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PRESENTADO POR:
ASIGNATURA
HUMANIDADES
GRUPO
311
2014-2015
EL MALESTAR EN LA CULTURA
Freud había escuchado decir de cierta persona que “en todo ser humano existe
un sentimiento oceánico de eternidad, infinitud y unión con el universo, y por
ese solo hecho es el hombre un ser religioso”. Tal sentimiento está en la base
de toda religión. Freud no admite ese sentimiento en sí mismo pero intenta una
explicación psicoanalítica -genética- del mismo.
“Gran parte de la culpa por nuestra miseria la tiene lo que se llama nuestra
cultura. Ya se mencionó que la hiperpotencia de la naturaleza y la fragilidad de
nuestro cuerpo no son las únicas fuentes del penar humano. Recordemos
nuestras relaciones con los demás, el ejemplo con el que Freud abre. La
religión hace daño cuando impone a todos por igual “su camino para conseguir
dicha y protegerse del sufrimiento” sin considerar que la constitución pulsional
de cada individuo es única para sí y le hace sentir su fallo o fracaso en seguir
ese camino propuesto, mediante ese sentimiento de culpa denominado pecado.
Hay “desacuerdo entre el pensar y el obrar de los seres humanos, así como hay
el acuerdo múltiple de sus mociones de deseo”, mociones sobre las cuales
intentaríamos intervenir para liberarnos del sufrimiento que nos causa la
imposibilidad de satisfacerlas todas. Su acuerdo (es decir, que se nos vengan
todas juntas) es a la vez lo que atenta contra esa intervención y una de las
causas de que tengamos tan pocas posibilidades. Es terrible imaginarse cómo
se complican las cosas cuando se nos impone una manera de pensar y se nos
prescribe una manera de obrar, que además de poder estar en desacuerdo
entre sí, están en desacuerdo con nuestra natural manera De pensar y nuestro
deseado obrar; el “querer ser” del individuo que se admite que puede ser
destructivo para los otros y hasta para uno mismo.
El Yo: El Yo implica varios elementos:
La cuestión está en que la cultura intentan regular los vínculos sociales, que a
falta de ella se verían sometidos “a la arbitrariedad del individuo, vale decir, el
de mayor fuerza física los resolvería en el sentido de sus intereses y mociones
físicas” se va haciendo claro que Freud parte del supuesto hobbesiano
(competencia desenfrenada, egoísta y poco civilizado) de que el hombre es el
lobo del hombre. Hay una pulsión de muerte en el individuo, hetero- y auto-
destructiva, manifestada como agresión, y es tarea de la cultura controlar esa
agresión precisamente a través de su contrario, el amor. El amor es una de las
bases de la cultura.