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LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado ponente

SC8702-2017
Radicación n° 11001-3103-030-2003-00831-02
(Aprobado en sesión de 26 de abril de dos mil diecisiete)

Bogotá, D.C., veinte (20) de junio de dos mil diecisiete


(2017).-

Decide la Corte el recurso de casación formulado por el


demandado frente a la sentencia de 22 de julio de 2011,
proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, dentro del proceso ordinario
reivindicatorio promovido por Ricardo Humberto Villalobos
Bustamante contra Jaime Conde, quien mediante
reconvención planteó declaración de pertenencia por
prescripción extraordinaria.

I. ANTECEDENTES

1. Pretensiones.

Solicitó el actor declarar que le pertenece el derecho de


dominio del inmueble ubicado en la calle 25 n° 25-95 de esta
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ciudad, el cual es identificado por sus linderos y medidas. En


consecuencia, ordenar al convocado al litigio la restitución
del citado bien raíz y condenarlo a pagar los respectivos
frutos civiles.

2. Hechos.

El demandante adquirió la tercera parte del inmueble


objeto de acción reivindicatoria, por adjudicación en el
proceso de sucesión de Bárbara Bustamante Ruiz y las otras
dos terceras partes por remate realizado en el proceso
divisorio adelantado contra los comuneros José Vicente
Duarte y herederos de José Miguel Bustamante Ruiz, ante el
Juzgado 21 Civil del Circuito de Bogotá.

El accionado es el poseedor del señalado predio,


habiéndose negado a restituírselo a su dueño y no cumple
las condiciones para adquirir su dominio por prescripción.

3. Actuación procesal.

3.1. El Juzgado 30 Civil del Circuito de Bogotá,


mediante auto del 30 de enero de 2004, admitió el trámite
del asunto, ordenó encauzarlo por el procedimiento previsto
para el ordinario de mayor cuantía, correr traslado al
accionado y una vez se constituyó la caución fijada, se
decretó la medida cautelar de inscripción de la demanda.

3.2. El 20 de enero de 2006 se notificó dicha


providencia al apoderado del demandado, quien contestó en

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tiempo, aceptó ser el poseedor del predio objeto del proceso,


alegó tener aptitud jurídica para adquirir el dominio por
usucapión, planteó como excepciones de mérito las que
denominó «prescripción – falta de fundamentos y
presupuestos legales» y solicitó el reconocimiento del derecho
de retención.

3.3. En escrito separado formuló demanda de mutua


petición y solicitó declarar que adquirió por prescripción
extraordinaria el derecho de propiedad del referido inmueble.

En los hechos identificó el citado bien raíz por su


ubicación, medidas y linderos, reseñando que aparecía como
último propietario inscrito Ricardo Humberto Villalobos
Bustamante y afirmó haber ejercido posesión material de
forma quieta, pacífica e ininterrumpida por más de diez años,
ejecutando actos de dueño, tales como habitar en la vivienda,
junto con su esposa e hijos, pagar los impuestos predial y de
valorización, efectuar reparaciones, mantenimiento, mejoras,
sufragar los costos de instalación y consumo de servicios
públicos.

La reconvención fue admitida en providencia del 1º de


marzo de 2006, ordenándose enterar y dar traslado al
accionado, el emplazamiento a quienes pudieran tener
derecho sobre el inmueble y la inscripción de la demanda.

3.4. Oportunamente contestó el accionado


reconvenido, aceptó que el actor es el poseedor, aunque no
reconoció que tuviere el tiempo requerido para la

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prescripción adquisitiva invocada, por lo que se opuso a las


pretensiones y propuso las excepciones de mérito tituladas
«falta de causa para demandar declaración de pertenencia – falta de los
requisitos exigidos por la ley para solicitar la declaración de
pertenencia».

Efectuado el emplazamiento, no compareció ningún


interesado y designado un curador ad litem para representar
a las personas que pudieran tener derechos sobre el predio,
allegó contestación sin oponerse, solicitó la práctica de las
pruebas y se adoptara en derecho la respectiva decisión.

