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Aprovechamiento sostenible de
palmas colombianas
ISBN : 978-958-761-611-8
Primera edición
Octubre 2013
Se autoriza la reproducción total o parcial por cualquier medio, siempre y cuando se den los respectivos
créditos a los autores.
Nombres indígenas
Diwita (achagua); konta (andoque); tewi (baniva); reño (barasana); iñéhe (bora); neeño (carapa-
na); kwai (carijona); kanongocho (cofán); nain, neiñi (cubeo); inhoboto (cuiba); itebi, itewída
(curripaco); néñu (desano); nohá (guayabero); kwátbot (jitnu); yak, ya’të́ gn (kakua); nanikuni,
neéñi (koreguaje); ínë́ ’ë̀ tsóó’ò, ínë̀káhá (miraña); inóho (muinane); eú (nukak); idéwi (piapoco);
warí (piaroa); néeño (piratapuyo); iyõ (puinave); llĩde (sáliba); ma neé, soto neé (secoya); ino-
hoboto (sikuani); kanangucho, neé (siona); neeñú (siriano); neẽa (tanimuca); teevidá, teuira (ta-
riano); ne (tatuyo); dauri ‒var. de fruto rojo‒, nguchiaü nguã ‒var. de fruto ácido‒, okaimo ‒var.
de fruto amarillo‒, tema, téma ‒nombre genérico‒, tema chikü ‒var. de mala calidad‒ (tikuna);
kwí’osa (tinigua); nẽẽ (tukano); neé, ñumúñõ (tuyuca); konéna, hiaukiña, híduiki, kinena (uito-
to); naa á (wanano); ndesé (yagua); mirití (yeral); itewi (yukuna) [43].
Descripción
Moriche o canangucho (Mauritia flexuosa). A, planta masculina; B, planta femenina. (C. Isaza).
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CoseChar sin destruir - Aprovechamiento sostenible de palmas colombianas
Tallo de moriche o canangucho (Mauritia flexuosa). (R. Frutos de moriche o canangucho (Mauritia flexuosa). (C.
Bernal). Isaza).
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Moriche o canangucho - Mauritia flexuosa
Distribución
Se distribuye en las tierras bajas al oriente
de los Andes, incluyendo toda la Amazonia
y Orinoquia. A menudo forma palmares den-
sos, llamados morichales, cananguchales o
aguajales. Probablemente es una de las pal-
mas más abundantes en el neotrópico y en
Colombia, donde cubre vastas áreas de bos-
que [43].
Biología
El moriche o canangucho crece en áreas pe-
riódica a permanentemente inundadas o de
drenaje deficiente, como pantanos, o cerca de
ríos en bosques de galería; sin embargo, con
menos frecuencia se puede encontrar también
en áreas de tierra firme hasta 900 m, usual-
mente cultivado en huertos. Cuando las con-
diciones son ideales, especialmente en suelos
con alta saturación de agua, la especie forma
inmensos palmares casi homogéneos, donde Distribución de Mauritia flexuosa [43].
se comporta como una planta pionera, con
abundante producción de plántulas después de cada época de fructificación. Los adultos, por
su parte, debido al continuo y abundante aporte de materia orgánica en forma de hojas caídas,
tallos muertos, infrutescencias y frutos, van colmatando estas áreas pantanosas y formando
poco a poco suelos aptos para la creación de un bosque más diverso con otro tipo de vegeta-
ción. Por esta alta producción de materia orgánica, los cananguchales puros se han considerado
como un gran depósito de carbono, al almacenar un estimado de 600 toneladas de dióxido de
carbono por hectárea [228].
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se ubican en los deltas de los ríos Amazonas y Orinoco [104, 229]. Dentro de los cananguchales
amazónicos se encuentran también diferencias de acuerdo con el tipo de suelo e influencia hídri-
ca que reciben. Se pueden encontrar cananguchales puros, caracterizados por tener densidades
que varían entre 138 y 275 adultos por hectárea [160, 230] o cananguchales mixtos, que pueden
albergar hasta 80-90 adultos por hectárea [79, 109, 231-234]. Además, el tipo de cananguchal
también influye en algunas características como el tamaño de las palmas adultas; así, en pro-
medio, los individuos de los bosques son más altos que los que crecen en áreas abiertas como
sabanas [235].
