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LAS TRES FORMAS DE FALTA DE OBJETO

El objeto en psicoanálisis debe caracterizarse como la falta de objeto, estudiando la


formulación a partir de la falta misma, es decir la prevalencia en tanto que tal del objeto
simbólico, del objeto perdido del deseo.

La falta de objeto es un nombre otorgado por Lacan al objeto de deseo freudiano. El trabajo de
despejar entre si las series freudianas, obliga a Lacan a revisar la clínica misma. Pueden
observarse tres formas de objeto a nivel clínico que centraran la atención de Lacan: objeto
fóbico, fetiche y el falo, este último adquirió gran preponderancia en el seminario de psicosis,
Lacan comienza a investigar el funcionamiento del falo, en las otras dos grandes estructuras
clínicas, la neurosis y la perversión.

La importancia del falo entraña una revisión necesaria de las formaciones lacanianas acerca de
la sexualidad y de la elaboración del Edipo y la castración que comienza a desplegarse.

FRUSTRACION, PRIVACION, CASTRACION.

Es un cuadro de doble entrada, se pueden articular las tres formas de la falta con las tres
órdenes del decir, con lo imaginario, lo simbolice y lo real. Por otro lado, las formas de la falta
sufren un clivaje peculiar, se articulan en función de la relación de los tres órdenes con tres
elementos que inicialmente desconciertan: la acción, el objeto y el agente.

La acción es padecida por el sujeto, es decir el psicoanalítico, el sujeto esta sujetado a la acción
de un agente, que dibujara distintos rostros de los Otros, distintos modos de su encarnación.

La no homogeneidad de las formas de la falta demostrara que no todos los sujetos son iguales
asi como también la relación especial entre sujeto y objeto. Solo una de las formas de falta de
objeto proviene de lo freudiano, las otras dos son formadas respectivamente de la teoría de la
formación de objeto: frustración, privación.

ACCION OBJETO AGENTE


Frustración real Simbolico
(imaginaria)
Privación Simbólico Imaginario
(real)
Castración Imaginario Real
(simbólica)

FRUSTRACION, DEMANDA Y DON

El primer paso es sacar a la frustración del empirismo, ubica a la frustración en el marco de la


relación especular con el otro, al mismo tiempo impide considerarla como formando parte de
la relación de las experiencias vividas de la relación dual con un “otro” real.

Remitiendo a las series freudianas del objeto. La función del agente en si mismo, introduce al
otro como objeto de amor, como persona. Se colocan así el Otro de la intersubjetividad, el
Otro del reconocimiento de los deseos. Así un aspecto que antes se confundía con el objeto
imaginario especular es diferenciado y situado a nivel del Otro como agente.

El objeto real que aún no se diferencia de la realidad, corresponde más estrictamente al objeto
de deseo como deseo del Otro, ese objeto que el transitivismo y la competencia que lo
caracteriza describe claramente y cuya medida da el semejante.
Lacan delimita la estructura misma del fenómeno, más allá de su presentación ingenua, en la
teoría de relación de objeto.

Existen dos vertientes de frustración dictada en “el discurso de Roma” en términos de


frustración del objeto de goce por parte del semejante, en esta vertiente predomina la
frustración en relación al objeto real de goce, de satisfacción en cuanto tal. Lo real debe
entenderse en su uso primero por parte de Lacan, como exterior a lo analítico.

La segunda vertiente remite al objeto en su dimensión simbólica, en dicha vertiente es la


madre el agente simbólico, es la denominada: frustración del amor.

Para desarrollar ambas vertientes es necesario consolidar la constitución de la función que se


denomina: agente simbólico. Esta es una consecuencia lógica de la anterioridad fundante del
orden simbólico para el sujeto hablante. Se sabe que la consecuencia misma del nacimiento
del deseo en el sujeto, es debido a su apresamiento por el lenguaje, causando la perdida de la
naturalidad del objeto, esta transmutación es inseparable del paso del objeto por la necesidad
del lenguaje. Freud habla de la indefensión del lactante, su dependencia de otro como base de
la comunicación, destacando al desamparo como concepto freudiano más desarrollado por
Lacan.

