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JOHN THEROUX
JOHANNA M. HURSTAK
Desde el principio, Ben & Jerry’s fue definida como una empresa con un marco de valores único y
fuerte. Quería ser una fuerza en favor del cambio social, quería representar algo distinto a la típica
sociedad anónima. Una política clave que refleja esta intención es la ratio de 5 a 1 en relación con
salarios, es decir, una diferencia máxima entre el empleado de menos sueldo y el que más cobra, de
cinco veces, una diferencia sensiblemente más limitada que la norma de 90 a 1 que reina en el mundo
de negocios americano. (Véase Anexo 1, donde se describe con más detalles esta política.) La política
aspiraba a reconocer la aportación de los empleados de nivel inferior y sumar la recompensa de la alta
dirección con la compensación de toda la compañía. También representaba una declaración de
principios, en el sentido de que las sociedades norteamericanas tienen la tendencia de pagar en exceso a
la alta dirección y por debajo de la media a los empleados recién contratados y, además, que las
empresas deberían procurar reducir las diferencias en la distribución de la riqueza. Esta política, que se
destacaba con gran orgullo en la compañía, ha captado más atención, tanto a nivel interno como externo,
que cualquier otra política de Ben & Jerry’s.
Sin embargo, desde hace unos años, tanto el consejo como varios directivos de la empresa habían
empezado a cuestionar su justicia y efectividad. Ben & Jerry’s había crecido muchísimo y era mucho más
compleja que antes. Los nuevos puestos exigían un alto nivel de capacidad y profesionalismo, y la
norma de 5 a 1 resultaba ser una gran barrera para poder ofrecer unos paquetes de compensación
competitivos para los candidatos. Los mandos intermedios tenían poco incentivo para ascender, puesto
que la presión salarial ya igualaba la retribución entre los niveles medios y altos. Los sueldos de la alta
dirección estaban sustancialmente por debajo de los niveles del mercado.
Además, el crecimiento había atraído a algunas personas a la empresa que dudaban del concepto
básico de justicia y equidad en que se basaba la norma. Muchos consideraban que el sistema de marcar
los niveles de retribución con una ratio específica era más justo que la utilización de los sueldos del
mercado en relación con los trabajos realizados.
A Ben Cohen no le impresionaban estos argumentos. Como fundador de la empresa y del espíritu
que había detrás de su desarrollo, se sentía con un compromiso total con el contenido de la política de
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El caso de LACC número 308-S08 es la versión en español del caso HBS número 9-392-025. Los casos de HBS se desarrollan únicamente para su
discusión en clase. No es el objetivo de los casos servir de avales, fuentes de datos primarios o ejemplos de una administración buena o deficiente.
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forma alguna: electrónica, mecánica, fotocopiado, grabación u otro procedimiento, sin permiso de Harvard Business School.
308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
5 a 1. No estaba dispuesto a sacrificar el principio en que se basaba la política, y había mucha gente en el
consejo que estaban de acuerdo con Ben. Entendían que la norma de 5 a 1 simbolizaba los valores
centrales para la identidad y el éxito de la compañía, y que una modificación en dicha política dejaría la
moral por los suelos. De acuerdo con esta filosofía, buscaban directivos que apoyaran la misión social y
que estuviesen dispuestos a aceptar los sacrificios económicos que conllevaba.
El debate relacionado con la política se había iniciado dos años antes y estaba comenzando a minar la
moral del consejo de administración. Chico Lager, el director general saliente estaba convencido de que
la política tenía que cambiar. Por tanto, estaba claro que pronto tendrían que decidir el futuro de la regla
de 5 a 1.
La heladería tuvo un éxito inmediato. En 1980, la demanda, relativamente baja durante el invierno en
la heladería, les obligó a comercializar su helado en envases de 1/2 litro, con una red de pequeños
puntos de venta en la zona. En 1981, sus ventas se habían incrementado tanto que decidieron ampliar la
fabricación a un segundo edificio.
La compañía podía vender todo el helado que tuvieran capacidad de fabricar; el crecimiento era
superior al 60% anual (véase Anexo 2) y provenía principalmente de nuevos mercados geográficos
servidos con envases de 1/2 litro. En 1990, la compañía había colocado sus productos en todos los
mercados principales y tenía un alto grado de penetración en los supermercados relevantes y las tiendas
independientes, que representaban la gran mayoría de las ventas de helados (véase Anexo 3).
En 1988, Ben y Jerry fueron distinguidos como los Pequeños Empresarios Norteamericanos del Año
en una ceremonia en la Casa Blanca. La compañía se había convertido en un fenómeno social.
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Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión 308-S08
Tabla 1 Segmento de la cuota del mercado de postres helados en Estados Unidos, 1990
Ventas totales
Porcentaje (millones de dólares)
Casi todos los helados de lujo se comercializan en unos envases redondos que contienen
aproximadamente 1/2 litro. Para las otras categorías, normalmente se utilizan envases rectangulares con
capacidad de poco más de dos litros (véase Anexo 4). El coste de distribución era un factor importante,
sobre todo en los segmentos con menor precio.
Aunque el «mix» de productos ha variado de manera significativa a lo largo de los años (véase
Anexo 5), el consumo per cápita de helado apenas ha subido, pasando de 15 litros por persona y año en
1970 hasta casi 17 litros en 1990. Se consume helado en el 94% de las casas, y el consumo es mayor en las
familias con niños jóvenes y entre las personas mayores de 55 años. Este dato demográfico indica que el
consumo de helado por persona podría superar en los años noventa el récord de 20 litros conseguido en
los primeros años sesenta. (El Anexo 6 refleja el consumo per cápita en Estados Unidos, por regiones.)
