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Alma Piadosa
•Recopilación de Oraciones •
"Aclamad con júbilo al Dios de Jacob". Es de lamentar que las consideraciones sociales impidan
a los miembros que canten los himnos a todo pulmón. Por nuestra parte nos deleitamos en las
explosiones de alabanza, y preferimos voces no entrenadas en las reglas artísticas, que canten de todo
corazón con toda la congregación al unísono. El decoro que apenas permite emitir un murmullo o deja
el canto al coro, simplemente es una burla del culto de adoración.
Los dioses de Grecia y de Roma podían ser adorados con cánticos refinados y
clásicos; pero Jehová ha de ser adorado sólo con el corazón, y la música mejor para
su servicio es la que deja libre juego al corazón. Amén.
C.H. Spurgeon
Mantiene tus manos extendidas y tu oído abierto para salvar, pero mis pecados han
hecho separación contigo. Me he destruido a mí mismo, mi naturaleza está degradada,
soy un vil, miserable y débil, pero mi esperanza está en ti.
Si acaso soy salvo, no es sólo por misericordia, sino por abundante misericordia. Tal
como tú me has revelado, prometido y ejemplificado con abundantes pensamientos de
paz. Te bendigo por el pacto eterno y por habernos dado un Mediador
Te alabo Padre, porque así te agradó que tu justicia sea satisfecha, tu verdad establecida,
tu ley exaltada y la Roca eterna han sido puestas como mi esperanza.
Oh Señor concédeme que tú gobiernes en todos y cada uno de los aspectos de mi vida y
que yo pueda finalizar todo en paz. Amén.
¡OH MI SEÑOR!
Si tu misericordia me hace un hombre vil y miserable, bendito seas; porque sé que las
oraciones que salgan de mis necesidades serán preparaciones para futuras misericordias.
Ayúdame, oh Dios, para honrarte por el creer, antes que por el sentir, porque grande será
mi pecado si yo hago mis sentimientos la causa de fe, muéstrame qué pecados me
esconden de ti y me apartan de tu amor.
Ayúdame a humillarme a mí mismo por mis pecados pasados y a ser decidido a ser más
cuidadoso con mis deberes; porque si no camino en santidad delante de ti, ¿cómo podré
estar seguro de mi salvación?.
Enséñame a orar, a ver que tus misericordias están atadas a la oración de fe, demanda,
pues, sobre mí espíritu de gracia y oración, hazme un hombre que sepa orar conforme a
tu voluntad con temor en el espíritu, con el lenguaje de tu palabra. Así yo esperaré por
tu voluntad, que sea hecha, y por tu gracia seré obediente. Amén.
DESCANSANDO EN DIOS
Tú has señalado una cruz para que yo la lleve cada día, antes de Tú darme una, Tú has
dicho que tú has de ser mi porción pero mi egoísmo te aborrece.
Enséñame, Señor y Salvador de la gracia, que con mi cruz me envías promesas para que
yo pueda llevarla pacientemente, que mi cruz es yugo el cual es fácil y tu carga es
ligera. Hazme un hombre humilde de corazón y sumiso a tu voluntad.
Abre mis ojos y ablanda mi corazón, para que vea y entienda que tú usas la cruz para
aumentar mi intimidad contigo. Hazla, pues, te ruego que sea la tierra de mis consuelos,
el vigor de todos mis deberes, la suma de todas tus promesas, la fortaleza de mi amor,
gratitud y la esencia de toda mi piedad.
Permite, que por medio de la cruz tú me des descanso sin descanso, porque el descanso
de mi alma esté sólo en ti. Amén.
MI SEÑOR Y DIOS
Deseo predicar en este día, pero soy débil e incapacitado para esta labor.
Aún así, yo espero que el pueblo sea edificado con la Divina Verdad, que un honesto
testimonio pueda ser llevado para ti;
Trae a mi mente los asuntos pertinentes a mi tema con plenitud y claridad de pensamiento,
buena expresión, fluida, con fervor, con claro sentir de lo que predico y tu bendita gracia
para aplicarlo a las conciencias.
Hazme consciente de mis defectos, que al recibir tu bendición el orgullo no haga presa de
mí.
Pueda tu pueblo ser refrescado, ablandado, convencido, consolado; y ayúdame a usar los
mejores argumentos sacados de la obra de Cristo y ellos sean hechos santos.
Lávame en inocencia en la sangre de Cristo, con tal que yo sea un canal puro y sin
contaminación; que Tu palabra llegue con toda pureza, santidad y sabiduría a los
corazones de tu pueblo. Amén.
VICTORIA
Oh Divino Redentor
Grande fue Tu bondad en tomar mi redención, en consentir ser pecado por mí, en
conquistar todos mis enemigos.
Grande fue tu poder en soportar la ira del Padre al llevar la carga de mis maldades.
Grande fue tu amor en manifestarte viniendo a morir por mí y ser herido por mi bien.
Grande fue tu misericordia en ascender a los cielos, al ser coronado y entronado allí para
interceder por mí, para socorrerme desde allí en las tentaciones, para abrir el libro de la
vida y recibirme allí en gloria.
Grande fue tu sabiduría en diseñar este medio de salvación, se consuela mi alma en las
promesas de resurrección que me has dado.
Grande fue tu gracia en regenerarme y traerme de tu mano al Trono del Padre para
justificarme y adoptarme en tu familia.
En darme tu Santo Espíritu para enseñarme y encaminarme a vivir arrepentido del pecado
y amando tus mandamientos.
Señor, cuando te me ausentas, toda aflicción y dolor se presenta. Pero cuando tú estás
presente toda bendición y consuelo es mía.
HUMILLACIÓN
Soberano Señor:
Cuando las nubes de oscuridad, ateísmo e incredulidad vienen a mí, yo veo tu propósito
de amor en apartar tu Espíritu de mí para que yo pueda valorarlo más; en castigarme para
que no confíe en mis propios éxitos; que mis heridas de secreta impiedad puedan ser
curadas.
Ayúdame a humillarme delante de ti, hazme ver la vanidad del honor como un concepto
de la mente humana, como un obstáculo entre tú y yo.
Que sólo tu voluntad debe ser hecha tanto en negar como en dar el gozo espiritual.
Por ver mi corazón que es nada sino mal. Mi mente, boca y vida huyendo de ti.
Por ver que tú permites el poder del Diablo sobre mí para que yo pueda ver mi pecado y
que sólo en ti está el poder de librarme.
Hazme ver que el pecado no es juego, sino que es altamente ofensivo contra ti y dañino
para mí.
