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AGRESIÓN Y VIOLENCIA EN LA ESCUELA COMO FACTOR DE RIESGO DEL APRENDIZAJE ESCOLAR*

AGGRESSION AND VIOLENCE IN SCHOOL AS A RISK FACTOR OF SCHOOL EDUCATION

PATRICIA CID H.**,ALEJANDRO DÍAZ M***.,MARIA VICTORIA PÉREZ.****,MATILDE TORRUELLA


P*****, Y MILADY VALDERRAMA A.******

** Enfermera. Magíster en Enfermería. Departamento de Enfermería. Facultad de Medicina.


Universidad de Concepción. Chile. patcid@udec.cl

*** Psicólogo. Doctor en Psicología. Departamento de Psicología. Facultad de Ciencias Sociales.


Universidad de Concepción. Chile. adiazm@udec.cl

****Psicóloga. Doctora en Psicología. Departamento de Psicología. Facultad Psicología.


Universidad de Concepción. Chile. marperz@udec.cl

***** Enfermera. Magíster en Educación. Departamento de Enfermería. Facultad de Medicina.


Universidad de Concepción. Chile. mtorruel@udec.cl

****** Enfermera. Magíster en Enfermería. Departamento de Enfermería. Facultad de Medicina.


Universidad de Concepción. Chile. mvalderrama@udec.cl

RESUMEN

Un problema actual y creciente de salud en la comunidad escolar es la agresión y violencia


observada entre los estudiantes, siendo de tal intensidad que ha provocado incidentes negativos
en niños y adolescentes, como dificultad en el aprendizaje y abandono escolar, observándose esta
problemática transversalmente en diversos contextos culturales y sociales. Esta revisión
bibliográfica tiene como objetivo apreciar como se da la agresión y violencia entre los escolares,
los factores que están involucrados en estos eventos, así como también identificar algunas
intervenciones que se han llevado a cabo para prevenir y tratar estas conductas, y los resultados
obtenidos. Dentro de los factores que se relacionan con la agresión escolar están los de tipo
individual, familiar, escolar y del ambiente. Las intervenciones realizadas han tenido como foco a
los padres, profesores y/o alumnos(as), obteniéndose resultados positivos en aquellas con enfoque
integral.

Palabras Claves: Agresión, violencia, riesgo escolar, intervención, enfermería.

ABSTRACT

A current problem and increasing health in the school community is the observed aggression and
violence among students, being of such intensity that has led to adverse incidents in children and
adolescents, such a difficulty in learning and school dropout, having this problem across various
cultural and social contexts. This bibliograpbical revisión has the objective to appreciate how the
aggression and violence occurs among students,the factors that are involved in these events, as
well as to indentify some interventios that have been carried out to prevent and treat these
conducís and results. Within the factors that are related with the school aggression are: those of
individual type, familiar, school activities and school atmosphere. The interventions made the
parents responsibles, teachers and students in general, the results of these objectives has been
positive.

Key words: Aggression, violence, scholar risk, interventions, nursing.

INTRODUCCIÓN

Un problema actual y creciente de salud en la comunidad escolar es la agresión y violencia


observada entre los estudiantes, siendo de tal intensidad que ha provocado incidentes negativos
en niños y adolescentes, como dificultad en el aprendizaje y abandono escolar, observándose esta
problemática transversalmente en diversos contextos culturales y sociales.

La presente revisión bibliográfica nace como inquietud frente a las respuestas emitidas por los
niños, que cursaban su primer año básico de educación formal, a una entrevista estructurada que
formó parte de una investigación longitudinal cuyo propósito era identificarlos mecanismos o
factores de riesgo y protectores asociados a los procesos de abandono y permanencia en el
sistema educacional. Se preguntó a los niños que les gustaba y que no les gustaba de sus
profesores, de sus compañeros y de su escuela. En ambos tipos de preguntas las respuestas fueron
muy similares repitiéndose con frecuencialas siguientes frases: "me pegan", "me aislan", "se
burlan".

Diferentes estudios informan que los episodios de agresión y/o violencia en las escuelas producen
en los niños daños físicos y emocionales, estrés, desmotivación, ausentismo, e incluso efectos
negativos en el rendimiento escolar por estrés postraumático en los afectados (Gumpel & Meadan
2000; Verlinde, Hersen &Thomas 2000; Henao, 2005; Smifh &Thomas,2000).

Las conductas agresivas o violentas que perciben los niños de parte de sus compañeros pueden
pasar desapercibidas por el personal de la escuela, como también por algunos padres que
consideran estos comportamientos típicos de la edad y que los ayudan a crecer (Rodríguez, Seoane
& Pedreira, 2006). Otra situación que dificulta la valoración del problema es el pacto de silencio
entre agresores y agredido (Gumpel & Meadan 2000; Cerezo, 2006).

De acuerdo al estudio de violencia en establecimientos educacionales en Chile, la agresión y


violencia en los ambientes de estudio constituyen un problema que requiere una pronta
intervención. De este estudio, un 45% de los estudiantes señaló haber sido agredido y, a su vez, el
38% declaró ser agresor. La mayoría de los estudiantes de 10 a 13 años percibió agresión
psicológica, como ser ignorados, recibir insultos o garabatos, burlas, descalificaciones, gritos y
rumores mal intencionados en los espacios de recreos y de deportes (Ministerio de Educación
[MINE-DUC],2006).

Las conductas de agresión y violencia alteran el ambiente escolar repercutiendo negativamente en


el aprendizaje. Un buen clima escolar que favorece el aprendizaje estaría definido por tres
factores: no violencia, ausencia de perturbaciones para estudiar y amistad (Ascorra, Arias & Graff,
2003).

Esta revisión bibliográfica tiene como objetivo apreciar como se da la agresión y violencia entre los
escolares, los factores que están involucrados en estos eventos, así como también identificar
algunas intervenciones que se han llevado a cabo para prevenir y tratar estas conductas, y sus
resultados.

¿Que se entiende por conflicto, agresión, agresividad y violencia?

"Los conflictos son situaciones en que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo de
intereses y/o posiciones incompatibles donde las emociones y sentimientos juegan un rol
importante.. "(Unidad de Apoyo a la Transversalidad, 2006, p. 12). La agresión y la violencia son
conflictos, "la agresión es una respuesta hostil frente a un conflicto latente, patente o crónico", y la
violencia se asocia a un conflicto "en el que no se sabe cómo regresar a una situación de orden y
respeto de las normas sociales" (Unidad de Apoyo a la Transversalidad, 2006, p. 14).

Maturana refiere que las emociones influyen en que una acción sea de agresión o de una caricia,
desde esa perspectiva conceptua-liza la agresión como la emoción a través de la cual el otro es
negado directa o indirectamente como un legítimo otro en coexistencia con uno (In: Comité
Paulista para a década da cultura da Paz, 2003).

