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LA HISTORIA DEL MAQUILLAJE

La historia del maquillaje es milenaria y los principales registros de su utilización se remontan a los antiguos imperios de
Egipto y Roma. Los egipcios utilizaban colores fuertes y brillantes para resaltar los ojos, además, teñían sus labios con
ocre rojo y óxido de hierro natural. Los griegos y romanos utilizaban también el ‘kohl’ para maquillar los ojos y las

. Mientras que para blanquear la piel utilizaban una mezcla a base de yeso, harina de haba, tiza y albayalde (carbonato
de plomo). También perfilaban las cejas y coloreaban los pómulos y labios con tonos rojizos.

En el Renacimiento la tendencia era llevar cejas finas y tez muy blanca. Los ojos se delineaban con negro, mientras
que los párpados eran coloreados con azul o verde y los labios llevaban colores rojos intensos en forma de corazón.
También solían pintarse lunares, ya que se consideraban estéticos. En el siglo XIX se exageró la palidez del rostro, al
punto que las mujeres ingerían sustancias tóxicas como el plomo y arsénico, que podían causar la muerte. Se
marcaban también las ojeras y los pómulos se coloreaban levemente mientras que los labios tenían un color carmesí.

El maquillaje del siglo XX estuvo marcado por la consolidación de la industria cosmética y por otros fenómenos
sociales, como el auge de los medios de comunicación, el cine y la publicidad que instauraron distintos modelos de
belleza de acuerdo con cada época. En los primeros años, surgen los primeros polvos faciales perfumados, como los
creados por el maquillador Max Factor. Los avances científicos también favorecieron la producción cosmética, como el
descubrimiento de los estearatos, colorantes que revolucionaron la fabricación de labiales de nuevos colores. En la
década de 1930, los maquillajes estaban cada vez más al alcance de las mujeres de toda clase social, mientras que se
inspiraban en íconos del cine como Greta Garbo y Marlene Dietrich, con un rostro muy claro y aterciopelado, con cejas
finas, redondas y un poco caídas, y unos labios finos. Después de pasar el difícil y austero período de la Segunda
Guerra Mundial, el ideal de belleza lo encarnó Brigitte Bardot y la tendencia dejaba de remarcar la boca con tonos
oscuros, dando mayor importancia a los ojos. En los 60 conviven dos tendencias: una que defendía la sofisticación y
otra, la naturalidad de la mujer. La piel lucía entonces un tono menos pálido y más saludable, y con más frecuencia hay
quienes se atreven a usar colores estridentes, propios de los psicodélicos años 70. También se ponen de moda las
pestañas postizas y las cejas extremadamente finas, mientras que en la boca predomina el rosa, al igual que en los
pómulos. Durante las décadas siguientes, surge una obsesión por mantener una piel bronceada y conviven variadas
tendencias. Algunas más atrevidas juegan con colores estridentes, mientras otras están inclinadas hacia el ‘look’
natural, como sucedió en los 90, gracias al aparecimiento de bases y polvos translúcidos y del ‘gloss’ o brillo. En la
actualidad, la característica es la variedad y el constante aparecimie

nto de innovaciones
en la cosmética, como la utilización del aerógrafo para maquillar.

LAS CAPAS DEL MAQUILLAJE

1. Prebase o “primer“: es cierto que su uso no es obligatorio pero es un producto que ayuda a fijar el maquillaje y a
que el resultado sea mucho más bonito y uniforme. Crea una capa muy finita en el rostro y permite que la base sea
mucho más ¡efectiva y duradera!

2. Es el momento de aplicar tu base de maquillaje. ¿Un consejo? Elige un tono que sea lo más parecido al de tu piel y
nunca más oscuro… ¡Ah! Y no te olvides de aplicarlo por el cuello también.
3. ¡Es la hora del corrector! Ideal para tapar imperfecciones, disimular un granito o intentar hacer algo con esas
terribles ojeras con las que te has levantado hoy… Y recuerda que va siempre después del maquillaje, o el efecto no
será el deseado.