La función del llamado es inseparable del carácter simbólico del agente de la frustración, la
madre, que en lo real puede o no responder al llamado. Si responde debe aceptar que la
necesidad va a ser transformada a través de ese paso por el Otro, por eso deviene código: que
introduce en la necesidad la discontinuidad significante, que entraña la pérdida de su
especificidad de su objeto: ese Otro del cual el sujeto recibe un propio mensaje invertido.

El hecho de que ese Otro pueda responder al llamado, lo vincula con el par presencia-ausencia,
esto es lo que constituye el agente de frustración como tal, el problema no es la presencia-
ausencia del objeto real, sino mas bien la presencia-ausencia del Otro simbólico. Una vez que
la necesidad logro atravesar el código, surge la demanda.

El agente simbólico de la frustración que devendrá en significante M del esquema Rho,


introduce la presencia-ausencia del Otro como una dimensión fundamental, superponiéndose
a la presencia-ausencia del objeto real. De satisfacción. El carácter mismo de la satisfacción
sufre modificaciones fundamentales debido a la transformación en demanda.

La demanda no es de la satisfacción de la necesidad, sino de la presencia o ausencia del Otro


como agente. Este Otro detenta la posibilidad de poder responderle o no, es un privilegio que
detenta su omnipotencia, lo cual es al principio omnipotencia del Otro, no omnipotencia del
niño y su supuesto pensamiento inmaduro. Cuando la madre accede a ese poder, pasa a ser
real y el objeto que era real, deviene en simbólico: el don. Se trata de un nuevo despliegue en
torno a la presencia-ausencia de la madre como objeto primordial. El poder real que le otorga
a la madre el carácter de omnipotencia brinda a su respuesta un valor: los objetos de
satisfacción se vuelven signos de la buena o mala voluntad de ese Otro, poder en lo real,
algunos en distinta instancia de amor, se trata de signos de amor de Otro, no de objetos de
amor, el verdadero objeto de amor es ese Otro primordial, al que Lacan designa como objeto
primordial. Estos signos de amor del Otro, que transforma en objeto/s real/es de la necesidad
en objeto/s indiferencial/es desde es Angulo de la necesidad misma:dones.

Esto abre una abanico a partir de la redefinición de frustración:

1) El objeto primero de la satisfacción, por ejemplo: pecho real.


2) El objeto como objeto de amor: la madre como objeto primordial y agente simbolico.
3) El don signo de objeto de amor, avalar del objeto de necesidad que pierde su
especificidad, adquiriendo eso que se denomina valor.

Si se da pie a un intercambio de lugares entre el objeto y el agente, siempre en el