Para Oteros (2006) la conducta agresiva es socialmente inaceptable ya que puede llevar a dañar
física o psicológica a otra persona, la agresividad en la etapa escolar puede aplicarse a acciones
agresivas (conductas), a estados de ánimo (sentimientos subjetivos), a impulsos, pensamientos e
intenciones agresivas, y a las condiciones en que es probable que se adopten conductas agresivas
(estimulación ambiental).

Pintus (2005) conceptualiza la violencia escolar como una manifestación que se da en el espacio de
las relaciones humanas en el contexto de las instituciones educativas. Las consecuencias
vivenciales de esta violencia son negativas, como sentirse lastimado, dañado, despreciado,
menospreciado, disminuido, y/o

Características personales del niño

Los niños aproximadamente hasta los siete años de edad obedecen a los adultos sin cuestionar las
reglas impuestas, de tal manera que consideran que un acto es correcto o incorrecto y que un acto
incorrecto merece castigo. Después de los 11 años desarrollan la capacidad para razonar
moraímente, las reglas maltratado.

Algunos autores identifican que los factores que inciden en que un niño sea agresivo o violento, o
esté en riesgo de desarrollar estas conductas, son diversos (Henao, 2005; Verlinde et al., 2000). Así
agrupan los factores de riesgo en tres ámbitos: personales, de su familia y del ambiente escolar.
Sin embargo, Verlinde et al. (2000), al realizar una revisión de la literatura sobre causas y
correlaciones de la violencia entre los niños, reconocen además de los aspectos individuales,
familiares, escuela/pares, el aspecto societario/ambiental y esquematizan muy bien los factores de
riesgo para la violencia escolar (Tabla 1). Estos autores tienen presente en su estudio, lo expuesto
por Pepler y Slaby (1994), que la agresión entre las niñas se desarrolla y se expresa en forma
diferente (In: Verlinde et al., 2000) son modificables y evalúan situaciones específicas para su
aplicación (Papalia, Wendkos &Duskin, 2005a).

Los adultos han confundido las interacciones agresivas entre los niños con juegos propios de su
edad, como se mencionó anteriormente, lo que ha llevado a una distorsión de la realidad (Papalia,
Wendkos & Duskin, 2005b). Es importante diferenciarlas conductas agresivas del juego, de la
agresión y violencia propiamente tal, para poder identificar la dimensión de este problema y tomar
medidas para su tratamiento y prevención (Gumpel & Meadan, 2000).

En otros estudios se ha observado que los niños que se caracterizan por ser irritables, con bajo
autocontrol, muy activos y con problemas de atención e impulsividad presentan más
probabilidades de mostrar problemas de conducta y conducta antisocial que los niños que no
presentan tales características (Ayala, Pedroza, Morales, Chaparro y Barragán, 2002). En el mismo
sentido De la Barra, Toledo y Rodríguez (2003) encontraron que los escolares catalogados por los
profesores como agresivos/desobedientes en su primer año escolar persistieron con este tipo de
conductas seis años después.

Ambiente familiar

Para algunos investigadores los problemas de conducta y rendimiento escolar del niño evidencian
los conflictos de sus padres (Ruiz & Gallardo, 2002; Jadue, 2002). La modernización ha impactado
en la estructura y función de las familias chilenas, afectando la socialización de los hijos y su
educación (Jadue, 2003).

Jadue (2003) indica que los cambios en la familia, cómo familias con un solo padre o familias
disfuncionales, constituyen un riesgo inminente que se suma a otros factores dañinos que pueden
afectar la educación chilena. El efecto de ello se observa en un menor rendimiento escolar, en el
abandono del sistema educativo, en las manifestaciones conductuales desadaptativas y en las
expresiones emocionales negativas de los niños.

Ruiz y Gallardo (2002) observaron en su estudio que los hijos/as de familias negligentes
manifestaban poca adaptación general en el aspecto psicológico, inferior rendimiento escolar y
mayor distracción en el aula. También se señala que un niño o niña con abandono familiar le será
más difícil manejar los traumas en la etapa adulta (Marty & Carvajal, 2005).

Familias disfuncionales incompletas, con manifestaciones de agresividad, mala integración social y


familiar, rechazo e irresponsabilidad en el cuidado y atención de sus hijos y con presencia de
alcoholismo, fueron características de las familias de niños de 9 a 11 años diagnosticados con
conductas agresivas (Noroño, Cruz, Cadalso & Fernández, 2002).

En cuanto a los hijos/as pertenecientes a familias que presentan violencia intrafamiliar, un estudio
realizado en Nicaragua muestra que un 63% de los hijos de familias con este problema repiten
años escolares o abandonan la escuela en promedio a los nueve años de edad, y son tres veces
más propensos a asistir a consultas médicas (Organización Panamericana de la Salud [OPS], 1998).

Se han observado efectos perdurables en el desarrollo de los niños y niñas que viven en hogares
violentos. Ellos y ellas pueden presentar en el futuro, pocas habilidades sociales y conductas
agresivas, de tal manera que los niños que han sufrido violencia durante su infancia, serán adultos
agresores (Fondo de las Naciones Unidas [UÑICEF], 2006). Aprehendiendo esta conducta y
repitiéndola, dañando con ello a sus seres queridos, y a los más vulnerables dentro de la familia:
sus hijos e hijas.

Desde el punto de vista de los factores protectores de la familia asociados a una menor agresión
del niño es importante destacar la organización familiar, la orientación a alcanzar metas, la
tendencia a la religiosidad, y la cohesión familiar (Ayala et al., 2002).

Ambiente escolar

Los niños en un estudio realizado en escolares de segundo básico declararon que les gustaba ir a la
escuela para aprender, pero les disgustaba el desorden y la violencia de sus compañeros
(Valderrama et al., 2007).

Maturana y Dávila (2006) expresan que la educación es fundamental "pero no en términos de


aprendizaje de materias, sino en términos de convivencia". Para Maturana (2001) es primordial
enseñar a un niño/a a respetarse y aceptarse, sólo así aprenderá a respetar y aceptar a sus
compañeros y vivir en armonía con su entorno. Los niños tienen que aprender a ser, aprender a
hacer, aprender a aprender y aprender a convivir. En la escuela el niño aprende sobre la vida y
aprende a convivir, siempre que este ambiente sea propicio para desarrollar estas capacidades.

Las interacciones sociales con sus profesores y compañeros son de suma importancia para el
desarrollo académico y social del niño, las opiniones que recibe de ellos le condicionan positiva o
negativamente sobre su valía personal, lo que repercutirá posteriormente en su motivación y
rendimiento académico (García &Doménech, 1997).
Freiré (1997) señalaba que "si se respeta la naturaleza del ser humano, la enseñanza de los
contenidos no puede darse alejada de la formación moral de los educandos" (p. 34). Este autor
considera que si los profesores van guiando a los niños en la construcción de su conocimiento
formarán seres humanos libres, justos y equitativos, para desenvolverse en la sociedad. Del mismo
modo, si los profesores fomentan las buenas relaciones interpersonales, el trabajo en equipo, la
amistad, entre otras, contribuyen al desarrollo de la empatia, de prácticas de aprendizaje
cooperativo, incremento de la motivación escolar y la participación de los educandos en el proceso
educativo (Guil & Mestre, 2004).

