Você está na página 1de 4

YERBA MATE Y BUENAS PRÁCTICAS DE PRODUCCIÓN

Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

Hoy en día, la producción sostenible con estándares de calidad de la yerba


mate constituye un desafío para los productores y agremiaciones yerbateras
del país, sobre todo si pretenden adecuarse a los requerimientos de los
mercados internacionales. Esto coincide con lo expresado por Yan Speranza,
director ejecutivo de la Fundación Moisés Bertoni, cuando recientemente
afirmó que las cosechas o productos obtenidos en áreas en las que se
transgredieron normas ambientales, ya no podrán ser comercializados en los
mejores mercados, los cuales exigen la certificación de buenas prácticas de
producción (BPP).



YERBA MATE, BUENAS PRÁCTICAS DE PRODUCCIÓN

Hoy en día, la producción sostenible con estándares de calidad de la yerba mate


constituye un desafío para los productores y agremiaciones yerbateras del país, sobre
todo si pretenden adecuarse a los requerimientos de los mercados internacionales. Esto
coincide con lo expresado por Yan Speranza, director ejecutivo dela Fundación Moisés
Bertoni, cuando recientemente afirmó que las cosechas o productos obtenidos en áreas
en las que se transgredieron normas ambientales, ya no podrán ser comercializados en
los mejores mercados, los cuales exigen la certificación de buenas prácticas de
producción (BPP).

(Copete)

El consumo de la yerba mate, en sus diversas formas, se extiende y gana mercados en la


región y países europeos y asiáticos. Pero con las exigencias crecientes de las naciones
consumidoras tienen que llamar la atención a los productores locales, quienes deberán
cumplir con los protocolos correspondientes en cuanto a normativas higiénico-sanitarias
exigidas para el cultivo y también con las buenas prácticas de manufactura (BPM), con
relación al procesamiento de la materia prima cosechada, a fin de obtener un producto
de calidad, sano e inocuo para los productores y consumidores. Lo que se busca,
además, es un cultivo y procesamiento seguro para la salud, que cuide el ambiente
evitando contaminaciones y degradaciones.

TERRENO

Se pueden realizar laboreos solo en las áreas de plantación para favorecer la aireación e
infiltración del agua, dejando el resto bajo cobertura vegetal, para proteger y ayudar al
equilibrio del suelo, flora, fauna y ambiente. Conviene efectuar el análisis de suelos
cada tres años, a partir de muestras tomadas de las parcelas de cultivo existentes o a
cultivar. Así, el productor contará con información sobre la fertilidad de sus suelos y las
medidas correctivas a aplicar.
CULTIVO

Conviene adquirir plantas certificadas por los organismos competentes, empresas o


productores autorizados para asegurar su buena calidad, resistencia y sanidad.

Es válido aplicar un manejo conservacionista del cultivo, a la vez que sustentable de los
recursos naturales, agua, suelo y otras especies nativas o cultivadas existentes,
incluyendo las forestales. La aplicación de abonos y fertilizantes se realizará conforme a
las recomendaciones técnicas y del análisis de suelos.

MALEZAS

En un sistema de producción orgánica de yerba, las malezas juegan un papel relevante


como cubierta de protección para el suelo y como hospederas de insectos benéficos,
dentro de un control integrado de plagas. El productor debe monitorear su plantación y
estimar que el volumen o nivel de malezas presentes no afecte económicamente su
cultivo. Según el caso, podrá combinar métodos mecánicos (labranza mínima) con la
aplicación de herbicidas autorizados.

PLAGAS Y ENFERMEDADES

De modo preventivo, hay que aplicar medidas culturales y biológicas de prevención,


como trampas naturales con aceite y luz para la captura de insectos. Si se deben aplicar
agrodefensivos, conviene usar aquellos permitidos para yerba mate, de tal forma a evitar
contaminaciones, toxicidad y nivel residual de estos productos, en los operarios y el
medio. Los envases vacíos de productos químicos deben desecharse conforme al
método del triple lavado.

COSECHA

La recolección de las hojas y ramas se realiza con una tijera desinfectada en lugar del
machete, para no dañar las plantas. El producto recolectado se coloca sobre arpilleras o
lonas abiertas que, cuando tienen cierto volumen, se unen por sus cuatro extremos y se
trasladan a un tinglado o lugar bajo sombra natural, para su posterior sapecado y
transporte a los secaderos.

(*) Especialista en Comunicación Rural

FUENTE: ABC Color – Suplemento Rural


07/10/2015.-

Você também pode gostar