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Estado del arte o estado de la situación es el resultado que expresa y formaliza, en forma escrita,
todo el proceso cognitivo que hemos desarrollado, mediante la lectura de la bibliografía encontrada
en relación con nuestro problema y temas conexos. Es uno de los elementos principales del
proyecto, en tanto compone el documento que presentaremos a la institución que nos convoca; a
la vez, es la manifestación del proceso realizado por nosotros en relación con lo que hemos
denominado instancia de validación conceptual, que equivale a decir proceso de validación de
nuestras hipótesis sustantivas.
El esfuerzo por “recortar” nuestro objeto de conocimiento supone, luego de formularnos nuestros
interrogantes, comenzar por la teoría en el sentido de supuestos o hipótesis que les dan respuesta
en forma conjetural. Para ello, necesitamos leer en relación con el problema específico que tenemos
que resolver o, en su defecto, rastrear todo el conocimiento respecto del tema que nos ocupa, y/o
temas conexos. A menudo, luego de las lecturas, nuestro objeto de conocimiento requiere
reformulación total o parcial. Vamos de nuestras ideas preliminares a la bibliografía especializada y
a la/s pregunta/s y a las respuestas posibles, que serán nuestras hipótesis de trabajo. La índole de
nuestra/s pregunta/s estará en estricta conexión con el saber que hayamos obtenido: buenas
preguntas requieren un conocimiento amplio del tema y, consecuentemente, nuestras hipótesis
también tendrán amplias posibilidades de ser buenas. La formulación de nuestros supuestos o
hipótesis, en tanto formas conjeturales de respuestas al problema, es de fundamental importancia,
pues son imprescindibles para guiarnos en el proceso de validación empírica por medio del que
contrastaremos nuestra teoría con los observables empíricos.
Idea↔Revision Bibliográfica
Preguntas→Hipótesis
Insistimos mucho en este carácter dialéctico del proceso, pero es realmente importante que lo
tengamos presente todo el tiempo: investigar es una empresa que requiere paciencia, resistencia
ante las dificultades y la decisión de progresar en el conocimiento.
Cuando encaramos el trabajo de búsqueda bibliográfica, es necesario tener presente que existen
diferentes fuentes de información:
FUENTES GENERALES:
son las que proporcionan pistas para localizar las referencias de naturaleza general sobre un tema,
como, por ejemplo, cuando un periódico edita una nota sobre una investigación científica que tiene
relación con su tema de interés. Si bien la nota en sí no constituye una información científica, sino
periodística, nos permite conocer que se está realizando dicho estudio (o que se ha realizado) y
comunicarnos con el instituto y el investigador que la realiza. Podemos consultar periódicos,
revistas, noticieros, etc. Proporcionan una introducción muy general sobre el tema.
FUENTES SECUNDARIAS:
son artículos de reseña, antologías de lecturas, síntesis de otros trabajos sobre el tema,
enciclopedias, etc., pero aún no son artículos científicos, aunque se les aproximan bastante.
FUENTES PRIMARIAS:
éstas son las fuentes fundamentales y realmente válidas para la construcción del estado del arte. Se
trata de los informes de investigaciones reales efectuadas y aparecen en las revistas científicas.
También en las bibliotecas de instituciones como universidades, institutos de formación, y otros
organismos dedicados a la investigación científica; en las mismas se encuentran monografías, tesis
y demás tipos de trabajos que se podrán consultar. Por ejemplo, podríamos recurrir a la Biblioteca
del Maestro, las bibliotecas de los ISFD a nuestro alcance, la biblioteca de FLACSO, las bibliotecas de
las diferentes facultades de la Universidad Nacional de Buenos Aires, las bibliotecas de las
universidades privadas, la del CONICET, la Biblioteca de las Mujeres, anuarios, revistas editadas por
los diferentes institutos de investigación de las diferentes carreras y/o facultades. Consultar
también revistas electrónicas y páginas de instituciones y organismos de investigación (Clacso,
Indec, página del Ministerio de Educación, de la Secretaría de Investigación de la CABA, de Secyt de
la UBA). Es importante tener presente que, en el estado del arte, sólo pueden incluirse fuentes
secundarias y primarias, pero no fuentes generales, por lo ya dicho al respecto.
Supongamos que hemos realizado todas las búsquedas posibles y tenemos el material (o
bien parte del mismo) en nuestras manos. ¿Qué hacer ahora? La siguiente tarea es,
entonces, comenzar a leer y “fichar” los materiales.
Si bien cada persona tiene sus propias estrategias de estudio y lectura, en términos generales
conviene ir leyendo primero rápidamente el material en su conjunto para luego volver a leer
detenidamente y empezar a fichar cada uno de los artículos, monografías, etc. En el fichado
comenzaremos por colocar las referencias bibliográficas: autor, nombre del artículo o libro (si se
trata de artículo, el nombre, número y año de la revista), editorial y lugar y fecha de edición. Luego,
dado que ya estamos familiarizados con el texto en cuestión, retomaremos las ideas o hipótesis
centrales del trabajo, la metodología utilizada, los objetivos, los resultados y también el nombre de
los investigadores y la institución donde se ha llevado a cabo. Si se trata de un trabajo de teoría,
trazaremos los ejes teóricos que estructuran los conceptos centrales del autor. Podemos recurrir
para ello a citas textuales entrecomilladas con número de página, o bien traduciremos con nuestras
palabras aquellos conceptos sustantivos. Generalmente, es bueno combinar ambas cosas, ya que lo
textual sirve de control para nuestra interpretación del texto de manera que no se desvirtúe lo dicho
por el autor.