El consumo de helado no depende tanto de la temporada del año como se podría imaginar: los tres
meses de verano representan el 30% del consumo anual. En los supermercados hay una rotación del
helado de 35 veces al año, y el producto genera unos beneficios por metro cuadrado cinco veces superior
al producto medio que se vende en los mismos. La producción del helado, desde la obtención de la
mezcla hasta el proceso de envasado y congelación, requiere un período de tiempo de aproximadamente
seis horas. La producción de los helados de más lujo cuesta más. Los productos de Ben & Jerry’s, por
ejemplo, tenían fama de contener numerosos y grandes ingredientes añadidos, un proceso que en sí es
más difícil y costoso que el que incluye trozos más pequeños. Los consumidores consideran el sabor y el
grado de cremosidad como las calidades clave en el helado.
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308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
Nadie observó hasta la década de los ochenta que el consumidor prefería la calidad más que el precio,
según los estudios de mercado correspondientes. Los gigantes de la alimentación, como Kraft (Fruzen
Gladje) y Pillsbury (Haagen-Dazs), inundaron el mercado con nuevas variedades de helado y otras
novedades congeladas. Había varias empresas pequeñas que empezaron bien, pero que luego fracasaron
(Steve's Homemade Ice Cream) e incluso quebraron (Shamitoff Foods). En los años ochenta se incrementó
la calidad del producto y los precios subieron, dado que los consumidores percibieron el helado como un
lujo que podrían permitirse. La actitud en relación con los helados de lujo y de superlujo creció a un ritmo
del 14% anual durante los ochenta, es decir, siete veces más rápido que el producto de consumo medio.
En la medida que la generación «baby boom» empezaba a notar que estaba engordando, los
fabricantes respondieron con productos con menos grasas y bajos en niveles de colesterol, ofreciendo
categorías de helados «light» y sin grasas. Simultáneamente, la demanda para los helados de superlujo
seguía creciendo1, y los fabricantes de helados se dirigían hacia nichos del mercado cada vez más
reducidos, para estimular el crecimiento. Por ello, el mercado se fragmentó en cientos de sabores y
varias categorías según el contenido de grasa, desde los de superlujo con un contenido de grasas del
20%, hasta los postres congelados sin azúcar. Durante la década de los ochenta, todas las ganancias de
cuota de mercado de los helados de lujo y de superlujo provenían del sector de las marcas medianas, y
todos los datos indicaban que iba a seguir siendo así durante los años noventa.
Después de este período inicial de crecimiento rápido, el mercado de helados de superlujo pasó al
final de los años ochenta por un período de turbulencia que, según los analistas del sector, iba a
continuar en 1990. El primer paso se produjo cuando abandonaron algunas de las pequeñas empresas
que no habían logrado establecer una posición sólida en relación con los supermercados. Desde entonces
se estableció una dura lucha para lograr el suficiente espacio en los congeladores de los supermercados,
dado que había que disponer de espacio para los helados de yogur y otros productos bajos en calorías
que estaban incrementando su popularidad. (Véase Anexo 7, que presenta a los fabricantes de helados
de superlujo más importantes en 1990.)
En dicho año, el mercado de helados de superlujo estaba dividido en dos subsegmentos: los
fabricantes de sabores tradicionales –como vainilla, chocolate, moka y chocolate con trocitos–, y los que
estaban especializados en sabores «de mezclas». Estos sabores consistían en un helado de base,
generalmente vainilla o chocolate, al cual se añadían trocitos de chocolatinas, galletas, nueces y/o frutas.
Los costes de los sabores de mezclas variaban desde coste cero para vainilla, hasta una tercera parte del
coste de la mercancía para algunos otros sabores. Sin embargo, el precio de venta al público se mantenía
igual para todos los sabores. Por tanto, una mezcla de productos con más sabores tradicionales resultaría
en unos márgenes brutos significativamente más altos que los resultantes de una empresa especialista en
sabores de mezcla. Haagen-Dazs y Fruzen Gladje se habían especializado en el subsegmento de los
sabores tradicionales, mientras que Ben & Jerry’s y Steve’s se dedicaban a la categoría de las mezclas.
Durante la década de los ochenta, Haagen-Dazs y Ben & Jerry’s ganaron la batalla en sus respectivos
1 El mercado de los helados reflejaba una tendencia de los años ochenta, los consumidores solo se interesaban por lo mejor o por lo
de mejor precio.
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Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión 308-S08
segmentos. (Véase Anexo 8, donde se reflejan las cifras correspondientes a la cuota de mercado de Ben &
Jerry’s.) Haagen-Dazs intentó introducir sabores de mezclas para frenar el crecimiento de cuota de
mercado de Ben & Jerry’s. Este esfuerzo tuvo un éxito parcial, pues al parecer los nuevos sabores
canibalizaron los productos de la propia Haagen-Dazs, mientras que Ben & Jerry’s seguía viento en popa.
En 1990, la competencia era más intensa y difícil. La penetración de las mayores marcas ya había
tenido lugar en todos los mercados, y su crecimiento, según todas las proyecciones, iba a ralentizarse
dramáticamente, hasta llegar aproximadamente al 4 o 5% por año. Teniendo en cuenta todos estos
factores, había gran competencia entre las distintas marcas para obtener la cuota de mercado necesaria
para así tener un crecimiento aceptable. Simultáneamente, habían aparecido empresas locales, algunas
de ellas copiando el estilo iconoclástico de Ben & Jerry’s. La competencia potencial de los fabricantes de
helados tradicionales era una amenaza mayor en la medida que estos fabricantes se iban dando cuenta
de la atracción de este segmento de mercado.
La competencia futura en este sector va a requerir un enfoque más sofisticado en relación con la
innovación y gestión de producto. Los gustos del consumidor cambian, y ahora exigen productos con
niveles más bajos de colesterol y de calorías que los que había en el helado de superlujo tradicional, pero
a la vez, no quieren perder sabor. Se introducen productos nuevos –como el helado de leche
descremada, e1 helado de yogur y otras variedades congeladas– para rellenar este hueco. A finales de
los años noventa, por lo menos ocho fabricantes de productos de superlujo2 habían lanzado helado
de yogur, y la previsión era que las ventas en este segmento se iban a duplicar en 1991. Había gran
competencia por los lineales de estantería que se disputaban estos productos nuevos y los ya existentes.
