En el capítulo del “Arte” de los Relatos de Belzebú habla del primero
de estos principios. En el pasaje donde hace referencia a la danza habla de los logros de la civilización, antes de empezar la historia, en los valles de Tigris y Éufrates, especialmente el progreso de la época de esplendor babilónico. Esto, como hemos visto al estudiar la Hermandad Sarmán, pasó a Asia Central poco después de la conquista de Babilonia por Alejandro Magno. Estos principios, que se perdieron en Mesopotamia, se conservaron y se transmitieron en Turquestán. Las escuelas de arte que se establecieron en Asia Central después de la dispersión de las escuelas de Babilonia, a raíz de la conquista de Persia por los griegos, continuaron su actividad en Mitras y Manes, entre otras ciudades, hasta la época de los Sasánides. Según la leyenda, se estableció en Babilonia una asociación de sabios y emprendió la labor de conservar su conocimiento de distintas formas. Una de ellas era el uso de la gimnasia sagrada. El relato de Gurdjieff dice que ellos “demostraron, con las explicaciones necesarias, todas las formas posibles de danzas religiosas y populares, tanto las que ya existían, que sólo modificaron, u otras, completamente nuevas, que crearon”. Los rituales, leyendas e historias son otros medios de conservar y transmitir la antigua sabiduría. “J.G. Bennett”