como y de poco costo donde no solo puede construirse con la
ampliación necesaria al numero de sus parroquianos sino también con mas decoro
y lucido plantarse, y semejantemente a la población por que quitado aquel antiguo
edificio puede formarse su plaza en quadro perfecto fronterizo al nuevo edificio
con división de altorano; como también que el costo de los solares necesarios con
las dos casas viejas de Doña Paula Salcedo y a Dicha Ana Alexo solo ascenderán
apoco mas de mil pesos en que se considera coadyuvara el Ilustre Ayuntamiento
de aquella ciudad o concedido graciosamente los solares vacios o contribuyendo
al costo por el beneficio que recibe en dexarsele libre para la plaza el termino
113
ocupado por el amigo edificio: que hay actualmente eximenzes en poder del
mayordomo de fabrica cinco mil trescientos cinco pesos seis y medio reales y
algunas deudas cobrables a favor de la iglesia y que anualmente deducidos los
gastos diarios u ordinarios quedan sobrantes mas de setecientos pesos con los
quales con aquellos exención, con los materiales que hay acopiados y las
contribuciones que los principalesvecinos de dicha ciudad de Barquisimeto
deseosos de esta nueva obra ofrecen generosamente según el informe hecho en
doce de Marzo de este año aconsequencia de la junta que al efecto tuvieron en
veinte y siete de Octubre del anterior: Pareciendonos, por tanto, justa y razonable
la enunciada pretencion accedemos a ella y damos nuestra licencia para que
suspendido el reparo acordado hacerse al antiguo edificio pueda emprehenderse la
construcción de otro nuevo desde sus fundamentos en el centro de la manzana que
sigue a aquel hacia el Oriente con su frente hacia la Plaza, intermediando un atrio
o Altozano ,a cuyo fin se levantara el plan y perfiles de la obra por los alarifes de
esta ciudad entregándoseles a su tiempo expediente para que convista de los dos
citados planos instructivos y con atención a las noticias que en el constan, y las
mas que siendo necesario les de el sobredicho Doctor Don Domingo de Alvarado
puedan executarlo perfectamente y hecho se traiga para proveer lo mas que haya
lugar para que todo lo referidopueda tener su efecto parece este expediente
original con el recado político y venia de estilo al señor presidente de esta Real
audiencia Gobernador y Capitan General de esta provincia a fin de que su señoria
se sirva si lo tuviere abien prestar su consentimiento para esta nueva obra y que se
levante su plan por los dichos alarifes o por quien mejor pareciere a su santísima
en esta ciudad respecto a que en la de Barquisimeto será muy dificultoso por falta
de operarios según somos informados “Expediente formado acerca de la
reparación de la Iglesia Parroquial de Barquisimeto y construcción de un nuevo
edificio en otro lugar y últimamente sobre reedificarse el mismo arruinado por el
terremoto”, Caracas, 6 de febrero de 1799, en AGN, Gastos Públicos, Tomo X, f.
204.
Este documento anterior viene acompañado con una imagen a petición del
obispo de Caracas; así como un plano del cómo sería la distribución de la nueva obra.
Cabe acotar que las líneas remarcadas con resaltador fueron hechos antes de nuestra
investigación. A continuación citamos la “leyenda” que acompaña al plano en
cuestión:
114
y otro y una plasa mayor según sedemuestra en el diseño siguiente= Demuestra el
antiguo edificio de la iglesia parroquial de Barquisimeto: la manzana en situación
y la inmediata (“Expediente formado acerca de la reparación de la Iglesia
Parroquial de Barquisimeto y construcción de un nuevo edificio en otro lugar y
últimamente sobre reedificarse el mismo arruinado por el terremoto”, Caracas, 6
de febrero de 1799, en AGN, Gastos Públicos, Tomo X, f. 204).
115
Plano 3. Lugar de emplazamiento de la iglesia parroquial Barquisimeto.
Fuente: “Expediente formado acerca de la reparación de la Iglesia Parroquial de Barquisimeto y construcción de un nuevo edificio en otro lugar y últimamente sobre
reedificarse el mismo arruinado por el terremoto”, Caracas, 6 de febrero de 1799, en AGN, Gastos Públicos, Tomo X, f. 204.
