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Olor Fragante

de un
Alma Piadosa
•Recopilación de Oraciones •

CANTAD CON GOZO

No debería haber monotonía o sopor en nuestro canto, ni desánimo que nos


haga cojear. Cantad bien alto, deudores de la gracia soberana. Vuestros corazones
están profundamente agradecidos; que vuestras voces expresen ese agradecimiento.

"Aclamad con júbilo al Dios de Jacob". Es de lamentar que las consideraciones sociales impidan
a los miembros que canten los himnos a todo pulmón. Por nuestra parte nos deleitamos en las
explosiones de alabanza, y preferimos voces no entrenadas en las reglas artísticas, que canten de todo
corazón con toda la congregación al unísono. El decoro que apenas permite emitir un murmullo o deja
el canto al coro, simplemente es una burla del culto de adoración.

Los dioses de Grecia y de Roma podían ser adorados con cánticos refinados y
clásicos; pero Jehová ha de ser adorado sólo con el corazón, y la música mejor para
su servicio es la que deja libre juego al corazón. Amén.

C.H. Spurgeon

ETERNO CREADOR Y PADRE NUESTRO

No hay consuelo en nada aparte de ti y estar envuelto en tu servicio. Tú eres todo en


todo, nada es bueno, sino solo Tú y estoy cerca de lo bueno en tiempo de paz. Mi único
sostén en días de adversidad, mi única suficiencia cuando la vida termine.

Mantiene tus manos extendidas y tu oído abierto para salvar, pero mis pecados han
hecho separación contigo. Me he destruido a mí mismo, mi naturaleza está degradada,
soy un vil, miserable y débil, pero mi esperanza está en ti.

Si acaso soy salvo, no es sólo por misericordia, sino por abundante misericordia. Tal
como tú me has revelado, prometido y ejemplificado con abundantes pensamientos de
paz. Te bendigo por el pacto eterno y por habernos dado un Mediador

Te alabo Padre, porque así te agradó que tu justicia sea satisfecha, tu verdad establecida,
tu ley exaltada y la Roca eterna han sido puestas como mi esperanza.

Oh Señor concédeme que tú gobiernes en todos y cada uno de los aspectos de mi vida y
que yo pueda finalizar todo en paz. Amén.

¡OH MI SEÑOR!

Yo dependo de ti; lo veo, creo cuando es hecha tu voluntad y no la mía.

Yo no puedo argumentar de nada que valga en mí mismo, solo tu gracia, tu providencia,


tus promesas y tu buen placer tienen poder que me puedan dar valor.

Si tu misericordia me hace un hombre vil y miserable, bendito seas; porque sé que las
oraciones que salgan de mis necesidades serán preparaciones para futuras misericordias.

Ayúdame, oh Dios, para honrarte por el creer, antes que por el sentir, porque grande será
mi pecado si yo hago mis sentimientos la causa de fe, muéstrame qué pecados me
esconden de ti y me apartan de tu amor.

Ayúdame a humillarme a mí mismo por mis pecados pasados y a ser decidido a ser más
cuidadoso con mis deberes; porque si no camino en santidad delante de ti, ¿cómo podré
estar seguro de mi salvación?.

El manso y humilde de corazón es aquel quien conoce tu voluntad, es perdonado y


sanado, quien por fe depende y descansa sobre tu gracia, quien da evidencias de tu
amor.

Enséñame a orar, a ver que tus misericordias están atadas a la oración de fe, demanda,
pues, sobre mí espíritu de gracia y oración, hazme un hombre que sepa orar conforme a
tu voluntad con temor en el espíritu, con el lenguaje de tu palabra. Así yo esperaré por
tu voluntad, que sea hecha, y por tu gracia seré obediente. Amén.

DESCANSANDO EN DIOS

¡Oh Dios glorioso, a ti Dios altísimo!


El pensar en tu infinita serenidad me tranquiliza porque estamos turbados, agitados,
intranquilos y atribulados;
pero Tú eres para siempre de perfecta paz.

Tus designios no te causan temor de incumplimientos.


Firmes están y con firmeza se cumplirán.

Tu poder no conoce límites ni fronteras, tu bondad no se apaga.


Tú sacas orden del desorden, como sacas vida de la muerte y luz de las tinieblas.

Nuestros triunfos son que Tú reinas.


Nos acercamos a ti como pecadores con cuidado y lamentos para entregar todo asunto a ti.

Cada pecado nuestro llama de la sangre de Cristo.


Revive Tú nuestros corazones a la vida espiritual.
Déjanos vivir cerca del Gran Pastor, oír su voz, conocer su tono y atender su llamado.
Líbranos de la decepción y haznos permanecer en tu verdad.
Enciéndenos y ayúdanos para caminar en el poder del Espíritu.
Danos intensa fe en tus eternas verdades y no nos dejes avergonzar por causa del
evangelio.

Líbranos del pecado para no olvidarnos de ti.


Haznos palpar y sentir tu presencia y seremos vivificados.
¡Oh Dios de toda gracia, haznos permanecer en ti!. Amén.

OH SEÑOR Y SALVADOR NUESTRO

Tú has señalado una cruz para que yo la lleve cada día, antes de Tú darme una, Tú has
dicho que tú has de ser mi porción pero mi egoísmo te aborrece.

Mi razón carnal es irreconciliable contigo, sin la gracia de tu paciencia es imposible que


tome y soporte esa cruz, que camine contigo beneficiado con ella.

Enséñame, Señor y Salvador de la gracia, que con mi cruz me envías promesas para que
yo pueda llevarla pacientemente, que mi cruz es yugo el cual es fácil y tu carga es
ligera. Hazme un hombre humilde de corazón y sumiso a tu voluntad.

Abre mis ojos y ablanda mi corazón, para que vea y entienda que tú usas la cruz para
aumentar mi intimidad contigo. Hazla, pues, te ruego que sea la tierra de mis consuelos,
el vigor de todos mis deberes, la suma de todas tus promesas, la fortaleza de mi amor,
gratitud y la esencia de toda mi piedad.

Permite, que por medio de la cruz tú me des descanso sin descanso, porque el descanso
de mi alma esté sólo en ti. Amén.
MI SEÑOR Y DIOS

Deseo predicar en este día, pero soy débil e incapacitado para esta labor.

Aún así, yo espero que el pueblo sea edificado con la Divina Verdad, que un honesto
testimonio pueda ser llevado para ti;

Dame ayuda en la predicación y en la oración, con un corazón llevado por tu gracia y


unción.

Trae a mi mente los asuntos pertinentes a mi tema con plenitud y claridad de pensamiento,
buena expresión, fluida, con fervor, con claro sentir de lo que predico y tu bendita gracia
para aplicarlo a las conciencias.

Hazme consciente de mis defectos, que al recibir tu bendición el orgullo no haga presa de
mí.

Ayúdame a ofrecer un testimonio de ti mismo, que deje a los pecadores inexcusables de


despreciar tu bondad.

Asiste con poder la predicación de la verdad y llama la atención de los distraídos y


dormidos.

Pueda tu pueblo ser refrescado, ablandado, convencido, consolado; y ayúdame a usar los
mejores argumentos sacados de la obra de Cristo y ellos sean hechos santos.

Capacítame, Oh Dios, para hacer algo por ti y para ti.

Lávame en inocencia en la sangre de Cristo, con tal que yo sea un canal puro y sin
contaminación; que Tu palabra llegue con toda pureza, santidad y sabiduría a los
corazones de tu pueblo. Amén.

VICTORIA

Oh Divino Redentor
Grande fue Tu bondad en tomar mi redención, en consentir ser pecado por mí, en
conquistar todos mis enemigos.

Grande fue tu poder en soportar la ira del Padre al llevar la carga de mis maldades.

Grande fue tu amor en manifestarte viniendo a morir por mí y ser herido por mi bien.

Grande fue tu misericordia en ascender a los cielos, al ser coronado y entronado allí para
interceder por mí, para socorrerme desde allí en las tentaciones, para abrir el libro de la
vida y recibirme allí en gloria.

Grande fue tu sabiduría en diseñar este medio de salvación, se consuela mi alma en las
promesas de resurrección que me has dado.

Grande fue tu gracia en regenerarme y traerme de tu mano al Trono del Padre para
justificarme y adoptarme en tu familia.

En darme tu Santo Espíritu para enseñarme y encaminarme a vivir arrepentido del pecado
y amando tus mandamientos.

Señor, cuando te me ausentas, toda aflicción y dolor se presenta. Pero cuando tú estás
presente toda bendición y consuelo es mía.

No te alejes de mí. Amén.

HUMILLACIÓN
Soberano Señor:
Cuando las nubes de oscuridad, ateísmo e incredulidad vienen a mí, yo veo tu propósito
de amor en apartar tu Espíritu de mí para que yo pueda valorarlo más; en castigarme para
que no confíe en mis propios éxitos; que mis heridas de secreta impiedad puedan ser
curadas.

Ayúdame a humillarme delante de ti, hazme ver la vanidad del honor como un concepto
de la mente humana, como un obstáculo entre tú y yo.

Que sólo tu voluntad debe ser hecha tanto en negar como en dar el gozo espiritual.

Por ver mi corazón que es nada sino mal. Mi mente, boca y vida huyendo de ti.

Por ver que tú permites el poder del Diablo sobre mí para que yo pueda ver mi pecado y
que sólo en ti está el poder de librarme.

Poséeme, que yo pueda ver que sólo tú eres bueno.

Hazme ver que el pecado no es juego, sino que es altamente ofensivo contra ti y dañino
para mí.

Después que me lo hagas ver, no me dejes olvidar esa lección.

Cuando el mal se vea venir sobre mí, consuélame haciéndome ver que yo mismo soy un
muerto, condenado, y que en Cristo te agradó reconciliarme contigo, hacerme vivir; que
yo mismo no puedo hacer nada bien sin ti.
Y que sólo en tu bendito Hijo tengo bien, y la esperanza de bien eterno. Amén.

¡OH BUEN PADRE CELESTIAL!

Enséñame a ver que si Cristo ha aplacado tu ira y ha dado satisfacción a la justicia divina
El también puede librarme de mis pecados; que Cristo no me desea simplemente
justificado y que yo continúe con mis antiguos hábitos, auto-confiado en mis propias
fuerzas espirituales, sino que me ha dado la ley del Espíritu para capacitarme.

Dame Señor el poder de tu Espíritu, que si yo peco no debo darte gracias por eso, sino que
debo estar humillado todo el día lamentándome por mi pecado, más que por el mal que
puedan hacer los hombres contra mí.

Porque cuando me des ese sentir yo moriré por el dolor del pecado contra ti. Que yo
muera no por lo que yo sea ofendido, sino cuando yo a ti ofenda con mi pecado.

Enséñame que la evidencia de salvación es la santificación de mi corazón y conducta y no


la autosugestión.

A ver y practicar la diferencia entre creer una verdad en la mente con tenerla en el
corazón.

No me maravillo y me entusiasmo como debiera ante la tierna bondad de tu amor,


enséñame pues a deleitarme en tu misericordia.

Hazme experimentar tu amor, tu cariño y ternura para conmigo. Hazme bendecirte por tu
tierno amor para mí en Jesucristo. Amén.

AMOR CRISTIANO

Oh Señor Dios
Es tu voluntad que yo deba amarte con el corazón, alma, mente y fuerza; y a mi prójimo
como a mí mismo.

Pero no soy suficiente para estas cosas,


Por naturaleza no hay puro amor en mi alma.

Cada sentimiento mío es alejarme de ti;


Estoy atado, soy un esclavo de mis deseos.
No puedo amarte, hermoso como tú eres, hasta que tú me libertes.
Por tu gracia soy tuyo y debiera servirte
porque creo que tú eres mi Dios en Cristo,
y que a través de El Tú me has redimido y has perdonado mis pecados.

Con esta libertad yo debiera obedecerte siempre y andar en libertad, pero no puedo por
mis propias fuerzas.

Quiera tu Espíritu acercarme a ti y tus caminos.


Tú eres el fin de todos los medios, y si esos medios no me llevan a ti, estoy vacío y seco.

Oh Señor ordena mis pasos por tu Palabra y haz que tus mandamientos sean el gozo de mi
corazón y que disfrute la comunión contigo.

