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Cosechar sin destruir

Aprovechamiento sostenible de
palmas colombianas

Rodrigo Bernal y Gloria Galeano


Editores

Bogotá, D. C., Colombia, octubre de 2013


Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Cosechar sin destruir : aprovechamiento sostenible de palmas colombianas / editores


Rodrigo Bernal y Gloria Galeano. -- Bogotá : Universidad Nacional de Colombia.
Facultad de Ciencias. Instituto de Ciencias Naturales : PALMS : Colciencias, 2013
244 páginas : ilustraciones

Incluye referencias bibliográficas

ISBN : 978-958-761-611-8

1. Palmas – Colombia 2. Ecología de cultivos – Colombia 3. Industria de la palma -


Tecnología poscosecha 4. Palmas - Distribución geográfica – Colombia 5. Silvicultura
sostenible – Colombia 6. Etnobotánica – Colombia I. Bernal González, Rodrigo
Germán, 1959-, editor II. Galeano Garcés, Gloria Amparo, 1958-, editora III. Grupo de
Investigación en Palmas Silvestres Neotropicales

CDD-21 584.5 / 2013

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

© Rodrigo Bernal y Gloria Galeano, editores


© Facultad de Ciencias-Instituto de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Colombia
© Palm Harvest Impact in Tropical Forests (PALMS)
© Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias

DECANO FACULTAD DE CIENCIAS


Jesús Sigifredo Valencia
VICEDECANO DE INVESTIGACIÓN Y EXTENSIÓN
Jaime Aguirre Ceballos
VICEDECANO ACADÉMICO
Giovanny Garavito
DIRECTOR DEL INSTITUTO DE CIENCIAS NATURALES
Germán Amat

Revisión de textos: Pedro Organista

Diseño y Diagramación: Liliana Aguilar

Primera edición
Octubre 2013

Cítese el libro como:


Bernal, R. y G. Galeano (Eds.). 2013. Cosechar sin destruir - Aprovechamiento sostenible de palmas colombianas. Facultad de
Ciencias-Instituto de Ciencias Naturales. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. 244 pp.

Cítense los capítulos como el siguiente ejemplo:


García, N. 2013. Chambira (Astrocaryum chambira). Pp. 82-90. En: Bernal, R. y G. Galeano (Eds.) Cosechar sin destruir -
Aprovechamiento sostenible de palmas colombianas. Facultad de Ciencias-Instituto de Ciencias Naturales, Universidad Nacio-
nal de Colombia, Bogotá. 244 pp.

Se autoriza la reproducción total o parcial por cualquier medio, siempre y cuando se den los respectivos
créditos a los autores.

Impreso y hecho en Bogotá D. C., Colombia


MORICHE O CANANGUCHO
Mauritia flexuosa
Moriche o canangucho - Mauritia flexuosa

MORICHE O CANANGUCHO (MAURITIA FLEXUOSA)


Carolina Isaza

Otros nombres comunes


Aguaje (río Amazonas); canangucha, cananguche, canangucho (Amazonas, Caquetá, Putuma-
yo); moriche (Guainía, Llanos Orientales) [43].

Nombres indígenas
Diwita (achagua); konta (andoque); tewi (baniva); reño (barasana); iñéhe (bora); neeño (carapa-
na); kwai (carijona); kanongocho (cofán); nain, neiñi (cubeo); inhoboto (cuiba); itebi, itewída
(curripaco); néñu (desano); nohá (guayabero); kwátbot (jitnu); yak, ya’të́ gn (kakua); nanikuni,
neéñi (koreguaje); ínë́ ’ë̀ tsóó’ò, ínë̀káhá (miraña); inóho (muinane); eú (nukak); idéwi (piapoco);
warí (piaroa); néeño (piratapuyo); iyõ (puinave); llĩde (sáliba); ma neé, soto neé (secoya); ino-
hoboto (sikuani); kanangucho, neé (siona); neeñú (siriano); neẽa (tanimuca); teevidá, teuira (ta-
riano); ne (tatuyo); dauri ‒var. de fruto rojo‒, nguchiaü nguã ‒var. de fruto ácido‒, okaimo ‒var.
de fruto amarillo‒, tema, téma ‒nombre genérico‒, tema chikü ‒var. de mala calidad‒ (tikuna);
kwí’osa (tinigua); nẽẽ (tukano); neé, ñumúñõ (tuyuca); konéna, hiaukiña, híduiki, kinena (uito-
to); naa á (wanano); ndesé (yagua); mirití (yeral); itewi (yukuna) [43].

