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Un juicio es una opinión, un parecer o una valoración que alguien efectúa acerca de algo o de alguien y a

partir de la cual normalmente una persona determina cuando algo es bueno o malo, cuando es verdadero o

cuando es falso, cuando es confiable o no, desde su óptica claro está.

La influencia de las características personales

Mientras tanto, el juicio de valor no es otra que la valoración que realiza una persona acerca de algo o alguien y

que es el resultado de someterlos a sus ideas, valores personales, experiencias, creencias y entorno particulares.

Es decir, las personas nacemos y nos desarrollamos en un determinado contexto que por supuesto

moldeará nuestra personalidad, nuestra manera de percibir al resto del mundo, entre otras cuestiones. Entonces,

esto además de generar que cada individuo sea diferente a otro y mucho más a aquel que nació y se desarrolló

en circunstancias totalmente opuestas, incidirá en la manera con la cual se juzguen hechos, personas.

Si nos criamos en una familia híper conservadora no veremos bien, con buenos ojos, que nuestra hija decida irse

a convivir con su novio sin casarse. O si siempre nos rodeamos de un círculo muy religioso tenderemos

seguramente a evaluar todo desde el punto de vista de la religión católica y por caso nos guiaremos por sus

preceptos a la hora de aceptar o rechazar determinados hechos.

Mayormente los juicios de valor están vinculados a ideas, decisiones, comportamientos y se los estima en

cuanto a buenos, malos, útiles o inservibles.

Predominio de la Subjetividad sobre la verdad

Pero como decíamos, el juicio de valor dispone de una carga subjetiva fundamental e importantísima y por ello

es que ese juicio que alguien emite debe considerarse en función de ello, de quien proviene y entender que esa

persona llega a ese juicio como resultado de sus creencias, experiencias y entorno.

Esta situación que mencionamos debe tenerse en cuenta especialmente cuando el juicio de valor que alguien

emite sobre algo o alguien es ciertamente malo o condenable y termina afectando a la persona sobre la cual
recae. En muchos casos se debe a como dijimos apreciaciones muy personales, que incluso hasta pueden estar

totalmente alejadas de una verdad o coherencia.

Por eso, hay que tener en cuenta este aspecto recién dicho y no rendirse ante un juicio de valor que es solamente

la visión muy particular que tiene alguien de la vida.

Se denomina juicio de valor a la valoración subjetiva de que un comportamiento, objeto, persona, principio, etc,

es bueno o malo o algo debe o no debe suceder. Se emiten frecuentemente juicios de valor sobre temas

estéticos, éticos, ideológicos, interpretaciones morales, teológicas y muchos otros.

Juicio de valor

El término juicio de valor puede usarse objetivamente y de forma positiva para referirse a cualquier

medida cautelar que implique la obligación de llevar a cabo un acto, o en un sentido despectivo, lo que significa

un juicio hecho por capricho personal, más que pensamiento objetivo o pruebas.

En su sentido positivo, es una recomendación, una advertencia a considerar cuidadosamente, para evitar

caprichos, y buscar consonancia con las convicciones más profundas, y la búsqueda de un objetivo. Además,

con el término juicio de valor también podemos referirnos a un juicio provisional sobre la base de una

evaluación ponderada de la información disponible.

Por lo general el juicio de valor se refiere a la opinión de un individuo. Por supuesto, la opinión de la persona se

forma hasta cierto punto por su sistema de creencias y la cultura a la que pertenecen.º

¿POR QUÉ EMITIMOS JUICIOS DE VALOR?

Las personas necesitamos obtener información de todo lo que nos rodea para tener una mínima

sensación de control. El cerebro recoge pequeños datos de todo aquello que nos envuelve y va clasificando

dicha información en categorías. Normalmente los juicios de valor están íntimamente asociados a nuestros

valores y a nuestra personalidad.


Si tú por ejemplo eres una persona que ama a los animales verás de modo negativo a ese vecino al que le

incomoda tropezarse con tu perro, al que evita y al que increpa cada vez que lo oye ladrar. Si en tu escala de

valores no se incluye el amor por las mascotas, por ejemplo, tu juicio de valor hacia esa persona en sí será algo

diferente y sin duda, más suavizado. Es decir, emitimos juicios de acuerdo a nuestros principios personales,

nuestros valores y también, a una escala de emociones.

Un dato a tener en cuenta es que la mayoría de las veces los juicios de valor son exclusivamente dicotómicos, es

decir, los establecemos de acuerdo a los dos polos de un mismo adjetivo: bueno-malo, responsable-

irresponsable, digno de confianza- persona poco grata, cercano-frío, sincero-mentiroso, prudente-

imprudente…Son adjetivos que emitimos de acuerdo a las sensaciones que nos provoca la persona en sí, de ahí

que tenga tanto peso el tema de las emociones y los valores. Porque básicamente, son dimensiones casi

inconscientes que tienen que ver con nuestra propia personalidad.

Si tuviéramos que emitir un juicio de valor de modo objetivo, necesitaríamos datos e innumerables variables.

Pero la vida cotidiana no es un laboratorio,La vida discurre deprisa y nosotros necesitamos juicios de valor

rápidos para determinar si alguien nos gusta o no. Si podemos o no podemos confiar en una determinada

persona de acuerdo a "dichas sensaciones".

¿DEBEMOS EXPRESAR EN VOZ ALTA NUESTROS JUICIOS DE VALOR?

