Você está na página 1de 3

La degradación de los bosques y la deforestación en Bolivia han crecido

exponencialmente en las últimas décadas, debido a la expansión continua de la


agroindustria y de colonos en nuevos asentamientos de forma generalmente no
planificada ni controlada adecuadamente desde las diversas instancias
gubernamentales. Los procesos de pérdida de bosques y de cambio de uso del
suelo han sido bien documentados recientemente para los últimos 30 años,
utilizando fundamentalmente el análisis multitemporal de imágenes de satélite,
complementado con videografía a partir de sobrevuelos (Steininger et al. 2001;
Pacheco 2006; Killeen et al. 2007).
Sin embargo, y a pesar de la excelente resolución y cobertura lograda por estos
trabajos, la prospección en campo muestra que considerables extensiones
clasificadas y cartografiadas como bosque en sus resultados manifiestan sobre
el terreno toda una gama de diferentes estados de conservación de la estructura
y composición de la cobertura vegetal, incluyendo grandes áreas de bosques
degradados y empobrecidos notoriamente tanto en sus recursos forestales como
en su biodiversidad. Es decir, que la información generada utilizando
únicamente sensores remotos (fotografía aérea, imágenes de satélite y
videografía aérea), no aporta datos suficientes, hasta el momento, para estimar
y diferenciar el estado real de conservación o de degradación en muchos
bosques, donde a pesar de mantenerse en apariencia el dosel forestal más o
menos continuo, la inspección en campo testifica diversas alteraciones
importantes a nivel de diversidad de especies vegetales, composición y
estructura del bosque, principalmente. Estas alteraciones responden al impacto
de perturbaciones antró-picas específicas, tales como extracción de madera y
leña, propagación de quemas o incendios alóctonos, ganadería extensiva de
ramoneo, talas, caminos, etc.
Recientemente se han propuesto valiosos planteamientos para la asignación de
atributos de bosques con alto valor de conservación en Bolivia (Rumiz et al.
2004; Santiváñez y Mostacedo 2007); así como diseños detallados generados a
partir de la instalación de parcelas permanentes o temporales donde se miden
cuidadosamente diversos aspectos, como la biomasa del bosque o los impactos
producidos, -por ejemplo, en torno a un punto de corta y extracción de un árbol
que se considera representativo de una determinada explotación forestal
(Toledo etal. 2005). A pesar del enorme valor e interés de estos aportes,
enfrentan algunas limitaciones severas derivadas de la intensidad misma del
trabajo que plantean, así como del considerable tiempo y los cuantiosos recursos
necesarios, en general, para que un monitoreo basado en planteamientos de este
tipo pueda extenderse a períodos suficientes de muestreo y, sobre todo, a un
número suficientemente representativo de puntos de campo. Lo cual, unido a la
dificultad para extrapolar de forma ecológicamente consistente los resultados
generados a nivel local o regional, complica un poco la aplicación de esta
metodología para lograr en un tiempo razonablemente corto una visión conjunta
del estado actual de conservación y de degradación de los bosques para toda
Bolivia.
Sin embargo, una visión global del problema y del estado de la cuestión, resulta
urgente para el país al menos por las razones siguientes:
 Los planes de manejo forestal en áreas actualmente explotadas o con
potencialidad de uso forestal, no cuentan con un conocimiento adecuado del
estado actual o condición ecológica de los bosques en amplias zonas de
Bolivia. Este conocimiento, es la base para un adecuado manejo, -equilibrado
y sustentable-, del recurso forestal, tanto a nivel empresarial como
comunitario o indígena.
 La historia de uso y explotación del bosque mediante concesiones forestales,
barracas castañeras o territorios indígenas tiene ya una larga trayectoria para
extensas áreas donde no se conoce de forma sistemática e integrada la
situación actual de los ecosistemas bajo explotación. Este conocimiento es
imprescindible para planificar de forma adecuada acciones de uso y
restauración del recurso forestal remanente en estas áreas.
 El crecimiento demográfico y la expansión de la frontera agrícola llevan a la
conversión del bosque a otros usos. Para que esta presión no constituya una
amenaza destructiva es imprescindible que los actores sociales implicados
puedan acceder a un conocimiento del estado de conservación de los bosques
de sus territorios, así como disponer de herramientas metodológicas
comprensibles para completar este conocimiento a escala local.
 En el contexto de los acuerdos del Protocolo de Kyoto en 1997, dentro del
Convenio Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas
(UNFCCC) se considera prioritario a nivel global la reducción de las
emisiones de carbono por deforestación o por degradación de los bosques, o
en general los ecosistemas. En esta línea, el conocimiento y la medida, no
solo de la deforestación sino también de la degradación de los bosques (IPCC
2003), es crucial en un país como Bolivia, donde la reducción voluntaria y
planificada de las emisiones de carbono mediante una adecuada reducción
sistemática de las tasas de deforestación y degradación de los bosques, podría
suponer compensaciones económicas muy importantes por parte de las
instancias internacionales, que coadyuven en el desarrollo del país.
En relación a todo este conjunto de planteamientos, el objetivo de este trabajo,
es proponer una tipificación de estados actuales de conservación y degradación
de unidades extensas de bosques, verificables en campo para un momento
determinado, con las siguientes características:
a) Que sea aplicable mediante la utilización de indicadores y descriptores
florístico-ecológicos, estructurales y de uso, con carácter explícito, medióles y
reconocibles para cada categoría de conservación. Estos indicadores y
descriptores informan suficientemente sobre la idoneidad ecológica o condición
del ecosistema.
b) Que sea al menos parcialmente cartografiable mediante imágenes de satélite.
c) Que sea verificable y corroborable en campo, no solamente por botánicos
especialistas en vegetación, sino también por diversos profesionales
relacionados con la temática, e incluso por guarda parques y otros técnicos con
un entrenamiento previo básico.
d) Que sea aplicable para llevar a cabo un monitoreo a medio y largo plazo del
estado de la vegetación. Este monitoreo puede de esta forma realizarse tanto por
interpretación multitemporal de imágenes para una red de puntos seleccionados
y georeferenciados de moni-toreo, como por prospección en campo de dichos
puntos.

Você também pode gostar