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62 DOMINGO 12/2/2006 ABC

Cultura y espectáculos
MARIO VARGAS LLOSA
Escritor. Autor de «La Fiesta del Chivo»

«Mis novelas
necesitan mentir
con conocimiento
de causa»
El estreno de «La Fiesta del Chivo» permite a Vargas Llosa
hablar de su obsesión con las dictaduras y de su preferencia por
la invención de la novela frente al rigor de la historia

TEXTO: RAMIRO VILLAPADIERNA CORRESPONSAL EN BERLÍN FOTO: AFP

—¿Se siente bien traducido al cine? terial pero ofrecen una visión muy per-
—Siempre hay que tener cuidado con sonal, un mundo que creas a partir de
las traducciones, pero de «El Chivo» todo lo que tienes dentro para expre-
puedo decir que es una buena película. sarlo. La novela no son ciencias socia-
Pese a un argumento comprimido, les, es una deformación esencial de la
mantiene los datos y el espíritu esen- realidad en nombre de una verdad sub-
cial de la novela de Trujillo. jetiva.
—¿Por qué una novela sobre un he- —¿Cuándo una deformación se tor-
cho histórico en vez de un libro de na verdad?
historia? —Si una novela es capaz de convencer-
—No es un relato literalmente fiel a te, entonces empieza a funcionar algo
Trujillo, es una novela, y admito que dentro, que poco a poco convierte la
hay más invención literaria que rigor. mentira en verdad. Y entonces te crea
Incluso personajes históricos están curiosidad y al tiempo intranquilidad,
tratados con mucha libertad, si bien sobre ti o el mundo en que vives. Sin
sujetos esencialmente a la realidad y a embargo, la novela demasiado fiel a la
una tan terrible como aquella dictadu- historia no nos la creemos.
ra. Algunas violencias sin embargo sí —Del mundo en que vive, a usted le
las he tenido que atenuar por inverosí- intranquilizan los Trujillos, Cas-
miles. tros, Milósevic, Pinochets...
—¿Reemerge a veces su primera vo- —Es que he padecido dictaduras, cen-
cación de historiador sobre la de es- sura y represión. Y corrupción, atrope-
critor? llos y crímenes. Sumando he vivido
—Siempre me ha gustado la historia y más tiempo bajo dictaduras que en de-
he empleado mucho temas históricos, mocracia y me ha marcado terrible-
pero hasta en novelas de este corte co- mente. Tal vez tengo un espanto prima-
mo «La guerra del fin del mundo» o rio y recurrente en mi obra.
«Conversación en La Catedral» la his- —¿Hay menos sensibilidad intelec-
toria es más un material de trabajo pa- tual hoy a las dictaduras?
ra un ejercicio de imaginación. No son —A otros no les habrá marcado tanto,
nunca reconstrucciones arqueológi- en Europa parece como si hubieran ol- El escritor peruano, en una imagen reciente
cas, sino visiones desde el presente. vidado que hay dictaduras. Hubo bue-
—Sí es un arqueólogo de las bibliote- nas novelas sobre lo que significó Hit- tas deben recordar, como dijo Orwell, un ser tan fascinante que podría dar
cas. ler o Stalin, luego tal vez sólo Solzhenit- que Gandhi paró a Londres sólo por- pie a una novela propia.
—Me apasiona trabajar en bibliotecas, sin, que ha dedicado prácticamente su que se trataba de la civilizada Inglate- —¿Una novela sobre Franco culmi-
pero para mentir con conocimiento de vida a desentrañar los horrores del gu- rra; no hubiera parado a Stalin. Como naría una trilogía sobre el autorita-
causa y familiarizarme lo más posible lag socialista. Me alegra que se lo reco- con Trujillo. Si la resistencia no perse- rismo?
con una época; luego a partir de esa nozca en Rusia como el que abrió los vera, la sociedad termina abdicando y —No, no, por favor. Pero creame que el
seguridad viene el alterar profunda- ojos. acomodándose. «Chivo» retrata realmente todas las
mente la realidad en busca de un logro —Pero usted ha criticado tanto a —¿Cada «Chivo» necesita de un Ba- dictaduras, es una visita al ejercicio
literario. aquellos grupos de acción directa laguer? de la posesión absoluta de una socie-
—¿En qué es diferente del históri- como al pacifismo. ¿Qué hacer con —Todo dictador necesita esa figura ci- dad, a sus efectos devastadores y las se-
co? una dictadura? vil, generalmente un jurista servil, cuelas que duran mucho más que la
—Un libro histórico vale por su fideli- —Yo creo que una dictadura es el mal que se encarga de dar unas formas lega- propia dictadura, a la manera como co-
dad a un hecho exterior al libro y una absoluto y es un deber resistirla y com- les al horror que perpetran. Pero po- rrompe el espíritu, incluso de las pro-
novela por sus mecanismos para per- batirla con todas las fórmulas, empe- cos con la habilidad maquiavélica de pias víctimas degradadas.
suadir al lector de que es verdad lo que zando por las pacíficas; pero en el últi- Balaguer para distanciarse oportuna- —¿Teme un rebrote demagógico en
lee. Grandes novelistas que han escri- mo recurso, contra el mal vale todo. mente, sobrevivir al dictador y saber Iberoamérica?
to sobre historia —Tolstoi, Dos Pas- Frenar a Hitler en 1933 habría salvado virar hacia una etiqueta «democratiza- —Es muy peligrosa sobre todo la locu-
sos— se sirven de la historia como ma- a seis millones de judíos. Los pacifis- dora» que lo ha hecho perpetuarse. Es ra bolivariana de Hugo Chávez, subsi-
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El otro lado de la feria: ARCO'06


