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Alfred Kolleritsch

(Ir)reflexiones del agua.


5 poemas de Alfred
Kolleritsch
adminv&co

16 agosto, 2019
La selección de poemas que presenta Vallejo &
Co., a continuación y en traducción de José
Aníbal Campos, formaron parte de un
número especial de la revista cubana Unión,
dedicado a la literatura austriaca
contemporánea (La Habana, 1998).

Nota y traducción por ©José Aníbal Campos


Poemas por ©Alfred Kolleritsch*
Crédito de la foto (izq.) Residenz Verlag /
(der.) ©Reinhard A. Sudy

(Ir)reflexiones del agua.


5 poemas de Alfred Kolleritsch

«No pretendo contar nada en los poemas ni arrojar luz


alguna sobre la realidad […]. Con ellos contemplo las
garras con las que nos aferramos al tiempo; yo deseo
abrir esas garras, acelerar el momento de la caída, y,
con el poema, avivar la esperanza de poder aferrarnos
de nuevo».
Así definía Alfred Kolleritsch su «método» de escritura
poética, de la cual constituyen una breve pero
excelente muestra los cinco poemas que ofrecemos a
continuación, tomados de su volumen Im Vorfeld der
Augen, título que, a la luz de esa definición, implica
grandes dificultades al traductor, ya que alude no sólo
a todo el espacio que se extiende ante el campo visual
previo al ojo que observa, sino a lo que en la gramática
alemana ocupa, en la estructura de una oración
simple, la posición pre-verbal.
Y es que Kolleritsch es —podría decirse— el poeta por
excelencia de lo pre-verbal y del escepticismo ante la
palabra consumada. Sus poemas dejan casi siempre el
regusto de lo legítimamente inasible. Al tiempo que
nos abren, en instantáneas, horizontes nuevos donde
(re)posar la mirada, nos los retiran y escamotean.
Alguien parece estar siempre presente entre el poeta,
lo que describe y el que lee: un «tercero», lo llama
Peter Handke, gran amigo y lector de su poesía:
«A diferencia de lo que hace el conocido “Yo lírico” o lo
que haría tal vez un poeta concreto, Alfred Kolleritsch
no aparece nunca en sus poemas como el autor o
creador, él es en realidad, únicamente, el “escribidor”
(el copista): quien dice de nuevo lo ya dicho por ese
tercero y lo repite, como hace ahora el lector».

Ese juego de espejos que aturde y desconcierta queda


expresado tal vez del mejor modo en un poema como el
segundo de esta muestra, El fuego se marchó del
cielo… ¿De qué se nos habla? ¿Del brusco final de un
atardecer? ¿Del fin de un acto amatorio sobre un
prado, en medio de un paisaje? Se nos habla, sin duda,
de algo que acaba. Del fuego anterior sólo queda
ceniza. Oímos el rumor de unos pasos, su eco, y ese
eco es lo que va hollando el camino. Del mismo modo
que el final de ese día moribundo deja detrás un eco de
estrellas, como ruidos de un polvo en fricción, y la
esperanza de que el murmullo resurja al día siguiente.
Pocos poetas consiguen poner a un lado sus egos
enfermos de ego y ejercitarse en la inevitable
imposibilidad clasificatoria de la palabra. Ejercitación
en lo evitable, es otro de los mejores títulos de
Kolleritsch. Pero ¿evitar qué? ¿Evitar tal vez que el yo
del supuesto poeta se imponga e interponga ante lo
que es —o debería ser— la poesía en sí y por sí misma?
¿Evitar que una angustia personal, circunscrita a las
municipalidades del alma —esa que en tantos y tantos
poetas eternamente adolescentes se origina en el
imberbe desasosiego que fácilmente deviene
arrogancia, soberbia sustentada por la (mala) fe
narcisista de que toda agua lo refleje? Quizá la
respuesta podamos encontrarla en esas aguas verdes
del primer poema, que están ahí exclusivamente para
velar por el lodo del fondo, para custodiar lo
temporalmente desaparecido en el ciclo incesante de
la vida. Esas aguas que te excluyen, pero que están
ahí, también, para el que sepa mirarlas.

Café Zartl (Viena), julio de 2019.

5 poemas de Im Vorfeld der Augen (1982),


de Alfred Kolleritsch

El agua verde que no te refleja


custodia el lodo,
lo sumergido: la luna, el sol.

Las estaciones,
nuestros días numerables.

Ahí están los robles,


siempre oriundos de otro tiempo,
en invierno confieren su imagen
a la muerte
que protege el hielo y la orilla.
Los escritores Peter Handke y Alfred Kolleritsch.