Isaza et al. [236] estudiaron una población de canangucho en los bosques de pantanos cercanos al
río Amacayacu, en el Trapecio Amazónico, en área limítrofe con el Parque Nacional Amacayacu. El
cananguchal encontrado allí es de tipo mixto y coincide con las formaciones descritas por Goulding
y Smith [104], asociadas a depresiones del terreno y alejadas de los bordes de los ríos. En estos ca-
nanguchales la palma es la especie dominante, con baja densidad de plantas leñosas y el dosel está
formado por las coronas de las palmas. La densidad registrada fue de 2736 individuos por hectárea
en promedio, de los cuales 74 eran adultos, mientras la mayoría (89 %) eran plántulas. La mortalidad
en el estado de plántulas fue muy alta; antes del primer año se estima que sólo sobrevive el 4 % de
las plántulas y poco menos del 2 % logra alcanzar la etapa de adulto. La principal causa de muerte
de las plántulas es la fluctuación del régimen hídrico, sea por inundación o por sequía. En cambio,
una vez la palma pasa la etapa de establecimiento y empieza a desarrollar tallo, la probabilidad de
sobrevivir hasta la etapa adulta es de cerca del 99 % [236]. La tasa promedio de producción de hojas
documentada en la misma área fue de 3.6 hojas/año en individuos juveniles menores de 6 m de alto,
de 4.7 hojas/año en subadultos mayores de 6 m
de alto y de 6.5 hojas/año en adultos.
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Moriche o canangucho - Mauritia flexuosa
Las principales causas de muerte de las palmas adultas son la infestación del tallo por larvas
de coleópteros curculiónidos, que dependen de estas palmas para completar su ciclo de vida; el
estrangulamiento del meristemo por lianas que invaden la corona y la utilizan como soporte para
crecer; y la tala de palmas hembra para la cosecha de frutos, especialmente frecuente en áreas
cercanas a poblados.
Las poblaciones de moriche florecen y fructifican al mismo tiempo, pero los individuos lo
hacen asincrónicamente; es decir, un individuo puede florecer en períodos alternados, en años
seguidos o no florecer durante varios años [230]. Los ciclos de floración y fructificación son di-
ferentes a lo largo de su rango de distribución geográfica. En el medio río Caquetá, por ejemplo,
Urrego [230] registró el período de floración entre junio y octubre. En el Trapecio Amazónico la
floración tiene un pico entre septiembre y octubre, aunque se encuentran individuos aislados en
flor la mayor parte del año, especialmente machos. Existe controversia sobre el agente polini-
zador del moriche. Mientras Ervik [237], Storti [238] sugirieron que la polinización parecía ser
mediada por coleópteros, Khorsand Rosa y Koptur [235] registraron el viento como principal
vector de polinización en morichales de la región de Roraima, en Brasil. Por su parte, Núñez et
al. [239] señalaron que el nitidúlido Mystrops dalmasi era el responsable del transporte del 91%
de los granos de polen en morichales de los Llanos Orientales de Colombia.
Usos y mercados
El moriche es una especie multipropósito, porque casi todas las partes de la palma se utilizan,
ofreciendo un abanico de recursos promisorios. Sin embargo, los usos más importantes en Co-
lombia están relacionados con sus frutos como alimento y con sus hojas jóvenes (cogollos) para
la extracción de fibra, especialmente en la Orinoquia. En toda su área de distribución, para los
grupos indígenas que habitan estos territorios el fruto constituye parte fundamental de su esque-
ma alimenticio, ya que el mesocarpo o pulpa contiene altos contenidos de vitamina A, proteínas,
carbohidratos, ácidos oleicos, tocoferoles y carotenos [25]. Los frutos se consumen frescos o
se preparan en jugo (aguajina) y bebidas fermentadas. En Colombia, el fruto de moriche no se
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El segundo uso más importante en Colombia es el de los cogollos para extraer fibras de muy
buena calidad, con las que se elaboran diversos objetos para uso cotidiano y artesanal, como ha-
macas, mochilas, sombreros, canastos, individuales y portavasos, entre otros. Aunque este uso
se conoce en diversas partes de la Amazonia, es mucho más importante en la Orinoquia, donde
hay numerosas comunidades que derivan gran parte de su sustento de la extracción y elabora-
ción de artesanías de moriche.