Verlinde et al. (2000) observaron que los niños que tuvieron profesores que mantenían el orden en
la sala de clases y proporcionaban claras guías para una conducta aceptable, mostraron menos
agresión en los cursos superiores. En cambio, los que tuvieron un profesor débil y un ambiente
caótico presentaron mas agresión en sus otros años de estudios y tendieron a formar o reunirse
más con grupos antisociales.

En el estudio de Francia (2003) los niños indisciplinados manifestaron maltrato físico y psicológico
por parte de sus educadores, ellos presentaron factores de riesgo como desatención, carencia
afectiva, violencia familiar, entre otros; lo que hacía que los niños fueran de difícil manejo, e
irremediablemente maltratados por sus profesores. Conducta que no soluciona la indisciplina y
agrava la situación, al sancionar y castigar se promueve la violencia y el desamor (Maturana &
Dávila, 2006).

Entre los hallazgos del Primer Estudio de Convivencia Escolar desarrollado en Chile, llamó la
atención la poca consideración que refirieron los alumnos a la resolución de problemas que se
plantean en el centro educacional, y que alteran la convivencia escolar (Instituto de Evaluación y
Asesoramiento Educativo, 2005).

Para Cerezo (2006) se está viviendo un fenómeno en las escuelas llamado bullying, o agresiones
sistemáticas entre compañeros en las aulas, está dinámica de agresión y victimi-zación no se lleva a
cabo frente a los adultos y sólo se hace visible cuando constituye un problema mayor. Los
agresores o bullies actúan "movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar,
mientras que el alumno víctima se encuentra indefenso" (Cerezo, 2006 p. 27).

Los bullies y las víctimas, comúnmente son niños, y muestran escaso autocontrol en sus relaciones
sociales: Los bullies son más grandes que sus compañeros y más fuertes, se creen líderes, sinceros,
con alta autoestima, con actitud negativa hacia la escuela y con bajo rendimiento escolar, en
cambio, las víctimas se consideran tímidos, con menor fuerza física, y de baja ascendencia social
(Cerezo, 2001).

Ambiente social

Los niños continuamente están recibiendo mensajes dañinos de su entorno. Por ejemplo, en los
contenidos de sus asignaturas se valoran las guerras, muchos de sus familiares resuelven sus
conflictos con gritos o insultos, en la televisión las noticias que impactan son de violencia,
igualmente las de otros medios de comunicación. Se ha observado efectos negativos de la violencia
televisiva sobre la cognición, la emoción y la conducta infantil (Pérez-Olmos, Pinzón, González-
Reyes & Sánchez-Molano, 2005). Los niños imitan a sus familiares o héroes televisivos, y expresan
sus emociones negativas con golpes y ofensas hacia los otros.
Intervenciones

Jadue (2003) indica que el rol de la escuela es fundamental en el desarrollo personal y valórico de
los niños, expresa que hay que enseñar a los niños a sobrellevar las vicisitudes de la vida, trabajar
con los recursos personales internos de los alumnos, logrando así disminuir riesgos de déficit
educacional y de deserción escolar.

Positivo fueron los resultados de un programa de intervención educativa en padres con hijos
diagnosticados con conductas agresivas, destinado a modificar los modelos educativos agresivos
en la familia. Después de cuatro meses de aplicación del programa de intervención educativa, la
responsabilidad de los padres en la educación y cuidado del niño aumentó y se redujeron las
manifestaciones de agresividad en el medio familiar (Cruz, Noroño, Fernández, & Cadalso, 2002).

Shapiro (1997) afirma que los juegos cooperativos han demostrado disminuir significativamente la
ira y la agresión entre los niños. Al evaluar los dos primeros años del programa "juego del buen
comportamiento (JBC)" aplicados a niños de primeros básicos, se observó que los niños
diagnosticados al inicio del programa con conductas de timidez, agresión, hiperactividad o
inmadurez emocional no presentaron cambios durante el primer año, pero sí disminuyeron estas
conductas en el segundo año de intervención (Pérez, Rodríguez, De la Barra & Fernández, 2005).
Los niños sin conductas disruptivas ni agresivas que participaron en el JBC no modificaron su
conducta durante el primer ni segundo año de aplicación del programa (Pérez, et al., 2005). Es
importante apreciar que este programa se puede aplicar a niños y niñas con o sin alteración de la
conducta, pues ellos aprenden normas en forma entretenida compartiendo con sus compañeros.

Un esquema para la eliminación de la violencia propuesto por Martínez-Otero (2005) considera


que directivos, profesores, trabajadores del sistema escolar, niños, padres y familias son parte de la
comunidad educativa y es su responsabilidad participar en resolver y prevenir la violencia escolar
(Tabla 2).
Los adultos que son parte del ambiente escolar deben pesquisar la intensidad y frecuencia de las
agresiones entre los escolares y establecer una disciplina consistente que vaya a solucionar este
problema. Las vías específicas favorecedoras de la convivencia escolar son: la disciplina, la
negociación, la mediación y el fomento de la sana competencia social (Martínez-Otero, 2005).

Es necesario comunicarse con niños y niñas y determinar que tipo de agresión recibe o realiza el
niño y considerar los factores de riesgo, sean estos personales, familiares, escolares y/o
situacionales, para poder intervenir a tiempo y facilitar su normal desarrollo infantil (Verlinde et.
al, 2000).

La familia y la escuela tienen responsabilidades en la educación de los niños, estableciendo una


comunicación escuela-familia, donde la escuela sea un espacio abierto a las familias de los
alumnos y de sus profesores, facilitando la socialización de los niños (Rivera y Milicic, 2006;
Kliksberg, 2005).

Es importante reconocer el rol que el equipo de la salud tiene en las diferentes etapas de la
intervención que se señalan en el esquema de Martínez-Otero. Estos equipos funcionan en los
Centros de Salud Familiar y mantienen una estrecha comunicación con los establecimientos
educacionales y las familias de los escolares, de tal manera que su participación se debe observar
desde la primera etapa de intervención. Un programa eficiente del equipo de salud, y en especial
del profesional de enfermería, se orienta a la promoción de un ambiente saludable en la
comunidad escolar, y a intervenciones en los diferentes niveles de prevención del problema de
agresión y violencia escolar.

En el nivel de prevención secundaria en salud, se establece un diagnóstico de riesgo de violencia


en base a indicadores, tales como los señalados en el esquema de Martínez-Otero. Este
diagnóstico se enriquece y permite visualizar la problemática a los actores, si se realiza en forma
participativa con los estamentos de la comunidad escolar (profesores, padres, escolares y
administrativos).

