Você está na página 1de 4

El origen del hidromiel y la poesía según la mitología nórdica

El hidromiel o aguamiel, es considerada una de las primeras bebidas alcohólicas que


consumió el ser humano y una posible precursora de la cerveza. De carácter místico y
mitológico, se le atribuye dar el dulzor a las palabras, además de al paladar. Entérate del
sacrificio de Kvasir y la codicia de los enanos Fjalar y Galar en lo que llamaremos:

El origen del hidromiel y la poesía según la mitología nórdica

Cuenta el mito que un día el Jotún y diós regente de los mares, Aegir, planteó una duda
que desde hace mucho daba vueltas por su mente: ¿De dónde ha surgido esa práctica que
llamáis poesía? A lo que Bragi, el dios de la poesía y los bardos, responde con el siguiente
relato:

Al final de la guerra entre Æsir y Vanir, todos los dioses y diosas escupieron en una vasija
para sellar el acuerdo de paz. En lugar de dejar que la saliva se desperdiciara, los dioses
decidieron formar con ella un hombre. Su nombre era Kvasir, el más sabio de los Vanir, tan
versado en el conocimiento de los nueve mundos que pronto ganó renombre por su
habilidad para contestar las preguntas de la gente. Nadie podía preguntarle algo que él no
pudiera contestar.

Kvasir viajó a lo largo y ancho del mundo para impartir a los hombres su conocimiento. En
uno de sus viajes, se hospedó en casa de dos hermanos enanos, llamados Fjalar y Galar,
quienes arteramente llevaron a Kvasir hasta una cueva y lo asesinaron. Los enanos drenaron
toda su sangre y la guardaron en dos grandes jarrones, Bodn ("ofrenda") y Són
("expiación"), además de un caldero, Odrerir ("inspiración"). A la sangre del sabio
agregaron miel y, dejándola fermentar, destilaron el divino hidromiel conocido como Kvas,
que poseía fantásticos atributos. Se cuenta que cualquiera que bebiera de él, de inmediato se
convertía en un poeta. Es así que los codiciosos enanos Fjalar y Galar guardaron el
hidromiel para sí mismos.

Cuando los Æsir enviaron un mensajero a buscar a Kvasir, los asesinos le dijeron que el
sabio se había ahogado hasta la muerte en su propio conocimento, respuesta que entristeció
a los dioses. Luego los enanos fueron a la morada del gigante Gilling y le invitaron a que
los llevara en su bote hasta el medio de un lago, tras lo cual en un desliz hundieron el bote y
el gigante se ahogó, pero a pesar de todo, los enanos llegaron a la costa y le avisaron a la
esposa del gigante que había ocurrido un accidente y que Gilling había muerto. Sumado a
todo lo anterior decidieron cometer un último acto de extrema maldad, cuando la giganta
salió de su casa dando grandes gritos producto de la noticia, los enanos, subidos al techo de
la casa, le arrojan una piedra de molino dándole muerte también.
Suttung, el hijo de Gilling, al enterarse de la desgracia de sus padres, en represalia ató a los
enanos a unas rocas que serían cubiertas por la marea con la intención de propinar el
merecido castigo, pero éstos que no admitieron su destino, intercambiaron sus vidas a
cambio del precioso hidromiel, aquel que fue preparado con la sangre del desafortunado
Kvasir.

Suttung tomó el precioso líquido y se fue directamente a su casa, cerca de la montaña


Hnitbjörg. Allí, creó una cámara secreta muy profundo en la montaña y dentro de ella
colocó los dos jarrones y el caldero de hidromiel para guardarlos. Y en pos de resguardar
este tesoro, Suttung le ordenó a su hija Gunnlod que vigilara el hidromiel de día y de noche.

Los Æsir, mientras tanto, se enteraron de lo que le había sucedido a Kvasir y del hidromiel
creado con su sangre. En consecuencia Odín decidió que viajaría a Jotunheim para
recuperar aquel tesoro. Astutamente se disfrazó como un hombre, cosa que hacía a menudo,
y se hizo llamar Bölverkr ("trabajador de la aflicción").

Bölverkr viajó a Jotunheim y eventualmente llegó a un valle donde nueve hombres estaban
trabajando en un campo cortando pasto. Bölverkr pudo ver que el trabajo avanzaba
lentamente porque las herramientas de los trabajadores no estaban afiladas. Iniciando la
conversación, Bölverkr supo que los hombres trabajaban para Baugi, el hermano de
Suttung, y se ofreció para afilar sus guadañas. Ellos aceptaron agradecidamente y quedaron
maravillados al darse cuenta de cuán rápido podían trabajar después de que Bölverkr hubo
terminado. Le ofrecieron de inmediato comprarle su piedra de afilar.

