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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Facultad de Filosofía y Letras


Maestría en Estética y Arte
Historia del Arte I
Dr. Jesús Márquez Carillo

Arte Barroco en San Luis Apizaquito

Luz Areli Hernández Escobar1

La palabra Barroco, era inicialmente “Baroco” y representaba un silogismo, se usaba

de forma peyorativa y hacía referencia a cualquier cosa en extremo abstrusa,

oscura, fantástica e inútil. Mientras que, el barroco como expresión artística nace en

Italia alrededor de 1590 como una contrariedad al manierismo2 y en España, su

periodo de formación inicia en 1598, sin embargo, el término barroco es más que

una expresión artística, y corresponde más bien a todo un periodo histórico, que en

Europa “Comprende, aproximadamente, los tres primeros cuartos del siglo XVII,

centrándose con mayor intensidad, con más plena significación, de 1605 a 1650”3.

Es a partir del Concilio de Trento se impulsa y revaloriza “el culto a los santos

por medio de la imagen [lo cual] otorgó en España al retablo el espacio consagrado

dentro de la Iglesia que merecía tal veneración, y constituyéndose éste en una

arquitectura integradora de las artes de marcado carácter hispano”4, lo que reflejaba

las relaciones que se sostenían entre el viejo mundo y la Nueva España, ya que “El

1
Estudiante de la Maestría en Estética y Arte, de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla, generación 2019.
2
Erwin Panofsky, “¿Qué es el barroco?”.
3
J. A. Maravall, “La Cultura del Barroco”, p. 1.
4
Ibidem, p. 3.
barroco novohispano constituye una de las manifestaciones artísticas más

relevantes de los territorios que estuvieron bajo el mando de la administración

española. Dentro de ellas, el retablo ocupó un lugar esencial desde el punto de vista

de la enseñanza religiosa y de la expresión artística”5, por lo cual, en palabras de

Ma. Del Rocío Arroyo, representa:

“una de las mejores manifestaciones artísticas (…) para comprender a la sociedad

novohispana con todo lo que ella implica de organización política y social,

eclesiásticas y secular, ya que el pulso vital, razón de ser, anhelos, esperanzas, y el

sentido más profundamente ontológico de los novohispanos, se refleja en estas

obras, razón de más para estudiarlos y que a su vez, permitan el acercamiento a un

conocimiento cierto y sustentable de la historia a través del arte.”6

Su tipología se define de acuerdo a su función, como: el retablo camarín, el

retablo tramoya, el retablo efímero y el retablo escenográfico. Todos ellos son la

expresión de un conjunto de artes, como la escultura, pintura, arquitectura e incluso

el teatro; razón por la cual “La manufactura de retablos requería de la colaboración

de más de dos artesanos”7. Lo que los hace valiosos no solo por su belleza estética

y enseñanza religiosa, sino por su historia y su trascendencia hasta nuestro

presente. Tal es el caso de “La antigua región Puebla-Tlaxcala, que ahora está

dividida en dos estados, y que contiene, aun, un gran patrimonio de estos muebles”8,

como los cuatro retablos barrocos que podemos encontrar en el Templo del Señor

del Calvario edificado a San Luis Rey de Francia, que se encuentra ubicado en el

5
Fátima Halcón, “Trasvases e Influencias: el retablo del siglo XVIII en el ámbito Novohispano”, p. 1.
6
María del Rocío Arroyo Moreno, “El Retablo del Siglo XVII en la Capital de la Nueva España”, p. 15.
7
Elisa Vargas Lugo, “Comentarios acerca de la construcción de retablos en México 1687-1713”, p. 8.
8
Agustín Solano, “El estudio del retablo salomónico en la Región Puebla – Tlaxcala”, p. 2.
municipio de San Luis Apizaquito, perteneciente a la ciudad de Apizaco del estado

de Tlaxcala.

