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UNIVERSIDAD DE LA TERCERA EDAD

“LA HOMOSEXUALIDAD”

Facilitadora: Cruz María Enrique

Participantes: - Sonia Rodríguez

Matrículas : - 1999-5073

Asignatura: Derecho de Familia

Jueves 2/6: Ambiente 102

Santo Domingo, Junio de 2019.


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 1
ANTECEDENTES ...................................................................................................... 2
LA HOMOSEXUALIDAD ........................................................................................ 5
LOS ANTECEDENTES DE LA HOMOSEXUALIDAD HUMANA .................... 13
FACTORES GENETICOS EN LA HOMOSEXUALIDAD ................................... 14
LA HOMOSEXUALIDAD ANTE LA LEY............................................................ 14
MORAL Y HOMOSEXUALIDAD ......................................................................... 15
Perspectiva sociológica ............................................................................................. 15
Perspectiva biológica ................................................................................................ 15
Perspectiva psicológica ............................................................................................. 16
Valoración moral ....................................................................................................... 16
LA HOMOSEXUALIDAD EN LA BIBLIA .......................................................... 16
TEORÍAS SOBRE LOS ORÍGENES DE LA HOMOSEXUALIDAD ................... 17
Teorías biológicas ..................................................................................................... 17
Teoría Hormonal ....................................................................................................... 17
Teorías psicológicas .................................................................................................. 19
Teorías psicodinámicas ............................................................................................. 20
Teorías conductistas .................................................................................................. 22
Teoría del apego ........................................................................................................ 24
Aportes del post-estructuralismo de Focault ............................................................. 23
CONCLUSIÓN ......................................................................................................... 27
REFERENCIAS ........................................................................................................ 31
ANEXOS ................................................................................................................... 33
INTRODUCCIÓN

En la actualidad hablar de homosexualidad, es muchas veces hablar de un tema


totalmente desconocido, que en algunas circunstancias es ignorado y visto como una
realidad lejana a la que se ha vivido desde siempre. Desde la antigüedad, las prácticas
homosexuales han sido catalogadas bajo una perspectiva “anormal” y lejos de la
sexualidad aceptada bajo las normas de la sociedad, siendo la heterosexualidad la
única tendencia que es promovida y legitimizada por el colectivo de las personas,
tanto a nivel institucional como a nivel cultural, repercutiendo directamente en la
enseñanza del estereotipo sexual que debería ser el modelo a seguir.

La homosexualidad, entendiéndose ésta como la atracción afectiva y/o sexual por


personas del mismo sexo, es una manera de vivir la sexualidad altamente sancionada
a nivel social, muchas veces a causa de la ignorancia que se tiene frente al tema, ya
que esta tendencia ha sido estigmatizada, generalmente asociando a un hombre
homosexual (gay) con una persona afeminada o una mujer homosexual (lesbiana) con
una conducta masculina, lo que provoca rechazo por parte de la sociedad a conductas
que en algunas culturas más desarrolladas son un hecho natural y cotidiano.

En el presente estudio se pretende contribuir a desprejuiciar de alguna manera al


mundo gay, permitiendo a los lectores conocer desde la perspectiva de personas
homosexuales, como interactúan día a día dependiendo del contexto en el cual se dé
la interacción. Es por esto que los homosexuales entrevistados juegan un papel
fundamental para así obtener una imagen más real y tangible acerca de sus vidas,
cómo enfrentan a la sociedad, cómo es el hecho de vivir y de asumirse como tal y
desmitificar algunas concepciones sobre el estilo de vida que tienen estas personas.

A fin de interiorizar al lector en el tema y respaldar la información recolectada en la


investigación, se elabora un marco teórico, el cual se divide en antecedentes

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contextuales y antecedentes teóricos, en cuanto al primero, se puede decir que su fin
es informar sobre cómo se ha enfrentado a lo largo de la historia la homosexualidad,
dando a conocer su realidad desde la antigüedad hasta nuestros días, y cómo se vive
actualmente en la sociedad con el llamado “tercer sexo”; en segundo lugar, se exponen
las temáticas siguientes: interaccionismo simbólico, interacción social, sexualidad,
homosexualidad, paradigma inclusión-exclusión, discriminación y por último
representaciones sociales.

Posteriormente se desarrolla un marco metodológico, en el que se describe la


metodología utilizada para llevar a cabo la investigación, la que es de tipo cualitativa,
exploratoria descriptiva.

Por último, se da a conocer el análisis de los resultados, el que comprende el área


descriptiva, interpretativa y la propia de las autoras, finalizando con las conclusiones,
las que representan la riqueza obtenida en la información reunida con el trabajo en
terreno, proponiendo nuevas proyecciones de investigación.

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ANTECEDENTES

El tema en cuestión, la homosexualidad viene dada del griego antiguo ὁμός, ‘igual’,
y el latín sexus, ‘sexo’ que es una atracción romántica, atracción sexual o
comportamiento sexual entre miembros del mismo sexo o género. Como orientación
sexual, la homosexualidad es "un patrón duradero de atracción emocional, romántica
y/o sexual" hacia personas del mismo sexo. "También se refiere al sentido de
identidad basado en esas atracciones, los comportamientos relacionados, y la
pertenencia a una comunidad que comparte esas atracciones".

Junto con la bisexualidad y la heterosexualidad, la homosexualidad es una de las tres


principales categorías de la orientación sexual en el continuo heterosexual-
homosexual. No hay consenso entre los científicos acerca de por qué una persona
desarrolla una orientación sexual determinada. Muchos científicos piensan que la
naturaleza y la educación - una combinación de influencias genéticas, hormonales y
ambientales- participan en causar la orientación sexual. Otros son partidarios de
teorías con base biológica, que apuntan a factores genéticos, el ambiente uterino
temprano, ambos, o la inclusión de factores genéticos y sociales.

No hay evidencia sustancial que sugiera que la crianza o las experiencias de la infancia
temprana tengan un papel en lo que respecta a la orientación sexual; cuando se trata
del comportamiento sexual del mismo sexo, el entorno compartido o familiar no tiene
ningún papel para los hombres y un papel menor para las mujeres. Pese a que algunas
personas creen que la actividad homosexual es contranatural, la investigación
científica ha demostrado que la homosexualidad es un ejemplo de una variación
normal y natural en la sexualidad humana y no es en sí misma una fuente de efectos
psicológicos negativos. La mayoría de las personas experimentan poco o ningún
sentido de elección acerca de su orientación sexual y no hay pruebas suficientes para
apoyar el uso de intervenciones psicológicas para cambiar la orientación sexual.8

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Los términos más comunes para las personas homosexuales son lesbianos para las
mujeres y gay para los hombres, aunque gay también se utiliza para referirse en
general a hombres y mujeres. Es difícil para los investigadores estimar de manera
fiable el número de personas que se identifican como gay o lesbiana y la proporción
de personas que tienen experiencias sexuales del mismo sexo debido a una variedad
de razones, incluido que muchos homosexuales no se identifican abiertamente como
tales debido a la homofobia y la discriminación heterosexista.9 Se ha observado y
documentado el comportamiento homosexual en muchas especies animales no
humanas.

