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PRINCIPIOS Y COMPROMISOS PARA EL AREA DE MUSICA

1. LA MÚSICA COMO MEDIO DE EXPRESIÓN, POR ENCIMA DE LA


TÉCNICA: La técnica debe ser un medio y no un fin; el alumnado debe
encontrar en la práctica musical un medio de expresión, aumentando
sus posibilidades expresivas a medida que su técnica avanza.
Realizando una revisión crítica del sistema en cuanto a su énfasis en
formar alumnado homogéneo y con poca capacidad para aportar
aspectos personales a su música.
2. LA CREATIVIDAD POR ENCIMA DE LA IMITACIÓN: Reproducir con
arreglo a las convenciones estilísticas una obra escrita por un
compositor es algo muy importante, pero no el único ámbito de las
posibilidades del músico. No nos enseñan a hablar y a leer únicamente
para reproducir textos de los grandes escritores. La lectura es
importante, pero no es la única fuente para el músico. La capacidad de
crear y de improvisar debe estar a la misma altura.
3. EL OÍDO ANTES QUE LA VISTA: es paradójico que en una
enseñanza como la musical, la capacidad de escucha esté en una
posición secundaria frente a la capacidad de lectura. En demasiadas
asignaturas los conceptos teóricos quedan aislados y el alumnado
tiene serias dificultades para discriminar auditivamente gran parte de
los contenidos trabajados de manera teórica o analítica.
4. VERSATILIDAD FRENTE A ESPECIALIZACIÓN PRECOZ: El perfil de
músico mono-instrumentista cuya única competencia es reproducir de
manera adecuada un determinado estilo de música encuentra difícil
encaje en el entorno artístico del siglo XXI. La voz es un instrumento
que todos deben desarrollar hasta donde puedan, también los
diferentes estilos y, al menos un instrumento principal y uno
secundario, pero dentro del principal, también pueden conocer otros
usos de los mismos (estilos) o variedades (música antigua, música
étnica,etc...). Debemos intentar formar músicos (más que
instrumentistas) lo más versátiles posibles en sus etapas iniciales, ya
que la especialización, de ser imprescindible, llegará en sus últimas
etapas formativas.
5. EL CONJUNTO POR ENCIMA DE LO INDIVIDUAL: La mayoría de las
virtudes de la música se dan en un entorno de comunidad. Por amplio
que sea el repertorio solista del instrumento, la educación no debería
estar basada en dicha concepción, sino en las amplias posibilidades
que surgen al interactuar con otros músicos.
6. GENERAR ATENCIÓN A TRAVÉS DE LA MOTIVACIÓN: El ser
humano tiene una capacidad innata de aprender, dicha capacidad se
debilita cuando se le obliga a aprender lo que no quiere, o lo que se
hace en el momento inadecuado. Lo que nos queda de nuestra etapa
de aprendizaje no son los contenidos, sino las experiencias, las
sensaciones que experimentamos cuando realizamos determinadas
actividades. Sabemos hoy en día por la neuroeducación que la
emoción es un elemento esencial en el aprendizaje y el profesorado
debe jugar con ello. Debemos trabajar con la emoción y con la
gamificación para alcanzar experiencias plenas en motivación.
Además, es imprescindible que desarrollemos un aprendizaje
significativo, un aula participativa y un autoconcepto del alumno
inspirado en la autoestima a partir del esfuerzo gozoso.
7. LA FELICIDAD Y EL DISFRUTE EXPERIENCIAL POR ENCIMA DEL
TEMOR: El futuro profesional de un alumno no debe convertirse en un
fin, sino en una consecuencia de una pasión por la música y del
máximo desarrollo de su potencial a través de experiencias positivas.
El profesorado debe sentir la misma pasión y saber transmitirla al
alumnado, evitando que su interés disminuya y le permita para el
resto de su vida asociar la música al disfrute experiencial: escuchando,
acudiendo a conciertos, interpretando o creando. También hay que
aprovechar esa capacidad innata de mostrar su arte sin pudor ni
miedo a las críticas ni al error, eliminar las sensaciones negativas que
son el germen de los futuros traumas y del miedo escénico. La
preparación para la actividad escénica y la capacidad para relativizar
los errores debe estar tutelada siempre por el profesorado.
8. LA DIVERSIDAD POR ENCIMA DEL PROGRAMA ÚNICO: Nuestra
misión es ayudar a que el alumnado desarrolle al máximo sus
cualidades artísticas y musicales, no garantizar un nivel estándar de
preparación técnica e interpretativa. Evitar el desahucio de alumnado
que abandona sus estudios con sensación de fracaso por no saber
adaptarnos a sus necesidades formativas. Para ello es necesario
facilitarle herramientas para que construya su expectativas en torno a
la música y, combinadas con sus cualidades, caminar con la mayor
eficacia posible hacia el fin que hemos establecido como idóneo;
permitiendo que el ritmo y la dirección del aprendizaje no sean
uniformes y únicos.
9. INNOVAR Y COMPARTIR: una de las facetas del profesorado en
general es estar al tanto de las novedades pedagógicas y de otros
ámbitos (tecnológicas, artísticas, etc..) para poder aplicarlas a la
actividad docente. Un modo idóneo de poder acceder a ellas es
convirtiéndonos en agentes facilitadores abriendo nuestras aulas y
difundiendo aquellas actividades, repertorios, arreglos, metodologías,
etc.. que puedan ser interesantes a otros docentes.
10. LA EVALUACIÓN AUTÉNTICA EN FUNCIÓN DE LAS COMPETENCIAS
ESTABLECIDAS: las competencias deben responder a los problemas
reales que un músico debe resolver en cada momento según el curso
que está realizando. Frente a una evaluación basada en la
cumplimentación de un repertorio programado, apoyamos una
evaluación continua basada en la adquisición de las competencias que
concretan la capacitación de un alumno para resolver problemas
musicales y para desarrollar roles necesarios. Defendemos una
flexibilización curricular capaz de soslayar la estricta programación de
repertorio así como la laxitud de programación de aula, de forma que
garantice la adquisición de las competencias necesarias y el desarrollo
de unos contenidos mínimos en concordancia con la evaluación
auténtica. La evaluación modificará el qué y cómo de nuestra propia
acción docente en el aula.

