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Bueno, mi nombre lo conocen. Soy Frenquelli.

Y esta es la trigésimo cuarta clase inaugural que


doy en mi vida, acá en la Facultad. Y también, es la última que doy, porque muy pronto me voy
a jubilar. Y me va a suceder la profesora Laura Peirano, la profesora adjunta que yo tengo hace
unos años.

Como les decía, treinta y cuatro año en esta casa, y con todo el proceso a cuesta de lo que fue
sucediendo con la carrera. Nosotros venimos de una materia que era conocida como Biológica
II. Ahora ha perdido un poco ese sello, pero por muchos años hemos tenido ese rótulo. Y la
materia se llamaba Psicofisiología. Por algunas razones de cómo nosotros orientábamos la
materia, cuando vino la reforma del plan de estudio 2014-2015, nos encomendaron
neuropsicología y psicología del desarrollo. La elección en nosotros recayó en la afinidad
temática que nosotros teníamos. Históricamente, cuando recibí la materia en 1984, lo que
recibí era un espacio de una materia que se llamaba “Anatomía y fisiología del sistema
nervioso y endocrino”. Nosotros la transformamos en una psicofisiología, en una materia más
dinámica, más enganchada con los contenidos de la carrera. Y entonces, en ese programa
antiguo, incluimos las etapas de la vida. Las incluíamos de una manera donde los procesos
psicológicos básicos y superiores, como el caso del lenguaje, podían verse en las etapas de la
vida. Era como una manera de hacer la materia más apetitosa, más práctica y ligada a la
práctica profesional del psicólogo. Y así dispusimos nuestros famosos trabajos de observación
del bebé, del adolescente y del adulto. A raíz de que nos ocupábamos de las etapas de la vida,
y que nos ocupábamos de los procesos psicológicos, de cómo se producen los procesos
psicológicos superiores, nos encomendaron la materia de neuropsicología.

Es decir, neuropsicología y psicología del desarrollo, estaban implícitos en psicofisiología.


Cuando hubo que armar el plan de estudios, con todos los avatares que eso tuvo, nosotros
pasamos a denominarnos de esta manera. Como eran muy grandes la cantidad de temas que
teníamos que desarrollar, le pasamos algunos temas a la biológica uno, como por ejemplo,
toda la anatomía del sistema nervioso. Por lo menos los elementos básicos, de la etiología del
sistema nervioso, sinapsis, neurotransmisión y características anatómicas básicas. Porque si
no, nosotros estábamos demasiado exigidos por una carga teórica distinta y más fuerte.

¿Por qué les cuesto esto? Un poco para que sepan de dónde viene esta materia. Que de por sí,
contiene algunas palabras extrañas para ustedes que han llegado hasta el tercer año. La
palabra neuropsicología puede sonarles un poco extraña, y la palabra desarrollo, si bien es una
palabra muy común del lenguaje coloquial, también puede tener alguna duda en qué quiere
decir eso. No sólo qué quiere decir, si no, qué valor tiene, etcétera. Ésta es una cuestión,
llamémosle teórica, epistemológica, de la materia. Ustedes pueden leer muchos trabajos que
tenemos sobre ese tema, y en la página web hay dos, uno se llama “El affaire Coneau y la
importancia de la biología en la carrera de psicología” y otro se llama “Neuropsicología
profunda como un nexo con la psicología del desarrollo”, que están, son de autoría mía y de la
profesora Peirano. Que son más que nada artículos de contextualización histórica y también
epistémica sobre la importancia de la materia, por lo menos para nosotros. Lo otro que les dije
recién es muy importante, porque si biológica uno, no alcanza a meterlos a ustedes en la
etiología básica del sistema nervioso, quedan un poco tecleando para esta materia. Para poder
tener una cierta facilidad tendrían que repasar ese capítulo, que es una bolilla entera, que
tiene el profesor Audisio en su programa.
De ahí que, para decirles cuál es mi parecer acerca de cómo podrían ingresar a estudiar esta
materia, además de hablarlo con el jefe de trabajo prácticos que tengan, para mi gusto leer
dos textos en este primer cuatrimestre casi los pondría a salvo de mayores problemas. Yo me
voy a permitir recomendárselos. Uno es el libro de Azcoaga, “Aprendizaje fisiológico y
pedagógico”, sobre todo las primeras partes hasta que de alguna manera esté la mitad del año
transcurrida, después habría que leerlo todo al libro. Es un libro pequeño, de editorial Ateneo.
Es un libro fácil que está escrito para estudiantes de psicología, fonoaudiología, kinesiología,
de manera que no tiene una escrita obtusa, tiene algunos diagramas y se puede leer bien.
Azcoaga, a propósito de él, es el padre fundador de la neuropsicología argentina, un gran
estudioso del lenguaje, y es un autor que ustedes pueden seguir en otros textos que tiene
cuando deseen profundizar.

