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“NO SOY MALVADO, SOY REALISTA”

El Maquiavelo del
siglo XXI define la
clave de la maestría
Cuando entre tu legión de seguidores se cuenta alguien tan poco
sospechoso de cinismo como Will Smith, es lógico pensar que tu
obra se caracteriza por

El Maquiavelo del siglo XXI define la clave de la maestría


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HÉCTOR G. BARNÉS
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08/12/2012 06:00 - ACTUALIZADO: 19/09/2014 18:59


Cuando entre tu legión de seguidores se cuenta alguien tan poco
sospechoso de cinismo como Will Smith, es lógico pensar que tu
obra se caracteriza por el buen rollo y la energía positiva. Pero no
es lo que ocurre con Robert Greene, el responsable de algunos de
los best seller de autoayuda más polémicos de la última década y
que acaba de reaparecer con fuerza en el mercado editorial
con Mastery (Profile Books). Su primer título, Las 48 leyes del
poder (Editorial Espasa) vendió más de un millón de copias solo en
el mercado americano, a pesar de que muchas voces se alzaron
ante su obra ya que parecía favorecer la manipulación propia de
un Maquiavelo a la hora de tratar con las personas que nos rodean:
algunas de sus sentencias más célebres son “aplasta por completo
a tu enemigo” o “compórtate como un amigo, trabaja como un
espía”.
Greene sigue justificándose a día de hoy, como ocurre en las
recientes entrevistas concedidas por la publicación del libro y
reproducidas en medios como The New York Times o The Guardian.
“Creo que describí una realidad que no aparecía reflejada en ningún
otro libro”, señalaba el pasado lunes a este último medio. “Fui tan
radical porque sentía que todos los libros de autoayuda eran
sentimentaloides, exageradamente optimistas y nauseabundos.
No soy malvado, soy realista”. De ahí que se propusiese enseñar
a sus lectores todos esos consejos que ninguna madre (pero quizá
algún jefe), sería capaz de proporcionar, y que fueron aplaudidos
por figuras del mundo del espectáculo como el citado Will
Smith, Jay-Z o el fundador de American Apparel Dov Charney, así
como por la comunidad de fans del hip-hop.
En su nueva entrega, publicada esta semana, Greene se propone
profundizar en algunas de las más grandes figuras de la historia
(Wolfgang Amadeus Mozart, John Coltrane, Henry Ford,
Charles Darwin) para averiguar dónde está la clave de la maestría.
Tras 20.000 horas de trabajo de investigación, Greene ha llegado a
la conclusión de que, básicamente, lo importante es sentir una
pasión profunda y permanente por una materia, complementada
por una importante época de formación y un periodo de
experimentación en el que, a pesar de los errores, terminamos de
complementar nuestras habilidades. Algo que desglosa en un gran
número de consejos, entre los que se encuentran los siguientes.
Glenn Gould incorporó las enseñanzas de su maestro a su música
de forma completamente diferente–Encuentra tu nicho. ¿Cuántos
expertos en la Guerra Civil existen en España? ¿Cuántos expertos
hay sobre las reformas legislativas durante el reinado de Alfonso X
de Castilla? Especializarse en un campo sin competencia puede
marcar la diferencia y, al menos, convertirnos en los expertos de un
área aún por explotar. Todo amante del deporte sabe que, igual que
existen esos jugadores que pueden cambiar un partido de cabo a
rabo (que se cuentan con los dedos de una mano), todo equipo
tiene sus especialistas, mucho más útiles que el que sabe hacer
de todo y que en el fondo no sabe hacer de nada.
–Intenta verte como los demás te ven. Tener una imagen un tanto
idealizada de la propia persona puede parecer importante para la
seguridad personal y la confianza en uno mismo, pero deja de serlo
si no somos conscientes de lo que los demás piensan de nosotros.
En su libro, Greene cuenta cómo la zoóloga autista Temple
Grandin consiguió prosperar gracias a “su capacidad para verse a
sí misma desde el exterior” que, según indica el autor, le resultó útil
para “analizar sus conductas pasadas como si estuviese viendo
a otra persona en acción”.
–Que no esclavicen tu conocimiento. Con esta expresión, Greene
se refiere a que el conocimiento es importante no por lo que
podamos obtener directamente con él, sino porque nos
proporciona una independencia que nos lleva a no tener que
