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¿TE FALTA VALOR?

4 TÉCNICAS PARA RECUPERAR EL


CORAJE Y PONERTE EN ACCIÓN

Hace poco leí un artículo interesante sobre si se puede aprender a


ser valiente, a no tenerle miedo a las cosas (aquí lo tienes, está en
inglés).

A su vez, el post se basa en el libro “The Courage Quotient: How


Science can make you braver” de Robert Biswas-Diener. Como muchas
lectoras me escriben paralizadas por sus miedos, me ha parecido
interesante compartirlo.

>> Escucha el podcast de este artículo aquí: ¿Te falta valor?

Hay dos factores directamente relacionados con el valor, con tener el


coraje para hacer los cambios que quieres hacer. Uno es el miedo, y el
otro el deseo de actuar. De forma que tu valor es igual al deseo de
actuar dividido por el miedo que sientes.

VALOR= DESEO DE ACTUAR/ MIEDO

Por tanto, si quieres aumentar tu valor necesitas:

 Incrementar el deseo de actuar


 Disminuir el miedo
 Ambas cosas

¿Interesante, verdad? Porque lo fácil es pensar que siempre hay


que intentar no tener miedoo gestionarlo bien, pero es igualmente
importante trabajar en las ganas, en el “querer”.

Ya sabemos que querer es poder, por eso a mis clientes siempre les
pregunto cuál es su gran porqué a la hora de llevar a cabo un proyecto.
Una razón lo suficientemente fuerte que te motive a perseverar cuando
las cosas no salgan bien, o cuando estés desanimada y, a mi parecer, es
fundamental.

Algunas técnicas que puedes probar para aumentar tu valor son:

1. Reducir la incertidumbre.
Hay personas que toleran bien la incertidumbre y otras que realmente
sufren cuando no saben qué va a pasar en un futuro o cómo se va a
desarrollar una situación. Si este es tu caso (y especialmente si quieres
ser emprendedora) es importante que trabajes eso.

¿Cómo puedes disminuir la incertidumbre? Entendiendo tu situación lo


máximo posible y de manera realista, averiguando todo lo que sea
necesario para que puedas pensar con claridad.

A veces con visualizar tu futuro o hacerte unas simples preguntas es


suficiente para tener la información que necesitas para verlo todo más
claro.

2. Relajarte.
Es muy importante cuidarte en estas situaciones de estrés, ya sea
haciendo deporte, yoga, meditación (aquí tienes un recurso muy útil
para meditaciones de un minuto), respiración controlada. Técnicas para
relajarte físicamente, lo que impacta de manera directa en el miedo y la
ansiedad.

3. Enfadarte.

Si el miedo te hace sentir indefensa y sin control, el enfado hace todo lo


contrario. Cuando estás enfadada te sientes más en control, eres más
perseverante y tenaz y crees más en tus posibilidades. Así que puede
ser una buena forma de entrar en acción.

Por supuesto estamos hablando de algo puntual, útil en determinadas


circunstancias. Por ejemplo: Imagina que tienes un proyecto en mente
pero cuando lo compartes con familiares y amigos todo son críticas y
negatividad. Entonces en lugar de desanimarte, enfádate (no con ellos,
literalmente, si entiendes lo que quiero decir) y en lugar de pensar en
abandonar se te meterá entre ceja y ceja lograrlo como sea.

Esta técnica sólo funciona en algunos casos, no sería muy útil para el
miedo a hablar en público por ejemplo (o a lo mejor para ti sí, quién
sabe.)

4. Aceptar los errores como algo normal e inevitable.


De esto ya he hablado varias veces. Las personas con coraje saben que
los errores son parte del camino y no les dan más importancia (eso no
quiere decir que les guste, pero los aceptan y aprenden la lección).

Algo interesante que se menciona en el artículo es un experimento en el


que se analizaron tres grupos de personas que tenían que dar una
charla.

Durante los ensayos, al primer grupo se le advirtió de que no debían


cometer ningún error. A las personas del segundo grupo les indicaron
que cometieran un error a propósito durante el ensayo, y después les
aseguraron que no había tenido importancia, para que aprendieran a
perdonar sus errores.

Al tercer grupo se le indicó que cometieran un error a propósito y que lo


incorporaran a la charla final.

Resultado: las personas del 3º grupo se mostraron más confiadas en el


escenario y fueron las mejor valoradas por el público.

Por tanto, más que no cometer errores o perdonarte a ti misma si los


cometes, el cometer errores y aceptarlo tranquilamente como parte del
proceso da mejores resultados.

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