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LA HOMOSEXUALIDAD

Para Freud desde sus cartas con Fliess, y a lo largo de su obra la teoría de la
disposición bisexual congénita es de primer orden. La bisexualidad, según Freud,
influye tanto en la identidad sexual como en la elección de objeto, sin embargo, se le
hace difícil armonizar la idea de bisexualidad biológica, con la idea, que se va
afirmando cada vez con mayor claridad en su obra, de la prevalencia del falo para uno
y otro sexo.

La diferencia de los sexos implica desigualdad, disimilitud, que trae consecuencias


psíquicas para ambos sexos, además de discrepancias por las leyes de la cultura, que
constituyen y gobiernan la feminidad y la masculinidad. Así vemos que, si bien la
prohibición del incesto introduce una legalidad igual para ambos sexos, prohibiendo
la sexualidad endogámica, una vez alcanzada la diferenciación sexual, la normativa
del deseo del hombre y la mujer van por cambios opuestos, al igual que la moral
sexual, que pauta el ejercicio del resto de las formas de sexualidad, no es tampoco
simétrica.

Estos planteamientos nos llevan por los caminos del sexo, género, identificación y
elección de objeto, en donde el estudio de las perversiones sexuales ha proporcionado
en la historia del conocimiento de la sexualidad, una vía para su entendimiento.

La homosexualidad masculina como una perversión debe ser entendida en el contexto


de una lógica fálica actualizada. El "atributo fálico", corresponde a la concepción de
alguna cosa, que hubiera debido estar allí y que es vivida como faltante. En este
sentido la atribución fálica determina al objeto fálico como un objeto estrictamente
imaginario y, al mismo tiempo, a la castración como irreductiblemente ligada a la
dimensión imaginaria del falo y no a la presencia o a la ausencia del órgano (pene).

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El inicio de la estructuración de las perversiones y en este caso de la homosexualidad
masculina, se da con la atribución fálica a la madre (madre fálica) que ubica al niño
como objeto fálico de ésta y hace a la relación madre-hijo completa. Sin embargo, la
realidad vendrá a cuestionar esta autosuficiencia, de manera tal que el objeto del deseo
materno no esté exclusivamente circunscrito en la relación madre-hijo. La vacilación
de la certeza originaria introduce la concepción de la diferencia y en consecuencia la
castración, la cual viene dada por la aparición del tercero o función paterna.

"En la configuración de la homosexualidad como una perversión", el imaginario del


niño lo lleva a renegar del deseo de la madre por un otro, ya que la presencia de un
tercero, cuestiona el falicismo materno y la ubica como carente. Con la renegación no
se establece la castración imaginaria, la madre conservará su falicismo y dictará la ley
del padre que alienará al niño en la dialéctica de ser o no ser el falo. Lo relevante no
es que el padre reemplace a la madre en su lugar fálico, pues eso deja igual al sujeto
en una relación dual frente a una persona que es la ley, sino que venga como tercero
a indicar a su vez una ley. Hay que tener presente que la inscripción en el psiquismo
de la "función del padre simbólico", implica la castración simbólica y ésta promueve
la instauración de la ley.

El descubrimiento de la diferencia anatómica de los sexos, que verdaderamente


determina el destino diferencial para el varón o la hembra, estará dado por la norma
que, en cuanto a género y orientación sexual, tengan quienes ejerzan la función
parental, quienes, a su vez, conformarán desde su sistema simbólico la masculinidad
o la feminidad. La castración consolida al género, además de comprometer, organizar
y definir el destino sexual que el niño dará a su sexualidad. orientando y normatizando
el deseo sexual. Al plantearse el Edipo el niño establece una orientación definida en
relación al objeto sexual a quien dirige su deseo, con lo que determina su futura
heterosexualidad u homosexualidad. Es a partir de este punto cuando se orientará
definitivamente el deseo, proceso a completarse en la adolescencia.

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"La idea freudiana de la bisexualidad siempre descansó sobre una bipolaridad del
deseo, no del género" (Dio, 1985). "La bisexualidad, atañe al deseo y plantea una
disyunción entre un saber y una creencia". El saberse hombre, y creerse mujer, no
establece que se tengan los dos sexos o que se pertenezca a un tercer sexo, sino que
establece el deseo de ser del sexo opuesto. Este deseo tiene su soporte en el
imaginario. Hay que tener presente que el deseo de tener los atributos de los dos
géneros es una renegación de la castración y el anhelo de una integración narcisística
fálica.

La concepción de la homosexualidad se desprende de la bisexualidad, para ir


ordenándose en relación a la castración y a la función del padre. La homosexualidad
puede expresarse de una forma polimorfa que va desde el rasgo de perversión, que
puede constituir un síntoma en el neurótico o un pasaje al acto, hasta la perversión
auténtica, ya sea a través de la fetichización del pene del semejante, o a través de la
posición masoquista, para sostener "el goce" que es lo que autorizaría a considerarla
como una homosexualidad perversa. Así, la perversión es: la necesidad de una
condición absoluta del goce.

"El acto homosexual en sí es una conducta y como tal, puede aparecer en cualquiera
de las estructuras clínicas". Si bien esto es así hay que diferenciar entre estructura
perversa homosexual y rasgo perverso homosexual, además de diferenciar cómo el
acto homosexual se configura en ambas situaciones. "La homosexualidad como
estructura perversa, está referida a la no superación del primer tiempo del Edipo (el
niño como objeto de deseo de la madre), es decir, el atrapamiento en la dialéctica de
ser o no ser el falo".

"En la homosexualidad masculina, como rasgo de perversión, no se supera el segundo


tiempo del Edipo (la dialéctica de tener o no tener el falo)", y al no superarlo, la madre
se conserva como madre fálica, que tiene con el padre el mismo tipo de relación dual,

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narcisista, que poseía con el niño. Es la madre que determina el deseo del otro y dicta
la ley del padre. No se introduce el tercero, ni la castración simbólica. El "acto
homosexual", que se puede dar "en el rasgo perverso homosexual masculino, es el
pasaje al acto", el cual escenifica, fuera de la relación con el otro, la huída de la
castración.