San Luis Apizaquito fue una comunidad prehispánica, fundada en la segunda

mitad del siglo XVI, ya que “al consumarse en 1521 la conquista de nuestro país por

el imperio español, esta comunidad es asignada como mayorazgo a los hispanos

Luis García de Agueda y Luis Garcia Becerra”9, quienes en el año de 1523

decidieron “anteponer sus propios nombres al de Apizaco, y nombrar a San Luis

patrono del pueblo.”10, y además “plantearon como argumentos para su

establecimiento (…) la seguridad espiritual de la dispersa población española e

india, además de la obtención de mayores ingresos por concepto de tributos y

alcabalas”.11 Por lo que más tarde, en 1777, San Luis Apizaquito contaría con su

propio curato que pertenecía al obispado de Puebla. Sin embargo, el lugar de

nuestro interés, es considerado por el cronista Luis Nava como un “templo colonial

de 1728 [donde] se venera el famoso señor del Calvario en su capilla lateral y San

Luis en su retablo barroco deteriorado, lugar bucólico regado por aguas cristalinas

del manantial de Tetla.”12

Dicho templo cuenta con cuatro retablos barrocos, todos de tipo

escenográfico, en los cuales “no existe movimiento, la aparición y ocultación de

imágenes u objetos litúrgicos por medio de máquinas no se aplica, sino más bien

9
Mario Bojalil Bojalil, publicado en Tlahcuilo 4 (año 2008) p. 47 y tomado del libro: Ex Fábrica de Hilados,
Tejidos y Estampados San Luis Apizaco de Willebaldo Herrera Téllez y Rafael García Sánchez.
10
Raquel Beato King y Rodrigo García Manzano, “San Luis Apizaquito”, p. 43.
11
Erika Tapia Vázquez, “La población del curato de San Luis Apizaco, 1777”, p. 74.
12
Luis Nava, “Calles, Barrios, Colonias y Pueblos”, en Historia de Apizaco, p. 49.
es estático, pero con disposición escenográfica.”13, a su vez, comparten el color oro

que enriquece “con el mensaje de su propia carga simbólica y cromática, logrando

así una impresión tanto a nivel interno de la psique, como a su nivel primario de

percepción visual”14. Tres de estos retablos están compuestos por columnas

salomónicas o helicoidales, ya que “Para el caso mexicano, es en la segunda mitad

del siglo XVII cuando este barroco llega a la plenitud. [Y] En fachadas y retablos de

estos años domina la helicoide.”15, debido a que “El uso de la columna llamada

salomónica es una de las modalidades más distintivas del barroco, tanto que la

generalización que de ella se hace el estilo la ha popularizado, elevándola casi a

categoría de símbolo.”16

Analizaremos dos de estos retablos que se encuentran en la nave principal,

uno en la entrada y otro al fondo; señalando solo las imágenes que se encuentran

registradas dentro del catálogo que realizo el INAH para dicho templo y al cual pude

acceder, esto en función de que son las que pertenecen a lo siglos XVII y XVIII, y

de que las imágenes son el tema central de los retablos, como se manifestó en la

XXV sesión de Trento, con lo siguiente:

“se saca mucho fruto de todas las sagradas imágenes, no sólo porque recuerdan al

pueblo los beneficios y dones que Cristo les ha concedido, sino también porque se

exponen a los ojos de los fieles los saludables ejemplos de los santos, y los milagros

que Dios ha obrado por ellos, con el fin de que den gracias a Dios por ellos, y arreglen

13
Monet Blanco, “El retablo barroco, escenografía e imagen”, p. 4.
14
María del Rocío Arroyo Moreno, “El Retablo del Siglo XVII en la Capital de la Nueva España”, p. 248.
15
González Galván, “Modalidades del Barroco Mexicano”, p. 15.
16
Ibidem, p. 14.
su vida y costumbres a los ejemplos de los mismos santos; así como para que se

exciten a adorar, y amar a Dios, y practicar la piedad” 17

No obstante, se hará mención de los motivos ornamentales más destacados,

ya que “no son sustentantes y por ende innecesario en estricto sentido para la

construcción del retablo, pero que, sin embargo, son tan importantes que sin su

concurso no podría hablarse propiamente de retablos barrocos”.18

Retablo Menor

Comenzaremos por el retablo que se encuentra en la entrada del templo (Imagen

1), el cual presenta pilastras de tipo estípite (Imagen 2), que son muestra de “la

sensibilidad decorativa precolombina latente en la población de ascendencia

indígena y la vigencia de aspectos ornamentales hispanos de índole platerescos

que favorecieron la gran acogida de este elemento estructural y decorativo”19, este

nuevo soporte “incluyó la aceptación de una nueva técnica ornamental basada en

una talla más fina, rizada, vibrante y dinámica”20. Dicho retablo consta de una sola

calle central, un solo cuerpo y el remate, su decoración es vegetal, ya que se

observan flores y distintos tipos de hojas, pero principalmente de acanto, las cuales

