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Resumen
1. Introducción
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Licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Antoniana Roma. 1987. Maestría en Ciencias Políticas de la
Pontificia Universidad Javeriana de Cali. Especialista en Huma nidades Contemporáneas de la Universidad Autónoma de
Occidente de Cali, M.B.A. de la Universidad ICESI de Cali – Tulane University New Orleans. En curso, estudios de
Doctorado en Humanidades de la Universidad del Valle. 2008-2011. Profesor Asistente, I Universidad Autónoma de
Occidente y Hora Cátedra de Ética en la Universidad Javeriana de Cali. Juancastri77@hotmail.com.
jdcastrillon@uao.edu.co.
constituida legalmente, inclusive sector de industria, privado y gobierno. Hay otros
esquemas, entre estos SA8000 la cual propicia la certificación. 2
El cambio es notable si se recuerda que llegó a decirse entre los pregoneros de la Escuela
de Chicago, como Milton Friedman(1980), que la única responsabilidad de los gerentes es
asegurar utilidades a los accionistas dentro de un mercado. Hoy, por el contrario, si se llega
a plantear que la Responsabilidad Social es una exigencia retórica para participar en
mercados ampliados, el hecho es que para participar de un tratado de libre comercio se
suele mostrar como requisito el reconocimiento de los Derechos Fundamentales, pues estos
derechos son la base desde la cual se construyen las normas de la RSE.
Desde el punto de vista filosófico involucra el debate entre la ética deontológica (cumplir el
deber porque es un imperativo, el deber por el deber) y la ética teleológica utilitarista que se
orienta a la acción que produce buenos resultados (MacIntyre, 1987:23). Si se analiza como
estrategia, se ha fortalecido (Kligsberg, 2003). En un sentido pragmático, corresponde a un
enfoque auspiciado por organismos de internacionales de la Comunidad Europea, por el
Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Internacional de Estandarización,
ISO, de frente al debilitamiento de las políticas estatales de seguridad social que ha
promovido el modelo neoliberal.
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En las entidades referidas, los formatos evaluadores de responsabilidad social requieren identificar, definir, implantar y
mantener políticas que atienden, mínimo: Actividad Laboral sin Niños. Exclusión de Trabajos Forzados. Garantías de
Higiene y Seguridad..Libertad de Asociación. No Discriminación política, religiosa o de género. Acción Disciplinaria
regulada legal. Horario Laboral. Sistemas legales de Gestión, Remuneración y Compensación conforme al respeto de los
derechos humanos.
2. La responsabilidad extralegal como expresión pluralista
La nueva definición orienta a valorar los impactos de las actividades empresariales sobre la
sociedad y el medioambiente, en perspectiva del desarrollo humano (Max Neef, 1993) o del
desarrollo sustentable3.
Como lo advierte la misma guía para la construcción del ISO 26000,(2006) se proveerá un
marco normativo para las organizaciones sobre la conducción de actividades en una forma
que sea consistente con los intereses de la sociedad y el desarrollo sustentable, y basado
en el comportamiento ético y el cumplimiento con las leyes aplicables e instrumentos
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Sustentabilidad puede definirse como la habilidad de las actividades humanas para continuar dependiendo de
los sistemas medioambientales globales. La Conferencia de NU de 1972 sobre el Ambiente Humano, produjo
una declaración haciendo público el reconocimiento de los impactos adversos de la humanidad en el mundo
natural. La publicación de 1987, “Nuestro Futuro Común”, el informe de la Comisión Mundial sobre
Medioambiente y Desarrollo (el informe Brundtland), se basó en esto y definió el desarrollo sustentable como
“el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones
futuras para satisfacer con sus propias necesidades. El concepto de desarrollo sustentable como un aspecto
integral de la responsabilidad social de las organizaciones es controvertido en cuanto que pueda presumir que
el desarrollo puede garantizarse de manera sostenida por término indefinido, lo cual no es aceptado si se
tienen en cuenta que los recursos planetarios no están garantizados indefinidamente. Algunas acciones
tomadas para asegurar la continua existencia de una organización, pueden ser dañinas para la sociedad y por
lo mismo inconsistentes con el concepto de responsabilidad social.
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El CSR Europa surge de la Declaración Europea de las Empresas contra la Exclusión Social, lanzada en
1995. La misión del CSR es ayudar a las compañías a conseguir beneficios, crecimiento sostenible y progreso
humano, colocando la Corporate Social Responsibility en la línea central de su práctica empresarial. La web
de esta organización de referencia en Europa patrocinada por la Comisión Europea y una red de empresas. Su
web aloja bases de datos con información sobre fondos e índices para la inversión socialmente responsable.
www.cseurope.org
intergubernamentales. Las diferencias geográficas, culturales y sociales son respetadas en
la medida que ellas acojan el mínimo acordado, el relacionado con los derechos humanos,
prácticas laborales, gobierno organizacional, el medioambiente, prácticas de negocios
justas, involucramiento de la comunidad y desarrollo social, y temas de consumidores.