Pongamos otro sencillo ejemplo. Imagina que tienes un compañero de trabajo muy especial. Una

persona que expresa continuamente aquello que se le pasa por la cabeza con total sinceridad y frialdad. Se queja

de lo incómoda que es la silla, del sobrepeso de su jefe, de lo fea que es la secretaria, de lo inútil que resulta el

administrativo, de los ordenadores de la oficina, que son tan lentos… Se queja de su familia, de su trabajo, te

etiqueta de cotilla y al mismo tiempo, se considera la persona más incomprendida del mundo. ¿Cómo crees que

puede resultar trabajar con una persona con este perfil? ¿Con una persona que, efectivamente, pone en voz alta

todos sus juicios de valor?


No se trata de ser sinceros. Se trata de mantener un límite y respetar el equilibrio. Los juicios de valor

expresados en voz alta casi siempre son dolorosos. Antes de emitirlos, hemos de recordar que todos "somos

carne sensible" y que van a tener unas consecuencias emocionales para la persona en sí. Porque la mayoría de

las veces un juicio de valor expresado en voz alta es una etiqueta que otorgamos a alguien. Es tal vez, juzgar sin

saberlo todo de esa persona en sí, y es algo que no podemos hacer con ligereza.

El mejor modo de mantener el respeto y el equilibrio personal con los otros, es aceptar a los demás tal y como

son. Sin juzgar. Ahora bien, todos sabemos que hay aspectos objetivamente inaceptables ante los cuales

deberíamos reaccionar: la intolerancia, el racismo, la violencia… ahí donde sí caben juicios de valor unánimes

para defender lo que todos concebimos como valores y derechos universales. Pero en lo que respecta al día a

día, merece la pena ser cautos. No juzgues a ese vecino por su modo de vestir, tal vez el día de mañana se

convierta en uno de tus mejores amigos. No juzgues a la ligereza y piensa en que tampoco a ti, te gusta ser

juzgado. Aunque evidentemente, es algo que hemos hecho siempre y que haremos a cada momento casi sin

darnos cuenta…

Los juicios de valor

Escrito por Maritza Rocío López V.

No existe cosa más dañina para la salud física y mental, que hacer juicios de valor sobre las personas. Alimentar

el ego de tal manera que se asuma el derecho de enjuiciar, señalar o condenar a otros. A diario y quizás sin

darnos cuenta, emitimos opiniones sobre las capacidades, forma de ser, hablar, actuar o vestirse de los demás.

Calificamos a algunos como “brutos”, “locos”, “ambiciosos”, “irresponsables” o “incapaces”. Estamos tan

acostumbrados a hacerlo, que nos resulta imposible creer que no exista en el mundo, una persona que no hable

mal de otro y no nos percatamos que mucho de lo que juzgamos de los demás, es el reflejo de lo que realmente

somos, de nuestra propia realidad.

Los juicios de valor se encuentran íntimamente asociados a nuestros valores, historia de vida, personalidad,

nivel cultural, ideas religiosas o creencias personales; expresan nuestros gustos, preferencia e ideologías;
describen nuestros propios puntos de vista, sin importar el daño que se pueda causar a la persona que se juzga o

desvaloriza.

En el afán de desprestigiar al otro, creyéndose mejor o más capacitado, se crea una opinión o una imagen

contraria a la realidad; se atenta contra el buen nombre, honra, dignidad e intimidad de la persona; olvidando

por completo que cualquier persona, es mucho más que una etiqueta; que las palabras lastiman más que un

golpe y dejan huellas imborrables en el alma.

Practicar el valor del respeto, actuar en concordancia con los principios y valores éticos, respetar a los demás en

relación con sus sentimientos, habilidades y competencias, se convierte en el punto de partida para convivir en

paz, resolver las diferentes personas y en particular, para poder exigir el respeto que se demanda o espera recibir

de los demás.

De la mano de los juicios de valor, la envidia está presente; desconociendo los sacrificios realizados, se ponen

en entredicho los logros alcanzados; desconociendo el camino que la persona ha tenido que recorrer, las dudas,

temores, angustias e inseguridades que ha tenido que enfrentar y superar.

Guardarse la lengua antes de emitir un juicio de valor, dejar de alegrarse por los errores cometidos por otros y

dejar de proyectar en los demás aquello que no se quiere reconocer, permite a las personas vivir más y mejor. Si

a alguien no le gusta la forma de ser de una persona, lo mejor que puede hacer, es no actuar, ni parecer como

ella y enfocarse más, en su propia vida, antes de juzga o señalar.

JUCIO DE VALOR

El juicio de valor es el juicio de lo correcto o errado de algo, basado en un conjunto o sistema particular de

valores.

Los juicios de valor son declaraciones de subjetividad, que pueden ser comparados a los axiomas en matemática

y geometría. Así, por ejemplo, la geometría euclidiana está fundada sobre un conjunto de axiomas diferente al

de otras formas de geometría no euclídea, de modo que los postulados ciertos en una geometría pueden ser

falsos en otra geometría. Estos postulados son en muchas maneras análogos a los juicios de valor que declaran
que algo es verdadero dentro de un sistema de valores pero falso dentro de otro. Conceptualmente está

relacionado con el axioma antropológico del “relativismo cultural ” (esto es, que el significado cultural sólo

existe en un contexto ) y con el término “relativismo moral “. También se puede considerar como pensamientos

acerca de teorías y su veracidad a partir de la práctica. http://es.wikipedia.org/wiki/Juicio_de_valor

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