3.5. El fallo de primer grado lo profirió el 28 de enero


de 2011 el Juzgado Octavo Civil del Circuito de
Descongestión de Bogotá1, habiéndose dispuesto desestimar
la excepción de prescripción, declaró que el actor en su
condición de propietario del inmueble objeto del litigio tenía
derecho a la reivindicación y le ordenó al demandado
proceder a la restitución dentro de los diez días siguientes a
la ejecutoria, condenándolo a pagar por concepto de frutos
civiles la suma de $29’025.920, con la respectiva
actualización basada en el índice de precios al consumidor
(IPC), a partir del 6 de febrero de 2006, hasta la satisfacción
de la obligación, además de las costas procesales y decretó la
cancelación de la medida cautelar.

3.6. El convocado al litigio interpuso «recurso de apelación»


y adelantado el trámite legalmente establecido, el Tribunal

1 Cuaderno n° 1 folios 235-251.

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confirmó la decisión en la sentencia de 22 de julio de 20112,


frente al cual la parte vencida formuló «recurso de casación».

El juzgador colegiado inicialmente denegó la concesión


de dicha impugnación extraordinaria y esta Corporación al
estudiar el «recurso de queja», advirtió inconsistencias en la
determinación de la cuantía del interés para recurrir, las que
corregidas condujeron a que por auto de 23 de abril de 2014,
se otorgara el «recurso de casación», el cual se admitió mediante
providencia de 23 de mayo de 2014 y sustentado
oportunamente, se admitió la demanda de casación por auto
del 31 de julio de 2014, la cual replicó en tiempo la parte
contraria.

II. FUNDAMENTOS DEL FALLO IMPUGNADO

1. Luego de informar de manera resumida sobre los


antecedentes del juicio y verificar la concurrencia de los
presupuestos procesales, el Tribunal estimó procedente
resolver sobre el fondo del litigio.

Expuso la teoría acerca del entendimiento jurídico de la


acción reivindicatoria, con apoyo en la jurisprudencia de la
Corte Suprema e indicó que para su prosperidad se requería
la demostración de los siguientes requisitos: «a) derecho de
dominio en cabeza del actor; b) posesión del bien materia de la
reivindicación por parte del demandado; c) identidad del bien poseído
con aquel cuya reparación se pretende; y d) que se trate de una cosa
singular o de cuota proindiviso de cosa singular».

2 Cuaderno n° 5 folios 9-20.

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2. Afirmó que las pruebas incorporadas acreditaban


los aludidos presupuestos o condiciones sustanciales,
hallando probado el dominio del inmueble en cabeza del
accionante con el certificado de tradición y libertad; en
cuanto a la posesión la dedujo de lo declarado por los testigos
y de lo manifestado en la contestación de la demanda,
indicando que el convocado al litigio la tenía no antes del 26
de mayo de 1991; así mismo, señaló que existía plena
identidad entre el bien cuya restitución se pretendía, con el
poseído por el demandado, según el escrito introductorio del
juicio y la prueba pericial.

3. Sostuvo que el accionado no probó los requisitos


para ganar el derecho de dominio por prescripción
adquisitiva extraordinaria, pues en la réplica refirió que
poseía el predio desde la citada fecha cuando falleció José
Vicente Duarte, quien era uno de los anteriores
copropietarios y le reconoció el carácter de confesión a tal
manifestación, deduciendo que no había transcurrido el
término legal para la consolidación del derecho a adquirir la
propiedad por usucapión; además porque los testigos no
informaron de manera concreta, que la posesión hubiera
comenzado con antelación a la época en mención.

Con base en las probanzas aportadas concluyó, que «el


demandado no ejerció actos de verdadero poseedor antes del 26 de
mayo de 1991, sino que habitaba en el inmueble como celador o
cuidandero, al menos hasta cuando murió el señor José Vicente Duarte,
tal como se afirmó en la contestación de la demanda» y dado que la

prosperidad de las excepciones y de la demanda de

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reconvención dependía de la demostración de «un mejor título en


cabeza del demandado, ya por ser más eficaz que el que aduce el actor
o bien por ser anterior al de aquél», sin que hubiera cumplido con

esa carga, «[p]or manera que no existe ningún elemento de juicio que
permita concluir que el dominio del bien pertenece al demandado
reconveniente», ante lo cual se dispuso ratificar el fallo de

primera instancia.