Que yo pueda crecer en amor y manifestarlo a la humanidad, que sean mi conducta y mi


prudencia que hablen que soy tuyo, sin necesidad de decirlo.

Hazme como Cristo, dame su carácter tierno, bondadoso y paciente.


Hazme humilde y manso, listo para honrarte. Amén.

¡OH SEÑOR NUESTRO!

En oración yo navego en el mundo eterno y a lo ancho del océano mi alma triunfa sobre
todos los males de las costas de la mortalidad.

El tiempo con sus encantos desaparecen como si el grano de eternidad que Tú has puesto
en nosotros se aumentara.

En oración me veo a mí mismo como nada, mi corazón va tras de Ti con intensidad y la


sed de vivir para Ti se crece.

En oración las cosas del mundo desaparecen y nada parece importante, sino la santidad
de corazón y la salvación de otros.

En oración mi alma suda copiosas gotas de alegría por lo que Tú estás haciendo por tu
iglesia, cómo Tú te glorificas trayendo los pecadores al arrepentimiento.
En oración puedo poner todos mis cuidados y asuntos en tu mano no teniendo interés sino
por tu voluntad.

En oración puedo interceder por mis hermanos, por los ministros, por los pecadores, la
iglesia, tu reino, con gran libertad y ardiente esperanza, como hijo a su padre y un amante
al ser amado.

En oración vivo consciente de que todo está desnudo delante de tus ojos para temerte.

Oh Dios de los cielos, Padre y Señor de nuestro Señor Jesús,


Ayúdame a estar orando sin cesar. Amén.

MI AMADO SEÑOR

Yo sólo puedo decirte y pedirte lo que Tú ya sabes


No suspiro por nada sino por ti,
No anhelo nada sino la santidad,
No aspiro nada sino ser unido con tu voluntad.

¡Oh Dios!, Tú me has dado estos deseos, y sólo Tú puedes darme la cosa deseada.

Mi alma clama por tener comunión contigo, por mortificar el pecado que hay en mí y
sobre todo el orgullo espiritual.

Oh Señor ¡cuán precioso es tener un tierno sentido y claro entendimiento de los misterios
de la piedad y santidad!

Qué bendición es ser como tú, tanto como a una criatura le sea posible ser como el
Creador.

Señor, dame más de tu semejanza.


Ensancha mi alma para contener la plenitud de la santidad.

Comprométeme a vivir más para ti.


Enséñame hacer todos mis deberes y apartarme aun del pecado más pequeño.

Bendito Salvador:
Levántame para estar cerca de ti, abre mis ojos para ver las maravillas de la santidad, fija
mi agitado corazón en ti mismo.

Envuelve mi vida en amor divino y mantenme deseándote siempre, humilde y resignado a


tu voluntad, que yo sea más capaz de sufrir y hacer para ti. Amén.

¡OH SEÑOR DIOS!

Enséñame que la gracia precede, acompaña y sigue a la salvación, que ella sostiene mi
redimida alma y que ningún eslabón de ella puede romperse.
Oh Señor, que las olas de gracia del Calvario me cubran,
que
traten con mi pecado,
me laven y limpien,
renueven mi corazón,
fortalezcan mi voluntad,
aviven mis afecciones,
enciendan una llama en mi alma,
gobiernen mi hombre interior.

Que tu bendita gracia consagre cada pensamiento, cada palabra y cada obra. Que me
enseñe el inmensurable amor de Cristo.
¡Cuán grandes son mis privilegios en Cristo!
Sin él estoy sin ti, oh Dios, y sin esperanza,
En él me acerco a ti y toco tu cetro de Rey.
Sin él no puedo levantar mis ojos culpables,
En él te busco como Dios Padre y amigo.
Sin él escondo mis labios en vergüenza,
En él abro mi boca en bendición ruegos y peticiones.
Sin él todo es ira y fuego consumidor,
En él todo es amor y reposo a mi alma.
Sin él todo el cielo está cerrado y pesado,
En él tengo las puertas abiertas por su preciosa sangre.
Sin él todo es tinieblas e ignorancia en mi frente,
En él todo es bendición, gloria y vida eterna.
Sin él estoy reducido, engañado y esclavizado en pecado,
En él tengo libertad en una santa nación sin fronteras.
Sin él tengo terror, miedo y angustia,
En él recibo tu amor, seguridad y eterno consuelo.
En él me acerco a tu trono de clemencia.
Con bendiciones, acciones de gracias y alabanzas a tu grande nombre.
En Cristo te alabo por el inefable don del Señor Jesús. Amén.

SANTO DIOS

He pecado innumerables veces,


culpable soy de orgullo e incredulidad.

He fallado por no encontrar tu voluntad en tu palabra,


de despreciar el buscarte en mi vida diaria.

Mis transgresiones hacen larga lista de acusaciones.


Pero te bendigo porque todas mis faltas las
has echado sobre Jesucristo, lo
has hecho culpable por mí.

Te ruego que me des de tu gracia para sujetar el


malvado corazón y vivir por encima de mis
perversiones naturales.

Líbrame de las pasiones y deseos de la carne y


de la mente; gobiérname tú,
líbrame de gobernarme a mí mismo.

Te doy gracias porque muchas de mis oraciones


han sido rehusadas por ti, pues han sido para
gastarlas en mis codicias no para glorificar tu
Santo nombre.

Saca de mí todo falso deseo, toda carnal aspiración,


todo lo que sea contrario a tus reglas.

Te doy gracias por todos los castigos y disciplinas


Conque me has tratado, poniéndome en el
horno de fuego para purificarme.

Líbrame de todo pecado, ablanda mi corazón.


Te bendeciré por ayudarme a ser recto. Amén.

SANTO TRINO DIOS

Toda alabanza es para ti por elegirme para salvación


por el preconocimento de Dios el Padre,
a través de la santificación del Espíritu
en la obediencia y derramamiento
de la Sangre de Cristo.

Te adoro por tu condescendiente amor.


Por el alto privilegio de los creyentes.

Dios morando en ellos y ellos permaneciendo en Dios.


Yo lo creo, ayúdame a experimentarlo.

Continúa enseñándome la justicia de Cristo y su


toda suficiencia para guardarme.

Ayúdame a usar la fe como apoyo de mi paz,


de tu favor y aceptación, acércame a la cruz.

Líbrame de apoyar mi salvación en mis sentimientos,


sino en creer tu verdad de que Cristo murió por mí

Ayúdame a ver cada día más tu infinito amor e


iniciativa en salvarme.

No me dejes apoyar en mis propias ideas.

Enséñame a tener un apropiado sentido de los


hombres y las criaturas y persuádeme fuertemente
a que tu favor y gracia en elegirme
es infinitamente mayor. Amén.
BONDADOSO SEÑOR Y DIOS NUESTRO

Santificado sea tu sublime y excelso nombre.


Te alabo continuamente para que me permitas
acercarme a tu trono de gracia y derramar mis
ruegos y deseos delante de ti.
No soy digno de tus bendiciones y misericordias,
Estoy muy lejos de mi original perfección y justicia,
Mi naturaleza corrupta revela ella misma la desobediencia.
Desde temprano descubro mi descontento,
orgullo, envidia y vergüenza
No te acuerdes de los pecados de mi juventud,
Ni las transgresiones de los últimos años
Ni mis faltas para mejorar mis talentos ni mi tiempo,
Ni mi abuso de los medios de gracia y misericordia,
Mi malgastar todos los días de reposo,
Mi desprecio de tu salvación y consejos,
Mi aprecio por los pecadores.
Mientras confieso mi culpa ayúdame a sentir su
profundidad,
Hazme aborrecerla y desesperar del pecado,
Pero también recuérdame que hay esperanza en ti.
Déjame ver el Cordero que fue inmolado por mis
pecados.
A través de El regreso a ti; te escucho, confío en ti
me deleito en tu ley, te obedezco y te amo.
Libra mi entendimiento del error,
mis afecciones de amar la vanidad,
mi conducta de los pecados, cierra mis labios,
mi carácter de mala apariencia,
Que sea yo inocente e imagen de
tu amado Hijo Jesucristo.
Hazme prudente y celoso de tu Santidad. Amén.
OH DIOS, ESPIRITU SANTO

Enséñame aquello que no conozco,


pero necesito para acercarme a ti,
hazme un humilde discípulo en la escuela de Cristo.

Hazme conocer y experimentar en mí mismo


que soy una criatura débil y pecadora,
que justamente merezco la condenación eterna.

No dejes que yo pierda nunca el sentido de necesidad de un Salvador o que pueda


olvidar que separado de El no soy nada, ni nada puedo hacer.

Revela a mi alma la sabiduría, discernimiento y los consejos de la Eterna Deidad.

Te ruego que me hagas conocer y sentir el amor de Dios Padre, que no tenga yo
necesidad de otro amor sino sólo el de Cristo.

Oh Espíritu Santo; guíame a toda verdad, dame espíritu de revelación y fe, que yo
pueda distinguir los asuntos que son para mi eterna paz, y a través de ello ser
siempre renovado.

Hazme practicar el amor de Dios tal como fue revelado en Jesucristo.

Aplica Su preciosa sangre en mi alma, hazme conocer en mi vida diaria la inocencia de


culpa.

Ten compasión de mí y ejercita tu oficio de enseñarme a Cristo, de hacerme semejante a


El en su muerte por el pecado, dame un corazón puro, confírmame en su amor y en
plena certidumbre de fe. Amén.

SOBERANO SEÑOR

Cuando las nubes de oscuridad e incredulidad me caen


Ayúdame a:
ver tu propósito de amor,
que yo pueda valorar más tu Santo Espíritu.
ver tu propósito en corregirme por confiar en mi experiencia; que mis heridas de
impiedad puedan ser curadas.

Ayúdame a humillarme delante de ti y ver que la vanidad del honor es como aire en la
mente humana.

Para ver que sólo tu voluntad debe ser hecha y así negarme a mí mismo como ofrenda a
ti, al ver la corrupción y maldad de mi corazón.

Hazme ver que el daño del pecado no es tanto en la naturaleza del mal hecho, sino en la
grandeza de la persona contra la cual se ha pecado: Tú

Perdóname por haber murmurado contra ti cuando atribuí despropósito a mis aflicciones,
las cuales has mandado para santificarme.

Avergonzado estoy de quebrar tu ley, de mis pecados secretos, de no hacer buen uso de
los medios de gracia,
por mi carnalidad al adorarte,
por buscar el aplauso de los hombres y no tu gloria.
Evoco la sangre de Cristo sobre mí y ruego de tu compasión y misericordia. Perdóname.

Revive en mí el primer amor.


Levántame, abre mis ojos y oídos y enséñame a
adorarte en Espíritu y en Verdad. Amén.

SEÑOR DIOS TODOPODEROSO

No te ruego que me enroles entre los grandes y ricos de la tierra, sino con los
espiritualmente bendecidos.

Hazme presente el perseverar para obtener aquellas bendiciones espirituales que son de
duración eterna y dan plena satisfacción al que las posea.

Guárdame de una falsa estima de todo o parte de mi carácter.


Que yo pueda honrar tus principios con mi conducta, motivos santos y mis acciones.

Ayúdame para no equivocarme con el entusiasmo de mis pasiones como si fueran tus
influencias.

Líbrame de juzgar el Cristianismo con mis impresiones pasajeras, sino que sean una
constante actitud.

Ayúdame a tener un corazón recto contigo y una vida conforme al evangelio.

Ayúdame a juzgar y actuar como un peregrino sobre la tierra, hazme sentir extraño a este
mundo.

Dame tu influencia y prepárame para cada deber,


para amarte en todas las misericordias,
para someterme a ti en cada prueba,
para confiar en ti en las tinieblas y
tener paz ante los cambios de esta vida.

Señor, yo creo;
ayúdame en mi incredulidad e inseguridades. Amén.

¡A TI, OH DIOS, FUENTE ETERNA!

Autor de todo ser creado y toda felicidad, te adoramos por hacer al hombre capaz de
religión,
que él pueda ser enseñado a decir:
¿Dónde está Dios mi Hacedor, quién da quietud en la noche?

Pero la degeneración se ha difundido sobre la raza humana,


ha cambiado la gloria en vergüenza;
nos lleva a olvidarnos de ti.