Era evidente que a lo largo de los años noventa iban a ser necesarias unas líneas de producto más
amplias, un proceso de fabricación más complejo, una mejora en los sistemas de distribución y unos
programas de marketing y promoción más sofisticados.
Distribución
Debido a la importancia de la calidad del producto, la gama de sabores y los metros de estantería
para lograr una cuota en el mercado de helados de superlujo, la distribución del producto se había
convertido en uno de los puntos vitales para todos los participantes. El método de distribución elegido
se conoce como «entrega directa a la tienda», lo cual significa que el distribuidor entrega el producto a la
tienda y lo coloca físicamente en la estantería. Haagen-Dazs creó dicho sistema con un coste elevado y
repartía aproximadamente el 50% de sus productos a través de distribuidores que pertenecían a la
empresa, en lugar de distribuidores independientes. Ben & Jerry’s, en cambio, tenía dos distribuidores
principales, Dreyer’s Grand Ice Cream, Inc. y Sut’s Premium Ice Cream, además de varios
distribuidores locales que servían zonas reducidas. En 1990, las ventas de Dreyer’s representaban el 43%
2 El “superlujo” fue desde el principio aquellos productos vendidos en pintas (0,57 litros) y en la misma escala de precios que los
helados de superlujo.
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308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
de las ventas totales de la empresa3, mientras que las de Sut’s significaban el 10%. Dreyer’s distribuye
los productos de Ben & Jerry’s en todos los mercados de la compañía, con la excepción de Nueva
Inglaterra, Florida y Texas, y Sut’s distribuye el helado de Ben & Jerry’s en algunas zonas de Nueva
Inglaterra.
Tanto Fruzen Gladje como Steve’s iban perdiendo distribución rápidamente en 1990. Desde 1989, la
distribución en supermercados de Fruzen Gladje había bajado aproximadamente un 15% en los
mercados principales de Ben & Jerry’s, y su cuota de mercado había caído cinco puntos. A la vez, la
cuota de Steve’s había bajado el 2 o 3%. Los analistas entendían que prácticamente todas las pérdidas en
cuota de mercado de Fruzen Gladje y de Steve’s habían pasado directamente a Ben & Jerry’s, mientras
que Haagen-Dazs había aumentado su cuota muy ligeramente. En total, Fruzen Gladje y Steve’s habían
perdido casi un 10% del mercado, cuando habían alcanzado hasta el 25% dos años antes, y según todos
los indicios, seguían perdiendo.
Ben & Jerry's distribuía sus productos a través de varios canales. La distribuidora más importante,
Dreyers Grand Ice Cream Inc., también era el fabricante de helados de la marca Edy’s. Dreyer’s también
fabricaba aproximadamente el 25% del helado de Ben & Jerry’s en una fabrica en Indiana. Se había
firmado el acuerdo en un momento en que la capacidad de Ben & Jerry's no había podido cumplir con
la demanda de su producto, y la dirección de Ben & Jerry’s, que tenía gran interés en penetrar en los
nuevos mercados rápidamente, veía el acuerdo con Dreyer’s como una buena solución a corto plazo.
Para poder mantener la característica de «Made in Vermont» del helado de Ben & Jerry’s, se
transportaban los productos lácteos desde Vermont a Indiana para su transformación en la planta de
Dreyer’s. Este acuerdo era relativamente polémico dentro de la empresa y se habían publicado varios
artículos en la prensa especulando sobre cómo iba a evolucionar la relación entre las dos compañías.
El helado de Ben & Jerry’s ofrecía una amplia gama de sabores nuevos, que incluían Cherry Garcia y
Chunky Monkey. Con la excepción del acuerdo temporal con Dreyer’s, se producía únicamente en
Vermont y con productos lácteos del lugar. Los costes más elevados de la utilización de los productos
lácteos de Vermont redujeron márgenes, pero se creía que la imagen de calidad y pureza transmitida
valía mucho más. El helado no contenía ningún ingrediente artificial ni conservantes, aunque algunos de
los dulces y galletas que utilizaban en varios sabores sí que los tenían. La compañía declaraba que
añadía entre el 150 y el 250% más de ingredientes para asegurar mayor sabor que cualquier empresa de
la competencia. Según un rumor que conocían todos los de Ben & Jerry’s, la verdad era que Ben padecía
una sinusitis permanente y no notaba el sabor de un producto hasta que alcanzaba un nivel exagerado.
En 1988, la compañía empezó a fabricar Peace Pops y Brownie Bars como suplementos a su línea
tradicional y así ganar espacio en las estanterías. En 1989, añadió Ben & Jerry’s Light, con una tercera
3 Ben & Jerry representaba una parte significativa del negocio de Dreyer, aproximadamente el 12% de las ventas de la compañía en
1990. A su vez, Dreyer había contribuido decisivamente en la penetración de mercados, especialmente en la costa oeste donde
tenía una cuota de mercado dominante.
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Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión 308-S08
parte menos de grasas y 40% menos de colesterol, en comparación con sus helados normales de
superlujo. Estaba programada una línea de helado de yogur que se iba a lanzar al mercado en 1991.
En 1990, las dos plantas estaban funcionando a pleno rendimiento y había planes para construir una
tercera. Había aproximadamente 330 personas en la compañía, con más de 220 en las operaciones de
fabricación en esas dos plantas; sólo 20 personas trabajaban fuera de Vermont. El fuerte compromiso con
la calidad y las habilidades de fabricación dominaban toda la organización.
Aunque Ben era con gran diferencia el mayor accionista, la empresa cotizaba en bolsa (véase Anexo 9).
