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ETNOPSICOANÁLISIS. CHAMANISMO. MAPUCHES. YANOMAMIS.

KUNAS
Etnopsicoanálisis del chamanismo en tres culturas indígenas latinoamericanas
ETHNOPSYCHOANALYSIS. SHAMANISM. MAPUCHES. YANOMAMIS. KUNAS

ETNOPSIQUIATRÍA

Etnopsicoanálisis del chamanismo en tres


culturas indígenas latinoamericanas
(Rev GPU 2011; 7; 4: 430-438)

Stefano Gissi1

Éste es un estudio psicoanalítico de algunos aspectos de los mitos vinculados al chamanismo en las
culturas mapuche, yanomami y kuna. En la cultura mapuche las funciones de machi (curandera) y
kal­ku (bruja) corresponden en parte a proyecciones de los objetos buenos y malos de la etapa de lac-
tancia. La enfermedad se conceptualiza como una posesión por objetos malos sádico-orales (wekufe,
demonios que chupan la sangre). En la cultura yanomami la mitología está ampliamente compuesta
por proyecciones de pulsiones sádico-orales, que generan demonios caníbales. En la cultura kuna,
una técnica de chamanismo corresponde estructuralmente a una integración de un objeto bueno y
uno malo.

Introducción en Francia, quien atiende en su consulta a inmigrantes


utilizando las técnicas chamánicas de las culturas de

E l etnopsicoanálisis es una disciplina que utiliza la


teoría freudiana para estudiar las etiologías de la
enfermedad y los procesos terapéuticos de distintas
origen de los pacientes. En este estudio utilizaremos el
etnopsicoanálisis para tratar los discursos mitológicos
y chamánicos de tres culturas indígenas latinoamerica-
culturas, y el modo en que la cultura determina tanto a nas: los mapuches (de Chile y Argentina), los yanoma-
estos procesos como a las representaciones sobre ellos. mis (de Brasil y Venezuela) y los kunas (de Panamá). Al
Su iniciador fue el húngaro Geza Roheim. Georges De- abordar el chamanismo kuna realizaremos una breve
vereux, un psicoanalista y etnólogo húngaro-francés comparación entre este procedimiento mágico-religio-
discípulo del antropólogo estructuralista belga Claude so y una psicoterapia occidental: la “imaginación acti-
Lévi-Strauss, fue quien acuñó el término “etnopsicoa- va” de Carl Jung.
nálisis”, y lo definió como un enfoque complementa-
rio que aborda fenómenos culturales tanto desde una Psicoanálisis del Chamanismo Mapuche
perspectiva psicoanalítica como desde una sociológi-
ca. Íntimamente vinculado a la etnología, el etnopsi- Como el pensamiento humano en general, el pensa-
coanálisis (o etnopsiquiatría) nació como dispositivo miento mítico se despliega a partir de oposiciones bi-
clínico con el trabajo del franco-egipcio Tobie Nathan narias. El amor y el odio, la salud y la enfermedad, la