Sabemos que sólo tu poder puede llamar los hijos extraviados, puede imprimir sobre
ellos un sentido de lo divino, y puede traerlos al sentido final y afectuoso.

De ti, oh Dios, procede todo buen propósito, deseo, y la difusión de la piedad y felicidad.
Tú conoces los principios ocultos de mi alma y mi deseo que se propague el evangelio.

Hazme, te ruego, un hijo que pueda


repartir bondades al necesitado,
consuelo a los abatidos,
restauración a los de ti alejados,
esperanza al desesperado,
gozo al entristecido,
amor al malvado.

Sopla de mí las cenizas de la incredulidad


y dame luz, fuego ardiente de amor.
Haz que Tú seas mi propósito, aspiración y ambición.
Que mi descanso esté en ti.
Lléname de amor y que este perfume llegue fuerte a otros. Amén.

¡OH DIOS DE TODA BUENA DADIVA!

Oh Dios, toda buena dádiva y todo don perfecto viene de ti, el Padre de las luces y en ti
no hay sombra ni mudanza de variación.

Tú eres el Dador de todo bien. Corrientes sobre corrientes de bondad inundan todos
mis pasos.

Tú me hiciste de la nada,
me llamaste de un país lejano,
me has trasladado de la ignorancia al conocimiento, de la oscuridad a la luz, de la
muerte a la vida, de la miseria a la paz, de la necedad a la sabiduría, del error a
la verdad, del pecado a la victoria.

Gracias sean a ti por mi santo y alto llamado, yo te bendigo por el ministerio de los
ángeles,
por los consuelos de tu Palabra,
por las ordenanzas de tu Iglesia,
por las enseñanzas de tu Espíritu,
por tus santos sacramentos,
por la comunión de los santos,
por los ejemplos alentadores de tus santos escogidos, por los casos trágicos de
ellos para apartarnos del mal.

Tu voluntad está en todas tus provisiones para hacerme crecer en Gracia, y para
prepararme hacia tu eterna reunión. Me acerco a ti, porque tú te acercas a mí.
Yo te pido, confiando en que tú das.
Yo te confío mi ser porque tú me has redimido.
Yo te bendigo, te adoro a ti eterno Dios,
por los consuelos de estos pensamientos y el gozo de estas esperanzas. Amén.

PADRE ETERNO

Es maravilloso tu amor,
que hayas enviado tu Hijo a sufrir en mi lugar,
que hayas añadido el ministerio de tu Espíritu
para enseñar, consolar, guiar,
que hayas ordenado tus ángeles para cuidarnos.

Todos quieren mirar tu bondad para con estos gusanos de la tierra. Oh Padre, permite a
tus invisibles siervos que estén siempre activos a mi favor, y que no descansen
hasta que yo llegue victorioso a las costas de la salvación.

¡Oh Señor! concédeme que mi inclinación al mal, mi oposición al bien y mi resistencia


a tu Espíritu nunca puedan provocarte a que tú me abandones. Y si el enemigo
logra alguna ventaja a través de mis corrupciones, déjale saber que el cielo es más
poderoso que el infierno, que los que están conmigo son más fuerte que los que
están contra mí.

Fortalece mi alma en el pasto nutritivo de tu Palabra. Si mi rebeldía es visitada con una


vara, capacítame para recibir corrección mansamente, para bendecir tu mano
disciplinadora, para discernir el motivo del reproche, para responder rápidamente
con obediencia.

Déjame participar de tu santidad por medio de tus azotes.


Concédeme, ¡Oh Dios! que cada vara tuya me doble las rodillas, y que al levantarme
sea más devoto a ti.
Quieras tu santificar cada prueba;
cada pérdida sea ganancia,
cada día negro una luz de tu Santo Espíritu,
cada noche de prueba una alabanza. Amén.

DIOS, LA FUENTE DE TODA BONDAD

¡Oh Señor Dios!, Tú que habitas en la Eternidad. Los cielos declaran tu gloria, la tierra
tus riquezas, el universo es tu templo, tu presencia llena toda la inmensidad.

De tu placer creaste vida y felicidad les diste, tú me hiciste y me has dado lo que
tengo. En ti vivo, me muevo y tengo mi ser. Tu providencia ha establecido el
tiempo y los límites de mi habitación y sabiamente dirige todos mis asuntos.
Gracias por las riquezas que me has dado en Cristo.

Por revelármelo en su Palabra, donde veo su persona, su carácter, su gracia, gloria,


humillación, muerte y resurrección. Dame un sentido continuo de necesitarlo en
todo.

Hazme gritar
con Job: "Soy vil"; con Pedro: "Me ahogo"; y
con el publicano: "Sé propicio a mí, pecador".

Mata, oh Dios, en mí el amor al pecado.


Renueva en mí un espíritu recto y noble que me
haga disfrutar de ti por siempre.

Padre, vengo a ti en el nombre de Jesucristo,


con nada que me recomiende, ni obras, ni
valor, ni promesas.

Soy hombre infiel, pecador y abusador de tus


bondades.

¡Oh Dios!, graba en mi alma un sentido profundo


de tu Omnipresencia, que pueda caminar contigo,
que estés alrededor de mis pasos, mis caminos, mi
entrada y mi salida. Amén.

ETERNO PADRE DIOS

Tú sobrepasas toda grandeza, inefable bondad, super abundante gracia. Tan pronto
como yo pueda contar los granos de arena en los océanos, podré así contar todos tus
favores para conmigo. Son innumerables. Tan sólo conozco una parte, y esa parte
excede toda alabanza.

Te doy gracias por tus misericordias personales, por la salud, la preservación del
cuerpo, el consuelo hogareño y el tener un refugio con comida, ropa, agua, energía,
protección. Me has dado familia, ayuda mutua, los placeres de la armonía y paz
familiar, país, iglesia, Biblia y fe.

¡Oh! pero cuánto lamento mi pecado, ingratitud; culpa se añade cada día a mi cabeza,
el sentido de infidelidad se añade cada día; mi mala lengua, malos deseos, codicias,
dureza. El cruel Acusador me acusa justamente.
Hay muchas tinieblas e ignorancia en mí.

El pecado me ahoga, me cubre por encima de la cabeza. "Padre, he pecado contra ti".
Confieso mis males.
Tú no me condenarás porque Cristo murió por mí.
Tú me has vestido con su justicia.
Escóndeme en Sus heridas. Sálvame, ¡oh Dios!. Amén.
LA CAUSA DE DIOS

Soberano Dios:

Tu causa y no la mía, compromete mi corazón y yo apelaré a ti con libertad para


establecer tu reino en todo lugar donde Satanás reina. Glorifica tu nombre y yo me
regocijaré, porque llevar honra a tu nombre es todo mi deseo. Te adoro porque tú eres
Dios y me esfuerzo para que otros te conozcan, te experimenten y se regocijen en ti.

¡Oh Señor! que todos los hombres puedan amarte y alabarte, que tú puedas recibir
gloria de tus racionales criaturas. Llama los pecadores a ti por amor a tu nombre. Para
ti no hay imposible, tú sacas vida de la muerte y luz de las tinieblas, la causa es tuya; tu
gloria, que los hombres sean salvos.

Señor, úsame como tú quieras, has conmigo lo que tú quieras; pero, te ruego que
promuevas tu causa, que tu reino se expanda, que tus intereses avancen en el mundo.

Has que venga gran número de personas a Jesucristo, déjame ver tu gloria salvando a
los pecadores, dándole arrepentimiento. Déjame gastar obteniendo ese fin, tu bendita
causa, en salud y en debilidad empléame en este, tu servicio. Amén.

PADRE DE MISERICORDIA

Por causa de Jesucristo óyeme. Soy pecaminoso aun cuando estoy a solas contigo en el
tiempo de oración. Por tu misericordia no he muerto.
Es tu gracia lo que me sostiene y me da fe en la cruz de Cristo. Pues por la muerte de
Cristo tú me tratas y me recibes como inocente de culpa.

¡Oh Señor! tú sabes cuán duro y tardo soy para practicar lo que creo. Fortaléceme
contra las tentaciones.

Mi corazón es una fuente inagotable de pecado. Un río de corrupción desde mi niñez.


No hay acto o palabra mía donde no haya presencia de mi pecado.

¡Oh Señor! mi fortaleza está en ti. Sólo tú puedes desviarme del camino de perversidad,
enderezar mis pasos y ponerme en el camino de vida eterna. Sin tu gracia estoy
perdido, ayúdame.

Fortaléceme contra los asaltos del diablo. Hazme sensible de mi debilidad y hazme
depender de ti.

Fortaléceme en cada prueba y en cada juicio, enséñame paz y amor. Ayúdame a ser un
hombre humilde que dependa sólo de ti. Amén

¡OH SEÑOR Y DIOS!, FUENTE DE TODO BIEN

Destruye en mí todo pensamiento altivo. Rompe mi orgullo en pedacitos y échalo al


viento. Aniquila cualquier brote de auto-justicia en mi corazón. Implanta en mí,
verdadera humildad de espíritu. Abáteme hasta aborrecer mis propios consejos.
Abre en mí una fuente de dolor santo por el pecado.

Desmenúzame y recomponme, hazme a la imagen de Cristo. Así mi corazón estará


preparado como morada para mi Dios.

Entonces podrá el Padre permanecer en mí,


podrá Cristo venir a mí con su salvación, y
podrá el Espíritu Santo descender en gracia.

¡Oh Dios eterno!, Padre de bondad, a ti el Dios de la paciencia y la consolación, hazme


un templo consagrado para Tu gloria. Cuando tú estás presente el mal no puede
permanecer; en tu comunión hay plenitud de gozo.

Ver tu rostro sonriente es paz de conciencia, porque cuando te veo a ti, la fuente de toda
hermosura, todo lo demás pierde valor y se hace nada. Contigo mi corazón
florecerá con fragancia. Hazme manso, a través del arrepentimiento, por tu
morada.

Nada excede tu poder.


Nada es muy grande para tú hacerlo.
Nada es demasiado bueno para tú darlo.

Infinito es tu poder, tu bondad no tiene límites.


Ilimitada tu gracia, glorioso tu Nombre para salvar.
Enséñame a pedir grandes cosas, porque tú eres el único y grande Dios. Amén.

¡OH SEÑOR JEHOVA!

Aquí yo vivo como un pez en un vaso de agua,


pero en el cielo nadaré en un océano.

Aquí tengo un poco de aire para respirar,


pero allá será como un fresco ventarrón.

Aquí tengo una pequeña linterna para guiarme en la


oscuridad, pero allá será un potente y cálido rayo de
luz y calor por siempre.

Oh, gracias por la promesa que tú me has dado de que


en aquel día destruirás mis inclinaciones a los malos
deseos.

¡Oh, Dios!, despierta mi hambre y sed por la realidad


espiritual, dame gracia para mi tránsito por la tierra
y aumenta mis expectativas por las glorias celestiales.

Dame, pues, espíritu de confesión y ruego. Gracia para diferenciar entre lo verdadero y
lo falso; líbrame de sembrar la buena semilla sobre la arena. Te ruego que me des ese
constante velar sobre mi ser, que aun cuando esté laborando o realizando cualquier labor
terrenal, yo pueda traerlo todo al marco o al camino de tu voluntad revelada.

Dame entendimiento y guardaré tus testimonios para siempre. Amén.

¡OH DIOS DE AMOR!

Me acerco a ti con los estímulos derivados de tu carácter, porque no me has dejado en


la oscuridad de mi propia naturaleza para buscarte, ni para adorarte como un Dios lejos y
desconocido.

Yo no puedo conocer tus perfecciones, pero sé que tú eres bueno, listo para perdonar,
abundante en misericordias. Tú has desplazado y mostrado tu sabiduría, tu poder y tu
gloria en todas tus obras y has revelado tu voluntad en las Escrituras de Verdad.

Por tu causa ellas se escribieron, han sido preservadas, traducidas y entregadas para
que hasta los iletrados te encuentren. En ellas yo puedo ver tu grandeza y tu gracia, tu
compasión y tu rectitud, tu misericordia y tu verdad, tu ser y el corazón de los hombres.