POR TODO ELLO, NOS COMPROMETEMOS A:

1. RENOVAR PERIÓDICAMENTE LOS RECURSOS Y METODOLOGÍAS


EN EL AULA, compartiendo al menos tres prácticas innovadoras por
curso a través de plataformas de libre acceso y adquiriendo a través
del conocimiento de buenas prácticas recursos que implementar en el
aula.
2. TRABAJAR DE MANERA TRANSVERSAL CON OTROS PROFESORES
O CENTROS, rompiendo con la concepción clásica de la actividad
escénica y buscando la actuación como fuente para desarrollar la
creatividad, la expresividad y el amor a la música. Integrando siempre
que sea posible aspectos de otras asignaturas como el repertorio de
conjuntos en la clase de instrumento.
3. FORMARSE en aspectos que nuestra formación y nuestra
experiencia artística no nos ha cubierto y que son necesarios para el
éxito de la docencia actual (TIC, improvisación, otros estilos,
escenografía, guionización, inteligencia emocional, coaching..)
fomentando la creación de grupos de formación, bien en el
Departamento, bien en el Centro, bien a nivel intercentros.
4. BASARSE EN LA MOTIVACIÓN COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL,
avanzando al máximo en el aula y minimizando los deberes;
procurando que, la práctica en casa sea fruto del interés del alumno/a
y no de la imposición del estudio.
5. LLEVAR A CABO UNA EVALUACIÓN DE LA ACTIVIDAD
DOCENTE diseñada para valorar estos parámetros que aquí
proponemos y que recoja una valoración cualitativa por parte del
alumnado, los padres y el resto del equipo docente. Usando dicha
evaluación como fuente de mejora
6. ABRIR EL AULA, a docentes y personas interesadas en nuestro
modo de trabajo.
7. ATENDER A LA DIVERSIDAD DEL ALUMNADO, trabajando para
conciliar niveles heterogéneos dentro de una misma aula y para
gestionar las expectativas diferentes y cambiantes de cada persona
durante su formación.
8. AMPLIAR EL CONCEPTO DE EVALUACIÓN de la mera
cumplimentación de un repertorio a un modelo que garantice
realmente la adquisición de las competencias musicales adecuadas
para cada momento educativo.

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