fiarnos de la palabra de los demás. El autor antepone el
conocimiento al dinero utilizando el ejemplo de Martha Graham, la
bailarina y coreógrafa que eligió un trabajo mucho peor pagado
antes que otro que le quitaba mucho más tiempo, con el objetivo de
disponer de tiempo libre para desarrollar sus capacidades.
–Absorbe el conocimiento de tu maestro e inventa algo
nuevo. Es el caso del maestro del pianista Glenn Gould, Alberto
Guerrero, que cuenta cómo, después de asistir a un concierto de su
antiguo pupilo, se dio cuenta de qué manera seguía utilizando
aquello que le había enseñado, pero de forma completamente
diferente. La pura emulación no es aprendizaje. Como recuerda
Greene, aprender de los mejores y digerir ese proceso de
formación es un paso que todos los genios han dado en un
momento u otro.
Goethe pasó parte de su juventud en una corte donde la mentalidad
de la población era especialmente retrasada, algo que le sirvió de
inspiración–Aprende a aguantar a los estúpidos, y aprovéchate
de ellos. Este seguramente sea el consejo que más tenga que ver
con el pasado trabajo de Greene. El autor cita la experiencia del
novelista Goethe, que pasó parte de su juventud en una corte
donde, a juzgar por su testimonio, la mentalidad de la población era
especialmente retrasada. Dicha experiencia negativa le serviría
de inspiración para su propia producción narrativa.
–Ten tan en cuenta lo que está presente como lo que está
ausente. Greene señala que es muy fácil fijarse en lo que tenemos
delante de los ojos y complicado darse cuenta de lo que no lo está.
Suena a obvio, pero los grandes descubrimientos son aquellos en
los que se obtiene conocimiento sobre algo completamente nuevo,
no profundizando en lo ya conocido. El autor habla de Sherlock
Holmes y Henry Ford para ilustrar este punto: el famoso “perro que
no ladró” de la historia corta Silver Blaze de Arthur Conan Doyle es
el ejemplo más claro, en cuanto que permite al investigador
londinense descubrir la identidad del asesino no a partir de aquellas
pistas presentes sino gracias a aquello que se echa en falta.
–Cree en las serendipias. No tenemos por qué intentar elaborar
todo el conocimiento que adquirimos, sino que, en muchas
ocasiones, es preferible absorber todo lo que podamos, como si
fuésemos esponjas, y dejar que la inspiración nos sorprenda
creando asociaciones insospechadas. Es el proceso que ha dado
lugar a múltiples descubrimientos y que suele recibir el nombre de
“serendipia”, donde la casualidad y el azar juegan un importante
papel. Es lo que ocurrió con Louis Pasteur cuando descubrió la
vacuna contra la rabia: el autor francés aseguraba que “el azar
favorece a la mente preparada”.
En ocasiones obviamos los detalles mientras que otras veces
perdemos de vista la imagen general–Evita la impaciencia. Uno de
los grandes saboteadores de la inspiración es la falta de paciencia,
que nos conduce a fracasar en la obtención de nuestros objetivos.
El ejemplo empleado es esta vez el del saxofonista John
Coltrane que, según el autor, no siempre fue un gran improvisador,
sino que tuvo que aprender determinados rudimentos de
composición y desarrollar las herramientas necesarias antes de
convertirse en uno de los más grandes músicos del siglo XX.
–Combina el “cómo” y el “qué”. Uno de los problemas más
habituales que Greene encontró durante su investigación fue que
nos tendemos a fijar demasiado en un aspecto del problema,
infravalorando otros. En ocasiones, porque perdemos de vista la
imagen general. En otras, porque ignoramos los decisivos detalles
que marcan la diferencia. El autor señala que su entrevista con el
arquitecto español Santiago Calatrava, al que denomina “un
maestro viviente”, fue la más esclarecedora en este sentido, ya que
había sido capaz de no ser “ni un rancio ni el típico idiota que
solo piensa en el presente”.
–Evita “los siete pecados reales”. Que son, en palabras del autor,
la envidia, el conformismo, la rigidez, el egocentrismo, la vaguería,
la inconstancia y la agresión pasiva, los principales enemigos en el
camino para obtener un conocimiento profundo sobre el mundo que
nos rodea.
FUENTE:

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012-12-08/el-maquiavelo-del-siglo-xxi-
define-la-clave-de-la-maestria_205133/

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