“simbolizan el amor, porque se abren y florecen como éste”21, mientras que el

conjunto de follaje “puede ser una imagen del hombre americano y su

evangelización mediante el amor a Cristo sacrificado y la promesa de la vida eterna,

lo mismo que un simple reconocimiento de la exuberancia americana y su

17
Fernando Moreno Cuadro, “Iconografía de los procesos teresianos. A propósito de Adrian Collaert y la
escenografía de la Capilla Cornaro”, p. 30.
18
María del Rocío Arroyo Moreno, “El Retablo del Siglo XVII en la Capital de la Nueva España”, p. 229.
19
Fátima Halcón, “Trasvases e Influencias: el retablo del siglo XVIII en el ámbito Novohispano”, p. 3.
20
Ibidem, p. 5.
21
Jesús Márquez Carrillo, “Vida Eterna, La Capilla de San Ildefonso de Puebla”, p. 68.
evangelización en Cristo y, ¿por qué no?, un haz de virtudes necesarias para

conseguir el cielo”22. En su parte inferior se encuentra una pintura de la Pasión de

Cristo que data del siglo XVIII, en ella se observa a Jesús en el suelo, con la cruz

encima de él, un señor de barba blanca le ayuda a cargarla, detrás de ella se

encuentra la Virgen María y María Magdalena*, para comprender el significado de

dicha pintura es necesario conocer que “Pasión es una palabra que proviene del

latín passio, derivado a su vez de pati, que significa 'sufrir', 'padecer', 'tolerar'. Por

ello, las últimas horas de agonía de Jesús de Nazaret se conocen con el nombre de

<<la pasión de Cristo>>.”23, además de que “Con motivo de las disposiciones del

Concilio de Trento, los temas pasionistas se aproximaron visualmente más al fiel,

para moverlo a la devoción y al arrepentimiento de los pecados”24. Mientras que, en

el remate, encontramos una pintura de Nuestra Señora del Sopetran que data del

siglo XVIII, en la que se observa está apareciendo en la parte alta de un árbol,

alrededor de ella hay dos angelitos y otros dos a sus costados; en la parte inferior

hay cuatro fieles hincados. La Virgen del Sopetran “es la Patrona de Jarandilla de

la Vera. Según la tradición, el culto a Nuestra Señora procede de Castilla y tiene su

fundamento en la conversión milagrosa del moro Ali-maimón (que, ya cristiano, tomo

22
Ídem.
*Las palabras en cursiva corresponden a la información que se encuentra dentro del catálogo del INAH.
23
Andrea Imaginario, “La pasión de Cristo en el arte: obras y significados”, en: www.culturagenial.com/es/la-
pasion-de-cristo-en-el-arte/, (última consulta 25 de julio de 2019).
24
Florencio Javier García Mogollón, “Cultura y Evangelización: Aproximación a la iconografía de la pasión de
Cristo en el arte extremeño”, p. 129.
el nombre de Petrán) y la liberación de unos cautivos.”25 Y también se le relaciona

con el fin de las plagas de langostas en 1374 en el pueblo de Jarandilla de la Vera.26

Retablo Central

Este retablo se encuentra ubicado en la nave central, justo por detrás del altar

(Imagen 3). La imagen que corona el remate es la del Arcángel Miguel (Imagen 4)

que data del siglo XVII, se encuentra de pie y en su mano derecha sostiene un

báculo. “En la Nueva España, desde mediados del siglo XVI hasta mediados del

siglo XVII la devoción a san Miguel Arcángel constituyó un elemento primigenio de

identidad religiosa”27, para los criollos y peninsulares esta imagen representaba el