El fuego se marchó del cielo,


fue arrasado el sitio del incendio.

Atrás queda
una sierra de colinas. Muy lejos
atrapa la tierra.
En el prado:
la ceniza se transforma en hierba.
Y en los ojos
crecerán flores.

Con caricias se colma el espacio,


lo excitante
inventa los nombres.

Los pasos
son caminos,
reversiones
de un rumor de estrellas en muerte.
Hay días por llegar,
y está de más decir
que son los mismos de antaño.

No será,
dices tú.
Me hace recordar una historia:
sucedió,
digo yo,
lo que gira
no somos nosotros.

¿Tu ojo
no sigue siendo el ojo?
Él me vio.
¿Las sombras
no siguen siendo mis sombras?

¿Qué puedo comenzar?


La memoria engaña,
prolonga los caminos.
Ni siquiera conocemos el sitio.

Llévate el recuerdo:
tan lejos que sea soportable.
La arena consuela, dijiste,
existe sin ley:
El sosiego (distancia inmensurable
de la medida)
como un nombre, como postrera
palabra que se hunde
en la orilla: desapareciendo.

Este adiós,
el intercambio fue el límite,
no hubo una línea
para la risa,
perfectas como pulpa
hubieron de ser las palabras:
una recaída,
anticipada:
como si lo otro,
apenas dicho,
fuese otra cosa.

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(poemas en su idioma original, alemán)

5 Gedichte von Im Vorfeld der Augen (1982),


von Alfred Kolleritsch

Das grüne Wasser, das dich nicht spiegelt,


hütet den Schlamm,
das Abgesunkene: Mond, Sonne.

Die Jahreszeiten,
unsere zählbaren Tage.

Die Eichen sind da,


immer aus einer anderen Zeit,
sie leihen im Winter den Tod
ihr Bild,
der Eis und Ufer beschützt.

Das Feuer ist fort vom Himmel,


die Brandstelle ist weggefegt.

Zurückgeblieben
ist eine Hügelkette. Weit draußen
fängt sie die Erde ein.
Auf der Wiese:
die Verwandlung der Asche in Gras.
Und in den Augen
werden es Blumen sein.

Mit Berührung füllt sich der Raum,


das Erregende
erfindet die Namen.

Die Schritte
sind Wege,
Umkehrungen
des Sternenrausches in Tod.

Autógrafa de Alfred Kolleritsch

Tage stehen bevor,


daß es die alten Tage sind,
erübrigt den Hinweis.

Es wird nicht sein,


sagst du.
Mich erinnert es an eine Geschichte:
sie ist geschehen,
sage ich,
was sich dreht,
sind wir nicht.

Ist dein Auge


nicht das Auge geblieben?
Es hat mich gesehen.
Sind die Schatten
nicht meine Schatten geblieben?

Was kann ich beginnen?


Das Gedächtnis täuscht,
es verlängert die Wege.
Wir kennen nicht einmal die Stelle.

Nimm die Erinnerung mit:


so weit draußen,
daß es erträglich wird.

Der Sand, sagtest du, tröstet,


es ist ohne Gesetz:
Friede (die unmeßbare Entfernung
vom Maß)
als Name, als letztes,
schon untergehendes Wort
am Rand: im Verschwinden.

Dieser Abschied,
der Austausch war die Grenze,
es gab keine Zeile
für das Gelächter,
vollkommen wie Fruchtfleisch
mußten diese Worte so sein:
ein Rückfall,
vorzeitlich:
als sei das andere
gleich gesagt
anders.

*(Brunnsee-Austria, 1931). Poeta, narrador y filósofo.


Es uno de los poetas vivos más importantes de
Austria. Fundador y editor de la revista literaria
“manuskripte” (‘manuscritos’, 1960). En 1959 fue
cofundador del Forum Stadtpark, del que fue
presidente entre 1968 y 1995. Ha recibido
importantes premios como el “Petrarca” (1978),
el “Georg Trakl” (1987), el Prix France Culture
(1997), el Premio Franz Nabl (2009), entre muchos
otros. Ha publicado en poesía “Erinnerter Zorn”
(1972), “Einübung in das Vermeidbare” (1978), “Im
Vorfeld der Augen” (1982), Absturz ins Glück”
(1983), “Gegenwege” (1991), “In den Tälern der
Welt” (1999), “Die Summe der Tage” (2001),
“Befreiung des Empfindens” (2004), “Es gibt den
ungeheuren Anderen” (2013), entre otros; y en
novela “Die Pfirsichtöter” (1972), “Die grüne
Seite” (1974) y “Allemann” (1989).

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