Você está na página 1de 20

Este archivo contiene un capítulo del libro de

Jose Ramón Gómez Fouz, Clandestinos


con un prólogo de José Ignacio Gracia Noriega
Pentalfa Ediciones (Biblioteca Asturianista), Oviedo 1999
IISBN 84-7848-499-X http://www.helicon.es
 1999 Pentalfa Ediciones (Grupo Helicón S.A.)
DISTRIBUCION GRATUITA * PROHIBIDA SU VENTA
Capítulo 12
José Ángel Fernández Villa
al servicio de Claudio Ramos

A finales del año 1971 apareció por Asturias el comandante


Andrés Casiniello. Se presentó en la Comisaría de Oviedo con
una carta de la Presidencia del Gobierno. Venía con una lista de
nombres de todas las comisarías de España para incorporarlos a
una nueva sección que se llamaba el SECED (Servicio Central de
Documentación), dependiente de la Presidencia del Gobierno. Eran
unos nuevos servicios secretos, que años después se reciclarían
y pasarían a conformar el CESID. En la lista para Asturias, aparte
de tres oficiales del Ejército, dos de ellos los capitanes Clemente
y Javier que pertenecían a la Policía Armada, figuraba también el
inspector Claudio Ramos. Ramos se negó a la propuesta que le
hizo Casiniello de formar parte del SECED: estaba cerca el curso
de comisario, el primero que se hacía por oposición, y aquello
frustraba sus planes. Volvió Casiniello pasados unos treinta días
y le dijo a Claudio Ramos que el Director General de Seguridad
sólo había tenido que borrar dos nombres de la primera lista en
toda España. Uno era el de Claudio Ramos, y deseaban incorporar
en la citada relación a un hombre de la Brigada Social. En algunas
comisarías del resto de España, cuando le pidieron al Jefe Supe-
rior alguien de la Brigada Social que pasase al SECED, propusie-
ron al peor que tenían, para así quitarse un lastre de en medio.
Claudio Ramos hizo todo lo contrario. Preparó la trampa al
Jefe Superior diciéndole que el SECED venía con orden de pasarle
al nuevo servicio. Allancurriaga, jefe superior, entró en cólera y
160 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

gritó que de ninguna manera. Entonces le dijeron que de no ser


así tendría que ser Fuente, y el jefe superior acabó dando su con-
formidad a regañadientes. Así logró Claudio Ramos meter en el
SECED al mejor agente que tenía. Para poder conocer la informa-
ción que éstos tuvieran, introdujo a un hombre de total fidelidad
a él y a la Policía, cuando todavía el SECED estaba en mantillas
(posteriormente entrarían más policías de la social). Como Jefe en
Asturias del nuevo servicio estaba el teniente coronel José Luis
Cuadrillero. Este se reunía todas las mañanas con Claudio Ramos,
y hablaban largo tiempo, ya que hacía caso a los consejos del
policía. Luego cada uno se iba a su destino. La guardia civil tenía
tres hombres en este nuevo servicio. Seguía viniendo a Asturias
muy a menudo el comandante Casiniello. Asturias, como siempre,
era la zona conflictiva por excelencia. Casiniello había realizado
en la Academia Fort Bragg cursos de inteligencia y lucha
antisubversiva, y parecía dispuesto a comerse el mundo desde
los servicios de inteligencia; repetía con frecuencia la cantinela
de siempre: «el que tiene la información tiene el poder.»
Hablaba con cierta suficiencia, pero sin embargo se le notaba
una total falta de oficio. En uno de los viajes vino a explicarles
que quienes lanzaban la propaganda de CC.OO. estaban relacio-
nados con la Iglesia. Ante tamaño despropósito Fuente, que ya
se estaba hartando de tanta tontería saltó:
—No tienes ni puta idea. ¿Cómo van a ser los curas? si la
propaganda sale del mismo sitio que la del Partido Comunista,
y me la entregan unos confidentes personalmente a mí nada
más salir.
Fuente se refería al informador X y a Pepe Vázquez. Casiniello
se quedó perplejo, se mantuvo en silencio y acabó la reunión.
Cuando el comandante se marchó, los otros militares felicitaron a
Fuente, contentos de que pusiera al comandante en su sitio.
A finales de marzo de 1972, Claudio Ramos hace el curso de
comisario, era el primero que se hacía en España por oposición.
Sucede que para los disidentes del Régimen en Asturias Claudio
Ramos ya era Comisario desde siempre, porque todos le conocían
por el comisario Ramos, quizá porque reconocían en él un policía
con superior categoría a los otros. Al ser convocados a la oposi-
ción los célebres y veteranos policías Saenz y Conesa, éstos lla-
maron a Claudio Ramos para que se negara junto con ellos a hacer
tal oposición. Decían tener méritos sobrados para un ascenso di-
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 161