éxito del catolicismo y la Iglesia, desde esta perspectiva era el símbolo de unión

entre los pueblos indígenas, la primera imagen de la civilización. Sin embargo, para

los indígenas, dicho arcángel era afín al guerrero Huitzilopochtli, pero mayormente

a Tláloc28, por lo que no es de extrañarse que dicha imagen corone el retablo mayor,

ya que San Luis Apizaquito, se caracteriza por el paso del rio Atoyac, su laguna y

ojo de agua. Posteriormente, en la segunda calle del lado izquierdo, ubicada por

encima del segundo cuerpo, se encuentra la imagen de la Coronación por la Virgen

y san José (Imagen 5), que data del siglo XVII, y del otro extremo, en paralelo se

encuentra la imagen de la Coronación a Santa Teresita (Imagen 6) que data del

siglo XVII; ambas imágenes representan el momento en que es coronada la

reformadora carmelita Santa Teresa de Ávila o también conocida como Santa

25
Virgen de Sopetran, en: www.ermitavirgendelpuerto.es/virgen-de-sopetran/historia-de-ntra-sra-de-
sopetran/, (última consulta 25 de julio de 2019).
26
Vicente Méndez Hernán, en “El retablo mayor de la ermita de Ntra. Sra. De Sopetrán, en Jarandilla de la
Vera (Caceres), p. 179.
27
Jesús Márquez Carrillo, “Vida Eterna, La Capilla de San Ildefonso de Puebla”, p. 62.
28
Ídem.
Teresa de Jesús, quien “fundó diecisiete conventos en veinte años, y las reglas que

entonces dictó son las que actualmente rigen todos los conventos religiosos de

carmelitas descalzas.”29, además de ser “declarada en 1965 por el papa Pablo VI

patrona de los escritores españoles (…) se convirtió en 1970 (junto con Santa

Catalina de Siena) en la primera mujer elevada por la Iglesia católica a la condición

de Doctora de la Iglesia”30, por lo tanto, podemos comprender que en ambas

pinturas, se encuentren libros a los pies de la santa, en la primera se encuentra

abierto y en la segunda cerrado, en tanto que, en el arte religioso “Un libro abierto

evoca reglas, magisterio y doctrina; pero cerrado —y de acuerdo con la imaginería

de la Edad Media—, alude al juicio final y a la vida eterna.”31, ambos relacionados

con la vida de Santa Teresa.

En el segundo cuerpo del lado izquierdo se observa la imagen de El abrazo

de María e Isabel o la Visitación (Imagen 7) que data del siglo XVII, que

“se inspira en los evangelios de Lucas y los apócrifos que narran la visita de María

a su prima Isabel, embarazadas ambas, respectivamente de Jesús y de Juan el

Bautista. Además de sus significados religiosos, el Abrazo puede ser interpretado en

un sentido laico como representación de la relación de amistad, apoyo mutuo,

reconocimiento y afecto entre mujeres”32.

Mientras que, dentro del mismo cuerpo, en la calle del lado derecho, se

encuentra la imagen de La Huida de Egipto (Imagen 8) que data del siglo XVII, la

cual “es un episodio evangélico (Nuevo Testamento, Mateo, 2:13-15) muy tratado

29
Nistor Horia Cristian, “La Doctrina Celestial de Santa Teresa de Ávila, p. 92.
30
Ibidem, p. 93.
31
Jesús Márquez Carrillo, “Vida Eterna, La Capilla de San Ildefonso de Puebla”, p. 83.
32
Bea Porqueres Giménez, “El abrazo de María e Isabel o la Visitación. Del afecto y apoyo entre mujeres”, p.
133.
en el arte. Es utilizado para identificar a la Sagrada Familia con la suerte de los

desfavorecidos por la emigración y la represión política.”33

Finalmente, justo por debajo de la anterior obra señalada, se ubica la imagen

de San Francisco de Asís sobre el purgatorio (Imagen 9) que data del siglo XVII. La

existencia del purgatorio se definió en el Concilio de Trento en su sesión XXV y “se

recomendó que esta verdad fuera predicada por obispos y sacerdotes, tenida y

creída por los fieles.”34, dentro de este contexto San Francisco de Asís

“Está considerado un santo rescatador de almas del Purgatorio, en base a un relato

de las Florecillas de S. Francisco, en la Consideración III, donde se narra el milagro

de la estigmatización; después Cristo le habla al santo <<Te he dado las Llagas que

son las señales de mi pasión para que seas mi portaestandarte. Y como yo bajé al

limbo el día de mi muerte y saque de él a todas las almas en virtud de estas mis

Llagas, así te concedo que cada año, el día de tu muerte, vayas al purgatorio y libres

de él, en virtud de tus Llagas, todas las almas que halles de tus tres Órdenes,

Menores, Monjas y Terciarios y aun de los que te hubieran sido muy devotos>>.” 35

