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Obligaciones Mercantiles
Contrato de Suministro.
Por ejemplo, energía eléctrica, gas doméstico, diversos combustibles, agua (organismos
oiciales o descentralizados), mantenimiento de industrias, servicio de teléfonos (aparatos),
etcétera.
Incluso la primera de ellas señala en su art. 5º que en lo no previsto por esta ley, se consideran
mercantiles los actos de la industria eléctrica, por lo que se regirán por el CCo y, de modo
supletorio, por las disposiciones del CCF; pero los contratos de suministros de dichos
ordenamientos sí contienen normas especiales, y por ello la SCJN ha venido sosteniendo que
se trata de contratos administrativos, habida cuenta de que no existe un plano de igualdad ni
una relación de coordinación. Sin embargo, esos aspectos no son definitivos para erradicar al
acto del derecho mercantil, ni para calificarlos de administrativos, porque si así fuera, los
contratos con los consumidores tendrían también tal carácter.
5. Elementos Personales.
Son dos los elementos personales del contrato: el suministrante o proveedor o suministrador
y el suministratario o, como le llama el proyecto de reforma, consumidor, quienes quedan
vinculados por el contrato.
La cosa. En el suministro, el objeto del contrato se constituye por cosas, en el sentido corriente
del término (combustibles, materiales de construcción, minerales, aditamentos, implementos,
vituallas, mercancías de consumo general, etc.), pero también energías y fluidos, las que son
cosas en sentido jurídico, pero siempre muebles (piezas, refacciones, implementos, etc.), lo
que lo diferencia de la compraventa, en la cual también pueden ser objeto del contrato los
bienes inmuebles y los derechos.
La cosa objeto del contrato debe ser determinada en cuanto a su especie y calidad, pero no
en cuanto a su cantidad, porque esta es por lo general indeterminada, aunque no obsta que
pudiera determinarse.
Cuando las partes no expresan la cantidad por suministrar, pero establecen un límite mínimo
y un máximo del entero suministro o de cada una de las prestaciones singulares, corresponde
a la parte que tiene derecho a ello establecer, dentro de esos límites, la cantidad por entregarse
en cada periodo; mientras que cuando se trata de entregas continuadas, el suministratario de
ordinario decide, según sus necesidades, el volumen o cantidad por adquirir de los bienes.
En el contrato de suministro no existe una determinación del precio por pagarse en cada
entrega de mercancías, no solo porque se ignora la cantidad de mercancías por suministrar,
sino porque el precio para cada una de las entregas depende de eventos futuros ajenos a las
partes, como puede ser el incremento de los precios al consumidor o la inflación.
El precio en el suministro, como se dijo, se fija para cada entrega, ya que por virtud del contrato
el suministrante debe hacer tantas entregas como periodos se hayan pactado en el contrato;
se trata de una serie de prestaciones conexas entre sí en virtud de un solo acuerdo de
voluntades, pero autónomas en cuanto al precio y cantidad. Por definición, en el suministro no
es posible una prestación única, sino tantas como las partes convengan, y para cada una de
ellas se determina un precio que puede ser igual o distinto.
Garantizar las calidades de la cosa. El suministrante debe garantizar las calidades de la cosa.
Si las partes pactaron una calidad determinada, o la venta se hizo sobre muestras o calidades
determinadas y conocidas en el comercio, el suministrante debe cumplir con dicha calidad o
muestra. A falta de pacto, responde por mercancías de mediana calidad.
Recibir la cosa. Es obligación del suministratario recibir la cosa objeto del contrato en el lugar,
plazo y demás condiciones previstas en el contrato; se trata de una obligación de liberar al
suministrante de la carga de la custodia de la cosa, así como de asumir los riesgos de la misma
y los gastos de su recibo o extracción fuera del lugar de la entrega. Siendo obligación del
suministratario la recepción de la cosa, la mora en recibirla faculta al suministrante para hacerla
depositar por cuenta y riesgo del suministratario (por analogía, el art. 387 del CCo), y para
recibir lo que en su caso hubiere erogado por el depósito, sin obligación de responder de la
conservación de la cosa, salvo por culpa grave o dolo (por analogía, el art. 2292 del CCF).
b) Por los efectos del contrato. Si bien en el suministro existe un intercambio de cosas por
un precio, como ocurre en la compraventa, en esta la perfección del contrato determina
típicamente (salvo caso de impedimento como en géneros, cosa ajena o cosa futura) la
transferencia de la titularidad del derecho negociado, esto es, la compraventa de ordinario
tiene efectos reales; en el suministro, en cambio, la perfección del contrato no determina una
transferencia de propiedad inmediata, sino típicamente una obligación de suministrar o de
proveer, esto es, produce efectos meramente obligatorios entre las partes: proveer en forma
periódica o continua cosas convenidas, pactadas de forma normal en su género, contra un
precio determinado según cada entrega individualizada. Es decir, el contrato de suministro, si
bien es consensual como la compraventa, siempre es de eficacia puramente obligatoria; en
cambio, la venta puede ser de eficacia real cuando la cosa objeto del contrato es cierta y
determinada, en cuyo caso la transmisión de la propiedad se verifica por mero efecto del
contrato.
c) Por las entregas. La diferencia entre la venta y el suministro se hace más patente cuando
se trata de venta por cuotas, en la cual el prorrateo corresponde a la ejecución o el
cumplimiento de la prestación negociada de manera unitaria en el fraccionamiento de una sola
prestación, mientras queen el suministro la distribución de las entregas no es más que la
consecuencia de la pluralidad de los objetos y de las correspondientes prestaciones
comprometidas, tantas como las partes convengan en el contrato durante la vigencia del
mismo.
g) Por el precio. Como se dijo, en el concepto de suministro, contrato por el cual una de las
partes (suministrador o suministrante) se obliga a entregar a otra (suministratario) bienes o
servicios en forma periódica o continuada, a cambio de un precio en dinero; no se alude a
precio cierto, como sucede en la compraventa, sino simplemente a un precio en dinero, esto
debido a que las entregas son periódicas y no siempre es posible ni conveniente determinar
desde la celebración del contrato el precio al que habrán de sujetarse los bienes.
12. Terminaciones
El contrato de suministro puede terminar, como cualquier otro contrato, por haber vencido el
plazo de duración, por acuerdo de las partes, por incumplimiento de algunas de ellas o bien
por decisión unilateral de una de las partes.