III. DEMANDA DE CASACIÓN

CARGO ÚNICO

1. Se apoya en la causal primera de casación


consagrada en el artículo 368 del Código de Procedimiento
Civil y se acusa el fallo recurrido de violar de manera
indirecta la ley sustancial, por la aplicación indebida de los
artículos 26.1, 27.1, 669, 762, 946 a 950, 959, 963, 964,
966, 970 y 1973 del Código Civil; artículos 174 a 177, 187,
194, 195 y 197 del Código de Procedimiento Civil; 228 y 230
de la Constitución; derivando tal irregularidad del «error de
hecho» cometido en la apreciación de las pruebas.

2. Sostiene el recurrente, que con base en el folio de


matrícula inmobiliaria se dio por acreditada la adquisición
por el actor del derecho de dominio con antelación a la
posesión del demandado, lo cual se debió a un error en la
estimación de tal probanza, «en la que se consigna que si bien el
dominio se consolidó en cabeza del demandante, el 31 de agosto de
1995, ya que para el 4 de agosto de 1989, según sentencia de tal fecha,

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proferida por el Juzgado 17 Civil del Circuito de Bogotá, [solo] habría


adquirido una ‘tercera parte’ del inmueble».

Afirma que de no haberse alterado el sentido de lo


expresado en el citado medio de convicción, el Tribunal
habría podido concluir «que el dominio del demandante sería
posterior a la posesión del demandado», pues la documentación

evidencia que la propiedad del actor sobre la totalidad del


inmueble «tan solo se consolida y parte desde el 31 de agosto de 1995,
en tanto que la posesión del demandado, sería anterior, y concretamente
desde mayo 26 de 1991, o fecha anterior, como se tiene por probado y
no se discute».

Insiste en la señalada argumentación, para enfatizar


que con la sentencia de agosto de 1989, «el demandante solo
habría adquirido simples cuotas o porcentaje de derechos de dominio en
común y proindiviso, no el dominio sobre cosa singular».

3. En cuanto a la incidencia en la decisión del yerro


denunciado, sostiene que de no haberse presentado, se
habrían denegado las pretensiones de la acción
reivindicatoria, conforme al criterio jurisprudencial de esta
Corporación, según el cual:

«[…] en el juicio en que se controvierta el dominio, el poseedor no


necesita demostrarlo sino que le basta el hecho de su posesión
como primera defensa que puede llegar a ser genuinamente eficaz
en la decisión del litigio si su posesión comenzó antes que la
titularidad dominial del reivindicante y este no aduce en el
desarrollo del proceso un título anterior al inicio de esa posesión,
que lo coloque en mejor situación jurídica respecto al derecho o la

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cosa contestada. […] Quien pretende, pues, modificar ese estado


es el reivindicante y a su cargo está, por consiguiente justificar un
mejor derecho con mérito probatorio bastante para destruir la
presunción de la ley y desposeer al demandado’ (casación de 18
de noviembre de 1949, G.J. tomo XLIV, páginas 799 a 802)».

4. Culmina la censura solicitando casar el fallo del


juzgador colegiado, como también disponer en la sentencia
de remplazo, revocar la decisión de primera instancia, para
en su lugar acoger la excepción de «falta de fundamentos y
presupuestos legales» y en consecuencia, denegar las
pretensiones de la demanda.

IV. CONSIDERACIONES

1. En razón de haberse formulado y tramitado el


presente recurso de casación en vigencia del anterior
ordenamiento procesal, de acuerdo con el artículo 624 del
Código General del Proceso, que modificó el artículo 40 de la
Ley 153 de 1887, para resolverlo se aplicarán en lo pertinente
las disposiciones del Código de Procedimiento Civil.

2. Acerca del «error de hecho», que constituye el


fundamento de la acusación, de acuerdo con el inciso final
del artículo 374 del Código de Procedimiento Civil, se
presenta en la apreciación del contenido material de las
pruebas, dependiendo su prosperidad de que sea manifiesto
u ostensible, como también de su demostración y
trascendencia o incidencia en la decisión adoptada, de tal
manera que de no haberse cometido, el sentido del fallo no

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hubiera sido adverso a los intereses del impugnante


extraordinario.