recto. En realidad por méritos y por antigüedad les correspondía el


ascenso, sin embargo Ramos quiso hacer el curso y la oposición,
obteniendo el número uno en aquella primera convocatoria.
Se había despedido del gobernador Mateu de Ros y éste le
pidió al policía que se fuese con él a la Dirección General de
Empleo, ya que Mateu iba a ser trasladado a ese puesto. Cobraría
bastante más que en la policía, pero Ramos rechazó la oferta.
El día 24 de junio de 1972 y cuando todavía no había acabado
el curso de comisario, Claudio Ramos recibió una llamada de par-
te del Director General de Seguridad, el coronel Eduardo Blanco.
Le explicaron que en el convento de Oblatos, en Pozuelo de Alarcón,
estaban reunidos dirigentes de Comisiones Obreras integrantes
de su coordinación a nivel nacional. Eduardo Blanco quería sa-
ber si en la reunión estaba su hombre. El informador X fue el
primero que detalló a la policía todas las reuniones que tenían a
nivel nacional los militantes de CC.OO., y gracias a él conocían
los nombres de los que luego serían líderes del sindicato comu-
nista. Claudio Ramos llamó a Asturias, a Fuente, quien le comu-
nicó que X estaba en Asturias. Cuando Ramos informó a la Di-
rección General, el coronel Eduardo Blanco le contestó:
—Entonces vamos a detenerlos.
Fueron detenidos los principales dirigentes de CC.OO., entre
ellos el asturiano Juan Muñoz Zapico, Camacho, el cura García
Salve y los otros que serían conocidos como los del Proceso
1.001.
Desde luego Eduardo Blanco tenía instinto policial, prefería
no quemar a un confidente antes que lograr el protagonismo de
unas detenciones. Para detenerlos siempre habría tiempo, pero
un confidente quemado ya no les valdría para nada y sería un mal
ejemplo. En la actualidad, cuando se hace una redada, antes de
acabar las detenciones ya está el Ministro de turno ofreciendo
una rueda de prensa, dando así tiempo a algunos de los implica-
dos a poner tierra por medio.
Una vez acabado el curso de Comisario, a Claudio Ramos le
dijeron que se fuese de vacaciones, que ya le buscarían destino.
Llegó a su pueblo zamorano, y a la hora ya tenía la correspon-
diente llamada telefónica. Desde Oviedo saldría un coche para
llevarle a tomar posesión de la Comisaría de San Sebastián.
Le tocó montar el servicio para el último veraneo que en aquellas
tierras iba a tener el general Franco, y lo más importante, la lucha
162 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