A través de ellas has magnificado tu nombre y has favorecido toda la humanidad con
el Evangelio. Te ruego tengas misericordia de mí, porque con ingratitud he recibido tus
beneficios, poco he aprovechado mis privilegios, he sido ligero con las verdades
espirituales, indiferente a tus mensajes; me he opuesto a los buenos ejemplos, a los
chequeos de la conciencia, a las amonestaciones de los amigos y a las guías de la
providencia.

Merezco ser echado de tu reino y tu Palabra sea alejada de mí. Te ruego me


consueles por Jesucristo, mi esperanza; por la fe en Su Nombre de Salvador dame
perdón en Su sangre; fortaléceme con su presencia, santifícame por su Espíritu y
enséñame a amarte con todo el corazón. Amén.
EL GRAN DESCUBRIMIENTO

Glorioso Dios, Jehová justicia nuestra, Salvador y Redentor de nuestras almas. Te


bendigo porque te conozco. Yo una vez viví en el mundo, pero fui ignorante de su
Creador.
Fui participante de tus providencias y no sabía del Proveedor.
Fui ciego, mientras disfrutaba la luz.
Fui sordo a lo espiritual, con voces a mi alrededor. Entendía muchas cosas, pero
ignorante de tus caminos. Vi el mundo, pero no veía a Jesucristo.

Feliz día aquel cuando en tu soberano amor, un rayo de tu luz pura me alumbró y me
llamaste por tu gracia. Entonces el corazón comenzó a latir, la oscuridad se fue al llegar
tu luz; el oído tapado fue abierto, y te oí, y volví mis pasos y te encontré a ti, el único
Dios, Padre de misericordias listo para oírme, deseoso de salvarme.

Entonces encontré que mí corazón es enemigo tuyo y se opone a tu Espíritu y lo que


aborrezco eso hago. Entonces caí a tus pies y una voz tronante se oyó: "El alma que
pecare morirá". Y me convenciste de pecado, de tu Santidad y de lo estricto y exacto de
tu Justicia.

Entonces viniste a mí vestido de lino blanco resplandeciente, envuelto en traje de


amor; levantaste mis ojos hacia la cruz del Calvario para ver tu Bendito Hijo Jesucristo
muriendo por mis pecados para llevarme a ti.

Concédeme, ¡oh Buen Padre Celestial!, que yo siempre vea tu misericordia para
alabarte y decirle a otros de tu amor mientras yo esté vivo, que tú eres un Dios
perdonador; que justificas al impío y al que viene a ti buscando perdón, que en ti hay
perdón para que seas reverenciado. Amén.
EL BUEN PLACER DE DIOS

Soberano Señor,
Tu voluntad es suprema en los cielos y en la tierra, y todos los seres son criaturas
de tu poder. Tú eres el Padre de nuestros espíritus, tu inspiración nos da el
entendimiento, tu providencia gobierna nuestras vidas. Pero, ¡oh Dios!, soy pecador a
tus ojos; tú nos has juzgado rectamente así, y si lo negamos te hacemos a ti mentiroso.
Te agradó a ti reconciliarnos contigo en Jesucristo; dame oídos de fe para oírle, ojos de
fe para verle, manos de fe para recibirle, apetito de fe para alimentarme de Él. Que yo
pueda encontrar en Él luz, riquezas, honra y vida eterna.

Tú eres quien haces la invitación, quiera yo oirte. La instrucción viene de ti;


enséñame a vivir para ti. ¡Oh Dios!, ven y posee mi mente con la grandeza de tus
perfecciones. Porque tu amor para nosotros en Jesús es firme e inmutable, nada ni nadie
puede separarnos de ti y en el gozo de tu amor nada puede hacernos miserables.

Guárdame y apártame de la hipocresía y el formalismo de la piedad. Capacítame


para recordar qué tú eres y qué soy yo, para estar consciente de tu Santidad y Majestad,
y de mi pecaminosidad e indignidad.

Recuérdame siempre tu paciencia, sabiduría, poder, fidelidad, cuidado paternal y


nunca dejar de responder a tu invitación.

Oh Señor, el año comienza, te ruego que me enseñes que la largura de los días no
aprovechan para nada a menos que los días sean pasados en tu presencia, en tu servicio y
para tu gloria. Dame, la gracia que guía, sostiene y santifique cada hora del próximo
año y no me aparte ni por un momento de ti. Oh Cristo, dame el deseo, la palabra y la
obra de valorar tu alabanza, testificar de tu amor y avanzar tu reino. Líbrame de gozarme
en mis hechos, sino que los triunfos de la cruz sean mi mayor deleite y regocijo. Amén.

BENDITO SEÑOR JESUS

Bendito Señor Jesús, ante tu cruz me arrodillo y veo la maldad de mi pecado. Mi


iniquidad que te causó ser hecho maldición, el mal que excita la ira de Dios.
Muéstrame la enormidad de mi culpa por tu corona de espinas, tus pies y manos
clavados, tu cuerpo lacerado, tus angustias de muerte.

Tu sangre es la sangre del Dios encarnado, su valor infinito, va más allá de todo
pensamiento. Infinito debe ser el mal y la culpa que demanda tal precio: Sangre de Dios
por criaturas viles, débiles e infieles.

El pecado es mi enfermedad, mi monstruoso mal comenzó en mi nacimiento; sigue


en mi vida, fuerte en mi carácter, domina mis facultades, me sigue como una sombra
muy a menudo en mis pensamientos, es la cadena que esclaviza mi alma.

¿Más pecados que yo?, porque el sol me da luz, el aire respiración, la tierra me
sostiene, sus frutos me nutren, y las criaturas contribuyen a mis fines.

¡Oh Señor, nuevas son tus misericordias cada mañana para yo ser tan infiel y
desobediente!. Ellas han recibido los azotes y la muerte que merezco.

Hazme caminar en humildad, con conciencia tierna y un corazón que ame


obedecerte.

Hazme experimentar ser un heredero de la salvación. Amén.

OH DIOS, DADOR DE TODA GRACIA

Oh Dios, toda buena dádiva y todo don perfecto viene de ti, el Padre de las luces y en
ti no hay sombra ni mudanza de variación.

Tú eres el Dador de todo bien. Corrientes sobre corrientes de bondad inundan todos
mis pasos.

Tú me hiciste de la nada, me llamaste de un país lejano, me has trasladado de la


ignorancia al conocimiento, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida, de la miseria
a la paz, de la necedad a la sabiduría, del error a la verdad, del pecado a la victoria.
Gracias sean a ti por mi santo y alto llamado, yo te bendigo por el ministerio de los
ángeles, por los consuelos de tu Palabra, por las ordenanzas de tu Iglesia, por las
enseñanzas de tu Espíritu, por tus santos sacramentos, por la comunión de los santos, por
los ejemplos alentadores de tus santos escogidos, por los casos trágicos de ellos para
apartarnos del mal.

Tu voluntad está en todas tus provisiones para hacerme crecer en Gracia, y para
prepararme hacia tu eterna reunión. Me acerco a ti, porque tú te acercas a mí. Yo te
pido, confiando en que tú das. Yo te confío mi ser porque tú me has redimido. Yo te
bendigo, te adoro a ti eterno Dios, por los consuelos de estos pensamientos y el gozo de
estas esperanzas. Amén.

OH DIOS, DADOR DE TODO BIEN

Corrientes sobre corrientes de amor abundan en todos mis pasos:


Me hiciste de la nada, me formaste del polvo,
Me has trasladado de ignorancia al
conocimiento,
de la oscuridad a la luz,
de la muerte a la vida,
de la angustia a la paz,
de la necedad a la sabiduría,
del error a la verdad,
del pecado a la victoria.
Gracias a ti por mi alto y santo llamado.
Te bendigo por el ministerio de los ángeles,
por el consuelo de tu Palabra,
por las ordenanzas de tu iglesia,
por las enseñanzas de tu Espíritu,
por tus santos sacramentos,
por la comunión de los santos,
por la comunidad de los hermanos,
por la historia de los santos de tu pueblo,
por los estimulantes ejemplos de tus
hijos.
Tu voluntad está en todas tus provisiones
para hacerme crecer en gracia.
Te bendigo y te adoro, oh eterno Dios,
por el consuelo de estos pensamientos y
por el gozo de esas esperanzas. Amén.

LAS MISERICORDIAS DIVINAS

Oh Dios Eterno
Tú sobrepasas grandezas, inefable bondad, super abundante gracia.

Tan pronto como pueda contar las arenas de los océanos, podré memorizar tus
favores hacia mí; conozco tan solo una parte, pero excede toda alabanza.

Te doy gracias por tus personales misericordias, buena medida de salud,


preservación del cuerpo, tener un hogar, comida, ropa, razón y mente, mi familia, la
ayuda mutua, la paz del hogar y la armonía, no hay sillas vacías, país, iglesia, Biblia,
fe.

Oh Señor, cuánto lamento mi pecado e ingratitud y vileza hacia ti, los días añaden
culpa, mi lengua te ofende y hace tropezar a otros.

Todo en los cielos y en la tierra me condena, el Sol ve mis malas obras, la naturaleza
conoce mi impiedad, mis semejantes no ignoran mi pecaminosidad. Mi conciencia me
acusa, el acusador justamente, he hecho lo malo y lo sigo haciendo, soy incapaz de
levantarme.

Sólo tú puedes perdonar, por eso ruego de tu misericordia: se propicio a mí, pecador,
lávame con la sangre de tu Cordero

Escóndeme en sus heridas, amárrame a su Cruz, presérvame por tu eterno poder para
salvación. Amén.

DIOS DE TODA BONDAD

Te bendigo por los medios para dar gracias que tú has instituido. Te bendigo por tus
ordenanzas y sacramentos que has dado para la edificación de la iglesia de tu amado
Hijo Jesucristo.

Enséñame para ver en ellos tus amorosos propósitos y el gozo y la edificación de mi


alma.

Tú has preparado fiesta para mí y aunque soy indigno de sentarme en ella como uno
de tus invitados, yo me apoyo totalmente en los méritos de Cristo y me escondo detrás
de su justicia.

Dame un corazón obediente para obedecer lo que tú me mandas y de fe para esperar


el beneficio que hay en tu promesa.

Dame ojos para ver y discernir correctamente la realidad espiritual de la muerte de


Cristo en esta ordenanza.

Tú lo has mandado y todo lo que tú mandas es bueno, porque tú eres Santo.

Pero si mi corazón no está armonizado contigo, pierdo el bien que tú has enviado.
Dame, pues, te ruego, un corazón humilde, tierno y con fe en ti. Amén.
SEÑOR DIOS TODOPODEROSO

Tú has reconciliado al mundo contigo mismo a través de la cruz. Ningún hombre te


pidió reconciliación. Es mi responsabilidad atarme a tus torrentes de gracia. Porque tú
siendo la parte ofendida actuaste primero, por eso no cuestiono tu diligencia y placer
para salvar. Pero condeno mi propia incredulidad y malicia.

Si no busco tu favor, he de venir en maldad, contención, soberbia y rebeldía contra


ti.

Oh Señor, tú me has enseñado la necesidad de un mediador para abrazarlo en amor


con todo mi corazón.

Como Rey para gobernarme.


Como profeta para guiarme.
Como Sumo Sacerdote para quitar mi pecado y porque me has enseñado en tu hijo a
negarme a mí mismo y ser guiado por la palabra de Cristo.

Oh Dios, enséñame cada día más estas eternas verdades de tal modo que mi corazón
y mi conducta hallen gracia delante de ti para poder vivir siempre cerca de la cruz.
Continúa enseñándome en tu escuela de fe y santidad.

Dame un continuo sentido de arrepentimiento. Amén.


SOBERANO SEÑOR

A ti oh Soberano Señor que eliges tus santos; Bendito el hombre a quien tú eliges y
acercas a ti, contigo hay misericordia, redención, seguridad y perdón. Tú nos has
levantado presiones o sacado del pecado y has pronunciado nuestra descarga no sólo en
el tribunal del cielo sino en la corte de nuestras conciencias; nos has justificado por fe,
nos has dado paz contigo. Haznos disfrutar esa gloriosa libertad como hijos tuyos,
sálvanos de la falsa esperanza de los hipócritas.

Que no supongamos estar en Cristo como nuevas criaturas, a menos que haya nacido
del Espíritu y piense en las cosas del Espíritu.