campo de frustración en tanto que dimensión imaginaria de la falta, generando dos
vertientes antes mencionada.
Lo único inmodificable es el casillero que define a la frustración como daño imaginario,
siempre en el campo de la frustración en tanto que dimensión imaginaria de la falta
generando las vertientes ya conocidas.
Existe un casillero sin modificaciones, es aquel que define a la frustración como daño
imaginario. Las dos vertientes en juego se relacionan con una doble estructura de la
frustración, dependiente del intercambio en los casilleros del objeto y del agente, de lo
simbólico y lo real.
El daño imaginario en la primer vertiente se refiere a la frustración del objeto de goce,
en la segunda del objeto de amor.
En el seminario V “Las formaciones inconscientes”, la frustración de goce es
frustración de la demanda vinculada con la satisfacción en cuanto tal, con el disfrute
del objeto con el goce del mismo. La frustración de amor, se dirige a un objeto que en
si, no tiene valor de goce alguno, su valor depende de la posición de objeto de amor
del otro. El objeto de la frustración de goce, desde la perspectiva significante que
ocupa a Lacan, queda sumergido en la teoría de lo imaginario, incluso equiparado al
objeto transicional que comparte su posición. En lo imaginario están ubicados tanto
los objetos del narcicismo como los de las pulsiones parciales.
La frustración de goce es articulada al autoerotismo, permitiendo la autodelimitacion
del objeto pulsional. “ La pulsión se dirige hacia el objeto real como parte del objeto
simbólico. Lo principal es nunca olvidar que el objeto real no engendra realidad
simbólica alguna.” Según Lacan se puede destacar dos aspectos: delimitar a la madre
(agente de frustración de amor) en su doble carácter ya indicado por Freud, objeto
primordial del amor en el sentido de una catexia objetal, y asimismo fuente de ese
poder que menciona Freud, mostrando que el amor dependía en su posibilidad misma
del traslado de la situación de peligro económico a la señal de condición de posibilidad
de la experiencia de la invasión económica, o sea al peligro de la ausencia materna
primero y luego al pedido de la pérdida de su amor. Este objeto necesita para
producirse la perdida de especificidad y naturalidad propia de la constitución del
objeto de deseo como tal. Por otro lado, la deducción del objeto pulsional como tal,
queda dentro de imaginario, equiparado al objeto parcial clásico, mientras que el
objeto simbólico primordial, ocupa un lugar como objeto total. El goce es un producto
real del sistema significante, interno a dicho sistema.
El don en tanto simbólico es la posibilidad de ser otorgado, anulado. El objeto
otorgado con carácter de don, solo puede perfilarse sobre el fondo del
anonadamiento simbólico de su particularidad como objeto. Al ser otorgado su valor,
depende su carácter de signo del acto del Otro.
El don implica un circuito, una circulación de dones, el intercambio, las estructuras de
parentesco, la ley de la alianza, la interdicción del incesto. Esta implicación del don, le
permite realizar a Lacan realizar una nueva articulación entre el Edipo y el objeto. La
definición de amor de Lacan, se articula con: amar es dar lo que no se tiene.
La frustración de amor sobre el acceso a la realidad simbólica característica del
intercambio humano, precisamente en la medida en que se funda en la anulación del
goce del objeto, en la pérdida de la particularidad de este último en relación a la
naturalidad.
La frustración de goce, remite al objeto, al círculo sin salida de la posesión del objeto
como tal, a una dialéctica de la agresividad competitiva con el semejante. Cualquier
relación con un objeto parcial en el campo creado por la presencia materna, no es más
que aplastamiento del amor del Otro, no una satisfacción n cuanto tal,.

PRIVACION Y CASTRACION EN RELACION AL DESEO DEL OTRO.

El sujeto experimenta la frustración como daño imaginario, la castración la ve como


una deuda simbólica, es una acción que lo inscribe en su fijación y en su dialéctica.
La privación se caracteriza a nivel de la acción por la presencia de la falta en lo real,
aun cuando nada e falta en lo real. Esto es efecto de lo simbólico, siendo el objeto
simbólico también, objeto que Lacan articula de modo explícito con el falo simbólico.
En relación a la privación materna, se sitúa la dialéctica de ser o no ser el objeto que
obtura dicha falta, es decir falo simbólico. El sujeto se coloca como señuelo eficaz dl
deseo del Otro.
El enigma es el objeto del deseo materno, siendo necesario el paso por la acción
simbólica de la castración. Es decir el objeto simbólico, el falo simbólico deberá dejar
lugar al imaginario, a la significación fálica.

SINTOMA Y FANTASMA

En Lacan no todo es significante, el inconsciente esta estructurado como el lenguaje.