ofrece distintas maneras de relajarse
y entretenerse al margen del arte

«Es muy peligrosa la


locura bolivariana de El huidizo Malick, el iluminado
Chávez, subsidiada con
petrodólares» Houllebecq y «el Chivo» de los Llosa
«El indigenismo es una La Berlinale acogió el estreno mundial de la película «La Fiesta del chivo»
demagogia cercana al
racismo y es una 쎲 La adaptacion cinematografica
distorsión de la verdad» de la novela de Vargas Llosa reali-
zada por su primo Luis se abrió
«He padecido censura, camino en un día de grandes es-
dictaduras, represión, peranzas con «El nuevo mundo»
corrupción, atropellos y y «Las partículas elementales»
crímenes. He vivido
más tiempo bajo E. RODRÍGUEZ MARCHANTE
dictaduras que en ENVIADO ESPECIAL
democracia» BERLÍN. La de ayer era una de esas
jornadas para presumir luego en el
barrio: pues yo he visto la última de
Terrence Malick... O yo considero
diada con petrodólares y por tanto ca- que «Las partículas elementales», la
paz de un efecto muy perjudicial sobre película basada en la novela de Mi-
América Latina. chel Houllebecq, atrapa muy bien ese
—¿Es el mismo paño que Kirschner, poso pesimista del escritor francés y
Lula, Tabaré? le añade, incluso, algún toque pareci-
—Yo no sería tan pesimista como do al humor... Ambas películas cons-
otros, es un fenómeno de radio aún li- tituyeron, por decirlo sin sencillez, la
mitado. Y sin embargo veo otro que me medula espinal del cine que ofrecía la
interesa más y que es la aparición, por sección oficial: «The new world» se ti-
primera vez en Latinoamérica, de una tulaba la de Malick, un cineasta de
izquierda que en el poder está actuan- esos esquivos, al estilo de Víctor Eri-
do con responsabilidad. Está gober- ce, y que ha hecho cuatro películas en
nando de manera cada vez menos so- cuarenta años, aunque, eso sí, muy
cialista y demagógica y, afortunada- meditadas; en cuanto a «Las partícu-
mente para su gente, más liberal: es el las elementales», la ha dirigido un ale-
caso de Lula, en Brasil, y de Lagos, en mán, Oskar Roheler, con lo queda un
Chile. Creo que su éxito está creando todo muy europeísta con esa amalga-
un efecto moderador muy importante ma de afectación francesa y turbina
en la izquierda latinoamericana y esto alemana.
me parece mucho más importante que Antes se deja arrancar una muela
Chávez. Terrence Malick que hacer un plano
—¿Es una ideología el indigenismo? vulgar, de ahí que su película, un elo-
—Es una demagogia, cercana al racis- gio entusiasta y estético a las virtu-
AP
mo, y es una distorsión de la realidad. des del indigenismo y que viene a con- Q'Orianka Kilcher, protagonista de «El Nuevo Mundo», ayer en Berlín
Evo Morales es el típico criollo, muy tar la historia de Pocahontas, sea una
vivo y con instinto para el poder. Pero, maravillosa ventana a los albores de cado de comedia y drama, al tiempo to de vista sigue en su sitio: la carne
en fin, sólo espero que no haga todo lo la colonización de los Estados Unidos que subraya todo ese documento de la tragedia de Urania Cabral, hija
que dice, porque sería una catástrofe por parte de los ingleses; dura dos ho- atroz, pero tratado a la ligera, de vi- del ministro Agustin Cabral y deto-
para esa Bolivia tan pobre y tan rica a ras y media que parecen tres y alter- das rotas, paternidades incoheren- nante de la memoria que se nos cuen-