contra el terrorismo de ETA. Cuando llegó a San Sebastián vio la


total falta de conocimientos que allí reinaban, no existía un méto-
do eficaz de trabajo. Claudio Ramos le comentó a Saenz, Jefe
Superior en el País Vasco:
—¿Pero no conocéis a nadie?
Saenz le respondió:
—A nadie.
—No sé si llorar o dimitir— les dijo Claudio Ramos.
Le llamó el Gobernador Civil y le preguntó qué pensaba ha-
cer, Claudio Ramos le contestó:
—Tal como está esto, remover piedras y buscar...
Luego, cuando tenía reuniones con el Gobernador éste solía
repetir:
—Aquí hay que remover piedras.
Pero otro policía le informó que se reunían en el sur de Fran-
cia y que podrían ir a ver los juicios. Contra las leyes vigentes, y
sin que lo supieran sus superiores, mandó Claudio Ramos al sur
de Francia a sus policías desarmados a ojear.
Un día, comiendo en casa, le llamaron para decirle que habían
detenido a uno de los que habían visto por el sur de Francia, y
que además en la detención se le cayó una pistola. Cuando Ra-
mos se presentó en la comisaría ya le habían dado cantidad de
bofetadas al detenido. Claudio Ramos quedó a solas con él, y
resultó ser José Luis Arrondo Coco Liso. Naturalmente le hizo
confidente, siendo el primer confidente de importancia que tuvo
ETA dentro de su organización (así se lo confirmaron al autor
periodistas de la redacción del diario Eguin).
Claudio Ramos ya había dicho a sus policías que de cada
diez detenidos uno había que ganárselo, y que él se encargaba
de ganarse uno de cada cinco. La demostración estaba a la vista.
Apenas salió Coco Liso de la comisaría fue visitado por Bandrés,
que pidió (lo hacía siempre) que denunciara malos tratos. Llamó
entonces Coco Liso a Ramos para contarle lo de Bandrés, y Ra-
mos le preparó un plan. Le dijo:
—Hazlo y cuando te pongan delante en una rueda de reco-
nocimiento a los policías, no reconoces a ninguno.
Así lo hizo, engañando al abogado Bandrés, que no se ente-
ró del juego.
En los cinco meses que Claudio Ramos estuvo en San Sebastián
el plan de trabajo cambió totalmente, y se produjeron decenas
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 163

de detenciones gracias al infiltrado Coco Liso. Este también contactaba


con Antonio Garrido, a quien Claudio Ramos aconsejaba por
Fuente, y que se llevó a la capital guipuzcoana para tener con él
a un hombre de confianza.
Un día a la hora de comer entró Ramos en un bar restaurante
con otro policía. Miraron por encima y salieron. Volvieron a en-
trar al momento, porque se acababa de dar cuenta de que uno de
los que estaba comiendo era Teverga. Se dirigió a él y le dijo:
—¿De dónde vienes, Teverga?
Teverga hacía una temporada que había salido de la cárcel.
Su última detención había sido el 8 de noviembre de 1968, tras
intentar dar un mitin a los metalúrgicos para unirlos a los mine-
ros, en una reunión que tuvieron en Tremañes, en el bar Reculta.
Venía de Francia y lo hacía en autocar, donde había dejado unos
clichés para la propaganda. Le contestó:
—De ahí— a la vez que señalaba el autocar.
Ramos le dijo:
—Come tranquilo, luego vamos a hablar.
Teverga ya no comió más, y para sus adentros pensaba, y
nunca mejor dicho, «a este hombre le veo hasta en la sopa».
Ramos le dijo que cuando llegase a Oviedo le estaría esperan-
do la Policía a la bajada del autocar. Teverga sospechó que era un
farol de Ramos, pero por si acaso, prudentemente se bajó en Infiesto.
En Asturias pedía su retiro el Jefe Superior y el Director Ge-
neral de la Policía llamó a Claudio Ramos y le dijo:
—Ha entrado de pie ahí, pero Asturias le necesita, va a
volver para allí como Jefe Superior.
Al día siguiente, sin esperar despedidas, él y Garrido vol-
vieron para Asturias, dejando en San Sebastián su estilo po-
liciaco y una red de confidentes preparada para la vuelta, un
año y medio después. Ya en Asturias recibió Claudio Ramos
la llamada del comisario Conesa. Le pedía encarecidamente
que le pasara su confidente, se refería a Coco Liso. Accedió
Claudio Ramos y para ello mandó a Antonio Garrido, que era
también buen conocedor de Coco Liso, y se lo presentó a
Conesa en el sur de Francia. Conesa abrió una maleta llena de
dinero que entregó al confidente. Garrido pensó para sus adentros:
«unos tanto y otros tan poco.»
Claro que Conesa no tenía con sus confidentes el trato que
con ellos tenía Claudio Ramos, y quemó a Coco Liso rápidamen-
164 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