El otro libro que pueden leer es el que he escrito yo, que se llama “Psicofisiología”, donde está
descripto el sistema nervioso a modo de lo que necesita un estudiante de psicología. Es un
libro que traba los conocimientos de raigambre biológica con la psicología. Ustedes si leen
estos dos textos van a ver que la terminología siempre apunta a lo psicológico, el nivel de
mayor complejidad del comportamiento humano. Se dice el mayor nivel de complejidad del
comportamiento, el psicológico-social. Pero lo traen de las bases biológicas. Yo me animaría a
decirles que manejando esos dos textos pueden terminar bastante bien el año, haciendo los
trabajos de observación y ampliando con algunas clases, algún texto, algún libro de los que hay
dando vueltas por ahí. Vayan leyendo de a poquito, y si pueden leer de un libro, mejor. Y si se
pueden comprar un libro, mejor aún. En tiempo de dificultades económicas, que sería en
tiempos de nobleza, como son los que estamos viviendo, la peor pobreza que puede haber es
la del espíritu. Los sistemas capitalistas a lo que más atacan es al espíritu. Y no comprar un
libro es un ataque al pensamiento. Tanto mejor lo que estoy diciendo ahora que cualquier cosa
que pueda decir en este teórico, porque lo mejor que puede hacer el docente es transmitir
cuestiones actitudinales y no tanto cuestiones teóricas, que están en los libros y demás. Pero
bueno, eso es un poquito la base del tema.

En definitiva, aprender conceptos básicos de neuropsicología es una introducción al


psicodiagnóstico, materia que ustedes van a tener más adelante, y que les va a permitir
evaluar tanto a un niño, como a un adolescente, adulto o adulto mayor, en función del
rendimiento que tiene toda su posibilidad de pensamiento expresada en funciones como las
gnosias, praxias y el lenguaje. Por ejemplo, si un chico puede reconocer un color, un objeto,
una forma, si puede armar una pirámide de cubos o no, o si va desarrollando su actitud para el
lenguaje. Las funciones neuropsicológicas de un niño se reflejan en lo esperable para el
desarrollo. Cuando hablo de lo esperable no estoy diciendo que uno pueda guiarse por una
tabla inexorable de lo que puede hacer un chico en una determinada edad, pero sí una
aproximación. ¿Cuáles son las facultades a las que puede acceder en determinado momento?
No tomamos el desarrollo como una cosa mecánica, lo tomamos desde un punto de vista
singular, pero dentro de ella, siempre hay algo más o menos universal. Por ejemplo, un chico
camina más o menos al cumplir un año. Si cumplido este tiempo, no camina, alguna cosa
puede tener.