El sujeto busca un objeto que garantice el atributo fálico, que lo libere de la castración.
Busca reafirmarse como sujeto no castrado, prescindiendo del otro, que reafirmaría
su castración. Rechaza al otro buscando en el objeto perdido (su falta), su
identificación fálica. El objeto, es un objeto de goce, donde se sitúa el anhelo de
liberarse de la castración. "El pasaje al acto, evidencia, una relación al goce, pero no
anida él, la voluntad de goce propia del acto perverso".

Así, "el acto perverso es el recurso fundamental del sujeto de la perversión", para
obturar la falta en el otro. El homosexual perverso se consagra a un acto repetitivo y
siempre fallido de restitución de la completitud del otro, del goce que le falta al otro.
Lo primero que hace el perverso es convertir la falta del otro en falta imaginaria. El
acto perverso es el recurso fundamental del sujeto para reintroducir el goce en el otro,
con lo cual hace que el otro exista. A eso dedica su vida. Se hace instrumento del otro,
no le importa que el otro lo utilice para obtener goce (posición insostenible del
neurótico).

La homosexualidad masculina perversa se sustenta en una lógica fálica, del lado del
ser (ser el falo), creando un artificio que obstruye el reconocimiento, por el sujeto, de
su propio deseo, como un deseo atado a un otro, a un otro en falta. El homosexual
identifica la falta en el otro pero necesita abolirla, ya que la falta en el otro le
representa la presencia de la falta en sí mismo. De ahí que para renegar de la falta crea
una ley arbitraria a la no diferenciación de los sexos y a la no prohibición del incesto,
situaciones ambas que lo ponen en contacto con la castración. Es una ley que no se

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rige por la castración y el deseo, es una ley que ordena la trasgresión y que es al mismo
tiempo transgresiva. El perverso se coloca en el límite del reconocimiento, esto quiere
decir que "a pesar de reconocerla no la asume", por lo que no hay una abolición del
registro simbólico, sino una ubicación particular con respecto al mismo. Es la "ley del
goce" que surge como la interpretación perversa de la castración. Hay dos leyes: una
ley transgredida (ley de la castración) fuera de la cual se coloca el perverso y otra ley
transgresiva (ley del goce) a la que está sujeto. Se reniega la primera, y aun cuando
hay un reconocimiento de que existe la ley, es decir, la prohibición del incesto y la
diferencia de los sexos, el homosexual perverso no la asume. El sabe de la ley pero
simplemente no la asume; entonces, no basta la presencia de la representación de la
ley de la castración y el deseo, sino la asunción de la misma. La ley del homosexual
perverso es la ley del goce.

El goce (Lacan, 1966) es algo que va más allá del placer, que no es satisfacción, ni
mayor placer. "El goce tiene la particularidad de oponer al deseo", ya que el deseo
exige pasar por el deseo del otro, es decir, por su castración y la castración es lo
inconcebible en la estructura perversa, el deseo es renunciado y sustituido por la
voluntad de goce, que es el intento de prescindir de ese otro y de su deseo. Así,
voluntad de goce (Lacan, 1966) es el imperativo categórico del goce como principio
racional de la acción.

En el neurótico, el rasgo de perversión es contingente, el neurótico no sabe sobre el


"goce del otro" (Miller, 1985), plantea el goce del otro como inaceptable y su rasgo
de perversión es un testimonio de lo que él no acepta. El perverso homosexual elige
ser el instrumento del goce del otro. No plantea el goce como inaceptable y su rasgo
de perversión es un testimonio de lo que él no acepta. El perverso homosexual elige
ser el instrumento del goce del otro. No plantea el goce como inaceptable sino como
"voluntad de goce" (Lacan, 1966).

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Esta elección de goce, elección de un partenaire del mismo sexo, se desencadena
desde el punto de vista simbólico por la presencia de falo en el otro. El otro detenta el
falo, el falo que falta en la mujer se cambia por una fetichización del órgano viril en
el hombre, pasando entonces, el partenaire homosexual, a ser la mujer con pene
(madre fálica) con la que se efectúa el coito homosexual. En otras ocasiones el carácter
fetichista del órgano, puede explicar por qué en determinados momentos los
encuentros sexuales homosexuales se producen sin coito, teniendo un papel central la
elección del órgano escópico como una forma del encuentro homosexual.

La génesis de la homosexualidad masculina perversa está en la renegación de la


castración de la madre. Entonces la elección homosexual del compañero provisto de
pene, elección narcisista, es la puesta en acto de esa renegación, de la falta en el otro
materno. En estas condiciones, la mujer castrada se torna inaceptable como objeto
sexual.

La renegación se puede encontrar en la psicosis, en la neurosis y en la perversión. La


renegación aparece, así como una serie de mecanismos, no como un mecanismo único.
En las perversiones la renegación se presenta de diferentes formas. Así las distintas
modalidades que la renegación adopta en las diferentes perversiones corresponden a
las vicisitudes de las formaciones sustitutivas que reemplazan aquello que se reniega.
La renegación implica una escisión que no se define por ser exclusivamente entre
consciente e inconsciente, sino que puede serlo entre ideas inconscientes o entre ideas
conscientes. Esta escisión configura el otro elemento característico de la renegación.

La imposibilidad de los padres de llenar sus funciones (función materna y función


paterna) codetermina en el niño una identidad frágil, narcisista, que logra ser
mantenida por un sistema defensivo, en base a renegación, escisión y proyección, en
el cual la sexualidad compulsiva y ritualizada constituye una barrera contra el
derrumbe psicótico. Uno de los aspectos originales del perverso y en este caso de la

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homosexualidad perversa masculina, es que ésta se expresa por la actuación: el
perverso actúa el fantasma y lo actúa creando lo que ha sido llamado un escenario
(Gillespie, 1952, McDougall, 1972) o un campo de ilusión (Clavreul, 1967). Es allí
donde se plantea el drama de su ser (ser el falo), en el vínculo con sus objetos. En este
escenario perverso se van a configurar las formas de relación o vínculo homosexual
y/o heterosexual que puede establecer el homosexual perverso masculino. Estas
formas no plantean una bisexualidad o la existencia de un tercer sexo, sino la manera
como se constituye "la pareja perversa o la perversión de la pareja".

En el acceso a la sexualidad, el homosexual perverso masculino, además de la


renegación, establece una escisión del objeto: la madre idealizada (virgen), imagen de
una feminidad falicizada, fuera del alcance del deseo, quien le autoriza su actuar; y la
madre en su estatuto de ser de deseo. Esta escisión de la figura femenina reafirma o
cuestiona su identidad fálica y configura la forma de relación que el homosexual
perverso establecerá con su pareja heterosexual.