La misión social
El crecimiento y el éxito de la compañía no habían sido ni la intención ni las expectativas originales
de los dos fundadores; los dos tenían claras dudas sobre la oportunidad de crear una empresa con
grandes beneficios. Ambos tenían unos prejuicios antiempresariales basados en sus ideas radicales de
los años sesenta. El hecho de que su pequeña tienda de helados en la zona rural de Vermont se hubiera
convertido en una empresa importante y muy conocida, resultaba una sorpresa que les molestaba hasta
un cierto punto. Incluso, Jerry dejó la empresa en 1982 para estar junto a su esposa en Arizona, donde
ella cursaba un MBA. Parte de sus razonamientos era que con 20 empleados que trabajaban demasiado,
la compañía se estaba convirtiendo en una casa demasiado impersonal para él, aunque cambió de
opinión al regresar en 1985. A pesar de que compartía estas preocupaciones, un amigo había convencido
a Ben diciéndole que si se utilizaba un enfoque correcto, una compañía grande y con crecimiento podría
llegar a ser una fuerza importante en favor del cambio social. Con esta expectativa, Ben decidió
quedarse y se convirtió en la personalidad dominante y el espíritu detrás del desarrollo de la cultura
única de la empresa en relación con la actividad social.
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La compañía se desarrolló dentro de un marco que ellos llamaban «el capitalismo con corazón» y
otros lo llamaban «de locos, una aventura, y contra lo establecido». Estas creencias se reflejaban en todas
las prácticas y políticas de la empresa.
El enfoque de marketing y promoción de la compañía también reflejaba estas actitudes. Ben siempre
había tenido un interés personal en estos temas, rechazando los enfoques tradicionales relacionados con
el marketing. No utilizaban la investigación de mercado, ni hacían estudios de medios, ni pruebas en
mercados reducidos. Ben decidió que el enfoque de marketing y promoción de la compañía debería
consistir en actividades relacionadas con la educación, centrada en temas sociales, y que a la vez debían
pasarlo bien. Basándose en esa filosofía se había desarrollado una amplia variedad de actividades
promocionales creativas y efectivas. Los envases de 1/2 litro se utilizaban para promocionar campañas
para el apoyo a las granjas familiares y para eliminar el uso de hormonas de crecimiento en los bovinos.
En verano, la compañía patrocinaba festivales de música en todo el país. La visita a su fábrica en
Waterbury se había convertido en la segunda atracción turística más popular en el estado de Vermont, y
se donaba el 50% de su recaudación a las ONG locales. Sus reuniones anuales se habían convertido en
acontecimientos que duraban varios días e incluían promociones en favor de la paz mundial, mejoras
del medio ambiente y otras causas sociales. Disponían de un autocar con energía solar que viajaba por
todo el país exhibiendo actuaciones de variedades. La publicidad en relación con este tipo de
actividades promocionales era extensa, consiguiendo así una imagen de la empresa muy distinta a todas
las demás.
La compra de los ingredientes adquiría características de actividad social. Por ejemplo, un grupo de
indios suministraba todas las moras para el sabor de Wild Maine Blueberry; una panadería de Nueva
York, cuya gerencia estaba en manos de un grupo de «sin techo», suministraba todos los «brownies»
para un sabor que denominaban Chocolate Fudge Brownie; y para un sabor llamado Rainforest Crunch
utilizaban unos ingredientes que provenían del bosque de Brasil para alentar su preservación.
En 1985 se creó la Fundación Ben & Jerry's para subvencionar proyectos locales. Se financiaba
mediante una contribución del 7,50% de los beneficios antes de impuestos, la contribución más alta
aportada por cualquier empresa norteamericana.
La compañía tenía planes de abrir una planta y una heladería en Carelia, en la Unión Soviética, para
promocionar la paz.
Ben organizó a 400 compañías para integrar un grupo conocido como «1% para la paz», que trabaja
en favor de la paz por la vía del entendimiento.
Los temas medioambientales se toman muy en serio y existe un tratamiento para las aguas residuales
de las plantas con una tecnología de invernadero de última generación, y la compañía dispone de un
director de asuntos del medio ambiente.
La compañía, desde dentro intenta ser progresista y con sentimientos. Hay programas de ayuda
gratuita a los empleados para resolver cualquier tipo de problema personal, así como guarderías en las
instalaciones. Los beneficios sociales de los empleados son diversos y la empresa hace todo lo posible
para crear un ambiente en el que los empleados se puedan comportar con naturalidad. No hay
estándares de vestimenta, incluso en las oficinas las reuniones internas son muy abiertas y relajadas. El
tono y estilo de gestión era amable, informal, directo y participativo. No hay sistemas jerárquicos ni
organigrama, aunque por lo general se sabía lo que representaba cada puesto y sus responsabilidades
correspondientes. Jerry era el líder de la «Banda de la alegría», cuyo objetivo principal era «repartir
alegría» por toda la empresa.
La gran mayoría de los empleados creían firmemente que la compañía cumplía perfectamente con su
conciencia social en relación con varios municipios. En la memoria anual de 1989, William Norris,
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fundador y presidente emérito de Control Data Corporation, firmó la auditoría social que la empresa
llevaba a cabo todos los años declarando que «mi conclusión es que Ben & Jerry’s tiene el programa más
completo de preocupaciones sociales que conozco».
El enfoque de conciencia social de la compañía no era parte de una bien diseñada estrategia
comercial, sino que provenía de la orientación e intereses personales de sus fundadores. Ben comentó en
la edición de marzo-abril de 1988 del New Age Journal:
«Jerry y yo nunca pensábamos montar nuestro propio negocio, y no por eso tenemos
mentalidad empresarial. No cursamos ningún MBA, ni siquiera terminé la carrera. Jerry estudiaba
medicina cuando casi sin pensarlo abrimos el negocio con helados hechos en casa. Queríamos
ganarnos un sueldo, sin grandes ilusiones de hacernos ricos, y yo creo que esto es lo que nos
distingue a nosotros y a nuestra motivación para crear una empresa... Es muy interesante lo que
puedes hacer con una empresa si no te preocupas por ganar mucho dinero.»
