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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


HISTORIA ECONÓMICA DE COLOMBIA SIGLOS XIX-XX
Presentado por:
Christian Martínez
Juan Parada
David Rodríguez
Jonnatan Triana

REFLEXIONES EN LA PRODUCCIÓN HISTORIOGRÁFICA EN COLOMBIA: UNA


APROXIMACIÓN A LA RELACIÓN ENTRE HISTORIA Y ECONOMÍA

El diálogo entre dos disciplinas, historia y economía ha sido un tema de amplia


discusión entre la labor historiográfica con el paso de los años. Como se sabe, el
asunto central que se deriva del debate radica en poder establecer de manera puntual
cuál es la relación que cumple la historia dentro de la economía, e identificar los
aspectos generales en los que ambas disciplinas caminan por la misma senda. Al
respecto, se han encontrado en el desarrollo historiográfico diferentes enfoques que se
mencionarán más adelante. En particular, se quiere describir en este documento dos
escuelas: la Nueva Historia Económica, desarrollada ampliamente en Norteamérica, y
la Escuela de Regulación Francesa. Es la intención de este trabajo diferenciar dentro
de los enfoques dos campos de estudio primordiales: fuentes y métodos, como se verá
más adelante

De esta manera, el presente trabajo abarcará una breve contextualización dentro de lo


que son las visiones actuales de historia y economía, la manera en las que se han
enfrentado a cuestiones importantes del desarrollo historiográfico, en particular, el
caso colombiano; en un segundo momento, se buscará establecer, de una manera
descriptiva, cuáles han sido las falencias en las que han caído las investigaciones
pertinentes a la historiografía local y cuáles son los caminos que se han tomado en la
búsqueda del pleno conocimiento de aquellos efemérides de la historia colombiana.

Diálogo entre historia y economía en Colombia

En Latinoamérica las corrientes de pensamiento económico y su interacción


desempeñaron un papel determinante en la construcción de historia económica, en
tanto los debates en materia económica fueron abordados por tres vertientes: la
neoclásica, la keynesiana y postkeynesiana, y la cepalina, cada una de las cuales
enfoca esfuerzos en las distintas dimensiones de la economía y argumenta sus
desarrollos en evidencia histórica. Las dos primeras son influencia de la academia
internacional, mientras que la tercera sigue los lineamientos y las proposiciones de
Raúl Prebisch y los planteamientos de la CEPAL en materia de desarrollo y política
económica.

En Colombia, Oscar Rodríguez identifica cuatro temas centrales alrededor de los


cuales gira la producción historiográfica en el siglo XX: Agrario, Agroexportación,
Monetario y Fiscal. Adicionalmente, la producción historiográfica está dividida en tres
períodos, teniendo en cuenta características como la cantidad y la clasificación de los
títulos publicados, a saber:

1) El período comprendido desde principios del siglo XX hasta la década de los 40,
período en el cual la atención se enfoca en la reconstrucción de los hechos para la
explicación de los procesos monetarios y fiscales, esto con el fin de atenuar el posible
efecto negativo que el desconocimiento del pasado puede tener en la ejecución de la
política económica.

2) Entre los años 40 y la década del 70, en el cual se empieza a dar un marco teórico
definido a las investigaciones, entrando a tomar importancia el debate entre
materialismo histórico, el enfoque de la teoría neoclásica del desarrollo, la teoría post-
keynesiana del desarrollo y los postulados de la CEPAL y el dependentismo. La
producción en este periodo se caracteriza por su significativo aumento en relación al
periodo anterior. Los temas que mayor relevancia toman son aquellos concernientes al
desarrollo agroexportador y la formación institucional, política y económica alrededor
del proceso. Por otro lado, los desarrollos en materia fiscal desde la perspectiva
keynesiana son importantes en este periodo.

3) El periodo situado en las décadas de los años 70 y 80, caracterizado por la


institucionalización de la economía en el país. En el campo de las corrientes de
pensamiento, el marxismo y el dependentismo toman gran relevancia, surgen nuevas
propuestas a nivel internacional que influenciarán el debate local: monetarismo, neo-
ricardianismo y neo-keynesianismo. Tema de amplio análisis, dadas las inclinaciones
políticas y académicas de los intelectuales, en donde entra a colación el problema
agrario, incluyendo los productos que no son bienes tradicionales de exportación. El
análisis de la historia monetaria y bancaria, especialmente en tiempos de la
regeneración, jugará un rol vital en cuanto se emplean rigurosos métodos inductivos
en la elaboración del debate y muchos de los trabajos en este tema son pioneros en el
país. En materia fiscal el rigor cuantitativo no es tan alto como en el aspecto
monetario, ya que los trabajos en la primera de estas ramas se ocupan de legislación,
institucionalidad y el efecto de las políticas en la sociedad. La consolidación de la
academia tiene gran importancia para el desarrollo de la historia económica,
especialmente en este periodo.