Conviene que sepan que neuropsicología y psicología del desarrollo están en esta materia por
la razón que apunté: porque en el plan ’84 fueron abolidas del programa. Nosotros teníamos el
privilegio de ser la única carrera del país y del mundo, que no tenía neuropsicología y
psicología del desarrollo. En Rosario somos muy singulares. En cualquier otro lugar,
neuropsicología y psicología del desarrollo son tres materias: infancia, adolescencia y tercera
edad. Por ejemplo, la UBA, que tiene un plan de materias troncales y materias electivas.
Nosotros tenemos un plan que no tiene troncales, son todas necesarias para recibirse, pero sí
vale que sepan que nosotros lo que le vamos a dar a ustedes es una especie de orientación
general. Y tal vez, en un futuro, a lo mejor dentro de veinte años, se dividan.

Nosotros habíamos alojado en nuestro interior parte de estas materias, y por lo tanto lo
damos. Pero conviene saber que es mucho para un año y que hay que leer. Elegir todos los
días algún libro, ponerse de novio con algún texto.

Voy a tratar de desarrollar un tema que me parece que les puede servir, tratando de integrar
neuropsicología y psicología del desarrollo con el sistema nervioso. Probablemente me tome
algunas clases, pero el interés que tengo es tratar de integrar los conceptos elementales del
sistema nervioso y lo que es psicología del desarrollo, no solamente con el sistema nervioso,
sino con todas las funciones psicológicas. Una especie de contraseña para ingresar a la
materia. Y el título general de todas estas clases sería “Hacia una neuroanatomía del aparato
mental”. Ustedes ven que propongo un casamiento muy peligroso, que son dos cosas
aparentemente muy disimiles, de distintos fundamentos. Toda mi vida en la facultad trató de
virar sobre este tema y el libro de Psicofisiología versa sobre ese tema, pero ahora lo quería
dar un poquitito mejor. ¿Antes de que entre en este asunto, me quieren hacer alguna
pregunta, cualquiera sea?

[Alumno: Yo tengo una pregunta, sin sacarlo mucho de la temática, ¿por qué en Rosario hasta
el cambio de plan de estudio no estaba Neuropsicología y Psicología del Desarrollo? ¿Cuáles
fueron los motivos?]

Es una pregunta de carácter político-académico y exigiría una respuesta muy larga. En parte,
está contestada en “Affaire Coneau” y en “Neuropsicología profunda como un nexo con la
psicología del desarrollo”, y está casi contestada en todas las clases que yo he dado y he
escrito. A veces entre líneas, a veces no, más directamente. Una clase que a mí me gusta
mucho que he dado se llama “El sentido de la bio-lógica”. Como lógica de viviente. Ahí está
bastante tomado el tema, porque el subtítulo de esta clase es qué tiene la biología para
decirnos sobre la vida.

En el 84’ la salida del oscurantismo que se había impuesto en la facultad. La facultad de


psicología se había transformado en un antro de la reacción de la mayor pobreza intelectual
posible. Ya no meramente de lo que podía ser una derecha culta, si no de una derecha muy
empobrecida. Del sentido de este señor, que aparece en una propaganda, que se llama Juan
Manuel Tato, que hace el papel de un censor y dice: “Mi objetivo este año es prohibir
doscientas películas.” Una pobreza terrible, con un poder horroroso. La facultad de los
militares era más o menos de esa cabeza, de una pobreza intelectual muy grande. En el
mundo, y sobre todo en el mundo psicoanalítico, donde Argentina-París son un eje histórico,
que tiene cierta pugna con Londres, con toda la escuela inglesa del psicoanálisis. Ese eje París-
Buenos Aires, se empezó a mover. Toda la cuestión de Lacan y el retorno a Freud y una especie
de intento de revitalizar las bases del psicoanálisis que se sentían muy en anquilosadas y
ritualizadas, con la influencia del kleinismo. De ahí que quedara segregado Londres. Hizo que la
gente que estaba muy ávida de un respiro de libertad se prendiera de gente como Sciarreta,
Masotta. Masotta era un crítico literario, un hombre culto, que se realizó con Pichón Riviere,
que no tenía nada que ver con Lacan salvó que se habían encontrado en Francia. Riviere vino a
Buenos Aires y le dijo a Sciarreta: “Vea, Sciarreta, acá tengo los libros [de Lacan] que yo no voy
a leer.” Sciarreta empezó a leer, Masotta empezó a leer, y eso fue tomado furiosamente, con
gran entusiasmo, por la gente más joven que quería desenvolverse en el psicoanálisis. Lacan
tiene una furiosa postura contra la biología y la ciencia. Y entonces, la biología quedó pegada a
esta gente. E incluso con lecturas antojadizas de Freud. Lacan tiene un concepto de “ciencia”
que es de él.