te. El día 20 de mayo de 1974, pasó en lancha desde Francia al


lugar conocido como playa de los Frailes a dos activistas, José
Luis Mondragón, de 27 años, y Javier Méndez, de 21. Los hom-
bres de Conesa ametrallaron a los dos jóvenes, con lo que empe-
zaron en ETA las sospechas sobre Coco Liso. Después, en una
reyerta entre refugiados se le cayó una documentación que le
comprometía, y en otro enfrentamiento con los refugiados, le
pusieron en noviembre de 1975 a disposición de la Policía france-
sa. Tras salir de la cárcel francesa trabajó para el CESID. Murió
en accidente, no fue eliminado físicamente por ETA. Coco Liso
murió en un extraño accidente de tráfico. Claudio Ramos sospe-
chó que fue el propio CESID el que se lo preparó.
A Claudio Ramos Coco Liso le hubiera dado un resultado
extraordinario. Era, según el policía, el hombre junto con Juanón
más valiente que había trabajado para él.
Una vez Jefe Superior en Asturias, se presentó en su despa-
cho Manuel Rico, natural de Mieres y que venía del extranjero.
Para salir de España había necesitado que Claudio Ramos le diera
el visto bueno al pasaporte. Ramos había hablado con él y le
había dicho:
—En cuanto llegues, te van a meter en un club cultural, te
van a lavar el coco y cuando vean que estás preparado te van a
volver a mandar para España, para que trabajes para el Partido.
Contestando Rico:
—Eso es cosa mía, yo lo que quiero es el pasaporte.
Ahora entraba en el despacho de Ramos para hablar con él y
le soltó nada más entrar:
—Mecagüen mi madre, pasóme lo que usted me dijo.
Habló largo y tendido con Ramos, sobre los clubs culturales
y los disidentes que allí encontró. Hicieron amistad, y como dijo
al policía que estaba sin trabajo, Ramos le metió a trabajar en
Ensidesa, a través de O´Neil. Se quitó el policía de en medio un
rival, ya que consideraba a Rico peligroso y que podía moverse
bien en la clandestinidad.
Estando Ramos haciendo el curso de comisario se fundó en
Asturias FUSOA (Fondo Unitario de Solidaridad Obrera de Asturias).
Se constituyó en la Iglesia de La Calzada. Por el Partido Comu-
nista VIII y IX Asamblea Enrique Canga Díaz Saborit; por el PC
Fausto; por el PSOE, Marcelo Palacio; por la CNT, Aquilino Moral;
y por CRAS, José Antonio. Hasta su disolución, después de la
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 165

Parte de accidente de trabajo en el que se dice que José A. Fernández


Villa tuvo un accidente en mayo del 93.
166 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

Extracto del libro de bajas de Hunosa de mayo del 93 en el que no


aparece José A. Fernández Villa
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 167

