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La falta de objeto es un nombre otorgado por Lacan al objeto de deseo freudiano. El trabajo de
despejar entre si las series freudianas, obliga a Lacan a revisar la clínica misma. Pueden
observarse tres formas de objeto a nivel clínico que centraran la atención de Lacan: objeto
fóbico, fetiche y el falo, este último adquirió gran preponderancia en el seminario de psicosis,
Lacan comienza a investigar el funcionamiento del falo, en las otras dos grandes estructuras
clínicas, la neurosis y la perversión.
La importancia del falo entraña una revisión necesaria de las formaciones lacanianas acerca de
la sexualidad y de la elaboración del Edipo y la castración que comienza a desplegarse.
Es un cuadro de doble entrada, se pueden articular las tres formas de la falta con las tres
órdenes del decir, con lo imaginario, lo simbolice y lo real. Por otro lado, las formas de la falta
sufren un clivaje peculiar, se articulan en función de la relación de los tres órdenes con tres
elementos que inicialmente desconciertan: la acción, el objeto y el agente.
La acción es padecida por el sujeto, es decir el psicoanalítico, el sujeto esta sujetado a la acción
de un agente, que dibujara distintos rostros de los Otros, distintos modos de su encarnación.
La no homogeneidad de las formas de la falta demostrara que no todos los sujetos son iguales
asi como también la relación especial entre sujeto y objeto. Solo una de las formas de falta de
objeto proviene de lo freudiano, las otras dos son formadas respectivamente de la teoría de la
formación de objeto: frustración, privación.
Remitiendo a las series freudianas del objeto. La función del agente en si mismo, introduce al
otro como objeto de amor, como persona. Se colocan así el Otro de la intersubjetividad, el
Otro del reconocimiento de los deseos. Así un aspecto que antes se confundía con el objeto
imaginario especular es diferenciado y situado a nivel del Otro como agente.
El objeto real que aún no se diferencia de la realidad, corresponde más estrictamente al objeto
de deseo como deseo del Otro, ese objeto que el transitivismo y la competencia que lo
caracteriza describe claramente y cuya medida da el semejante.
Lacan delimita la estructura misma del fenómeno, más allá de su presentación ingenua, en la
teoría de relación de objeto.
La función del llamado es inseparable del carácter simbólico del agente de la frustración, la
madre, que en lo real puede o no responder al llamado. Si responde debe aceptar que la
necesidad va a ser transformada a través de ese paso por el Otro, por eso deviene código: que
introduce en la necesidad la discontinuidad significante, que entraña la pérdida de su
especificidad de su objeto: ese Otro del cual el sujeto recibe un propio mensaje invertido.
El hecho de que ese Otro pueda responder al llamado, lo vincula con el par presencia-ausencia,
esto es lo que constituye el agente de frustración como tal, el problema no es la presencia-
ausencia del objeto real, sino mas bien la presencia-ausencia del Otro simbólico. Una vez que
la necesidad logro atravesar el código, surge la demanda.
SINTOMA Y FANTASMA
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Sin embargo, es la estructura del fantasma y el fin del análisis lo que esta privilegiado en el
discurso analítico:
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S1
Implica al analista, poner el acento sobre su querer o sobre su deseo, sin embargo no deja de
estar presente la siguiente premisa: NO HAY CLINICA SIN ETICA. Puede ser que lo que quiera
obtener el analista sea, sujetos que encajen en el orden del mundo o que se las arreglen bien
con el Amo. Puede querer tener un efecto de reparación. Hay una experiencia y practica del
análisis consistente en tranquilizar y atemperar al paciente. Cuando llegan en pánico o
angustiados, hay una necesidad de la vida de atemperarlos, asegurarlos, darle cierta
serenidad. La cuestión ética para el analista está en decir, ahora es cuando el análisis puede
empezar y que no ha concluido. Se puede considerar terminado, justo cuando realmente
empieza, mas allá de su supuesto bienestar.
El análisis se presenta respecto de las normas, con un cierto carácter social que corresponde a
un lazo social de otro tipo: el discurso analítico. Sin embargo la extensión de este supuesto lazo
social es tan ínfima comparada con la extensión del lazo universal social, Lacan borro lo
·asocial” del análisis ubicándolo como otro lazo social.
En Estudios sobre la Histeria, tenemos a Anna O que empieza a hablar de su teatro privado,
del vínculo del fantasma con su consolación. Asimismo se puede vincular al fantasma con su
consolación filosófica por excelencia: masturbación. Es incluso en “Pegan a un niño” donde
Freud expone sobre el fantasma y la satisfacción masturbatoria. Esta satisfacción es un “goce
fálico” que alude a un goce distinto al goce del Otro.
