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- Control de cárcavas y estabilización de taludes con diques de contención y especies

arbustivas y herbáceas

Establecer bosquetes de uso múltiple sobre la misma cárcava para frenar los procesos de
erosión. Para proteger los taludes de los cauces susceptibles a deslizamiento, se implanta
una densa cubierta vegetal de especies arbustivas y herbáceas.

Esta práctica permitirá proteger el crecimiento o la ampliación de las cárcavas, ya que la


topografía de la comunidad es bien accidentada con la presencia de pendientes mayores a
40º, esto hace que los suelos sean susceptibles a erosión. Con la práctica de control de
cárcavas y estabilización de taludes se pretende mitigar la erosión de suelos impidiendo que
se amplíen las cárcavas.

- Bosquetes en la cabecera de cárcavas y ríos


En las zonas altas de los cerros o en las cabeceras de microcuencas, se deben establecer
bosquetes densos de diversas especies, que conformen varios estratos (árboles, arbustos y
vegetación anual). Estos bosquetes actúan como reguladores del escurrimiento y el flujo del
agua desde la cabecera hacia las partes bajas, evitando la formación de cárcavas.
Esta práctica permite que se formen microclimas favorables, retiene la humedad y controlan
la escorrentía superficial.

- Estabilización de márgenes hidráulicos


Los ríos y quebradas erosionan las áreas marginales, lo que produce perdidas de terreno
que afectan la estabilidad de los taludes. Estas áreas se estabilizan por medio de plantación
y manejo de vegetación leñosa. Para evitar la profundización del lecho se establece y
maneja vegetación arbórea, arbu8stiva y herbácea en las orillas.

Kiswara: Buddleja coriácea

Las cárcavas pueden ser controladas con prácticas sencillas utilizando especies nativas
con capacidad de retención de los arrastres de las aguas, como la especie Seguenca
(Cortadellia sp). Conocer las propiedades de la mayoría de las especies nativas,
constituye un valuarte extra que permite un mejor aprovechamiento de los recursos
naturales locales, que a su vez pueden ser combinados con otros recursos vegetales
introducidos.
El fin último de las plantaciones forestales es alcanzar los objetivos de producción que permitan
obtener la mejor rentabilidad para el productor, en concordancia con otros objetivos como la
conservación de los suelos, protección de cursos de agua, fauna, belleza escénica y otros.

Las raíces de estas plantas, acondicionadas por su naturaleza fisiológica resisten


las condiciones de los efectos negativos del clima como las bajas temperaturas.

ADELA
En las banquinas poner tres bolillo acacia negra especies medianas , en las áreas con pendiente de
las banquinas se plantaran en fajinas es decir:

Son manojos de ramas y tallos atados en forma de huso que se colocan en el fondo de zanjas poco
profundas, excavadas transversalmente siguiendo el contorno del talud, recubriéndolas después
parcialmente de tierra (Figura 3). Para evitar que se muevan pueden fijarse con estacas de madera
o con estaquillas de la misma especie empleada en la construcción de las fajinas.

Si el talud no presenta problemas de exceso de agua, las zanjas donde se instalan las fajinas se
excavan en ángulo recto con la línea de máxima pendiente. Si hay problemas derivados de un
exceso de humedad, es conveniente darles una ligera pendiente hacia los laterales del talud para
evacuar el exceso de agua.

El área de reforestación en Adela Zamudio corresponden a aires de rio del Cotahuma. Esta zona se
caracteriza por ser un antiguo deslizamiento por lo que se conformacron banquinas. El área de
reforestación se caracteriza por ser un suelo arcilloso
Aplicaciones y efectividad

Las fajinas constituyen una técnica de estabilización muy efectiva que protege los taludes frente a
deslizamientos superficiales (0,25 - 0,75 m de profundidad) y que permite escalonar o banquear la
pendiente de los taludes cuando la excavación es difícil.

La matriz de raíces que se desarrolla a partir de las fajinas proporciona efectos de contención y
retención de las capas superficiales del suelo, evita la formación de cárcavas y barrancos y protege
el talud frente a la erosión superficial, ya que se reduce la longitud efectiva de la pendiente al
quedar ésta dividida en tramos más cortos por las sucesivas fajinas. En las terrazas que se forman
entre filas sucesivas de fajinas quedan, además, retenidas las partículas que arrastra la escorrentía
superficial, con lo que se reducen así las necesidades de conservación de las cunetas.

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