Adicionalmente, las hojas se utilizan para techar. El tallo se emplea para construir los pisos y
paredes de las casas y como cebo para la cría del mojojoy (larvas del picudo de las palmas,
Rhynchophorus palmarum), el cual se considera un manjar y es una fuente importante de pro-
teína en la dieta amazónica. Los pecíolos de la hoja se emplean para hacer cerramientos de las
casas o ventanas y para elaborar esteras; en la Amazonia peruana se usan para elaborar cajas
para el empaque de productos y se le ha encontrado potencial en la industria papelera. La fibra
del cogollo también se usaba antiguamente para elaborar redes de pesca, manillas y trajes ce-
remoniales. Aunque al parecer es una práctica poco común en Colombia, de la pulpa del fruto
también se extrae aceite muy fino, rico en ácidos grasos no saturados, ideal para aplicaciones
cosméticas o alimenticias con gran potencial. Diferentes historias de la tradición oral revelan la
importancia de la especie en muchas culturas amazónicas, las cuales consideran los morichales
o cananguchales como refugio de animales y el lugar donde habita la madre del bosque, entre
otros espíritus.
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Moriche o canangucho - Mauritia flexuosa
A B C
Productos de moriche (Mauritia flexuosa). A, frutos y pulpa en el mercado de Leticia; B, aguajina, jugo preparado con la pulpa;
C, paleta en Leticia (C. Isaza).
de los 14 m), porque se percibe como un recurso abundante y porque no se han implementado
planes de manejo que transfieran técnicas y equipos de escalada de bajo costo, seguros y efi-
cientes que reemplacen la práctica destructiva. Como consecuencia de esta cosecha inadecuada,
que ha aumentado a raíz de la creciente demanda de los frutos en Leticia en los últimos años,
se ha producido un gran deterioro de las poblaciones cosechadas, en especial de aquellas más
cercanas al área de influencia de la ciudad. Este deterioro está evidenciado por un desbalance
en la proporción de sexos, con menos de una hembra por hectárea en algunos casos. Estudios
de dinámica poblacional realizados en Ecuador indicaron que se debe mantener un mínimo de
20 hembras por hectárea para que la población continúe creciendo, y que la cosecha destructiva
sólo es sostenible a muy bajas intensidades y frecuencias, del 22 % de las hembras por hectárea
cada 20 años, cifras que corresponden a un uso doméstico y seminómada del territorio y no a un
uso comercial [79].
Una situación de desabastecimiento de aguaje se presentó hace 20 años en los aguajales cer-
canos a Iquitos, donde la tala desmedida para la cosecha de frutos ocasionó una disminución
de palmas hembra, con registros de 3.5-10 machos por cada hembra e incluso palmares sin una
sola hembra [234]. Para conservar y recuperar las poblaciones de esta especie tan importante
para la Amazonia peruana se realizaron campañas para adoptar métodos de cosecha no destruc-
tiva, como subir a las palmas, lo que ha permitido la paulatina recuperación de las poblaciones
en muchas áreas [234, 236]. Entre los métodos más populares de ascenso a las palmas están el
estrobo y la marota o triángulo, siendo el primero el más utilizado en la Amazonia peruana por
ser considerado más práctico, seguro y fácil de usar. Con el estrobo, la cosechada a un aguaje
se puede demorar unos 10 minutos; sin embargo, no se recomienda para palmas mayores de 21
m de alto porque puede ser peligroso [104]. Debido a la implementación de planes de manejo
la situación de los aguajales ha mejorado en la Amazonia peruana; estos planes, además de
incorporar técnicas de escalada para la cosecha, incluyen un inventario detallado de los agua-
jales, control para cuotas de extracción, prácticas de enriquecimiento y siembra de plántulas
provenientes de los mejores frutos en los huertos familiares [240]. A pesar de esto, la práctica de
la cosecha destructiva aún no se ha erradicado totalmente en la Amazonia peruana [234]. Para
apoyar las acciones de manejo, Goulding y Smith [104] sugieren que se pague un precio más
alto por los frutos que tengan certificación de cosecha sostenible, de tal forma que se ofrezca un
incentivo económico adicional para subir a las palmas.