Se puede observar que “La potenciación del centro del retablo determina sin

duda un elemento básico en la tipología. Aunque el retablo posea varios cuerpos,

es el centro el elemento aglutinador. Por lo común es el nicho donde se venera la

imagen titular lo que determina esa focalización del retablo en su parte medial.”36,

en este caso, encontramos la escultura de San Luis Rey (Imagen 10) del siglo XVII,

que es el santo patrono del municipio y a quién se edifica el templo; y fue

33
Emilio Fernández Díaz-Sala, et al.,” La vida de Cristo a través de la pintura”, p. 216.
34
Vicente Benítez Blanco, “Iconografía del Purgatorio en las Iglesias”, p. 364.
35
Ibidem, p. 567.
36
J.J. Martín González, “Avance de una tipología del retablo barroco”, p. 16.
“canonizado por Bonifacio VIII en 1297 (…) nace en 1215, es coronado Rey en 1226

y muere de peste en el cerco de Túnez, en 1270, no sin antes haber estado

prisionero en Damieta, en 1248. A la vuelta de la Cruzada, ingresó como Terciario

en la Orden de San Francisco, y sus relaciones con esta, y en especial con Fray

Elias, uno de los más insignes discípulos directos del Santo de Asís, son de sobra

conocidas (…) es considerado como patrón de la Casa Real francesa, hasta el S.

XVII. Además de en Francia, su veneración se extendió desde el S. XIV por Italia,

promovida tanto por los Franciscanos como por la Casa de Anjou, entonces reinante

en Nápoles.”37

Es reconocido porque “Amaba y respetaba a los pobres, los enfermos y

aquellos religiosos que voluntariamente se habían hecho pobres (por ejemplo:

franciscanos, dominicos, cistercienses).”38

Por encima de la escultura, en el siguiente nicho, se encuentra un crucifijo

dorado, el cual representa el símbolo del cristianismo por antonomasia. Mientras

que, en las calles laterales correspondientes al cuerpo donde se encuentra San Luis

Rey, se ubican dos ángeles, uno de sexo femenino y otro de sexo masculino. Dentro

de dicho retablo, se pueden observar óvalos denominados tarjas que “son

esencialmente un espacio tallado en forma distintiva, (…) en donde se pintaba o

bien se escribía. Se podían colocar en diferentes lugares del retablo, dependiendo

de la función que debían cumplir, aunque su finalidad principal es la de ser el remate

del retablo”39, sin embargo, se encuentran en la parte inferior debido a que “Dichos

óvalos independientes de las tarjas, se encuentran en los zoclos, utilizados con el

37
Ma. José del Castillo y Utrilla, “Reyes y Nobles en la Iconografía Franciscana”, en
institucional.us.es/revistas/arte/05/1%2003%20castillo.pdf (Consulta 28 de julio del 2019).
38
Fr. Nicolás Sastre, “Biografía de Luis IX, Rey de Francia. Patrón de la III orden franciscana”
39
María del Rocío Arroyo Moreno, “El Retablo del Siglo XVII en la Capital de la Nueva España”, p. 222.
mismo propósito de escribir en sus espacios”40, como es el caso del que se ubica

por debajo del ángel del lado derecho (Imagen 11). A su vez, se pueden observar

las columnas helicoidales que se habían mencionado con anterioridad, así como los

ornamentos vegetales, entre los que nuevamente se distingue la hoja de acanto.

Los retablos que se abordaron en el presente trabajo, son una muestra de

que el arte barroco que tuvo como principal función la evangelización, llegó hasta

los lugares más pequeños de la Nueva España. Sin duda, sus imágenes nos

señalan las huellas de las ordenes de los franciscanos y de los carmelitas

descalzos, en el templo de San Luis Apizaquito. La presencia del arte barroco,

permite comprender y confirmar la antigüedad de dicho municipio, poniendo de

manifiesto que es ahí donde nace lo que ahora conocemos como la ciudad de

Apizaco, debido a que es el único templo que atesora este tipo de retablos y que

además, se encuentra abierto a la comunidad, lo que hace posible el conocimiento

de su historia a través del arte.

40
Ibidem, p. 223.
Anexo Fotográfico

Imagen 1 Imagen 2

Imagen 3 Imagen 4
Imagen 5 Imagen 6

Imagen 7 Imagen 8
Imagen 10

Imagen 9

Imagen 11
Bibliografía

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