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LA MUERTE NOS PERSIGUE

Prepararse para morir significa a menudo terminar el trabajo de toda la vida, dejar bien
arreglados los asuntos con la familia y amigos, y hacer las paces con lo inevitable. Para
muchas personas en fase terminal y sus familiares son importantes las cuestiones de orden
espiritual y religioso. El servicio religioso forma parte del equipo terapéutico en algunos
hospitales y centros de cuidados paliativos, y los proveedores profesionales de atención
médica pueden facilitar al afectado y a sus familiares una ayuda espiritual apropiada si ellos
no disponen de un sacerdote, un pastor u otro consejero espiritual.

Ante la perspectiva de morir surgen preguntas acerca del origen y el significado de la vida y
las razones por las cuales se sufre y se muere. No hay respuestas fáciles a estas preguntas.
Hay quienes creen que hay vida después de la muerte, ya sea en el cielo, en el infierno, en
el purgatorio o en el limbo. Otros piensan que se reencarnan en una forma diferente de
vida. En cambio, las personas que no son religiosas creen que la muerte es el fin de todo.

Si uno piensa en la vida eterna con la misma viveza en que se piensa en la muerte, es decir,
si de verdad nos concentramos y pensamos en cómo sería vivir esta vida para SIEMPRE nos
espantaríamos más.

Ver a la muerte a la cara es enfrentar nuestra fragilidad existencial. Pensamos que


tendremos tiempo para vivir mejor y también para morir bien. Y posponemos las cosas y
nos convencemos de que después es siempre el mejor momento, solo para descubrir que
muchos mueren y que nosotros podemos morir sin haber vivido.

Morir por algo es elegir por lo que vamos a morir. Escoger cómo vivir, es escoger cómo
morir. Porque somos libres (relativamente) de hacer, pensar y convertirnos en lo que
decidamos.

Cuando dejemos de ser, no quedará nada. Reconocer que todos vamos a morir, reconocerlo
hoy, reconocerlo ya, abrazar la finitud, puede hacer que cambiemos nuestra relación con la
vida.

El estar consciente de la muerte nos permite vivir cada día y cada momento lleno de
agradecimiento hacia la incomparable oportunidad que tenemos de crear algo durante
nuestra estadía en la Tierra. Creo que para disfrutar verdadera felicidad debemos vivir cada
momento como si fuese el último. El presente nunca volverá. Podemos hablar del pasado o
del futuro, pero la única realidad que tenemos es este momento presente. Y el confrontar
la realidad de la muerte realmente nos permite generar creatividad ilimitada, valor y alegría
en cada momento que vivimos.

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