En cuanto al método, las contribuciones de las escuelas historiográficas han


enriquecido el debate, en la medida en que éstas adoptan uno u otro tipo de estructura
de pensamiento y conciben distintos métodos de hacer historia económica. Partiendo
de la periodización propuesta y de los argumentos del autor, se evidencia diálogos de
carácter interdisciplinar en la producción historiográfica: entre la historia y las ciencias
sociales, dando un carácter más amplio y multidimensional al análisis económico en
retrospectiva y analizando situaciones de crisis en lugar de las de equilibrio (método
característico de la Escuela de la Regulación Francesa); o entre la economía, las
matemáticas, los métodos estadísticos y la historia, dando relevancia al análisis de las
situaciones de equilibrio propuestos en modelos económicos ortodoxos (método
empleado por la ortodoxia en materia historiográfica, entre las que se encuentra la
New Economic History). Un análisis comparativo de este diálogo interdisciplinar,
contraponiendo la concepción de la ortodoxia y la heterodoxia en la academia
colombiana, se hará en páginas posteriores.

A las corrientes y a los métodos ya mencionados es posible añadir un factor adicional,


el cual ha generado disenso en el debate sobre el método en historia económica a
nivel internacional y nacional: el postmodernismo en historia económica. El carácter de
la historia como ciencia, el cual se pone en cuestión ,y la adopción de métodos
complementarios en la elaboración de la historia total, que luego se convertirían en
frentes independientes en historiografía y que cambiarían la forma, los métodos y las
fuentes básicas con el fin de reconstruir e interpretar la historia; dan a los autores
colombianos la concepción de una historia que entra en crisis entre los años 80 y 90,
crisis causada por el nuevo paradigma planteado por el postmodernismo y la historia
social y de las mentalidades, y hacia el cual se centrará nuestra atención en la
siguiente sección.
Crisis en la historiografía colombiana, desviación en el método.

Ahora bien, luego de analizar los diferentes caminos para establecer un diálogo entre
la historia y la economía, es preciso examinar con detenimiento la producción
historiográfica del país y por qué, de acuerdo con Jesús Bejarano, las últimas décadas
han significado una crisis fundada en el cambio de paradigma.

La segunda mitad del siglo XX ha significado un periodo de profundas


transformaciones económicas, sociales y políticas, de la mano con numerosos
cambios en las distintas disciplinas del conocimiento y la historia no ha sido ajena a
este proceso. Es así como en la nueva producción historiográfica domina el
posmodernismo, el cual ha provocado un desplazamiento temático, un cambio de
perspectiva y una modificación del quehacer del historiador. En general, la llegada de
este nuevo paradigma ha provocado un declive de la historia económica y social, en
especial durante los años 90, y ha propiciado el surgimiento del campo de la historia
de las mentalidades. Durante este proceso de ruptura, Bejarano argumenta que las
mayores consecuencias para la disciplina histórica han sido el abandono del
estructuralismo, de las concepciones de totalidad y de las interpretaciones del pasado
que apelan a las ciencias sociales.

Así las cosas, la realidad tanto de la historiografía nacional como internacional está
caracterizada por la dispersión, la fragmentación y el desplazamiento hacia creaciones
intelectuales e historia local. En este contexto, parece difícil mantener una actitud
analítica o defender la necesidad de comprender un orden global, debido a que la
realidad condiciona y limita cada vez más toda disciplina académica. De este modo,
escondido tras un cambio temático se observa cada vez con mayor frecuencia una
trivialización del conocimiento y en otros casos una franca frivolidad, no obstante, el
estrago más grande que se ha propiciado es la segregación de la historia de las
ciencias sociales.

Si bien es posible especular frente a las diferentes causas que han devenido en la
crisis de la producción historiográfica, en este caso se optará por desarrollar las cuatro
razones que Bejarano expone para caracterizar el cambio de perspectiva en la
investigación historiográfica. En primer lugar, lo que él llama la “despolitización”, es
decir, el derrumbe de las utopías que en otros tiempos guiaron las preguntas que la
historia debía responder, por el contrario en la actualidad, con la expansión de la
globalización se homogeneizaron los modelos de desarrollo y la tensión política no es
equiparable a los tiempos de la Guerra Fría; en segundo lugar, el “desencanto
generacional”, que hace referencia a las expectativas pesimistas de lograr una
transformación social, que va de la mano con el ambiente político que se percibía en
épocas como los años 70 y 80, donde cabía la idea de encontrar una alternativa al
modelo de desarrollo capitalista y, al no realizarse, las preocupaciones académicas
tomaron otros caminos.

