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Por Aileen Challies

CONTENIDO

Introducción................................................................................................................ 4

Lo que él realmente quiere.......................................................................................... 5

Una teología del sexo.................................................................................................. 8

El Corazón del rechazo.............................................................................................. 12

Deseando a Él........................................................................................................... 16

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INTRODUCCIÓN

A finales del 2009, mi esposo Tim, escribió una serie de artículos titulados
Detox Sexual. El propósito de estos artículos era hacer que los hombres jóvenes
tomen conciencia de lo que la pornografía estaba haciendo a su corazón, ¿cómo
fue cambiando su percepción del sexo? Y ¿cómo perjudica su capacidad de ser
maridos fieles a sus esposas? Tenía la esperanza de mostrar a los hombres que
tenían que "desintoxicarse" de toda esa basura para que pudieran recuperar
una visión pura y bíblica del sexo y la sexualidad.

Una consecuencia inesperada de esa serie fueron los correos electrónicos que
recibió de muchas mujeres y sus e-mails los dirigió a mí para que yo pudiera
responder a ellos. Muchos de estos correos electrónicos expresaron dolor y
remordimiento por el pecado que un marido había cometido contra su esposa.
Muchos otros simplemente hicieron preguntas como "¿Por qué mi marido
quiere tener sexo mucho más a menudo de lo que yo quiero?" Y "¿Por qué me
siento tan culpable cuando rechazo los avances sexuales de mi esposo?"

Todos los correos electrónicos, todos los comentarios y preguntas que


contenían fueron la semilla que creció hasta convertirse en este pequeño libro
que te dirigirá, como una mujer, a una visión bíblica de la sexualidad. Espero
que sea útil al tratar de ser una esposa piadosa al marido que Dios te ha dado.
Capítulo 1

Lo Que Él Realmente Quiere

Hace un par de años leí un libro escrito por Sharon Jaynes llamado “Ser la Mujer
de Sus Sueños”. En su investigación Jaynes encuestó y entrevistó cientos de
hombres, mientras trataba de entender las cualidades que los hombres desean
en una mujer. No te sorprendas al saber que la satisfacción sexual estaba en la
cima de la lista (como que no lo pensaste, ¿no?). Esto lleva a llamar al sexo
como el pegamento que mantiene unido a un matrimonio. Aquí hay un par de
ejemplos de lo que los hombres dijeron sobre su vida sexual:

"¿Cuál es la única cosa que me gustaría que mi esposa entienda mejor de mí y


de lo que anhelo? La necesidad de que sea más sexual. Me gustaría que sea
más creativa y entusiasta al respecto. Deseo que el sexo sea más divertido y
más de una prioridad en nuestro matrimonio. "

"La mujer de mis sueños sería quien quisiera el sexo tanto como yo. No creo
que las mujeres realmente tienen un concepto de cómo tan "programados" son
los hombres para el sexo. No puede tener sentido para ellas, ni yo estoy
exactamente seguro de por qué.”

Parece insignificante, pero es real, su investigación mostró lo que creo que ya


sabíamos o al menos sospechamos: Para su marido, la satisfacción sexual no es
un deseo sino una necesidad. Es una necesidad que surge de lo más profundo
de quién es.

En mis conversaciones con otras mujeres casadas he visto claramente que el


sexo, para muchas parejas, es la cosa por la que pelean más (¡no es sólo
nosotras!). Al menos desde la perspectiva de la mujer, por lo general se reduce
a un hecho muy simple: ella simplemente no entiende por qué el sexo es tan
importante para su marido. Porque ella no entiende, ella continúa viéndolo
desde su punto de vista y desestima el sexo como algo sin importancia, una
molestia, una tarea, tal vez una indulgencia ocasional.

Ella se entrega a él de vez en cuando, esperando que su marido le deje en paz


por un par de días, pero lo hace por obligación o deber, no por placer. ¿Puedes
identificarte con esto? Creo que la mayoría de las mujeres pueden, al menos a
veces.

Pero si Jaynes es correcto y el sexo realmente es el pegamento que mantiene


unido a un matrimonio, nosotras, como mujeres, necesitamos hacer las cosas

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bien, ¿no? Tenemos que asegurarnos de que no se está erosionando nuestro
matrimonio desde dentro porque no podemos o no queremos entender el sexo.

¿Qué es lo que realmente quiere?

¿Es el impulso sexual de tu marido puramente físico, tu cuerpo diciendo que


sólo necesita una liberación y que su cuerpo es la manera de conseguirlo? ¿O es
su deseo sexual de alguna manera conectado a ti, una necesidad que sólo
puede ser llenado por la intimidad espiritual y física de hacer el amor contigo?
El mensaje parece siempre mezclado en la mente femenina. ¿Mi esposo me
quiere a mí o sólo quiere a mi cuerpo? Oímos de los hombres que, a pesar de
que están casados, miran la pornografía, se masturban y pensamos: "¡Eso lo
resuelve! Para ellos solo se trata del alivio físico. "Y de alguna manera realmente
creemos que sea tan sencillo. Por lo que he aprendido hablando con otras
mujeres, por lo que he aprendido en responder a los correos electrónicos que
mi marido ha recibido de la gente que leen su serie, puedo ver que muchas
mujeres luchan con esto. ¿Qué es lo que mi esposo realmente quiere?

La mujer de hoy tiene buenas razones para creer que el sexo no es más
profundo que la parte física y que su marido quiere y le necesita a ella sólo para
satisfacer sus necesidades urgentes.

La sociedad a todo nuestro alrededor grita este mensaje-que el sexo dentro del
matrimonio, el sexo concebido como placer mutuo del esposo a la esposa y la
esposa al marido, es una reliquia de otra época. En su lugar, nos dice que el
sexo es en realidad nada especial. Es sólo la liberación de hormonas
reprimidas, un acto placentero que puede ser compartido con cualquiera, con
pocos efectos negativos. Muchas esposas llevan al matrimonio estos mensajes
de la sociedad, de las películas y los libros, de los padres o de relaciones
anteriores. Lo peor de todo es que su propio marido puede confirmar los
mensajes incorrectos tomando lo que puede obtener, conformándose por su
cuerpo en esos momentos que se niegan a entregarse totalmente. Él se da la
vuelta y se va a dormir sin cumplirse, convencido de que él no puede excitarte
o complacerte. Mientras tanto, una se voltea sintiéndose utilizada, confirma su
sospecha de que es un pervertido que solo quiere tu cuerpo. El círculo vicioso
comienza y crece con el marido y la esposa que contribuyen a ello.

Resulta que las mujeres necesitan desintoxicación sexual, también. Puede ser
que nunca han mirado pornografía y tal vez tú no tienes una larga y extensa
historia sexual. Pero aun así, has absorbido los mensajes que están causando
que tu corazón se retire de tu marido. Crees mentiras y permites que estas
mentiras den forma a tu matrimonio. Gracias a Dios la verdad triunfa ante este
error como las espadas triunfan los diamantes. Así que vamos a traer algo de
verdad en el error.