117
Lo que implica entonces una relación de la acometida de la empresa que
representó la reconstrucción de la iglesia parroquial de Barquisimeto en un nuevo
emplazamiento, y los procesos burocráticos propios a seguir, debido a que la anterior
ya había sufrido el impacto del sismo de 1736 sobre su estructura, además del
deterioro natural sufrido con el paso del tiempo y la acción de otros elementos
naturales como las lluvias y los insectos. Posiblemente estas sean las razones que
impulsan la idea de reconstruir la iglesia en un nuevo emplazamiento para dar mejor
aspecto a la edificación y a la ciudad misma como dicen los documentos antes
escritos.
Para cerrar este apartado, debemos señalar que la investigación sobre el destino
de la iglesia parroquial de Barquisimeto nos llevó a desempolvar una historia inédita.
Por ejemplo, Gasparini (1976) no hace mención alguna a este largo proceso de
reparar y reconstruir primero; y mudar y edificar finalmente una nueva iglesia. La
historia de la parroquial de Barquisimeto desde su fundación, en 1605, hasta la ruina
provocada por los sismos de 1812, es reducida, por este autor al siguiente párrafo:
El templo debió de terminarse en 1605 puesto que en ese año comienzan los
libros parroquiales y también del mismo año es el nombramiento de los dos curas
que la sirvieron: Juan de Torres Vidaurreta y Simón de Alvarado. El templo fue
dedicado a la Inmaculada Concepción y sirvió de iglesia parroquial hasta 1865,
año en que fue creada la parroquia de la Catedral. El terremoto del 26 de marzo de
1812 fue excepcionalmente fuerte en la región barquisimetana y destruyó casi
todas las construcciones en la ciudad. Los templos se cayeron, y en el de la
Concepción perecieron bajo las ruinas, la mayoría de los feligreses que asistían a
los oficios del jueves santo junto con los curas Pedro Francisco Anzola y José
Bernabé Espinoza (Gasparini, 1976: 167-168).
119
situación era que don Antonio no había sido muy preciso en la descripción de los
daños sufridos por la iglesia de modo que las cuentas no estaban lo suficientemente
claras. En este sentido el Br. Don Juan Andrés Garrido escribe al respecto:
…que yo estoy siguiendo en nombre y con poder de los feligreses del pueblo de
Guama, jurisdicción de la ciudad de San Felipe de esta gobernación articulo de
nulidad, en el tribunal del señor provisor y vicario general de este obsádo, contra
la sentencia y causa que en dicho tribunal se trato entre los dichos feligreses mis
partes y el licenciado Don Antonio Navarro Cura Doctrinero de dicho pueblo
sobre pretender dichos feligreses se les exonerase de una derrama, que el dicho
cura les había repartido y aplicado para la fabrica de aquella iglesia tan
enormemente excessiva respecto de la qualidad del pueblo y posibilidad del
vecindario que montaba doce mil y mas pesos y así mismo por no estar el dicho
repartimiento aprobado por V.C.ni haberlo remitido copia de el para este efecto: y
sobre pedir así mismo que dicho cura dieese quentas de la administración de las
rentas y fabrica de la iglesia que exercio diez años y consumo de las limosnas
contribuidas por ellos que dicha fabrica… (Andrés Garrido “En nombre de los
feligreses de la iglesia del pueblo de Guama”, Caracas, 6 de febrero de 1799, en
AGN, Sección Capellanías, Tomo I, f. 256
Lo que confirma que a través de los documentos pudimos observar que los
trámites y las reparaciones mismas de la iglesia de Guama resultaron problemáticas.