4. Iluminador. Como ya te hemos contado, el corrector tapa y el iluminador realza. Utilízalo para dar dar puntos de luz
al rostro, si quieres saber todas las claves de este imprescindible beauty pincha aquí que te lo contamos ¡todo!

5. Polvos bronceadores. Una vez que tengas preparada la piel y tras la base de maquillaje, aplica los polvos
bronceadores comenzando por la parte alta del pómulo, la nariz, la frente y la zona baja de barbilla. ¡Y luce un efecto
luminoso y femenino!

6. Siguiente paso: los ojos. El primer paso para una mirada de infarto son las sombras. Una vez que las hayas aplicado
puedes darle un toque sexy y atrevido con el eyeliner de By the Face que encontrarás en nuestra tienda online que te
ayudará a realzar y enmarcar tu mirada. Y ya por último, la máscara de pestañas, y tus ojos parecerán ¡mucho más
grandes!

7. ¿Y los labios? No pensarías que nos habíamos olvidado de ellos, ¿verdad? Puedes elegir un tono nude para un look
de día o un borgoña para uno de noche… Lo más importante: delinearlo antes de aplicar el labial.

8. Y por fin el toque final: el colorete, o blush. Es lo único que te falta para un acabado de experta. Te armonizará el
rostro… ¿Un truco? Si has marcado mucho la mirada o los labios, aplica el colorete con un poquito menos de
intensidad.

BASE DEL MAQUILLAJE

CONCEPTO:

La base de maquillaje es un producto que ayuda a que la piel luzca un mejor aspecto, de igual manera puede ayudar a
disminuir la apariencia de algunas imperfecciones. Este producto puede ser elaborado a base de químicos, aceites,
entre otras cosas. Al momento de ser aplicada sobre el rostro, el tono de piel se verá unificado, cubrirá las manchas
obtenidas por el sol y dará una impresión mate en la piel.

TIPOS

Base líquida: Es la más común y mas utilizada. Va bien con cualquier tipo de piel. Son una buena opción cuando se
tiene piel grasa. Base crema: Son las más adecuadas cuando se tiene piel seca. Si se tiene piel muy grasa no se
recomienda. No son muy convenientes para aquellas personas que tengan mucha tendencia a padecer de acné y
puntos negros, ya que pueden favorecer su aparición. Base Compacta: Son una mezcla entre la base de maquillaje y
los polvos compactos. Cuando se tiene brillo en la piel o una piel excesivamente grasa, esta base ayuda a disminuir el
efecto y a que la piel se vea más mate. Base en barra: Las bases en barra suelen cumplir la función de ser también
correctoras. Su uso correcto requieren de más experiencia y cuidado. Cuando la base en barra está mal aplicada (por
ejemplo, porque hay una capa de base muy gruesa), puede dar una sensación de maquillaje excesivo. Algunas bases
en barra también incluyen entre sus componentes filtro solar o protectores e hidratantes para la piel.

TIPOS DE CORRECTORES
Un buen corrector puede marcar la diferencia en el maquillaje y la apariencia de cualquier rostro. Es un cosmético
imprescindible que se ha convertido en nuestro mejor aliado para disimular y cubrir ojeras, granitos, cicatrices,
manchas, rojeces y todo tipo de imperfecciones de la piel.

-Líquidos: son los más sencillos de usar aunque normalmente no ofrecen una cobertura pareja. Ideal para ojeras y
espinillas mínimas. Los encuentras en diversas presentaciones: tipo 'brillo labial', con brochitas, etc. y algunos contienen
partículas iluminadoras que te hacen lucir descansada. Para cutis normal a seco.

-En barra: son densos y permanecen en la piel por más tiempo. La mayoría de los colores antes mencionados vienen
en barra, creando resultados prolijos. No los descartes si tus imperfecciones son muy marcadas. Recomendable para
cualquier tipo de piel, sin embargo, ten cuidado si tu cutis es seco -no querrás ver 'hojuelas' o resequedades en áreas
de tu rostro-.

-Crema: digamos que es el punto medio entre el corrector líquido y el de barra. Se consiguen en pequeños tarros o
platitos y suelen ser aplicados con brocha o con los dedos. Cubren ojeras y zonas oscuras como esquinas externas de
la nariz. ¿La desventaja? Pueden correrse o desparecer tras largas horas. Llévalo en tu kit de emergencia para
retoques rápidos.