En primer lugar, una buena vida sexual requiere trabajo. La mayoría de la


gente se sorprenden al enterarse de que se requiere habilidad y práctica. El
sexo es algo que parece que debería ser muy natural, pero a menudo no es así.
Se puede tomar un tiempo para que el acto sea mutuamente agradable para
ambas partes. En primer lugar, tienen que aprender el uno del otro y hay que
aprender de ti misma. Si una mujer viene a casarse virgen, ella puede tener
muchas ideas erróneas sobre la noche de bodas. Ella entra en la noche
esperando los fuegos artificiales y puede salir preguntándose qué demonios le
pasa.

Esto puede continuar durante semanas, meses, incluso, años. Durante este
tiempo, las mujeres pueden comienza a creer que todo lo que el marido quiere
es su cuerpo. Él está siendo cumplido y puede parecer satisfecho con la forma
en que van las cosas. La amargura y el descontentamiento crecen y el sexo se
convierte en una batalla. La mayoría de las parejas eventualmente toman un
paso grande para adelante, pero es posible que los daños ya se hayan hecho.

Todo de Usted
El hecho es que tu marido quiere tanto la liberación física como la intimidad
relacional que encuentra en tus brazos. Él te quiere en cuerpo, alma y espíritu
y quiere darte su cuerpo, alma y espíritu. Él necesita que estés dispuesta a dar y
recibir. El deseo físico que siente es una especie de gatillo para recordarte a
buscar esa conexión contigo. Es un recordatorio y motivador que él necesita
para estar contigo. No debe permitirse separar la urgencia física de todo el
resto. Dios diseñó a tu marido con la necesidad de liberación física. Él ha
facilitado a la mujer, como la única que puede y debe proporcionar los medios
para esa liberación. Y él proveyó el acto de hacer el amor para que sea mucho
más que el simple acto físico.

¿Y no te alegras por esto?, Dios trata mucho más que simplemente obligarte a
darle un poco de alivio físico instintivo? Somos mucho más que animales aquí.
En el acto de hacer el amor tú y tu esposo están unidos, cuerpo a cuerpo, alma
con alma. La Biblia lo llama "un ser", un cuadro de la palabra perfecta. Por eso
el sexo como un acto meramente físico, divorciado del corazón y de la mente,
no puede cumplir lo que dicen. Te deja sintiéndote utilizada. Deja a tu marido
sintiéndose incompleto, sabiendo que no te has dado realmente a él. Puedes
cumplir con la obligación de lograr la liberación, pero no puede aún
experimentar el compromiso emocional y espiritual que es tan importante para
tu matrimonio. Para que esto suceda, es necesario ofrecer más que tu cuerpo.
Es necesario ofrecerle tu cuerpo, tu alma, tu mente, tu aceptación. Esto es lo

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que hace que el sexo sea tan íntimo y te hace tan vulnerable en ello. Es
necesario ofrecer todo lo que eres, todo lo que tienes.

Esto puede ser difícil de creer, pero tu hombre quiere más qué la satisfacción
sexual, él quiere que estés sexualmente satisfecha. En un nivel emocional él
quiere ver lo mucho que disfrutas lo que sólo él puede dar. Si él no lo hace se
siente inadecuado. Si él sabe que no estás disfrutando del sexo, y sólo estás
tratando de aplacarlo, no va a estar realmente cumplido. Él no quiere ser un
consumidor, sino un amante. Esa es una distinción importante. Participación
plácida no es suficiente.

Y allí mismo, entiendo que hemos llegado a un asunto difícil. ¿Cómo se puede
encender algo que no quiere ser encendido? ¿Y si tu marido es realmente malo
en presionar los botones correctos (y tal vez realmente bueno presionando
todos los incorrectos)? ¿Qué pasa si has estado amamantando a un bebé todo el
día y metiendo a los niños en la cama toda la noche y luego se te da una mirada
- aquella mirada? Una cosa que me gustaría añadir es la siguiente: si nosotras
como mujeres somos honestas con nosotras mismas, tendremos que admitir
que muchas veces optamos por no participar. Nosotras, a diferencia de
nuestros colegas masculinos, tenemos un alto grado de control mental sobre
nuestra naturaleza sexual. Cuando no estamos en el estado de ánimo no nos
animamos, ¿no?

Fin de la historia. Pero me pregunto, si bajamos nuestras guardias mentales, si


miramos más allá de nosotras mismas y servimos a nuestros esposos como
sabemos que Dios quiere que hagamos... tal vez encontraríamos que las cosas
saldrían mucho mejor.

Entonces, ¿qué quiere tu marido? -Él la quiere a usted, a toda usted. Y tu


cuerpo le da el aviso para seguir persiguiendo a usted y seguir haciendo el
amor. No se permita ver a su deseo sexual como algo que es animal o bruto o
profano. Lo fue dado por Dios quien no se equivoca. Fue dado para nuestro
bien. Es una bendición para ser apreciada, no una maldición para ser
rechazada.

Harry Schaumburg, en su libro “Sin Mancha”, dice esto (esta cita es muy buena
asegúrese de leer cuidadosamente), "El deseo sexual es algo más que un deseo
por el placer o excitación. El deseo sexual es en realidad un anhelo de
cercanía-en ambos sexos. No se deje engañar por mensajes falsos o
experiencias incluso personales: los hombres quieren cercanía también. Cada
hombre que he aconsejado, que hizo a su esposa un objeto sexual, dando la
impresión de que lo único que quería era placer sexual, ha admitido-a menudo
con lágrimas, que lo que realmente quería era la cercanía. Esta revelación fue
increíble a las esposas que escucharon a sus maridos decir esto. Puede
parecerte increíble a ti también-pero es la verdad. "

Conclusión
Piensa en lo que haces para mostrar a tu esposo que lo amas. Tal vez eres una
mamá que te queda en casa y muestras tu amor haciendo el almuerzo y te
aseguras de recibir a tu esposo en la puerta con un beso al llegar a casa. Tal
vez él es el tipo que ama el afecto físico por eso se asegura de frotar tus
hombros o la espalda en la noche. Tú sabes las cosas que él hace para expresar
su amor y afecto. Ahora entiendo que el sexo es probablemente la forma más
significativa en la que él muestra que te ama, y es la forma más poderosa en la
que tú puedes demostrar lo mucho que lo amas.