Para mayor complicación, don Antonio se apropió de materiales de la vieja iglesia
para hacerse una casa, estrategia que fue muy mal considerada por sus superiores:
…por un auto de Veinte y ocho de Henero del año pasado de mil setecientos y
quarenta concedido como tal vize patrono regio su licencia para la reedificación
de dicha iglesia y dio cierta a comisión del corregidor de dicho pueblo fue expresa
y cabildo de que solo se procediese del reconocimiento De lo enunciada iglesia
para saber el estado de dicha iglesia y obras de que se necesitaba y hacer la
regulación o abaluo de su importe y repartimiento de el y que dicho se remitió a
su excelencia la diligencias para proveer lo mas que hisiese lugar sobre la
redificacion de dicha iglesia y obras de ella y lo proprio con la misma calidad se
previno y mando por dicho señor Juez eclesiástico (…) por necesitar su cubierto
y techo de redificarse sin por valerse de los maderos del para la fabrica de una
sumptuosa casa que fabrica e hizo en dicho pueblo sin lizenzia ni la menor noticia
el su excelencia y comenso no a la redificacion de dicha iglesia comose mando
hasta el estado que tenia; sino al entera fabrica de dicha maior caminando para
ella vaxo del nulo inconsiderado e inudito abaluo que hizo junto con dicho
correspondiente del costo que enteramente avia de tener dicha iglesia al modo que
120
la quería hazer y fabricar (Pedro Chaberz, “Autos sobre la reedificación de la
iglesia del pueblo de Guama sobre los feligreses y el licenciado don Antonio
Navarro cura doctrinero de dicho pueblo”, 29 de enero de 1740, En AGN, Gastos
públicos, Tomo I, f. 248)
Otra carta enviada a la ciudad de Caracas, esta vez con fecha del 07 de Mayo de
1742, El provisor y vicario del pueblo de Guama afirma:
Lo que explica que las reparaciones de dicha iglesia, aunque habían transcurrido
siete años del evento sísmico, aún no habían sido realizadas, y cuando finalmente se
iniciaron fueron desaprobadas por tratarse de una fábrica muy costosa y
desproporcionada respecto de la qualidad del pueblo y posibilidad del vecindario.
Esta situación nos informa respecto a la percepción que existía sobre los materiales
constructivos durante la colonia. Esta percepción del bahareque como material pobre
y de la mampostería y la piedra como materiales nobles acompañaba y probablemente
determinaba el acceso social diferencial a estas tipologías constructivas, tal como lo
señalan Altez y Laffaille (2006). Dentro de este marco referencial no se concebía que
un pueblo de calidad inferior por estar poblado principalmente de indios, tuviese una
iglesia suntuosa, edificada con cualquier material distinto de la tapia, pues incluso el
bahareque era demasiado pobre para la casa de Dios.
121
extracto de Musset, quien resume la relación entre las técnicas y los materiales
constructivos y la producción social del riesgo urbano:
En realidad, la ciudad española no sólo era un lugar para vivir, también era una
estructura simbólica, un espacio de poder y prestigio, por lo que los españoles
difícilmente podían concebir la elección de materiales que quizás eran más
adecuados para las particularidades geofísicas y climáticas del continente
americano, pero que consideraban menos nobles que la piedra, Las ciudades
trasladadas debían obedecer a ciertos principios de reconstrucción, tanto políticos
como culturales, que con frecuencia hacían pasar a segundo plano los imperativos
técnicos que justificaba la prevención del riesgo natural (imperativos que por otra
parte, tampoco conocían bien) (Musset, 2011: 415).
Esta iglesia es baxo la invocación de San Joseph, de una sola nave, Coro baxo en
medio de la Iglesia. Sus paredes del cuerpo de la Iglesia de mampostería. Las
paredes de la Capilla mayor de tapias y rafas, toda cubierta de obra limpia, y sólo
la Sacristía está cubierta de caña. El Baptisterio, al entrar la puerta principal de la
Iglesia, a la banda del Evangelio en una barandilla. No hay torre para las
campanas y cuando se haga, el Baptisterio estará abaxo, en la misma torre. No
hay cementerio cercado y he mandado se cerque a la banda de la Epístola, en
donde ya han enterrado a unos pocos (Martí, [(1771-1784)-1969], tomo II, p.
332).
Podemos observar aquí que no se trataba de una iglesia ostentosa, o tan bien
aderezada como la de Santa Rosa del Cerrito, ni siquiera era un templo de grandes
dimensiones. Sin embargo, su descripción corresponde a un edificio levantado con
cierto esmero y buenos materiales, al menos según la percepción del tema que se
tenía en la época. Probablemente, estas circunstancias expliquen el calificativo de
fábrica costosa y desproporcionada, que le endosaron los superiores de Navarro.
