Você está na página 1de 12

VIOLECIA Y TENSIONES EN LA

VENEZUELA DEL SIGLO XIX


160 años de la Guerra Federal

Nelson Guzmán
Señor Presidente de la Asamblea Legislativa del Estado Aragua, Señores Diputados

Es para mí un honor en la conmemoración de los 160 aniversarios del grito de la

Federación

Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX


160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 1/12
El siglo XIX venezolano estuvo mediado por todo tipo de sobresaltos. Se impuso la

violencia como sistema de vida. La ruptura con el imperio español era un hecho

necesario. Bolívar lo señaló con claridad en la Carta de Jamaica, los criollos no tenían

derecho a ser Arzobispos, a ocupar altos cargos públicos ni políticos. Aquella tierra

llamada para entonces Capitanía General de Venezuela había sido excluida al igual

que el resto de América del goce de los privilegios que señala la autonomía de la

vida del espíritu. La España monárquica no conocía otra vía que tratar a los naturales

de estas tierras como hombres de segunda. La divisa de los invasores fue destruir

las culturas indígenas, sus lenguas y sus creencias. Cosa igual ocurrió con los

africanos conducidos a estos territorios como esclavos. América es hija del terror, de

la discriminación racial y de la intolerancia.

Desobedecer a aquellas instituciones draconianas era sinónimo de la muerte. Los

hijos de aquellos inmigrantes no tenían derecho a la escuela pública, ni a llevar una

existencia decorosa. Simón Rodríguez ante la Municipalidad solicitó fundar una

escuela de párvulos que beneficiara a aquella desgraciada Caracas, los hijos del

pueblo crecían sin instrucción y sin luces. Era un prodigio en aquella época saber

leer y escribir. Aquella petición de instrucción pública le fue negada al maestro del

libertador. La intolerancia no percibía que aquel jarabe de desprecio y de vileza que

se aplicaba la población excluida iba a hacer posible que la chispa de malestar

incendiara la pradera. Las voces disidentes desde el siglo XVI reclamaban libertad.

En aquel mundo se impuso el caos. El pardaje se incrementó surgiendo una

población que no poseía ningún privilegio. Los abolengos de castas hacían

prevalecer en el poder económico a una elite que muy pronto se convertiría en

contrincante de la España imperial.

Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX


160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 2/12
Los indígenas enfrentaron con coraje a aquellos aventureros que la corona española

envió en 1568 a estas tierras. Guaicaipuro, Tiuna y la confederación de los pueblos

indígenas combatieron al colonizador. En Catia, en lo que es hoy el Parque Alí

Primera. La batalla de Maracapana fue expresión de hidalguía y de valor. Los

indígenas defendían sus territorios y su derecho a regirse por las instituciones que

devastaron los colonizadores. Muchos factores influyeron para que los indígenas

fueran derrotados en aquel aciago momento. El Valle de Caracas sufrió una enorme

tempestad que obligó a la mayor parte de los pueblos indígenas a regresar a sus

puntos de origen. Guaicaipuro, en la marcha hacia la capital tuvo que enfrentar a

una legión de Diego de Losada en los Altos Mirandinos, cuyo objetivo era retardar

a aquel guerrero. Los pueblos originarios sufrieron todo tipo de vejámenes. Los que

desobedecían las leyes españolas eran empalados y sometidos a todo tipo de

crueldades. España desde el comienzo instaló en estas tierras la esclavitud.

El criterio para cometer todo tipo de desmanes era que aquellos hombres no eran

racionales. La iglesia católica impuso sus preceptos medievales. La muerte acechaba

por todos lados. Con respecto al poblamiento de América con los africanos fue

llevado a cabo por portugueses, españoles y británicos. El criterio era el mismo, los

africanos se vendían como animales, no pertenecían al género humano. El siglo XIX

venezolano y latinoamericano no estaba dispuesto a seguir obedeciendo a aquel

orden irracional. La razón era un factor disolutor que debía enarbolarse

conjuntamente con las banderas de la justicia y de la libertad. Bolívar comprendería

muy pronto, pues era un seguidor del pensamiento ilustrado, que el único camino

para lograr la justicia era el levantamiento armado.