Conclusión, en el ’84, se dio una lucha política por quienes manejaban la universidad. Rosario
era la facultad más desmantelada y con más gente perseguida desde el ’74. Donde ya estaba
metido la punta de esta vuelta a Freud de Lacan. Acá en Rosario existió una institución a la que
rindo homenaje, el CEP, el Centro de Estudios Psicoanalíticos, que antes de la dictadura militar
ya estaba la corriente de la vuelta a Freud, en mano de lacanismo, con Sciarreta, Masotta.
Sciarreta venía a Rosario, al CEP, junto con otras personas. Yo iba al CEP.

Entonces, cuando la facultad quedó en manos de alguien, quedó en manos de gente que era
lacaniana. Los de la escuela inglesa perdieron, tramitaron tratando de quedar hasta el último
momento, como los profesores del viejo tronco de la facultad que tiraban más a la escuela
inglesa y argentina.

Y Ovide Menin, a quien rindo homenaje, un hombre bastante equilibrado y conocedor, le dio
lugar a las biológicas. Y Gloria Annoni que fue la primera decana normalizadora también. Las
defendió a capa y espada porque eran personas con sentido común, que es el menos común
de los sentidos. En la repartija de las materias a nadie le interesaba la neuropsicología y la
psicología del desarrollo. La psicología del desarrollo porque se la veía anquilosada,
mecanicista, lineal, por falta de desarrollo formativo de los docentes. Y neuropsicología en esa
época estaba en manos de los psiquiatras, por lo cual… Por más que quien daba
neuropsicología, con el nombre de “psicología general”, era un santo de la facultad que era el
profesor Tramontín, un hombre sumamente culto, de los primeros que escribió sobre la
problemática del psicoanálisis acá en Argentina.

Bueno, por eso no se dio. Entonces, el resultado es que ustedes tienen cinco o seis
epistemologías. Para mí, el fenómeno de por qué en Rosario no hubo esas dos materias fue un
fenómeno histórico, político y en gran parte de la actualidad, del fanatismo.

Bueno, justamente, para empezar con el tema de la neuroanatomía y el aparato mental es un


título muy provocador. Yo he sido muy provocador, me gustan las discusiones. Muchas veces
no se pueden dar demasiado, por eso he escrito bastante. El título “Hacia una neuroanatomía
del aparato mental”, en realidad lo he extraído de un psicoanalista inglés que se llama Mark
Solms, que tiene un libro que se llama “Neuropsicoanálisis” que he traducido y está en la
biblioteca de la facultad en una traducción casera.

En 1939 en el “Esquema del psicoanálisis”, obra póstuma de Freud, él empieza diciendo que
tenemos por un lado la evidencia empírica del sistema nervioso y por otra mano los procesos
psicológicos, conscientes e inconscientes. Y que no hay ninguna duda de estas dos
polaridades. ¿Qué puede haber que los una? Él dice que esto es un problema. Lo cierto es, la
incontrastable evidencia de que nosotros portamos un sistema nervioso y algo tendrá que ver
con los procesos psicológicos. Y ahí Freud hace una incursión en lo que serían cuestiones
metodológicas y de comparación con los procedimientos de la física. Tanto uno como el otro
polo se basan en última instancia en modelizaciones. En intentar construir eslabones que
permitan relacionar partes tratando de distinguir las funciones de una manera u otra. Este es
el mismo método de la física. Este trabajo y esta parte de Freud ha sido tomada como “el
Freud del positivismo”, pero lo que yo creo leer en ese trabajo es que la mente se puede
modelizar, como también puede modalizarse el sistema nervioso. Él dice muy
inteligentemente que si uno puede cortar la masa encefálica, la mira, la examina, la diseca, la
separa, tampoco llega a ninguna conclusión y tiene que hacer alguna lógica inferencial
relacional para decir algo sobre eso. Se construye, de alguna manera, algún grado de
modelización para poder entender. Y cuando Freud estable sus modelos de la mente, hace
algo parecido.