Para algunos homosexuales perversos, su pareja femenina juega el papel de madre


idealizada, con la cual no ejerce su actividad sexual, pero sí le sirve de garante de su
ejercicio homosexual perverso. En otros casos su pareja heterosexual ocupa la figura
de la mujer sexuada y deseante, lo que va a cuestionar la identidad fálica del
homosexual perverso. Es aquí, cuando en busca de su equilibrio, el homosexual
perverso induce a su pareja heterosexual a relaciones sexuales fuera de la pareja, dada
la necesidad de resarcir su falicismo. Al lograr que la pareja heterosexual, por lo
general neurótica, actúe su petición, busca en un posterior coito con ella, la
reconfirmación de que se potencia sexual es superior a la del otro/a, partenaire de su
pareja heterosexual.

De esta manera logra resarcir su integridad fálica y pervertir la relación con su pareja
("la perversión de la pareja"). Ahora bien, se dan casos en que la pareja del

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homosexual perverso masculino, también es perversa, configurando esto una "pareja
perversa" (Clavreul, 1967), que incluye a terceros en ambas partes. La manera como
se configura esta triangularidad o estas triangularidades es mediante una "orgía
perversa o práctica perversa", que puede ser secreta o un secreto a voces. Este
comportamiento perverso constituye "el desafío" (Aulagnier, 1978), "desafía a lo real:
y si desafía a ese real por el sesgo de la ley, es porque, en nombre del saber, la ley
viene a resignar y codificar la realidad. Toda ley se apoya sobre el postulado de un
saber que se quiere verdad, porque pretende encontrar sus fuentes en lo real. A ese
saber se dirige el desafío del perverso, a ese saber que quiere hallar en la realidad del
cuerpo, en la realidad del afecto o en la realidad del orden del mundo, sus garantías".
En el caso del homosexual perverso, su desafío viene a invertir los signos y cuestionar
la legitimidad de todo soporte ético.

Las diferentes entidades clínicas resultan de una articulación de distintos elementos,


que se conjugan de una manera particular y determinada para producir la forma del
síntoma. Se trata de un proceso complejo, para nada reductible a un mecanismo o a
una fórmula, un proceso donde la historia no es independiente de la demarcación que
la constituye, porque si así fuere, tendríamos una cronología uniforme de visos
anecdóticos. Frente a un hecho, ya sea síntoma o acto, no podemos optar para ubicarlo,
solamente por el lado de la estructura, ya que estaríamos olvidando que el sujeto es
efecto e hijo de un tiempo, a la vez está ubicado en un contexto particular, en un
espacio determinado. De ahí que cualquier manifestación clínica se expresa dentro de
un corte temporal y espacial que es indispensable tomar en cuenta en el momento de
darle un sentido.

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La verdadera homosexualidad no es, pues, un vicio, ni consiste en la búsqueda de
sensaciones nuevas. Es una orientación del deseo sexual y de la afectividad,
independientemente de la voluntad, hacia el mismo sexo.

El vicio debe interpretarse como una actividad pervertida según un determinado


código moral, que presupone el libre albedrío del individuo en la posibilidad de
elección.

LOS ANTECEDENTES ZOOLOGICOS DE LA HOMOSEXUALIDAD


HUMANA

El hecho de que se haya comprobado que la conducta homosexual está ampliamente


extendida en las especies animales, incluso en las inferiores, abre la puerta a
consideraciones que tienen gran interés por sus posibles implicaciones con la especie
humana. Los animales primitivos, o simples, tienden a ser hermafroditas.

Existen casos de fecundación mutua (lombriz de tierra), y existen individuos que de


jóvenes actúan primero como machos (protoandría), y que de adultos se transforman
en hembras. Por otra parte, se ha comprobado que las condiciones ambientales
modifican el ritmo natural de las costumbres sexuales de los animales.

Según algunos naturalistas, la homosexualidad animal pueden estar relacionados con


los siguiente hechos:
o La falta de diferencia clara del sexo de cada miembro de la pareja en especies en las
que no existe un completo dimorfismo sexual (ranas).
o Por conductas de agresión
producidas por individuos del mismo sexo sobre individuos con actitudes pasivas
pueden inducir a error en el apareamiento (gallinas).
o Los juegos entre animales jóvenes pueden observarse prácticamente en todos los
mamíferos.

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FACTORES GENETICOS EN LA HOMOSEXUALIDAD
El cromosoma sexual masculino (cromosoma "Y") es el que determina el sexo ("XY"
= macho; "XX" = hembra), el cual comienza a concretarse alrededor de la 7a semana
de vida fetal, a partir de cuyo momento el sexo del futuro ser puede ser detectado. Una
vez activadas las gónadas parece ser que el desarrollo diferencial del sexo del feto está
influenciado preferentemente por las hormonas segregadas por estas gónadas fetales
cuando se trata del sexo masculino.

Lang, en 1940, intentó probar su teoría, según la cual los homosexuales masculinos
eran genéticamente hembras que habían perdido sus características anatómicas, a
excepción del cariotipo.

LA HOMOSEXUALIDAD ANTE LA LEY


Existe una gran variedad de criterios sobre la pena atribuible a los actos
homosexuales, e incluso en la calificación misma de tales actos.
o En principio se prohíben los actos «contra natura» y se valora tanto el acto en sí
como el consentimiento o violencia existente en la realización del acto.
o Por lo general, la ley no especifica claramente lo que constituye el delito del acto
sexual «contra natura».
o En 1885, la Criminal Law Amendment Act, determinó que todo individuo que
intervenía en un acto sexual o indecente con otro varón en público o en privado, sería
culpado de mala conducta y castigado hasta un máximo de 2 años de reclusión. Esta
ley no sufrió cambios substanciales hasta 1954, en que una Comisión de la Cámara
de los Lores, presidida por Sir John Wolfenden, fue designada para estudiar el
problema de la homosexualidad.
El informe Wolfenden proponía que la homosexualidad no fuera considerada como
un delito criminal cuando se realizaba entre adultos que presentasen su libre
consentimiento y la realizaran en privado, considerando que en una sociedad libre t

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ene que existir un campo en la expresión privada de la moral individual en el que la
ley no debe intervenir.

MORAL Y HOMOSEXUALIDAD
o La norma moral viene dada por las costumbres. Los aspectos morales de la
homosexualidad están derivados de la legislación, la psiquiatría y la vida social.
o Cuando la ley juzga como delito la relación homosexual entre adultos libres y
conscientes de sus actos, está claro que no pretende proteger la moral pública ni la
seguridad de sus individuos, sino que tiene una finalidad moralizadora.
o Al definir la conducta heterosexual como normal y la homosexual como anormal,
debe partirse de algún juicio de valor previo. En principio, este valor previo es el de
la procreación, que a través de la heterosexualidad permite la conservación de la
especie.
o Existir una corriente de opinión entre los científicos y psiquiatras actuales, y también
entre personas cultivadas intelectualmente, que están en contra de cualquier tipo de
legislación represiva contra los homosexuales, realizados en privado y
voluntariamente por adultos, pueden ser considerados como delitos.