En cuanto a la configuración del citado yerro fáctico, ha


dicho de manera reiterada la jurisprudencia de esta
Corporación, que surge cuando el juzgador ha fundado la
decisión impugnada, en inferencias producto de una
interpretación arbitraria, que contradicen de manera
evidente el sentido lógico del medio de prueba, la demanda o
su contestación, o cuando ha fijado el entendimiento de
alguno de tales elementos de juicio alterando su contenido
material, ya sea por pretermisión o adición de palabras o
frases, o en el caso de apoyarse en una prueba inexistente en
el plenario, o por omitirla a pesar de su incorporación legal y
oportuna.

Entre muchas otras, sobre el dislate en cuestión, la


Corte Suprema en sentencia CSJ SC11334-2015, 27 ago.,
rad. n° 2007-00588-01, en lo pertinente sostuvo:

«[…] Cuando se denuncia una sentencia por incurrir en error de


hecho en la apreciación de las pruebas, el recurrente tiene la carga
no sólo de individualizar los medios de convicción sobre los cuales
afirma que recae el equívoco, sino que, además, debe demostrar
de qué manera se generó la supuesta preterición o cercenamiento,
de tal suerte que la valoración realizada por el sentenciador se
muestre ostensiblemente manifiesta, contraevidente, absurda,
alejada de la realidad del proceso o sin ninguna justificación
fáctica.

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[…] la prueba de demostrar el error de hecho imputable al juzgador,


corresponde exclusivamente al impugnante por mandato del
artículo 374 del C. de P. C., pero esa labor no puede reducirse a
una simple exposición de puntos de vista antagónicos, fruto de
razonamientos o lucubraciones meticulosas y detalladas, porque
en tal evento el error dejaría de ser evidente o manifiesto conforme
lo exige la ley, caso en el cual la Corte no podría tomar partido
distinto al consignado en la sentencia combatida […]»

3. En este asunto, el juzgador de segunda instancia


con base en las pruebas incorporadas, estimó acreditados los
requisitos para la prosperidad de la pretensión
reivindicatoria, los cuales dijo consistían en: «a) derecho de
dominio en cabeza del actor; b) posesión del bien materia de la
reivindicación por parte del demandado; c) identidad del bien poseído
con aquel cuya recuperación se pretende; y d) que se trate de una cosa
singular o de cuota proindiviso de cosa singular».

Así mismo indicó, que «el demandado no ejerció actos de


verdadero poseedor antes del 26 de mayo de 1991» y que «ninguna de
las pruebas aportadas tuvo la virtualidad de demostrar que el
demandante carece de todo derecho sobre el bien cuya reivindicación se
pretende»; adicionalmente comentó, que no fue satisfactoria la

comprobación de «un mejor título en cabeza del demandado, ya por


ser más eficaz que el que aduce el actor o bien por ser anterior al de
aquél».

Por su lado el recurrente manifiesta, que el Tribunal


cometió «error de hecho», porque a pesar de reconocer que su
posesión comenzó no antes del «26 de mayo de 1991», cercenó
el contenido del certificado de tradición y libertad del
inmueble, en donde aparece que la propiedad del

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reivindicante sobre la totalidad del inmueble solo la consolidó


a partir del 31 de agosto de 1995, ya que con «la sentencia de 4
de agosto de 1989, proferida por el Juzgado 17 Civil del Circuito de
Bogotá, el demandante tan solo habría adquirido simples cuotas o
porcentaje de derechos de dominio en común y proindiviso, no el dominio
sobre cosa singular».

4. Cotejando lo expresado por el juzgador de segundo


grado, con lo señalado por el impugnante, se deduce, que el
Tribunal no cercenó el contenido material del certificado de
tradición y libertad del predio objeto del litigio y que como
consecuencia de ello desconoció contraevidentemente la
época a partir de la cual el demandante consolidó la
propiedad respecto de la totalidad del inmueble, como lo
asevera el recurrente.