Este es su punto de partida, Lacan es una formulación que se impone como una
conclusión de la misma, ya que se basa en las enseñanzas de Freud. El objeto “a”, es lo
que Lacan llama un descubrimiento propio en el psicoanálisis, cuyo estatuto exige que
en el campo de la experiencia psicoanalítica, no todo es significante. Aunque del todo
es estructura, lo que exige distinguirla del significante.
Lo esencial para entrar en la enseñanza de Lacan es considerar que metáfora y
metonimia eran la clave universal.
Partiendo de la definición dada por Lacan del fin del análisis en términos de
psicoanálisis, en términos de travesía del fantasma, aparece la cuestión de cuál es el
término correspondiente a: síntoma. No tiene sentido hablar de travesía del síntoma,
ya que Lacan habla del fantasma sobre el final del análisis. Por esto habría que
consultar si al inicio del mismo se atañe el síntoma, por eso se lo describirá como lo
que precipita su formalización. La oposición entre síntoma y fantasma, es la oposición
entre significante y objeto en la medida en que lo que prevalece en el síntoma es su
articulación significante, asimismo hay una implicación del objeto en el síntoma. Sin
embargo, se tendrán dos puntos de referencia: para el síntoma, su articulación
significante y su prevalencia en la entrada en análisis; la prevalencia del objeto y ser lo
que esta en juego al final del análisis para el fantasma. La clínica psicoanalítica se hace
bajo la transferencia y no debe carecer de ética, por eso es importante no reducirla al
síntoma, sosteniendo su distinción con el fantasma. El fantasma nos conduce a la
dimensión ética del psicoanálisis,
El síntoma lleva a una problemática terapéutica, a la curación, por eso se habla del
levantamiento del síntoma, su desaparición, pero si Lacan menciona la travesía del
fantasma es para no hablar de levantamiento o desaparición del mismo. Con el
fantasma se trata de ver lo que hay por detrás, aunque es algo difícil ya que detrás no
hay nada. Sin embargo, resulta ser una nada que puede sumir diversos rostros, en la
travesía del fantasma de trata de ir a dar una vuelta por esas nadas.
Lo mas saludable seria darse una vuelta por el lado de la nada, aunque no sea
obligatorio, acá aparece el “deseo del analista”, se trata del analista en tanto tal, como
tal, si de este o aquel, el de un analista efectivo. No es forzoso, ya que el analista
puede limitarse a un deseo, al deseo del médico.
Medico sin terapeuta: aquel que esta conforme en cierto modo, por la definición de
Lacan con respecto al amor: aquel que quiere que la cosa funcione, a nivel del
individuo que se le presenta. Pero es contrario al fantasma, en este sentido, el deseo
del medico lo es también. Incluso el síntoma como formación del inconsciente, debe
ubicarse en relación al discurso del amo. La entrada en análisis de Lacan, esta
modelada en lo que después sería el modelo del discurso: representación del sujeto
por el significante:

S1 S2

Sin embargo, es la estructura del fantasma y el fin del análisis lo que esta privilegiado en el
discurso analítico:

a s

S1

Implica al analista, poner el acento sobre su querer o sobre su deseo, sin embargo no deja de
estar presente la siguiente premisa: NO HAY CLINICA SIN ETICA. Puede ser que lo que quiera
obtener el analista sea, sujetos que encajen en el orden del mundo o que se las arreglen bien
con el Amo. Puede querer tener un efecto de reparación. Hay una experiencia y practica del
análisis consistente en tranquilizar y atemperar al paciente. Cuando llegan en pánico o
angustiados, hay una necesidad de la vida de atemperarlos, asegurarlos, darle cierta
serenidad. La cuestión ética para el analista está en decir, ahora es cuando el análisis puede
empezar y que no ha concluido. Se puede considerar terminado, justo cuando realmente
empieza, mas allá de su supuesto bienestar.

El análisis se presenta respecto de las normas, con un cierto carácter social que corresponde a
un lazo social de otro tipo: el discurso analítico. Sin embargo la extensión de este supuesto lazo
social es tan ínfima comparada con la extensión del lazo universal social, Lacan borro lo
·asocial” del análisis ubicándolo como otro lazo social.

El paciente apropósito de su síntoma, habla y mucho, habla de su síntoma en singular, en


razón de su formalización al empezar el análisis, lo hace para lamentarse de él, en cambio con
el fantasma no ocurre lo mismo, porque el paciente no va a análisis a lamentarse de su
fantasma, ya que es a través de él que obtiene placer, el síntoma provoca displacer. En el único
caso en que esta situación se complica, seria en la obsesión, ya que figura como síntoma
pudiendo ser también un fantasma. El paciente encuentra en su fantasma, un consuelo contra
su síntoma, aspecto ya expuesto por Freud que introdujo al fantasma en psicoanálisis como
una producción imaginaria, la cual está a disposición del sujeto en ciertas ocasiones
llamándola: sueño diurno.