Bölverkr respondió arrojando la piedra de afilar muy alto y los hombres se empujaron unos
a otros para atraparla y, al hacerlo, se cortaron mutuamente las gargantas con sus guadañas,
cayendo muertos de inmediato. Bölverkr atrapó la piedra de afilar mientras caía y continuó
su viaje.

Esa tarde, Bölverkr hizo su aparición en la granja de Baugi, el gigante, solicitando


hospitalidad. Ese día Baugi no estaba de buen humor, al saber que sus nueve hombres se
habían matado unos a otros y estaba desesperado por conseguir reemplazos con la
temporada tan avanzada. Bölverkr se ofreció a hacer el trabajo de los nueve hombres por el
resto de la cosecha si Baugi le ayudaba a conseguir un trago del hidromiel que poseía su
hermano Suttung. A lo que Baugi estuvo de acuerdo.

Finalmente Bölverkr llevó a cabo el trabajo de nueve hombres y más por el resto del
verano. Finalizada la cosecha, Baugi se acercó a Suttung para pedirle un trago de hidromiel,
a lo que Suttung se negó de inmediato.

Bölverkr entonces convenció a Baugi de ayudarle a engañar a Suttung para conseguir el


hidromiel. Juntos, fueron hasta la montaña Hnitbjörg. Bölverkr sacó una barrena, llamada
Rati, y le indicó a Baugi como usarla para taladrar un costado de la montaña hasta llegar a
la cámara secreta donde se escondía el hidromiel. Cuando Baugi dijo haber terminado el
trabajo, Bölverkr sopló en el agujero formado y pequeñas piedras y restos de polvo volaron
hacia su rostro, probando así que el agujero no había alcanzado aún su objetivo. Dándose
cuenta de que Baugi había mentido e intentaba engañarlo, Bölverkr le ordenó volver al
trabajo.

Por segunda vez, Baugi anunció que había finalizado y cuando Bölverk sopló nuevamente,
ya no salió polvo del agujero. Inmediatamente, Bölverkr se convirtió en una serpiente y
reptó dentro de la montaña. Baugi, sorprendido, intentó clavarle la barrena, pero era
demasiado tarde.

Una vez dentro de la cámara secreta, Bölverkr volvió a su forma de hombre y se presentó
ante Gunnlod, la hija de Suttung, quien custodiaba el hidromiel sentada en un banquillo de
oro sólido. Al ver a Bölverkr, Gunnlod olvidó por completo las advertencias de Suttung
sobre como cuidar del hidromiel. Bölverk se dedicó entonces a seducirla y, al cabo de tres
días, le hizo el amor en la cámara secreta en el interior de la montaña. Después de esto,
Gunnlod estaba dispuesta a darle a Bölverk cualquier cosa que éste deseara. El le pidió tres
tragos del precioso hidromiel y ella accedió. Con el primer trago, vació a Bodn. El segundo
trago vació por completo Són. Con el último, Bölverk dejó vacío por completo el caldero
Odrerir.

Con todo el divino hidromiel en su boca, Odín se convirtió en un águila y voló lejos, en
dirección a Asgard. Cuando Suttung lo vio, él también se transformó en un águila y partió
tras el dios. Volaron raudos a través de Jotunheim, pero al acercarse a Asgard, los otros
dioses les vieron y rápidamente dispusieron vasijas en los patios del palacio. Mientras Odín
volaba sobre Asgard, dejó caer de su boca el hidromiel en las vasijas. Suttung le perseguía
sin tregua, tan de cerca que Odín, por la emoción de la carrera, dejó caer un poco de
hidromiel fuera de las murallas. Esta pequeña cantidad no pudo ser guardada por los dioses.
Todavía está por allí. Cualquiera puede encontrarla y guardarla para sí, si así lo quiere. Se
le llama "la porción de los poetas inferiores". Pero la mayor parte del hidromiel fue
guardado cuidadosamente por los dioses. Odín se lo entregó a los Æsir y ocasionalmente a
algunos hombres que demuestran su habilidad para componer poesía.
Suttung nunca pudo recuperar su valioso hidromiel. Por eso llamamos a la poesía el botín
de Odín, o su bebida o su regalo, o la bebida de los Ases.»

Você também pode gostar