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ORACIÓN INICIAL
Guía: Oremos
Sacerdote:
Ven, Espíritu Santo,
ilumina nuestras mentes y nuestros corazones,
para que comprendamos el significado profundo
que tiene hoy el camino de la cruz
para nosotros,
para toda la Iglesia,
para el mundo.
Todos: Amén.
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
¡Se ha acabado!
Hemos juzgado a Dios y lo hemos condenado a muerte.
No queremos tener más a Jesús entre nosotros, porque nos estorba.
¡No tenemos otro rey que el césar!
¡No tenemos otra ley que la sangre y el oro!
¡Crucificadle, si queréis, pero libradnos de Él! ¡Que se lo lleven!
Tolle! Tolle! ¡Qué le vamos a hacer!
¡Es necesario que Él sea inmolado y que se nos dé a Barrabás!
Guía: Oremos
Sacerdote:
Dios omnipotente, danos fortaleza para que ante el ejemplo de Jesucristo sometido a tu
voluntad, a pesar de ser dura y violenta para su naturaleza humana, también nosotros hallemos en tu
voluntad la única razón válida para el sacrificio. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús es cargado con la cruz
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
¡Ah, qué instante solemne, aquel en que Jesús
acepta por primera vez la cruz eterna!
¡Oh cumplimiento consumado, en este día, del árbol del Paraíso!
Mira, pecador, y ve a qué ha servido tu pecado.
Ciertamente, el mal del hombre es grande, pero no tenemos nada que decir.
Porque Dios ahora está arriba, Él, que ha venido
no para dar explicaciones, sino para llevar a cumplimiento.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Señor, te pedimos que nos hagas comprender que la vida en el seguimiento de tu Hijo no
tiene ningún sentido alejada del sacrificio y la abnegación. Por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
¡En marcha! Víctimas y verdugos a la vez,
todos moviéndose hacia el Calvario.
Dios, quien se arrastra con una soga al cuello,
de repente tambalea y cae a tierra.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Dios nuestro, concédenos aprovechar las circunstancias difíciles para conocernos mejor y ver
lo poco que podemos al margen de tu gracia. Haznos sentir más la necesidad de Ti, y ayúdanos a
levantarnos siempre con humildad. Por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su madre
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
La cuarta estación es María que todo lo acepta.
En una esquina de la calle ella espera al tesoro de toda pobreza.
En sus ojos no hay ya lágrimas, en su boca no hay saliva.
Ella no dice una palabra, sólo mira a Jesús que llega.
Ella acepta.
Ella acepta una vez más.
Ella reprime el grito en su corazón fuerte y firme.
Ella no dice una palabra, sólo mira a Jesús que llega.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Concédenos, Señor, sentir como tu Hijo, la cercanía de María en la dura jornada de la vida.
Que Ella sea siempre para nosotros la firme pastora que guíe nuestros pasos y nunca permita que
sintamos compasión de nosotros mismos. Por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
QUINTA ESTACIÓN
Jesús es ayuda por el Cireneo
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
Llega un momento en que todo se detiene,
y no es posible seguir avanzando.
Es ese el momento en el que nos sentimos como envueltos
y Tú permites que también nosotros,
incluso a la fuerza,
seamos “usados” para llevar tu cruz.
Sacerdote:
Oh Señor Dios, líbranos del miedo a la abnegación, a perdernos, a morir en el surco; que
nunca dudemos de que Tú sólo deseas nuestro bien y de que nuestro corazón sólo descansará
definitivamente en la entrega completa. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
SEXTA ESTACIÓN
La verónica enjuga el rostro de Jesús
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
Una mujer, entre los más feos insultos y en el círculo mismo de la muerte,
se lanza hacia adelante, se acerca a Jesús
y le toma el rostro entre sus manos.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Dios de bondad, danos el impulso para fiarnos de tu Hijo Jesús, para que salgamos de
nosotros mismos y nos pongamos en su camino. Que jamás temamos el paso de Cristo por nuestra
vida. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez
Lector:
No es la piedra bajo el pie,
ni la cuerda al cuello tirada con fuerza,
es el alma la que falla de repente.
¡Oh centro de nuestra vida!
¡Oh caída espontánea y natural!
