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B) Testamento no Notarial. Es aquél en el que la ley, ante las dificultades que pudiera
acarrear la presencia de Notario, autoriza su otorgamiento ante testigos, pero condicionado a
su postrera intervención: caso de epidemia e inminente peligro de muerte del testador.
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A) Testamentos Notariales
Es el más común en la práctica. Deberá ser otorgado ante Notario hábil para actuar en el
lugar del otorgamiento.
• El Notario redactará el testamento con arreglo a tal voluntad, con expresión del lugar, año,
mes, día y hora de su otorgamiento.
• El Notario advertirá el testador del derecho que tiene a leerlo por sí.
• Si el testador no lo hace, lo leerá el Notario en alta voz, para que el testador manifieste si
está conforme con su voluntad.
• Si lo estuviere, será firmado en el acto por el testador que pueda hacerlo y, en su caso por
los testigos y demás personas que deban concurrir.
• Si el testador declara que no sabe o no puede firmar, lo hará por él, y a su ruego, uno de
los testigos.
• Una vez hecho todo lo anterior, el Notario dará fe de conocer al testador o de haberlo
identificado debidamente. También hará constar que, a su juicio se halla el testador con
capacidad legal necesaria para otorgar testamento.
Todas estas formalidades se practicarán en un solo acto que comenzará con la lectura del
testamento, sin que sea lícita ninguna interrupción, salvo la que pueda ser motivada por algún
accidente pasajero.
• Cuando el testador, aunque pueda firmarlo, sea ciego o declare que no sabe o no puede leer
por sí el testamento.
Si el testador que no supiese o no pudiese leer fuera enteramente sordo, los testigos leerán el
testamento en presencia del Notario y deberán declarar que coincide con la voluntad
manifestada.
• El intérprete que hubiera traducido la voluntad del testador a la lengua oficial empleada por
el Notario.
B) Testamentos no notariales
El inmimente peligro de muerte (que en último extremo apreciaran los tribunales) debe
entenderse como imposibilidad o dificultad extremade acudir a la forma ordinaria de testar
ante Notario.
Como requisitos formales, los testigos han de ser idóneos, han de conocer al testador, apreciar
su capacidad y concurrir todos simultáneamente.
En general se entiende que no basta la existencia de epidemia, sino que ésta ha de significar
un inminente riesgo de fallecer el testador.
En los dos casos citados se escribirá el testamento, siendo posible; no siéndolo, el testamento
valdrá aunque los testigos no sepan escribir.
No obstante, tales testamentos serán ineficaces si pasaron dos meses desde que el testador
salió del peligro de muerte, o cesó la epidemia.
Declarado nulo un testamento abierto por no haberse observado las formalidades establecidas
para cada caso, el Notario que lo haya autorizado será responsable de los daños y perjuicios
que sobrevengan, si la falta procediere de su malicia, o de negligencia o ignorancia
inexcusables.