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El tema de la codicia ha sido tratado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia de la

literatura, sea con voluntad de advertir en su contra o simplemente de mostrar un


estereotipo social risible. Ante nosotros tenemos dos comedias que abordan este motivo
literario, si bien lo hacen con dos intencionalidades algo distintas.

La Aulularia nos narra la historia de Euclión, un avaro, clásico personaje tipo, obsesionado
con una olla de oro. Su hija Fedria está prometida con un anciano viudo en el que podemos
adivinar la figura del senex amator, llamado Megadorus, pero está embaraza del joven
Licónides, el adulescens amator, que a su vez es sobrino de Megadorus. Mediante una
serie de enredos y malentendidos, se nos presenta una comedia muy aburguesada en la
que, a pesar de desconocer su final (no se conservó), podemos adivinar que los jóvenes
acaban casados gracias a las ardides del esclavo de Licónides (otro personaje tipo clásico
de la palliata, el servus currens), que roba la olla de oro, aunque inicialmente Euclión cree
que ha sido Licónides cuando este le habla de su crimen (violar a Fedria).

El avaro de Molière, una obra del siglo XVII, nos cuenta la historia de Harpagón, un avaro
que en este caso tiene dos hijos, Elisa y Cleante. Elisa está enamorada de Valerio, que
finge ser un criado en casa de Harpagón, y Cleante está enamorado de Mariana, una joven
humilde. Sin embargo, Elisa está prometida con Anselmo, un rico anciano, mientras que el
propio Harpagón pretende a Mariana. Se trata de una típica comedia de enredo llena de
malentendidos, en la que finalmente se revela que Anselmo es el padre de Mariana y
Valerio, y que un sirviente llamado La Flecha ha robado la caja con dinero que escondió
Harpagón y no Valerio, como el avaro cree inicialmente cuando el joven le confiesa que ha
cometido un crimen (enamorarse de Elisa, aunque Harpagón cree que se trata del robo de
la caja).

Plauto nos presenta una comedia típica latina, una pallatia heredera de Néa griega, de
temática y ambientación helenas, con la que no busca en absoluto trascender. La acción se
centra en la temática amorosa protagonizada por los dos jóvenes, alrededor de la cual giran
una serie de peripecias secundarias protagonizadas por los esclavos, la matrona o el
cocinero. Sin embargo, cabe destacar sobre las demás tramas y personajes la figura del
avaro Euclión y la olla de oro, el objeto de su obsesión. Este personaje domina el escenario,
tanto en Plauto como en Molière, introduciendo el tema de la avaricia en el espectro central
de la obra y superponiéndolo a la historia de amor entre los jóvenes. Sin embargo es
Molière el que desarrolla mucho más considerablemente el papel de avaro con su
Harpagón, ya que su obra tiene una intencionalidad más allá de entretener. A diferencia de
Euclión, que se redime al final (así se supone), Harpagón permanece en su postura de
avaro aferrado a la codicia, y solo consiente el matrimonio entre los jóvenes porque
recupera su dinero y porque Valerio proviene de una familia aristocrática. Molière busca, a
diferencia de Plauto, realizar una reflexión sobre la avaricia y cómo esta consume al
hombre, a la vez que critica el matrimonio impuesto entre chicas jóvenes y hombres
mayores. Respecto a la figura del avaro, es también destacable como Euclión es realmente
pobre, y por tanto su obsesión con el dinero tiene cierta razón de ser, mientras que
Harpagón es rico y su miseria yace en su obsesión por no gastar nada de su fortuna.

Es relevante también el papel que juega la temática amorosa, de mucha más importancia
en la obra de Molière, en la que dobla el número de parejas presentes e incluso hace que
Harpagón tenga un interés amoroso. Esto es mucho más propio de la comedia francesa y
de su gusto por los enredos que aseguran cuatro enamorados en lugar de dos y por
supuesto por el gusto ensalzar el amor entre los jóvenes.

La comedia latina bebe principalmente de la griega, produciéndose una contaminatio de una


o dos líneas argumentales de comedias griegas y mezclándose en una sola. Cuenta
siempre con un prólogo que nos informa de lo que ocurrirá, y es vista como vávula de
escape momentánea, no tiene intencionalidad de hacer una crítica social aunque en
ocasiones sus planteamientos puedan parecer rompedores. Como bebe de la Comedia
Nueva griega, es una comedia aburguesada y centrada en temas de la vida privada, como
el matrimonio o la familia, y en ningún caso aparecen personajes que sean dioses. Siempre
utiliza personajes comunes, y ha creado una serie de personajes tipo que han persistido en
la comedia posterior: el servus currens, esclavo que hace y deshace; el adulescens amator,
el joven enamorado; el senex amator, el pretendiente mayor; la bona meretrix, una joven
obligada a prostituirse (y que por tanto puede redimirse y así lo hace); y el leno/a o
proxeneta, que se aprovecha de la joven. Los principales autores de la comedia latina son
Plauto y Terencio. Plauto, como podemos ver, es más popular en el Renacimiento y un gran
referente para la comedia moderna, mientras que Terencio, que tiene un estilo más
comedido y moralizante, fue de interés durante la Edad Media.

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