Cuando el mal se vea venir sobre mí, consuélame haciéndome ver que yo mismo soy un
muerto, condenado, y que en Cristo te agradó reconciliarme contigo, hacerme vivir; que
yo mismo no puedo hacer nada bien sin ti.
Y que sólo en tu bendito Hijo tengo bien, y la esperanza de bien eterno. Amén.
Enséñame a ver que si Cristo ha aplacado tu ira y ha dado satisfacción a la justicia divina
El también puede librarme de mis pecados; que Cristo no me desea simplemente
justificado y que yo continúe con mis antiguos hábitos, auto-confiado en mis propias
fuerzas espirituales, sino que me ha dado la ley del Espíritu para capacitarme.
Dame Señor el poder de tu Espíritu, que si yo peco no debo darte gracias por eso, sino que
debo estar humillado todo el día lamentándome por mi pecado, más que por el mal que
puedan hacer los hombres contra mí.
Porque cuando me des ese sentir yo moriré por el dolor del pecado contra ti. Que yo
muera no por lo que yo sea ofendido, sino cuando yo a ti ofenda con mi pecado.
A ver y practicar la diferencia entre creer una verdad en la mente con tenerla en el
corazón.
Hazme experimentar tu amor, tu cariño y ternura para conmigo. Hazme bendecirte por tu
tierno amor para mí en Jesucristo. Amén.
AMOR CRISTIANO
Oh Señor Dios
Es tu voluntad que yo deba amarte con el corazón, alma, mente y fuerza; y a mi prójimo
como a mí mismo.
Con esta libertad yo debiera obedecerte siempre y andar en libertad, pero no puedo por
mis propias fuerzas.
Oh Señor ordena mis pasos por tu Palabra y haz que tus mandamientos sean el gozo de mi
corazón y que disfrute la comunión contigo.
En oración yo navego en el mundo eterno y a lo ancho del océano mi alma triunfa sobre
todos los males de las costas de la mortalidad.
El tiempo con sus encantos desaparecen como si el grano de eternidad que Tú has puesto
en nosotros se aumentara.
En oración las cosas del mundo desaparecen y nada parece importante, sino la santidad
de corazón y la salvación de otros.
En oración mi alma suda copiosas gotas de alegría por lo que Tú estás haciendo por tu
iglesia, cómo Tú te glorificas trayendo los pecadores al arrepentimiento.
En oración puedo poner todos mis cuidados y asuntos en tu mano no teniendo interés sino
por tu voluntad.
En oración puedo interceder por mis hermanos, por los ministros, por los pecadores, la
iglesia, tu reino, con gran libertad y ardiente esperanza, como hijo a su padre y un amante
al ser amado.
En oración vivo consciente de que todo está desnudo delante de tus ojos para temerte.
MI AMADO SEÑOR
¡Oh Dios!, Tú me has dado estos deseos, y sólo Tú puedes darme la cosa deseada.
Mi alma clama por tener comunión contigo, por mortificar el pecado que hay en mí y
sobre todo el orgullo espiritual.
Oh Señor ¡cuán precioso es tener un tierno sentido y claro entendimiento de los misterios
de la piedad y santidad!
Qué bendición es ser como tú, tanto como a una criatura le sea posible ser como el
Creador.
Bendito Salvador:
Levántame para estar cerca de ti, abre mis ojos para ver las maravillas de la santidad, fija
mi agitado corazón en ti mismo.
Enséñame que la gracia precede, acompaña y sigue a la salvación, que ella sostiene mi
redimida alma y que ningún eslabón de ella puede romperse.
Oh Señor, que las olas de gracia del Calvario me cubran,
que
traten con mi pecado,
me laven y limpien,
renueven mi corazón,
fortalezcan mi voluntad,
aviven mis afecciones,
enciendan una llama en mi alma,
gobiernen mi hombre interior.
Que tu bendita gracia consagre cada pensamiento, cada palabra y cada obra. Que me
enseñe el inmensurable amor de Cristo.
¡Cuán grandes son mis privilegios en Cristo!
Sin él estoy sin ti, oh Dios, y sin esperanza,
En él me acerco a ti y toco tu cetro de Rey.
Sin él no puedo levantar mis ojos culpables,
En él te busco como Dios Padre y amigo.
Sin él escondo mis labios en vergüenza,
En él abro mi boca en bendición ruegos y peticiones.
Sin él todo es ira y fuego consumidor,
En él todo es amor y reposo a mi alma.
Sin él todo el cielo está cerrado y pesado,
En él tengo las puertas abiertas por su preciosa sangre.
Sin él todo es tinieblas e ignorancia en mi frente,
En él todo es bendición, gloria y vida eterna.
Sin él estoy reducido, engañado y esclavizado en pecado,
En él tengo libertad en una santa nación sin fronteras.
Sin él tengo terror, miedo y angustia,
En él recibo tu amor, seguridad y eterno consuelo.
En él me acerco a tu trono de clemencia.
Con bendiciones, acciones de gracias y alabanzas a tu grande nombre.
En Cristo te alabo por el inefable don del Señor Jesús. Amén.
SANTO DIOS
Te ruego que me hagas conocer y sentir el amor de Dios Padre, que no tenga yo
necesidad de otro amor sino sólo el de Cristo.
Oh Espíritu Santo; guíame a toda verdad, dame espíritu de revelación y fe, que yo
pueda distinguir los asuntos que son para mi eterna paz, y a través de ello ser
siempre renovado.
SOBERANO SEÑOR
Ayúdame a humillarme delante de ti y ver que la vanidad del honor es como aire en la
mente humana.
Para ver que sólo tu voluntad debe ser hecha y así negarme a mí mismo como ofrenda a
ti, al ver la corrupción y maldad de mi corazón.
Hazme ver que el daño del pecado no es tanto en la naturaleza del mal hecho, sino en la
grandeza de la persona contra la cual se ha pecado: Tú
Perdóname por haber murmurado contra ti cuando atribuí despropósito a mis aflicciones,
las cuales has mandado para santificarme.
Avergonzado estoy de quebrar tu ley, de mis pecados secretos, de no hacer buen uso de
los medios de gracia,
por mi carnalidad al adorarte,
por buscar el aplauso de los hombres y no tu gloria.
Evoco la sangre de Cristo sobre mí y ruego de tu compasión y misericordia. Perdóname.
No te ruego que me enroles entre los grandes y ricos de la tierra, sino con los
espiritualmente bendecidos.
Hazme presente el perseverar para obtener aquellas bendiciones espirituales que son de
duración eterna y dan plena satisfacción al que las posea.
Ayúdame para no equivocarme con el entusiasmo de mis pasiones como si fueran tus
influencias.
Líbrame de juzgar el Cristianismo con mis impresiones pasajeras, sino que sean una
constante actitud.