muerte de Franco, ayudó a numerosos camaradas y no camara-


das despedidos de diversos puestos de trabajo.
A oídos de Ramos, cuando era jefe superior, llegó una denun-
cia o un rumor que había puesto un chófer de autobuses. La espo-
sa de éste le había abandonado y el despechado marido comentó
el hecho, añadiendo que se había marchado con José Ángel Fernández
Villa, el hijo de Hermógenes, el que tenía un bar en Tuilla.
Villa no era entonces un hombre excesivamente conocido en
los ambientes subversivos, pero sí tenía fama de hombre con
inquietudes y ya el 31 de enero de 1969 había sido despedido de
la mina junto a otros. Había hecho el servicio militar en el Milán y
figuraba con estudios de bachiller. Una vez despedido de la mina
encontró trabajo en la empresa Montajes Térmicos, en Gijón, de
donde fue despedido a los pocos días, al existir listas negras. Se
querelló contra la empresa y llevó como abogado a Herrero Merediz,
que consiguió que la empresa le indemnizara con más de lo que le
correspondía. A pesar de ello, Villa insistía ante el juez que él no
quería indemnización sino seguir trabajando. Fue la primera vez
que Herrero Merediz vio a Villa. Hasta que en el año 1979 se hizo
un hombre popular y conocido, no volvió a saber más de él.
En el año de 1972 Villa trabajó en Duro Felguera, en Gijón, de
manera temporal, y en el año 1973 se fue para Barcelona, cuando
el problema con la mujer del chófer de autobuses, donde ayudó a
su tío en el Centro Asturiano. Algunos que le vieron allí echar
sidra aseguran que era un gran escanciador.
Claudio Ramos tuvo conocimiento de aquel rumor o denun-
cia, que en realidad no comprometía a Villa, ya que la ley era
machista y el adulterio sólo estaba penado en la mujer. Pero apro-
vechó la circunstancia para dejar aviso en el bar de Hermógenes,
para que Villa se presentase a Claudio Ramos en la comisaría,
porque había una denuncia contra él.
Un día se presentó Villa en el despacho de Claudio Ramos,
que estaba en ese momento con otro policía, y de entrada dijo:
—Hola, soy José Ángel Fernández Villa.
Claudio Ramos no desaprovechó la ocasión, habló largo y
tendido con él y, efectivamente, vio a un hombre con inquietudes.
Villa le contó a Claudio Ramos la situación en la que se encontra-
ba, sin trabajo y Claudio Ramos le dijo que eso estaba arreglado,
y le metió a trabajar como trenista en la mina Miravalles de su
amigo Efrén, en La Colladona, convirtiéndose a partir de enton-
168 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

ces en un extraordinario servidor del policía. También un día le


confió a Efrén que siete de los que trabajaban en la mina con él,
entre otros Felichu, Peón, Amador, Alfredo y otros tres más, que
habían pedido permiso de vacaciones, en realidad habían ido a
trabajar a mina Mariquita, en Quirós. Enterado Efrén fue a Quirós
a echar una bronca a sus desertores, que tras una temporada y un
accidente en la mina Margarita volvieron a trabajar con Efrén.
Por aquel entonces Villa estaba cercano a la CNT y pertene-
cía al CRAS. Villa dio el primer cante de dos de los pertenecien-
tes al CRAS de Oviedo. Uno trabajaba en un Banco y otro en el
Instituto Nacional de Previsión, ambos vivían en Buenavista.
Los siguieron, los identificaron, pero no los detuvieron. En reali-
dad el CRAS impresionaba por su nombre, Comunas Revolucio-
narias de Acción Socialista, pero eran inofensivos.
Cuando había reunión de la CNT, la UGT u otra organización
clandestina, Villa hablaba con Claudio Ramos y preguntaba si
debía de ir. La respuesta del policía era siempre la misma:
—Claro, vete, así luego nos enteramos de todo.
En aquella época todos los Partidos y Sindicatos clandestinos
andaban detrás de la gente joven. Era el caso de Villa, al que corte-
jaban prácticamente todos excepto el Partido Comunista. El con-
tacto de Villa con Claudio Ramos era siempre el teléfono personal
de su casa. Claudio Ramos por su parte, o Fuente, que también
empezaba a recoger el testigo, llamaban al bar del padre de Villa y
si éste no estaba le dejaban a la hermana el aviso, puesto que era
la que solía coger el teléfono. Siempre daban un nombre falso:
—Dile que le llamó fulano de tal.
Luego Villa se encargaba de llamar o de quedar en algún sitio
para reunirse a hablar. A ambos policías siempre les llamaba la
atención el deje de voz asturiana que tenía la hermana de Villa.
Uno de los lugares de reunión de Ramos con Villa era el local
del SECED, que estaba situado en la calle Posada Herrera de
Oviedo. Villa por aquel entonces no tenía el mostacho de la ac-
tualidad. Claudio Ramos tenía la llave del local porque se la deja-
ba Fuente, quien a su vez avisaba al policía armada que estaba
allí tarde o noche, que esa tarde se fuese. Las reuniones siempre
eran por la tarde. El SECED tenía tres policías armadas que se
turnaban en la vigilancia de su local de Oviedo por la tarde y la
noche. El servicio lo hacían de paisano. Uno era conocido como
Castro, otro como Antonio y un tercero de nombre Gil (vecino
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 169