La intervención precoz e integral permitirá solucionar o detener el avance de la violencia en


situaciones de complejo manejo. Con ello se evita en gran medida el efecto negativo de la violencia
en el progreso académico de los escolares y el abandono del sistema educativo, que en muchas
ocasiones promueve en estas personas conductas antisociales.

Una interesante forma de trabajo factible de ser aplicada por profesionales del área de la salud, y
en particular de Enfermería, es el modelo ecológico propuesto por la Organización Panamericana
de la Salud, que aborda acciones a nivel (1) individual, (2) de las relaciones del grupo más cercano,
(3) de la comunidad y (4) del microsistema escolar (Concha-Eastman, 2008; OPS - Ministerio
Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (GTZ), 2008).

El modelo ecológico propuesto por la OPS-GTZ, plantea acciones a nivel individual, de las
relaciones más cercanas, comunitario y nivel social. En los niveles individual y familiar, puede ser
aumentar el apoyo mediante visitas domiciliarias a familias con hijos en edad escolar y en situación
de riesgo. Así como en los controles de salud escolar detectar características que hagan sospechar
la presencia de niños/as agredidos o agresores, o violencia intrafamiliar. Especialmente, llevar a
cabo entrevistas con los profesores y las profesoras para planificar actividades educativas y de
intervención en equipo.

A nivel de las comisiones de Educación y Salud es posible efectuar abordaje interdisciplinario e


intersectorial para prevenir, tratar y rehabilitar este problema.

CONSIDERACIONES FINALES

Existen conflictos, conductas agresivas y violentas en los niños que asisten a establecimientos
educacionales básicos, afectando las relaciones interpersonales y por ende el ambiente escolar.
Este fenómeno se asocia a diversos factores tanto del niño, como de su familia, de su entorno
escolar y social.

Para disminuir este problema, es necesaria la participación de la comunidad escolar en establecer


normas de respeto en los establecimientos escolares que incluyan las relaciones entre alumnos/as,
profesores/as, apoderados/ as, directivos/as, administrativos/as y personal de salud escolar. Es
importante llegar a un consenso sobre la disciplina que se impondrá sobre ciertos actos que dañan
a los niños, socializándolos con las familias y sus hijos que integran la comunidad escolar.
Los equipos de salud familiar y dentro de ellos el profesional de enfermería, tiene la posibilidad de
establecer estrategias de acción frente a los niños y familias en situación de riesgo de violencia.

Es responsabilidad de todas las personas que interactúan en la comunidad escolar participar en


acciones que favorecen la convivencia escolar: pesquisando las conductas agresivas e identificando
a agresores y víctimas para establecer medidas protectoras y tratamientos oportunos,
estableciendo una comunicación permanente con los niños, fomentando el respeto y creando
ambientes agradables para el aprendizaje, educando con afecto y firmeza. Sólo con la participación
de toda la comunidad escolar se puede prevenir y/o tratar este problema que afecta la salud y la
educación de los niños.

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Fecha Recepción: 03 agosto 2007. Fecha Aceptación: 30 septiembre 2008.

*Este trabajo forma parte del Proyecto FONDECYT N°1040622 denominado "Mecanismos de riesgo
y protectores asociados a los procesos de abandono y permanencia en el sistema educacional".

La violencia intrafamiliar y el aprendizaje en la escuela: Un estudio etnográfico en la Institución


Educativa Distrital (I.E.D.)

Enviado por Lourdes Vega Lara

Partes: 1, 2

1. Reflexiones en torno a los resultados de la investigación

2.

La violencia intrafamiliar y el aprendizaje en la escuela:

Un estudio etnográfico en la Institución Educativa Distrital (I.E.D.) San Francisco Javier Santa
Marta

Un estudio descriptivo etnográfico realizado en la comunidad de la I.E.D. San Francisco Javier,


Santa Marta, se centró en las relaciones existentes entre violencia intrafamiliar con el aprendizaje,
mostró que su impacto es altamente significativo dado que provoca dificultades en las relaciones
interpersonales y bajo rendimiento académico. Se considera que existen patrones de
comportamientos violentos y coercitivos en las relaciones intrafamiliares que provocan reacciones
violentas con consecuencias para la salud y la calidad de vida de las personas afectadas. Por ello, el
estudio pretendió conocer la magnitud de este problema, ya que se desconocen las repercusiones
directas sobre la salud de las mujeres, en la medida que es causa importante de problemas para
la salud mental de los niños. Los efectos de la violencia intrafamiliar sobre el aprendizaje se
expresan como una situación estresante, producto de una atmósfera de angustia y
permanente conflicto con ausencia de bienestar psíquico y la adopción de comportamientos
de riesgo para sus vidas.

Teniendo en cuenta este panorama de la violencia intrafamiliar y el aprendizaje de los niños del
grado 7º del I.E.D. San Francisco Javier, el grupo deinvestigación se centró en una valoración
cualitativa sobre el tema teniendo en cuenta las opiniones de los actores implicados, las
observaciones de los comportamientos de los escolares, el análisis de las respuestas dadas por los
actores implicados y como instrumentos de apoyo se aplicaron encuestascon el ánimo de
complementar la información proporcionada. En lo que respecta a las características de
la población, se estableció que la mayor parte procede de sectores populares de los estratos 1 y 2 y
en su mayoría su educación es subsidiada por la Caja de Compensación del Magdalena
(CAJAMAG). Los niños viven en hogares conformados, en unos casos por ambos padres, en otros,
viven con parientes cercanos (hermanos, abuelos, tíos) y en la mayoría, por familias
monoparentales cuya madre es la cabeza de hogar. Los padres de estos niños poseen
escasos ingresos económicos pues viven de la venta ambulante, el trabajo informal y algunas
madres son empleadas domésticas; estas actividades les generan pocos ingresos, lo cual limita sus
opciones de diversión y recreación.

La mayoría de las familias viven en condiciones de hacinamiento, por lo que el número de


miembros oscila entre 5 y 7 integrantes. Algunas casas están construidas con tablas de madera, en
zinc, se encuentran en obra negra y sólo se aprecian pocos casos de viviendas que están en
óptimas condiciones.

En lo que respecta al aprendizaje se pudo establecer que en el grado 7º un gran número de niños
que proceden de estos sectores, presentan problemas de sociabilidad y tienen dificultades en el
aprendizaje; esto se puede observar en los informes académicos que se presentaron en los años
2007 (final) y 2008 (hasta el segundo período) en los que se refleja bajo rendimiento académico en
las diferentes áreas del conocimiento. Los testimonios de los docentes y coordinador académico
indican que gran parte de los padres poseen un bajo nivel educativo, lo cual les impide orientar en
forma adecuada la formación de los niños; en consecuencia, un grueso número de padres acude a
la violencia y al maltrato para obligar a sus hijos a estudiar y para resolver
los conflictos de conducta con niños o con la relación de pareja.