Desde la primera consideración freudiana, el fantasma se presenta como algo que parece
producir placer al sujeto, mientras que el síntoma produce displacer. El paciente puede gustar
de narrar sus sueños, disfrutar de sus lapsus, incluso creer que divierte al analista con sus
chistes. Un obsesivo con varias inhibiciones, en análisis no es nada inhibido para hablar de las
mismas, su fantasma sin embargo, es una de las cosas que más esconde,
El fantasma suele provocar vergüenza, en el neurótico por ejemplo va en contra de sus valores
morales, es que muy generalmente toma del discurso de la perversión el contenido de sus
fantasmas, pero no quiere decir que el neurótico sea perverso, un obsesivo que obtiene del
discurso de la perversión su fantasma, lo toma del campo de un goce que no es el suyo. Y por
lo general se mantiene a una cierta distancia y preserva como un margen de seguridad
respecto de sus fantasmas tomados del campo perverso. El elemento fantasmatico no está en
armonía con el resto de la neurosis.
Freud: es necesario hacer una observación de esas que el analista prefiere no recordar, a saber
que el fantasma permanece aparte del resto del contenido de la neurosis. Según Freud en
“Más allá del principio de placer”, mas allá de ese principio lo que hay es una dimensión de
goce, el fantasma aparece como un medio para articularla con la correspondiente al principio
del placer, es lo que Freud expresa con el Fort da, en donde el sujeto domina una situación y
aprende a obtener placer de la misma por medio del juego, los adultos no juegan porque el
fantasma sustituye a la actividad lúdica infantil. El fantasma pasa a tener una función similar a
la del juego, y que a partir de una situación de goce y angustia, la de producir placer. En el fort-
da se da la ausencia de la madre, generando angustia en el niño, pero que se compensa a
través de su imaginación lúdica. Es la ausencia del Otro, lo que pone en evidencia al deseo, es a
partir de eso que Lacan construye la fórmula de la metáfora paterna, apareciendo el Deseo de
la Madree ocupando un lugar dejando de lado la ausencia de la madre. Cuando no está, se
pregunta cuál es su deseo, que se desea. El fantasma es una máquina que se pone en juego
cuando se manifiesta el deseo del Otro.
SINTOMA FANTASMA
Cuando se ubico al síntoma del lado de la Nunca es interpretado, no todo en lo
articulación significante y al fantasma del analítico es interpretación. En Freud es
lado del objeto se aclaro, que todavía hay tenido en cuenta en el segundo tiempo de
una implicancia de este ultimo con el “Pegan a un niño”. Un segundo tiempo que
síntoma. Si se supone que se puede hacer nunca aparece en la experiencia misma
algo con los síntomas en el análisis es como tal, el fantasma fundamental no es un
porque se supone la existencia de la objeto de interpretación del analista, sino de
articulación significante. Freud demostró construcción. Es un punto límite del análisis,
que para todo lo que Lacan considera se puede haber hecho análisis sin llegar a
·formaciones del inconsciente” existe la ubicarse frente al mismo. El
articulación significante para ellas. La comportamiento mismo de un sujeto, es la
implicancia del objeto en el síntoma se ve a expresión de sus fantasmas, es correlativo a
través de Freud donde la reacción lo que en lo reprimido nunca podría salir a la
terapéutica negativa descubre una reacción luz. Lo que se puede esperar es que la
de goce propia del síntoma. Posee una relación entre el sujeto y el fantasma cambie
dinámica, que puede ser más o menos al final del análisis. Según Lacan lo que
rígida. angustia es el deseo del Otro, por ende el
El síntoma aparece ante los ojos del sujeto fantasma cubriría la angustia suscitada por el
como una opacidad subjetiva, como un deseo del Otro, la angustia misma aparece
enigma. No sabe que hacer con esa irrupción cuando hay un desfallecimiento de la
y por eso demanda interpretación. Si Lacan cobertura fantasmatica. Esto se ve muy bien
ubica a la entrada del proceso analítico, el en esa cobertura máxima y fundamental,
sujeto supuesto saber, es porque en ese que aun así resulta dudoso que pertenezca a
momento la demanda fundamental del la dimensión fantasmatica que es una fobia.
paciente, es relativa al enigma, a la El fantasma concierne a una relación con el
interrogación que le hace su propio síntoma. objeto. Consta de una fase simbólica. El
fantasma es considerado como un medio
esencial para poner al goce dentro del
principio de placer. Los fantasmas están bajo
la ley del principio de placer, al mismo
tiempo son una vinculación entre el goce y el
placer. El fantasma corresponde a la
manifestación del deseo del Otro, como a
una falta en el campo del significante. El
fantasma se presenta en la clínica de la
experiencia analítica como un tope y como
una resistencia a la intervención del analista.