precisamente de este autor). Otro lugar habitual de las reuniones


era dentro del coche de Ramos, en lugares poco transitados, como
en el pueblo de Las Caldas. Ramos solía decirle al chófer:
—Vete a dar un paseo, que va a venir a verme la querida.
Un día Villa tuvo un enfrentamiento con Efrén por una falta de
refrigeración. Efrén enfadado le dijo:
—Pues no trabajes y quédate en el vestuario.
Al día siguiente apareció Villa con una carta de Claudio Ramos,
que entregó a Efrén. Le pedía que tuviese con él consideración,
ya que era uno de los suyos. Efrén haría de enlace en varias
ocasiones entre Villa y Claudio Ramos. Efrén reconocería siem-
pre que J. A. Fernández Villa era un gran trabajador, que llegaba
siempre a la hora y no solía perder tiempo —los minutos del
bocadillo eran siempre los justos. Según palabras del empresario
minero, fue el mejor trabajador que tuvo a sus órdenes.
Claudio Ramos agradecido a Villa y a propuesta de éste le
metió a trabajar en Ensidesa, en La Felguera. En una época en la
que todos querían ser metalúrgicos: tenían buen sueldo y el tra-
bajo no era tan duro como el de la mina. Para lograr que lo admi-
tieran Claudio Ramos llamó a Pepe Blázquez, que tenía mucha
amistad con los ingenieros y con el director. Le contó el asunto y
Blázquez, a través de su amigo Nespral, joven ingeniero director,
logró que colocaran al antiguo trenista José Angel Fernández
Villa como especialista en Ensidesa-La Felguera.
Nespral no sabía de quién se trataba, le hizo el favor a su
amigo policía, pero pronto llegó a sus oídos que había uno en la
fábrica que hablaba por los codos de leyes. Tenía un rollo terri-
ble y ya era conocido como «el abogau de Tuilla».
En noviembre de 1974 Claudio Ramos es destinado como Jefe
Superior al País Vasco, y le pasa totalmente el testigo de la rela-
ción con Villa a Fuente. Este se reúne con Villa en diferentes
sitios, varias veces en las cercanías del Carlos Tartiere (entonces
no había tanta iluminación) o en el coche de Fuente, que era
donde éste solía tomar nota de las informaciones de Villa. He
aquí como muestra algunas de ellas:

José Angel 28-12-75


Lombardía es el hombre del FRAP
Hombre de confianza LOREDO. Trabaja en Duro Felguera: Ba-
rros. R8 amarillo.
170 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

Junta Democrática.
Reunión a comer unos corderos unas 50 personas de la Cuenca
de Langreo: Asistieron también Daniel Palacio, González Cam-
pos y el pintor Lombardía.
Del MCE.
Uno de Muñera, Luisma, trabaja en Candín, se puso en contac-
to con él para ver a los de UGT (pudiera ser Del Valle).
Otro de Duro Felguera, le llaman el «Chino», tiene furgo-
neta 2C. Vive en Laviana y trabaja de delineante en la oficina
técnica.
Otro del Carbonero, chico joven, es cobrador.
Camino de Lada tiene un piso donde celebran reuniones, pue-
den ser del MCE o de la ORT. Allí acude una chica que estudia
COU en Sama, es nieta de Bolo.
SAAVEDRA. Graduado Social de Candín en CC.OO.