Perspectiva sociológica
o La consideración social de la homosexualidad en los últimos siglos ha sido más
permisiva con la homosexualidad femenina (lesbianismo) que con la masculina. En la
actualidad asistimos a la proliferación en ciertos movimientos sociales que reivindican
un reconocimiento público y legal de las conductas homosexuales.

Perspectiva biológica
o No hay acuerdo sobre el origen somático (corporal) de la tendencia homosexual,
aunque parece probada una cierta base biológica en aquellos individuos que
manifiestan una tendencia homosexual muy acusada.

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Perspectiva psicológica
Una vez más, el psicoanálisis ha mostrado la enorme importancia del factor
psicológico en la génesis de las conductas homosexuales. Un primer elemento común
consiste, en los chicos, en una fuerte identificación con la madre, junto a una
deficiente con el padre; entre las chicas, el proceso es inverso. Esta excesiva
identificación con la madre, en el caso del chico, produce un hiperdesarrollo del
elemento femenino latente y una atrofia del masculino.

Situaciones familiares muy degradadas pueden también provocar el rechaza del


progenitor del mismo sexo. En los chicos se puede producir un rechazo de la virilidad
cuando se sufre a un padre demasiado primitivo, brutal, grosero o violento. También
el tipo de padre demasiado grande, demasiado importante, puede hacer imposible una
identificación del hijo con su figura. En cualquier caso, la fase edípica aparece como
un momento crucial en la orientación de la sexualidad adulta posterior.

Valoración moral
La homosexualidad priva del gozo de la complementariedad que se da entre hombre
y mujer, complementariedad que representa, según la tradición bíblica, la máxima
realización del ser criatura de Dios

LA HOMOSEXUALIDAD EN LA BIBLIA
Si un hombre se acuesta con otro hombre, como se hace con una mujer, ambos
cometen una abominación y serán castigados con la muerte; caiga su sangre sobre
ellos...."
(Levítico 20 b, 13)

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TEORÍAS SOBRE LOS ORÍGENES DE LA HOMOSEXUALIDAD

Teorías biológicas
Las teorías biológicas, intentan explicar las causas de la homosexualidad a partir de
factores etiológicos de naturaleza orgánica. Existen tres grupos de teorías biológicas
de acuerdo con el factor en el cual se centran: a) las de tipo genético, b) las de tipo
hormonal y c) las que ponen énfasis en las diferencias estructurales del cerebro de
homosexuales y heterosexuales (Soriano, 1999).

Teoría genética. Para la teoría genética, la homosexualidad es innata. El origen se


encuentra en los genes, debido a un factor responsable, sobre todo, con algunas
características asociadas con el cromosoma X de la madre. A partir de estudios
gemelares, Kallman (1952 en Masters, Johnson y Kolodny, 1995) respaldó el criterio
antiguo de que la homosexualidad era consecuencia de una anomalía genética. A pesar
de que sus estudios sorprendentemente ofrecieron un índice de concordancia del
100% con relación a los gemelos homocigóticos y apenas un 12% con los
heterocigóticos, los estudios realizados posteriormente no han podido obtener estos
mismos resultados. A esto, habría que añadir una crítica fundamentalmente
metodológica: los gemelos seleccionados para los estudios habían sido educados en
un mismo ambiente (Soriano, 1999).

A partir de estos estudios pioneros de Kallman y de aquellos que le han seguido, lo


que más puede afirmarse es que los genes pueden predisponer, no así determinar, que
una persona sea homosexual.

Teoría hormonal. Al comprobarse que las personas tenían hormonas de ambos sexos,
andrógenos y estrógenos, la premisa básica de la teoría hormonal fue la de afirmar
que el deseo homosexual es causado por la carencia o exceso de dichas hormonas.
Así, investigaciones diversas condujeron a la especulación de que estos factores

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hormonales tenían que ver, ya sea como causa o predisposición, en la
homosexualidad.

Un grupo de investigaciones centradas en el papel de las hormonas durante el proceso


de desarrollo cerebral y sexual prenatal, establecen la hipótesis de que la
heterosexualidad en el varón y la homosexualidad en la mujer, serían consecuencia de
una exposición elevada a los andrógenos prenatales que daría como resultado un
patrón de desarrollo cerebral masculino. Así mismo, la exposición de bajos niveles de
andrógenos prenatales tendría como consecuencia un patrón de desarrollo cerebral y
sexual femenino dando lugar a los homosexuales masculinos y a las mujeres
heterosexuales.

Todos estos estudios, más que ofrecer evidencia al respecto aparecen como
contradictorios. Las investigaciones en el campo hormonal, aún no han logrado
explicar satisfactoriamente ciertas preguntas y superar ciertos límites. Por una parte,
un homosexual adulto no consigue alterar en ningún modo su orientación sexual con
hormonas sexuales; de hecho, las personas que fueron sometidas a un tratamiento
hormonal elevaron su deseo sexual pero no modificaron su preferencia por personas
del mismo sexo (Sociedad, s.f.). Por otro lado, los comportamientos homosexuales
verificados en las especies animales utilizadas en los diversos estudios, no parecen
tener una correspondencia clara con la homosexualidad en los seres humanos
(Masters, Johnson y Kolodny, 1995). Hoy día, es difícil que algún científico serio
afirme una relación causa-efecto con relación a los factores hormonales y la
homosexualidad, más bien, como lo indican Masters, Johnson y Kolodny (1995) “se
está considerando la hipótesis de que los influjos hormonales en la fase prenatal
repercuten de tal modo en la evolución cerebral, que predisponen al sujeto a
determinadas pautas de conducta homosexual en la etapa adulta” (p. 441).

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Teoría neuroanatómica. El tercer grupo de teorías de tipo biológico se enfocan más
en las estructuras cerebrales, especialmente en el tamaño de un área del hipotálamo.
El trabajo más representativo ha sido el de Levay (1991 en Soriano, 1999) quien,
después de varios estudios realizados con hombres homosexuales y heterosexuales y
con mujeres de quienes se desconocía su orientación sexual, llegó a afirmar que los
núcleos intersticiales del hipotálamo anterior en los hombres heterosexuales era más
del doble que en las mujeres y en los hombres homosexuales, mientras que, entre
mujeres y hombres homosexuales, no había diferencias. Sin embargo, habría que
destacar ciertos problemas metodológicos: tamaño de la muestra (fueron 19 hombres
heterosexuales, 16 hombres homosexuales y seis mujeres), no tener la seguridad si los
heterosexuales realmente lo eran y además, el estudio se hizo con homosexuales que
fallecieron de Sida lo cual pude provocar la reducción del núcleo intersticial del
hipotálamo anterior.