En la medida que crecía la empresa, recibía reconocimiento del público y tenía éxito
económicamente; por otra parte, la necesidad de ser más explícitos sobre el papel del activismo social en
la empresa también era mayor. Se sucedieron una serie de conversaciones en relación con la redacción
de la «Declaración de la misión» (véase Anexo 10). Definir los tres elementos básicos de la misión, que
son el producto, lo económico y lo social, era relativamente fácil. Definir la importancia relativa de cada
uno de los tres conceptos resultó mucho más difícil. Algunos argumentaban en favor de la misión
económica de los beneficios, mayores ganancias para los accionistas y recompensas al empleado.
Apuntaban que esto era el fundamento de cualquier empresa. Otros, con Ben a la cabeza, querían
subrayar la misión social. Este concepto, según ellos, era el espíritu que conducía la empresa y el motivo
principal de su apoyo. Al final, el consejo llegó al acuerdo de conceder la misma importancia a cada
elemento de la misión, subrayando su interdependencia. Este concepto fue el punto central en la
declaración de Ben en la memoria anual de 1989:
«Nuestro objetivo es gestionar la empresa para asegurar unas ganancias económicas y sociales
a largo plazo. Nos sentimos cada vez más cómodos y somos capaces de funcionar con un doble
objetivo, en el que el éxito de nuestra compañía se mide tanto por el empeño económico como por
nuestros logros sociales.
»Estamos convencidos de que ambos objetivos están interrelacionados y que la atención que
prestamos a la excelencia, calidad y necesidades sociales de nuestros municipios nos llevarán a un
crecimiento sólido y estable en los dos objetivos.»
Los observadores de la compañía que estaban de acuerdo con la declaración de Ben subrayaban un
gran número de factores. El carácter poco usual de la misión social facilitaba indirectamente un gran
apoyo promocional, porque periodistas interesados en este fenómeno dedicaban mucho espacio en sus
periódicos para comentarlo. También muchos empleados se declaraban muy motivados por ello (véase
Anexo 11). La moral de los empleados era muy alta. Una encuesta de la empresa de sondeos Roper
indicó que el 52% de los consumidores estaban dispuestos a pagar un 10% más por un producto
preparado por una compañía con un alto grado de responsabilidad social. La idea de hacerlo bien y
hacer buenas cosas son conceptos consistentes y, poco a poco, han ido ganando apoyo en la medida que
la compañía seguía progresando en ambas dimensiones.
Sin embargo, la orientación hacia la misión social tenía algunas repercusiones que resultaban
dudosas para la empresa. Se prestaba mucho menos atención a los costes y beneficios que en la gran
mayoría de las empresas. Por ejemplo, en el plan de negocios a tres años vista no figura ninguna cifra, y
únicamente tres de los setenta puntos incluidos en dicho plan hacen referencia a las características
económicas de la firma. Se habían rechazado en algunos casos, y en otros ni siquiera se habían
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planteado, algunos de los métodos tradicionales de gestión que podían haber fortalecido la compañía. El
rechazo consciente de una jerarquía en la empresa dificultaba tanto la toma de decisiones como la
comunicación.
Todo el mundo podía ir a ver a Chico con sus problemas o sugerencias. Además de ser un enorme
trabajo para Chico, en la mayoría de los casos él no era la persona adecuada para tratar dichos temas.
En la medida que crecía el número de empleados, ya era evidente que no todo el mundo estaba de
acuerdo con la filosofía de la compañía, sobre todo en relación con las políticas de retribución y temas
de promoción. Cabía la posibilidad del caos, ya que el tamaño y complejidad exigían un sistema que
funcionara correctamente y que estuviera bien organizado, y la compañía no puntuaba muy bien en
estos temas (véase Anexo 12).
Ben era el líder de la compañía; él aprobó la creación de productos nuevos, él dirigía el marketing y
la promoción, y él era la fuerza principal en relación con la misión social. De cuarenta años, y con barba,
se había visto obligado a pedir prestado el traje de un camarero para recoger su premio en 1988 en la
Casa Blanca, porque no tenía ningún traje. Ben personificaba el espíritu de la compañía, pero sin
embargo no estaba interesado en fijarse en los detalles necesarios para la construcción de una buena
organización. Tenía muy claros los valores que la compañía debería representar, pero descuidaba la
administración de la empresa.
Por tanto, en 1982 contrató a Fred «Chico» Lager como director general. Con un MBA, un enfoque
profesional de su trabajo y un entendimiento básico de la misión social de la compañía, Chico llegó a ser
el jefe de la «misión económica» y el creador de la organización. A lo largo de los años, la presencia de
Ben iba disminuyendo, e incluso contrató a un director de marketing en 1986, una responsabilidad que
él siempre había tenido. Chico estaba encargado de gestionar la compañía.
Ben empezó a observar el desarrollo de la compañía, a la vez que le preocupaba la posibilidad de que
se perdiese la misión social. Había expresado sus preocupaciones en repetidas ocasiones y su presión
quedó reflejada en la declaración de la misión de una mayor comprensión del valor de la compañía.
Pero esto también contribuía al cansancio de Chico, quien había decidido realizar un viaje de seis meses
alrededor del mundo, a iniciar en enero, precisamente cuando Chuck Lacey iba a incorporarse a la
gerencia de la compañía.
El debate de la norma de 5 a 1
Las conversaciones de la norma de 5 a 1 en relación con la retribución eran el símbolo de la tensión
entre el grupo liderado por Chico, con un enfoque más empresarial, y el grupo «social» en manos de
Ben. Los sentimientos relacionados con el problema de la norma de 5 a 1 eran muy fuertes, como queda
reflejado en este comentario de un director:
«Lo que está en juego es la disolución de la compañía. Es una batalla para ver quién controla el
corazón y el alma de la compañía.»
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El argumento de Ben era claro e inequívoco. Aunque pudiera afectar al buen funcionamiento de la
compañía como una sociedad interesada en ganar dinero, la política era, sencillamente, moralmente
correcta. Si era imposible hacer las cosas correctamente y participar en una compañía con éxito
comercial, entonces Ben y sus compañeros se irían. Además, creían que, de hecho, dicha política
formaba parte del espíritu moral de la empresa y que era la fuente clave del orgullo, la cohesión, la
lealtad y la motivación, fundamentos en los que se basaba el éxito a largo plazo de la compañía.