Es estático, siendo más difícil para el
analista, por eso prefiere decir que hay
resistencias, durante el desarrollo de la cura
se reduce cada vez más a lo esencial. El
fantasma se le presenta al sujeto como si
fuera transparente, como si su lectura fuera
inmediata, es decir, lo que se trata de lograr
en el analizante es un cambio dirigido a que
se plantee lo que su fantasma cubre.
Desde el punto de vista de Lacan el matema se puede traducir como “el deseo del Otro”, en
tanto es necesario para que el Otro pueda tener un deseo que algo le falte. Sin embargo, es
también una traducción parcial. La escritura
Tiene dos cuestiones a destacar: deseo del otro; una falta en el significante en el campo del
significante. Resultando muy útil para el fantasma, porque corresponde a la manifestación del
deseo del Otro y también a la manifestación de la falta en el campo del significante, esta es la
razón por la cual el fantasma se presenta como un tope o resistencia a la intervención del
analista.
Freud: estos fantasmas subsisten aparte del resto del contenido de una neurosis, y en el
fondo no encuentran un lugar apropiado en su estructura.
Esto se traduce en la vinculación del fantasma con este punto de falta en el Otro como lugar
del significante. No se trata de solo hablar de la resistencia o reticencia, más bien es una
cuestión de articularla, formalizarla, ya que no es solo mala voluntad, la verdad de esa
resistencia es esa posición de Otro que es un punto de falta en el significante. Es muy
importante tener presente a las dos vertientes del fantasma, ya que si no se encuentra
contradicciones en la enseñanza de Lacan relativa al tema. Si bien existen muchas demandas,
la fundamental del paciente en análisis es la demanda de interpretación, el analista puede
presentar fantasmas, , siendo uno de los efectos en la contratransferencia. El deseo del
analista es lo que borra la cuestión de la contratransferencia. Uno de los fantasmas del analista
es; alimentar al paciente, “darle el pecho” aunque sea del significante, encuentra un tope en el
fantasma del paciente, porque este no lo ofrece a la interpretación y lo mantiene escondido.
Es mas un trabajo del analista y la dirección de la cura, obtener alguna dirección con respecto
al fantasma. El fin del análisis tiene como objeto una modificación mas profunda, que la del
nivel del síntoma, ya que lo que se persigue es una modificación de la posición subjetiva en el
fantasma fundamental.
1) Aspecto imaginario: a todo lo que el sujeto puede producir como imágenes, tanto de
aspecto de su mundo como de personajes de su ambiente. Toda esta dimensión puede
simplificarse en la conducción de la cura.
2) Dimensión simbólica: el fantasma consiste cada vez, en una pequeña historia, que
obedece a ciertas reglas, ciertas leyes de construcción que son las leyes de la lengua.
Freud en “Pegan a un niño” destaca que el fantasma es solo una frase cuyos tres
tiempos son ciertas variaciones gramaticales. Este aspecto no aparece en un primer
nivel de la experiencia, solo cuando la profusión, cuando la selva del fantasma se
decanta completamente lo obtenemos como frase, como algunas variaciones
gramaticales.
El fantasma fundamental es esa frase que en la lógica se entiende como un axioma.
Luego se ve que expresa que el fantasma en tanto simbólico, sea definido como
axioma lógico, pero es algo que tiene que ver con esa falta en el significante.
3) Dimensión real: es la dimensión fundamental, decir que el fantasma es real en la
experiencia analítica, es como decir que es un residuo modificarse. En el pensamiento
de Lacan es un axioma que lo real es lo imposible. Considera que el fin del análisis es el
logro de la modificación de la relación del sujeto con el fantasma. Es así que la
dirección de la cura requiere reconocer la delimitación entre síntoma y fantasma.
Cuando se mantiene la orientación correcta, el desarrollo de la cura está marcado por
la obtención de un fantasma cada vez más puro y más trágico, aunque resulta difícil
conducir la cura ignorando la dimensión entre síntoma y fantasma.
Que el inconsciente se estructure como el lenguaje, no quiere decir que todo se
interprete, lo que no se interpreta también tiene una función, se considera que la
dirección de la cura es la utilización del fantasma reducido, es decir que ese fantasma
fundamental no se interpreta como tal, es en si mismo, un instrumento de la
interpretación analítica.