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Cápsula N°1: Balance muscular y masajes

El balance muscular a la condición de equilibrio relativo entre la longitud y la tensión entre la


musculatura agonista y antagonista, en la que destacamos las funciones de musculatura tónica
(gastrocnemio, isquiotibiales, psoas, aductores, cuadrado lumbar, pectoral y bíceps braquial) y la
musculatura fásica (vasto interno y externo del cuádriceps, glúteos, tríceps braquial y músculos de
la zona dorsal-escapular).

¿Cómo puedo detectar si mi cuerpo esta desbalanceado o debilitado?

El desbalance muscular implica una asimetría entre los músculos agonistas y antagonistas de un
segmento, una asimetría entre las extremidades, o un diferencial con un valor normal previsto.
Cuando entrenas o realizas alguna actividad física de forma prolongada, tu sistema músculo
esquelético inicia un proceso de adaptación al trabajo, la musculatura activada crece y la
musculatura que no utilizas se inhibe. El segmento desbalanceado presentará un acortamiento
muscular y tensión excesiva (generalmente se da en la musculatura tónica). La deficiencia de un
grupo muscular o su excesivo desarrollo dará lugar a la aparición de un desequilibrio músculo
articular, que predispone al desarrollo de lesiones deportivas.

¿Cuáles son los efectos negativos del desbalance muscular?

 Fatiga muscular

 Dolor e inflamación

 Pérdida del control motor

 Alteración en la propiocepción

 Cambios posturales

 Degeneración articular

¿De qué forma un masaje puede ayudar a mejorar un desbalance?

Tanto los masajes de tipo descontracturante y deportivo (masaje de descarga) trabajan el nivel de
tensión muscular. Un masaje en un músculo de tipo fásico que esté en estado de hipertonía, lo
ayudará a disminuir su actividad, para que posteriormente vuelva a su estado de normalidad. En el
caso de un músculo de tipo tónico que se encuentre inhibido, el masaje contribuye a estimular y
reactivar. El masaje es estimulante y ayuda al aumento de la capacidad máxima de trabajo de los
músculos fatigados, aumenta la elasticidad, disminuye la edematización, disminuye la rigidez,
previene el desarrollo de atrofias, contracturas y dolores después de un entrenamiento o actividad
física prolongada.
Cápsula N°2. ¿Has sentido molestias o dolor de cuello posterior a tu jornada laboral? Échale un
vistazo a tu puesto de trabajo?

Muchas veces nos quejamos de dolor de cuello y hombros, pero hasta que eso no nos es
realmente limitante, no hacemos mucho caso a algunas correcciones o ajuste que podrían ayudar
a prevenir esta situación.

Por ejemplo la adecuación de nuestra estación de trabajo.

Un cambio que podemos realizar con bastante facilidad es adecuar el monitor con el cual
trabajamos a la altura de nuestros ojos (el borde superior del monitor frente a nuestros ojos)
además de posicionarnos a una distancia entre 45 a 55 cm del monitor.

Estas 2 modificaciones pueden ayudarnos positivamente a prevenir o disminuir las molestias


generadas durante la jornada laboral.

Recuerda siempre que tus caderas, rodillas y tobillos deben estar en un ángulo de confort cercano
a los 90° con los pies bien apoyados en el suelo.

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