Ayúdame a juzgar y actuar como un peregrino sobre la tierra, hazme sentir extraño a este
mundo.
Señor, yo creo;
ayúdame en mi incredulidad e inseguridades. Amén.
Autor de todo ser creado y toda felicidad, te adoramos por hacer al hombre capaz de
religión,
que él pueda ser enseñado a decir:
¿Dónde está Dios mi Hacedor, quién da quietud en la noche?
Sabemos que sólo tu poder puede llamar los hijos extraviados, puede imprimir sobre
ellos un sentido de lo divino, y puede traerlos al sentido final y afectuoso.
De ti, oh Dios, procede todo buen propósito, deseo, y la difusión de la piedad y felicidad.
Tú conoces los principios ocultos de mi alma y mi deseo que se propague el evangelio.
Oh Dios, toda buena dádiva y todo don perfecto viene de ti, el Padre de las luces y en ti
no hay sombra ni mudanza de variación.
Tú eres el Dador de todo bien. Corrientes sobre corrientes de bondad inundan todos
mis pasos.
Tú me hiciste de la nada,
me llamaste de un país lejano,
me has trasladado de la ignorancia al conocimiento, de la oscuridad a la luz, de la
muerte a la vida, de la miseria a la paz, de la necedad a la sabiduría, del error a
la verdad, del pecado a la victoria.
Gracias sean a ti por mi santo y alto llamado, yo te bendigo por el ministerio de los
ángeles,
por los consuelos de tu Palabra,
por las ordenanzas de tu Iglesia,
por las enseñanzas de tu Espíritu,
por tus santos sacramentos,
por la comunión de los santos,
por los ejemplos alentadores de tus santos escogidos, por los casos trágicos de
ellos para apartarnos del mal.
Tu voluntad está en todas tus provisiones para hacerme crecer en Gracia, y para
prepararme hacia tu eterna reunión. Me acerco a ti, porque tú te acercas a mí.
Yo te pido, confiando en que tú das.
Yo te confío mi ser porque tú me has redimido.
Yo te bendigo, te adoro a ti eterno Dios,
por los consuelos de estos pensamientos y el gozo de estas esperanzas. Amén.
PADRE ETERNO
Es maravilloso tu amor,
que hayas enviado tu Hijo a sufrir en mi lugar,
que hayas añadido el ministerio de tu Espíritu
para enseñar, consolar, guiar,
que hayas ordenado tus ángeles para cuidarnos.
Todos quieren mirar tu bondad para con estos gusanos de la tierra. Oh Padre, permite a
tus invisibles siervos que estén siempre activos a mi favor, y que no descansen
hasta que yo llegue victorioso a las costas de la salvación.
¡Oh Señor Dios!, Tú que habitas en la Eternidad. Los cielos declaran tu gloria, la tierra
tus riquezas, el universo es tu templo, tu presencia llena toda la inmensidad.
De tu placer creaste vida y felicidad les diste, tú me hiciste y me has dado lo que
tengo. En ti vivo, me muevo y tengo mi ser. Tu providencia ha establecido el
tiempo y los límites de mi habitación y sabiamente dirige todos mis asuntos.
Gracias por las riquezas que me has dado en Cristo.
Hazme gritar
con Job: "Soy vil"; con Pedro: "Me ahogo"; y
con el publicano: "Sé propicio a mí, pecador".
Tú sobrepasas toda grandeza, inefable bondad, super abundante gracia. Tan pronto
como yo pueda contar los granos de arena en los océanos, podré así contar todos tus
favores para conmigo. Son innumerables. Tan sólo conozco una parte, y esa parte
excede toda alabanza.
Te doy gracias por tus misericordias personales, por la salud, la preservación del
cuerpo, el consuelo hogareño y el tener un refugio con comida, ropa, agua, energía,
protección. Me has dado familia, ayuda mutua, los placeres de la armonía y paz
familiar, país, iglesia, Biblia y fe.
¡Oh! pero cuánto lamento mi pecado, ingratitud; culpa se añade cada día a mi cabeza,
el sentido de infidelidad se añade cada día; mi mala lengua, malos deseos, codicias,
dureza. El cruel Acusador me acusa justamente.
Hay muchas tinieblas e ignorancia en mí.
El pecado me ahoga, me cubre por encima de la cabeza. "Padre, he pecado contra ti".
Confieso mis males.
Tú no me condenarás porque Cristo murió por mí.
Tú me has vestido con su justicia.
Escóndeme en Sus heridas. Sálvame, ¡oh Dios!. Amén.
LA CAUSA DE DIOS
Soberano Dios:
¡Oh Señor! que todos los hombres puedan amarte y alabarte, que tú puedas recibir
gloria de tus racionales criaturas. Llama los pecadores a ti por amor a tu nombre. Para
ti no hay imposible, tú sacas vida de la muerte y luz de las tinieblas, la causa es tuya; tu
gloria, que los hombres sean salvos.
Señor, úsame como tú quieras, has conmigo lo que tú quieras; pero, te ruego que
promuevas tu causa, que tu reino se expanda, que tus intereses avancen en el mundo.
Has que venga gran número de personas a Jesucristo, déjame ver tu gloria salvando a
los pecadores, dándole arrepentimiento. Déjame gastar obteniendo ese fin, tu bendita
causa, en salud y en debilidad empléame en este, tu servicio. Amén.
PADRE DE MISERICORDIA
Por causa de Jesucristo óyeme. Soy pecaminoso aun cuando estoy a solas contigo en el
tiempo de oración. Por tu misericordia no he muerto.
Es tu gracia lo que me sostiene y me da fe en la cruz de Cristo. Pues por la muerte de
Cristo tú me tratas y me recibes como inocente de culpa.
¡Oh Señor! tú sabes cuán duro y tardo soy para practicar lo que creo. Fortaléceme
contra las tentaciones.
¡Oh Señor! mi fortaleza está en ti. Sólo tú puedes desviarme del camino de perversidad,
enderezar mis pasos y ponerme en el camino de vida eterna. Sin tu gracia estoy
perdido, ayúdame.
Fortaléceme contra los asaltos del diablo. Hazme sensible de mi debilidad y hazme
depender de ti.
Fortaléceme en cada prueba y en cada juicio, enséñame paz y amor. Ayúdame a ser un
hombre humilde que dependa sólo de ti. Amén
Ver tu rostro sonriente es paz de conciencia, porque cuando te veo a ti, la fuente de toda
hermosura, todo lo demás pierde valor y se hace nada. Contigo mi corazón
florecerá con fragancia. Hazme manso, a través del arrepentimiento, por tu
morada.