Ayúdanos a humillarnos delante de ti por ver la vanidad de los honores humanos


cuando se interpongan entre tú y nosotros; porque sólo tu voluntad debe ser hecha tanto
en negarnos como en darnos el gozo espiritual por ver que nuestro corazón no es otra
cosa sino malo. Por ver que tú permites el pecado y al diablo atacarnos para que
podamos conocer nuestros pecados y ser humillados y tomar poder para la próxima
batalla. Haznos ver la realidad de la muerte y aumenta nuestra fe en Cristo. Amén.
OH SEÑOR DIOS, CREADOR Y REDENTOR NUESTRO

Autor de toda existencia, fuente de toda bendición


Te adoro por hacerme capaz de conocerte, por darme razón y conciencia, por
guiarme a desearte

Te alabo por la revelación de ti mismo en el Evangelio por tu corazón como un mar


de compasión, por tus pensamientos de paz hacia mí, por tu gracia y paciencia, por la
vastedad de tu misericordia

Tú moviste mi conciencia a conocer cómo la culpa puede ser perdonada, lo inmundo


santificado, el pobre enriquecido

Puedo yo estar siempre con aquellos que te oyen y te obedecen, quienes caminan
contigo en gozo, quienes toman tu palabra y encuentran vida.

Mantenerme siempre buscándote para una salvación presente, por gracia y


bendición, por ayuda para valorar mis deberes y privilegios

Ayúdame a ser el mismo delante de ti y de los hombres, a ser piadoso antes que
profesar religión, a dejar el mundo y ser de tu iglesia, a estar preparado para soportar el
mal y hacer el bien

Oh Dios hazme digno de tu llamado, que el nombre de Jesús sea glorificado en mí y


yo en él. Amén.
FUENTE DE LA VIDA ETERNA

El hombre de Dios reconoce que Dios le ha hecho muchos bienes y por eso continúa
rogando de su bondad. Jehová que le ha mostrado misericordia, confía él, seguirá
enseñándole misericordia.

Este hombre le dirá al Salvador: "Bien has hecho con tu siervo", y luego "Enséñame
buen sentido y sabiduría, porque tus mandamientos he creído".

El hombre cristiano renueva esta petición, tan a menudo como dé una mirada a sus
errores y tenga una noción de su propia ignorancia que lo haga apto para aprender, y he
aquí la diferencia entre la fe y una conciencia que acusa; la conciencia que acusa tiene
miedo de pedir más porque ha abusado de las misericordias anteriores; pero la fe, que
está segura que todos los beneficios de Dios son muestra de su amor, se atreve a pedir
mucho más, y sin temor tiene a Dios como "la fuente de vida eterna". Amén.

OH DIOS ALTISIMO

En el camino de tu encuentro yo estoy esperando por ti, mi deseo es tu nombre, mi


mente es recordarte.

Soy un pecador y mis iniquidades son grandes y numerosas, pero tú eres adecuado
para ayudarme, porque tú eres rico en misericordia; la sangre de tu Hijo puede
limpiarme de todo pecado, tu Santo Espíritu puede sujetar hasta la mayor codicia.

Dame, te ruego, una conciencia tierna, sensible, despierta que me hiera y me


atormente cuando peque.

Que yo pueda ser consistente en mi hablar y en mi conducta, lo mismo estando solo


como acompañado, en prosperidad como en la adversidad aceptando todos tus
mandamientos como rector y despreciando todo falso camino.

Que yo nunca esté satisfecho con mi progreso espiritual, sino que pueda añadir a la
fe virtud, conocimiento, dominio propio, afecto fraternal, amor, piedad.

Que yo nunca desprecie lo que es esencial para el carácter cristiano, y lo necesario


para completarlo.

Enséñame a cultivar el amor, adornar el Evangelio, recomendar la vida cristiana,


acomodarme a tu providencia, hacer el bien a todos, principalmente a los hermanos.

Guárdame de ahogarme o de pecar en el día malo, ayúdame a atesorar en mi corazón


las verdades divinas, y usarlas en ocasiones adecuadas, de tal modo que las doctrinas me
informen, las advertencias me hagan precavido, sus reglas me guíen y sus promesas me
consuelen. Amén.

EL SALVADOR

Tú Oh Dios de toda gracia

Tú me has dado un Salvador. Te ruego que produzcas fe en mí para vivir por Él,
hazlo dueño de todos mis deseos, todas mis esperanzas, toda mi gloria.

Que yo pueda entrar a El como mi refugio, construir sobre El mi fundamento, andar


en El como mi camino, seguirle como mi ejemplo, recibir sus instrucciones como mi
profeta, tomar sus intercesiones como mi Sumo Sacerdote, obedecerle como mi rey.

Que nunca yo pueda avergonzarme de El ni de sus palabras, sino que con gozo lleve
sus reproches. Nunca ofenderle por mi imprudente conducta, nunca gloriarme en mis
faltas ni en mis pecados, nunca hacer la mayoría como mi modelo, nunca dilatarme
cuando tu Palabra me manda avanzar.

Quiera tu amado Hijo aliviarme de este siglo malo. Y que no halle deleite en las
sonrisas de este mundo, ni sus temores frenar mi deber a Ti. Ni sus vicios atraerme, ni
sus errores engañarme.

Que yo pueda sentirme un ser extraño y peregrino en esta tierra declarando que
busco una patria celestial, que mi herencia en ti sea cada vez más clara, mi reunión
contigo más perfecta y mi gusto por lo espiritual sea más abundante.

Y que todo lo que haga pueda hacerlo en el nombre de Cristo. Amén

GLORIOSO JEHOVA, DIOS DEL PACTO

Todas tus promesas en Jesucristo son sí y amén, y todas serán cumplidas.

Tú las has hablado, y ellas serán hechas, las mandaste y así se harán.

Yo he dudado de ellas a menudo, por ocasiones he vivido como si no hubiese Dios.

Señor, perdóname cuando he encontrado satisfacción fuera de ti, cuando he estado


contento con la vanidad.

Pero a través de tu gracia me arrepiento. Tú me has dado a leer mi perdón en las


heridas de Jesús, y mi alma confía en él, mi Dios encarnado, el apoyo de mi fe, la fuente
de mi esperanza.

Enséñame a resignarme a tu voluntad, a deleitarme en tu ley, a no desear nada que


no sea tú mismo, a creer que tú has unido tu gloria con mi bienestar presente y porvenir.

Ayúdame a dejar todos mis asuntos en tus manos, porque sólo tú tienes el poder
contra el mal y me llevarás al bien hasta que tu propósito sea hecho.

Bendíceme con la fe de Abraham, que se fortaleció en fe a través de incredulidad


para no dudar de ti.

Dame la confianza en Cristo, que yo debo temer a quién es digno de ser alabado, y
quién es bendito por los siglos de los siglos. Amén

MISERICORDIOSO SEÑOR

Tú eres bueno por encima de todo pensamiento. Pero yo soy vil, miserable, infiel,
ciego; mis labios están listos para confesarte, pero mi corazón es lento para sentirlo y
mis caminos aun más lento para seguirlo.

Traigo mi alma a ti: Te ruego, pues, ablándala, hiérela, véndala, moldéala.

Déjame ver mi deformidad por el pecado que yo pueda aborrecerlo, odiarlo, huir de
el.

Mis facultades han sido miembros de rebeldía contra ti; como rebelde he madurado
mis fuerzas, he servido al enemigo de tu reino.

Oh Dios, dame de tu gracia para curarme de mi locura concédeme conocer que el


camino de los pecadores es duro y difícil, líbrame de seguir maltratando el buen amigo
de la conciencia.

Señor yo he visto la felicidad y paz que hay en la pureza de tu ley, con todo
diariamente violo tus mandamientos y soy rebelde a tus preceptos, si en el infierno
hubiera algún descanso, nunca me acercaría a ti; te suplico, pues, que me sanes de esa
maldita enfermedad; santifícame, Oh Dios de toda misericordia

Que tu Santo Espíritu me ilumine, marque la senda donde debo andar y anime mi
corazón, fortalezca mi voluntad y mueva mis pasos.

Remueva en mí un espíritu de arrepentimiento. Amén.

EL CAMINO DEL EVANGELIO

Bendito Señor Jesús


Ninguna mente humana pudo concebir o inventar el evangelio. En tu gracia eres el
mensajero y el mensaje, viviste entre nosotros a través de infinita compasión, recibiste
insultos, ofensas y la muerte para que yo pueda ser redimido, rescatado y librado.

Bendito seas tú, Oh Padre, por establecer este camino. Bendito seas tú, Oh Cordero
de Dios, por abrirlo; alabanzas sean a ti, Oh Espíritu Santo, por aplicarlo a mi alma.

Oh Dios, deja que sea oído, conocido, profesado y sentido. Enséñame a asegurar
esta poderosa bendición. Enséñame a luchar contra el mundo, la carne y Satanás y
someter mis codicias a tus mandamientos.

Que tu voluntad controle mis afecciones, y mi entendimiento, reforma mi carácter.


Aviva en mí el supremo deseo de ser santo como tú eres santo.

Líbrame de gloriarme en mi propia moralidad.

Dame fe y confianza en tus dichos.

Haz que yo no encuentre nada en mí mismo de tal modo que yo encuentre en Cristo
sabiduría, justificación, santificación y redención. Amén.
OH DIOS DE ISRAEL

No hay Dios como tú.


Tú haz hecho y preservas todas las cosas por la Palabra de tu poder. La oscuridad es
tu habitación, tus caminos son las olas del viento todas las naciones son como nada
delante de ti; una generación sucede tras otra generación y nosotros presurosos
regresamos al polvo; los cielos se desvanecerán como las nubes que lo cubren. La tierra
que pisamos será disuelta como el sueño de una mañana.

Pero tú, inmutable, incorruptible, por siempre y para siempre


eres, Dios sobre todo, eternamente bendito.
Infinitamente grande y glorioso eres Tú
Tú eres nuestra causa y nuestro cuido
Tus manos nos hicieron y nos formaron
Tu has velado sobre nosotros con más cuidado que un
padre y con más ternura que una madre.
Tú has tomado nuestras almas para vida y no permites que nuestros pies sean
movidos, por tu divino poder nos has dado todas las cosas necesarias para la vida y la
piedad.

Concédenos bendecirte todo el tiempo y que no olvidemos como tú has perdonado


todos nuestros pecados, has sanado nuestras enfermedades, has redimido vuestras vidas
de la destrucción, nos has coronado con bondades y tiernas misericordias, has satisfecho
nuestras bocas con buenas cosas, has renovado nuestra juventud como el águila.

Quiera tu Santo Espíritu gobernar cada parte de nuestras vidas y controle la


ejecución de todos nuestros deberes así que podamos adornar tu doctrina en todas las
cosas. Amén.
OH DIOS DADOR DE TODO BIEN

Tú sabes mi gran incapacidad para servirte. La frialdad de mi corazón para amarte,


lo inadecuado que soy para hacer algo para tu gloria, lo débil de mis convicciones.

Soy débil, ignorante, inútil, desatento a ti. Ayúdame para no desatender la voz de tu
Santo Espíritu, concédeme aborrecer mi propia naturaleza y amar tu consejo.

Oh Señor, ayuda mi alma para que vaya con toda diligencia tras la santidad, que yo
pueda desarrollar una constante devoción a ti en todo momento y en todo lugar, que
pueda crecer en gracia cada día.

Dale a mi alma hambre y sed por ti; enséñame a velar sobre mis pensamientos,
palabras y obras. Que las lecciones de la escuela de Cristo sean por mí aprendidas para
gloria de tu bendito nombre.

Pon tu verdad delante de mis ojos; hazme un hombre sensible de lo espiritual,


concédeme ocuparme más del alma que del cuerpo, se propicio a mí. Amén.

OH PADRE CELESTIAL

Si yo debo de padecer necesidad, ser vestido de desnudez y pobreza.


Hazme que el corazón valore tu amor y se contente en ti aunque todo lo demás me
sea negado. Por tu misericordia me afliges y me escuchas para con estos juicios ver mis
pecados y levantar aborrecimiento hacia ellos.

Dame diligencia para aceptar mis angustias, mis dolores, tristezas y tentaciones.

Que vea el pecado como mi grande mal la causa de mis miserias, para cuando tú me
liberes de ellos se levante una gratitud pura de mí hacia ti.