En Estudios sobre la Histeria, tenemos a Anna O que empieza a hablar de su teatro privado,
del vínculo del fantasma con su consolación. Asimismo se puede vincular al fantasma con su
consolación filosófica por excelencia: masturbación. Es incluso en “Pegan a un niño” donde
Freud expone sobre el fantasma y la satisfacción masturbatoria. Esta satisfacción es un “goce
fálico” que alude a un goce distinto al goce del Otro.

Desde la primera consideración freudiana, el fantasma se presenta como algo que parece
producir placer al sujeto, mientras que el síntoma produce displacer. El paciente puede gustar
de narrar sus sueños, disfrutar de sus lapsus, incluso creer que divierte al analista con sus
chistes. Un obsesivo con varias inhibiciones, en análisis no es nada inhibido para hablar de las
mismas, su fantasma sin embargo, es una de las cosas que más esconde,

El fantasma suele provocar vergüenza, en el neurótico por ejemplo va en contra de sus valores
morales, es que muy generalmente toma del discurso de la perversión el contenido de sus
fantasmas, pero no quiere decir que el neurótico sea perverso, un obsesivo que obtiene del
discurso de la perversión su fantasma, lo toma del campo de un goce que no es el suyo. Y por
lo general se mantiene a una cierta distancia y preserva como un margen de seguridad
respecto de sus fantasmas tomados del campo perverso. El elemento fantasmatico no está en
armonía con el resto de la neurosis.

Freud: es necesario hacer una observación de esas que el analista prefiere no recordar, a saber
que el fantasma permanece aparte del resto del contenido de la neurosis. Según Freud en
“Más allá del principio de placer”, mas allá de ese principio lo que hay es una dimensión de
goce, el fantasma aparece como un medio para articularla con la correspondiente al principio
del placer, es lo que Freud expresa con el Fort da, en donde el sujeto domina una situación y
aprende a obtener placer de la misma por medio del juego, los adultos no juegan porque el
fantasma sustituye a la actividad lúdica infantil. El fantasma pasa a tener una función similar a
la del juego, y que a partir de una situación de goce y angustia, la de producir placer. En el fort-
da se da la ausencia de la madre, generando angustia en el niño, pero que se compensa a
través de su imaginación lúdica. Es la ausencia del Otro, lo que pone en evidencia al deseo, es a
partir de eso que Lacan construye la fórmula de la metáfora paterna, apareciendo el Deseo de
la Madree ocupando un lugar dejando de lado la ausencia de la madre. Cuando no está, se
pregunta cuál es su deseo, que se desea. El fantasma es una máquina que se pone en juego
cuando se manifiesta el deseo del Otro.