¡El sexo es el lenguaje de amor de todos los hombres! Si quieres ser una mujer
que sirve y edifica a tú marido, el sexo alegre será una parte de tu relación con
él. Así que la conclusión es obvia: Deben tener relaciones sexuales a menudo,
servir a tu marido libremente y con alegría, de esta manera te va a ayudar a
tener un matrimonio más fuerte. Y piensa en esto: “cada consejero matrimonial
está probablemente de acuerdo en que si la vida sexual es buena, el
matrimonio es bueno. Rara vez se ve un mal matrimonio con una buena vida
sexual. Es casi como si el sexo fuese... el pegamento”.

Preguntas y Respuestas

1. Si tuvieras que clasificar todos los problemas comunes de que usted y su


esposo discutan, ¿dónde estaría el sexo clasificado en la lista? ¿Por qué?
2. ¿A veces se preguntan si su esposo realmente te desea o si realmente sólo
desea a tu cuerpo?
3. El sexo era una lucha para usted y su marido en los primeros días de su
matrimonio? ¿Es mejor hoy? Si es así, ¿cómo se resolvieron los asuntos?
4. ¿Le resulta difícil dar a su marido algo más que su cuerpo? ¿Le resulta difícil
ir más allá de la mera participación plácida?
5. ¿A veces crees que el impulso sexual de su marido, es algo profano o incluso
simplemente asqueroso?
6. Harry Schaumburg dice que en su práctica de consejería ha encontrado que
incluso los hombres que pecan sexualmente son realmente deseando cercanía-
verdadera intimidad. ¿Crees esto? ¿Cree usted que el corazón del deseo de su
marido por el sexo es un deseo de cercanía?
7. ¿Usted cree que el sexo es el pegamento que une a un matrimonio? ¿Qué
diferencia hace esto a como usted piensa acerca de su vida sexual?

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Capítulo 2

LA TEOLOGÍA DEL SEXO

Antes de continuar, creo que será útil para nosotras entender el propósito del
sexo - el propósito de Dios en el sexo. En este capítulo, que recurrimos a la
Biblia para encontrar la perspectiva de Dios en el sexo que se extrae en gran
parte del libro de mi esposo, “Detox Sexual”. Como Tim cubre este tema en su
libro, ¡pensé que había pocas razones para volver a escribirlo!

¿Qué creó Dios en primer lugar: el hambre o la comida? ¿Creó Dios al hombre
hambriento y luego inventó la comida para llenar la necesidad? ¿O es que Dios
primero inventó la comida y luego dio al hombre un apetito que lo motivara, lo
llevara a perseguir ese buen regalo? ¿Cuándo tu o yo podríamos inventar una
necesidad ante la posibilidad de conseguirlo? Dios ve el final antes del
principio. Él crea cosas buenas y sólo entonces crea una necesidad para ellas,
no crea una necesidad de la que no hay cumplimiento. El tema de este capítulo
es, simplemente “el sexo” y quiero ofrecer una breve teología del sexo y del
deseo sexual. Quiero ayudarles a ver: ¿por qué Dios creó el sexo, ¿por qué creó
el deseo sexual? y ¿por qué se ha dado el deseo sexual en medida desigual?

Sexo
Dios nos da el sexo, pues tiene un poder único en atraer a un marido hacia su
esposa y una esposa hacia su marido. Él lo sabe porque él es quien lo inventó!
Lo hizo. De modo que es mucho más que la suma de las partes. Podríamos
describir el sexo en términos de partes del cuerpo y las hormonas, pero no
estaríamos más cerca de comprenderlo que si tuviéramos que describir un
pastel sólo en términos de ingredientes, la harina, la leche y los huevos (o si
tuviéramos que describir la Cena del Señor haciendo referencia sólo a comer
pan y beber vino). El sexo va mucho más allá de simplemente la física y en su
lugar se extiende a lo emocional, lo espiritual. Es a través de la unión sexual
que dos se hacen uno, que están unidas entre sí, hay un misterio que en
realidad sólo puede ser comparado en impacto a la unión del pueblo de Dios a
Dios, ya que han sido injertados en él.

Dios nos dio algo muy poderoso y era prudente poner límites estrictos al
respecto. Él tiene todo el derecho en hacerlo porque él es quien ha creado el
sexo y quien le ha dado su función. El sexo, entonces, debe ser compartido
solamente entre un esposo y una esposa, y no se puede extender a otros, ya
sea antes del matrimonio o durante el matrimonio (Mateo 5:27,28). El sexo no
debe ser agitado o despertado hasta el momento adecuado (Cantares 8:4). El
sexo es para ser practicado con regularidad a lo largo de un matrimonio (1
Corintios 7:1-5). Tales límites no están destinados a inhibir la libertad, sino
para mejorar la libertad. Cuando usamos el regalo como Dios entendió,
ganamos mucha alegría y libertad en él. Cuando abusamos del regalo, en
última sufrimos los desmanes.

El propósito del sexo, entonces, es de proveer un medio único a través del cual
el esposo y la esposa pueden conocerse el uno al otro, servir a los demás,
expresar la vulnerabilidad ante sí, dar y recibir. Ninguna otra área en el
matrimonio ofrece tanto que ganar y tanto que perder. Ninguna otra área en el
matrimonio injerta la pareja tan estrechamente juntos.

Muchos teólogos han tratado de entender el sentido más profundo del sexo. "El
sexo es una imagen, una metáfora, que nos dirige a las alegrías del cielo". Se
podría decir. Y tal vez sea así. Pero no me parece que la Biblia nos dice
claramente. Tampoco estoy convencido de que tenemos que encontrar un
significado más profundo en las relaciones sexuales con el fin de afirmar la
bondad de Dios. El sexo es intrínsecamente bueno, ya que fue creado por un
Dios bueno. No necesitamos construir una teología compleja en torno al sexo
como si sólo fuera bueno en algún tipo de sentido secundario. Es más bien
perfectamente bueno en sí mismo. Incluso si su sentido último no es más que
el placer y la satisfacción mutua, es bueno porque Dios es bueno. Él fácilmente
podría haber decretado que el sexo es una parte integral de cada matrimonio y
luego hacerlo como algo displacentero. No lo hizo. En lugar de eso hizo el sexo
casi trascendente en su placer. En el mejor de los casos, el sexo realmente
trasciende la mayoría de los otros placeres de la vida en su singularidad, en su
alegría, en su libertad y la vulnerabilidad. Y en estas cosas, el sexo atrae al
esposo y la esposa juntos de una forma totalmente única e incomparable.

Cuando entiendes esto, también hay que entender por qué el sexo es para ser
disfrutado sólo entre un esposo y una esposa. ¿Entiendes por qué Dios prohíbe
las relaciones sexuales prematrimoniales (fornicación)?, ¿por qué prohíbe las
relaciones sexuales extramaritales (adulterio)? y ¿por qué incluso prohíbe el
sexo egoísta (masturbación)?. Todas estas cosas hacen una burla de la realidad.
Todas estas cosas abusan de su buen regalo.