Descripción

Moriche o canangucho (Mauritia flexuosa). A, planta masculina; B, planta femenina. (C. Isaza).

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CoseChar sin destruir - Aprovechamiento sostenible de palmas colombianas

Inflorescencia femenina de moriche o canangucho


(Mauritia flexuosa). (C. Isaza).

Tallo de moriche o canangucho (Mauritia flexuosa). (R. Frutos de moriche o canangucho (Mauritia flexuosa). (C.
Bernal). Isaza).

Palma de tallo solitario de hasta 25 m de alto y 30 a 50 cm de diámetro. Corona esférica con 8


a 15 hojas enormes, costapalmeadas, con las hojas viejas persistentes; vaina con pocas fibras,
pecíolo de 2 a 4 m de largo, lámina de 2.5 a 3 m de largo, 4.5 m de ancho, dividida casi hasta
la base en 120-230 segmentos dispuestos en diferentes planos, la hoja ondulada y a veces con
espinas cortas en la vena principal. Inflorescencias erguidas, saliendo entre las hojas, con 18 a
50 ramas de hasta 1.5 m de largo, colgantes y dispuestas en un solo plano, divididas a su vez en
raquilas de hasta 5 cm de largo, también dispuestas en un solo plano. Es una palma dioica, con
plantas macho que llevan solo flores masculinas y plantas hembra con solo flores femeninas.
Las flores son pequeñas, de consistencia coriácea, de color amarillento a anaranjado y las mas-
culinas están más densamente dispuestas y sumergidas en depresiones en el tejido de la raquila.
Frutos alargados, elipsoides o casi esféricos de hasta 7 cm de largo y 5 cm de diámetro, con la
cáscara compuesta de hileras de escamas que se sobrelapan, de color pardo-anaranjado a pardo-
rojizo en la madurez; mesocarpo (pulpa) carnoso y aceitoso, de color amarillo o anaranjado;
semilla alargada a casi esférica, pardo claro, raras veces dos semillas por fruto [43].

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Moriche o canangucho - Mauritia flexuosa

Distribución
Se distribuye en las tierras bajas al oriente
de los Andes, incluyendo toda la Amazonia
y Orinoquia. A menudo forma palmares den-
sos, llamados morichales, cananguchales o
aguajales. Probablemente es una de las pal-
mas más abundantes en el neotrópico y en
Colombia, donde cubre vastas áreas de bos-
que [43].

Biología
El moriche o canangucho crece en áreas pe-
riódica a permanentemente inundadas o de
drenaje deficiente, como pantanos, o cerca de
ríos en bosques de galería; sin embargo, con
menos frecuencia se puede encontrar también
en áreas de tierra firme hasta 900 m, usual-
mente cultivado en huertos. Cuando las con-
diciones son ideales, especialmente en suelos
con alta saturación de agua, la especie forma
inmensos palmares casi homogéneos, donde Distribución de Mauritia flexuosa [43].
se comporta como una planta pionera, con
abundante producción de plántulas después de cada época de fructificación. Los adultos, por
su parte, debido al continuo y abundante aporte de materia orgánica en forma de hojas caídas,
tallos muertos, infrutescencias y frutos, van colmatando estas áreas pantanosas y formando
poco a poco suelos aptos para la creación de un bosque más diverso con otro tipo de vegeta-
ción. Por esta alta producción de materia orgánica, los cananguchales puros se han considerado
como un gran depósito de carbono, al almacenar un estimado de 600 toneladas de dióxido de
carbono por hectárea [228].