Con base en lo anterior, se puede afirmar que los vínculos entre padres, familiares cercanos y
niños, generan en ciertos casos relaciones maltratantes, en los cuales se usan cables, correas,
chancletas, ramas de árboles, piedras, puños, etc., para agredirlo físicamente. La situación es
mucho más violenta en las relaciones entre niños y padres que con las niñas, quienes reciben un
trato diferente, pues son más pasivas frente a la agresión de los adultos.

No cabe duda que la violencia intrafamiliar, recae especialmente en el menor, el cual es castigado
tanto física como moralmente pues como dice laOrganización No Gubernamental (ONG)
Internacional Save the Children, (Citado por Azaola, 1998:45) este castigo se trasmite a la mente de
un niño o una niña, quien perpetúa el ciclo de violencia en la familia y la sociedad. Por ello, la
escuela es el escenario donde se reflejan estas situaciones pues allí se exteriorizan las cicatrices
emocionales, físicas e intelectuales que les ha dejado este problema.

Los reportes de bajo rendimiento académico de la Coordinación Académica y la Psicóloga auxiliar


de la institución, muestran que éstos niños, tienen una imagen negativa de sí mismos y de los
demás; tienen dificultades para expresar sus sentimientos; presenten mucha inestabilidad
emocional, lo cual indica que sus relaciones consigo mismo y los demás no son saludables.

El maltrato ejercido contra los niños tiene como una de sus consecuencias la pérdida del potencial
humano manifestada a menudo en disminución de su capacidad para aprender en los primeros
años de educación. Colombia es conocida a nivel mundial como uno de los países con mayores
índices de violencia en todas sus manifestaciones; así el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
– Programa FAMI: 2007, considera que los niños que no pueden continuar en la escuela por sus
dificultades para aprender casi siempre terminan deambulando por las calles con altas
probabilidades de ser reclutados por organizaciones delincuenciales de distinta naturaleza. Esta
misma organización señala que existen evidencias que permiten afirmar que en Colombia hay una
relación directa entre el maltrato y las dificultades de aprendizaje que tiene como una de sus
consecuencias la deserción escolar y repitencia, aumentando el número de niños de la calle.

Desde la perspectiva de la investigación, se entiende por violencia intrafamiliar, el maltrato físico y


emocional que reciben los niños de sus padres y parientes cercanos con los cuales mantiene lazos
de consanguinidad y afectividad y; la segunda categoría, el aprendizaje escolar, entendida
por Piaget(1981) el conjunto de operaciones lógicas que incluyen la percepción, las operaciones de
clasificación, substitución, abstracción; desde su perspectiva, el aprendizaje es producto de la
capacidad cognitiva y la inteligencia que están estrechamente ligadas al medio social y físico en
que se desenvuelven los individuos. El Ministerio de Salud, define la violencia (2007:3) como "Todo
acto u omisión que atente contra la integridad física, psíquica o sexual de una persona, contra
su libertad o que amenace gravemente el desarrollo de su personalidad, tanto en el ámbito público
como en el privado"

En este sentido, el término violencia familiar en el estudio se remite a todas las formas de abuso
de poder que tiene lugar en las relaciones entre miembros de la familia. La relación de abuso es
aquella en la que un sujeto ocasiona un daño físico y/o psicológico a otro miembro, pudiendo
darse este daño por acción o por omisión. La Violencia Familiar no es Invisible, sino que se
construye en una imagen que las familias toleran ya que la cultura, sustenta el poder patriarcal y
provoca impunidad.

Desde el punto de vista de la Ley 294 de 1996, que amplía el contenido del artículo 42 de
la Constitución Política de Colombia y dicta normas para prevenir, remediar y sancionar la violencia
intrafamiliar, se considera violencia intrafamiliar como toda acción destructiva de la armonía y
unidad del sujeto victimizado; es cualquier forma, de daño físico o psíquico, amenaza, maltrato,
agravio, ofensa, tortura o ultraje, por causa del comportamiento de otro integrante de la unidad
familiar.

En los niños maltratados se presentan ciertas características que los muestran como personas
sensibles, retraídas, miedosas y propensas a presentar problemas emocionales. También presentan
síntomas relacionados con depresión (tristeza y pérdida del interés por realizar cualquier tipo de
actividades. Son cautelosos, inseguros, ansiosos y dependientes. Además, señala que presentan
baja autoestima y manifiestan una actitud negativa hacia la violencia.; pueden también ser
irritables, agitados y hostiles. Este investigador planteó que el comportamiento hostil de las
víctimas provocadoras se podría considerar como la causa por la que son victimizadas. Señala que
las víctimas provocadoras suelen ser fuertes y pueden sentirse fácilmente provocadas por los
adultos o compañeros de clase. Su comportamiento está dominado por un estado de
la cólera intensa, se implican en intercambios emocionalmente fuertes con sus iguales y, de forma
consistente, resultan perdedores en esos conflictos dando muestras de cólera.

Las víctimas agresivas también se caracterizan por su deficiente rendimiento académico y se


considera que este deficiente rendimiento podría estar afectado por su dificultad para permanecer
atentos a las tareas escolares. Schwartz (1999) encontró la falta de atención temprana, la
hiperactividad y los problemas de comportamiento son factores que originan la victimización
posterior. Se puede decir que el ámbito familiar tiene indudablemente una importancia
fundamental para el aprendizaje de las formas de relación interpersonal. Así,
la estructura y dinámica de la familia, los estilos educativos de los padres, las relaciones con los
hermanos, etc., son aspectos fundamentales que hay que tener en cuenta ya que pueden
convertirse bien en factores protectores o bien en factores de riesgo para que los niños se
conviertan en agresores o víctimas en su relación con los iguales.

De acuerdo con todo lo expresado, el maltrato infantil es sin lugar a dudas uno de los graves
problemas que afectan a los futuros jóvenes, y es también uno de los delitos difíciles de avizorar
por darse al interior de las familias, quienes ante su práctica esconden los hechos a los docentes y
otros familiares. Por esto, los niños agredidos van a la escuela sin ganas de estudiar o aprender, y
los docentes, si no están capacitados pasarán inadvertido el problema. De esta manera, la escuela
se convierte ante el problema en un lugar privilegiado, ya que todos los niños pasan por ella y los
profesores son los agentes activos que están más tiempo en contacto con ellos, lo que les permiten
observar y conocer su comportamiento en el aula y en la interacción con sus iguales.

Se puede decir que la incidencia de la violencia intrafamiliar en el aprendizaje es alta puesto que
existen vínculos directos y otras estableciendo nexos entre aspectos sociales y culturales (violencia
juvenil, situaciones sociales.). Cuando los niños y adolescentes enfrentan situaciones para las
cuales no están preparados desde el punto de vista emocional o cognoscitivo, pueden reaccionar
con agresión o violencia; sin embargo, se puede afirmar que podemos mejorar la capacidad de los
niños de evitar situaciones violentas y resolver problemas de modo no violento, tratando de
ampliar las relaciones sociales y culturales que mantienen con otros niños de su misma edad,
enseñándoles cómo interpretar las normas de conducta y de mejorando sus habilidades para la
resolución de conflictos.

