quiero darles la bienvenida a aquellos que inician una nueva etapa; a quienes dan inicio a su vida universitaria. Recuerdo mi primer día de universidad. En mi cabeza flotaban muchas expectativas, y por qué negarlo, algunos miedos también que quizá compartamos. Me preguntaba ¿Escogí la carrera correcta? ¿Haré nuevos amigos? ¿Y si no me gusta un profesor? ¿Será que soy capaz? Solo me atrevo a darles una respuesta: Sí, ustedes sí son capaces. ¿De qué? De lograr lo que se propongan.
Es importante que tengan en cuenta que el éxito académico no implica
recorrer un camino perfecto, no es sinónimo de un camino sin fallas. Observen las lámparas; un elemento que parece tan común pero que en su origen requirió más de 1000 intentos antes de conseguir que funcionara. Entonces, tengan presente que “el verdadero fracaso es dejar de intentar”. Les extiendo pues la invitación a enamorarse del estudio, a enamorarse del conocimiento, a enamorarse del saber, a enamorarse de la práctica de entender el mundo y a ustedes mismos. Y no solo desde la perspectiva de su programa académico, sino desde la interdisciplinariedad que propone el contexto de la Universidad y desde el contacto con el otro, pues siempre hay algo que tomar de quien nos rodea, aún desde su misma experiencia de vida.
Estimados, debo decir además que este proceso amoroso no implica
que todo nos tenga que gustar. Podrán encontrar en su camino una materia con la que no sientan tanta afinidad o un momento en el que no quieran realizar un trabajo por querer invertir su tiempo en otra actividad, pero a final de cuentas notarán que es necesario y que todo ello constituye parte de su proyecto de vida.
No se limiten. No se limiten a ocupar un puesto en clase, no se limiten
a trabajar por una calificación. Rétense, rétense a ser cada día una mejor versión de ustedes mismos, y no por ego, sino porque el conocimiento más valioso es aquel tiene un sentido social ¿Qué pueden brindarle a la sociedad? ¿Cómo pueden hacer de su entorno un mejor lugar? Entendiendo que el cambio yace en lo micro, en lo cotidiano, aquí y ahora.
No queda más que felicitarlos por la excelente decisión de ser parte de
la familia uteista, familia que no solo se destaca por su calidad y excelencia académica sino por ser un espacio de inclusión, de tolerancia, de respeto, de responsabilidad.