la vez. Pero no se ha dado el retorno al na el pasmo por el aroma Walt Whit- tes, actitudes necias y relaciones ta..., personaje que encarna Isabella
populismo latinoamericano de otro man con la timidez e ingenuidad del acres del original. Rossellini con la cara y el mismo des-
tiempo. Morales puede aún tomar la buen indigena roussoniano. El direc- Y a uno de los lados de la sección ánimo que si interpretara la escena
vía Lula o la vía Chávez. No todo está tor elabora las historias de amor y de oficial se proyectaba «La Fiesta del de Rick empapado en whisky de «Ca-
perdido. convivencia entre la princesa nativa Chivo», adaptación de la célebre y ce- sablanca». También tiene un cometi-
—En España han revivido nostal- y el capitán John Smith (un Colin Fa- lebrada novela de Mario Vargas Llo- do destacado Juan Diego Botto, que
gias. rrell un punto menos macarra de lo sa que ha dirigido su primo, Luis Llo- encarna a uno de los hilos sueltos de
—Es esa impenitente izquierda euro- habitual) con un indisimulado tono sa. La película es «lujosa» de aspecto la Historia, con mayúscula, del país
pea, que puede permitirse el lujo de vi- poético y con una invitación constan- y afilada en su macabro retrato del que había debajo de esa bota. Por
vir ajena a la realidad, que proyecta te a la contemplación y a la reflexión; sátrapa dominicano Rafael Leónidas cuestiones quizás familiares, Luis
sus sueños sobre lugares lejanos, utó- no es raro que el sosiego que procura Trujillo, el vivo retrato del diablo tal Llosa se limita a «iluminar» la nove-
pica por tanto, una gente tan injusta la película pueda confundirse, así, de y como lo encarna el elegante y vete- la, sin que se aprecie en su trabajo
con otros pueblos y, en última instan- refilón, con el aburrimiento... ranísimo Tomás Milian, quien pare- pretensión alguna de imponer sello o
cia, yo diría que incluso racista. La perspectiva de ponerle imáge- ce haberse estudiado los tics de Joe rúbrica, lo cual deja «La Fiesta del
—¿Es sano el revisionismo español nes a la provocadora novela de Houe- Pesci en las pelis de Scorsese. El pun- Chivo» en ese estadio de película
actual? llebecq era, de por sí, una arrogancia: monda y lironda, mero cristal.
—La sociedad española es esclava de Oskar Roehler lo hace y hasta consi- Lo que ocurre es que, por un raro
una gran crispación, pero creo que no gue «humanizar» el talento frío del «Luis Llosa se limita a trasvase de sentidos y lecturas, al tra-
tiene vuelta atrás, por más vueltas que francés con unos personajes no tan “iluminar” la novela, ducir la tragedia a imágenes «al pie
se dé a sí misma, a parte claro de esa extremos; el tarado Bruno del papel de la letra» se convierte en drama, o
excrecencia que sufre del nacionalis- resulta en la pantalla casi gracioso, sin que se aprecie en más aún, en melodrama, en novele-
mo. Pero España tiene una amplia cla- aunque en contrapartida, la pantalla su trabajo pretensión rio y fabulación; con lo que, tal vez,
se media, con un notable nivel de vida, imbeciliza mas al hermanastro, Mi- un poquito de personalidad en el tra-
que le da una estabilidad como nunca chael... El resultado cinematográfico
alguna de imponer zo le hubiera venido bien a esta nue-
ha tenido y es su garantía de futuro. es pasable y deja un relato bien dosifi- sello o rúbrica» va visión del Chivo.

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