No cabe duda, que el bajo rendimiento es un problema de aprendizaje, que trae como
consecuencia el atraso académico, que perjudica e impide el desarrollo natural del niño y por
ende, la captación, elaboración o comunicación de información. En consecuencia, los problemas de
aprendizaje se van a reflejar en la conducta general del niño volviéndose retraído, tímido, inseguro,
agresivo y el bajo rendimiento escolar lo hará sentir incapaz, en desventaja con los compañeros
que parecen aprender más fácilmente; provocará problemas en el grupo y pondrá a prueba la
paciencia del maestro que tiene que atender alrededor de 20, 30 ó más niños y, no puede
proporcionarle atención personal a cada uno de ellos. En otras palabras, se puede decir que el niño
con problemas académicos no atiende sus labores escolares de manera eficaz y suficiente por lo
que afecta su personalidad y relación con los demás compañeros.

En la investigación realizada en el IED San Francisco Javier, Santa Marta, se asume la idea de que
todo conocimiento adquirido es de origen cultural y lleva implícito que la cultura se conforma
en una red de conversaciones cerradas que nos atrapan, nos someten y nos controlan; así el
enfoque intergeneracional del que se habló como factor predominante en la violencia intrafamiliar,
ha originado una cultura de la permisividad social frente al maltrato del menor, el cual es aceptado
en muchas comunidades como un mecanismo de educación. Por lo tanto, se considera necesario
aplicar algunos conceptos basados en la necesidad de lograr una sana convivencia en la que se
reconozcan al amor y la tolerancia como las bases necesarias para el cambio; y frente a este
planteamiento, Maturana expone que el amor propicia el manejo de relaciones en las cuales se
reconoce al otro y surge como un medio legítimo para el logro de la convivencia, en circunstancias
en que el otro, o lo otro, puede ser uno mismo; así Maturana considera que el ser humano se
enferma al vivir en el egoísmo y al asumir un modelo de vida que niega sistemáticamente el amor.

Desde su perspectiva, el conocimiento y la afectividad surgen como camino para contrarrestar los
problemas que se generan en la cultura del desamor y la intolerancia. El autor haya en el
lenguaje un fenómeno de la vida a través del cual se transmiten experiencias inmediatas
(emociones) y se admite la existencia de categorías como lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto,
que permiten comprender ese algo que pasa: "Todo sistema racional tiene una base emocional y
esto explica por qué no se puede convencer a nadie con un argumento lógico si no se ha aceptado
antes su premisa a priori"(Maturana, Citado por Ruiz: 2002) El vínculo del desamor y la intolerancia
con la violencia intrafamiliar y su incidencia en el aprendizaje, se produce cuando en el seno de la
familia, las relaciones interpersonales se deterioran por falta de comunicación y el poco estímulo
que algunos niños reciben al compartir con sus seres queridos sus experiencias de aprendizaje.

Por lo tanto, el maestro debe generar espacios de emoción y sensibilidad; por lo tanto, lo humano
se vive siempre en un conversar, en el placer por aprender juntos, en la aceptación de las ideas del
otro junto a uno, es decir, en el amor, que es la emoción que constituye el espacio de acciones en
el que aceptamos al otro en la cercanía de la convivencia, como se expresa Maturana en
el texto "Ontología del conversar" (Maturana, 2001). No hay placer más grande que conocer en
forma natural; no hay mayor placer que el aprendizaje atravesado por una red de conversaciones
que definen un modo de vivir, un modo de estar orientado en el existir tanto en el ámbito humano
como no humano, e involucra un modo de actuar; un modo de emocionar, y un modo de crecer en
el actuar.

Los aportes de Humberto Maturana y Ximena Dávila en la construcción del trabajo La violencia
intrafamiliar y el aprendizaje en la escuela: un estudio etnográfico en la Institución Educativa
Distrital (I.E.D.) San Francisco Javier, Santa Marta, son trascendentales debido a que el proyecto se
encamina hacia la valoración de un enfoque etnográfico que se sustrae al modelo positivista,
racionalista y conductista que muchas veces niega, reprime y reduce la vida afectiva, los
sentimientos y la emoción, para apoyarse sólo en lo técnico y científico, como elementos vitales
para alcanzar el éxito personal. Para la institución tiene gran importancia la familia de los
educandos proporcionándoles herramientas para un mejor vivir; así el proyecto es un reflejo de
esta realidad ya que ellos han vivido experiencias dolorosas que se reflejan, en muchas ocasiones
en las relaciones intrafamiliares; por lo tanto, es perentorio ayudarlos a establecer y consolidar
relaciones dentro de un ambiente afectivo que involucre al educando en
un proceso de socialización y de desarrollo de vivencias cotidianas.

Un cambio implica la introducción de un modelo formativo basado en la consideración, en la


confianza, en el cariño mutuo; por lo tanto, la escuela y la familia son
dos instituciones fundamentales, sobre los cuales se ha construido nuestra sociedad. De un lado,
recobrar el valor de la familia donde se perfilan los ingredientes y rasgos más distintivos, que
tendrá en la vida futura, la personalidad de los niños y de las niñas; y la escuela es el ente receptor
que brinda espacios para la adquisición de conocimientos y el fortalecimiento de las relaciones
interpersonales que se desarrollan dentro y fuera del aula; por lo tanto, se hizo necesario
involucrar al padre de familia directamente en la formación del educando, sobre todo porque se ha
descubierto que gran parte del proceso formativo depende de las relaciones familiares; la violencia
intrafamiliar afecta el aprendizaje de los niños debido a que, en muchas circunstancias estos
jóvenes reproducen esta conducta dentro del aula de clase en sus relaciones con los compañeros.

Como maestros la máxima realización profesional y personal debe verse reflejada en el goce al
formar al estudiante no sólo como intelectual sino como persona; los maestros son los artistas que
esculpen a los estudiantes, poniendo en juego sus facultades emocionales, físicas e intelectuales,
al servicio de la sociedad, por esto se debe ser íntegros y competentes; en los maestros debe
resumirse la persona que se gana el amor, la estimación y el respeto de los alumnos. Estas
cualidades no pueden estar ausentes del ejercicio de la profesión pues son virtudes surgidas de la
ejemplaridad en la conducta, por lo menos delante de los alumnos y detrás en aquello que pueda
trascender a ellos; no sólo porque ellos son imitadores, sino porque su inteligencia forma pronto
una idea de los maestros, simple pero clara. Esta manera de apreciar el quehacer personal, lleva a
que el maestro se mueva en función de la generación de mayor optimismo frente a la vida que
debe enfrentar, en función del logro de una mejor convivencia social y de su identidad y
la dignidadhumana.

