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condición humana
Genio y figura hasta la sepultura. Hijo de tigre, pintito. El que nace para maceta no sale del
corredor. Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza. ¿Qué tienen en común estos
refranes? Tienen un común denominador: la personalidad del ser humano siempre estará
sabiduría en pequeñas oraciones postuladas como aforismos para designar las experiencias
El ser humano está constituido bajo una “estructura de personalidad” que se entiende como
aquello que nos constituye, que nos hace “ser” en relación a nosotros mismos y al mundo,
una manera de ser y estar en el mundo. Desde la lectura del psicoanálisis existen tres
¿Cómo se estructura el sujeto? ¿en base a qué experiencias el sujeto se estructurará? ¿de
La personalidad del ser humano se estructura en base a las primeras experiencias vividas en
su existencia.
Las experiencias en la primera infancia y cómo se hayan éstas percibido van a quedar de
alguna manera “fijadas” en la psique del infante, sobre todo las experiencias vividas como
instaura tendrá mucho que ver en esa estructura psíquica que se forma.
Todo se juega en el primer año de vida. ¿Cómo es que una persona tiene un “quiebre
(esquizofrenia, paranoia y bipolaridad) lo es por lo que vivió en ese primer año de vida,
cuando su “Yo” se estaba formando, no hubo algún referente, hubo en cambio una madre
infante a su propia suerte; no hubo una madre que catectizara al infante (llenarlo de amor) y
por lo tanto el “Yo” no logró estructurarse. Un Yo débil que a la postre, ante algún evento
el quiebre psicótico. De adulto tenderá a la psicosis ante un medio adverso y una estructura
En el neurótico opera otra cosa, el neurótico (fóbico o histérico u obsesivo) libró ese primer
con la realidad, con las demandas del Ello y con las exigencias del Superyó. Como se dice
coloquialmente en las aulas de la Facultad de Psicología: “Todos somos neuróticos gracias
a Freud”.
La característica principal del neurótico es ese constante conflicto con la realidad; realidad
que le frustra, realidad con la que siempre está en constante conflicto. El neurótico por un
lado está bajo las demandas del principio del placer pero por otro lado está también bajo el
yugo de las demandas del principio del deber. En cambio en la estructura psicótica sucede
a evadir la realidad, no le gusta; por lo tanto “crea” una realidad alterna: “No soy yo el
malo, son ellos los que me persiguen”; su síntoma como un intento de re-equilibrio.
Tomemos de ejemplo el constructo “demonio”. Para el neurótico los “demonios” con los
que tiene que luchar son sus padres, su jefe, los compañeros de trabajo, la falta de dinero, la
tienen que ver precisamente con eso que ocurrió en su infancia y retornan a su existencia
representados en personas de carne y hueso en los que deposita las frustraciones que vivió
en el allá y el entonces. Siguiendo con la misma alegoría, los demonios para el psicótico
son demonios reales, demonios que lo persiguen. Demonios que existen y que atraviesan
paredes, que se le aparece en su cuarto, nadie más lo ve, demonios que se esconden en sus
neurótico a través del simbolismo, en cambio el demonio para el psicótico existe realmente.
pusiera límites, que le castrara su deseo, el perverso goza por ese medio. Su goce es un
goce infantil, goza como lo hiciera un infante sádico, mortificando la existencia del otro,
El neurótico tiene una pesadilla y al despertar sabe que solo fue un mal sueño, o un sueño
erótico que solo queda en eso, en sueño. El perverso lleva a cabo lo que el neurótico
vida real.
O también podremos comprender la relación que tiene cada estructura de personalidad con
el “Otro”, por ejemplo: se dice que el neurótico tropieza siempre con la misma piedra, de
hecho el neurótico no solo tropieza con la misma piedra, él mismo la pone para tropezar
con ella (compulsión a la repetición). La relación del perverso con la piedra sería una
relación de fetiche; tomaría a la piedra no para tropezar con ella sino para fetichizarla,
sodomizarla, erotizarla, o buscar hasta por debajo de las piedras para ver con qué más
Infancia es destino y allí se jugará gran parte de lo que el ser humano será en su vida adulta.
Será desde allí como tomará decisiones, cómo se enfrentará a las situaciones cotidianas de
la vida. Todo esto ha quedado troquelado en el inconsciente del ser humano y desde allí
estará demandando ser reconocido. Intentará salir a la luz y por lo regular lo logra, pero ese
precisamente ese síntoma lo que no permite al ser humano andar por la vida ligero de
que se quiere hablar pero que la sociedad insiste en que se debe callar. El síntoma existe por
interpretarlo, traducirlo. El síntoma está allí por algo y el consultorio es el lugar idóneo para
escuchar lo que tiene que decir a través de la propia palabra del paciente, del que sufre ese
La psicoterapia como ese lugar idóneo en donde se puede escuchar el discurso del paciente
y saber eso que está allí pero que por ser precisamente inconsciente no se sabe. Hablar ese
sueño “perverso” que aterra, platicar de esos demonios simbolizados, comprender esa
compulsión a la repetición que impulsa a poner la piedra para tropezar con ella. Descubrir