122
al pueblo de San Gerónimo de Cocorote. Dicho documento contiene una cláusula del
contrato de arrendamiento hipotecario de una casa después de ocurrido el terremoto
de 1736. El texto se establece lo siguiente:
Item, que si lo que Dios no permita sobre los bienes hipotecados sucediese algún
caso fortuito del cielo o de la tierra pensado o no pensado no por esto hemos de
pedir descuento alguno de este dicho senso principal ni de sus corridas…
(Agustín Iztúriz, “Legajo sobre darle perpetuidad y fundar la hermandad referida
a la iglesia de Cocorote”, En: AAC, Capellanías, Carpeta 27,s/f)
123
Este cura doctrinero de don Sebastián Bernal. Nació en Maracaibo el día 1° de
Noviembre de 1712. Estudió la Gramática, dos años de Filosofía y un año de
Moral, todo en las aulas del colegio o Universidad de Caracas. Se ordenó de
Sacerdote por el señor Valverde, a título de suficiencia o de ministerio, en el año
de 1736, y en el mismo año, habiendo hecho oposición a este curato o Doctrina de
Santa Rosa del Cerrito, se la dieron, y la está sirviendo desde el mes de junio de
dicho año de 1736. A más de la oposición de este curato o Doctrina, tiene como
particular Capellanía alguna. Tiene licencias para predicar y confesar en todo el
obispado desde que se ordenó de Sacerdote. Tiene la sciencia necesssaria.
Solamente hay alguna noticia confusa de si en tiempos pasados tuvo trato torpe
con alguna mujer, que en caso que hubiese sido verdadero, ya tiempos ha que ha
cessado. Por lo presente nada se sabe contra su buena vida y costumbres, ni que
haya faltado a la administración de Sacramentos. Como tiene Teniente de cura, se
puede esperar que no habrá falta, aunque el Cura sea viejo. Predica y es exacto en
la administración de los Sacramentos. Queda advertido de no tratar con mujeres
(Martí [(1771-1784)-1969]: 54-55).
El padre Bernal, cura doctrinero desde junio de 1736, no tuvo ocasión de ser
testigo del sismo de ese año. Cuando llegó a Santa Rosa del Cerrito a tomar posesión
su cargo y del templo correspondiente, el terremoto ya había ocurrido y la iglesia se
encontraba en el estado precario en que le había dejado aquel fenómeno. Por esta
misma razón, hemos llegado a la conclusión que el sismo debió ocurrir durante la
primera mitad del año 1736, estableciendo este línea de tiempo a partir de la llegada
de Bernal a Santa Rosa, en junio de ese mismo año, y del hecho que su iglesia ya
estuviese derruida por el terremoto (Martí [(1771-1784)-1969]: 54-55).
Por otra parte, no sabemos exactamente cuáles fueron los daños sufridos por la
iglesia, porque no contamos con documentos que refieran a los efectos causados por
el sismo en la iglesia, sin embargo podemos afirmar que las reparaciones no
resultaron un peso económico para cura Bernal debido a que los costos fueron
asumidos completamente por el mismo.
124
Lo cierto es que don Sebastián que no carecía de medios de fortuna, asumió
íntegramente los costos de aquellos trabajos, como lo describe la historiadora Nieves
Avellán de Tamayo:
En Santa Rosa, el padre doctrinero don Sebastián Bernal, era el que mantenía a la
iglesia “bien alhajada y con buena fabrica”, habiendo construido una nueva
edificación sobre la vieja de bahareque, la cual había sido prácticamente destruida
por el terremoto de 1736 (Avellán de Tamayo, 1992: 187).
