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Ulises Ruiz Ortiz

Ciudad de México, 12 de agosto de 2019

AMIGAS Y AMIGOS:

De consumarse el fraude, la cúpula finalmente habrá conseguido conservar el partido.

Cuando parecía que se habían entendido el reclamo de la militancia y el origen del rechazo de la
sociedad y que, en respuesta nos daríamos un proceso democrático y legal, se recurrió a la
simulación, a la chapuza, a la compra de voluntades o a la amenaza, sin importar las consecuencias
de la imposición.

La corrupción del gobierno de Peña que tan alto costo tuvo para el PRI, tanto como la pérdida de la
presidencia de México y un triste tercer lugar en las elecciones del 2018, debe haber ocasionado en
los integrantes de la cúpula tanto temor a ser encarcelados, que prefirieron tratar de conservar el
partido para poder desde ahí pactar impunidad entregándolo y acabándolo de hundir.

Una oportunidad más de rescatar al PRI pudiera estar siendo tirada a la basura.

A pesar de todo el esfuerzo que realizamos juntos, ignorando los señalamientos que con toda
oportunidad expresamos desde Democracia Interna; a pesar de haber conseguido por las presiones
de la militancia, el acuerdo para que el proceso interno fuera una elección directa a la militancia y
que lo organizara el INE; tardía, pero efectivamente, la cúpula reaccionó y poco a poco, fue
fraguando la farsa que montó el pasado 11 de agosto.

En un primer momento, después de interminables discusiones sobre el padrón que debía utilizarse,
la campaña de refrendo a que estaba obligado el partido para evitar multas ante el INE por
afiliaciones indebidas, se volvió de pronto en la oportunidad de afiliar a nuevos priistas, la gran
mayoría a partir de beneficiarios de programas sociales estatales como en Coahuila, Campeche y
Oaxaca.

Después intentaron echar abajo el proceso de elección directa a la militancia buscando que se
cambiara para que se realizara a través de los consejos políticos estatales y del Consejo Político
Nacional, pero su limitada capacidad de operación política frente al reclamo mayoritario no lo
permitió.

En un tercer momento echaron abajo el acuerdo de que el proceso lo organizara el INE (posibilidad
que lo hubiera legitimado), argumentando la falta de solvencia económica y determinando que
fuera el propio partido quien se encargara de llevarlo a cabo. Si hubiera existido voluntad
democrática, también hubiera sido posible darle valor.

Una vez que el INE quedó fuera la elección, la dirigencia prácticamente inexistente, le permitió a los
mismos de siempre tomar el control del proceso y empezaron por dilatar la emisión de la
Convocatoria, mientras los gobernadores, peones de Peña Nieto, dieron el banderazo a la cargada
en favor de Alejandro Moreno; tal vez, como algunos señalan, con el aval del presidente de la
República.
Ulises Ruiz Ortiz

La convocatoria estableció los requisitos del viejo PRI, esos que tanto nos han lastimado, y la línea
convirtió en eficaces candados los requisitos que ésta impuso a quienes pretendíamos contender,
negándonos a la fórmula que encabezábamos Coral Valencia y yo, los necesarios para poder
participar, permitiendo en cambio que se registrara a quién había competido por otro partido
anteriormente y por lo tanto no se le debía admitir como contendiente.

Luego, la integración de mesas receptoras y la definición tardía y casi sin difusión sobre su ubicación.
Problemas derivados de la doble insaculación a la que se vio obligada la comisión de procesos
internos (así, con minúsculas, como minúscula fue su labor), por la falta de verdaderos priistas en el
padrón; que llevó a la comisión a tomar el acuerdo de integrar como funcionarios de mesas
receptoras a miembros alineados de la estructura del partido en los estados.

Ustedes lo saben, la compra de voluntades o su cooptación mediante promesas de futuro o, peor


aún, con amenazas; el retraso y el desorden en el registro de los representantes ante las mesas para
la única candidatura discordante y finalmente la negativa de los funcionarios de mesas receptoras
a recibir a sus representantes; el acarreo, la compra de votos, el relleno de urnas, la falta de respeto
al requisito de militancia y toda una serie de irregularidades que están ahí, documentadas unas y
sabidas por quienes las vivieron las otras; llevaron al ridículo de argumentar una votación abultada
e increíble en favor de Alejandro Moreno.

De imponerlo finalmente, Alito llegará a la presidencia del CEN sin legitimidad, de manera arbitraria
e indigna; con el profundo rechazo de quienes queremos un cambio de fondo en el PRI.

Pero no se descompuso el partido, sólo sigue igual que hace ya varios años. Y pretende seguir siendo
dirigido y al servicio de unos cuantos. Los de siempre.

No son tiempos de desánimo, no hay lugar a la renuncia a nuestra militancia, a nuestros principios
y a nuestra lucha. Para mí, llegar a la presidencia del CEN no es una obsesión sino el deseo sincero
de recomponer al PRI y desde ahí servirle a México.

Es tiempo de la reflexión serena y madura. Podrán ganar hoy los de siempre, pero no siempre será
así. Independientemente del resultado final, voy a seguir defendiendo los principios por los que
luchamos y que nos unieron en estos últimos tres años, en los que encontramos nuevas amistades
y actualizamos las de antaño. Pronto volveremos a encontrarnos en sus regiones para que juntos
definamos con claridad una mejor ruta hacia el verdadero rescate del PRI. Buscaré de nuevo el
diálogo sincero con todos ustedes y lo haré convencido porque, como diría Don Benito Juárez, yo
no reconozco fuente de poder más pura que la opinión pública.

Seguiré luchando y, créanme, más temprano que tarde el partido se abrirá a la democracia que
reclaman los nuevos tiempos y ahí estaremos siempre, dando la cara, con la frente en alto porque
hasta ahora, no hemos hecho otra cosa que decir la verdad; porque es un honor alzar la voz para
defender nuestras ideas.

Me siento fortalecido por su amistad, sus enseñanzas y su incondicional apoyo. Nos vemos pronto.

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