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La historia del uso y manejo del aguaje en la Amazonia peruana es una enseñanza para planear
el proceso de introducción de esta especie en la economía colombiana y refuerza aún más la ur-
gencia de popularizar en Colombia los métodos de ascenso a las palmas para su cosecha, como
una condición indispensable para la sostenibilidad de la extracción de los frutos.
Por otro lado, si se cosecha sin tumbar es posible obtener una muy buena producción sin afectar
el mantenimiento de las poblaciones. En el área de San Martín de Amacayacu se estimó que una
cosecha de hasta el 80 % de los frutos sería adecuada; el 20 % que se deja sin cosechar corres-
pondería a palmas de más de 21 m de alto y a un porcentaje de frutos maduros que caen antes
de que madure el resto del racimo, y que por lo general son consumidos por animales y llevados
lejos de su parental.
Por su alta producción de frutos, el canangucho ofrece una increíble oportunidad para su apro-
vechamiento, tanto a nivel doméstico como a nivel comercial. Debe tenerse especial cuidado en
mantener equilibrada la proporción de palmas macho y hembra, y en dejar sin cosechar algunas
hembras de las más altas. Una práctica sugerida en algunos planes de manejo consiste en talar
los machos para dejar espacio para el crecimiento de hembras; sin embargo, es una recomen-
dación que tiene poco fundamento biológico porque puede tener consecuencias negativas, al
disminuir la disponibilidad de polinizadores en las poblaciones, lo que afectaría la eficiencia de
la fructificación. Es necesario que todas las comunidades que tienen canaguchales dentro de sus
áreas de reserva tengan un plan de manejo sostenible y, sobre todo, que se erradique definitiva-
mente la práctica de derribar las palmas para cosechar los frutos.
Con respecto a la extracción de fibra de los cogollos del moriche, para la elaboración de diver-
sos artículos, incluyendo artesanías (una actividad económica y culturalmente importante en la
Orinoquia colombiana), existe preocupación por la escasa oferta de hojas debido a la sobreco-
secha [242]. Aparentemente no se tumban las palmas para cosechar los cogollos, pues se cose-
chan de palmas que no son muy altas (juveniles y subadultas), cuyos cogollos se pueden cortar
desde el piso con desjarretadora o con machete subiéndose a la palma; sin embargo, a pesar de
no ser una cosecha destructiva hay sobrecosecha pues se cortan más cogollos de los que son
recomendables para que la palma produzca la misma calidad de hojas y continúe su crecimiento
[242, 243]. Para tratar de contrarrestar este problema, la Fundación Etnollano produjo una car-
tilla para el uso sostenible del moriche en Vichada [242], en la cual se recomiendan, además de
no tumbar las palmas, las siguientes medidas: 1. Llevar un inventario detallado de las palmas
apropiadas para extraer cogollo en los morichales usados por la comunidad; 2. Cosechar solo de
palmas mayores de 2 m de alto; 3. Cosechar máximo hasta dos cogollos por palma cada año; 4.
Rotar la cosecha en los diferentes morichales, para dejarlos descansar; 5. Llevar un registro de
los cogollos cortados y procesados por parte de las artesanas.
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