Reconociendo esas amargas penas como muestras de tu grande amor y bondad.

Cuando vengan los males, enséñame a ver lo que en realidad soy, un muerto en vida,
merecedor del infierno y que sólo en Cristo soy reconciliado, que no hay poder para
vencer, sino sólo en Cristo.

Enséñame la lección que encierra esta tu palabra: Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece.

Lo mismo si viene la abundancia, enséñame te ruego a usarlas para hacer el bien y


contentarme en servirte con ellos, que en poseerlas.

Líbrame de que algo me posea, sino que sólo y únicamente tú seas mi dueño y
poseedor. Amén.

OH DIOS DE NUESTRAS ASPIRACIONES

El placer mayor que ha recibido mi alma es cuando he estado consciente de tu favor


para conmigo.

Es dulce levantar mi ser con todos sus poderes y pasiones y concentrarlo en


comunión contigo, unirlo a tus propósitos y conformarlo a ti en el pleno gozo de ti.
Ningún tiempo es perdido en comunión contigo y con mi corazón.

Oh Señor Dios de Israel, cuán dulce es estar poseído por un espíritu de dominio
propio y sobriedad, velando en mí mismo.
Cuando mi alma no tiene miedo de nada excepto el ofender tu bendito nombre.
Amén.

DIOS CREADOR Y REDENTOR

Autor de toda existencia, fuente de toda bendición.


Te adoro por hacerme capaz de conocerte,
por darme razón y conciencia,
por guiarme a desearte.
Te alabo por la revelación de mí mismo en el evangelio, por tu corazón como una
fuente de compasión, por tus pensamientos de paz hacia mí, por tu paciencia y tu gracia,
por la inmensidad de tus misericordias.

Tú has movido mi conciencia a conocer cómo la culpa puede ser perdonada, el


inmundo limpiado, el no santo santificado, el pobre enriquecido.
Pueda estar yo siempre entre aquellos que no sólo oyen sino que te conocen,
quienes caminan contigo, quienes hacen tu palabra y hallan vida en ella.

Manténme siempre buscando tu rostro.


Ayúdame a valorar mis deberes como mis privilegios, hazme de carácter prudente,
con cordura y sincero de corazón, ayúdame a dejar el mundo y desearte a ti.

Prepárame a soportar las aflicciones tanto como hacer el bien Oh Dios, hazme digno
de tu llamado, que el nombre de Cristo pueda ser glorificado en mí y yo en Él. Amén.

REGENERACION

Oh Dios Altísimo:
Ocupa el trono de mi corazón, toma posesión de él y gobiérname, saca de mí todo
deseo de rebeldía, no dejes que mis pasiones resistan tu guerra santa, manifiesta tu gran
poder y hazme tuyo por siempre.

Tú eres digno de ser alabado, con todo mi aliento, amado con toda facultad de mi
ser, servido con cada acto de mi vida.

Tú me has amado, esperado y me has recibido lavado, comprado, favorecido,


vestido y adornado cuando yo estaba sucio, vil, corrompido.

Yo estaba muerto y putrefacto en mis pecados no tenía ojos para verte, ni oído para
oírte, ni sabor para gustarte, ni entendimiento para conocerte.

Pero tu Espíritu me ha resucitado, me ha hecho nueva criatura en Cristo, me ha


dado discernimiento y me guía con tu luz.
Tu presencia me es paz sin fin. Ayúdame a caminar digno de tu majestad, de tu
gloria y de tu amor.

Guárdame en santidad, no puedo yo mismo. Hazme luz de la tierra, sal con que
pueda salar; que yo sea como Cristo, bendición para todos. Amén.

MI DIOS

Te bendigo que tu me hayas dado fe


para verte como un Padre,
para conocer que has pactado conmigo,
para experimentar tu amor en mí.

Te alabo por unirme contigo mediante el lazo irrompible de la fe en Cristo mediante


te me has dado como mi Señor.

Tu grande misericordia me ha ayudado a creer pero mi fe es débil, inestable como


una tenue chispa.

A veces está iluminando, pero la mayor parte del tiempo no se aparta con frecuencia.

Debo escalar al cielo, pero me hundo en el lodo, Señor aviva la llama del creer en
mí.

Cuando mi fe duerme, mi corazón se llena de malos deseos y malos pensamientos.

Venenosos frutos llenan mi alma. Señor Dios, aviva la fe y ayúdame en la


incredulidad hasta que los cielos llenen mi espíritu, fortaléceme en el hombre interior,
barre toda impureza en mí.

Sacude mi conciencia para sentir la locura de la incredulidad.


Muéstrame que nada puede sanar una conciencia herida sino la fe en la sangre de
Cristo.

Llévame a la cruz y déjame allá. Amén.

OH CREADOR Y SUSTENTADOR DE TODAS LAS COSAS

El día y la noche son tuyos, y son míos por ti.


La noche me aleja de los afanes del día para refrescar mi cuerpo, para renovar mi
fortaleza natural.

El día para ponerme en nuevas actividades, para darme la oportunidad de


glorificarte, para servir mi generación; adquirir conocimiento, santidad y vida eterna.

Pero entre todos los días uno es para tu honra y nuestro reposo. Este día nos
recuerda tu creación, la resurrección de nuestro Salvador y entrar al reposo.

Tu casa es mía, pero soy indigno pecador de estar en ella, inadecuado para el
servicio espiritual, ignorante, débil y en necesidad de tu ayuda.

Estimulado por tu gracia me acerco a tu iglesia rogándote que avives mi hombre


interior por tu Espíritu, dame paz, sensibilidad y ojos espirituales para ver la luz de tu
palabra.

Que al salir de aquí conserve grata compresión de tu paz que sobrepasa todo
entendimiento, que mi adoración sea dulce, espontánea y viva.

Alimenta mi alma con tu palabra.


Auméntame la fe y pueda mi corazón estar más unido a Jesucristo. Amén.
SEÑOR DE TODO SER

Hay una cosa que merece mis mayores cuidados y que llama mis ardientes deseos.

Que es, que yo pueda responder el gran fin para el cual fui hecho, para glorificarte a
ti que me formaste y hacer todo el bien que pueda a mi prójimo.

De cierto que la vida no es digna, si esto no puede ser desarrollado para este noble
propósito. Aún, Señor, cuán poco piensa la humanidad sobre esto.

La mayoría de los hombres viven para ellos mismos, dañándose y dañando a los
otros.

Ellos piensan que las cosas temporales y las materiales pueden hacer feliz un alma
inmortal.

Oh, pero cuán falsos son esos sueños; y cuán miserables los que sueñan en ellos,
porque toda la felicidad consiste en amarte y ser santo como tú eres, oh Dios.

Te suplico, pues, que me sanes de ese mal y apartes mis ojos de la vanidad.

Dame de tu gracia para que la salud de mi alma sea cada vez más vigorosa siendo
guiado por una mente celestial, apártame de la necedad del mundo presente y ábreme al
mundo por venir.

Ayúdame a conocer continuamente que no puede haber verdadera felicidad, ni el


cumplimiento de tus propósitos para mí, aparte de vivir en y por el Hijo de tu amor.
Amén.

OH HIJO DE DIOS E HIJO DE HOMBRE


Tú fuiste encarnado, sufriste, resucitaste y ascendiste a los cielos por mi causa.

Tu partida no fue un signo de separación, sino una garantía de tu regreso.

Tu palabra, promesas y sacramentos anuncian tu muerte hasta que tú vengas otra


vez.

Ese día no es de miedo para mí, por tu muerte me has redimido, tu Espíritu me llena,
tu amor me estimula, tu palabra me gobierna.

Yo he confiado en ti y tú no te negaras a mi confianza, esperé por ti y nunca ha sido


en vano.

Tú volverás para levantar mi cuerpo de la tumba y lo unirás a mi alma por tu infinito


y maravilloso poder y amor, más grande que el poder que ata los mares, los cielos y la
tierra.

Tú vestirás esto corruptible de incorruptibilidad, esto mortal de inmortalidad. Este


cuerpo de debilidad en uno de poder, de carne en uno espiritual, de vergüenza en uno de
gloria.

Tú me has dicho que juzgarás cada pensamiento, palabra y obra de mí en aquel día.
Y que después tú secarás toda lágrima de mis ojos y me harás entrar en paz, reposo y
vida eterna con tus elegidos.

Oh Dios, mantenme en esta fe y dame esperanza y temor por el día del Regreso de
Cristo. Amén.

TU OH DIOS QUE ELIGES A LOS SANTOS


TU OH DIOS QUE ELIGES A LOS
SANTOS TU

Bendito es el hombre a quien tú escoges y lo llamas para ti mismo.

Contigo hay misericordia, redención, seguridad, perdón. Tú me has levantado, me


sacaste de las cadenas del pecado, me has descargado no sólo en el tribunal de los cielos,
sino también en mi propia conciencia; me has justificado por fe, me has dado paz
contigo, me has hecho disfrutar la gloriosa libertad como un hijo.

Sálvame de la falsa esperanza de los hipócritas, nunca piense yo que soy nacido del
Espíritu a menos que yo tenga la mente del Espíritu, nunca encuentre yo satisfacción en
los deberes externos del evangelio, mientras mi corazón no sea recto y sincero contigo.

Que pueda yo juzgar mi sinceridad en la piedad por mi temor de ofenderte, mi


esfuerzo en conocer tu voluntad y mi diligencia en negarme a mí mismo.

Que mis afanes y cuidados de esta vida puedan apartarme de mis deberes
espirituales, ni que puedan hacerme despreciar la única cosa que es necesaria.

Líbrame de ser indiferente o lento a tus represiones, exhortaciones y llamados.

Oh Señor, enséñame el santo arte de permanecer en ti, de estar en el mundo y no ser


del mundo, de hacer todo en una manera consistente y siendo dirigido por tus
testimonios estatutos y precepto: Guiado por ti. Amén.

FE

Mi Dios
Te bendigo porque me has dado ojos de fe para verte como un Padre, para saber que
estoy en pacto contigo, para experimentar tu amor sembrado en mí. Porque la fe es la
gracia de unión contigo por la cual puedo descifrar mi derecho contigo.

La fe echa mi ancla donde yo pueda confiar en ti y verte como mi Señor.

Agrádate, Oh Dios, de vivir y moverte conmigo,


respira tú en mis oraciones,
aviva mis alabanzas, habla en mis palabras,
muévete en mis actos,
causa en mí crecer en tu gracia.
Tus generosas bondades me han ayudado a creer, pero mi fe es débil y tambaleante,
su luz es tenue, sus pasos temblorosos, su crecimiento es lento, sus infidelidades son
frecuentes.

Oh Señor aviva en mí el fuego de la confianza en ti, que mi fe no duerma, porque


cuanto ella se acuesta las inmundicias invaden todos los rincones de mi alma, la codicia
se agranda y la malicia crece.

Oh Dios, auméntame la fe y fortalece su poder hasta que todos los cielos llenen mi
alma y toda impureza sea echada fuera. Amén.

CONOCIMIENTO DEL YO

A ti, Oh Dios, escudriñador de los corazones:

Es un buen día para mí cuando tú me das una imagen de mí mismo. Mi pecado es


mi mayor mal, pero tú eres mi mayor bien.

Me quiero proponer cargarme a mí mismo y no buscar glorias personales, porque


nadie desea recomendar el hoyo de su propia letrina. Mi país, familia e iglesia están
peor por causa de mis propios pecados, porque los pecadores traen juicio al pensar que
los pecados son pequeños, o que tú no te ofendes con ellos. Enséñame a no tomar
buenos hombres como mi ejemplo o que yo estoy bien porque soy como ellos.

Muéstrame cómo saber cuando una cosa es mala cuando yo pienso que es recta y
buena, cómo saber cuando algo es legítimo, pero viene de un mal principio o mal deseo,
tal como deseas reputación o prosperidad por usura. Enséñame a renovar diariamente el
arrepentimiento, hazme distinguir en la práctica el pecado remanente y el reinante.

Enséñame amar al prójimo, apartarme de la curiosidad y la injusticia. Dame celo


por la unidad y la gloria. Amén.
OH SEÑOR

Ayúdame a nunca esperar consolación del mundo sino sólo en ti.