Antes de Bolívar se rebelaron en Venezuela Maragüey, Mara, Guaicaipuro, Tiuna,

Chacao, Baruta, José Leonardo Chirinos, el zambo Miguel de Buría, nacía la


Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX
160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 3/12
Venezuela insurgente, la que reclamaba la soberanía y la emancipación. Cuando

Bolívar escribe el Discurso de Angostura ya estaba persuadido de que no había

negociación posible con un imperio que no estaba dispuesto a aceptar la libertad de

las colonias españolas. En el siglo XIX, Bolívar en Angostura, propone la libertad de

los esclavos, la influencia de Alejandro Petión era visible en su pensamiento, los

nuevos parlamentarios de la Tercera Republica, aceptan esta moción pero no se

cumplirá inmediatamente.

El año 1854 en el gobierno de José Gregorio Monagas se lleva a cabo la abolición de

la esclavitud, sin embargo la situación de los africanos y de los afro descendientes

era insostenible. Los negros quedaron desasistidos en las villas de Venezuela, allí

comienzan a formarse pandillas de facinerosos que no tenían otra vía de subsistencia

que conseguir los alimentos mediante el delito. En el país seguía predominando el

descontento. El bello ideal de la democracia había sido agredido por la marca del

pensamiento conservador. En la segunda mitad del siglo XIX empiezan a pulsear

liberales y conservadores. El vocablo democracia resultaba extraño en el plexo de

aquella sociedad que había logrado romper el vínculo colonial con España, pero que

no aceptaba cohabitar con la multidiversidad racial que allí subsistía.

En 1846 aparece en el escenario un fino plumífero fundador del periódico El

Venezolano, me refiero a Antonio Leocadio Guzmán. Este hombre, conjuntamente

con Tomás Lander, era de las mentes más lúcidas en aquella Venezuela volcánica.

Antonio Leocadio fue hijo de Juan de Mata Guzmán, militar español que había

jurado con fe la bandera española. Cuando Francisco de Miranda asume el mando

de la Primera República en 1812, este militar estaba encerrado en las bóvedas del

Castillo de Puerto Cabello, pues defendía al ejército de Domingo de Monteverde.

Miranda le propone la absolución de su pena y pasar a ocupar un cargo de dirección


Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX
160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 4/12
en el ejército de la Primera República, se niega, se lo dijo clara y taxativamente: yo

tengo una patria a quien defender! Esa estrategia coaptación le había dado resultados a

Miranda con otros soldados españoles recluidos allí. Al poco tiempo estos soldados

defensores del Rey le hacen implosionar el fuerte de Puerto Cabello a Simón Bolívar.

Tanto los hombres de la primera mitad del siglo XIX, como los de la segunda parte

de aquel siglo son testigos de una Venezuela insolentada, las elites continúan

imponiendo unas condiciones de vida inaceptables. Cuando aparece Antonio

Leocadio, en aquel escenario los sectores depauperados lo apoyan en sus

pretensiones de ser Presidente de la República. Las condiciones políticas hacían muy

difícil la contienda electoral. Solo tenían derecho a sufragar los dueños de tierras, los

que supieran leer y escribir. Era condición sine qua non no tener deudas económicas

con el fisco nacional. Los que tenían prontuarios policiales tampoco podían ir a las

urnas. Las mujeres no gozaban igualmente del derecho al voto. Los campesinos de

aquel siglo y los hombres de las ciudades comienzan a vislumbrar a través del túnel,

con el periódico El Venezolano, una lucecita que podía alumbrar al mundo moderno.