En cambio, había mucha gente que pensaba que pecaba de inocente e, incluso, peligroso. Con un
mercado más difícil y un entorno cada vez más competitivo, una empresa asimismo mayor y más
compleja a gestionar, la contratación y la retención de los buenos directivos sería crucial para el porvenir
de la compañía. La política de 5 a 1 llevaba a una retribución por encima del nivel de mercado para los
puestos más bajos, y una penalización sustancial en los altos niveles (véase Anexo 14). Las restricciones
en la retribución ya habían causado algunos problemas en la contratación de varios profesionales
competentes para puestos importantes. Algunos directores comentaban que andaban mal de moral
debido a la norma, y distintos analistas ya estaban haciendo comentarios en relación con el alto nivel de
rotación en la alta dirección.
Chico Lager describió así su propia actitud en relación con la política en cuestión:
«Mi problema con la ratio es que no me permite, como director general de la organización,
seleccionar y contratar el equipo directivo que necesito para gestionar la compañía. La selección
de candidatos para ocupar los puestos a nivel sénior ha llegado a ser una auténtica pesadilla. La
mayoría de los procesos de selección duran más de un año. Al ofrecer paquetes de compensación
que en algunos casos se encuentran entre el 25 y el 50% por debajo de los niveles de mercado,
limitamos nuestra posible lista de candidatos. En mi opinión, es uno de los motivos que explican
por qué hemos contratado con frecuencia directores que no dieron buenos resultados. Hay que
tener en cuenta que no solamente pedíamos a esta gente que aceptasen recortes en su sueldo
inicial, sino que también sabían que iban a verse limitados a unos incrementos mínimos que se
iban a basar en la posibilidad de aumentar la retribución total para toda la compañía.
»Las vacantes en la alta dirección creaban una situación de estrés intenso en la organización.
Casi sufrimos un desastre financiero mientras seleccionábamos al director financiero. El equipo
del departamento de finanzas era incapaz de digerir el crecimiento de la compañía, y
contemplando la situación real habría que decir que éramos incapaces de gestionar la empresa de
una manera inteligente, dado que nuestros presupuestos, previsiones y análisis de posibles
escenarios simplemente no existían.
»También tenía algunas opiniones en relación con la regla de 5 a 1 desde un punto de vista
personal, aunque eran secundarias comparado con mis preocupaciones por la empresa. En 1990
todavía seguía cobrando el mismo dinero (aproximadamente 81.000 dólares) que percibía en 1988.
Durante ese período de tiempo, las ventas de la compañía habían crecido desde los 47 hasta los
77 millones de dólares actuales. Todos los empleados habían visto ajustado anualmente su
remuneración durante este tiempo, pero mi sueldo estaba relacionado con el empleado que
estábamos a punto de contratar. Si yo no incrementaba el sueldo de entrada para los empleados
en nuestras propias heladerías, no podría justificar una subida de mi propio sueldo. Y cualquier
incremento en el sueldo de entrada para los empleados de nuestras propias heladerías habría
tenido repercusiones que afectarían a toda la estructura salarial de la compañía y tendrían un
grave impacto en nuestros beneficios. Es decir, me encontraba más feliz ganando 5.000 dólares
menos si esto significaba que la empresa ganaría 200.000 dólares más. No valía la pena lo que me
aportarían estos ingresos adicionales si se tenía en cuenta la carga de tensión que me crearía.»
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308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
Para Chuck Lacy, el debate tenía un significado personal. Se había incorporado a Ben & Jerry’s en
1988. Chuck, un joven alto, de 33 años, con la típica barba de Ben & Jerry’s, había observado el
desacuerdo entre Ben y Chico. Ya estaba preocupado por el desencanto de Ben con la dirección de la
compañía, y entendía que la creatividad y liderazgo de Ben constituían un activo de gran importancia
para la compañía. También apoyaba los principios en que se basaba la misión social.
Reconocía la necesidad de la disciplina, orden y profesionalismo, así como una orientación hacia la
obtención de beneficios. Él y todos los demás en Ben & Jerry’s sabían que la empresa estaba cambiando.
El espíritu de familia de la compañía estaba a prueba debido a la contratación de tanta gente nueva. Los
controles, departamentos, mensajes y procedimientos, inevitablemente, hacían que la compañía
pareciese más tradicional, empresarial y centrada en el negocio. Éste era un hecho que todo el mundo,
incluso Ben, tenía que aceptar.
Chuck era consciente de que él tendría que llevar una gran parte del peso de vivir el cambio de Ben
& Jerry's desde la adolescencia hasta la edad adulta. Unas pocas decisiones clave iban a marcar el tono
para el futuro y, sin lugar a dudas, la norma de 5 a 1 era la más importante.
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Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión 308-S08
Anexo 1
DE: Chico
La compensación a los empleados en Ben & Jerry's se basa en varios elementos, que incluyen la
participación en beneficios, un plan de adquisición de acciones y un paquete de beneficios sociales.
Además, la compañía tiene una política corporativa de salarios que creemos que es única: una estructura
salarial comprendida en una ratio de 5 a 1. Básicamente, esta política significa que el empleado mejor
pagado de Ben & Jerry's (esto incluye a los directores de la empresa) cobra no más de cinco veces lo que
podría ganar el empleado peor pagado para una semana laboral equivalente. La política se aplica de la
siguiente manera:
1. Se aplica únicamente a los empleados a tiempo completo que hayan superado su período
de prueba. La definición de un empleado a tiempo completo, según el manual del
empleado, es «... una persona asignada a un puesto establecido con una semana laborable
regular mínima de (30) horas».
2. Después de seis meses de empleo, todos los empleados a tiempo completo recibirán el
mismo paquete básico de beneficios, independientemente de su nivel de salario o sueldo.
Algunos beneficios especiales, tales como opciones de compra de acciones o concesión de
acciones, pueden basarse en el sueldo. Por ejemplo, las opciones sobre acciones pueden
definirse en relación con una proporción del sueldo anual del empleado.