Freud tiene tres modelos de la mente. Uno es el modelo del proyecto, 1895; otro, el de la
Interpretación de los Sueños, 1900; y tiene el del “Yo y el Ello”. Si ustedes leen detenidamente
esos trabajos, sobre todo la primera parte del proyecto, van a ver que hay un Freud ahí
totalmente desconocido por el lenguaje que tiene. Yo he leído muchas veces antes de entrar a
la facultad y con psicólogos en grupos de estudio. A ellos no les gustaba el proyecto. Porque el
proyecto tiene un lenguaje de un Freud todavía muy ligado a la escritura de la neurología y a la
estructura de su libro de las afasias, que es un texto prepsicoanalítico. Entonces, habla de
neuronas, corteza de cerebral, vías, energía; en fin, es farragoso leerlo sin ayuda. Por supuesto
ha habido interpretaciones de que allí en vez de hablar de neurona se puede hablar de
representación, etcétera. De modo que hay una forma de darle una vuelta a ese primer
modelo. De todas formas, es un modelo que Freud no dejó nunca, y lo sostuvo hasta su
muerte. Y sobre todo le da mucha importancia en “Más allá del principio de placer”. El modelo
de la mente de Freud en el proyecto era un modelo inhibitorio, es un modelo de freno de
algunas reacciones que podían implicar descargas en el vacío, etcétera. A través de una famosa
modelización que llamó la vivencia de satisfacción. Es un modelo de carga y descarga de una
imagen y la descarga, que sería la acción, está acotada por lo que después será el principio de
realidad.

En el segundo modelo, el de la Interpretación de los Sueños, ustedes han estudiado el polo


motor y el polo sensorial, el polo perceptual. Que ustedes lo ven en el famoso esquema del
peine, que tiene intercaladas las huellas de la memoria, que habla de percepción, de acción, de
memoria, y una serie de mecanismos donde va introduciendo la noción de inconsciente.
Ése es un modelo que también tiene mucho de neuropsicológico. En la medida que este
modelo, este esquemita del peine es, dado vuelta, el aparato del lenguaje, que también tiene
un polo sensorial y un polo motor. La palabra leída, escuchada y la palabra producida en el
lenguaje. Y una articulación entre lo sensorial y lo motor.

S M

Este modelo está en el libro de las afasias, y Freud lo toma tratando de distinguir las afasias
motoras, expresivas, de las afasias sensoriales, que son las afasias de compresión. La persona
que no entiende. Este es un trabajo de 1891.

Hay quien dice que cuando pensó el aparato de los sueños, dio vuelta este modelo y puso
todos sus elementos. Se dice que es un modelo inhibitorio porque tiene que ver con el freno
impulsivo de la acción.

Ustedes van a estudiar en esta materia una cosa se llama funciones ejecutivas, que sería que
hay un sector en el cerebro que pone freno, inhibe. La teoría de la alucinación más formalizada
que existe es la teoría, que yo voy a llamar neuropsicológica, de Freud en el proyecto. Donde la
carga, intensa, emocional de una imagen, sin ninguna clase de freno inhibitorio.

Después está el modelo del Yo y el Ello que también está cargado de asociaciones con el
sistema nervioso, sobre todo en las conexiones del yo y el ello. Que sería algo así como que el
yo está unido permanentemente al resto del cuerpo. El yo recibe permanentemente desde el
ello una gran cantidad de estímulos. La idea que tiene Freud ahí, es que el ello, el “conjunto de
la masa corporal pulsante” que induce a la acción, va desarrollando una capa diferenciada de
tramitación con la realidad.