En Villa de Cura, Ezequiel Zamora, recibe los ejemplares de todos los periódicos del

Liberalismo: El Zancudo, El centinela del Ávila, El relámpago, El Agricultor, La Nueva

era, Los ayes del pueblo. Para aquella época este hombre fungía como un próspero

pulpero entusiasmado con el discurso político del Partido Liberal. Su cuñado Juan

Casper lo mantenía al corriente de todo lo que ocurría en aquel momento en

Venezuela y en el mundo. Lamentablemente los historiadores de la oligarquía

siempre han pretendido invisibilizar a Zamora. Guillermo Morón lo ha presentado

como un pulpero atrasado e ignorante movido por las ambiciones. La historia se

encargaría de demostrar que Zamora, desde muy joven, sostuvo los ideales de la

redención social, este fue capaz de defender a los comerciantes de Villa de Cura

Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX


160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 5/12
frecuentemente atacados por los salteadores de camino y el hampa que saqueaba y

robaba sus negocios.

Zamora dominó la embestida de la delincuencia, agrupó a los hombres de aquel

villorrio y preparó los grupos de autodefensa. A partir de ese momento su figura

comenzó a hacerse prestigiosa. En su bodega se reunía con los campesinos a leer el

material que le proporcionaba José Manuel García para realizar el análisis de

coyuntura de aquella época de turbulencia. Zamora fue un hijo de revolucionarios.

Su padre Alejandro Zamora perdió la vida en la batalla de Carabobo, su madre Paula

Correa era correo de la revolución. Venezuela continuaba después de la muerte del

Libertador sangrando por las costras purulentas que había fraguado en ella la tiranía

de la oligarquía. Zamora se opone a la agresión que sufrió el pueblo, cuando se

suscitó el fraude electoral del cual fue víctima el Partido Liberal con su candidato

Antonio Leocadio Guzmán.

El propio Zamora no pudo ejercer en Villa de Cura su derecho a elegir al acusarlo

de deudor fiscal, igualmente se adujo que no podía sufragar puesto que había

llevado a los campesinos a votar por su candidatura en aquel Cantón perdido de

aquella Venezuela atrasada. Recuérdese que quienes elegían finalmente al

Presidente de la República eran los asambleístas escogidos por el pueblo. Ante tal

atropello, Zamora termina liándose a puños con los guardias que supervisaban

aquel proceso electoral.

El liberalismo decide concertar una entrevista entre Páez, a quien denominaban el

Centauro, y Antonio Leocadio Guzmán. Dicho encuentro debía llevarse a cabo en la

Victoria. Cuando Antonio Leocadio comienza su caminata hacia el estado Aragua el

pueblo comienza a escoltarlo a partir de Antimano. Aquella población de

Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX


160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 6/12
descontentos comenzaba a crecer, el pueblo de Sabaneta y el Consejo son testigos de

cómo las pasiones comenzaron a desbordarse. Lo que se había hecho con Antonio

Leocadio no se podía aceptar con estoicismo.

Se esperaba que Páez arrancara de su hacienda la Trinidad en Aragua para

encontrarse con aquel hombre que en ese momento encarnaba una propuesta de

redención social. Zamora avanzaba detrás del caudillo liberal con una pequeña

tropa armada. En un excurso del camino Guzmán trató de deslindarse del frenesí de

la masa insolentada. Comenzaba a aterrarlo que aquella gente comenzara a quemar

ciertos fundos, toma la palabra y expresa que él es un civilista. Dramático destino el

de aquella caravana que ya casi en la Victoria recibiera la noticia de que Páez se

asumía como jefe conductor del ejército. Los caudillos locales tomaron direcciones

diferentes. Ezequiel Zamora se internó en los montes de Aragua y formó un pequeño

foco de resistencia con el indio Rafael Rangel. Antonio Leocadio logró pasar

desapercibido por la alcabala de Antimano

Las horas de felicidad de Antonio Leocadio comenzaban a bostezar, un sabueso

como Juan Vicente González comienza a perseguirlo. Como jefe de la policía de

Caracas lo rastrea en todos los escondrijos posibles hasta que lo localiza en la esquina

de la Monjas y lo detiene. En ese momento la alianza furtiva entre José Tadeo

Monagas y Páez lleva a la Primera Magistratura al primero. Antonio Leocadio

representaba un progreso en aquella Venezuela hundida en las tinieblas. Guzmán

es condenado a muerte por los tribunales. En la audiencia que solicitó al Presiente

de la República, Carlota Blanco implora que se le condone la pena a su marido. Esa

suplica es histórica, a través de la persuasión de su propia esposa, Monagas accede

a liberar al reo, no sin dejar de decirle a su mujer, bajé a Guzmán de la horca y me acabo

de montar yo. Esos días los acontecimientos políticos tenían una procacidad terrible,
Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX
160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 7/12
el día de su cumpleaños, Monagas festejando con Páez en la Viñeta, recibe en

salmuera, en un guacal, la cabeza del indio Rangel lo que era una simbólica manera

de recordarle que debía ser leal pues sino le esperaba aquel destino.