Dame, pues, espíritu de confesión y ruego. Gracia para diferenciar entre lo verdadero y
lo falso; líbrame de sembrar la buena semilla sobre la arena. Te ruego que me des ese
constante velar sobre mi ser, que aun cuando esté laborando o realizando cualquier labor
terrenal, yo pueda traerlo todo al marco o al camino de tu voluntad revelada.
Yo no puedo conocer tus perfecciones, pero sé que tú eres bueno, listo para perdonar,
abundante en misericordias. Tú has desplazado y mostrado tu sabiduría, tu poder y tu
gloria en todas tus obras y has revelado tu voluntad en las Escrituras de Verdad.
Por tu causa ellas se escribieron, han sido preservadas, traducidas y entregadas para
que hasta los iletrados te encuentren. En ellas yo puedo ver tu grandeza y tu gracia, tu
compasión y tu rectitud, tu misericordia y tu verdad, tu ser y el corazón de los hombres.
A través de ellas has magnificado tu nombre y has favorecido toda la humanidad con
el Evangelio. Te ruego tengas misericordia de mí, porque con ingratitud he recibido tus
beneficios, poco he aprovechado mis privilegios, he sido ligero con las verdades
espirituales, indiferente a tus mensajes; me he opuesto a los buenos ejemplos, a los
chequeos de la conciencia, a las amonestaciones de los amigos y a las guías de la
providencia.
Feliz día aquel cuando en tu soberano amor, un rayo de tu luz pura me alumbró y me
llamaste por tu gracia. Entonces el corazón comenzó a latir, la oscuridad se fue al llegar
tu luz; el oído tapado fue abierto, y te oí, y volví mis pasos y te encontré a ti, el único
Dios, Padre de misericordias listo para oírme, deseoso de salvarme.
Concédeme, ¡oh Buen Padre Celestial!, que yo siempre vea tu misericordia para
alabarte y decirle a otros de tu amor mientras yo esté vivo, que tú eres un Dios
perdonador; que justificas al impío y al que viene a ti buscando perdón, que en ti hay
perdón para que seas reverenciado. Amén.
EL BUEN PLACER DE DIOS
Soberano Señor,
Tu voluntad es suprema en los cielos y en la tierra, y todos los seres son criaturas
de tu poder. Tú eres el Padre de nuestros espíritus, tu inspiración nos da el
entendimiento, tu providencia gobierna nuestras vidas. Pero, ¡oh Dios!, soy pecador a
tus ojos; tú nos has juzgado rectamente así, y si lo negamos te hacemos a ti mentiroso.
Te agradó a ti reconciliarnos contigo en Jesucristo; dame oídos de fe para oírle, ojos de
fe para verle, manos de fe para recibirle, apetito de fe para alimentarme de Él. Que yo
pueda encontrar en Él luz, riquezas, honra y vida eterna.
Oh Señor, el año comienza, te ruego que me enseñes que la largura de los días no
aprovechan para nada a menos que los días sean pasados en tu presencia, en tu servicio y
para tu gloria. Dame, la gracia que guía, sostiene y santifique cada hora del próximo
año y no me aparte ni por un momento de ti. Oh Cristo, dame el deseo, la palabra y la
obra de valorar tu alabanza, testificar de tu amor y avanzar tu reino. Líbrame de gozarme
en mis hechos, sino que los triunfos de la cruz sean mi mayor deleite y regocijo. Amén.
Tu sangre es la sangre del Dios encarnado, su valor infinito, va más allá de todo
pensamiento. Infinito debe ser el mal y la culpa que demanda tal precio: Sangre de Dios
por criaturas viles, débiles e infieles.
¿Más pecados que yo?, porque el sol me da luz, el aire respiración, la tierra me
sostiene, sus frutos me nutren, y las criaturas contribuyen a mis fines.
¡Oh Señor, nuevas son tus misericordias cada mañana para yo ser tan infiel y
desobediente!. Ellas han recibido los azotes y la muerte que merezco.
Oh Dios, toda buena dádiva y todo don perfecto viene de ti, el Padre de las luces y en
ti no hay sombra ni mudanza de variación.
Tú eres el Dador de todo bien. Corrientes sobre corrientes de bondad inundan todos
mis pasos.
Tu voluntad está en todas tus provisiones para hacerme crecer en Gracia, y para
prepararme hacia tu eterna reunión. Me acerco a ti, porque tú te acercas a mí. Yo te
pido, confiando en que tú das. Yo te confío mi ser porque tú me has redimido. Yo te
bendigo, te adoro a ti eterno Dios, por los consuelos de estos pensamientos y el gozo de
estas esperanzas. Amén.
Oh Dios Eterno
Tú sobrepasas grandezas, inefable bondad, super abundante gracia.
Tan pronto como pueda contar las arenas de los océanos, podré memorizar tus
favores hacia mí; conozco tan solo una parte, pero excede toda alabanza.
Oh Señor, cuánto lamento mi pecado e ingratitud y vileza hacia ti, los días añaden
culpa, mi lengua te ofende y hace tropezar a otros.
Todo en los cielos y en la tierra me condena, el Sol ve mis malas obras, la naturaleza
conoce mi impiedad, mis semejantes no ignoran mi pecaminosidad. Mi conciencia me
acusa, el acusador justamente, he hecho lo malo y lo sigo haciendo, soy incapaz de
levantarme.
Sólo tú puedes perdonar, por eso ruego de tu misericordia: se propicio a mí, pecador,
lávame con la sangre de tu Cordero
Escóndeme en sus heridas, amárrame a su Cruz, presérvame por tu eterno poder para
salvación. Amén.
Te bendigo por los medios para dar gracias que tú has instituido. Te bendigo por tus
ordenanzas y sacramentos que has dado para la edificación de la iglesia de tu amado
Hijo Jesucristo.
Tú has preparado fiesta para mí y aunque soy indigno de sentarme en ella como uno
de tus invitados, yo me apoyo totalmente en los méritos de Cristo y me escondo detrás
de su justicia.
Pero si mi corazón no está armonizado contigo, pierdo el bien que tú has enviado.
Dame, pues, te ruego, un corazón humilde, tierno y con fe en ti. Amén.
SEÑOR DIOS TODOPODEROSO
Oh Dios, enséñame cada día más estas eternas verdades de tal modo que mi corazón
y mi conducta hallen gracia delante de ti para poder vivir siempre cerca de la cruz.
Continúa enseñándome en tu escuela de fe y santidad.
