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Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los
discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que
había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos
creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos,
porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque
él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
PALABRA DEL SEÑOR.
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
Jesús se siente contrariado al ver que han hecho de la vida religiosa un comercio
¿Podría pasar en alguno de nuestros grupos algo similar? ¿Cómo deberíamos obrar
nosotros si nos ocurre en nuestra vida o nuestras comunidades que estamos
haciendo daño y comerciando con la fe? ¿Y si es otro grupo, cómo podríamos
ayudarlo?
Hay muchos lugares donde las personas no tienen en sus comunidades templos
para celebrar como Iglesia los sacramentos. ¿Tenemos disposición para sentirnos
misioneros formando una sola comunidad que ora al Señor y ayudamos en sus
construcciones?
¿Entiendo que Jesús sabe lo que hay en mi corazón? ¿Le presento mi corazón con
sus cosas positivas y le pido que cure lo que está herido en él?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar
su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y
es el momento de decirle algo al Señor.
Vamos a tomar la Segunda Lectura de este Domingo y vamos a hacerla propia,
tomada de la Primera Carta a los Corintios:
1,21: Como el mundo con su sabiduría no reconoció a Dios en las obras que
manifiestan su sabiduría, dispuso Dios salvar a los creyentes por la locura de la cruz.
1,22: Porque los judíos piden milagros, los griegos buscan sabiduría, 1,23:
mientras que nosotros anunciamos un Cristo crucificado, escándalo para los judíos,
locura para los paganos; 1,24: pero para los llamados, tanto judíos como griegos,
un Cristo que es fuerza y sabiduría de Dios.
1,25: Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres y la
debilidad de Dios más fuerte que la fortaleza de los hombres.
Amén.
Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros
crean.
Con tu grupo, haremos una revisión de cuál es nuestra actitud con respecto al
templo. Por ejemplo la limpieza, el orden, y cuidarlo como grupo. La Iglesia somos
todos, pero nuestro templo parroquial es el lugar sagrado de celebración comunitaria
de los sacramentos. Ver qué más podemos hacer para mantenerlo digno. Y hacia
afuera, como grupo ver dónde hay alguna capilla que la gente más necesitada de
nuestra Iglesia quisiera mejorarla (ya sea limpieza, pintura, arreglos) y hacer esta
acción misionera con quiénes lo necesiten.