En aquellos días violentos es detenido también Ezequiel Zamora, se le acusa de

haber propiciado el asesinato del señor Andrés Fuentes, rico comerciante ajusticiado

por el Indio Rangel. Las pasiones habían montado hasta el extremo de lo inopinado.

Zamora es condenado a muerte. Paula Correa se mueve y logra salvar a su hijo.

Monagas lo condena a presidio perpetuo en el castillo de San Carlos en Maracaibo.

Aquella vetusta cárcel era el preludio de la muerte por sus condiciones de

insalubridad. La idea de la godarria era darle muerte a Zamora en la cárcel de

Maracay. En primera instancia se le intenta envenenar con una hallaca untada con

Solimán, un veneno activo. Se le paga a un sicario para que lo asesine en una visita

donde se desarrollaría un motín en la prisión. La intervención de un honesto

custodio detuvo la intención de ese asesinato. La huida de Zamora es preparada por

su cuñado Juan Casper y se sospecha que por Bibiana López una compañera

campesina con quien tuvo un hijo de nombre Nicolás que no sobreviviría en aquella

Venezuela insalubre.

Finalmente, en momentos de peligro para su gobierno, Monagas lo llama a forma

parte de su ejército, fue rescatado en el Hatillo donde vivió años con una identidad

falsa y con el pelo y el bigote pintando de negros. La mística y preparación militar

de aquel hombre pronto se harían sentir y por esfuerzo propio ocuparía los altos

estrados que logró en la política en el siglo XIX, En 1859 usurpa la primera

Magistratura Julián Castro, oscuro militar petareño que comienza a perseguir a los

liberales. Esa persecución se lleva a cabo contra Juan Crisóstomo Falcón y contra

Ezequiel Zamora.
Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX
160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 8/12
En la parroquia de San Pablo un militar de nombre Jorge Michelena, provoca a

Zamora y le escupe la cara para que los sicarios que estaban apostados en las

esquinas lo asesinen. Zamora, consciente de la situación, se limpió el rostro y

prosiguió su camino. El 10 de diciembre de ese mismo año luego de la derrota de

Santa Inés y huyendo el ejército centralista hacia el Bostero, Zamora vence

nuevamente a los que huían, encontrándose entre ellos a Jorge Michelena. Como lo

ha referido Román Martínez Galindo, el General del ejército soberano le perdonó la

vida a aquel fanfarrón, en aquella épica batalla los federales destruyeron al ejército

constitucionalista. En la refriega en el Trapiche de Santa Inés, el General del Ejército

Soberano encuentra herido a su maestro de la Academia Militar, Olegario Meneses

a quien también le dispensa la vida y le acota, maestro qué paso con sus matemáticas,

inmediatamente le ordena a sus edecanes que lo protejan y le salven la vida.

El 20 de febrero de 1859 Coro es tomado por el comandante Tirso Salaverría, había

comenzado ese día la Guerra Federal en Venezuela, días después Ezequiel Zamora

hace presencia en el lugar y se decreta el estado de Coro. Los Federales luchaban por

resarcir las tierras a los campesinos. Se peleó por la justicia social, un sector de la

propia clase pudiente había sido mancillado por el capital comercial. La ley de

espera y quita había quebrado a muchos dueños de tierras. Los precios del café y el

cacao habían caído en el mercado internacional. Los prestamistas se valían de esa

condición para arruinar y expropiar a los dueños de tierra. Los propietarios

insolventes, para pagar las hipotecas, sucumbían ante la voracidad del capital

privado. Los bancos en contubernio con los tribunales convocaban a los propios

prestamistas para rematar las propiedades. El dialogo y la convivencia se había

alterado en Venezuela.

Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX


160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 9/12
La Guerra Federal fue desarrollada por Juan Crisóstomo Falcón, Ezequiel Zamora y

el General Juan Sotillo que estaba en oriente. La tropa llamaba a Zamora El Maneto,

El Cabo, Cara e´ Cuchillo y El Corneta. El carisma de este hombre era extraordinario.

Su valor suscitaba envidias. Su ideario era romper con los privilegios de clase. Su

divisa era tierra y hombres libres. Páez nunca honoró la palabra del Libertador de

entregar las tierras a los salvadores de la patria. Páez sucumbió a las tentaciones del

poder. La bella Barbarita Nieves lo alejaría de Dominga Ortiz, su primera mujer.

Aquellos hombres que habían luchado por la libertad no iban a permanecer

impávidos. El país se había levantado. La divisas fundamentales que Zamora

estableció en el estado de Barinas fueron la libre circulación de personas en el

territorio Nacional, se predicó la libertad de prensa, el libre culto, estaba

comenzando una nueva vida.

Aquella Guerra debió combatir las apetencias de poder que siempre estuvieron

soterradas en las almas de Juan Crisóstomo Falcón y de Antonio Guzmán Blanco.

Estos hombres nunca tuvieron la pegada ideológica de Zamora, de hecho sus

apariciones en las batallas de la Guerra Federal no fueron decisivas en las victorias.

Después de la victoria de Santa Inés y de la derrota de Coplé el ejército Federal se

derrumba, Falcón parte hacia Colombia en busca de recursos y armas, se continua

en una lucha guerrillera que a la postre conduciría a la victoria de los federales y a

la firma del pacto de Coche en 1863. El gobierno de Falcón nunca terminó de

asentarse en lugar alguno, sus idas y venidas de Coro a Caracas eran permanente. A

la muerte de Falcón continúa Guzmán Blanco, caudillo autoritario y envanecido con

glorias que nunca fueron suyas. El Ilustre Americano sucumbió a su personalismo.

Se dejó avasallar por la adulancia y por su ego. En su gobierno el país se hundió en

la corrupción.

Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX


160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 10/12
La historia increpa a Falcón de haber maquinado el asesinato de Zamora, extrañas

cosas sobrevendrían en la relación de Falcón con su hermana Estefana Falcón de

Zamora, está última responsabilizaba a su hermano de la muerte de su esposo

Ezequiel. Esta dama desaparece en las tierras corianas, se internó en sus haciendas,

tal vez nunca terminaría de lamentar aquella suerte aciaga que sufrió su compañero.

Zamora nunca terminó de ser perdonado por la oligarquía barinesa, esta sustrajo su

estatua de su pedestal y muchos años después, según comenta José León Tapia, fue

encontrada en las profundidades del río Santo Domingo. El nombre de Zamora fue

la sustancia vital de que se nutrió la ley de tierra chavista para promulgar la equidad

y justa distribución. Zamora se hizo acompañar por el pueblo, guio a todos aquellos

que fueron mancillados por el odio de la oligarquía.

Siempre pretendió ser justo y detener el desafuero y los odios que muchos soldados

del pueblo tenían contra aquella godarria que los había expropiado de sus tierras,

que le había violado sus mujeres y matado a sus hijos. Se vio obligado a detener los

desafueros del indio Martín Espinoza, le abrió un consejo de Guerra en Santa Inés.

Espinoza se le volvió ingobernable, muchas veces intentó desafiar la autoridad de

sus superiores en el ejército federal. En sus desafueros se sustentaron las quejas que

hicieron posible que se abriera un juicio sumario que lo condenó a muerte. Zamora

prontamente descubrió en Antonio Leocadio Guzmán un político que pregonaba la

democracia que podría ser la salida de aquel totalitarismo de aquellas instituciones

obsoletas.

Violencia y tensiones en la Venezuela del siglo XIX


160 años de la Guerra Federal
Nelson Guzmán
Pág. 11/12

Você também pode gostar