No me dejes pensar que yo seré más feliz, si vivo para mí mismo, sino que seré feliz
si soy empleado para ti. Y si deseo vivir en este mundo, que sea sólo para hacer y sufrir
lo que tú me mandes.

Enséñame: Que si no vivo una vida que te agrade tampoco puedo vivir una vida que
me agrade a mí.

Ayúdame a desear el espíritu y carácter de los ángeles quienes diligentemente bajan


a este mundo hacer tu voluntad, aunque sus deseos sean celestiales y no se detienen en la
menor cosa terrenal; entonces, Señor, seré de ese carácter que debo tener.

Ayúdame a no pensar vivir por mi propio poder, sino a buscar siempre tu ayuda y
guía.

Enséñame que no hay verdad mayor que esta: que separado de ti nada puedo hacer.

Oh Dios, déjame ser devoto para ti, que todo mi amor sea para ti, yo y todo lo que
tengo sea para ti.

Hazme más espiritual, más fructífero, déjame experimentar la dulzura de tus gracias
en mis cargas diarias.
Necesito tu ayuda, oh quiera mi alma ser sensible de ti para toda santificación.

Enséñame a experimentar como Simeón, que Cristo y sólo Cristo es la consolación


de Israel. Amén.

EL HOMBRE ES NADA

Oh Señor,
Yo soy un cascarón lleno de polvo, aunque animado con una invisible alma racional
y renovado por el poder de tu bendita gracia.

No soy de gran valor o de valioso precio, sino uno que no tiene nada y es nada
aunque escogido por ti desde la eternidad.

Padre te doy gracias por haberme persuadido del mal y de la miseria de mi estado
pecaminoso, de la vanidad de las criaturas y sobre todo de la suficiencia de Cristo.

Cuando Tú me guíes tendré control de mí mismo,


cuando Tú seas mi soberano, seré bien gobernado,
cuando Tú tomes cuidado de mí, estaré bien seguro,
cuando Tú me suplas, entonces estaré satisfecho,
cuando yo me someta a tu providencia, haré mi voluntad
cuando yo estudie amarte, honrarte y confiarte, me
serviré.

Señor es mí gran propósito llevar mi corazón a ti, pero soy idólatra de mí mismo y
de mi carne, convencerme que no puedo ser mi propio dios, ni darme felicidad a mí
mismo.

Ayúdame a ver lo que es tu gracia, dame fe y sea tu providencia la práctica de esas


lecciones; que cuando el dinero es mi ídolo, tú te alejes; cuando los placeres son mi
todo, tú lo amargues.

Muéstrame que nada creado puede sanar una conciencia herida, o ser el soporte de
mí ser el consejo de mi alma.

Oh buen Dios, llévame a la cruz de Cristo y déjame allí. Amén.


DEVOCION A DIOS

Señor
Te doy gracias por aquellas ocasiones que por tu gracia he hecho algo para agradarte
y experimentar el fin con el que me creaste.

Oh que fuera yo santo como Tú eres Santo.


Puro como Cristo es puro,
Perfecto como tu Espíritu es perfecto.

Yo siento que estos son los mejores mandamientos de tu Libro. ¿Podré yo


romperlo? ¿Debo yo quebrarlos?

¡Ay Señor, que soy pecador!, romper tu ley, ofender tu Santo Espíritu quién es
infinito en bondad y gracia.

Oh si Él me castigara por mis pecados nada heriría mi corazón tanto como ofenderle.

Y aunque yo repito continuamente mis pecados,


Tú continuamente repites tu bondad hacia mí.

¿Qué debo hacer para glorificarte y honrarte delante de todos los seres? Oh que
pueda yo mismo darme conscientemente a ti y a tu servicio, sin impedimento y para
siempre. Que pueda ser moldeado enteramente a tu voluntad y amor.

Pero he aquí que no puedo vivir sin pecar, son débil y lleno de corrupciones contra
ti.

Señor te ruego que por los méritos de Cristo pueda yo tener un lugar entre aquellos
ángeles que te adoran sin cesar por toda la eternidad y ser consagrado a ti.

Dame, pues, un corazón santo, una mente celestial y pueda yo sujetar todo mi ser
para adorarte y ser dedicado a tu servicio según las leyes de tu evangelio. Amén

OH DIOS ESPIRITU SANTO

Tu quién procedes del Padre y del Hijo, ten misericordia de mí.


Cuando tu te movías sobre el caos, el orden nació, vestiste de hermosura la creación y la
llenaste de buenos frutos.

Te ruego que te muevas sobre mi desordenado corazón.

Quita mis debilidades de deseos malos y aborrecibles codicias, disipa las tinieblas de
incredulidad.

Ilumina mi alma con la luz de tu verdad pura. Hazme fragante como el jardín del
Paraíso, en ti que me das piadosos frutos, hermoséame con tu gracia celestial, radiante
con rayos de tu luz espiritual.

Sumérgeme en la gloria de tus divinos oficios. Sé tú mi consolador, luz, guía y


santificador.

Toma tú las cosas de Cristo y hazla saber a mi alma, llévame a la cruz y hazme ver mis
pecados como los clavos que lo traspasaron.

Las cuerdas que lo ataron, las espinas que lo hirieron, la espada que traspasó su costado.

Ayúdame a encontrar en su muerte la inmensidad de su amor. Abre mis ojos al contenido


de sus palabras: "Consumado es". Aumenta mi fe en el claro conocimiento de su
expresión, propiciación, que la culpa fue quitada, mi deuda pagada, mis pecados
perdonados, mi persona redimida, mi alma salvada, el infierno conquistado, el cielo
abierto y la eternidad es mía.

Oh Dios, Espíritu Santo, enséñame tus lecciones de verdad con el idioma de tu


misericordia y presérvame para tu reino celestial. Amén.

BENDITO SEÑOR JESUS

Ante tu cruz me arrodillo y veo la maldad que te causó ser hecho maldición, el mal que
excita la ira de Dios.

Muéstrame la enormidad de mi culpa por tu corona de espinas, tus pies y manos


clavados, tu cuerpo lacerado, tus angustias de muerte, tu sangre es la sangre de Dios
encarnado, su valor infinito, su valor más allá de todo pensamiento.

Infinito debe ser el mal y la culpa que demanda tal precio.


Sangre de Dios por criaturas viles, débiles e infieles. El pecado es mi enfermedad, mi
monstruoso mal nació en mi nacimiento ¡vive en mi vida!. Fuerte en mi carácter, domina
mis facultades, me sigue como una sombra, muy a menudo en mis pensamientos, la
cadena que esclaviza mi alma. Más pecados que yo, porque el sol me da luz, el aire
respiración, la tierra se sostiene, sus frutos me nutren, y las criaturas constituyen a mis
fines.

Oh Señor nuevas son tus misericordias cada mañana para ser tan infiel y desobedecerte.
Ella han recibido los azotes y la muerte que merezco.

Hazme caminar en humildad, con conciencia tierna y un corazón que ame obedecerte.
Hazme experimentar ser un heredero de la salvación. Amén.

SEÑOR DE TODA BONDAD Y MISERICORDIA

Que nunca yo pueda caer del conocimiento de la verdad, nunca descanse en la letra de
las doctrinas, aunque estas sean espirituales, sino en las letras y espíritu de tu bendita
palabra.

Enséñame, pues a que renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, te pueda


vivir justa, sobria y piadosamente.

Que nunca mi apoyo sean mis convicciones y determinaciones, sino que sea fuerte en ti
y en tu poder.

Que nunca pueda encontrar tu gloria insuficiente en, mis deberes, pruebas y conflictos.

Nunca quede corto de buscar aquel que es lleno de gracia y verdad, el amigo que ama en
todo tiempo, quien sana todas mis dolencias y cura todas mis enfermedades.

Nunca confirme mi religión a los casos extraordinarios, sino que yo te reconozca en


todos mis caminos.

Nunca limite mi devoción a momentos especiales, sino que yo tema todo el día.

Nunca mi devoción a ti sea sólo el domingo en tu casa, sino cada día en cada momento,
dentro y fuera del hogar.

Nunca haga la piedad un vestido ocasional, sino en hábito, y no solo en hábito, sino una
naturaleza; no sólo una naturaleza sino una vida.

Hazme el bien en todos tus tratos por todos los medios de gracia; en la adoración,
oraciones, lectura, alabanzas y predicción, y que al final yo entre a las moradas eternas,
donde no hay templo, sino la gloria tuya y la del sendero. Amén.

OH DIOS

Quiera tu espíritu hablarme que yo pueda hablar a ti. Yo no tengo mérito alguno, que los
méritos de Cristo sean por mí.

Yo nada merezco, pero espero en tu tierna misericordia. Yo estoy lleno de debilidades,


pecados y necesidades, Tú eres lleno de gracias.

Yo confieso mi pecado, mi frecuente pecado, mi voluntario pecado. Todos los poderes


de mi cuerpo y alma están podridos. Una fuente de corrupción está atada a mi
naturaleza.

Voy de habitación en habitación en mi corazón y todo lo que hallo es malos deseos,


adulterio, fornicación, resentimientos, descontento, incredulidad, avaricia, maldades,
lascivia, lujuria, murmuración, envidia, soberbia, insensatez.

No soy una hoja seca llevada por el viento, solo sirvo para ser quemado.

Señor, ¿Tendrás tu misericordia de mí?. Oh Padre, Tú me has quebrantado en pedacitos,


me has hecho ver la idolatría que tengo de mí mismo.

Pero también me has dado al señor Jesucristo por fe, y ahora mi corazón se ha vuelto a
la santidad y mi vida busca cómo obedecerte.

Ayúdame en todos mis hechos que yo pueda luchar contra el pecado y quiebre mi
orgullo.
Líbrame del amor al mundo y de la vana gloria de esta vida, de todo lo que sea natural al
hombre pecador y que la naturaleza de Cristo sea vista de día en días en todo mi ser,
pensar, hablar y actuar.

Dame de tu gracia para cargar tu voluntad sin quejarme y levantarme a servir a Cristo
por siempre. Amén

DENUEDO

OH DIOS, SEÑOR DE LA INMORTALIDAD

Ante ti se postran los ángeles y los arcángeles, cubren sus rostros, te alaben y te sirvan
con santo temor y reverencia, porque tú eres Santo.

Tú eres Espíritu y requiere verdad en lo interior, ayúdame adorarte en espíritu y en


verdad.

Tú eres justo, no me dejes albergar pecado en mi corazón, ni ser indulgente con la


mundanalidad en mi ser, o buscar satisfacción en las caras creadas.

Yo pueda conocer de tu gracia en mí y no sea indiferente por ser rico o pobre; exitoso o
desalentado, admirado o despreciado.

Pero cuando me lamente por el pecado, y tenga hambre y sed de justicia, amando con
sinceridad al señor Jesús y gloriándome en su cruz.

Hazme un hombre de convicción y firme resolución de poner por obra tu palabra, que yo
confiese a Cristo delante de los hombres. que sea celoso de su gloria, firme en soportar
los reproches de la fe, celoso de su conocimiento, lleno de su sabiduría, cuidadoso al
conducirme en todo y humilde para preguntarte a ti todas las cosas antes de hacerla o no.

Oh Dios, mantén, mi mente en paz, sabiendo que nada puede sucederme sin tu permiso y
tu buen control. Amén.
GRACIA ACTIVA

Señor Jesús, gran Sumo Sacerdote


Tú has abierto un camino nuevo y vivo por medio del cual las criaturas defectuosas
pueden acercarse a ti y ser aceptables.

Ayúdame a contemplar la dignidad y majestad de tu persona la perfección de tu


sacrificio, la eficacia de tu intersección. Oh que bendiciones tan variables, acompañan la
devoción cuando cargados bajo el peso de las pruebas, los afanes y cuidados que nos
socavan, los temores que me turban, las debilidades que me oprimen.

Yo puedo venir a ti en mis necesidades y recibir tu paz que sobrepasa todo


entendimiento.

La gracia que restaura es necesaria para preservar, guiar, proteger y suplir, ayúdame,
pues.

La vida de tus santos estimula mis esperanzas, porque ellos fueron pobres y ahora
ricos; esclavos y ahora libres; incompletos y ahora hechos perfectos.