En relación con la primera pregunta, diremos que para evaluar si se ha hecho una correcta revisión
de la literatura y una buena selección de las referencias para formular el marco teórico es
conveniente tener en cuenta los siguientes criterios, aunque no son excluyentes de otros y los
formulamos simplemente como una guía:
si consultamos un banco de datos;
si solicitamos referencias de por lo menos 5 años atrás;
si hemos revisado por lo menos 4 revistas científicas relacionadas con el tema;
si hemos buscado textos sobre el tema en dos buenas bibliotecas;
si consultamos con más de una persona experta en el tema;
en el caso de no haber hallado información en fuentes primarias, si se buscó en una fuente
terciaria o general;
si se conversó o contactó con algún investigador que haya estudiado en un contexto similar
el tema del estudio.
Es importante que exista un eje que unifique el argumento del escrito, generalmente estructurado
desde lo más general hacia lo más específico hasta llegar al objetivo mismo de nuestro trabajo. Se
trata de ir llevando al lector hacia el interés particular de nuestra indagación. Un criterio para
organizar las distintas consultas bibliográficas es el cronológico, comenzando por los trabajos
fechados más antiguamente. Este enfoque nos dará la oportunidad de contextualizar
históricamente las investigaciones y teorías, si ése es nuestro interés. Es importante ir articulando
los temas, a través de títulos y subtítulos, de manera que no se fragmente el texto. De ninguna
manera un estado del arte puede asemejarse a un fichado de artículos y libros. En realidad, este
fichado es sólo el punto de partida.
A su vez, a medida que vayamos registrando por escrito todo nuestro conocimiento con ayuda del
fichado, seguramente afirmaremos nuestras ideas, quizá advirtamos algunas dimensiones no
demasiado consideradas con anterioridad, o bien tomaremos conciencia de que necesitamos revisar
más bibliografía sobre algún punto. En fin, el estado del arte, además de ser uno de los componentes
del proyecto del cual derivaremos nuestro marco teórico –otro de los componentes obligados–, nos
servirá para reafirmar nuestro conocimiento, aun cuando ello implique modificar luego algún
aspecto del planteamiento o la formulación del problema.
No hay una única forma de citar, pero damos a continuación uno de los ejemplos más corrientes.
EJEMPLO 1
El siglo XIX inaugura una concepción distinta del individuo humano según la perspectiva de varios
sociólogos. Para Nisbet:
La premisa histórica de la estabilidad innata del individuo es puesta a prueba por una nueva
psicología social que deriva la personalidad a partir de los estrechos contextos de la
sociedad, y que hace de la alienación el precio que debe pagar el hombre por su liberación
de tales contextos. En lugar del orden natural tan caro a la Edad de la Razón, ahora tenemos
el orden institucional -la comunidad, el parentesco, la clase social- como punto de partida
de filósofos sociales de opiniones tan divergentes como Coleridge, Marx y Tocqueville. (...)
Finalmente, la idea misma de progreso es objeto de una nueva definición, fundada no ya
sobre la liberación del hombre respecto de la comunidad y la tradición, sino sobre una
especie de anhelo de nuevas formas de comunidad social y moral (Nisbet, 1977:22).
Como puede observarse, entre paréntesis se escribe el apellido del autor, luego va coma y año de
la edición, seguido de dos puntos con el número de la página correspondiente al párrafo citado, y
se cierra paréntesis. La cita obviamente está incluida en el cuerpo del texto y no va al pie de página
ni como nota final.
EJEMPLO 2
En el número 2 del Annèe con el título “La definition des phènomenes religieux” (Durkheim, 1899)
el autor afirma que la religión no es solamente una filosofía obligatoria ni tampoco exclusivamente
una disciplina práctica, sino lo uno y lo otro a la vez, dado que, en ella, el pensamiento y la acción
son inseparables.
Dado que aquí hacemos referencia a un artículo, pero no transcribimos textualmente nada del
mismo, nos limitamos, de manera similar a la anterior, a poner entre paréntesis el apellido del autor
y una coma seguida del año de edición (Durkheim, 1899).
EJEMPLO 3
Otra forma de citar es colocando los datos al pie de la página correspondiente. En un procesador de
texto, hacemos clic con el mouse en “Insertar” y seleccionamos “Nota al pie de página” y, una vez
allí, el tipo de numeración que preferimos. Como podrán observar, es la modalidad seguida en este
libro. Colocamos el apellido del autor, luego la coma, la inicial del primer nombre seguida de un
punto y finalmente los datos de la publicación: título, ciudad, editorial y fecha. El orden de los datos
varía de acuerdo al criterio que se siga. Como ejemplo, presentamos dos variantes:
Modo a)
Althusser, L., Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974.
Modo b)
Althusser, L., (1974) Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Buenos Aires, Nueva Visión.