Así pues, la cita anterior nos ofrece pistas importantes sobre la situación de la vieja
iglesia, previa al sismo, y también sobre la situación económica de don Sebastián, que
sustituyó una vieja, maltratada y precaria iglesia de bahareque, técnica constructiva
que tradicionalmente ha sido considerada pobre e impropia de la dignidad
eclesiástica, con un templo relativamente suntuoso (Respecto a la percepción social
del bahareque a través de la historia venezolana véase Leal Guzmán, Rodríguez y
Audemard, 2014: 110-113). De tal suerte, cuando don Mariano Martí visita este
templo, 35 años después de ocurrido el sismo, se encuentra con un edificio de cal y
canto, bien construido y aderezado:
Esta iglesia es baxo la invocación de Santa Rosa de Lima, de tres naves que dividen
columnas de palo. Sus paredes, de cal y canto, cubierta de obras limpia y de texa. El
presbiterio o Capilla mayor es el mejor y el más espacioso de los que hasta ahora he
visto en este Obispado. Hay órgano, baptisterio, cementerio al lado de la iglesia. No
está enladrillada para su mayor aseo, porque habiéndose de abrir para las sepulturas, se
recompone mejor el suelo sin ladrillos, porque estos se romperían y no hay acá quien
los recomponga. Está de continuo colocado su Divina Magestad, y se hazen acá las
fiestas del Santísimo las terceras dominicas de cada mes. Está provista de ornamentos.
Véase su inventario (Martí [(1771-1784)-1969]: 54-55).
Debemos observar que para mediados del siglo XVIII, la nueva iglesia de Santa
Rosa, construida en calicanto, era más ostentosa en términos de material constructivo
así como en decoración –desde un punto de vista arquitectónico- que la iglesia
parroquial de Barquisimeto, la cual fue reparada muy rápidamente después del sismo
de 1736. Tanta es su suntuosidad que el mismo cura doctrinero Bernal pide que se
125
haga una delimitación geográfica para que los feligreses de otras localidades no se
confundan respecto a que iglesia acudir:
Don Sebastian Bernal cura doctrinero del pueblo se Santa Rosa del Serrito desta
jurisdicion; puesto a los pies de Vuestra ilustrisima con el mayor rendimiento y
veneración que debe dice que: el curato de esta ciudad y y el del pueblo de santa Rosa,
anestado confundidos en sus verdaderos feligreses, y territorio: porque no estaban
asignados los limites y pertenencias de dicho pueblo de santa Rosa; de donde resulto
que los habitantes en los sitios de la ciudad, Sarabana; Cabudare; Montaña; Inayal;
Chorobobo; Jaque; y para pasar desta jurisdicion reconocían a la parroquia que querían
y gustaban acudiendo unos a la de esta ciudad y otros a la de Santa Rosa y que en la
visita pasada del don Phelipe de Prado distinguió dicha feligresías señalando por
linderos a este pueblo de mi cargo (Sebastián Bernal, “carta al juez de la
reconstrucción de la iglesia parroquial de Barquisimeto Joseph Ruiz de Escalona
referente a la delimitación de la feligresía de la iglesia que presidia”, pueblo de Santa
Rosa del Cerrito, 27 de Mayo de 1779 En: AAC, sección parroquias, Carpeta 167,s/f)
Suman las partidas de este su cargo tres mil novecientos ochenta y dos pesos rrealesy
siete maravedíes salvo yerno: cuya cantidad recibida de los cuatro mil ochocientos
noventa y ocho pesos, seis reales, y veinte y un maravedí del cargo resultan de alcance
a favor de la iglesia y consta el expresado cura don Sebastian Bernal novecientos diez
y seis pesos cuatro reales y catorce maraverdies [(…)] Hacemos presente a vuestra
suprema ilustrisima que por auto de seis diciembre de mil setecientos cuarenta y seis
provehido por el visitado rdon carlos de heredia: se mandó que los herederos del
licenciado Don Juan Francisco de Tovar. Cura que fue de estepueblo, diesen cuenta de
la cantidad de ciento cincuenta y seis pesos que entraron de las rentas dela iglesia en
poder de dicho cura: (Juan Joseph Guzmán, “cuentas de la iglesia parroquial de dicho
pueblo dadas por su cura don Sebastián Bernal al ilustrísimo señor don Mariano Martí
dignísimo obispo de esta diócesis del consejo de su magestad ante su secretario don
Joseph Joachin de Soto, Pueblo de Santa Rosa, 25 de Febrero de 1779, En: AGN,
Colonia, Tomo XXXII, s/f).)