Quieran mis deseos ser ensanchados y mi esperanza alargada, que yo pueda honrarte con
una total dependencia y la grandeza de mi expectativa por ti.

Te ruego que esté conmigo y me prepare para todas las sonrisas de la prosperidad, las
fuentes de la adversidad, las pérdidas de las cosas, la muerte de los familiares y amigos,
los días de oscuridad, los cambios de la vida y el gran cambio final.

Que yo pueda hallar la gracia oportuna en todas mis necesidades. Amén.


SANTO SEÑOR Y DIOS

Cuán poco arrepentimiento hay en el mundo y de cuántos pecados tengo que


arrepentirme, estoy atribulado por mi pecado de pasión, por la vergüenza y honor de el
como un mal.

Tengo el propósito de sujetar mis pasiones pecaminosas y vengo a ti por poder para eso.

Mi pecado es que mi corazón se agrada o se atribula tanto con las cosas que me agradan
o me inquieta sin tener consideración de Cristo. Mis intereses carnales los pongo por
encima de mi deber de procurar una conciencia sin ofensas delante de ti y de los
hombres.

Oh Dios, no dejes que yo olvide que tengo un eterno deber de amar, honrar y obedecer
solo a ti, dame fe para creer que solo tú mereces y eres digno de toda adoración, pues mi
mente te lo dice y lo sabe muy bien, pero mi corazón no, estoy frío, endurecido.

Oh Padre de misericordias, Tú has dicho que por haberse multiplicado la maldad, el


amor de muchos se enfriará, y mucho se ha multiplicado la maldad y he experimentado
eso en mí mismo, tener, pues misericordia de éste miserable pecador y líbrame de este
enfriamiento de corazón.

Dame que mi mayor deseo sea contemplar la hermosura de tu santidad; lávame en la


sangre del cordero que fue inmolado, dame un corazón recto y que espíritu noble me
sustente, devuélveme el gozo de tu salvación.

Oh señor, que el fuego de la multitud de tus compaciones caliente mi hambre interior y


la gracia de tu Santo Espíritu llene mi alma. Amén.

OH SEÑOR JEHOVA JUSTICIA NUESTRA

Ayúdame.
Yo estoy lento para aprender, pronto para olvidar, débil para agarrar.
Yo estoy a los pies del monte cuando debería estar en la cima, yo estoy afligido por mi
corazón sin gracia, por mis días sin oración, por mi pobreza en amar, por mi lentitud en
mi carrera al cielo, por mi conciencia manchada, por mis horas desperdiciadas.

Estoy ciego mientras la luz brilla alrededor de mí, te ruego que quites las escamas de
mis ojos que sacudas el polvo del mal corazón de la incredulidad.

Haz que mi mayor gozo sea el estudiar tu ser, hazme sabio para el bien, lento para el
mal, mi gozo sea meditarme en ti.

Contémplarte a ti, sentarme como María a tus pies, recostarme como Juan a tu pecho,
apelar a tu amor como Pedro, contar como Pablo todas las cosas como basura,
multiplicar tu gracia en mí, que yo sea más decisivo en mi carácter, más vigoroso en mis
propósitos, más elevado en mi vida, más fervoroso en mis devociones, más constante en
mi celo.

Y yo tengo una posición en el mundo, haz que el mundo no sea mi posición. Que yo
nunca busque en las criaturas lo que solo puede ser encontrado en el creador.

Que mi fe no se canse de buscarte hasta que en mis ojos yo pueda verte en la gloria.
Amén.

SANTO, SANTO, SANTO, ERES TU,


SEÑOR DIOS TODOPODEROSO

El que era, el que eres y el que ha de venir. Tú eres quién está sentado en el trono y Tú
vives por los siglos de los siglos.
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque Tú creaste todas las
cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas.
Oh Dios, por lo que Tú eres, me acercó con humildad ante ti, por tu gloria y majestad,
pero confiado que mediante la fe y por tu gracia mi alma ha sido unida a Cristo.

Tú no has acortado tu brazo para no salvar, ni tu oído se ha agravado para no oír, pero
mis pecados han hecho separación contigo, te ruego, pues, que conforme a la multitud
de tus compaciones perdones y borre mis pecados.

Tú has dicho que has sepultado los pecados de tu pueblo en lo profundo del mar; te oro
para que me dejes experimentar mis pecados irse ahogando y debilitando en mí cada vez
más, déjame conocer el poder de tu bendita gracia haciendo morir mis iniquidades, y
solo así viviré.

Señor, líbrame de la hipocresía, Guárdame de pecar contra ti en esto y de provocar a


rebeldía los tiernos retoños que Tú me has dado por hijo.

Enséñame a ser puro y tierno en la crianza de ellos, de tal modo que pueda presentarlo
delante de tu gracia como trofeos obtenidos por la cruz de Cristo llevando mis niños a
él, y su reino expandido. Amén.

TU, OH DIOS, EL GRAN YO SOY

Reconozco y confieso que todas las cosas vienen de ti, la vida, el aliento, la felicidad, el
progreso, la vista, el tacto, el oír, la bondad, la verdad y la hermosura.

Todo lo que hace agradable la existencia de ti. Dame gracia para saber más de mi
necesidad que yo pueda confesarlas voluntariamente revélame mi debilidad que yo
pueda conocer que mi poder está en ti, mis pecados son negros y profundos y se
levantan de un corazón de piedra, orgulloso, egoísta.

Ayúdame a confesarlo con lamento, con pesar y líbrame de querer excusarme o


disminuirlos, necesito la salud de mi alma; ven pues, buen médico y manifiesta tu
bondad y poder.
Necesito fe: tú quién me la has dado,ven pues, buen médico y manifiesta tu bondad y
poder.

Necesito fe: tú quién me has permitido mantenerla, fortalecerla, aumentarla. Enfoca esa
fe sobre la obra de Cristo, la majestad de tu ser, y la operación del Espíritu Santo. Toma,
oh Dios, mi corazón llénalo de amor gratitud, esperanza y gozo.

Haz que mi alma se deleite en tus promesas, y que al guardar tus mandamientos para
alcanzar lo prometido, tú me hagas entendido y aborrezca yo todo camino de falsedad.

Mi amado bien está en amarte, déjame crecer en amor y piedad,yo quiero alabarte por
toda la eternidad. Amén.

JEHOVA DIOS

Tú, creador, sustentador, propietario de todas las cosas, yo no puedo escapar de tu


presencia o control, ni deseo hacerlo así.

Mi privilegio es estar bajo la sombra de la omnipotencia, justicia, sabiduría, paciencia,


misericordia y gracia.

Tú amas más y mejor que un padre terrenal, me maravillo de tu corazón y adoro tu


sabiduría, temor tengo frente a tu poder y me humillo a mí mismo frente a tu pureza.

Es solamente el descubrimiento de tu bondad lo que puede ahuyentar mi miedo, llévame


hasta tu presencia y ayúdame a confesar mis pecados.

Cuando traigo mis culpas del pasado estoy consciente de mi indignidad, yo tiemblo para
venir a ti, pues soy gusano, huesos y polvo, y no hombre.

Muchas veces he condenado tu bondad, he abusado de tu amor, merecedor soy de


muerte eterna. Pero mi recuperación no puede venir de mí porque yo puedo destruirme,
pero nunca salvarme a mí mismo.

¡Ayúdame, oh Dios, porque perezco!.

Tu gozo es mi fortaleza, gózate en mí llevándome en santidad y pureza, Guárdame de


las codicias del mundo. Portaría mi alma, y en el valle de sombra de muerte está tu
conmigo, y no temeré mal alguno, y en tu casa viviré por largos días y se dirá que la
misericordia de Jehová hizo todo esto por un miserable pecador. Amén.

IMITANDO A CRISTO

Señor Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo.

Te doy gracias por este nuevo día, por la brillantez del sol, pero sin tu luz ninguna luz
será de provecho.

Dame la lámpara salvífica del Espíritu que yo pueda verte a ti el Dios de mi salvación, el
deleite de mi alma regocijarme en tu amor.

Yo encomiendo mi corazón a tu tierno cuidado, porque si lo traicionara qué es el


corazón natural.

Dame discernimiento de sus artimañas, ayúdame a reconocerlo cuando se viste de ángel


de luz, para engañarme y a resistirlo para que sea urgido.

Puedan mis palabras y mis obras guiar a otros a la altura del camino de la fe y el amor.

Causa en mi ser un espejo de tu gracia para mostrar a otros y en especial a mis hijos, el
gozo de servirte, oh Dios afina y entona mis labios para que proclamen tus alabanzas.
Cúbreme con tu luz y el brillo de Cristo esté alrededor de mí y la lámpara de la ternura
sea mi senda.

Enséñame el buen arte de hacer buen uso de las cosas materiales como un trampolín
para alcanzar las eternas. Ayúdame a ser paciente y comprensivo con el ignorante.

Enséñame a caminar como Jesús anduvo en este mundo, haciendo el bien a todos y
deleitándome en hacer tu voluntad. Dame, te ruego, un lugar entre los pobres de espíritu,
a preferir la amistad de los humildes y mansos de corazón, a estimar a los demás como
superiores a mí mismo y encontrar en la humildad el idioma con que se puede hablar en
los dos mundos. Amén.

OH NUESTRO DIOS

Tú el más justo, el más grande, el más hermoso, el primero de todos los seres y el único
digno plenamente de ser adorado.

Cuando pienso en ti y tú me concedes la bendición de revelártenos con dulzura, diez mil


deleitantes pensamientos brotan en mi corazón, diez mil fuentes de placeres son
despertadas, todo mi ser rebosa de momentos de felicidad.

Cuando pienso en aquello que tú nos has dicho, que no sólo eres el Dios de tu pueblo,
sino Dios exclusivo para tu pueblo, se regocija y salta de alegría mi alma por ti. ¡Bendita
sea tu misericordia por siempre!

Cuando pienso que Tú llamas las cosas que no son como si fuesen, porque Abraham ya
viejo, sin hijos, y Sara estéril en su matriz, le había cesado su costumbre, aún así, le
llamaste padre de muchas gentes, y hoy día millones son los hijos de Abraham mediante
le fe en Cristo; de cierto que no hay Dios como Tú, perdonador, comprensivo, glorioso
en santidad y sabiduría: mi alma te bendice para siempre.

Oh Dios, gracias por el cuerpo que Tú me has dado, por preservar su poder, su vida, la
facultad de disfrutar; gracias por darme ojos, oídos, manos, por el diario sustento, la
ropa, el techo, gracias por hacerme un ser sociable, por darme hermanos, familiares,
amigos; por la habilidad para ayudar a otros, por hacerme conocer que puedo interceder
por otros en oración, y sobre todo por enseñarme a orar por el avance de tu reino sobre
toda la tierra.

Oh nuestro Dios, aumenta mi amor por el tiempo y la eternidad. Amén


EL PROPOSITO DE VIVIR

Concédeme que yo no salga en blanco de esta vida, que no sea causa de que se hable
mal del camino de la verdad, ni que mi libertad sea ocasión para la carne.

Que pueda yo, por el amor, servir a los otros y agradar a mi prójimo en lo que es
bueno para edificación.

Que yo pueda diferenciar lo que es adorno de lo que es esencial en el Cristianismo,


buscando las cosas que son hermosas y de buen nombre.

Que yo pueda seguir el camino de Cristo con mi carácter como con mi lengua; con
mi vida como con mis labios.

Que yo pueda decir a todos que te encontré y que voy hacia el lugar que el Señor me
dio e invitarlos a venir para bien de ellos.

Que yo pueda estar preparado para lo inesperado de este mundo tan cambiante y que
mis pasos sean pasos seguros saliendo de aquí hacia ti.

Que yo pueda ser en carácter y en conducta como el rocío de los cielos, como la sal
de la tierra, como la luz del mundo, como la plenitud de la fuente.

Que nunca pueda ser avergonzado de Jesús o sus palabras; que no sea apartado del
deber por miedo, ni desalentado al deber por la debilidad.

Que yo pueda ver todo por la ley divina, que mi juicio sea informado y mi corazón
santificado.

¡Oh Dios!, prepárame por tus disciplinas, de tu providencia y las ordenanzas de la


piedad, para la hora de la muerte y los gozos y servicios que hay detrás de la tumba.
Amén.

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