SINTOMA FANTASMA
Cuando se ubico al síntoma del lado de la Nunca es interpretado, no todo en lo
articulación significante y al fantasma del analítico es interpretación. En Freud es
lado del objeto se aclaro, que todavía hay tenido en cuenta en el segundo tiempo de
una implicancia de este ultimo con el “Pegan a un niño”. Un segundo tiempo que
síntoma. Si se supone que se puede hacer nunca aparece en la experiencia misma
algo con los síntomas en el análisis es como tal, el fantasma fundamental no es un
porque se supone la existencia de la objeto de interpretación del analista, sino de
articulación significante. Freud demostró construcción. Es un punto límite del análisis,
que para todo lo que Lacan considera se puede haber hecho análisis sin llegar a
·formaciones del inconsciente” existe la ubicarse frente al mismo. El
articulación significante para ellas. La comportamiento mismo de un sujeto, es la
implicancia del objeto en el síntoma se ve a expresión de sus fantasmas, es correlativo a
través de Freud donde la reacción lo que en lo reprimido nunca podría salir a la
terapéutica negativa descubre una reacción luz. Lo que se puede esperar es que la
de goce propia del síntoma. Posee una relación entre el sujeto y el fantasma cambie
dinámica, que puede ser más o menos al final del análisis. Según Lacan lo que
rígida. angustia es el deseo del Otro, por ende el
El síntoma aparece ante los ojos del sujeto fantasma cubriría la angustia suscitada por el
como una opacidad subjetiva, como un deseo del Otro, la angustia misma aparece
enigma. No sabe que hacer con esa irrupción cuando hay un desfallecimiento de la
y por eso demanda interpretación. Si Lacan cobertura fantasmatica. Esto se ve muy bien
ubica a la entrada del proceso analítico, el en esa cobertura máxima y fundamental,
sujeto supuesto saber, es porque en ese que aun así resulta dudoso que pertenezca a
momento la demanda fundamental del la dimensión fantasmatica que es una fobia.
paciente, es relativa al enigma, a la El fantasma concierne a una relación con el
interrogación que le hace su propio síntoma. objeto. Consta de una fase simbólica. El
fantasma es considerado como un medio
esencial para poner al goce dentro del
principio de placer. Los fantasmas están bajo
la ley del principio de placer, al mismo
tiempo son una vinculación entre el goce y el
placer. El fantasma corresponde a la
manifestación del deseo del Otro, como a
una falta en el campo del significante. El
fantasma se presenta en la clínica de la
experiencia analítica como un tope y como
una resistencia a la intervención del analista.
Es estático, siendo más difícil para el
analista, por eso prefiere decir que hay
resistencias, durante el desarrollo de la cura
se reduce cada vez más a lo esencial. El
fantasma se le presenta al sujeto como si
fuera transparente, como si su lectura fuera
inmediata, es decir, lo que se trata de lograr
en el analizante es un cambio dirigido a que
se plantee lo que su fantasma cubre.

Desde el punto de vista de Lacan el matema se puede traducir como “el deseo del Otro”, en
tanto es necesario para que el Otro pueda tener un deseo que algo le falte. Sin embargo, es
también una traducción parcial. La escritura

Tiene dos cuestiones a destacar: deseo del otro; una falta en el significante en el campo del
significante. Resultando muy útil para el fantasma, porque corresponde a la manifestación del
deseo del Otro y también a la manifestación de la falta en el campo del significante, esta es la
razón por la cual el fantasma se presenta como un tope o resistencia a la intervención del
analista.

Freud: estos fantasmas subsisten aparte del resto del contenido de una neurosis, y en el
fondo no encuentran un lugar apropiado en su estructura.
Esto se traduce en la vinculación del fantasma con este punto de falta en el Otro como lugar
del significante. No se trata de solo hablar de la resistencia o reticencia, más bien es una
cuestión de articularla, formalizarla, ya que no es solo mala voluntad, la verdad de esa
resistencia es esa posición de Otro que es un punto de falta en el significante. Es muy
importante tener presente a las dos vertientes del fantasma, ya que si no se encuentra
contradicciones en la enseñanza de Lacan relativa al tema. Si bien existen muchas demandas,
la fundamental del paciente en análisis es la demanda de interpretación, el analista puede
presentar fantasmas, , siendo uno de los efectos en la contratransferencia. El deseo del
analista es lo que borra la cuestión de la contratransferencia. Uno de los fantasmas del analista
es; alimentar al paciente, “darle el pecho” aunque sea del significante, encuentra un tope en el
fantasma del paciente, porque este no lo ofrece a la interpretación y lo mantiene escondido.
Es mas un trabajo del analista y la dirección de la cura, obtener alguna dirección con respecto
al fantasma. El fin del análisis tiene como objeto una modificación mas profunda, que la del
nivel del síntoma, ya que lo que se persigue es una modificación de la posición subjetiva en el
fantasma fundamental.