Sin embargo, no todos los


cananguchales o moricha-
les son iguales ni responden
a las mismas dinámicas; es
por esto que diversos autores
han reconocido diferentes ti-
pos de formaciones, que evi-
dencian el carácter plástico
y adaptativo de esta especie.
Se reconocen varios tipos de
cananguchales o morichales
de acuerdo al paisaje en el
que se encuentran, como los
situados en los Llanos Orien-
tales, los pertenecientes a la
Cananguchal en el Río Amacayacu, Amazonas. (C. Isaza).
cuenca Amazónica y los que

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CoseChar sin destruir - Aprovechamiento sostenible de palmas colombianas

se ubican en los deltas de los ríos Amazonas y Orinoco [104, 229]. Dentro de los cananguchales
amazónicos se encuentran también diferencias de acuerdo con el tipo de suelo e influencia hídri-
ca que reciben. Se pueden encontrar cananguchales puros, caracterizados por tener densidades
que varían entre 138 y 275 adultos por hectárea [160, 230] o cananguchales mixtos, que pueden
albergar hasta 80-90 adultos por hectárea [79, 109, 231-234]. Además, el tipo de cananguchal
también influye en algunas características como el tamaño de las palmas adultas; así, en pro-
medio, los individuos de los bosques son más altos que los que crecen en áreas abiertas como
sabanas [235].

Isaza et al. [236] estudiaron una población de canangucho en los bosques de pantanos cercanos al
río Amacayacu, en el Trapecio Amazónico, en área limítrofe con el Parque Nacional Amacayacu. El
cananguchal encontrado allí es de tipo mixto y coincide con las formaciones descritas por Goulding
y Smith [104], asociadas a depresiones del terreno y alejadas de los bordes de los ríos. En estos ca-
nanguchales la palma es la especie dominante, con baja densidad de plantas leñosas y el dosel está
formado por las coronas de las palmas. La densidad registrada fue de 2736 individuos por hectárea
en promedio, de los cuales 74 eran adultos, mientras la mayoría (89 %) eran plántulas. La mortalidad
en el estado de plántulas fue muy alta; antes del primer año se estima que sólo sobrevive el 4 % de
las plántulas y poco menos del 2 % logra alcanzar la etapa de adulto. La principal causa de muerte
de las plántulas es la fluctuación del régimen hídrico, sea por inundación o por sequía. En cambio,
una vez la palma pasa la etapa de establecimiento y empieza a desarrollar tallo, la probabilidad de
sobrevivir hasta la etapa adulta es de cerca del 99 % [236]. La tasa promedio de producción de hojas
documentada en la misma área fue de 3.6 hojas/año en individuos juveniles menores de 6 m de alto,
de 4.7 hojas/año en subadultos mayores de 6 m
de alto y de 6.5 hojas/año en adultos.

En condiciones de bosque se requieren 30 a 40


años en promedio para que un individuo pase
de la fase de plántula a su etapa de madurez,
cuando alcanza una altura promedio de 14 m;
no obstante, los individuos que crecen a plena
exposición solar pueden iniciar su reproduc-
ción después de 10 a 15 años de crecimiento,
cuando tienen sólo cerca de 5 m de alto [236].
El desarrollo en la fase juvenil es muy lento:
las palmas permanecen en una especie de le-
targo en la penumbra del sotobosque hasta que
se abre un claro como producto de la caída de
una rama grande o de un tronco, y la luz permi-
te un aumento en el crecimiento hasta formar
tallo aéreo, el cual se alarga a razón de 1 m por
año [236]. A partir de los datos de las tasas de
crecimiento se estima que la edad promedio de
un individuo de 25 m es de 90 años, pero estos
datos varían con respecto a la historia de vida
de cada individuo; otros autores han estimado
una longevidad de más de 85 años para canan-
guchos de más de 25 m de alto [104]. Plántula de moriche (Mauritia flexuosa). (C. Isaza).

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Moriche o canangucho - Mauritia flexuosa

Las principales causas de muerte de las palmas adultas son la infestación del tallo por larvas
de coleópteros curculiónidos, que dependen de estas palmas para completar su ciclo de vida; el
estrangulamiento del meristemo por lianas que invaden la corona y la utilizan como soporte para
crecer; y la tala de palmas hembra para la cosecha de frutos, especialmente frecuente en áreas
cercanas a poblados.