126
Bernal, por el contrario, solo debió solicitar la licencia pertinente, pues ya disponía
de los recursos para fabricar y alhajar la iglesia. A continuación una descripción de la
estructura de la iglesia de Santa Rosa por el juez de causa encargado de la
reconstrucción de la iglesia parroquial de Barquisimeto:
...el cuerpo de la iglesia esta techada de obra limpia y entejadas sus paredes de
calicanto tres puertas y la una con una serradura y llaves las dos con clavos, tres
ventanas enbebidas su sachristia y otro cuarto la sachristia dos puertas la una argollada
y candado y la ventana y las dichas de la iglesia con aldabillas los pilates de madera y
también dos barandas en el presbiterio en ladrillado y dos campanas de que mas en un
campanario de palo que todos las cuales vienen dos las partidas de los primeros
casamientos y entierros de todas las edades de gentes. Dos baptismos uno acabado y
otro enpesado, uno de sacramentos y dicho de entierros de todas calidades de gentes.
Con lo cual se acabo dicho u un bentil en vidrio (Carlos de Herrera , “sobre el
inventario de la iglesia que perfeccionó el cura Sebastián Bernal”, pueblo de Santa
Rosa del Cerrito, 14 de 1746 En: AAC, sección parroquias, Carpeta 167,s/f).
Este templo de Santa Rosa, ha debido resultar bastante costoso debido al empleo
de la piedra para levantar las paredes. Esta técnica constructiva, así como los otros
tipos de mampostería, estaba reservada durante la colonia a edificaciones importantes
como los templos y las fortificaciones (Véase Gasparini, 1985), pues estaba
considerada como muy resistente. Teresa Guevara la define como aquella
“Construcción... hecha con piedras, bloques o ladrillos de tierra, cemento o arcilla, u
otros materiales de construcción similares, los cuales son colocados uno a uno con las
manos en obra y que van unidos con argamasa (Guevara, 2012: 355). El sistema
constructivo de cal y canto era, de hecho, un tipo especial de mampostería, según lo
describe Luis Urbina: “La mampostería construida de piedra natural o cantos rodados
unidos con mortero de cal y argamasa, recibe el nombre especial de ‘cal y canto’; su
empleo estaba muy generalizado durante la época colonial” (Urbina, citad en Arcila
Farías, 1961: 357).
Entonces, aunque don Sebastián no fue testigo directo del sismo de 1736, sí lo fue
de sus efectos sobre la iglesia de Santa Rosa, y pensando en esto ¿no podemos acaso
127
suponer que un personaje tan dedicado a su labor y a su templo debió haberse
informado sobre los pormenores del sismo ocurrido poco antes de su llegada al centro
occidente? Es importante aclarar este punto porque lo consideramos un testigo
indirecto del evento de 1736.
128
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Algo importante que descubrimos al comparar los registros de 1736 con los de
otros eventos compilados en el Catálogo sísmico histórico de FUNVISIS, es que, al
parecer, no se reportaron víctimas –ni muertos, ni heridos- asociadas a este temblor.
Tampoco encontramos referencia alguna a efectos geológicos detonados por la
ocurrencia del evento, fenómenos cuya descripción, resulta tan útil a los geólogos y
sismólogos para evaluar adecuadamente un terremoto. Si nos remitimos nuevamente
a las comparaciones con el mencionado Catálogo de FUNVISIS podemos señalar que
lo anterior, es decir, la falta de información sobre las posibles víctimas y el silencio
de las fuentes sobre posibles efectos geológicos, evidencian un sismo de pequeña
129
magnitud. La existencia de casos similares al de 1736 nos induce a pensar que no nos
equivocamos respecto a su medida sísmica.
Por demás, era cuestión prioritaria obtener los recursos para reparar o
reedificar, lo que equivalía a determinar quién y cómo pagaban por los desperfectos
del temblor. Y aunque este terremoto, a diferencia de los grandes sismos del siglo
XIX, no dejó mayores huellas de su paso, es innegable que la documentación que lo
registra está imbuida de los gestos de la vida cotidiana, siendo un retrato preciso de
las instituciones, de las prácticas y de las representaciones sociales, en suma de la
cultura.