Si bien puede entenderse al fantasma como sueño diurno, la experiencia analítica ha


demostrado que su dimensión es más amplia y extraordinaria, el fantasma fundamental es
como el residuo del desarrollo del análisis, se lo podría determinar como el residuo de la
interpretación del síntoma. El fantasma presenta tres dimensiones:

1) Aspecto imaginario: a todo lo que el sujeto puede producir como imágenes, tanto de
aspecto de su mundo como de personajes de su ambiente. Toda esta dimensión puede
simplificarse en la conducción de la cura.
2) Dimensión simbólica: el fantasma consiste cada vez, en una pequeña historia, que
obedece a ciertas reglas, ciertas leyes de construcción que son las leyes de la lengua.
Freud en “Pegan a un niño” destaca que el fantasma es solo una frase cuyos tres
tiempos son ciertas variaciones gramaticales. Este aspecto no aparece en un primer
nivel de la experiencia, solo cuando la profusión, cuando la selva del fantasma se
decanta completamente lo obtenemos como frase, como algunas variaciones
gramaticales.
El fantasma fundamental es esa frase que en la lógica se entiende como un axioma.
Luego se ve que expresa que el fantasma en tanto simbólico, sea definido como
axioma lógico, pero es algo que tiene que ver con esa falta en el significante.
3) Dimensión real: es la dimensión fundamental, decir que el fantasma es real en la
experiencia analítica, es como decir que es un residuo modificarse. En el pensamiento
de Lacan es un axioma que lo real es lo imposible. Considera que el fin del análisis es el
logro de la modificación de la relación del sujeto con el fantasma. Es así que la
dirección de la cura requiere reconocer la delimitación entre síntoma y fantasma.
Cuando se mantiene la orientación correcta, el desarrollo de la cura está marcado por
la obtención de un fantasma cada vez más puro y más trágico, aunque resulta difícil
conducir la cura ignorando la dimensión entre síntoma y fantasma.
Que el inconsciente se estructure como el lenguaje, no quiere decir que todo se
interprete, lo que no se interpreta también tiene una función, se considera que la
dirección de la cura es la utilización del fantasma reducido, es decir que ese fantasma
fundamental no se interpreta como tal, es en si mismo, un instrumento de la
interpretación analítica.

Teniendo en cuenta la siguiente formula, se observa:


S
El sujeto del significante como tal no tiene lugar, se mueve con el significante y puede
aparecer en cualquier lugar, siendo du ubicación siempre equivoca. En el fantasma el
sujeto tiene un lugar fijo, peculiar, escondido que puede parecer ridículo.
El sentido de la formula S punzón a, es ser una escritura que no propone al fantasma
como frase, sino como la relación del sujeto con un objeto algo especial. Es la escritura
de la fijación del sujeto por un objeto.
Deseo fóbico para Lacan: deseo prevenido, funcionan como señal de que hay un deseo
del Otro, así el sujeto queda prevenido, avisado de su acercamiento.
Freud habla del fantasma histérico tomando como base el hecho de que una mujer se
saca el vestido y al mismo tiempo se lo sujeta, actúa de hombre y mujer al mismo de
hombre.
Se puede destacar la antinomia entre el deseo y el goce, antinomia que se ve en el
neurótico, donde se observa que se defiende del goce a través del deseo, mientras en
perverso asume el deseo como voluntad de goce. El fantasma de este último está
fundado en un alejamiento, en un dejar de lado la demanda del Otro, en una
problemática de sometimiento o coacción.
Si el perverso no dice nada entre antinomia y goce es porque acepta el goce del Otro,
acepta ponerse como instrumento del goce del Otro, es lo que trata de explicar Lacan,
es decir, el perverso en su fantasma, acepta ser instrumento del goce del Otro, (Sade).
Es en Sade donde se ve la conexión entre la perversión y el deseo masculino, esto es
porque el destino del deseo masculino es dar el instrumento. Lo que difiere de la
conexión que hay entre la mujer y la sublimación. La sublimación es Hacer algo con
nada. El perverso ataca, el neurótico se defiende. Se defiende a través del deseo
mismo que lo angustia, por eso se esta ante un nudo paradojal.

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