Significa que una organización debe buscar entender los amplios intereses de la sociedad y
que debe ser capaz de distinguir sus intereses de los intereses de otros, incluyendo los
intereses de la sociedad, tomados como un todo.
Este proceso ha implicado que en esta guía de discusión planteada por la ISO, se
diferencien el contexto de legitimidad y de responsabilidades de los distintos actores
sociales, como sigue:
Respecto a la lectura de la RSE, se plantea desde una sociedad que en cuanto liberal se
proclama pluralista, correspondiente a la idea del “pluralismo razonable”, de mayor
reconocimiento de la sustantividad de la pluralidad y de sus diversas formas, que renuncie a
las excesivas pretensiones unificadoras de la razón (Rawls, 1985) que reconoce la
diversidad de credos, idearios, prácticas, estéticas, modelos morales, planes de vida
diversos, siempre que tales diferencias se den dentro de los límites de un acuerdo común de
voluntades como punto de partida por lo cual se diferencia del multiculturalismo en cuanto
no compromete el reconocimiento de los principios liberales.
La apuesta de la RSE hasta el año 2010 es por el pluralismo empresarial, intrínseco del
liberalismo. Esta caracterización se puede evidenciar por el reconocimiento de una
pluralidad de opciones desde un acuerdo de voluntades de empresarios particulares de
asumir los compromisos que se plantean desde la ISO 26000 sobre responsabilidad social.
Esto quiere decir que esta apuesta no es compatible con un marco teórico o metodológico
que amenace la toma de decisiones individuales del empresario frente a los retos sociales
no regulados por Ley.
Adicionalmente, pueden notarse nexos de esta visión voluntaria en procura de una justicia
en las relaciones laborales y con el entorno, que corresponden a una propuesta a favor de
los derechos individuales inalienables a través de la delineación del “estado mínimo”
reducido a las funciones de protección contra la fuerza, el hurto y el fraude (Nozik, 1988) 5.
Para este filósofo las desigualdades son producto necesario de la libertad de los seres
humanos y tratar de mantener una pauta distributiva como por ejemplo, la teoría de la
justicia de Rawls implicaría la intervención continua del Estado en la vida de las personas.
Significa que hay una comprensión de gestión empresarial desde una teoría de justicia cuyo
objetivo implica combatir y superar el utilitarismo (Rawls, 1971:17) donde el bienestar según el
modelo utilitarista del bien general, es fundamental, o donde los bienes moralmente
relevantes son básicos, no sólo desde la pretensión de una elección racional, base de la
justicia deseable por los individuos, sino desde el pluralismo a través del consenso
sobrepuesto, o entrecruzado, o entreverado, o por suposición, inscrito en los valores euro
occidentales. (Rawls,1985).
Dónde las acciones con respecto a la responsabilidad social van más allá de los requisitos
legalmente exigidos, se deben basar en estándares aplicables de lo correcto e incorrecto,
que sean ampliamente reconocidos y aceptados como apropiados en el contexto dado.
(Bucholz, 1990). Acciones que tengan el efecto de socavar estándares existentes y
legítimamente establecidos, no pueden ser la base para determinar la responsabilidad
social, considerando que los estándares en el área social involucran cuestionamientos que
solo pueden ser legítimamente respondidos, a través de procesos democráticos o
políticamente representativos.
En claro entonces que la RSE incluye un plus, frente el cumplimiento de legislación, que es
obligatoria, relativa al juego limpio con los consumidores, buen trato a los empleados,
preservación del medio ambiente, buenas prácticas en los países en desarrollo e integración
a las grandes acciones sociales con la comunidad local. Se debe informar sobre su práctica
a través de los Balances Sociales y de otras vías y empiezan a aparecer incentivos y
castigos.
Una primera conclusión que supere una eventual controversia, dejando afuera el tema de si
es estrictamente voluntario o nó, es que la Responsabilidad Social Empresarial puede
caracterizarse como un comportamiento estratégico observable, medible, índices cada vez
más sofisticados para evaluar y asegurar buenos impactos de las organizaciones en la
sociedad en procura de la sostenibilidad.
Estas reflexiones pueden llegar a ser inquietantes si las contrastamos con el nivel de
creencias y prácticas empresariales.
Si a nivel global la convicción sobre esta estrategia cuenta con aceptación creciente del
impacto para agregar valor, (Pesce, 2005), en países como Colombia no nos quedamos
atrás: Declaran las empresas encuestadas por la Asociación Nacional de Industriales, ANDI,
en el año 2007, que ellas dedican el 2,04% de sus ventas a inversión en responsabilidad
social). La muestra escogida alcanzaría un valor de inversión social de alrededor de
¡$739.000 millones!, cifra que no incluye los aportes parafiscales por 3,5 billones de pesos
(Sena, Cajas y Bienestar Familiar), que representan el 1,3 por ciento del Producto Interno
Bruto (PIB)
Esta confesión estaría muy bien, como enseña la vieja tradición religiosa, cuando no sólo
hay propósito de enmienda y confesión de boca sino satisfacción de obra. En este último
punto, hay que mantener un prudente optimismo pues es muy compleja la verificación de
los datos sobre la gran cantidad de comportamientos de RSE, a partir de consideraciones
morales, con diferentes modelos de medición que surgen de un marco de voluntariedad.