En definitiva, como afirma Soriano Rubio (1999), por el momento no se puede afirmar
que la homosexualidad, o mejor la orientación sexual, sea determinada ni por factores
genéticos, ni hormonales, ni tampoco neuroanatómicos únicamente. Es posible, eso
sí, que alguno o más de uno pueda predisponer, para que la interacción con factores
de otro tipo, muy posiblemente de naturaleza psicosocial, la orientación sexual se
especifique en uno u otro sentido (p. 75).

Teorías psicológicas

Las teorías psicológicas que pretenden explicar el origen de la homosexualidad, tienen


entre sí notables diferencias. Sin embargo, coinciden en afirmar que la
homosexualidad es adquirida a partir de factores que se hallan en torno al individuo:
desde el más inmediato como puede ser el familiar hasta el más amplio como lo es la
misma sociedad y la cultura.

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A partir de los factores en los cuales se centran estas formas de abordar la
homosexualidad, se pueden distinguir dos grupos dentro de estas teorías psicológicas:
a) teorías psicodinámicas que se enfocan en los procesos intrapsíquicos y b) las teorías
conductuales o aquellas que destacan el papel de las variables experienciales o
sociales como agentes que originan la homosexualidad (Soriano, 1999).

Teorías psicodinámicas. Es difícil determinar cuál era la posición de Freud acerca de


la homosexualidad, ya que escribió relativamente poco sobre esta conducta sexual. En
lo poco que escribió en relación con el tema, para Freud la homosexualidad no era en
sí una enfermedad. Según él, en todo individuo existe una disposición bisexual
congénita que a través de las distintas etapas del desarrollo (oral, anal, fálica, y genital)
se va orientando hacia una única sexualidad, hetero u homosexual. En condiciones
normales, esto es, si las condiciones psicosociales son adecuadas, si las fuentes y los
objetos de satisfacción sexual siguen un orden, una cronología y una topología
corporal preprogramada biológicamente, el niño terminará en la adolescencia por
elegir el objeto heterosexual. Sin embargo, en determinadas circunstancias, este
desarrollo normal podría quedar estancado en una de las etapas anteriores lo que
traería como consecuencia la homosexualidad adulta.

Una fijación en la fase anal, en la cual la fuente de satisfacción está en la zona anal y
el placer es autoerótico, llevaría en la pubertad a la elección narcisista del objeto
sexual, resultando en la atracción por personas que tengan los genitales iguales a uno
mismo. En la etapa fálica, la fuente de placer se traslada a los genitales y se espera,
en condiciones normales de desarrollo, que el niño tome conciencia de su pene y de
la ausencia de éste en las niñas. Aparece entonces el miedo a perder este órgano
conocido como “complejo de castración” el cual, al no ser superado, ocasionaría el
miedo a los genitales femeninos y la preferencia a tener a otro hombre como un
compañero sexual. De hecho, Freud también consideraba que todos los individuos
albergaban tendencias homosexuales latentes, las cuales se manifestaban en una

20
conducta abiertamente homosexual en la edad adulta delante de ciertas condiciones
como, por ejemplo, la angustia de castración continuada. Finalmente, puede decirse
que la explicación más conocida que dio Freud sobre el origen de la homosexualidad
fue, sin duda, la ineficaz resolución del complejo de Edipo/Electra. Para solucionar
positivamente esta situación, el niño debería reprimir los deseos incestuosos con su
madre e identificarse con el padre para dirigir sus deseos sexuales a otras mujeres en
la pubertad, finalizando así el desarrollo sexual. Sin embargo, cuando por diversos
factores, como por ejemplo un modelo de madre demasiado dominante o absorbente
o por una figura de padre demasiado distante como para que se produjera la
identificación, no se resuelve este tipo de situación y el deseo sexual en la pubertad
se dirigirá a personas del mismo sexo (Masters, Johnson y Kolodny, 1995; Sociedad,
s.f.; Soriano, 1999).

Existen otras teorías psicodinámicas que rechazan la bisexualidad innata y más bien
afirman que diversas experiencias tenidas en la infancia y en la adolescencia son las
causantes de la conducta homosexual. Bieber (1962 en Álvarez, s.f.; Masters, Johnson
y Kolodny, 1995) indica la existencia de un patrón familiar paterno, en el cual la figura
paterna aparece como alguien que es hostil, ambivalente y lejano, sugiriendo que la
homosexualidad sería una consecuencia del miedo a las interrelaciones
heterosexuales. Además, en un estudio importante realizado por Bell y colaboradores
(1981 en Soriano, 1999) no se encontraron argumentaciones sólidas que respaldaran
la teoría de Bieber ni ninguna causalidad sociofamiliar para explicar la orientación
homosexual. Por su parte, Bene (1965 en Álvarez, s.f.; Masters, Johnson y Kolodny,
1995) indica como origen de la homosexualidad, una forma inadecuada de
relacionarse con el padre, el cual se muestra débil y a quien se le considera un inútil,
sin que existiera algún indicio de sobreprotección materna. A diferencia de Bieber,
Greenblat (1966 en Álvarez, s.f.; Masters, Johnson y Kolodny, 1995), encuentra que
los padres de homosexuales son bondadosos, generosos, dominantes y poco

21
protectores, mientras que las madres aparecían como personas nada dominantes ni
sobreprotectoras.

Cuando se ha intentado buscar los orígenes de la homosexualidad, la realidad es que


se han encontrado muy diversos tipos de familia, ubicadas en distintos niveles
socioeconómicos y culturales, así como en una pluralidad de ambientes, que resulta
difícil concluir definitivamente si, de acuerdo a estas teorías, la homosexualidad se
origina en este tipo de estructuras familiares. Se ha destacado la posición de Marmor
(1978 en Álvarez, s.f.; Masters, Johnson y Kolodny, 1995) quien señala que la
homosexualidad está más bien determinada por una variedad de factores
psicodinámicos, socioculturales, biológicos y situacionales. En el estado actual de las
cosas no es posible afirmar que la homosexualidad se derive únicamente de un
comportamiento incorrecto por parte de los padres, o de un patrón de estructura
familiar específico ya que, como lo señala Marmor (1980 en Masters, Johnson y
Kolodny, 1995, p. 442), “no todos los individuos que han conocido circunstancias
ambientales similares adoptan hábitos homosexuales”.