A ti oh Soberano Señor que eliges tus santos; Bendito el hombre a quien tú eliges y
acercas a ti, contigo hay misericordia, redención, seguridad y perdón. Tú nos has
levantado presiones o sacado del pecado y has pronunciado nuestra descarga no sólo en
el tribunal del cielo sino en la corte de nuestras conciencias; nos has justificado por fe,
nos has dado paz contigo. Haznos disfrutar esa gloriosa libertad como hijos tuyos,
sálvanos de la falsa esperanza de los hipócritas.
Que no supongamos estar en Cristo como nuevas criaturas, a menos que haya nacido
del Espíritu y piense en las cosas del Espíritu.
Puedo yo estar siempre con aquellos que te oyen y te obedecen, quienes caminan
contigo en gozo, quienes toman tu palabra y encuentran vida.
Ayúdame a ser el mismo delante de ti y de los hombres, a ser piadoso antes que
profesar religión, a dejar el mundo y ser de tu iglesia, a estar preparado para soportar el
mal y hacer el bien
El hombre de Dios reconoce que Dios le ha hecho muchos bienes y por eso continúa
rogando de su bondad. Jehová que le ha mostrado misericordia, confía él, seguirá
enseñándole misericordia.
Este hombre le dirá al Salvador: "Bien has hecho con tu siervo", y luego "Enséñame
buen sentido y sabiduría, porque tus mandamientos he creído".
El hombre cristiano renueva esta petición, tan a menudo como dé una mirada a sus
errores y tenga una noción de su propia ignorancia que lo haga apto para aprender, y he
aquí la diferencia entre la fe y una conciencia que acusa; la conciencia que acusa tiene
miedo de pedir más porque ha abusado de las misericordias anteriores; pero la fe, que
está segura que todos los beneficios de Dios son muestra de su amor, se atreve a pedir
mucho más, y sin temor tiene a Dios como "la fuente de vida eterna". Amén.
OH DIOS ALTISIMO
Soy un pecador y mis iniquidades son grandes y numerosas, pero tú eres adecuado
para ayudarme, porque tú eres rico en misericordia; la sangre de tu Hijo puede
limpiarme de todo pecado, tu Santo Espíritu puede sujetar hasta la mayor codicia.
Que yo nunca esté satisfecho con mi progreso espiritual, sino que pueda añadir a la
fe virtud, conocimiento, dominio propio, afecto fraternal, amor, piedad.
EL SALVADOR
Tú me has dado un Salvador. Te ruego que produzcas fe en mí para vivir por Él,
hazlo dueño de todos mis deseos, todas mis esperanzas, toda mi gloria.
Que nunca yo pueda avergonzarme de El ni de sus palabras, sino que con gozo lleve
sus reproches. Nunca ofenderle por mi imprudente conducta, nunca gloriarme en mis
faltas ni en mis pecados, nunca hacer la mayoría como mi modelo, nunca dilatarme
cuando tu Palabra me manda avanzar.
Quiera tu amado Hijo aliviarme de este siglo malo. Y que no halle deleite en las
sonrisas de este mundo, ni sus temores frenar mi deber a Ti. Ni sus vicios atraerme, ni
sus errores engañarme.
Que yo pueda sentirme un ser extraño y peregrino en esta tierra declarando que
busco una patria celestial, que mi herencia en ti sea cada vez más clara, mi reunión
contigo más perfecta y mi gusto por lo espiritual sea más abundante.
Tú las has hablado, y ellas serán hechas, las mandaste y así se harán.
Ayúdame a dejar todos mis asuntos en tus manos, porque sólo tú tienes el poder
contra el mal y me llevarás al bien hasta que tu propósito sea hecho.
Dame la confianza en Cristo, que yo debo temer a quién es digno de ser alabado, y
quién es bendito por los siglos de los siglos. Amén
MISERICORDIOSO SEÑOR
Tú eres bueno por encima de todo pensamiento. Pero yo soy vil, miserable, infiel,
ciego; mis labios están listos para confesarte, pero mi corazón es lento para sentirlo y
mis caminos aun más lento para seguirlo.
Déjame ver mi deformidad por el pecado que yo pueda aborrecerlo, odiarlo, huir de
el.
Mis facultades han sido miembros de rebeldía contra ti; como rebelde he madurado
mis fuerzas, he servido al enemigo de tu reino.
Señor yo he visto la felicidad y paz que hay en la pureza de tu ley, con todo
diariamente violo tus mandamientos y soy rebelde a tus preceptos, si en el infierno
hubiera algún descanso, nunca me acercaría a ti; te suplico, pues, que me sanes de esa
maldita enfermedad; santifícame, Oh Dios de toda misericordia
Que tu Santo Espíritu me ilumine, marque la senda donde debo andar y anime mi
corazón, fortalezca mi voluntad y mueva mis pasos.
Bendito seas tú, Oh Padre, por establecer este camino. Bendito seas tú, Oh Cordero
de Dios, por abrirlo; alabanzas sean a ti, Oh Espíritu Santo, por aplicarlo a mi alma.
Oh Dios, deja que sea oído, conocido, profesado y sentido. Enséñame a asegurar
esta poderosa bendición. Enséñame a luchar contra el mundo, la carne y Satanás y
someter mis codicias a tus mandamientos.
Haz que yo no encuentre nada en mí mismo de tal modo que yo encuentre en Cristo
sabiduría, justificación, santificación y redención. Amén.
OH DIOS DE ISRAEL
Soy débil, ignorante, inútil, desatento a ti. Ayúdame para no desatender la voz de tu
Santo Espíritu, concédeme aborrecer mi propia naturaleza y amar tu consejo.
Oh Señor, ayuda mi alma para que vaya con toda diligencia tras la santidad, que yo
pueda desarrollar una constante devoción a ti en todo momento y en todo lugar, que
pueda crecer en gracia cada día.
Dale a mi alma hambre y sed por ti; enséñame a velar sobre mis pensamientos,
palabras y obras. Que las lecciones de la escuela de Cristo sean por mí aprendidas para
gloria de tu bendito nombre.
OH PADRE CELESTIAL
Dame diligencia para aceptar mis angustias, mis dolores, tristezas y tentaciones.
Que vea el pecado como mi grande mal la causa de mis miserias, para cuando tú me
liberes de ellos se levante una gratitud pura de mí hacia ti.
Cuando vengan los males, enséñame a ver lo que en realidad soy, un muerto en vida,
merecedor del infierno y que sólo en Cristo soy reconciliado, que no hay poder para
vencer, sino sólo en Cristo.
Enséñame la lección que encierra esta tu palabra: Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.
Líbrame de que algo me posea, sino que sólo y únicamente tú seas mi dueño y
poseedor. Amén.
Oh Señor Dios de Israel, cuán dulce es estar poseído por un espíritu de dominio
propio y sobriedad, velando en mí mismo.
Cuando mi alma no tiene miedo de nada excepto el ofender tu bendito nombre.