Reflexiones en torno a los resultados de la investigación

Responder a los objetivos planteados exigió un diseño metodológico de corte cualitativo, porque
en primera instancia requirió una metodologíacomprensiva – interpretativa, a través de un estudio
etnográfico que permitiera a las investigadoras adentrarse en la realidad de
la comunidad educativa del I.E.D. San Francisco Javier, en especial, los estudiantes y padres de
familia del grado 7º para analizar y comprender la incidencia de la violencia intrafamiliar en el
aprendizaje, tener un conocimiento del problema dentro del contexto socioeducativo y
psicopedagógico.

En el trabajo se presentaron, a rasgos generales, los conflictos que se presentan en las familias y
sus formas de resolverlos (generalmente con aumento en las agresiones y sometimiento del débil)
y finalmente, a través de diversas actividades desarrollar espacios de reflexión pedagógico en
torno al desarrollo psicosocial y afectivo del problema. Al contrastar los resultados obtenidos con
los objetivos planteados se pudo concluir que los niños han transferido automáticamente al
ámbito escolar los problemas de violencia con los que conviven; lo cual significa que han
incorporado estos patrones a los escenarios donde se relacionan con sus pares. Estas experiencias
van creando en la mente del niño modelos de relaciones basadas en la ideas de que es normal
resolver conflictos de esa manera, y entonces lo replica en la escuela y por esto, el padre se
sorprende de que su conducta merezca alguna sanción y repita lo que su hijo le dice de que los
profesores y compañeros lo acosan y maltratan. Como se pudo apreciar en las actitudes de algunas
madres y padres era normal que el niño se defendiera de los ataques "supuestamente" propiciados
por sus compañeros e incluso, sus profesores.

Frente al problema de aprendizaje de los niños los padres se preocupan mucho, especialmente
porque presentan bajo rendimiento escolar, sometiéndolos a castigos que van desde leves
(prohibiéndoles salidas, TV.) hasta severos (golpes con instrumentos y puños, insultos
degradantes). Se percibe, entonces, que los padres no utilizan los medios adecuados para resolver
las dificultades académicas ya que el maltrato es lo que predomina en la resolución del problema;
en consecuencia, el estudiante llega al colegio con poca motivación para el estudio, no logra
concentrarse y sus relaciones con los demás se deterioran.

Dentro de las creencias de los padres se encuentra que los hijos deben ser castigados igual que
ellos; por esto tienden a privarlos de algo, los agraden física o verbalmente, los ignoran o
amenazan. Ellos consideran que los hijos que son desobedientes (callejeros, rebeldes, llegan tarde,
tienen amistades que consideran indeseables, que no estudian) provocan su ira y generan
reacciones violentas; por tales razones se puede deducir que el predominio de un ambiente
familiar hostil, probablemente desarrolla en el niño una actitud defensiva, desconfiada y a menudo
agresiva; esto se supone en razón de que las clases tuvieron que interrumpirse con frecuencia
debido a los desordenes propiciados, a las agresiones a sus compañeros (lanzándoles papeles,
mandando mensajes obscenos.)

Algunas madres se mantienen paralizadas frente al maltrato de los padres hacia los niños y en su
defecto se convierten en personas maltratantes. Es claro que desde el punto de vista corporal
existen diferencias claras entre hombres y mujeres, con desventaja para estas últimas, sobre todo,
en lo social y en lo económico, puesto que los resultados arrojaron que la mayor parte de las
madres no trabaja y se dedica a las labores del hogar; sólo hay algunas que desarrollan oficios
como empleada doméstica y venta informal. Esta situación las pone en desventaja ya que
dependen del sustento del cónyuge.

Esta situación de la mujer se manifiesta también en el tratamiento que le dan a los problemas de
aprendizaje de las niñas ya que las expectativas de los padres son diferenciadas para niñas y niños,
siguiendo estereotipos profundamente arraigados en nuestra cultura. La violencia que se ejerce
contra la niña no radica en los golpes sino en la ocupación en labores que no corresponden para su
edad: así deben hacer las veces de madres (en ausencia de la misma), deben hacer los oficios de la
casa en sus tiempos libres. Esta situación como ya se dijo en las observaciones, lleva a que se
produzca un ausentismo involuntario ya que los padres ocupan parte del tiempo requerido para
cumplir con sus deberes escolares y parte de sus horarios de clases para que realicen labores
diferentes a la escolar (ver dibujos e interpretaciones extraídas de charlas informales); en este
orden (Pezzotti, 2002:27), señala que "La subordinación de la mujer está tan profundamente
arraigada, que todavía se le considera inevitable o natural, en vez de ser tomada como una
realidad política construida, mantenida por intereses, ideología e instituciones patriarcales"
Se aprecia que el bajo nivel educativo de los padres se encuentra presente en los casos estudiados;
siendo un factor constante asociado a la violencia intrafamiliar a la baja conciencia de la necesidad
de educar para crecer como familia. Este bajo nivel se sostiene en la cultura de la evitación de los
cambios comportamentales ya que, de acuerdo con algunas de sus opiniones ("a mí me educaron
así"). Es claramente palpable que la situación de intolerancia e irrespeto del padre hacia los
miembros de la unidad familiar, está afectando la comunicación y a la vez se constituye en un
factor que incide negativamente en el aprendizaje del educando. Al respecto, vale la pena destacar
el planteamiento de Vanegas (2004) sobre el modelo patriarcal, y señala que el modelo patriarcal
mal conducido está afectando la salud física y mental de la familia; y aunque sea aceptado
socialmente por razones económicas y políticas, debe erradicarse para posibilitar mejor calidad de
vida a cada miembro. Esto se aprecia también en el caso de Josefa García quien se vio obligada a
dejar al niño con el tío que lo maltrata constantemente y su padre complementa el ciclo al recibir
los informes académicos pero nunca asiste a las reuniones ni a las convocatorias del área de psico-
orientación.

Los padres con estas características suelen tener baja autoestima ya que sus necesidades
emocionales y espirituales no fueron satisfechas en su niñez; presentaban limitaciones afectivas en
momentos cruciales de su existencia; viven en hacinamiento como se palpa en las condiciones
medio ambientales que crecen sus hijos; tienen antecedentes de problemas de alcoholismo, como
se presenta en uno de los casos reportados. De otro lado, se encuentra la situación del nieto de la
señora Helena Martínez, quien presenta traumas del conflicto social, y violenta al nieto a través
de imágenes que distorsionan la realidad en la mente del niño. Este maltrato psicológico produce
terror y aislamiento del niño que se manifiesta en actos donde se amenaza al niño con las
imágenes para que cambie. Se puede decir que este método educacional lleva a que el menor
experimente terror cuando se ve expuesto a situaciones en las que no alcanza las metas, que en
este caso es el rendimiento escolar. Se puede decir que este maltrato provoca aislamiento ya que
el niño se va aislando poco a poco de sus pares, negándosele la oportunidades de establecer
relaciones sociales sanas con los demás.