130
referimos solamente a las innumerables visitas infructuosas a los archivos históricos
de la ciudad de Caracas, sino también al debate epistemológico que libramos entre el
influjo de la sismología histórica y el análisis histórico social que debía guiar nuestro
trabajo.
131
corrupción administrativa y de malversación de fondos; tal y como observamos en los
casos de las iglesias de Guama y Barquisimeto; donde la comparación en términos de
costo teniendo la referencia de la iglesia de Santa Rosa del Cerrito donde los
documentos refieren a un costo alrededor de los tres mil cuatrocientos pesos y las
otras, antes mencionadas exigían un orden de unos doce mil pesos; circunstancias
originadas por la necesidad de reedificar las iglesias deterioradas por el temblor.
¿Quién pensaría, de primera impresión, que la liberación de energía de 1736, fuese la
excusa para revelar la codicia de Antonio Navarro?
132
Es decir, que sin estos procesos y eventos desencadenados en ejercicios
administrativos o jurídicos no hubiésemos podido asir muchos de los elementos
develados durante la búsqueda de la información, así como entender que es el
contexto el que nos sirve para ampliar los razonamientos tales como los propios
procesos jurídicos abiertos a los curas que hacían mal uso del dinero de los fieles,
excusándose en que fueron dados a la iglesia.
133
un evento inédito, no solo para la sismología histórica venezolana, sino también para
los antropólogos que nos hemos aproximado a estos tópicos. Así mismo, debemos
reconocer que logramos sentar las bases para la comprensión del terremoto de 1736.
Desde nuestra experiencia con el sismo de 1736 podemos señalar que los
terremotos sí pueden ser objeto de interesantes y significativos análisis desde la
perspectiva de la antropología. Naturalmente, este señalamiento no es del todo
original: ya lo hizo en su momento el antropólogo Anthony Oliver-Smith, pero una
cosa es leerlo en sus artículos y otra, muy diferente, hacer la comprobación de
primera mano.
134
más allá de esta estrategia. Cuando nos referimos al “contexto histórico del sismo” no
nos referimos simplemente al momento exacto en el que éste ocurre, sino que
debemos hurgar muchos años antes, para comprender cómo se configuró ese contexto
que estamos viendo en los documentos y luego, debemos avanzar muchos años
después, para lograr comprender las consecuencias de un terremoto en particular.
En este sentido, la antropología, quizás más que cualquier otra ciencia social,
puede contribuir a visibilizar el riesgo sísmico y la vulnerabilidad como una
condición latente, siempre presente en nuestras ciudades, debido a que estos eventos
se hayan referidos en la cotidianidad al momento de ser testigo presencial de un
evento de la misma naturaleza, cosa que a nuestro modo, sólo se atiende finalmente y
dadas las condiciones, a las fallas en las respuestas de la sociedad al momento de una
emergencia o contingencia que devienen de dichos fenómenos naturales y no a la
preparación anticipada ante un evento sísmico .
Por otra parte, el hecho de estudiar un terremoto del siglo XVIII nos llevó a
comprender la recurrencia histórica de la amenaza sísmica; es decir, no se trata de un
terremoto aislado, sino de un fenómeno que se repite a lo largo de la nuestra historia,
afectando diversamente a la sociedad venezolana según el contexto existente. Nos
satisface pensar que nuestra labor con 1736, ha contribuido a completar el registro
sísmico venezolano, tarea en la cual confluyen los esfuerzos de generaciones de
cronistas, escribanos, naturalistas, viajeros e investigadores de varios siglos.
135
Según lo anteriormente expuesto, hacemos las siguientes recomendaciones.
Ampliar la búsqueda de información relativa al evento de 1736, encargando dicha
labor a un equipo de investigadores que puedan cubrir simultáneamente varios
repositorios documentales. Al respecto se sugiere atender los archivos ubicados en el
centro occidente del país, particularmente en los estados Lara y Yaracuy.
136
FUENTES DE INFORMACIÓN
137
Fuentes primarias impresas
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