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308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
Anexo 1 (continuación)
El consejo de administración de Ben & Jerry’s implantó esta norma de salario basándose en la
creencia de que:
1. Cualquiera que trabaja en Ben & Jerry’s aporta una contribución importante al éxito de la
compañía.
Objetivo de la política
El objetivo de la compañía es mantener unos paquetes de retribución excelentes para los empleados a
más bajo nivel y, por tanto, permitir que la alta dirección logre unos niveles del mercado.
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308-S08 -15-
Anexo 2 Los datos financieros de Ben & Jerry’s (en miles de dólares)
1990
Previsión 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981
Ventas netas 75.000 58.464 47.561 31.838 19.954 9.858 4.115 1.815 968 615
Coste de las ventas 41.660 33.935 22.673 14.144 7.321 2.949 1.239 586 309
Beneficios brutos 16.804 13.626 9.165 5.810 2.537 1.166 576 382 306
Gastos de ventas, generales
y administrativos 13.009 10.655 6.774 4.101 1.812 822 479 366 273
Beneficios operativos 3.795 2.971 2.391 1.709 725 344 97 16 33
Otros beneficios –362 –274 305 208 –31 –13 –26 –11 –4
Beneficios antes de impuestos 3.433 2.697 2.696 1.917 694 331 71 5 29
Impuestos 1.380 1.079 1.251 901 143 118 14 0 0
Beneficios después de impuestos 2.400 2.053 1.618 1.445 1.016 551 213 57 5 29
Anexo 3 Cuota de mercado y penetración en los mercados principales, otoño de 1990 (en
porcentaje)
Copa 1 3 1 * 1,8
Medio litro * 3 7 30 4,4
Cuarto * 1 4 13 2,0
Medio galón 75 63 58 24 62,7
Galón 5 7 1 2 4,6
Granel 20 23 30 33 24,9
100 100 100 100 100,0
* Menos del 1%. Nota: los porcentajes totales no suman 100 debido al redondeo.
Fuente: International Ice Cream Association, 1990.
Anexo 5 Tendencias de cuotas de los segmentos en los mercados de los postres congelados en
Estados Unidos (en porcentaje)
1995
1985 1990 (estimado)
Económico 13 13 12
Normal 46 34 24
Lujo 26 34 39
Superlujo 6 8 10
Helado de leche 6 5 5
Helado de yogur 3 6 10
Fuente: International Ice Cream Association, National Ice Cream Retailers Association y Wessels, Arnold & Henderson.
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Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión 308-S08
Anexo 6 Producción de helado per cápita, por regiones*, 1989 (en porcentaje)
1987 23,42 16,96 15,31 23,44 11,69 12,51 12,01 15,44 15,26
1988 22,11 16,14 14,08 21,30 11,02 11,67 12,31 14,77 14,35
1989 19,44 14,67 12,15 21,18 10,89 11,03 9,72 13,84 3,39
* La producción per cápita se utiliza para calcular el consumo aproximado por persona.
Compañía Nacional Boston Nueva York Florida Medio Oeste San Francisco Los Ángeles
Haagen-Dazs 49 39 55 70 70 60 70
Ben & Jerry’s 27 53 28 25 25 38 20
Fruzen Gladje 8 3 4 3 4 1 2
Steve’s 2 2 8 0 0 0 0
Otros* 14 3 5 2 1 1 8
* Incluye media docena de compañías regionales muy pequeñas, como Double Rainbow en San Francisco.
Anexo 8 Cuota de Ben & Jerry’s en el mercado estadounidense de postres congelados (mayoristas,
en millones de dólares)
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308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
250 30
25
200 Índice
S&P 500
20
150
15
100
Ben & Jerry’s
10
50
5
Abril de Febrero de Diciembre de Octubre de Agosto de Junio de
1986 1987 1987 1988 1989 1990
0 0
Noviembre de Septiembre de Julio de Mayo de Marzo de Enero de
1985 1986 de 1987 de 1988 1989 1990
Fuente: Interactive Data Corp.
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Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión 308-S08
Ben & Jerry’s está dedicada a la creación y demostración de un concepto corporativo nuevo unido
con la prosperidad. Nuestra misión consiste en tres partes interrelacionadas:
Fabricar, distribuir y vender el helado natural de más alta calidad, además de otros productos
relacionados con una amplia gama de nuevos sabores, todos fabricados con productos lácteos de
Vermont.
Misión social:
Gestionar la compañía de tal manera que activamente se reconoce el papel central que la empresa
tiene en la estructura de la sociedad, con soluciones innovadoras para mejorar la calidad de vida
en la comunidad más amplia: local, nacional e internacional.
Misión económica:
Gestionar la compañía con una base económica de crecimiento rentable, incrementando el valor
para nuestros accionistas y creando oportunidades profesionales y recompensas financieras para
nuestros empleados.
La misión de Ben & Jerry’s se basa en la determinación de buscar nuevas y creativas maneras de
cumplir con cada una de las tres partes, mientras se mantiene un profundo respeto para el
individuo tanto dentro como fuera de la compañía, así como a sus comunidades.