-Lápiz: los correctores tipo lápiz se han ido posicionando poco a poco. No son los más efectivos pero ayudan a
perfeccionar la forma de los labios (un infaltable si los maquillas con labiales fuertes).
EL VISAGISMO

El visagismo es una técnica utilizada con el objetivo de corregir las facciones del rostro con el maquillaje. Mediante el
visagismo se realiza un estudio de las formas, líneas y relieves faciales.

Así, el visagismo divide la cara en tres áreas: la primera va del nacimiento del cabello hacia la base de la ceja y es
llamada la zona intelectual; la segunda es zona afectiva: inicia en la base de la ceja y termina en la base de la nariz. La
tercera es la sensitiva y va de la punta de la nariz a la barbilla.
TIPOS DE ROSTROS Y SUS CORRECCIONES

ROSTRO OVALADO: Tiene unas proporciones perfectas. Encontramos una relación altura y anchura equilibrada y la
frente es algo más ancha que la barbilla. Suelen ser habituales los pómulos prominentes. Puesto que se trata del rostro
perfecto no realizaremos correcciones, simplemente aplicaremos colorete desde el pómulo hasta la sien e iluminaremos
la zona central del rostro y la parte superior de la sien.

ROSTRO REDONDO: Es casi tan ancho como largo. Las facciones son suaves y redondeadas, es decir, que no
presenta angulosidad. La barbilla es redondeada y sus pómulos son anchos. Queremos restar anchura para ello
oscurecemos el contorno (desde la sien hasta el mentón) y debajo del hueso del pómulo. Para crear un efecto alargado,
iluminaremos la zona central: centro de la frente, parte superior del pómulo y mentón. El colorete irá de forma
ascendente hacia sienes. Nunca lo aplicaremos solo en las mejillas, ya que conseguiremos un efecto visual de cara
más redonda.
ROSTRO CUADRADO: La frente, los pómulos y el maxilar presentan un ancho similar y las líneas son cuadradas. Por
lo tanto, hay que suavizar las líneas angulosas. Para ello, oscureceremos los ángulos de mandíbula y frente. Se debe
iluminar la zona central, pómulos y el mentón en forma de pirámide. Es importante aplicar el rubor en línea horizontal,
desde la sien hasta el centro del pómulo.

ROSTRO RECTANGULAR: Es similar al cuadrado pero se caracteriza porque predomina la medida vertical sobre la
horizontal. Igualmente oscureceremos los ángulos de la mandíbula y frente para suavizar con las facciones.
Iluminaremos los pómulos siguiendo la forma del hueso y sien en forma de “C” ,y por último, el rubor se aplicará de
forma vertical, desde el pómulo a la sien.

ROSTRO TRIANGULO INVERTIDO O CORAZÓN: Se caracteriza por afinarse a medida que desciende, por lo que
presentará una frente ancha con relación a la barbilla que es estrecha y puntiaguda. Oscureceremos las sienes y
barbilla e iluminaremos la mandíbula frente y pómulos. El colorete irá en horizontal, desde la mitad del pómulo hasta la
sien.

ROSTRO TRIANGULAR: Se observa una frente más estrecha que el maxilar, el cual suele estar muy marcado y suele
ser la zona mas ancha del rostro. Queremos suavizar la mandíbula y que la frente parezca mas ancha. Aplicaremos el
iluminador en las sienes, barbillas y pómulos. El rubor va en diagonal siguiendo la forma del hueso pero sin llegar a la
sien.

ROSTRO DIAMANTE O HEXAGONAL: Posee unos pómulos anchos y marcados, la frente y el maxilar son estrechos y
el mentón es puntiagudo y corto. Se trata de un rostro muy anguloso. Disimularemos los pómulos aplicando en la línea
del nacimiento del cabello el color oscuro. En cambio, el iluminador irá en las sienes, zona de la mandíbula, frente.
Colorete centrado para no marcar pómulos. Aplicarlo en línea vertical, partiendo del centro del pómulo hacia la sien.

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