Amén.
Prepárame a soportar las aflicciones tanto como hacer el bien Oh Dios, hazme digno
de tu llamado, que el nombre de Cristo pueda ser glorificado en mí y yo en Él. Amén.
REGENERACION
Oh Dios Altísimo:
Ocupa el trono de mi corazón, toma posesión de él y gobiérname, saca de mí todo
deseo de rebeldía, no dejes que mis pasiones resistan tu guerra santa, manifiesta tu gran
poder y hazme tuyo por siempre.
Tú eres digno de ser alabado, con todo mi aliento, amado con toda facultad de mi
ser, servido con cada acto de mi vida.
Yo estaba muerto y putrefacto en mis pecados no tenía ojos para verte, ni oído para
oírte, ni sabor para gustarte, ni entendimiento para conocerte.
Guárdame en santidad, no puedo yo mismo. Hazme luz de la tierra, sal con que
pueda salar; que yo sea como Cristo, bendición para todos. Amén.
MI DIOS
A veces está iluminando, pero la mayor parte del tiempo no se aparta con frecuencia.
Debo escalar al cielo, pero me hundo en el lodo, Señor aviva la llama del creer en
mí.
Pero entre todos los días uno es para tu honra y nuestro reposo. Este día nos
recuerda tu creación, la resurrección de nuestro Salvador y entrar al reposo.
Tu casa es mía, pero soy indigno pecador de estar en ella, inadecuado para el
servicio espiritual, ignorante, débil y en necesidad de tu ayuda.
Que al salir de aquí conserve grata compresión de tu paz que sobrepasa todo
entendimiento, que mi adoración sea dulce, espontánea y viva.
Hay una cosa que merece mis mayores cuidados y que llama mis ardientes deseos.
Que es, que yo pueda responder el gran fin para el cual fui hecho, para glorificarte a
ti que me formaste y hacer todo el bien que pueda a mi prójimo.
De cierto que la vida no es digna, si esto no puede ser desarrollado para este noble
propósito. Aún, Señor, cuán poco piensa la humanidad sobre esto.
La mayoría de los hombres viven para ellos mismos, dañándose y dañando a los
otros.
Ellos piensan que las cosas temporales y las materiales pueden hacer feliz un alma
inmortal.
Oh, pero cuán falsos son esos sueños; y cuán miserables los que sueñan en ellos,
porque toda la felicidad consiste en amarte y ser santo como tú eres, oh Dios.
Te suplico, pues, que me sanes de ese mal y apartes mis ojos de la vanidad.
Dame de tu gracia para que la salud de mi alma sea cada vez más vigorosa siendo
guiado por una mente celestial, apártame de la necedad del mundo presente y ábreme al
mundo por venir.
Ese día no es de miedo para mí, por tu muerte me has redimido, tu Espíritu me llena,
tu amor me estimula, tu palabra me gobierna.
Tú me has dicho que juzgarás cada pensamiento, palabra y obra de mí en aquel día.
Y que después tú secarás toda lágrima de mis ojos y me harás entrar en paz, reposo y
vida eterna con tus elegidos.
Oh Dios, mantenme en esta fe y dame esperanza y temor por el día del Regreso de
Cristo. Amén.
Sálvame de la falsa esperanza de los hipócritas, nunca piense yo que soy nacido del
Espíritu a menos que yo tenga la mente del Espíritu, nunca encuentre yo satisfacción en
los deberes externos del evangelio, mientras mi corazón no sea recto y sincero contigo.
Que mis afanes y cuidados de esta vida puedan apartarme de mis deberes
espirituales, ni que puedan hacerme despreciar la única cosa que es necesaria.
FE
Mi Dios
Te bendigo porque me has dado ojos de fe para verte como un Padre, para saber que
estoy en pacto contigo, para experimentar tu amor sembrado en mí. Porque la fe es la
gracia de unión contigo por la cual puedo descifrar mi derecho contigo.
Oh Dios, auméntame la fe y fortalece su poder hasta que todos los cielos llenen mi
alma y toda impureza sea echada fuera. Amén.
CONOCIMIENTO DEL YO
Muéstrame cómo saber cuando una cosa es mala cuando yo pienso que es recta y
buena, cómo saber cuando algo es legítimo, pero viene de un mal principio o mal deseo,
tal como deseas reputación o prosperidad por usura. Enséñame a renovar diariamente el
arrepentimiento, hazme distinguir en la práctica el pecado remanente y el reinante.
No me dejes pensar que yo seré más feliz, si vivo para mí mismo, sino que seré feliz
si soy empleado para ti. Y si deseo vivir en este mundo, que sea sólo para hacer y sufrir
lo que tú me mandes.
Enséñame: Que si no vivo una vida que te agrade tampoco puedo vivir una vida que
me agrade a mí.
Ayúdame a no pensar vivir por mi propio poder, sino a buscar siempre tu ayuda y
guía.
Enséñame que no hay verdad mayor que esta: que separado de ti nada puedo hacer.
Oh Dios, déjame ser devoto para ti, que todo mi amor sea para ti, yo y todo lo que
tengo sea para ti.
Hazme más espiritual, más fructífero, déjame experimentar la dulzura de tus gracias
en mis cargas diarias.
Necesito tu ayuda, oh quiera mi alma ser sensible de ti para toda santificación.
EL HOMBRE ES NADA
Oh Señor,
Yo soy un cascarón lleno de polvo, aunque animado con una invisible alma racional
y renovado por el poder de tu bendita gracia.
No soy de gran valor o de valioso precio, sino uno que no tiene nada y es nada
aunque escogido por ti desde la eternidad.
Padre te doy gracias por haberme persuadido del mal y de la miseria de mi estado
pecaminoso, de la vanidad de las criaturas y sobre todo de la suficiencia de Cristo.
Señor es mí gran propósito llevar mi corazón a ti, pero soy idólatra de mí mismo y
de mi carne, convencerme que no puedo ser mi propio dios, ni darme felicidad a mí
mismo.
Muéstrame que nada creado puede sanar una conciencia herida, o ser el soporte de
mí ser el consejo de mi alma.
Señor
Te doy gracias por aquellas ocasiones que por tu gracia he hecho algo para agradarte
y experimentar el fin con el que me creaste.
¡Ay Señor, que soy pecador!, romper tu ley, ofender tu Santo Espíritu quién es
infinito en bondad y gracia.
Oh si Él me castigara por mis pecados nada heriría mi corazón tanto como ofenderle.
¿Qué debo hacer para glorificarte y honrarte delante de todos los seres? Oh que
pueda yo mismo darme conscientemente a ti y a tu servicio, sin impedimento y para
siempre. Que pueda ser moldeado enteramente a tu voluntad y amor.
