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Una Cuestión de Salud Pública

Replanteando el Concepto de Enfermedad Mental


Por: Yisel Verónica Zúñiga

Contacto: gisellveronik@hotmail.com

“La salud mental necesita una gran cantidad de atención.

Es un gran tabú y tiene que ser encarado y resuelto”

Adam Ant (Stuart Leslie Goddard)

Según lo expuesto por la British Psychological Society Division of Clinical


Psychology (DCP), nos encontramos actualmente en un periodo de ruptura
paulatina con respecto al enfoque en el estudio y tratamiento de las problemáticas
de salud mental. Esto implica hacer una revisión desde los mismos esquemas
teóricos, como del ejercicio mismo de las prácticas de la psicología y psiquiatría en
la actualidad, pues como se hace mención en el artículo del que parte éste
ensayo:

“La salud mental es cada vez más entendida como un problema de salud pública
(Organización Mundial de la Salud, 2010) y la investigación sobre la desigualdad de
ingresos ha mostrado claramente el vínculo con las expresiones de angustia mental
(Wilkinson y Pickett, 2010)”

Se ha comprendido por tanto, que la problemática de la salud mental ha quedado


históricamente a un reduccionismo en la apreciación generalizada y de un pre
ajustado del diagnosticismo, como una cuestión de “enfermedad mental”;
olvidando el carácter particular y fundamental de lo que connota el paciente en su
calidad orgánica de lo social y cultural, más allá de la muletilla de la evidencia
funcional del paradigma biologicista, que si bien tiene su peso, se tiene como
deber de profesión y responsabilidad social, el hacer una revisión de dichos
paradigmas potencialmente obsoletos y en pro de contextualizarlos a la luz de las
nuevas evidencias científicas y humanistas, en conformidad a la evolución
sistémica de lo particular, lo político, lo social y cultural en nuestra
contemporaneidad.

Por ende, el sentido actual del que hacer de nuestra profesión, debe sustentarse
en las necesidades coyunturales de la comunidad, apoyadas por políticas
coherentes en el enfoque de la salud mental desde una perspectiva de salud
pública y que de manera interdisciplinar, se posibilite una conexión significativa
con el paciente, desde lo que le es implicitico para su bienestar como persona en
su singularidad, pero a su vez, como sujeto acorde a la necesidad y
correspondencia intra e inter personal en un devenir en su comunidad.

Lo anterior, abocando, que en el individuo se proyecta la salud integral de lo social


y viceversa. Se debe -por tanto- no sólo re evaluar los sistemas conceptuales
sobre los que partimos a la luz de los nuevos paradigmas, sino que a su vez,
replantear la forma en que ejercemos nuestra praxis en el que el “éxito incluirá la
inclusión social en la comunidad local, las amistades dentro y fuera del sistema de
salud mental y el propósito en la vida”.

Si debe resaltar la importancia de esta deconstrucción y construcción del quehacer


actual de la nuestra profesión y hacer de manera trasversal e interdisciplinar –por
tanto- las precisiones y transformaciones en la dinámica y alcance en las políticas
para una salud pública con respecto a las situaciones del paciente; éste último ya
como un sujeto activo del proceso mismo de su acogimiento, tratamiento y
acompañamiento en el interés de mejorar en su calidad de vida en
correspondencia del bienestar general de la comunidad.

Bibliografía:
THEORETICAL ARTICLE: The end of mental illness thinking? Richard Pemberton
& Tony Wainwright.

División de Psicología Clínica de la British Psicológica Society sobre Clasificación


de Comportamiento (Awenat et al., 2013).

Linkfografía de consulta:

http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4575

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
92272007000300004

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