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El lenguaje es innegable una de las funciones cognitivas más significativa y

complejas del ser humano, lo que su análisis es difícil, pero su importancia ha sido
verificada desde los primeros conocimientos del comportamiento. Si nos referimos
específicamente al lenguaje en adultos mayores, se puede verificar de forma
universal, pero no por ello poco considerable. Generalmente gran parte de las
personas mayores preservan la capacidad de emplear su lenguaje, pero ese
lenguaje tiene indudables características vinculadas a la edad. Así pues, la mayor
parte de las personas ancianas no tienen dificultades con el lenguaje, como sucede
con la actividad cognitiva, pero si se puede hallar cambios relacionados en el mismo,
debido al proceso de envejecimiento. Este deterioro natural afecta a nuestro cuerpo,
provocando pérdidas sensoriales, perjudicando por lo general el sistema auditivo, lo
que puede producir problemas en la comprensión oral, así también, como
disminución en la capacidad y habilidad de comunicación.

En el envejecimiento normal, al margen de posibles alteraciones específicas como


son las afasias, disartrias y demencias, se produce un deterioro del lenguaje propio
de la edad.

Diversas investigaciones hablan de un deterioro de lenguaje asociado a la edad y


que afecta tanto al léxico, la sintaxis y la organización del discurso, según Juncos y
Pereiro 2002 han planteado que con la edad se produce un deterioro de uno de los
sistemas centrales, la memoria operativa, que afecta a todos los aspectos del
lenguaje, especialmente a los procesos más complejos. Eso quiere decir que la
afectación del lenguaje en un deterioro normal no es específicamente por una lesión
en un proceso cognitivo específico como sucede en las afasias, sino más bien por
afectación de procesos cognitivos generales que por sucesión afectan al lenguaje.
Esto hace que al tener limitaciones en el procesamiento central que conlleva el buen
funcionamiento de la memoria operativa o de trabajo, el cual es necesaria para el
acceso léxico, comprensión y producción de oraciones complejas y comprensión y
producción del discurso. Dicho de otra manera, las posibles alteraciones del
lenguaje se deberían a dificultades con la memoria operativa y no a un deterioro
propio del lenguaje.
Los adultos mayores presentan impedimentos léxicos asociadas a la edad,
destacables como acceso al léxico es decir, problemas para encontrar la palabra
apropiada para nombrar el objeto, dificultad en el recuerdo de la palabra y
acontecimientos como “lo tengo en la punta de la lengua”. Hay una gran diferencia
entre un adulto mayor con envejecimiento normal y otro con alteraciones cognitivas
o del lenguaje, y es que el anciano típico sin alteraciones, presenta una mantención
o aumento en el vocabulario pasivo, reconociendo y comprendiendo tantas o más
palabras que los jóvenes, todo dependiendo del nivel cultural. El conocimiento
conceptual, no es evidenciable que se deteriore con la edad, sino que al parecer se
incrementa en los sujetos mayores. Por lo tanto, las dificultades léxicas en las
personas mayores se deberían más a un problema de ejecución que de
competencia.

El conocimiento se mantiene tanto desde el punto de vista conceptual, como


semántico y fonológico, y lo que se observa es una dificultad para acceder a este
conocimiento lo que se manifiesta en impericia para encontrar nombres,
especialmente propios o que no son familiares o de poco uso, aumento de los
tiempos de reacción, uso de paráfrasis como estrategia compensatoria. Estas
dificultades se diferencian de otro déficit en el léxico en otros cuadros patológicos
como las demencias o en las afasias, en las cuales sí hay una alteración de la
competencia. En las personas mayores, los problemas de vocabulario se parecen
más al fenómeno de “la punta de la lengua”, que tiene que ver no con la
desarticulación o ausencia de la palabra correspondiente, sino con la selección de
la adecuada.

Las dificultades de denominación en los adultos mayores, al igual que los


fenómenos de “la punta de la lengua” y algunos casos de anomia, se podrían deber
a una alteración no selectiva que afectaría al sistema atencional, de control
ejecutivo. Se considera una alteración no selectiva porque, a diferencia de otros
casos de anomia con parafasias fonémicas, no hay alteración en el procesamiento
en el nivel del léxico fonológico, sino en el acceso a éste. Esta alteración se debería
a un déficit en el sistema atencional o de control, que dificultaría la selección del
elemento correspondiente.

Las personas ancianas presentan déficit de la sintaxis, afectando la comprensión,


repetición y uso espontaneo de oraciones complejas, según Juncos y Pereiro 2002
destacan que las deficiencias observadas en los ancianos parecen estar producidas
por una alteración en la memoria operativa (memoria de trabajo) y no en dificultades
de razonamiento o agramatismo que no han sido descubiertas de forma
generalizada en los ancianos normales sin alteraciones neurológicas. Operar con
material complejo, ya sean oraciones, textos o historias, supone un proceso de
atención, control y organización sobre los diferentes elementos implicados (las
clausulas, y sintagmas en las oraciones; y los elementos nucleares de la estructura
narrativa de los textos o historias) que puede verse alterado en el caso de los
ancianos. Esto quiere decir que los adultos mayores con un deterioro particular por
el envejecimiento normal no deberían presentar mayor dificultad en la organización
del discurso y la comunicación, sino que es debido a la disminución en la memoria
operativa que principalmente es implicada en el procesamiento sintáctico el cual es
un procesador específico para la gramática, provocando las limitaciones de las
personas mayores para operar simultáneamente con diferentes tipos de información
o con material complejo.

Debido al constante envejecimiento humano al cual estamos sometidos, se


considera siempre la prevención y rehabilitación del lenguaje en adultos mayores
para mantener y mejorar la comunicación e integración a la sociedad, destacando
la importancia de la participación de los ancianos como personas con mayor
experiencia y sabiduría. Ya que según Junque y Barroso ,2009 destacan que la
pérdida de memoria y otras funciones cognitivas es un proceso normal de la edad,
pero en algunos casos están indicando una posible evolución hacia una demencia,
es por esto que como fonoaudiólogos tenemos el deber de pesquisar en el momento
preciso para evitar, mejorar o enlentecer el deterioro o limitación que aqueja a
nuestros ancestros, dando le la posibilidad de comunicación, autonomía y una mejor
calidad de vida.

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