Pero he aquí que no puedo vivir sin pecar, son débil y lleno de corrupciones contra
ti.
Señor te ruego que por los méritos de Cristo pueda yo tener un lugar entre aquellos
ángeles que te adoran sin cesar por toda la eternidad y ser consagrado a ti.
Dame, pues, un corazón santo, una mente celestial y pueda yo sujetar todo mi ser
para adorarte y ser dedicado a tu servicio según las leyes de tu evangelio. Amén
Quita mis debilidades de deseos malos y aborrecibles codicias, disipa las tinieblas de
incredulidad.
Ilumina mi alma con la luz de tu verdad pura. Hazme fragante como el jardín del
Paraíso, en ti que me das piadosos frutos, hermoséame con tu gracia celestial, radiante
con rayos de tu luz espiritual.
Toma tú las cosas de Cristo y hazla saber a mi alma, llévame a la cruz y hazme ver mis
pecados como los clavos que lo traspasaron.
Las cuerdas que lo ataron, las espinas que lo hirieron, la espada que traspasó su costado.
Ante tu cruz me arrodillo y veo la maldad que te causó ser hecho maldición, el mal que
excita la ira de Dios.
Oh Señor nuevas son tus misericordias cada mañana para ser tan infiel y desobedecerte.
Ella han recibido los azotes y la muerte que merezco.
Hazme caminar en humildad, con conciencia tierna y un corazón que ame obedecerte.
Hazme experimentar ser un heredero de la salvación. Amén.
Que nunca yo pueda caer del conocimiento de la verdad, nunca descanse en la letra de
las doctrinas, aunque estas sean espirituales, sino en las letras y espíritu de tu bendita
palabra.
Que nunca mi apoyo sean mis convicciones y determinaciones, sino que sea fuerte en ti
y en tu poder.
Que nunca pueda encontrar tu gloria insuficiente en, mis deberes, pruebas y conflictos.
Nunca quede corto de buscar aquel que es lleno de gracia y verdad, el amigo que ama en
todo tiempo, quien sana todas mis dolencias y cura todas mis enfermedades.
Nunca limite mi devoción a momentos especiales, sino que yo tema todo el día.
Nunca mi devoción a ti sea sólo el domingo en tu casa, sino cada día en cada momento,
dentro y fuera del hogar.
Nunca haga la piedad un vestido ocasional, sino en hábito, y no solo en hábito, sino una
naturaleza; no sólo una naturaleza sino una vida.
Hazme el bien en todos tus tratos por todos los medios de gracia; en la adoración,
oraciones, lectura, alabanzas y predicción, y que al final yo entre a las moradas eternas,
donde no hay templo, sino la gloria tuya y la del sendero. Amén.
OH DIOS
Quiera tu espíritu hablarme que yo pueda hablar a ti. Yo no tengo mérito alguno, que los
méritos de Cristo sean por mí.
No soy una hoja seca llevada por el viento, solo sirvo para ser quemado.
Pero también me has dado al señor Jesucristo por fe, y ahora mi corazón se ha vuelto a
la santidad y mi vida busca cómo obedecerte.
Ayúdame en todos mis hechos que yo pueda luchar contra el pecado y quiebre mi
orgullo.
Líbrame del amor al mundo y de la vana gloria de esta vida, de todo lo que sea natural al
hombre pecador y que la naturaleza de Cristo sea vista de día en días en todo mi ser,
pensar, hablar y actuar.
Dame de tu gracia para cargar tu voluntad sin quejarme y levantarme a servir a Cristo
por siempre. Amén
DENUEDO
Ante ti se postran los ángeles y los arcángeles, cubren sus rostros, te alaben y te sirvan
con santo temor y reverencia, porque tú eres Santo.
Yo pueda conocer de tu gracia en mí y no sea indiferente por ser rico o pobre; exitoso o
desalentado, admirado o despreciado.
Pero cuando me lamente por el pecado, y tenga hambre y sed de justicia, amando con
sinceridad al señor Jesús y gloriándome en su cruz.
Hazme un hombre de convicción y firme resolución de poner por obra tu palabra, que yo
confiese a Cristo delante de los hombres. que sea celoso de su gloria, firme en soportar
los reproches de la fe, celoso de su conocimiento, lleno de su sabiduría, cuidadoso al
conducirme en todo y humilde para preguntarte a ti todas las cosas antes de hacerla o no.
Oh Dios, mantén, mi mente en paz, sabiendo que nada puede sucederme sin tu permiso y
tu buen control. Amén.
GRACIA ACTIVA
La gracia que restaura es necesaria para preservar, guiar, proteger y suplir, ayúdame,
pues.
La vida de tus santos estimula mis esperanzas, porque ellos fueron pobres y ahora
ricos; esclavos y ahora libres; incompletos y ahora hechos perfectos.
Quieran mis deseos ser ensanchados y mi esperanza alargada, que yo pueda honrarte con
una total dependencia y la grandeza de mi expectativa por ti.
Te ruego que esté conmigo y me prepare para todas las sonrisas de la prosperidad, las
fuentes de la adversidad, las pérdidas de las cosas, la muerte de los familiares y amigos,
los días de oscuridad, los cambios de la vida y el gran cambio final.
Tengo el propósito de sujetar mis pasiones pecaminosas y vengo a ti por poder para eso.
Mi pecado es que mi corazón se agrada o se atribula tanto con las cosas que me agradan
o me inquieta sin tener consideración de Cristo. Mis intereses carnales los pongo por
encima de mi deber de procurar una conciencia sin ofensas delante de ti y de los
hombres.
Oh Dios, no dejes que yo olvide que tengo un eterno deber de amar, honrar y obedecer
solo a ti, dame fe para creer que solo tú mereces y eres digno de toda adoración, pues mi
mente te lo dice y lo sabe muy bien, pero mi corazón no, estoy frío, endurecido.
Ayúdame.
Yo estoy lento para aprender, pronto para olvidar, débil para agarrar.
Yo estoy a los pies del monte cuando debería estar en la cima, yo estoy afligido por mi
corazón sin gracia, por mis días sin oración, por mi pobreza en amar, por mi lentitud en
mi carrera al cielo, por mi conciencia manchada, por mis horas desperdiciadas.
Estoy ciego mientras la luz brilla alrededor de mí, te ruego que quites las escamas de
mis ojos que sacudas el polvo del mal corazón de la incredulidad.
Haz que mi mayor gozo sea el estudiar tu ser, hazme sabio para el bien, lento para el
mal, mi gozo sea meditarme en ti.