Realidad
De ahí que aparece la famosa metáfora de que el yo es el jinete y trata de controlar la
impulsividad del corcel, como una diferenciación, como forma de tramitación. Dicho sea de
paso, el aparato psíquico es un aparato de tramitación con la realidad. Después también va a
teorizar el Superyo.

Pero en definitiva, aparte de hacer esta introducción de los tres modelos de la mente, y hacer
una defensa de que Freud nunca dejó de pensar en la biología y que el rótulo de positivista es
por lo menos una canallada, lo que me gustaría decirles es que además de defender una
postura que relaciona conceptos del sistema nervioso, la neuropsicología, la psicología del
desarrollo y teorías como el psicoanálisis, quiero llevarlos al punto de que en definitiva tanto la
neurología como el psicoanálisis, tanto en las consideraciones del aparato mental, que pueden
ser hechas también desde la psicología cognitiva, siempre se basan en modelos de
funcionamiento. Es decir, ¿qué quiere decir modelo? Cuando yo veo que a Freud se le ocurrió
el Ello, o se le ocurrió polo perceptual-motor, o la vivencia de satisfacción, lo que hizo fue
modelizar. A la evidencia empírica de lo psicológico le puso un nombre que permita entender,
porque no hay algo concreto como el “Yo”. Es un concepto, una manera de llamar a algo y de
darle un sentido explicativo.

Voy a ir terminando esta introducción con una famosa discusión entre Jacques-Alain Miller y
Ricardo Horacio Etchegoyen. ¿Quiénes son? Bueno, Miller quien se casó con la hija de Lacan,
es quien sucede. Los lacanianos se dividen, no sé si saben, en millerianos y no millerianos. Por
otro lado, Etchegoyen, un argentino que falleció el año pasado, ex presidente de la IPA, la
Asociación Internacional de Psicoanálisis. Entonces, hacen un debate, que lo pueden leer en
una revista que se llama Vertex. Búsquenlo con palabras claves como “logociencias-
neurociencias”. Etchegoyen no tiene nada que ver con las neurociencia, es un hombre culto,
partidario de la escuela inglesa, un sabio del psicoanálisis. Una gran figura. Pero en la
conversación debaten acerca del tema de la neurociencia en el psicoanálisis.

Miller lo va llevando a Etchegoyen al campo de que él estaría más cerca de la neurología, que
no es lo que más le gustaba a Miller. Y él se basa en la ciencia vinculada a la palabra, la
logociencia, bien al estilo de su maestro Lacan. La idea de que el lenguaje prácticamente
justifica todo el funcionamiento psíquico, como si el lenguaje fuera la condición de lo psíquico.
Y Etchegoyen, más freudiano que kleiniano, que él cree como creía Laplanche que lo psíquico
es la condición del lenguaje. Por supuesto, no se ponen de acuerdo.
Un psicoanalista estudia la mente con un método, pero siempre es un cerebro con otro
cerebro, por decirlo de una manera, en la soledad del consultorio. Un poco como diciéndole,
es un cuerpo a cuerpo. Pichón Riviere decía que el psicoanálisis es una práctica bicorporal y
tripersonal. Él siempre decía que había un tercero que podía ser cualquier cosa, instituciones,
familia, pareja, etcétera. Pero son dos cuerpos. Entonces Etchegoyen le dice: “Mire, Miller,
usted no puede negar que es un cerebro con otro cerebro.” Y así también pasa en la
neurología. Tanto los neurocientíficos como los psicoanalistas no tenemos otra opción más
que recurrir al sistema nervioso. Sin él, no podríamos pensar en estas cosas.

Nosotros somos partidarios de la postura de que el círculo de lo psíquico es mayor que el


círculo del lenguaje, por supuesto. Es una de las cosas que vamos a tratar de sostener.

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