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308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
Anexo 11 Encuesta sobre la actitud de los empleados de Ben & Jerry’s, 1990
Porcentaje de satisfacción
Sueldo 26 11 63
Ventajas sociales 16 3 81
Estabilidad laboral 15 9 76
Compañeros 3 4 93
Posibilidades de cumplimiento 15 8 76
Posibilidades de desarrollo 24 8 69
Posibilidades de promoción 31 12 57
Satisfacción global 5 5 90
Anexo 12 Encuesta sobre la actitud de los empleados de Ben & Jerry´s, 1990 – Valores frente a
prácticas
Dos tercios de los empleados de Ben & Jerry´s confirman que la compañía «pone en la práctica lo
que dice». La gran mayoría comprende y apoya la misión social de la compañía; el 61% dice que
«están en línea con sus propios valores» (el 12% dice que son demasiado conservadores y el 27%
afirma que son demasiado radicales). Véase la Tabla a continuación:
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Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión 308-S08
Ben Cohen, uno de los fundadores de la compañía, fue presidente y director ejecutivo desde enero
de 1983 hasta febrero de 1989. Actualmente, Cohen dedica la mayor parte de su tiempo al marketing
y a la promoción. Cohen se inició en el mundo del helado en 1968, trabajando durante tres veranos
como un vendedor móvil independiente de helados con Pied Piper Distributors, Inc. de Hempstead,
Nueva York. Fue ascendido dentro de la organización de Pied Piper y sus responsabilidades
incluyeron el almacenaje, control del stock y formación de conductores. Desde 1974 a 1977 trabajó
como profesor de manualidades en el colegio de Highland Community, en Paradox, Nueva York,
una escuela para niños problemáticos internos, antes de trasladar su residencia a Vermont para
constituir la compañía con Jerry Greenfield. Cohen es consejero de la empresa desde 1977 y director
de Community Products, Inc., el fabricante de los dulces Rainforest Crunch, miembro del consejo de
asesores económicos del gobernador del estado de Vermont, consejero del Oxfam América y
miembro del patronato de Hampshire College.
Fred («Chico») Lager empezó a trabajar en la compañía en calidad de tesorero; director general en
noviembre de 1982 y consejero a partir de aquella fecha. En febrero de 1989 fue nombrado presidente
y director ejecutivo de la compañía. Lager comparte la responsabilidad del día a día de la compañía
con Chuck Lacy, y es el responsable de la planificación estratégica a largo plazo. Desde 1977 hasta
1982, Lager fue propietario-gerente de Hunt’s, una sala de fiestas y restaurante en Burlington,
Vermont. Tras cinco años de funcionamiento rentable, Lager vendió Hunt’s y empezó a trabajar en la
compañía.
Charles Lacy empezó a trabajar en la compañía en 1988, como director de proyectos especiales,
siendo nombrado director general en febrero de 1989, ocupando el puesto de Lager que quedó
vacante al ser nombrado presidente. Lacy comparte la responsabilidad del día al día de la compañía
con Lager. Desde 1984 hasta su incorporación a Ben & Jerry’s, Lacy trabajó como director de finanzas
y desarrollo de negocio de United Health Services, una cadena de hospitales y policlínicas con fines
no lucrativos en el estado de Nueva York.
Jeffrey Furman es consejero, consultor jurídico y director de la compañía desde 1982. Su bufete está
situado en Ithaca, Nueva York. Furman es miembro colegiado desde 1969 en el estado de Nueva
York. Desde 1976 hasta 1984 trabajó en Raven Management Associates, como consultor sénior,
asesorando a pequeños empresarios en el estado de Nueva York. Desde marzo de 1984, Furman
dedica todo su trabajo a la compañía, a la que se incorporó como empleado el 1 de enero de 1988. A
partir del 31 de marzo de 1990, Furman dimitió de su cargo de vicepresidente de la compañía,
aunque continúa como consultor y consejero. Furman es consejero de Community Products, Inc.,
fabricante de los dulces Rainforest Crunch.
Merritt C. Chandler fue nombrado consejero de la compañía en 1987. Ha sido gerente del Central
Supervisory Union en Addison, Vermont, un conjunto de distritos de colegios desde 1985. Hasta
1982, Chandler fue un ejecutivo de Rank Xerox. Desde 1982 hasta 1985, trabajó como consultor
independiente. Chandler participó como director de proyecto en relación con la construcción de la
fábrica de la compañía situada en Waterbury, Vermont.
Henry Morgan fue nombrado consejero de la compañía en 1988. Es Rector Emeritus de la Boston
University School of Management, de donde fue rector desde 1979 hasta 1986. Es consejero de
Cambridge Bancorporation, MedCem Products, Inc. y Symbolics, Inc.
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308-S08 Ben & Jerry's Homemade Ice Cream Inc.: mantener viva la misión
Anexo 13 (continuación)
James Miller, de 38 años, fue contratado como director de producción en septiembre de 1985,
nombrado director de planta en mayo 1986, y posteriormente director de fabricación en febrero de
1989. Desde 1976 hasta 1981 fue supervisor de producción y ayudante del director de fábrica para un
elaborador de productos lácteos, Land O’Lakes, Inc., en Mora, Wisconsin. Desde 1982 a 1983, Miller
fue supervisor de turno en la fábrica de productos lácteos Schepps, en Terrell, Texas. Desde marzo de
1983 hasta su incorporación a la compañía, Miller trabajó como adjunto al director de planta, y
posteriormente, como director de planta para la división de productos alimenticios de Southland
Corporation, en McKinney, Texas.
Richard Brown, de 33 años, fue contratado como director de ventas en enero de 1986. Desde 1981
hasta 1984 fue director de ventas de servicios de comidas y director de ventas de la región oeste en
Chipwich, Inc., Fort Lee, Nueva Jersey, un fabricante de productos de helado. Desde mayo de 1984
hasta su incorporación a la compañía, Brown fue director de ventas nacionales de Schamitoff Foods,
un fabricante de productos congelados.
David Barash, de 34 años, empezó a trabajar en la compañía como director de relaciones con la
comunidad en agosto de 1985, y fue nombrado director de recursos humanos en abril de 1988. Desde
1979 hasta 1985 desarrolló y dirigió programas públicos para Shelburne Farms, Inc., una organización
agrícola en la zona de Burlington, Vermont, además de dirigir su propio negocio de consultoría.
Steven Ramlal, de 42 años, se incorporó a la compañía como director de calidad en abril de 1989.
Desde junio de 1981 hasta abril de 1989 fue director de calidad de Schwan’s Sales Enterprises, un
fabricante de helados y otras comidas lácteas y variadas congeladas. Había iniciado su trabajo en el
campo de la microbiología en Schwan’s, en abril 1978, y anteriormente había trabajado como
bacteriólogo sénior en Kraft, y como químico, en Coca-Cola USA.
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110%
100%
90%
80%
70%
60%
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