Deseo
Junto con el sexo, Dios creó el deseo sexual. Hay algunos que dicen que el
deseo sexual es entendido sólo para motivar a la procreación-que el deseo de
tener relaciones sexuales atrae un esposo y su esposa juntos con el resultado
feliz y final de la concepción. Aquí CS Lewis aplica un correctivo útil (en Mere
Christianity). Afirma que la finalidad biológica del sexo es la procreación (y no
hay que perder de vista este importante propósito con el sexo), pero establece
un paralelismo útil para el apetito por la comida. El propósito biológico de
comer es para reparar el cuerpo y aunque algunas personas se entregan a

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excesos, encontramos que el apetito va sólo un poco más allá de su propósito
biológico. Un hombre pueda que coma el doble de los alimentos que su cuerpo
necesita para su propósito biológico, pero pocos comen tanto. Cuando se trata
del sexo, sin embargo, el apetito supera su propósito biológico (incluso en las
mujeres).¿No nos muestra que Dios desea que tengamos relaciones sexuales
por razones ajenas a la procreación? La única otra alternativa es que este
apetito es un producto del pecado y debe ser reprimido. Pero no, esto no puede
ser. La Biblia es clara en que el legítimo deseo sexual, el deseo en un
matrimonio y un deseo de su cónyuge, es legítimo ante Dios.

Dios nos da el deseo sexual, el apetito sexual, porque él quiere que tengamos
sexo, quiere que un marido tenga sexo con su esposa y que una esposa tenga
relaciones sexuales con su marido.
¿No puede ser así de simple? Y lo que es más, nos da un apetito que supera
cualquier tipo de propósito biológico porque quiere que la pareja tenga
relaciones sexuales continuamente. Después de todo, la única advertencia en
las Escrituras sobre la negación del sexo en el matrimonio es permitir una breve
pausa con un final definido, y ello sólo por la razón específica de dedicar
tiempo a la oración (véase de nuevo 1 Corintios 7). Incluso entonces, sólo se
negaron si es un acuerdo mutuo. De hecho, la Biblia va tan lejos como para
decir que el cuerpo de una mujer pertenece a su marido-que no tiene autoridad
sobre su cuerpo, y el cuerpo del marido pertenece a su esposa, ella tiene
autoridad sobre su cuerpo. El principio rector es que los maridos y las esposas
tengan relaciones sexuales con frecuencia y que no se nieguen unos a otros
este regalo especial.

El sexo es una parte tan integral de la relación entre esposos que Dios les ha
dado el deseo de participar en el para disfrutarlo. Este deseo sexual motiva a
un hombre a buscar una esposa y casarse con ella para que juntos puedan
disfrutar del sexo. Este deseo motiva a una mujer a seguir buscando a su
marido, incluso después de que se casen. Sin este deseo, sin este apetito, sería
mucho más fácil para nosotros evitar la realización de nuestro deber dado por
Dios para tener relaciones sexuales y nos perderíamos la oportunidad de
experimentar la intimidad y la unidad entre esposos. Así que Dios da el deseo
para que se cumpla sólo en esa forma. Si no experimentáramos dolores del
estómago por el hambre, puede ser que no comeríamos. Si dejáramos de
comer, nuestro cuerpo dejaría de reparar a sí mismo y moriría. Si no
experimentamos el deseo sexual puede ser que no tengamos relaciones
sexuales. Y si dejamos de tener relaciones sexuales, nuestro matrimonio
sufriría y moriría. El deseo sexual es, pues, un don de Dios dado no para
atormentarnos, sino para motivar la obediencia. Cuando una mujer siente
deseo sexual es un empujón para buscar a su marido, cuando un hombre siente
el deseo sexual, es para motivarlo a buscar a su esposa.
Deseo Desigual
Sin embargo, el deseo sexual, el apetito sexual, no se da en igual medida.
Típicamente se da en mayor parte a los hombres. ¿Por qué es esto? La
respuesta, estoy convencido, va directo al corazón de la relación esposo-
esposa. Dios manda que los hombres, esposos, sean líderes. Los hombres
deben tomar el papel principal en el matrimonio mientras que las mujeres van a
seguir. Dios quiere que los hombres tomen el liderazgo, incluso en el sexo y,
por lo tanto, da a los hombres un mayor deseo por ella. De esta manera los
hombres pueden liderar a sus esposas, tomando la iniciativa, procurando que
amen a sus esposas, de tal manera que ellas deseen tener relaciones sexuales
con sus maridos.

En términos generales, un hombre encuentra la intimidad y la aceptación a


través del sexo, mientras que una mujer necesita experimentar la intimidad y la
aceptación antes de que pueda estar preparada para disfrutar del sexo. Y así
Dios le da al hombre un apetito sexual para que él pueda proveer para las
necesidades de su esposa antes de que ella se provea para sí misma. Su apetito
sexual no puede ser separado de su liderazgo. Si la esposa era quien tomaba la
iniciativa sobre este asunto, si ella iba a ser siempre la instigadora sexual, el
marido sería menos responsable de buscar a su esposa y tratar de satisfacer
sus necesidades únicas. ¿Ves la hermosa danza aquí? El marido tiene un deseo
que sólo puede satisfacerse por su mujer, el deseo de su esposa. Así que, él
toma la iniciativa en la búsqueda de cumplir con ese deseo. Lo hace mediante
el cumplimiento de los deseos de su esposa quien se sentirá apreciada y
finalmente cumplirá sus deseos. Entonces, en ese acto de consumación, Dios
concede una gracia que supera la mera unión de carne y hueso.

Mientras el marido lidera, la mujer está llamada por Dios a someterse al


liderazgo de su marido, incluso en la cama matrimonial. Al igual que en otras
áreas de la vida, la mujer está llamada a desafiar el liderazgo sólo si el marido
exige que ella haga algo que violaría su conciencia o la ley de Dios. Podemos
ver esto como una responsabilidad de la mujer, pero también hay que verlo
como una responsabilidad particular del marido. Él debe liderar de tal manera
que su esposa no tendrá ninguna razón para rechazarlo. Se debe tratar de ser
sensible a sus necesidades, a sus deseos. Debe reconocer los momentos en
que, por una u otra razón, se puede encontrar extremadamente difícil
entregarse a él y debe evitar engatusar a ella en actos que le hagan sentir
incómoda o hasta violada. Él tiene que demostrar liderazgo como siervo,
incluso en el dormitorio. Sus primeros pensamientos deben ser para ella.
Si Adán y Eva disfrutaban del sexo antes de su caída en el pecado (tengo la
impresión de que la caída no ocurrió poco después de la Creación, sino que
hubo algún tiempo entre los dos eventos, por lo tanto, deben haber disfrutado

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el sexo perfecto por un tiempo) no debe haber sido una ocasión donde Eva se
negó a Adán porque nunca hubo un tiempo cuando no estaba pensando
primero en ella.