Lo que realmente aconteció fue que, con base en los


elementos probatorios allegados al plenario, estimó
satisfechos los requisitos para la prosperidad de la
pretensión reivindicatoria, e igualmente advirtió la ausencia
de probanzas que desvirtuaran el derecho del actor, pues el
convocado no aportó un «mejor título» o uno anterior al de
aquel.

La última de las estimaciones fue la determinante en la


orientación del fallo del ad quem, en tanto que a partir de la
circunstancia según la cual «la parte demandada no logró
demostrar por ningún medio el cumplimiento de los requisitos para ganar
el bien por prescripción adquisitiva», derivó el fracaso de la

excepción de mérito y la pretensión que con similar

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fundamento planteara por vía de reconvención, pues en


dicha línea se infirió que el poseedor no logró adquirir el título
que le permitiera enfrentarse al derecho de domino inscrito
del convocante, razón por la cual se prescindió de cualquier
comparación entre la temporalidad de las situaciones
jurídicas de los contendientes.

Incluso, el anterior particular fue ampliado en el


proveído mediante el cual se desestimó la solicitud de
complementación de la sentencia, oportunidad en la cual la
misma Sala de Decisión sostuvo que «No es, por tanto, el simple
hecho de que la posesión sea anterior al título del propietario lo que
puede quebrantar la acción reivindicatoria, (…), sino que, tal como se
señaló en la sentencia, para lograr eser (sic) resultado se requiere que el
demandado detente un mejor título que el que tiene el dueño del bien que
se disputa».

Como puede advertirse, el criterio del Tribunal que


condujo a estimar la pretensión principal no derivó de una
apreciación del certificado de tradición y libertad del
inmueble objeto del litigio en los términos sostenidos en la
censura; ello porque a pesar de aducirse ese documento para
dar por acreditado el requisito del «derecho de dominio en cabeza
del actor», tal elemento no se invocó como soporte de una

mayor antigüedad respecto de alguna de las prerrogativas


sustanciales detentadas por los sujetos involucrados, pues la
constatación entre los títulos no se llevó a cabo por lo
previamente precisado.

Así las cosas, ha de entenderse que el Tribunal

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simplemente acogió de forma plena el contenido de la


certificación para el propósito de acreditar la propiedad del
reivindicante y no para una finalidad como la expuesta en el
cargo que hoy se atiende, ya que no fue plasmada ninguna
manifestación en sentido aclaratorio, complementario o
distinto al texto del mismo, por lo que no resulta admisible
la crítica del impugnante atinente a que «lo [apreció] en forma
cercenada».

5. Ahora, a pesar de que el juzgador no analizó de


manera concreta la situación relacionada con la
circunstancia de que la «posesión» del convocado al litigio
hubiere iniciado con antelación a la fecha en la que el
accionante adquirió la propiedad de la totalidad del inmueble
cuya restitución solicitó, y tampoco estudió específicamente
el efecto o incidencia de la figuración del demandante como
titular de una cuota de dominio proindivisa en el citado
predio con anterioridad a la época en que comenzó la
«posesión» del accionado, ello obedece al criterio de derecho al

que previamente se aludió y no comporta error por


inadecuada apreciación de las pruebas y menos en los
términos de la acusación edificada, ya que la valoración
fáctica insistentemente refutada ni siquiera se llevó a cabo
dado el desarrollo argumentativo de la resolución judicial.

Nótese que la inteligencia del fallo no parte de la


convicción según la cual las pruebas demostraban que el
reclamante detentó siempre y de forma previa a la posesión
confrontada, la calidad de exclusivo titular del derecho de
domino, sino, que sin reparar en la apenas parcial propiedad

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inicial, entendió satisfecho el presupuesto de existencia de


título con entidad de superponerse a la prerrogativa material
de Jaime Conde, ante la no demostración de la posesión
suficiente para prescribir, siendo este un raciocinio
susceptible de cuestionamiento en el plano jurídico y no en
el fáctico.