José Angel 3-12-75


Explica un problema en fábrica y la actuación en Asam-
bleas que dio lugar a ser apartado por la Empresa y llamado a
comisaría.
Roza [su gran enemigo sindical en la fábrica] despliega una
actividad, empieza a la puerta de Colegios y les llama a el Bar
La Collota.
Hombres de Roza: Borja, enlace sindical.
Simpatizante: Cabello.
Simpatizante perito, nacido en San Mamés, donde los pa-
dres tienen un bar. Estuvo en Bélgica haciendo un curso. Tiene
un hermano que trabaja en Ensidesa La Felguera, y se llama
Alejandro. El perito pidió el cambio para Gijón.
Donde más fuerza tienen es en Barredos y Blimea y el hom-
bre más importante es uno que los padres tienen el bar «Tista».
Segundo abandonó la ORT. Paco también.

Democracia Socialista Asturiana.


Prieto, Marcos, José Antonio Bergel y Andrés de la Fuente.
Socialismo.
Hombre fuerte Marcelo.
Rodríguez Vigil y su mujer no se comprometen.
Ejecutiva: Marcelo, Aladino Cordero. Agustín jubilado de
Gijón. Rodríguez Vigil y un estudiante de filosofía llamado Francisco,
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 171

de unos 22 años, delgado, muy blanco, pelo rubio y largo, vive


en El Entrego.
Aparato: Barbón y Pablo.
CNT.
En el mes pasado Aquilino Moral entregó el dinero y todas
las cosas a tres estudiantes jóvenes. Uno de ellos procedente de
Barcelona. Tienen un periódico «Comunismo Libertario».
FRAP.
Hay algo en Duro Felguera alrededor de un estudiante de
Navales expulsado de la Escuela y ahora gerente de una em-
presa de alimentación. Lavandera.
P.C.E.
Tuilla: Lorenzo González Olivenza, muy activo y ha dado
un gran impulso. Se mueve mucho y con Ignacio formó el P.C. en
Mosquitera.
Pumares, tuerto, para el movimiento de jubilados y reparto
de propaganda que recoge en Sama.
Candín: Serafín y Gonzalo. Unos quince organizados, la
mayoría de C. de Langreo, entre ellos Francisco Arenas, sin
personalidad y se vende a la empresa.
Tamayo expulsado de CC.OO. hace unos quince días por
culpa de las elecciones de Madrid, no acató la decisión del 8 C.
Fernando Bello. Responsable de juventudes. Por lo demás
los de siempre.
Juanjo expulsado, apartado Ignacio peón.
CC.OO.
Cuidado con Marino Artos.
Fusoa. Constitución Iglesia de La Calzada. PCE VIII-IX Saborit,
PC Fausto, Socia. Marcelo, CNT Aquilino Moral, CRAS José Antonio.

José Angel
Día 16 reunión en Oviedo de la UGT, para nombrar Comité
Ejecutivo Provincial, unos ciento veinte. Salieron:
Emilio Barbón Martínez (Secretario General)
Agustín González García (Secretario Organización)
Herminio Alvarez García
Rosalino Vallina Castro (Trabaja en Venturo)
Leonardo Velasco García (Jubilado)
Paulino León Alvarez (Jubilado)
Marcelino García Suárez (Prensa)
172 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

Carlos Alberto Fernández Graiño (2º Derecho)


María José Iglesias
Joaquín Andrés García
Joaquín López
José A. Saavedra Rodríguez (Graduado Social)
Rodríguez Vigil (Abogado)
José Rozales

José Ángel 19-6-76


Para el día 25 presentación de las CC.OO. de fábrica (Ensidesa)
por Paco Luis (hijo de Ordiales). Padilla y Borja, Celestino,
Pablo y Juanín de ajuste presentaron problemas sindicales de
la Empresa.
PSOE.
Suso el 1º Secretario General, estudia filosofía y es de bue-
na familia (Jesús Sampedro González).
Marcelo 2º.
Aladino.
Agustín en relaciones exteriores, y el hijo de Juan José de
Barredos.
De las juventudes: Francisco Varela está en la mili, es de El
Entrego.
Uno que trabaja en Ercoa de administrativo.