En un tercer momento se encuentra el derrumbe de las grandes teorías que guiaron la


investigación y que dieron cimiento a la idea de cambiar el orden establecido, ya que
teorías como la dependentista, latinoamericanista, estructuralista del desarrollo y en
especial aquellas que derivan de modelos de inspiración marxista, fueron perdiendo
relevancia en el contexto internacional, quedando relegadas debido al ascenso del
capitalismo financiero y la implementación de dinámicas políticas altamente complejas;
por último se encuentra la “desintelectualización” de la ciencia económica, es decir, la
separación de la economía y la historia, disciplinas que a pesar de haber crecido
juntas como lo considera Hobsbawm, tomaron rumbos diferentes; por un lado, la
historia ha abandonado los grandes relatos y se ha centrado en el análisis de sujetos
particulares; en tanto que la economía en su afán de formalización ha ido
prescindiendo del uso de la historia como herramienta en la construcción de modelos
económicos.

En este orden de ideas, es claro percibir que la historiografía se encuentra en un


escenario de crisis y, según Melo, la corriente posmoderna ha influido gran cantidad
de los estudios que se realizan en los centros académicos colombianos, lo que se ve
reflejado en que el hecho de que los historiadores escriben cada vez más para
públicos conformados por ellos mismos, como consecuencia de que las ambiciones de
influir en el proceso social se han ido debilitando con el tiempo.

Ortodoxia y heterodoxia en historiografía económica: El caso del Banco de la


República

Un claro ejemplo que permite ver la relación entre historia y economía en nuestro país
y que deja en claro cómo la perspectiva ortodoxa ha irrumpido en el quehacer del
historiador es el caso del Banco de la República y, más precisamente, la cuestión de la
moneda, concepto intrínsecamente relacionado con el banco y uno de los temas
centrales dentro del campo analítico de la Escuela de Regulación. Cabe anotar que en
numerosas obras referentes a su creación y posterior desarrollo, se muestra la figura
del Banco Central como una institución instaurada en la historia local, se deja a un
lado el carácter totalizante que de por sí sustenta dentro del marco político
colombiano, su componente global y su análisis se limitan a una cuestión meramente
nacional, lo que lo hace parecer como un tema con poca trascendencia en el ámbito
social.

Como se hizo notar, desde su creación en 1923, el Banco Central de Colombia estuvo
basado en el seguimiento de los cánones de la teoría económica ortodoxa, muestra de
ello fue su fundación por medio de la misión Kemmerer en julio del mismo año y
aunque la génesis del Banco Central obedeció a la necesidad de atraer mayor
inversión extranjera, solventar la carencia de liquidez y permitirle a Colombia ingresar
al mercado crediticio internacional, “fueron las razones básicas vinculadas a la
necesidad de darle autonomía a la labor de emisión y de contar con una autoridad
monetaria, las que llevaron a su creación” (Ortega, 1990).

Con todo esto, es fácil ver el carácter normativo que tiene el Banco, su independencia
se plantea como el principio central de un nuevo orden monetario internacional y, de
acuerdo con Aglietta y Cartelier (2002), es ésta misma la que permite que hoy en día
la legitimación de la institución monetaria pase por una transferencia de soberanía
nacional y democrática, basada, principalmente, en el argumento de que el Banco
Central debe velar por el poder adquisitivo en la economía, esto es, el control de la
inflación. Si bien la función del Banco Central estuvo sujeta a los límites impuestos por
la legislación nacional, paulatinamente la política monetaria en Colombia gozó de una
mayor autonomía a partir de la mitad del siglo pasado con las reformas implementadas
en 1951 y es esta última cuestión la que entra en discusión con la perspectiva
heterodoxa, la autonomía del Banco Central es una visión instrumentalista de la
moneda entendida como objeto, pues deja en un segundo plano el papel fundamental
que ésta desempeña en las relaciones sociales.

El problema de la legitimación del Banco surge entonces como un elemento crucial a


analizar que no es tenido en cuenta en el debate historiográfico nacional y que muy
pocos autores reconocen. Así pues, los procesos monetarios que intervienen de
manera directa en el desarrollo de la sociedad y que van ligados a los procesos
políticos que le dan rumbo al país deben ser estudiados con mayor cautela y precisión,
es por esto que la Escuela de Regulación francesa concede una mayor atención a los
problemas económicos derivados de los periodos de crisis, puesto que son en estos
donde se desvela el carácter no neutral de la moneda y da a luz a las mayores
complicaciones de la historiografía del siglo pasado

Bibliografía

Arévalo, D. & Rodríguez, O. (1994). La historiografía económica colombiana del siglo


XIX. La Historia al final del milenio. Vol. 1.

Bejarano, J. (1997). Guía de perplejos: Una mirada a la historiografía colombiana.


Anuario Colombiano de Historia Social y de Cultura. Vol. 24, pp. 283-329.

Melo, J. (1999). De la nueva historia a la historia fragmentada: la producción histórica


colombiana en la última década del siglo. Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de
la República. Vol. 36. Núm. 50-51

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