Teorías conductistas
Teoría del aprendizaje. El punto central de este enfoque es el aprendizaje. Esta
perspectiva considera la sexualidad como un impulso neutro que se tiene al nacer, el
cual se va modelando por las distintas experiencias de aprendizaje que el individuo va
teniendo en el transcurso de su desarrollo. De esta forma, el ser heterosexual,
homosexual o bisexual, será el resultado de una socialización mediatizada por
experiencias de aprendizaje que se originan por la imitación de modelos, por el
refuerzo y por el castigo de las conductas sexuales en los años de la infancia, en los
de la preadolescencia y en la adolescencia, principalmente (Masters, Johnson y
Kolodny, 1995; Soriano, 1999). Desde esta perspectiva del aprendizaje, las teorías
conductistas podrían explicar por qué algunos adultos que han tenido una vida
heterosexual, cambian su orientación sexual a partir de los refuerzos existentes en una

22
práctica homosexual satisfactoria y gratificante, o en aquellos refuerzos ausentes en
sus experiencias heterosexuales poco gratas (Masters, Johnson y Kolodny, 1995).

Ahora bien, los estudios realizados desde esta perspectiva, se enfocan en poder
señalar cuáles son esos factores o experiencias específicas por las que se produce el
aprendizaje de la homosexualidad. Sin querer reducir el amplio espectro de factores
que desde este enfoque conductista tienen que ver con la homosexualidad, sí es
posible señalar que dos han sido las tendencias principales que han pretendido
explicar la homosexualidad como un aprendizaje.

Por un lado, están los estudios que subrayan, como origen de la homosexualidad, ya
sea la inadecuada identificación con el modelo sexual durante la infancia, el
inadecuado reforzamiento de la conducta si esta ha sido correcta, o bien, el aprendizaje
inadecuado del rol de género. En todas estas situaciones, se destaca el papel de los
padres (Bandura 1969; Kohlberg, 1966 en Soriano, 1999)

Por otro lado, existen hipótesis que intentan explicar el origen de la homosexualidad
a partir de las primeras experiencias, pensamientos y sentimientos sexuales durante la
preadolescencia y adolescencia, ya sea porque éstas se han dado en forma temprana,
o bien por el grado de satisfacción y placer obtenido si han sido con personas del
mismo sexo o, por el contrario, porque se han tenido con personas del otro sexo y
dichas experiencias han resultado desagradables e insatisfactorias (Masters y Johnson,
1979 en Soriano, 1999).

Ante todo, esto habría que señalar que la orientación sexual no está en relación con la
identidad sexual (Soriano, 1999), además es difícil establecer, desde los resultados
obtenidos en estas investigaciones, la existencia de una relación de causa-efecto entre
las variables propuestas en estos estudios. Por otro lado, a partir de los contactos
placenteros con el mismo sexo y los no placenteros con personas del sexo opuesto, es

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difícil definir si éstos son causa o consecuencia del comportamiento homosexual.
Según estudios realizados por Soriano (1999), la toma de conciencia de la propia
homosexualidad tiende a ser previa al inicio de las conductas sexuales con otras
personas, por lo tanto la especificación de la homosexualidad se debe a otros factores
y no a las primeras experiencias sexuales; no obstante, la misma Soriano (1999)
tampoco establece cuáles podrían ser estos factores.

Básicamente, a pesar de los estudios y de los múltiples factores biológicos y


psicológicos analizados, será necesario admitir que aún no se conoce el agente o
conjunto de agentes causales que dan origen a la homosexualidad; es más, no se está
en condiciones de afirmar cuál es la naturaleza propia de la homosexualidad. Aunque
algunos sigan pensando que fundamentalmente la homosexualidad es una
consecuencia de ciertos episodios experimentados después del nacimiento, no cierran
las puertas a la posibilidad de que “la programación prenatal desempeñe un papel de
primer orden en la génesis de la homosexualidad” (Masters, Johnson y Kolodny,
1995). Tal vez sea oportuno establecer modelos explicativos desde una perspectiva
interaccionista donde lo biológico, lo psicológico y lo social-cultural se relacionen
entre sí para ofrecer un más amplio espectro de posibilidades en el afán de explicar el
origen de la homosexualidad.

Finalmente, el supuesto de estas teorías conductistas de que el comportamiento


homosexual es aprendido, sienta las bases para las diversas terapias aversivas que
tienen por objetivo lograr que el individuo pueda “desaprender” conductas y aprender
comportamientos distintos (Soriano, 1999).

Teoría del apego


Esta teoría se basa, sobre todo, en el tipo de relación primaria que el niño tiene con su
madre o la persona que funciona como tal después del nacimiento. Esta relación, al
irse constituyendo como algo estrecho y gratificante, tanto desde la óptica afectiva

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como la de satisfacción de las necesidades básicas (como la alimentación), satisface,
al mismo tiempo, la necesidad de contacto físico con la persona que cuida del niño.

La carencia de este contacto corporal en este momento crítico de la niñez, produciría


consecuencias adversas para un buen desarrollo físico, cognitivo, psicosocial y, por
supuesto, sexual. La homosexualidad, por lo tanto, se explicaría como una
consecuencia de una relación primaria defectuosa (Sociedad, s.f.).

Aportes del post-estructuralismo de Focault


Los estudios desde la perspectiva sociológica histórica post estructuralista de Michel
Focault, han permitido reconocer que, a pesar de que han existido comportamientos
homosexuales en todas las sociedades y en todas las épocas, tanto las ideologías como
los significados de esta conducta han sido muy diversos en las diferentes culturas. De
esta manera, la homosexualidad sería un producto histórico-cultural, con un carácter
muy específico en cada sociedad y sujeto a los cambios y a las coyunturas particulares
inherentes a toda sociedad y no tanto una orientación esencial. Incluso, dentro de una
misma sociedad podían existir diferentes grupos con conductas homosexuales, pero
sin compartir, en la misma medida, la identidad sexual de otro grupo, el rol de género
o alguna asignación de significados a dicho comportamiento homosexual. A partir de
esta perspectiva, parecería legítimo establecer la existencia de una diversidad sexual
en general y una diversidad homosexual en particular; esto es, no existiría un solo tipo
de homosexualidad, sino diversas formas conductuales que la expresarían
(Hernández, s.f).

A partir de la diferencia de identidades y significados que hacen referencia a esta


diversidad particular de homosexualidades, McKenna (1996, en Hernández, s.f.)
clasificó este tipo de conceptos de homosexualidades:

1. Hombres que se definen a sí mismos como homosexuales.

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2. Hombres que se definen a sí mismos como bisexuales.
3. Hombres que dicen que han tenido sexo con otros hombres.
4. Hombres trabajadores sexuales.
5. Niños varones de la calle que venden sexo a hombres.
6. Hombres que han tenido sexo con hombres trabajadores sexuales.
7. Hombres que han tenido sexo con niños callejeros varones.
8. Jóvenes adolescentes varones que tienen sexo con otros jóvenes.
9. Travestis y transexuales masculinos.
10. Hombres prisioneros que han tenido sexo con otros prisioneros.