¿Cuál razón iba a tener para rechazarlo? Pero después de haber pecado, cuando
Adán dejó de pensar primero en Eva y cuando ella comenzó a rebelarse en
contra de su liderazgo, allí fue cuando el sexo se convirtió en una lucha. Y
sigue siendo una lucha de hoy. Sé que la mayoría de los maridos y las esposas
pueden testificar que han tenido más peleas y discusiones sobre el sexo que
cualquier otra cosa. El medio de gracia más especial para el esposo y la esposa
se ha convertido en la causa principal de la contienda. Y esto es exactamente lo
que Satanás pretende. Aunque Satanás odia cualquier tipo de placer, él todavía
lo utiliza para su beneficio. Su plan es que las personas deben tener relaciones
sexuales tanto fuera de la relación matrimonial y menos dentro de la relación
matrimonial como sea posible. Su plan consiste en enmascarar, ocultar el
verdadero propósito detrás del placer que aporta el sexo simplemente como un
acto físico. Es un plan inteligente y que ha demostrado ser eficaz vez tras vez.

Puede ser que no comprendamos exactamente lo que el sexo hace dentro de un


matrimonio, pero podemos confiar en que Dios tiene sus razones para
inventarlo. El sexo es un llamado a un marido para dedicarse a su esposa,
perseguirla y liderarla, como un servidor, en un mejor entendimiento y
apreciación de este regalo. Se trata de un llamamiento a una mujer para servir a
su marido, confiando en él y confiar en que los dones de Dios, cuando son
usados en la manera en que se les propone, siempre llevan a lo bueno.

Preguntas y Respuestas:
1. ¿Has pensado alguna vez antes que el fin último del sexo es construir la
unidad entre el esposo y la esposa? ¿Crees esto?

2. ¿Por qué da Dios el deseo sexual? ¿Por qué a menudo es desigual en


hombres y mujeres?

3. ¿Usted entiende y cree que el sexo es mucho más que la suma de sus
partes? ¿Cree usted que hay un misterio para ella y que tenemos que
obedecer lo que Dios dice incluso si no entendemos completamente?

4. Un hombre tiende a encontrar la intimidad relacional en el sexo mientras


una mujer tiende a querer experimentar la intimidad relacional para poder
disfrutar del sexo. ¿Has encontrado que esto es cierto en su matrimonio?
5. Si usted y su esposo tuvieran una vida sexual perfecta, ¿cómo crees que
parecería? Si Dios describe la vida sexual perfecta entre usted y su esposo,
¿su sueño coincidiera con la suya?

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Capítulo 3

EL CORAZÓN DEL RECHAZO

Cuando pensabas en casarse y tener relaciones sexuales con tu marido, ¿has


pensado alguna vez acerca de la frecuencia con que estarías diciendo "no" a tu
esposo? Sé de algunas mujeres que decidieron antes de casarse que nunca se
negaría a sus maridos y que admirablemente han cumplido su promesa. Para
el resto de nosotros, sin embargo, "no" es una palabra que usamos mucho más
de lo que nunca hubiéramos creído posible (o deseable). Tal vez podamos decir
"no" con nuestras palabras, ya sea amable o cortés, tal vez decimos "no" con
nuestras actitudes o lenguaje corporal o simplemente por ir a la cama mucho
antes de que él esté cansado. Nos hacemos expertas en encontrar formas
nuevas y creativas de rechazar el sexo.

No estamos completamente a gusto con él pero al mismo tiempo lo deseamos.


Nos preguntamos: ¿No puede ver que estoy demasiado cansada? ¿No puede ver
que no estoy con ánimo? ¿No puede ceder sólo por esta noche y tal vez mañana
por la noche... o la noche después de eso...)?

En el capítulo uno vimos lo que significa el sexo con su marido y su importancia


en la vida matrimonial. En el capítulo dos nos hizo reflexionar sobre lo que el
deseo sexual tiene que ver en la vida matrimonial. En este capítulo quiero
centrarme en una zona en la que muchas mujeres hacen daño a sus maridos.
Quiero hablar acerca de cómo una mujer debe responder a los avances de su
marido. ¿Qué dice la Biblia sobre ella con respecto al sexo? ¿Es que nunca
puede rechazarlo? ¿Está llamada siempre a tener relaciones sexuales cuando él
está en buen estado de ánimo? ¿Qué quiere Dios de nosotras en todo esto?

Usted probablemente está familiarizado con estas palabras de 1 Corintios 7:


"No se nieguen el uno al otro, a no ser de acuerdo por un tiempo limitado, para
que puedan dedicarse a la oración, pero luego se juntan otra vez, para que
Satanás no os tiente por de su falta de auto-control. "De acuerdo a este pasaje,
¿En qué circunstancias se le permite dejar de tener relaciones sexuales? Por
mutuo acuerdo, por un tiempo limitado y para dedicarse a la oración. (Es por
eso que siempre dicen "no", ¿verdad?) Porque quieres orar "Esta noche no,
cariño, creo que tenemos que orar..."?) Mientras que el esposo saca la cláusula
de excepción y lee como una orden directa: "No os neguéis el uno al otro para
que Satanás no os tiente”.

Según tengo entendido, este versículo no está hablando de decir no al sexo


esta noche. Se refiere al rechazo. Vamos a trazar una línea entre estas dos
cosas. La incapacidad de tener sexo esta noche no es lo que en realidad le
afecta. Tal vez te sientes enferma o en realidad tienes un fuerte dolor de
cabeza o simplemente estás absolutamente agotada en todos los sentidos.
Puedes rechazarlo por motivos nobles y él sobrevivirá hasta mañana. Pero lo
que puede ser el pecado en tu corazón y lo que puede tentarlo a él a pecar es
tu rechazo. Tú puedes decir "no" sin rechazarlo. Hoy vamos a hablar del
rechazo y ver lo que el rechazo te hace y lo que le hace a tu marido.

El rechazo y su corazón
Los seres humanos son egoístas en el corazón; las esposas son egoístas en el
corazón. Aunque sabemos que Dios nos llama a considerar a otros como
superiores a nosotros mismos, cuando sabemos que Él nos llama a amar a
nuestros esposos más que a nosotras mismas, tendemos naturalmente hacia el
amor propio. A menudo nos amamos a nosotros mismos más que a nuestros
maridos. A menudo, el rechazo no es un reflejo de nuestro cuerpo y de nuestra
vida, sino de nuestros corazones.