Guía: Oremos
Sacerdote:
Puesto que la cruz, Señor, es el único camino para llegar a Cristo, más que pedirte que nos la
apartes, te pedimos fuerzas, para llevarla con ilusión y entrega plena por amor. Por el mismo Cristo
nuestro Señor.
Todos: Amén.
OCTAVA ESTACIÓN
Jesús consuela a las santas mujeres
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
Antes de subir por última vez a la montaña,
Jesús alza el dedo dirigiéndose hacia el pueblo que lo sigue,
algunas pobres mujeres llorosas
con sus pequeños en brazos.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Cuánto ejemplo, Señor, nos ha dado Cristo como el amigo que siempre nos soporta y nos
perdona olvidando nuestras pequeñas o tremendas ofensas a su amor. No permitas que nos alejemos
de Jesús como Él nunca se aparta de nosotros. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
“Yo he caído de nuevo y, esta vez, es el fin.
Quisiera alzarme, pero no puedo.
Porque he sido exprimido como la uva,
y el hombre que llevo sobre los hombros
es demasiado pesado.
Muramos, pues,
que es más fácil estar rostro en tierra que mantenerse en pie.
¡Preferible morir que vivir,
estar sobre la cruz que no abajo!
Guía: Oremos
Sacerdote:
Dios nuestro: Cristo crucificado es la fuente de toda gracia, la fuerza de nuestra debilidad y la
alegría de nuestra vida. Haz que esté siempre presente en nuestra vida y sea el alimento de nuestra
debilidad. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
Lector:
Dios está desnudo,
el velo del Tabernáculo está rasgado.
La mano se carga contra Dios,
la Carne se estremece.
El universo, tocado en sus raíces,
tiembla hasta el hondón de sus entrañas.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Dios nuestro, cuando la vida espiritual no nos resulte fácil ni inteligible, haznos comprender
que la mejor manera de entender la cruz es entregarnos como Cristo tu Hijo, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
Todos: Amén.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
Han atado al Cordero por los pies, han clavado al Omnipresente.
Se marca a tiza sobre la cruz su estatura y la envergadura de sus brazos.
Y cuando está a punto para saborear nuestros clavos,
se nos hace visible toda su figura.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Padre, principio y fin de todas las cosas, mira benigno a este mundo que se resiste a creer en
la cruz y vuelve a gritar, como el Viernes Santo, que sólo creerá en Cristo si baja de la cruz.
Concédenos que Cristo crucificado no sea para nosotros piedra de escándalo y contradicción, sino
cimiento que fundamente nuestra existencia. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
Ha sufrido largo tiempo, es verdad, pero ahora está por morir.
La gran cruz, en la noche, se agita dulcemente con el Dios que respira.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Otórganos, Señor, el gozo de la cruz, la alegría en el dolor, la victoria en la calumnia, para
que nuestra aparente derrota sea salvación de la humanidad en Cristo, que vive y reina contigo por
los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
La pasión termina, la compasión continúa.
Cristo ya no está en la cruz,
está con María que lo ha acogido.
Como un día lo acogió, al serle prometido,
ahora lo acoge, cuando todo se ha cumplido.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Oh Dios, ayúdanos a trabajar, luchar y negarnos a nosotros mismos para completar en nuestra
vida lo que falta a la pasión de Cristo; y haz que en todo momento vivamos conforme a este criterio.
Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús es colocado en el sepulcro
Sacerdote:
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Lector:
La tumba en la que Cristo,
tras haber sufrido hasta la muerte, es depuesto;
la cueva, abierta a toda prisa,
para que Él duerma su noche
antes de que el Traspasado resucite y suba al Padre,
no es solamente este sepulcro nuevo,
es mi carne,
es el hombre, tu criatura, más profunda que la misma tierra.
Guía: Oremos
Sacerdote:
Señor Dios nuestro, al ver cómo la cruz de Cristo desaparece del corazón de muchos hombres
a quienes molesta contemplar a un hombre muerto y clavado en un madero, concédenos abrazar cada
día la cruz de Cristo como auténticos testigos de su valor salvífico. Por el mismo Cristo nuestro
Señor.
Todos: Amén.
CONCLUSIÓN
Guía: Oremos
Sacerdote:
Nos hemos confiado a tu Cruz, oh Creador de la eternidad,
que nos la has dado como protección contra el enemigo.
Te suplicamos que con Ella nos protejas,
oh Salvador.
Todos: Amén.