Contémplarte a ti, sentarme como María a tus pies, recostarme como Juan a tu pecho,
apelar a tu amor como Pedro, contar como Pablo todas las cosas como basura,
multiplicar tu gracia en mí, que yo sea más decisivo en mi carácter, más vigoroso en mis
propósitos, más elevado en mi vida, más fervoroso en mis devociones, más constante en
mi celo.
Y yo tengo una posición en el mundo, haz que el mundo no sea mi posición. Que yo
nunca busque en las criaturas lo que solo puede ser encontrado en el creador.
Que mi fe no se canse de buscarte hasta que en mis ojos yo pueda verte en la gloria.
Amén.
El que era, el que eres y el que ha de venir. Tú eres quién está sentado en el trono y Tú
vives por los siglos de los siglos.
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque Tú creaste todas las
cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas.
Oh Dios, por lo que Tú eres, me acercó con humildad ante ti, por tu gloria y majestad,
pero confiado que mediante la fe y por tu gracia mi alma ha sido unida a Cristo.
Tú no has acortado tu brazo para no salvar, ni tu oído se ha agravado para no oír, pero
mis pecados han hecho separación contigo, te ruego, pues, que conforme a la multitud
de tus compaciones perdones y borre mis pecados.
Tú has dicho que has sepultado los pecados de tu pueblo en lo profundo del mar; te oro
para que me dejes experimentar mis pecados irse ahogando y debilitando en mí cada vez
más, déjame conocer el poder de tu bendita gracia haciendo morir mis iniquidades, y
solo así viviré.
Enséñame a ser puro y tierno en la crianza de ellos, de tal modo que pueda presentarlo
delante de tu gracia como trofeos obtenidos por la cruz de Cristo llevando mis niños a
él, y su reino expandido. Amén.
Reconozco y confieso que todas las cosas vienen de ti, la vida, el aliento, la felicidad, el
progreso, la vista, el tacto, el oír, la bondad, la verdad y la hermosura.
Todo lo que hace agradable la existencia de ti. Dame gracia para saber más de mi
necesidad que yo pueda confesarlas voluntariamente revélame mi debilidad que yo
pueda conocer que mi poder está en ti, mis pecados son negros y profundos y se
levantan de un corazón de piedra, orgulloso, egoísta.
Necesito fe: tú quién me has permitido mantenerla, fortalecerla, aumentarla. Enfoca esa
fe sobre la obra de Cristo, la majestad de tu ser, y la operación del Espíritu Santo. Toma,
oh Dios, mi corazón llénalo de amor gratitud, esperanza y gozo.
Haz que mi alma se deleite en tus promesas, y que al guardar tus mandamientos para
alcanzar lo prometido, tú me hagas entendido y aborrezca yo todo camino de falsedad.
Mi amado bien está en amarte, déjame crecer en amor y piedad,yo quiero alabarte por
toda la eternidad. Amén.
JEHOVA DIOS
Cuando traigo mis culpas del pasado estoy consciente de mi indignidad, yo tiemblo para
venir a ti, pues soy gusano, huesos y polvo, y no hombre.
IMITANDO A CRISTO
Te doy gracias por este nuevo día, por la brillantez del sol, pero sin tu luz ninguna luz
será de provecho.
Dame la lámpara salvífica del Espíritu que yo pueda verte a ti el Dios de mi salvación, el
deleite de mi alma regocijarme en tu amor.
Puedan mis palabras y mis obras guiar a otros a la altura del camino de la fe y el amor.
Causa en mi ser un espejo de tu gracia para mostrar a otros y en especial a mis hijos, el
gozo de servirte, oh Dios afina y entona mis labios para que proclamen tus alabanzas.
Cúbreme con tu luz y el brillo de Cristo esté alrededor de mí y la lámpara de la ternura
sea mi senda.
Enséñame el buen arte de hacer buen uso de las cosas materiales como un trampolín
para alcanzar las eternas. Ayúdame a ser paciente y comprensivo con el ignorante.
Enséñame a caminar como Jesús anduvo en este mundo, haciendo el bien a todos y
deleitándome en hacer tu voluntad. Dame, te ruego, un lugar entre los pobres de espíritu,
a preferir la amistad de los humildes y mansos de corazón, a estimar a los demás como
superiores a mí mismo y encontrar en la humildad el idioma con que se puede hablar en
los dos mundos. Amén.
OH NUESTRO DIOS
Tú el más justo, el más grande, el más hermoso, el primero de todos los seres y el único
digno plenamente de ser adorado.
Cuando pienso en aquello que tú nos has dicho, que no sólo eres el Dios de tu pueblo,
sino Dios exclusivo para tu pueblo, se regocija y salta de alegría mi alma por ti. ¡Bendita
sea tu misericordia por siempre!
Cuando pienso que Tú llamas las cosas que no son como si fuesen, porque Abraham ya
viejo, sin hijos, y Sara estéril en su matriz, le había cesado su costumbre, aún así, le
llamaste padre de muchas gentes, y hoy día millones son los hijos de Abraham mediante
le fe en Cristo; de cierto que no hay Dios como Tú, perdonador, comprensivo, glorioso
en santidad y sabiduría: mi alma te bendice para siempre.
Oh Dios, gracias por el cuerpo que Tú me has dado, por preservar su poder, su vida, la
facultad de disfrutar; gracias por darme ojos, oídos, manos, por el diario sustento, la
ropa, el techo, gracias por hacerme un ser sociable, por darme hermanos, familiares,
amigos; por la habilidad para ayudar a otros, por hacerme conocer que puedo interceder
por otros en oración, y sobre todo por enseñarme a orar por el avance de tu reino sobre
toda la tierra.
Concédeme que yo no salga en blanco de esta vida, que no sea causa de que se hable
mal del camino de la verdad, ni que mi libertad sea ocasión para la carne.
Que pueda yo, por el amor, servir a los otros y agradar a mi prójimo en lo que es
bueno para edificación.
Que yo pueda seguir el camino de Cristo con mi carácter como con mi lengua; con
mi vida como con mis labios.
Que yo pueda decir a todos que te encontré y que voy hacia el lugar que el Señor me
dio e invitarlos a venir para bien de ellos.
Que yo pueda estar preparado para lo inesperado de este mundo tan cambiante y que
mis pasos sean pasos seguros saliendo de aquí hacia ti.
Que yo pueda ser en carácter y en conducta como el rocío de los cielos, como la sal
de la tierra, como la luz del mundo, como la plenitud de la fuente.
Que nunca pueda ser avergonzado de Jesús o sus palabras; que no sea apartado del
deber por miedo, ni desalentado al deber por la debilidad.
Que yo pueda ver todo por la ley divina, que mi juicio sea informado y mi corazón
santificado.