Las poblaciones de moriche florecen y fructifican al mismo tiempo, pero los individuos lo
hacen asincrónicamente; es decir, un individuo puede florecer en períodos alternados, en años
seguidos o no florecer durante varios años [230]. Los ciclos de floración y fructificación son di-
ferentes a lo largo de su rango de distribución geográfica. En el medio río Caquetá, por ejemplo,
Urrego [230] registró el período de floración entre junio y octubre. En el Trapecio Amazónico la
floración tiene un pico entre septiembre y octubre, aunque se encuentran individuos aislados en
flor la mayor parte del año, especialmente machos. Existe controversia sobre el agente polini-
zador del moriche. Mientras Ervik [237], Storti [238] sugirieron que la polinización parecía ser
mediada por coleópteros, Khorsand Rosa y Koptur [235] registraron el viento como principal
vector de polinización en morichales de la región de Roraima, en Brasil. Por su parte, Núñez et
al. [239] señalaron que el nitidúlido Mystrops dalmasi era el responsable del transporte del 91%
de los granos de polen en morichales de los Llanos Orientales de Colombia.

En la región de Amacayacu, Amazonas, la maduración de los frutos toma entre 11 y 12 meses, y


aunque se encuentran hembras fértiles todo el año, la mayoría de las hembras (68 %) fructifica
en los meses de junio hasta agosto [236]. Este patrón de fructificación, con algunas pequeñas
variaciones, es común también en otras poblaciones de la Amazonia, como las del río Caquetá
en Colombia [230], y en algunos sectores de la Amazonia peruana [240]. Cuando caen los fru-
tos, tanto la cáscara como la pulpa blanda y oleaginosa son consumidos por dantas (Tapirus
terrestris), ñeques (Dasyprocta) y borugos (Agouti paca), dejando expuesta y limpia la semilla,
acción que facilita su germinación. Cuando los frutos comienzan a desprenderse de un racimo
es un indicio de madurez y es la señal para realizar la cosecha.

La productividad de frutos es muy variable, dependiendo del tipo de bosque y de su grado de


intervención. Para la Amazonia colombiana se han estimado producciones de 9 ton por hectárea
en cananguchales puros no intervenidos del río Caquetá [230], y de 3.4 a 5.3 ton por hectárea en
terrazas bajas mal drenadas y en planos aluviales mal drenados, respectivamente, también en el
río Caquetá [241]. En el Trapecio Amazónico, en el área de San Martín de Amacayacu, en canan-
guchales mixtos de mediana intervención, se ha estimado una producción de 1.5 ton de frutos por
hectárea, teniendo en cuenta un promedio de 19-23 hembras por hectárea, cerca de tres racimos
por palma/año y 1339 frutos/hembra, con una producción promedio de 71 kg/palma [236].

Usos y mercados
El moriche es una especie multipropósito, porque casi todas las partes de la palma se utilizan,
ofreciendo un abanico de recursos promisorios. Sin embargo, los usos más importantes en Co-
lombia están relacionados con sus frutos como alimento y con sus hojas jóvenes (cogollos) para
la extracción de fibra, especialmente en la Orinoquia. En toda su área de distribución, para los
grupos indígenas que habitan estos territorios el fruto constituye parte fundamental de su esque-
ma alimenticio, ya que el mesocarpo o pulpa contiene altos contenidos de vitamina A, proteínas,
carbohidratos, ácidos oleicos, tocoferoles y carotenos [25]. Los frutos se consumen frescos o
se preparan en jugo (aguajina) y bebidas fermentadas. En Colombia, el fruto de moriche no se

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consume por fuera de la Amazonia-Orinoquia


y la cosecha ha estado destinada principal-
mente al autoconsumo dentro de las comuni-
dades indígenas. El comercio más importante
del fruto, aún incipiente pero en crecimiento,
se presenta en la ciudad de Leticia, donde se
venden los frutos frescos, la pulpa o la aguaji-
na. Para el año 2012 se estima que el comercio
de canangucho en Leticia fue de 33-72 ton/
mes, para un total en ese año de 201-435 ton
[236]. Además de ser un recurso importante
para la seguridad alimentaria de los pueblos
amazónicos, los frutos de moriche tienen un
potencial enorme de convertirse en una fuente
de ingreso para la Amazonia y la Orinoquia, si
se tiene en cuenta su consumo en otras ciuda-
Canasto elaborado con la técnica de rollo a partir de fibra des amazónicas, como Iquitos, donde su de-
de moriche (Mauritia flexuosa) en la Orinoquia colombiana. manda ascendió a 149 ton mensuales en el año
(G. Galeano).
2012 [26].