Sin desacreditar a priori los esfuerzos que han existido y existen por encontrar los
orígenes de la homosexualidad, tal vez esta búsqueda no debería limitarse a la génesis
de esta conducta, sino extenderse hacia la comprensión integral de la misma. Este
entendimiento global implicaría reconocer que, tal vez, el comportamiento
homosexual no es en sí un “peligro” para el desarrollo de la personalidad, sino como
lo señala Scholfield (1965 en Hernández, s.f.)

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CONCLUSIÓN

En la sociedad de hoy día y bajo una mirada teórica de la interacción social, los
hombres homosexuales, adoptan comportamientos acordes al contexto y las personas
con las cuales se relaciona. Lo que determina este cambio de actitud es el hecho de
que las personas con las cuales interactúa estén al tanto o desconozcan su tendencia
sexual.

En cuanto a la teoría de la homosexualidad, la única causa reconocida como origen de


su orientación sexual es la genética, la que está relacionada directamente con la teoría
biológica, restándole importancia a experiencias traumáticas vividas en su niñez, que
pudiesen haber sido condicionantes en su tendencia sexual, lo que puede atribuirse a
la teoría sicosocial; esta conclusión es parte de la formación de una representación
social manifestada por los informantes.

A partir de la teoría del etiquetamiento, basada en el interaccionismo simbólico, se


evidencia que los informantes, de acuerdo a la imagen que la sociedad posee respecto
de su orientación sexual, optan por comportarse de manera totalmente distinta a ésta,
adoptando actitudes y comportamientos netamente masculinos, o bien exageran la
etiqueta asignada, siendo muy femeninos, promiscuos e infieles, conductas asignadas
como propias de los homosexuales, según las representaciones que la sociedad posee
de éstos.

Los homosexuales elaboran estrategias como mecanismos de defensa para ocultar su


condición, con el fin de no verse enfrentados a la acción discriminatoria del medio
social en el que se relacionan, como por ejemplo, adoptar conductas con marcados
rasgos masculinos, relacionarse afectiva o sexualmente con mujeres, involucrarse con
hombres desconocidos o lejanos de su entorno, indagar sobre la perspectiva que tienen
los demás sobre el tema de la homosexualidad, entre otras.

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En relación a la homofobia interiorizada, se puede señalar que los informantes
entrevistados, han tratado de cambiar su orientación sexual hacia una socialmente
aceptada, manteniendo relaciones afectivas heterosexuales, a fin de convencerse que
es algo modificable, provocando sentimientos de frustración por no encontrarse
dentro de los parámetros socialmente correctos.

A la luz de la teoría de las representaciones sociales, una de las más significativas


identificadas en los informantes es la idea de que el origen de su homosexualidad es
genético (teoría biológica), obviando los sucesos traumáticos ocurridos en su infancia
(teoría sicosocial), a fin de que la sociedad no los cuestione ni discrimine por su
condición, por ser una orientación sexual irreversible, la cual no pueden cambiar
aunque traten de hacerlo.

Siguiendo con la teoría anterior, la imagen que ellos tienen de la sociedad, es que la
perciben como una sociedad machista, que rechaza y discrimina a todas aquellas
personas que no se ajusten a las normas establecidas por ésta, para evitar la sanción
social, los homosexuales elaboran estrategias a fin de ocultar su condición., por el sólo
hecho de pertenecer a esta minoría ellos se sienten afectados, aunque no hayan sufrido
discriminación de forma directa; en cuanto al ambiente gay, representan como
aspectos positivos de las personas homosexuales, el ser multifacéticos y eficientes en
el trabajo, en cuanto a lo negativo, que son promiscuos, discriminadores en su mismo
ambiente e infieles, aspectos con los cuales los informantes se han identificado en
algún momento de sus vidas.

Otro punto que se relaciona con la teoría de las representaciones sociales es la


información, ésta la reciben los sujetos a través del medio, ya sea por las experiencias
de vida propias o de personas cercanas, por su constante interacción social, por los
medios de comunicación, entre otros, tal información influye directamente en la

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percepción que tienen sobre las cosas, lo que se evidencia en el discurso que
comunican a los demás.

Los homosexuales forman parte de una minoría que no se ajusta a la norma, y por
ende, son considerados por la sociedad como un mal ejemplo, que representa ‘lo que
no se debería hacer” o ‘lo que no se debería ser”, esta concepción de la
homosexualidad como algo errado o desviado, fuera de la normalidad, provoca una
serie de prejuicios y estereotipos negativos, mediante los cuales la sociedad
estigmatiza a las personas que siendo hombres demuestran algún rasgo femenino, ya
que se tiene la idea de que no se puede ser hombre y homosexual a la vez (el hombre
debe ser muy masculino y el homosexual demasiado femenino).

Tales concepciones de lo masculino y femenino, se encuentran enraizadas en la


mentalidad de las personas, debido que a lo largo del proceso de socialización desde
el seno familia, se han ido inculcando patrones de comportamiento, basados en una
cultura en la cual predomina la masculinidad de acuerdo al formato del machismo. A
raíz de esta formación machista, los miembros de la sociedad adoptan actitudes de
intolerancia frente a la homosexualidad, las que se concretizan en actos
discriminatorios hacia esta minoría, excluyéndolos y marginándolos de los espacios
simbólicos.

Los homosexuales en general, no tienen proyecciones sentimentales a largo plazo,


tienen miedo de envejecer, ya que en su mundo no es común tener una pareja con la
cual compartir este proceso, es por eso que muchos de ellos dicen que es más fácil ser
gay cuando se es joven, ya que al llegar a viejos, si no poseen los recursos económicos
suficientes, no pueden pagar por tener una buena compañía, porque saben que en el
ambiente homosexual cuando se es mayor, la única manera de tener una pareja es
retribuyendo económicamente el cariño que se les entrega; la falta de creencia en el

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amor verdadero que tienen los hombres gay, hace que se refugien de manera constante
en cuanta pareja tengan a su alcance.

El ser promiscuos y vivir el momento, es una idea arraigada en la mayoría de los


homosexuales, ya que al estar en su condición no pueden optar a nada más, hechos
tan simples para el común de la gente, como sentarse en una plaza con su pareja de la
mano, tomar un helado y pasar desapercibidos, son cosas que los gay no pueden hacer
con normalidad en esta sociedad, actuar con amor y creer en la ilusión, no tienen ni
se dan el tiempo para ello, lo que los hace actuar de manera muy instintiva,
básicamente sexual, lo que se transforma en parte de su cotidianeidad. Como
proyección de investigación y en relación a lo anterior, seria interesante estudiar la
manera en que los homosexuales manifiestan su afectividad hacia sus pares y los
contextos en los que ésta se desarrolla.

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ANEXOS

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