Ante dicho panorama, en principio cabría señalar, que


la acusación correspondía plantearla por vía distinta a la del
«error de hecho», esto es, en el ámbito del «error jurídico» o violación

directa de la norma sustancial, sobre la base de que el


juzgador tuvo presente, conforme al certificado de tradición
y libertad, que sólo a partir del registro del remate de las
cuotas partes de dominio de los otros comuneros, efectuado
el 26 de octubre de 1995, el actor consolidó la propiedad
respecto de la totalidad del inmueble y de otra parte, como lo
indicó de manera expresa con apoyo en otras probanzas, que
la «posesión» del demandado inició no antes del 26 de mayo de
1991.

Por consiguiente, la crítica debió orientarse a explicar a


la luz de las normas de derecho sustancial aplicables, las
premisas desatendidas en la solución que merecía la
controversia; ello, desde la perspectiva del énfasis que debía
conferirse a la condición de comunero y no propietario
exclusivo, que el demandante exhibía con anterioridad a la
posesión de su contraparte, muy a pesar de que este último
no hubiera logrado demostrar la consolidación de la
prescripción adquisitiva, dado que ciertamente esta es la

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problemática jurídica sensible y relevante en el caso desde la


perspectiva del recurrente extraordinario.

6. Al margen de la deficiencia formal reseñada,


resulta pertinente exponer, que en todo caso, de haberse
estructurado el error denunciado, la acusación resultaría
intrascendente frente a la decisión del Tribunal, porque la
Corte de llegar a casar la decisión, también acogería la
pretensión del accionante.

6.1. Al respecto cabe acotar, que en el marco de la


acción reivindicatoria, a pesar de que por regla general,
cuando la adquisición del «derecho de propiedad» de la cosa por
el demandante sea posterior a la época de inicio de la
posesión del accionado se trunca la pretensión; ello no es
absoluto, porque de acuerdo con la jurisprudencia,
tratándose de bienes raíces es factible apoyarse en la cadena
ininterrumpida de títulos registrados soporte del «derecho de
dominio» del actor, a fin de destruir la presunción que de

similar prerrogativa obra en favor del poseedor al tenor del


inciso 2º artículo 762 del Código Civil.

Acerca de dicha temática, esta Corporación en


sentencia CSJ SC11334-2015, 27 ago., rad. n° 2007-
000588-01, en lo pertinente memoró:

«[…] Por el sendero del ejemplo, lo explicó esta misma Corte en


jurisprudencia añeja al señalar: ‘En la acción consagrada por el
art. 950 del C.C. pueden contemplarse varios casos: llámase Pedro
el demandante y Juan el demandado. 1) Pedro, con títulos

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registrados en 1910, demanda a Juan, cuya posesión principió en


1911. Debe triunfar Pedro. 2) Pedro, con un título registrado en
1910, demanda a Juan, cuya posesión principió en 1909. Debe
triunfar Juan. 3) Pedro, con un título registrado en 1910 demanda
a Juan, cuya posesión comenzó en 1909 y presenta además otro
título registrado con el cual comprueba que su autor fue
causahabiente de Diego desde 1908. Debe triunfar Pedro, no por
mérito del título, sino por mérito del título del autor 3. En estos tres
casos, referentes a una propiedad privada, se ha partido de la
base de que Juan es poseedor sin título. Cuando lo tiene se ofrecen
otros casos harto complejos […]».

Así mismo, en la sentencia sustitutiva CSJ SC, 25 may.


1990, reiterada en fallo CSJ SC, 23 oct. 1992, rad. 3504, GJ
tomo CCXIX, 2° sem. 1992, n°3458, págs. 583-585, se
precisó:

«La anterioridad del título del reivindicante apunta no solo a que la


adquisición de su derecho sea anterior a la posesión del
demandado, sino al hecho de que ese derecho esté a su turno
respaldado por la cadena ininterrumpida de los títulos de sus
antecesores, que si datan de una época anterior a la del inicio de la
posesión del demandado, permiten el triunfo del reivindicante.
Entonces, no sólo cuando el título de adquisición del dominio del
reivindicante es anterior al inicio de la posesión del demandado,
sino inclusive cuando es posterior, aquél puede sacar avante su
pretensión si demuestra que el derecho que adquirió lo obtuvo su
tradente a través de un título registrado, y que éste a su turno lo
hubo de un causante que adquirió en idénticas condiciones; derecho
que así concedido es anterior al inicio de la posesión del
demandado, quien no ha adquirido la facultad legal de usucapir» 4.