El segundo uso más importante en Colombia es el de los cogollos para extraer fibras de muy
buena calidad, con las que se elaboran diversos objetos para uso cotidiano y artesanal, como ha-
macas, mochilas, sombreros, canastos, individuales y portavasos, entre otros. Aunque este uso
se conoce en diversas partes de la Amazonia, es mucho más importante en la Orinoquia, donde
hay numerosas comunidades que derivan gran parte de su sustento de la extracción y elabora-
ción de artesanías de moriche.

Adicionalmente, las hojas se utilizan para techar. El tallo se emplea para construir los pisos y
paredes de las casas y como cebo para la cría del mojojoy (larvas del picudo de las palmas,
Rhynchophorus palmarum), el cual se considera un manjar y es una fuente importante de pro-
teína en la dieta amazónica. Los pecíolos de la hoja se emplean para hacer cerramientos de las
casas o ventanas y para elaborar esteras; en la Amazonia peruana se usan para elaborar cajas
para el empaque de productos y se le ha encontrado potencial en la industria papelera. La fibra
del cogollo también se usaba antiguamente para elaborar redes de pesca, manillas y trajes ce-
remoniales. Aunque al parecer es una práctica poco común en Colombia, de la pulpa del fruto
también se extrae aceite muy fino, rico en ácidos grasos no saturados, ideal para aplicaciones
cosméticas o alimenticias con gran potencial. Diferentes historias de la tradición oral revelan la
importancia de la especie en muchas culturas amazónicas, las cuales consideran los morichales
o cananguchales como refugio de animales y el lugar donde habita la madre del bosque, entre
otros espíritus.

Manejo pasado y actual


La práctica más común en Colombia para cosechar los frutos del moriche es la tala de las pal-
mas para alcanzar los racimos, situación absurda que persiste hasta hoy. En raras ocasiones se
escala la palma o se usa un gancho para realizar la cosecha, debido a que en los bosques los indi-
viduos cosechables son usualmente muy altos (la altura promedio de fructificación es alrededor

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Moriche o canangucho - Mauritia flexuosa

A B C
Productos de moriche (Mauritia flexuosa). A, frutos y pulpa en el mercado de Leticia; B, aguajina, jugo preparado con la pulpa;
C, paleta en Leticia (C. Isaza).

de los 14 m), porque se percibe como un recurso abundante y porque no se han implementado
planes de manejo que transfieran técnicas y equipos de escalada de bajo costo, seguros y efi-
cientes que reemplacen la práctica destructiva. Como consecuencia de esta cosecha inadecuada,
que ha aumentado a raíz de la creciente demanda de los frutos en Leticia en los últimos años,
se ha producido un gran deterioro de las poblaciones cosechadas, en especial de aquellas más
cercanas al área de influencia de la ciudad. Este deterioro está evidenciado por un desbalance
en la proporción de sexos, con menos de una hembra por hectárea en algunos casos. Estudios
de dinámica poblacional realizados en Ecuador indicaron que se debe mantener un mínimo de
20 hembras por hectárea para que la población continúe creciendo, y que la cosecha destructiva
sólo es sostenible a muy bajas intensidades y frecuencias, del 22 % de las hembras por hectárea
cada 20 años, cifras que corresponden a un uso doméstico y seminómada del territorio y no a un
uso comercial [79].

Una situación de desabastecimiento de aguaje se presentó hace 20 años en los aguajales cer-
canos a Iquitos, donde la tala desmedida para la cosecha de frutos ocasionó una disminución
de palmas hembra, con registros de 3.5-10 machos por cada hembra e incluso palmares sin una
sola hembra [234]. Para conservar y recuperar las poblaciones de esta especie tan importante
para la Amazonia peruana se realizaron campañas para adoptar métodos de cosecha no destruc-
tiva, como subir a las palmas, lo que ha permitido la paulatina recuperación de las poblaciones
en muchas áreas [234, 236]. Entre los métodos más populares de ascenso a las palmas están el
estrobo y la marota o triángulo, siendo el primero el más utilizado en la Amazonia peruana por
ser considerado más práctico, seguro y fácil de usar. Con el estrobo, la cosechada a un aguaje
se puede demorar unos 10 minutos; sin embargo, no se recomienda para palmas mayores de 21
m de alto porque puede ser peligroso [104]. Debido a la implementación de planes de manejo
la situación de los aguajales ha mejorado en la Amazonia peruana; estos planes, además de
incorporar técnicas de escalada para la cosecha, incluyen un inventario detallado de los agua-
jales, control para cuotas de extracción, prácticas de enriquecimiento y siembra de plántulas
provenientes de los mejores frutos en los huertos familiares [240]. A pesar de esto, la práctica de
la cosecha destructiva aún no se ha erradicado totalmente en la Amazonia peruana [234]. Para
apoyar las acciones de manejo, Goulding y Smith [104] sugieren que se pague un precio más
alto por los frutos que tengan certificación de cosecha sostenible, de tal forma que se ofrezca un
incentivo económico adicional para subir a las palmas.