Todavía en fecha tan tardía como Octubre de 1976 le pasó


José Angel Fernández Villa su último informe al policía Fuente:

Militantes del PSOE 300


UGT 450
S. Minero 200
Cotizaciones 200 partido
150 UGT
50 S. Minero
30 Fusoa
Homenaje a Barreiro
Fueron 27 de Asturias encabezados por Barbón. Voluntaria-
mente se apuntaron 3, el resto hubo que empujarlos. Viajes y
hoteles gratis.
MAS (Movimiento Autónomo Sindical). Encabezado por Fermín
Prado. En el tablerón de dique Duro Felguera unos 200.
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 173

CC.OO.
Mucha fuerza. Toda concesión que se haga sólo es aprove-
chada por CC.OO. Están en todos los sitios, preparados.
Durante el verano Isaías, de la Ejecutiva, vino a dos cursos
de 15 días en un piso alquilado encima de los Alsas.
Prensa: CC.OO. tiene todas las puertas abiertas, incluso
televisión. (Marino cuando entró a trabajar, lo dio hasta Pano-
rama Regional). Uno de la UGT lo enviaron al periódico y no lo
publicaron.
Liga Comunista: Se ha integrado en UGT principalmente
los del metal de Gijón. Oscar Tuñón.
Fusoa: Desaparecerá y se integrará en una Caja de Resis-
tencia.
Lláscaras unos 60 de CC.OO.

Fue el último informe de Villa a la Policía. La reunión se cele-


bró en el coche de Fuente, en Las Caldas, que era donde habían
quedado por teléfono. Cuando el coche llegó a Las Caldas, lo vio
pasar Agustín desde su casa a la entrada del pueblo. Cogió su
moto y buscó el coche por el pueblo, hasta que lo encontró. Ya
estaba Villa montado en él, y cuando Agustín se acercó a la puer-
ta Fuente salió como un resorte para que se fuese. Lo hizo, pero
antes Agustín logró ver la cara de Villa. Años después Agustín,
que estaba como sargento en un banderín de enganche en La
Legión, lo comentó con este autor, que no le creyó, hasta que con
el tiempo comenzó a hilar fino y las cosas comenzaron a casar.
Quizá fue que Villa cogió miedo aquel día, o quizá influyó el
hecho de haber entrado el mes anterior a trabajar de nuevo en la
mina. Lo cierto es que nunca más contactó con la Policía, ni tam-
poco contestó a las llamadas telefónicas.
Emilio Barbón, al igual que Antón Saavedra, sí que tenían ya
la sospecha de que Villa había sido confidente. Barbón, cuando
llegó la democracia, se reunió un día con Efrén en el bar casa
Oscar, en Mieres. También estaba el hijo del industrial José Luis
Martínez. El empresario minero confirmó a Barbón el trato que él
tuvo con Claudio Ramos y Villa, y las veces que hizo de interme-
diario entre ambos. Barbón estaba dispuesto a acabar política-
mente con Villa, pero por aquella época ascendió «casualmente»
a magistrado y se olvidó del asunto Villa.
174 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

Fernández Villa

José A. Fernández Villa


en la época en la que co-
laboró con la policía.

Barbón, a través de Efrén, sabía de los deva-


neos de José Ángel Fernández Villa con Claudio
Ramos
José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 175
176 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

Informes de Villa a la policía tomados a mano por Fuente


José Ángel Fernández Villa al servicio de Claudio Ramos 177

Informes de Villa a la policía tomados a mano por Claudio Ramos


178 José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos

Você também pode gostar