3 Se subrayó
4 Ídem

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6.2. Para el caso, en el documento que el recurrente


afirma fue erradamente apreciado, esto es, el certificado de
tradición y libertad del inmueble objeto del proceso, se
verifica la siguiente información:

En la «anotación n°9» de 19/05/1989, aparece el registro


de la sentencia de 04/04/1989 proferida por el Juzgado 17
Civil del Circuito de Bogotá, en el juicio sucesorio de Bárbara
Bustamante Ruiz, aprobatoria de la adjudicación de una
cuota parte del derecho de dominio del referido predio a favor
del aquí demandante Ricardo Humberto Villalobos
Bustamante y en la «anotación n°15» de 26/10/1995, figura
inscrito el remate, que según los documentos protocolizados
mediante escritura pública n° 1705 de 9 de abril de 1996 de
la Notaría 19 de Bogotá e incorporados al plenario5, se
efectuó el 25 de octubre de 1994 dentro del proceso divisorio
por él promovido contra los demás comuneros, habiéndosele
adjudicado las cuotas partes del derecho de dominio,
consolidando en cabeza suya la propiedad total del inmueble.

Igualmente se observa, que los comuneros a quienes se


les remataron sus cuotas partes de dominio, esto es, José
Vicente Duarte y José Miguel Bustamante Ruiz, habían
obtenido su derecho, el primero según la «anotación n° 2», por
adjudicación en la sucesión de Carmen Ruiz de Bustamante,
como cesionario de Jorge Enrique Bustamante Ruiz,
aprobada mediante fallo de 26/11/1981 del Juzgado 4º Civil
del Circuito de Bogotá, registrado el 22/01/1982 y el

5 Ídem, folios 2 a 5.

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segundo nombrado, de acuerdo con la «anotación n°5», en


virtud de lo dispuesto en la sentencia de 22 de agosto de 1983
emitida por el Juzgado 24 Civil del Circuito de Bogotá, en
proceso de «petición de herencia», registrada el 22/11/1983.

6.3. La reseñada información, no discutida por el


demandado, evidencia que el accionante adquirió la
propiedad del inmueble objeto de la «pretensión reivindicatoria»,
conforme a las prescripciones legales, derivando su derecho
de quienes lo detentaban válidamente con antelación a la
fecha de posesión acreditada por el demandado y de otra
parte, al haber determinado el Tribunal, (aspecto este no
contendido en casación), que «la parte demandada no logró
demostrar por ningún medio el cumplimiento de los requisitos para ganar
el bien por prescripción adquisitiva»; surge un mejor derecho para

el accionante.

Lo anterior implica, que debe prevalecer la garantía de


protección de la propiedad privada consagrada en el artículo
58 de la Constitución, con sujeción a las reglas de la «acción
reivindicatoria» promovida, respecto del derecho de dominio del

accionante sobre el predio objeto del litigio, dado que es


evidente que lo adquirió «con arreglo a las leyes civiles», supuesto
este no cuestionado ni discutido por las partes.

7. Las razones expuestas conducen a desestimar la


acusación estudiada, y por ende la impugnación
extraordinaria propuesta.

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Radicación n° 11001-31-03-030-2003-00831-02

En consecuencia, con fundamento en el inciso final


artículo 375 del Código de Procedimiento Civil, se condenará
en costas al recurrente, debiéndose tomar en cuenta para la
fijación de agencias en derecho, el hecho de que el actor
replicó oportunamente la demanda de casación.

V. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Civil de


la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO. NO CASAR la sentencia de 22 de julio


de 2011, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, dentro del proceso ordinario
reivindicatorio propuesto por Ricardo Humberto Villalobos
Bustamante contra Jaime Conde.

SEGUNDO. CONDENAR al impugnante


extraordinario al pago de las costas procesales. En la
liquidación respetiva, inclúyase por concepto de agencias en
derecho, la suma de seis millones de pesos ($6’000.000).

TERCERO. DEVOLVER, en su oportunidad, el


expediente a la Corporación de origen.

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Radicación n° 11001-31-03-030-2003-00831-02

Cópiese y notifíquese,

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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