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CoseChar sin destruir - Aprovechamiento sostenible de palmas colombianas

La historia del uso y manejo del aguaje en la Amazonia peruana es una enseñanza para planear
el proceso de introducción de esta especie en la economía colombiana y refuerza aún más la ur-
gencia de popularizar en Colombia los métodos de ascenso a las palmas para su cosecha, como
una condición indispensable para la sostenibilidad de la extracción de los frutos.

Por otro lado, si se cosecha sin tumbar es posible obtener una muy buena producción sin afectar
el mantenimiento de las poblaciones. En el área de San Martín de Amacayacu se estimó que una
cosecha de hasta el 80 % de los frutos sería adecuada; el 20 % que se deja sin cosechar corres-
pondería a palmas de más de 21 m de alto y a un porcentaje de frutos maduros que caen antes
de que madure el resto del racimo, y que por lo general son consumidos por animales y llevados
lejos de su parental.

Por su alta producción de frutos, el canangucho ofrece una increíble oportunidad para su apro-
vechamiento, tanto a nivel doméstico como a nivel comercial. Debe tenerse especial cuidado en
mantener equilibrada la proporción de palmas macho y hembra, y en dejar sin cosechar algunas
hembras de las más altas. Una práctica sugerida en algunos planes de manejo consiste en talar
los machos para dejar espacio para el crecimiento de hembras; sin embargo, es una recomen-
dación que tiene poco fundamento biológico porque puede tener consecuencias negativas, al
disminuir la disponibilidad de polinizadores en las poblaciones, lo que afectaría la eficiencia de
la fructificación. Es necesario que todas las comunidades que tienen canaguchales dentro de sus
áreas de reserva tengan un plan de manejo sostenible y, sobre todo, que se erradique definitiva-
mente la práctica de derribar las palmas para cosechar los frutos.

Con respecto a la extracción de fibra de los cogollos del moriche, para la elaboración de diver-
sos artículos, incluyendo artesanías (una actividad económica y culturalmente importante en la
Orinoquia colombiana), existe preocupación por la escasa oferta de hojas debido a la sobreco-
secha [242]. Aparentemente no se tumban las palmas para cosechar los cogollos, pues se cose-
chan de palmas que no son muy altas (juveniles y subadultas), cuyos cogollos se pueden cortar
desde el piso con desjarretadora o con machete subiéndose a la palma; sin embargo, a pesar de
no ser una cosecha destructiva hay sobrecosecha pues se cortan más cogollos de los que son
recomendables para que la palma produzca la misma calidad de hojas y continúe su crecimiento
[242, 243]. Para tratar de contrarrestar este problema, la Fundación Etnollano produjo una car-
tilla para el uso sostenible del moriche en Vichada [242], en la cual se recomiendan, además de
no tumbar las palmas, las siguientes medidas: 1. Llevar un inventario detallado de las palmas
apropiadas para extraer cogollo en los morichales usados por la comunidad; 2. Cosechar solo de
palmas mayores de 2 m de alto; 3. Cosechar máximo hasta dos cogollos por palma cada año; 4.
Rotar la cosecha en los diferentes morichales, para dejarlos descansar; 5. Llevar un registro de
los cogollos cortados y procesados por parte de las artesanas.

En conclusión, el aprovechamiento de los frutos y de los cogollos de canangucho o moriche


requiere que las comunidades dueñas de los territorios establezcan planes de manejo que asegu-
ren la sostenibilidad del recurso. El estado y las autoridades ambientales deben acompañar estos
procesos a través de la investigación y la educación.

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