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Sin embargo, pronto reaparecieron los enfrentamientos. El grupo reformista que dominó el
Congreso pasó a ser identificado como el de los unitarios, pues proponía la construcción de un
poder central fuerte y era contrario a las autonomías provinciales. Además, la marcha del Con-greso
se alteró por el estallido de un grave conflicto en la Banda Oriental, que permanecía anexada al
Imperio del Brasil desde 1822. En abril de 1825, treinta y tres orientales, a las órdenes de Juan
Antonio Lavalleja, salieron de Buenos Aires, sublevaron la campaña oriental contra los brasileños
y pusieron sitio a Montevideo. En agosto, los rebeldes declararon la anexión de la Banda Oriental
a las Provincias Unidas. Por su parte, el Congreso, reunido en Buenos Aires, aceptó la
reincorporación de la provincia oriental y el Brasil le declaró la guerra.
Esta emergencia fue aprovechada por el grupo unitario para acelerar sus planes: el Congreso
dispuso la organización de un ejército nacional; más tarde sancionó una ley que creaba un Poder
Ejecutivo Nacional a cargo de un Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata para lo
cual fue designado Bernardino Rivadavia, en febrero de 1826. Pese a la guerra, los planes
reformistas no se detuvieron y el gobierno hizo declarar a la ciudad de Buenos Aires como capital
de la República; la provincia de Buenos Aires se quedó sin la ciudad, el puerto y su aduana, que
pasaron a ser controlados por el gobierno central. Ello provocó una fuerte oposición porteña que
se amplió cuando el gobierno decidió dividir el reste de Buero res en dos provincias diferentes.
El gobernador Las Heras renunció y los ganaderos que como Juan Manuel de Rosas reclamaban
la autonomía e integridad de la provincia, se unieron en contra de Rivadavia. De esta forma, creció
el apoyo a la oposición federal porteña encabezada por Manuel Dorrego. En 1826, el Congreso
aprobó una nueva Constitución pero la mayoría de las provincias la rechazaron por su centralismo.
Se inició, así, un nuevo ciclo de la guerra civil: Quiroga líder del federalismo del Interior, extendió
su autoridad sobre las regiones del Noroeste y Cuyo.
Rivadavia debió afrontar al mismo tiempo una guerra civil y otra con el Brasil, y ello lo decidió a
buscar la paz con el Imperio, pues necesitaba al ejército para controlar a las provincias. Su
embajador, Manuel José García acordó un tratado que establecía la incorporación de la Banda
Oriental como provincia del Brasil, lo cual concitó un rechazo general. Rivadavia debió renunciar
en junio de 1827. La experiencia de unificación nacional quedó clausurada.