¿Qué pasa con nuestro corazón cuando nos rechazan continuamente nuestros
maridos y lo hacen por egoísmo? Creo que la respuesta es que la amargura
crece en nuestro corazón y se vuelve cada vez más endurecido hacia nuestros
maridos. Hace poco hablé con varias amigas acerca de nuestras reacciones
cuando les decimos ¡no! a nuestros esposos. El acuerdo abrumador fue que al
final nos sentimos culpables y luego de la culpa viene la ira. Terminamos
enfadadas con ellos porque nos ponen en una situación en la que al final nos
hacen sentir más culpables. La conversación en nuestras cabezas es algo como
esto. "Yo debería estar teniendo relaciones sexuales con él esta noche. Pero yo
no quiero tener relaciones sexuales con él esta noche. Debería ver que estoy
muy cansada. Es su culpa por preguntar. ¿Cómo se atreve? "En vez de ponerlo
en primer lugar, nos fijamos primero en nosotras mismas y justificamos
nuestro pecado al culparles a ellos. Si no nos ocupamos debidamente de este
pecado del corazón, crecerá y se desarrollará la amargura. Aunque ciertamente
hay razones válidas para no querer tener relaciones sexuales o no ser capaz de
tener relaciones sexuales en una noche en particular, en la mayoría de los casos
la razón principal se reduce a una actitud de pecado y de egoísmo.

Estás llamada a servirle a tu esposo. Ese llamado se extiende más allá de


asegurarte de que tiene ropa interior limpia y una buena comida cada noche y
de hecho, supongo que la mayoría de los hombres serían capaces de renunciar
a la ropa interior limpia y a la comida si eso significa que podría tener sexo
alegre regular contigo.

El rechazo no es un signo de un corazón que se dedica alegremente a servir a


su marido. Tampoco es una mera participación con fingimiento. Un corazón
que está comprometida y dispuesta a servir a alegrarse en ese servicio si no el

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hecho en sí. No se trata del hecho en sí, sino de un corazón que está
comprometido y dispuesto a servir alegremente.

Una cosa desemboca en la otra. Regularmente ¡el sexo alegre es para ti


también! Te permite conectarte en el nivel más íntimo con tu esposo así como
Dios manda. Tu matrimonio necesita esta conexión si se va a mantener fuerte.

El rechazo y su Corazón
Las mujeres a menudo se dice que son las más complejas en relación al sexo,
que son más difíciles de entender y que tenemos matices más ocultos. Sin
embargo, cuando se trata de sexo, la *psique masculina es mucho más difícil
de entender (aunque los hombres probablemente no están de acuerdo). En la
mente de una mujer, que no tiene ganas de tener sexo simplemente es porque
no tiene ganas de tener sexo. Por lo tanto, decimos: "No, no esta noche." Y la
mayoría de nosotras podríamos ser felices semanas o meses (y sobre todo
cuando tenemos niños pequeños que cuelgan a la vez de nosotras durante
años). Pero el rechazo que siente un hombre en esas denegaciones es mucho
más profundo y mucho más significativo. No hemos acabado de rechazar el
sexo, pero para ellos ya lo hemos rechazado.

El pecado ha estropeado profundamente nuestra percepción de las relaciones


sexuales. Como hemos visto, tendemos a creer que son los hombres que
necesitan de liberación física en lugar de buscar la conexión emocional y
espiritual que experimentan al hacer el amor con sus esposas. Pero la verdad es
que tu marido ve el sexo como un medio para mostrar su amor por ti y en el
rechazo de ese acto, él siente que está obstaculizando su capacidad para
expresar su amor por ti. En su mente no estás rechazando el acto, sino su
amor. Esto, más que cualquier otra cosa, es un área en la que tu marido es
vulnerable y puede ser herido profundamente. Dios te ha dado una enorme
cantidad de poder sobre la percepción de tu marido y su virilidad. Tú puedes
hacer que se sienta como una superestrella sexual o un perdedor completo sin
tener que salir de la cama. Al rechazar el sexo, estás rechazando su virilidad.
No es que nunca se puede decir "No cariño, esta noche no" a tu marido, sino
que tienes que tener cuidado en cómo respondes. Como siempre, el corazón es
el corazón de la cuestión.

En su libro “Ser la mujer de sus sueños”, Sharon Jaynes dice que una cosa que
aprendió a través de todas sus entrevistas y encuestas es que los hombres son
sorprendentemente frágiles cuando se trata de su sexualidad. Pueden actuar
como grandes machos pero en realidad son muy débiles en esta área, muy

*conjunto de procesos conscientes e inconscientes propios de la mente humana en oposición a


los que son puramente orgánicos.
vulnerables al rechazo. Así que aquí está una pregunta para ti: ¿Cuántas veces
te comportas con motivos puros cuando te niegas a tu marido? E incluso si no
estás siendo pecadora intencionalmente, ¿Tal vez estás siendo pecaminosa en
la forma en que te niegas? ¿Tal vez incluso sientes un poco de alegría enfermiza
en despreciar sus avances sexuales? El sexo es una maravillosa oportunidad
para dar amor a tu marido, para aceptar su amor, para mostrar tu amor por él.
¿Por qué, entonces a veces, a menudo o todo el tiempo tendemos tan rápido a
bajarle el volumen al sexo?

Echa un vistazo a dos escenarios que Jaynes ofrece en su libro:


En la primera, el esposo llega escabulléndose en el baño, ya que está dando los
toques finales a su limpieza facial de 15 minutos y regimiento hidratante. Se
pasa la mano por la espalda y sonríe. Usted sabe exactamente lo que tiene en
mente. "¡Ahora no!, ¡Que molestia! He tenido un día muy duro y es la última
cosa en mi mente!" Fin de la historia.
En el segundo, mi marido llega escabulléndose en el baño, ya que está dandose
los toques finales a su limpieza y el mismo regimiento hidratante. Se pasa la
mano por la espalda y sonríe. "Eso sí que es una buena idea", le respondió. "Te
voy a decir una cosa, he tenido un día muy agotador hoy, pero si lo dejamos
para mañana, voy a hacer que valga la pena." ¡Esta historia acaba de empezar!

Me encantan estos ejemplos. Véase que en ambos casos el marido está


decepcionado, pero sólo en uno él es abatido! En el un escenario se le
rechaza, en el otro, simplemente se le pide que espere. Un hombre que está
rogando o preguntando a su mujer por un favor se siente humillado. Él sabe
que la mendicidad le cuesta su masculinidad. En el un escenario, la mujer
protege el corazón de su marido. En el otro escenario, ella abusa. Y hay un gran
peligro en esto.

Volvamos por un momento a 1 Corintios 7 y hagámoslo un poco más personal.


Al ver lo que puede suceder cuando rechaza a su marido: ". No negarse a su
esposo... para que Satanás no pueda tentarle" ¿Alguna vez has pensado de esta
manera antes? ¿Podría realmente ser el principio para que tu marido
experimente la tentación a pecar rechazándolo y negándote a tener relaciones
sexuales con él sobre una base regular?