Esta evaluación gremial de las grandes empresas nos llevó a pensar sobre lo que puede
estar ocurriendo en las pequeñas y medianas empresas. En primera instancia se hizo una
exploración en grupos focales (con académicos) que llevó a la conclusión que la
responsabilidad social empresarial sería un punto de llegada y nó un punto de partida para
las PyMEs. La explicación que se dio es que “Son tan pesadas las cargas legales sobre los
hombros de pequeños inversores, que serían resistentes a tomar cargas adicionales,
voluntarias”.
En este sentido de revisión del concepto, la investigación nos llevó a comprender también la
Responsabilidad Social Empresarial como un desempeño rentable, fundamental para la
creación de valor agregado en 3 formas de capital, que denominamos capital
valorativo y que se compone de: el capital social-confianza en las personas, los procesos y
productos de las empresas-, el capital humano –competencias laborales- y el capital físico –
herramientas-.
En tercer lugar, se trata de un nivel sectorial contractual formal, definidos por su orientación
en la producción (alimentos) es decir, se relacionan por acuerdos formales escritos o
verbales, y nó por consideraciones de su ubicación en parques industriales o en redes, en
sentido estricto.
A nivel académico y sobre todo a nivel político suele cuestionarse sobre las características,
las ventajas e inconvenientes o la evolución de la explotación familiar versus explotación
capitalista o, en otras palabras, explotación pequeña versus explotación grande. Sin
embargo, se puede advertir que hay una sincronía y complementación entre las PYME y las
grandes empresas sin que pueda demostrarse que en aras de la competitividad las PYME
no puedan coexistir o que tengan que dejarle el terreno a las empresas de mayor
envergadura. Si bien algunos progresos técnicos podían ser aprovechados tanto por la
pequeña como por la gran explotación, los costos de aplicación de grandes adelantos
tecnológicos para la administración la producción y la distribución así como las políticas
proteccionistas favorecen principalmente a las grandes explotaciones.
Se llega por tanto a una coexistencia entre grandes y pequeñas explotaciones con poca
competencia entre ellas dado que se dedican a productos distintos. Su heterogeneidad
depende del grado de diferenciación del mercado de oferta y demanda de cada empresa,
por la existencia de diferentes modalidades contractuales y las condiciones contextuales
naturales, sociales, económicas y políticas.
Quedó en evidencia además, que en particular, las PyMEs alimentarias por su carácter de
empresas familiares, cumplen un importante papel en la economía regional, presentando un
vínculo muy fuerte con las comunidades locales en la generación de renta y empleo.
Está claro que con un entendimiento de los beneficios estratégicos que puede aportar a la
empresa es probable que los altos directivos están dispuestos a realizar inversiones en
prácticas de RSE (Burke y Logsdon, 1996; Husted y Allen, 2001; McWilliams y Siegel; 2002).
Las declaraciones expresas de la voluntariedad de la R.S.E. son un síntoma de analizar. En
Colombia un proyecto sobre la RSE planteándolo en el contexto de obligatoriedad legal ha
encontrado no sólo la oposición gremial sino dificultades en su trámite en el Congreso. Por
lo pronto avanza, valorada, como opción voluntaria. Es posible que exista el temor de que
una imposición legal, implicaría puntos de tensión adicionales con actores como las
organizaciones sindicales, sociales, aparatos legislativos e instituciones de gobierno.
Sin embargo, el desarrollo particular y colectivo tiene hoy otras significaciones de las cuales
no es válido que ningún sector se sienta ajeno. Para los empresarios, el nuevo reto se
orienta ahora a establecer la correlación directa los programas, actividades y procesos que
pueden crear beneficios estratégicos a largo plazo, en un contexto más amplio que la simple
correlación entre contribuciones de caridad, filantrópicas y de rentabilidad. Se trata de
sostenibilidad planteada para una sociedad pluralista. El Estado no puede estar ajeno a ese
proceso, en principio con una regulación que estimule el fortalecimiento del tejido social.
6. Conclusión
Una solución transitoria sería el reconocimiento por parte del Estado, desde un marco legal,
a los esfuerzos “voluntarios” de responsabilidad social empresarial, estarían para valorar
tales esfuerzos a través de acciones específicas de gobierno para promover la competividad
entre los empresarios con rse, con estímulos tributarios y de renovación de infraestructura
física y de promoción del talento humano.
Sin embargo, con ley o sin ella, aspiramos a seguir registrando el desarrollo de prácticas
sistemáticas de responsabilidad social, no desde las propuestas de posicionamiento de
marca ni en la tramitología burocrática sino desde la aplicación de la ética de la empresa
que surge como reflexión del talento humano de la organización.
Es insuficiente valorar la responsabilidad social empresarial como se hizo con las viejas
prácticas de filantropía y desde proposiciones morales. Ante problemas estructurales, la
solución es estructural. (Castoriadis, 1996)
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