Otro detonante del bajo rendimiento es la desorganización familiar como consecuencia de la


separación de los padres. En el caso de un grueso número de niños objeto de estudio, la
desorganización familiar consecuente de la separación de los padres se encuentra asociada al bajo
rendimiento y la pérdida de la fe en la familia. En algunas ocasiones no se envían al colegio debido
a que el padre no ha cumplido con sus compromisos alimenticios. El abandono y la negligencia de
los padres (en algunos el padre, en otros la madre) ponen en estado de vulnerabilidad al menor
que se enfrenta a problemas en la escuela que no puede manejar por sí mismo; así como lo
representan en las imágenes creadas por ellos, sobre todo, al sentirse aislados del núcleo familiar.

Dentro de los factores escolares se observa que aunque los docentes intenten dar un tratamiento a
las situaciones conflictivas, la institución ha asumido un rol pasivo frente a la violencia intrafamiliar
y su afectación del aprendizaje de los niños; es decir, no ha diseñado acciones que puedan ayudar
a las familias a superar sus vulnerabilidades.

Se pueden distinguir, al menos, dos formas en que las dificultades de aprendizaje contribuyen con
el bajo rendimiento; por un lado la frustración frente a la dinámica escolar que es exigente; por
otro lado, el reiterado ausentismo y desmotivación que lo lleva a escaparse de los salones de clase
y a esconderse en los patios. Es frecuente que en la institución se presenten repeticiones de año o
abandono escolar, sin que se haga el seguimiento adecuado a cada caso. Lo mismo ocurre con la
desidia de los padres de concurrir a las citaciones, pues se les convoca, no asisten y no se toman
nuevas medidas para prevenir daños progresivos en la salud física y mental de los educandos.

Las condiciones socioeconómicas de las familias, sus creencias acerca de que cumplen con la parte
que les corresponde en la labor de disciplinar y formar a los hijos e hijas enviándolos a la escuela;
son aspectos que inciden negativamente en la formación, puesto que centran
la responsabilidad de formarlos y educarlos en la escuela, pues creen que la mayor responsabilidad
corresponde a los maestros. Dentro del núcleo familiar, se aprecia de parte de las madres una
actitud más receptiva que en los padres, se mostraron más colaboradoras para tratar de solucionar
los problemas de los niños. Los no colaboradores lanzaron expresiones como "Mi hijo ya está
grande" "debe hacerse responsable por él mismo", "En el colegio los profesores le tienen rabia",
"No tengo tiempo de dejar mi trabajo para ir a las citas" y otras tantas que muestran el grado de
compromiso de los padres con la formación del niño. En este panorama, los estudiantes se
encuentran entre la presión cotidiana de los docentes en la escuela, y de sus padres en el hogar,
sin que ello les ayude a sentirse responsables del cambio en su comportamiento.

Se puede apreciar que las vivencias previas de los padres de familias, son factores que afectan las
relaciones con sus hijos; lo cual indica que la violencia intrafamiliar corresponde al modelo de
familia de esa comunidad, que, en muchas ocasiones, reproduce conductas negativas que deben
ser contrarrestadas con programas de prevención y promoción. Po ello, es necesario implementar
un programa de prevención encaminado a buscar otros modelos alternativos de resolución de
conflictos al interior de las familias, lo cual contribuye con el rendimiento académico de los
educandos.

Es necesario brindarles orientaciones para mejorar las destrezas en el manejo de las dificultades,
para promover las destrezas de crianza positivas, fomentar una saludable interacción padre-hijo y
promover además óptimo desarrollo infantil.

No cabe duda, que aunque la institución ha hecho algunos intentos para superar este problema,
aún le falta hacer mayores esfuerzos para generar espacios que faciliten el aprendizaje y la
interrelación entre los miembros de la comunidad involucrando más a las familias con el
desarrollo integral de sus hijos e involucrar a los docentes para que el desarrollo de sus
asignaturas, orienten las conductas y comportamientos desde una gestión íntegral, transparente
y ética, que se manifiesta en nuestro transito por las aulas en la conducta, los valores, las normas y
las actitudes que tenemos, no sólo frente al aprendizaje sino frente a quien tenemos la obligación
y el debe de orientar.

Como se puede ver, no sólo se requiere la realización de actividades formativas encaminadas a


suministrar datos e información académica, sino también que conduzcan a la sensibilización y a la
reflexión para se logre un cambio comportamiental, emocional y ético tanto en los niños como en
todos los miembros de la comunidad que participan en su formación; por esto, la inclusión
de estrategias comunicativas permiten una circulación fluida del conocimiento. La configuración de
relaciones mediatizadas por el diálogo, la concertación y el trabajo colaborativo, llevan
necesariamente a una afectiva interlocución; la misión tanto de directivos como de docentes del
I.E.D. San Francisco Javier, se debe encaminar a ayudar a estas familias a re-educarse
en materia manejo de las relaciones interpersonales, lo cual contribuye directamente en el
rendimiento de los educandos. Es necesario enfrentar ese desafío, con una enseñanza centrada
en valores, en lo emocional.

Desde la perspectiva, de E. De Bono, el cambio de pensamiento implica una transformación de la


escuela y como docentes requerimos el desarrollo de habilidades enfocadas en lograr mayor
comprensión y tolerancia que conlleven a una mejor convivencia dentro de las aulas; por lo tanto,
el amor se convierte en el elemento direccionador del accionar docente ya que lo mueve hacia una
actitud adecuada para comprender los sentimientos del educando y, en cierto modo, prever su
comportamiento.

Se podría decir que se avanzó no solo en un proceso de sensibilización de los actores implicados –
en la medida en que se abrió el juego, aunque mas no sea por el hecho de poner "sobre la mesa"
aquellas cosas que a la gente le preocupan–, sino también en la construcción de un ámbito de
interacción a través de talleres donde se socializaron vivencias, experiencias, historias, saberes y
creencias. Avances que son del interés tanto de los padres como de los niños para tratar temas tan
complejos; y que obviamente, se verán reflejados en las relaciones interpersonales y los roles que
asumen frente a la promoción y efectivización de los derechos de los niños a
ser tratados dignamente. Los espacios que se generaron mostraron una modalidad participativa y
horizontal de comunicación de saberes e historias y de construcción de conocimientos para
superar las frustraciones y aunque las respuestas no hayan sido evaluadas en su totalidad en el
proyecto, existe la convicción de que las respuestas reales en la interacción serán diferentes, pues
se sembró la semilla en sus corazones de que hay que re-aprender, hay que revisar las actuaciones
(Directivos-maestros-padres de familia- estudiantes) para tomar decisiones encaminadas a mejorar
su calidad de vida.

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Autor:

Lourdes Vega Lara

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