¿Podría ser que de alguna manera estuviera contribuyendo a su pecado? En la


era de la sexualidad penetrante donde tantos hombres luchan con la adicción
sexual y la pornografía, esto puede sonar como una justificación para tales
actos. Por supuesto, esto no es mi intención en absoluto y ningún hombre tiene
justificación para recurrir a la pornografía o la auto-complacencia. Sin
embargo, creo que es prudente recordar que cuando hay pecado en un aspecto
de la relación, que tiende a extenderse a otras áreas de la relación, el rechazo

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de una esposa en realidad puede dejar a su marido más vulnerable al pecado
sexual. Mientras que el rechazo no es la causa del pecado posteriormente
puede ser el catalizador.

Los hombres pueden terminar actuando a través de la pornografía o la


masturbación causa de vergüenza, humillación o rechazo. Esto no quiere decir
que el pecado de la pornografía es siempre un resultado de esto. Sin embargo,
es conveniente recordar que la negación de los mandamientos de Dios en el
matrimonio sólo puede tener resultados negativos. En un mundo perfecto, en
una relación perfecta, una mujer nunca diría "no" a su marido y el marido nunca
diría que su esposa no es deseable. Por supuesto, en ese mundo perfecto una
mujer nunca estaría toda la noche con un bebé enfermo. En el mundo real, sin
embargo, una mujer a menudo termina rechazando a su marido, sin saber lo
profundo que esto puede resultar.

Los hombres, cuando sienten cumplido su rol de hombres, pueden tomar mejor
su rol como hombres. Conducen mejor, trabajan mejor y sí, sirven mejor a sus
esposas. Sentirse como un hombre incluye tener una mujer alegre y dispuesta.
Si vamos a ser esposas verdaderamente buenas para nuestros maridos,
tenemos que prestarles servicio en todas las áreas de su vida, hasta que se
sientan realmente realizados como hombres. El sexo apasionado, alegre es una
parte importante de eso. Nuestros corazones y nuestras actitudes deben ser
puras. Necesitamos tener sexo regularmente con nuestros maridos y siempre
tenemos que tener cuidado de que no los estamos destruyendo con nuestro
rechazo.

Conclusión
Un patrón de rechazo es peligroso para un matrimonio. Le da a la mujer una
gran cantidad de poder sobre el corazón de su marido, un poder que puede
ejercer erróneamente. El rechazo de la mujer conduce a sentimientos de
insuficiencia, la amargura y la tentación en el marido. Esto puede llevarle a ser
menos amoroso y a luchar en su papel como esposo. Esto a su vez lleva a la
mujer a rechazarlo más, como ella lo desea menos, ella ve como si su esposo
no la amara como ella quiere. Recuerda que al rechazar el sexo, tu esposo
experimenta el rechazo de tu corazón. Mientras tanto, en la esposa puede
crecer amargura y una lucha con la culpa; que termina por culpar a su marido y
a sus deseos. El ciclo feo del pecado continúa.

Es el plan de Dios para el matrimonio que el sexo muestre amor; un amor total
y de aceptación. Por lo tanto, una esposa debe estar muy dispuesta a aceptar
los avances de su marido y el marido debe estar muy dispuesto a aceptar el
cuerpo y el alma de su esposa, ya que están unidos como uno solo. Es el plan
de Satanás para el matrimonio que el sexo, en lugar de ser todo sobre la
aceptación, debe estar todo sobre el rechazo. ¿En cuál de estos equipos estás
jugando?

Preguntas y Respuestas

1.¿Bajo qué circunstancias la Biblia dice que puedes dejar de tener relaciones
sexuales con regularidad?
2.
3.¿Con qué frecuencia te encuentras rechazando los avances de tu marido? y
¿cuál es la razón más común para que lo hagas?
4.
5.¿Con qué frecuencia tu "no" es por razones realmente buenas? Se honesta.
¿Con qué frecuencia dices "no" de una manera que demuestra rechazo a tu
marido?
6.
7.¿Cuál es tu reacción emocional más común cuando tu marido indica que él
quiere tener sexo contigo? ¿Es la ira, frustración, alegría, anticipación?
8.
9.¿Ves un patrón de rechazo hacia tu marido? Pregúntale a tu esposo si él
siente que has establecido este tipo de patrón.

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Capítulo 4

DESEANDOLO

Hasta ahora hemos llegado a la conclusión de que como esposa tienes que
estar dispuesta a examinar constantemente tu corazón y tus motivos cuando se
trata del sexo. Por alguna razón, esto es un verdadero desafío para muchas
mujeres. Muchas de nosotras luchamos para disfrutar y expresar gratitud por lo
que está destinado a ser un gran regalo de Dios. Queremos expresar ira por
este regalo. Nos ofende este regalo. Si Dios no nos hubiera dejado un recibo de
regalo para ello, lo tomaría de nuevo y en un instante lo cambiaría por algo
mejor como dormir bien por la noche,etc.

El reto para ti como mujer, no se trata sólo de tolerar el sexo, sino encontrar la
verdadera alegría en ello. El desafío consiste en encontrar la alegría en el acto
en sí, como un medio de gracia dentro de su matrimonio, como un medio de
bendecir a su marido, como una forma de tejerse a sí mismo cada vez más
cerca de él, como una forma de darle la gloria a Dios. No es algo que sólo se
puede tolerar, sino algo en lo que se puede deleitar.

Las estadísticas dicen que como mujer, muy probablemente tienes menos
deseo sexual que tu esposo. Es decir, tu deseo sexual está más profundamente
ligado a la mente y las emociones. Mientras que en el caso de él, su deseo
(como si no te hubieras dado cuenta de esto) tiende a ser más físico en la
naturaleza. Él tiene el trabajo fácil de con su cuerpo hablar a su mente.
Nosotras lo tenemos difícil al tener que hacer nuestras mentes hablar con
nuestros cuerpos. Entonces, ¿cómo trabajas en tu mente y tu corazón para que
no sólo tengas que ponerte al día con el sexo, sino que en realidad cumplas
con el deseo de tu marido?

En este último capítulo quiero dar sugerencias sobre cómo tú puedes aumentar
tu deseo por tu marido. Tengo la esperanza de ofrecer algunas sugerencias
prácticas que te ayudarán a entrar en el dormitorio abierto, alegre, dispuesta e
incluso iniciando la intimidad física con tu marido. Yo no estoy hablando de
técnicas para ayudar a conseguir un “estado de ánimo en el momento", sino
más bien para ayudar a alinear tu corazón en hacer lo que Dios quiere que
hagas a tu marido y anheles disfrutar de su deseo para ti.

