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Para

2030, los robots, la Inteligencia Artificial y otros


desarrollos de la era digital, llegarán a reemplazar 800
millones de trabajadores, es decir 1/5 de la fuerza de
trabajo en el mundo.

Eduquemos a nuestros niños para los trabajos del futuro,
porque en la actualidad, no lo estamos haciendo.












A finales de 2017, el McKinsey Global Institute publicó en su estudio “Jobs Lost, Job
Gained: Worforce Transitions in a Time of Automation” que para 2030 los robots, la
Inteligencia Artificial, entre otros, desplazarán más de 800 millones de trabajadores,
es decir 1/5 de la fuerza laboral en el mundo para ese momento.

Ahora bien, no se trata solamente de pensar en destrucción y sustitución de empleos.
Esto también nos abre una puerta enorme, en donde la tecnología convertirá el mundo
del trabajo en una experiencia más interesante y más productiva. De hecho, nos
llevará a la creación de nuevos tipos de trabajo, en donde muchos procesos
claramente serán automatizados, pero el ser humano seguirá reinando.

El Foro Económico Mundial por ejemplo, en su publicación “Future of Jobs Survey
2018” hizo una proyección cuidadosa entre horas de trabajo de un ser humano y de
una máquina en 2022, por tipo de actividades. Como se ve en el cuadro de
proyecciones abajo, actividades como el Procesamiento de Información y Datos será
“reemplazada” en uso de número de horas en un 62% por máquinas, cuando hoy en
2018, la cifra es del 47%. Otras actividades como Desarrollo de Actividades de Trabajo
Físicas y Manuales crecerán en uso de horas de una máquina, también en comparación
a lo que existe en la actualidad (crecerán las horas de intervención de una máquina
del 31% en 2018 al 44% en 2022). Y por otra parte, todos las intervenciones
humanas, que son muy difíciles de sustituir aún por la mejor de las máquinas, serán
testigos del uso, en número de horas, de una máquina ganando terreno, aunque no
llegarán a un tercio del total de horas usadas frente a un ser humano (de todas formas,
es claro que las máquinas ganarán terreno: uso de horas en máquinas en
Razonamiento y Toma de Decisiones con una proyección de crecimiento de 9 puntos
porcentuales; Coordinar, Desarrollar, Gerenciar con una proyección de crecimiento de
10 puntos porcentuales; y Aconsejar, Comunicar e Interactuar con una proyección de
crecimiento de 8 puntos porcentuales).















Frente a esta realidad que tenemos “a la vuelta de la esquina”, debemos entonces
hacernos la pregunta más importante: ¿ Estamos enseñándoles a nuestros niños y
jóvenes, las habilidades para enfrentar esta realidad?

Si tan solo miramos la siguiente tabla, publicada igualmente en el informe “Future of
Jobs Survey 2018” del World Economic Forum 2018, y vemos cuales tecnologías están
proyectadas para ser adoptadas por las empresas en el mundo en el 2022, que
sentimiento, a primera vista, tendríamos?















En nuestros países de la región Latinoamericana, aún en los colegios privados del
mayor nivel académico, ¿acaso estamos enseñando de forma decidida todas las
habilidades para enfrentar la era digital en el 2022, en el 2030, en el 2050?

Desde nuestros gobiernos, ¿estamos impulsando las habilidades de nuestros niños y
jóvenes para hacer frente a la cuarta revolución industrial? Como papás, estamos
oyendo las experiencias de nuestros hijos en colegios públicos y privados sobre el
Internet de las Cosas, los desarrollos en la nube, los beneficios de la Big Data, la
Inteligencia Artificial, las criptomonedas y el Blockchain y sus diferentes
aplicaciones en la vida diaria? Tal vez no. Oops…

El escritor Yuval Noah Harari, autor del libro 21 Lessons for the 21st Century,
escribe en uno de sus capítulos titulado Education: change is the only constant, lo
siguiente: muchos expertos pedagógicos hoy en día están argumentando que las
escuelas deberían hacer un switch hacia el aprendizaje de las “4 Cs” a saber Critical
Thinking, Communication, Collaboration y Creativity, como elementos
fundamentales para desarrollar las habilidades para manejar el cambio, que al final es
lo único constante.

Mirar las tendencias hacia donde va el mundo, y en especial la era digital y las nuevas
ocupaciones, nos debe hacer reflexionar muy seriamente sobre cómo estamos
educando a nuestros niños y jóvenes hoy, de cara a un futuro que es inevitable y que
ofrecerá oportunidades maravillosas. La situación en América Latina es alarmante en
términos de resultados PISA, como ya es bien conocido por todos nosotros. Y el
problema es que seguimos diciéndonos a nosotros mismos que “la hora de la
educación ha llegado”. Pero algo que nos debe alarmar de manera importante es que
no vemos que la política pública educativa en nuestros países esté atacando esta
situación de forma agresiva. En Colombia por ejemplo, seguimos sin tener una ley
sobre el desarrollo de las habilidades STEAM en los colegios desde temprana edad.

Finalmente, quiero adicionar a la lista de preocupaciones, una que será definitiva
también en este proceso de transformación en la educación, que nos está imponiendo
la era digital: el docente. Nuestros maestros nacieron en un mundo no digital, y por
ende hay todo un camino que deberán recorrer, porque la manera de aprender ha
cambiado, y por ende, la forma de enseñar. La política pública tiene entonces un reto
adicional, y es el de incluir el uso extensivo de la tecnología en la educación. Esto nos
lleva a repensar los contenidos curriculares, la forma en que se deben abordar las
tecnologías con nuevas metodologías pedagógicas y en general el replanteamiento de
las instituciones educativas, para que evolucionen hacia una educación en la era
digital. Tarea titánica!

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