Para escribir este libro he hecho un montón de llamadas telefónicas torpes con
mis amigas para preguntarles cómo lidiar con esto. Les pregunté qué cosas
hacer para encontrar deleite en sus esposos y entre el grupo de nosotros
hemos hecho una lista de ideas prácticas que pueden ayudarle. Aquí están:
Orar. En primer lugar y más importante, ora. No ores justo antes o durante las
relaciones sexuales (aunque también puede que tengas que hacerlo), sino orar
como parte de tu día a día y caminar con el Señor. Esto te ayudará a desear a tu
marido, te ayudaría a tener un corazón dispuesto a servirle y disfrutar de él de
esta manera. ¿Oras con regularidad por la alegría, la libertad y plenitud en el
sexo? ¿Oras con tu marido? Si no, debes hacerlo!

Estudiar. Mira a la Biblia para aprender la voluntad de Dios sobre el sexo. Saber
que Dios quiere que desees a tu marido, y que al quererlo lo desearás y que
quiera que ambos puedan disfrutar del sexo. No creas las mentiras de que las
mujeres buenas no pueden encontrar una gran alegría y satisfacción en el sexo.
Regularmente disfrutar del sexo con tu marido, quiere decir que estás haciendo
exactamente lo que Dios manda y estás trayendo gloria a El. (Leer Cantar de los
Cantares y ver cómo la mujer no es pasiva, sino una mujer que siente fuerte
deseo emocional y físico para su amante.). Formar una teología del sexo,
creerlo y vivir por ello.

Recordar. En medio de todas tus responsabilidades como madre, a veces es


difícil recordar que te casaste con tu marido y no con tus hijos. Bíblicamente,
una de tus prioridades son tus hijos. Es obvio que no podemos abandonar a
nuestros hijos, tenemos que ser una madre para ellos. Pero no hay que perder
de vista tu matrimonio en medio del ajetreo de la maternidad.

Parar. Aprende a sacar tiempo para tu marido, no sólo para tener relaciones
sexuales con él, sino para encontrar y disfrutar de los intereses comunes (la
televisión probablemente no cuenta). Muy a menudo las parejas casadas
comienzan a dar más importancia a las preocupaciones de la vida que a su
relación matrimonial. Horarios diarios y las preocupaciones comienzan a
hacerse cargo hasta que te olvides de tomar tiempo para disfrutar de tu
marido. No es extraño entonces, que existan problemas para su matrimonio.
Si estás ansiosa, pensando en las necesidades de los hijos, preocupada por lo
que debes servir para la cena la noche siguiente, pensando en la ropa que
necesitas lavar o cualquiera de las otras 10.000 cosas que hay que hacer todos
los días, todas estas tendrá un impacto negativo de tu voluntad y la capacidad
para disfrutar de la intimidad física. Así que toma tiempo para estar con él, para
pasar el rato, para abrazarle y para estar juntos.

Notificar. Busca un tiempo para centrarte en lo que realmente le agrada a tu


marido. Escribe y deja notas acerca de lo que encuentres agradable de el donde
él los pueda encontrar (y donde sólo él los encuentre). Envíale un correo
electrónico durante el día y hazle saber que estás pensando en él. Dile que es

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divertido, seductor. Concéntrate en lo positivo. La anticipación es maravillosa
para ti y para él.

Iniciar. A la mayoría de los hombres les encanta cuando sus esposas toman la
iniciativa. En vez de estar siempre esperando a que den el primer paso, hazle
saber que estás interesada incluso horas antes de la hora de acostarse y
recordarle varias veces. E incluso si no estás realmente interesada, actúa como
si lo estuvieras. Deja que tu mente tome la iniciativa y tu cuerpo va a ponerse
al día con el tiempo.

Embellecer. Es difícil desear intimidad cuando te sientes desaliñada o poco


atractiva. Sentirse bella te ayuda a sentirte deseable y ayuda a tu esposo que
sepa que lo deseas. Deshazte de los calentadores y de las viejas camisetas.
Manten los camisones de franela hasta el suelo sólo para las noches más frías.

Decorar. Haz el dormitorio principal una bonita habitación en la casa. Tú pasas


alrededor de un tercio de tu vida en tu dormitorio. Así que ¿por qué no lo
conviertes en un lugar agradable para estar? Sábanas bonitas, velas y todo en
orden puede fomentar un ambiente romántico.

Alegrarse. Agradece que tu marido te quiera. Esto es bueno y lo recto delante


de Dios. Piensa en esto: ¡tu marido te quiere!, ¡tu marido te quiere! Pregúntate:
¿Realmente sería más feliz si él no mostrara ningún interés? ¡Por supuesto que
no! Así que, estamos agradecidas de que Dios les ha dado un deseo para
nosotras. Asegúrate de dar las gracias a Dios por ello.

Horario. Esto puede ser controversial, pero tiene su lugar. Si realmente luchan
por tener relaciones sexuales con regularidad, puede ser beneficioso, al menos
por un tiempo, para programar el sexo. Esto puede suceder cuando tienes
niños pequeños o tal vez cuando estás luchando en el matrimonio. Todo lo que
quiero decir es que es posible que desees dejar de lado ciertas noches de la
semana y asegurarte de que tienes relaciones sexuales en esas noches. Y en
esos días, ¡haz tu parte! Venir a él con voluntad y alegría es mucho mejor que
rechazarlo. ¿Recuerdas lo que aprendimos en el capítulo anterior sobre la
posibilidad de que tú seas una colaboradora para que tu esposo sea tentado
por el pecado sexual?

Aquí está el problema. Dios te llama a amar, servir a tu marido y cumplir su


deseo. Él creó el sexo como un medio de cementación (o supergluing!) a la
relación matrimonial. Dios le da a tu esposo deseo sexual como un disparador
para recordarle que debe buscarte. Dios le ha dado una esposa para que pueda
y deba proporcionar al cumplimiento de ese deseo y que el acto de hacer el
amor sea mucho más que el simple acto físico. Rechazarlo, es rechazar el plan
perfecto de Dios para el matrimonio.

Ante todas las cosas debemos recordar que Dios diseñó el sexo para los
matrimonios piadosos, que es para la mujer de Dios que se ha comprometido a
amar a su marido. Cuando se busca a Dios, puedes tener confianza que Él es tu
ayuda. Esfuércense en todas las cosas, incluso en esto, para dar gloria a Dios.

Preguntas y Respuestas

1.¿Crees que Dios puede y quiere darte a ti y a tu esposo una vida sexual
satisfactoria y excitante?
2.
3.¿Le doy gracias a Dios por el sexo? Si no, ¿por qué no? ¿Cuándo empezarás a
hacer de esto una de tus oraciones de acción de gracias?
4.
5.¿Estás dispuesta a trabajar para encontrar la alegría en el sexo? ¿Vale la pena
el esfuerzo para ti?
6.
7.¿Alguna vez has estudiado lo que dice la Biblia sobre el sexo? Si no es así,
hacen de este un tema de estudio.
8.
9.¿Qué es una cosa específica que puedes hacer esta semana para mejorar tu
vida sexual? Considera pedirle a tu marido que él piense lo que podrías
hacer.

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