1
Dirección: Av. Sucre 1965 depto. 203, Ñuñoa. E-mail: stefano_gissi@hotmail.com.

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paz y la guerra, la vida y la muerte, etcétera, son ex- El niño escinde y aparta partes de su yo y de su pulsión
periencias ontológicas presentes en los relatos míticos de vida y las proyecta en el objeto bueno que lo gra-
de diversas culturas. Lévi-Strauss (1976) sostiene que tifica, utilizando el resto de su libido para relacionarse
la función de los mitos consiste en conciliar pares de amorosamente con este objeto. Las partes buenas del
opuestos como éstos. yo y los objetos buenos retornan y son objeto de suce-
Al igual que en la cultura cristiana están Dios y el sivas introyecciones y nuevas proyecciones al exterior
diablo como figuraciones del bien y el mal, en muchas por parte del infante. El objeto bueno de la fantasía del
otras culturas encontramos personajes mitológicos se- niño corresponde en la realidad al “pecho bueno” de
mejantes. En muchos casos, tanto las representaciones la madre, es decir, a las experiencias gratificadoras que
imaginarias antropomórficas como los roles sociales experimenta el bebé al ser amamantado. Es necesario
adquieren cualidades de padre o madre. De acuerdo recordar que el término “posición” se diferencia del
con la antropóloga Ana Mariella Bacigalupo (1999), de estadio del desarrollo por referirse a una condición
entre los mapuches existen las machi, que son muje- psíquica que se da en la primera infancia pero puede
res (pocas veces hombres) chamanes/curanderas que volver a repetirse a lo largo de la vida del sujeto.
realizan rituales colectivos y terapéuticos. En contra- Entre los mapuches, cuando la machi entra en kuy-
posición, existen también las kalku (brujas), la variante min (trance) para efectuar un ritual curativo, se conecta
mala de las machi, que son hechiceras que se hacen pa- con aspectos de su psique que hasta el momento han
sar por machi pero utilizan magia negra y se vinculan permanecido inconscientes: entra en contacto con es-
con espíritus negativos: píritus de ancestros que la poseen y le dan poderes,
que son imagos y representaciones de la pulsión de
Una de las nociones más tradicionales mapuches vida que han sido proyectadas y son reintroyectadas
es que el universo está organizado sobre la base de con transformaciones de la pulsión hacia lo contrario
dicotomías donde los distintos elementos se con- (vuelta de la actividad en pasividad), de modo que
traponen en pares complementarios asociados con la introyección, en la que la machi es activa, es vivida
la izquierda y la derecha. La derecha generalmen- pasivamente como posesión por un agente benéfico
te se asocia con la vida, el buen piuke (corazón), externo. El estado de trance le permite a la machi rea-
la machi buena, el Este y los mapuches antiguos, lizar un machitun (exorcismo), sustracción terapéutica,
mientras que la izquierda se asocia frecuentemen- extracción de objetos malos internos que han poseído
te con la muerte, wele lonko (mala cabeza o cabeza a los mapuches enfermos.
loca), el Oeste, las kalku (brujas) y los wingka (ex- Al intercambiar secreciones corporales con sus
tranjeros, invasores) (Bacigalupo, 1999, p. 18). animales auxiliares, la machi les proyecta parte de su
pulsión de vida y la recibe de regreso incorporándola.
Las machi pueden ser poseídas por espíritus de la Bacigalupo (1999) relata de un caso en que una machi
naturaleza, de ancestros, de antiguas machi o de dei- estaba muy enferma, y quienes la rodeaban lo atribuían
dades mapuches que les entregan poderes para efec- a que había transmitido demasiado de su fuerza vital a
tuar los rituales curativos. Entre éstos se encuentran la su caballo auxiliar, al que además después había sacri-
máxima deidad mapuche Ngünechen y, también, por el ficado, quedando ella muy débil y vulnerable para ser
sincretismo con la cultura cristiana, Jesús y la Virgen. atacada por espíritus malos. Esto concuerda con lo que
La energía vital de las machi puede ser además trans- señalan Melanie Klein et al. (1964) acerca de que en la
mitida a sus animales auxiliares: la oveja, el caballo y el posición esquizoparanoide existe una lucha entre la
pollo, al intercambiar saliva y respiración con ellos. Los pulsión de vida y la de muerte, en donde es necesario
animales poseen parte del espíritu de la machi y pue- que la primera prime: si el sujeto proyecta demasiado
den traspasarle fuerza cuando ella lo necesita. También de su pulsión de vida hacia el exterior, es vulnerable a
pueden enfermarse y morir en lugar de ella. ser destruido por el objeto malo o por su propia maldad
Estos fenómenos podrían ser interpretados desde interna.
la perspectiva del psicoanálisis y, en particular, desde Al ponerlas en contraste con las kalku, Bacigalupo
la teoría de Melanie Klein (Klein, Heimann, Isaacs y se refiere a las machi como “machi buena” (Bacigalu-
Riviere, 1964; Segal, 1964). De acuerdo con Melanie po, 1999, p. 18). En tanto imago materna, la machi no
Klein, el lactante establece sus primeras relaciones de sólo puede ser relacionada con la noción kleiniana de
objeto en la posición esquizoparanoide: se vincula en “pecho bueno” sino también con la de Winnicott (1979)
su fantasía con un objeto bueno y uno malo mediante de “madre suficientemente buena”, que sostiene la ne-
sucesivas dinámicas de proyecciones e introyecciones. cesidad del niño, y con la de Bion (1990) de función alfa

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de la madre. Según Bion, el lactante entrega a la madre malos provoca que las personas atacadas se enfermen
elementos beta (experiencias sensoriales, llanto, expe- o se vuelvan infelices, o que sus tierras se vuelvan infér-
riencias infinitas no simbolizadas) que la madre signifi- tiles, y cuando alguien sufre de algún tipo de mal y en-
ca (función alfa) satisfaciendo las necesidades del niño cuentra estos objetos en su jardín, rápidamente puede
al devolverle elementos alfa (significaciones para los identificar que fue víctima de un maleficio. En el con-
elementos beta). Esta función alfa o de Reverie, es decir, texto de la teoría kleiniana de la envidia, Hanna Segal
de significación por parte de la madre, que le permi- (1964), que sin duda tenía noción de datos etnológicos
tirá posteriormente al niño dar significado a su propia semejantes, menciona el “mal de ojo” al referirse a los
experiencia, ocurre para Bion también en la terapia: el ataques envidiosos del bebé al objeto bueno mediante
paciente le entrega elementos beta al analista, y el ana- la mirada penetrante y proyectiva, ataques causados
lista realiza función alfa y le devuelve elementos alfa al porque él ve que toda la bondad y gratificación que
paciente. Las machi cumplen esta función en la cultura obtiene provienen de ese objeto y no de sí mismo. La
mapuche, no sólo porque son figuras maternas y ade- envidia en la perspectiva kleiniana, si bien se origina en
más chamanes sino, también, y sobre todo, porque: un amor y admiración primitivos, está impregnada de
la pulsión de muerte.
Son ellas las que otorgan eficacia a los símbolos cu- Entre los mapuches se suele atribuir las enferme-
rativos y religiosos al usarlos en la oración, la tera- dades a una mala intención de otro. Éstas pueden ser
péutica y el ritual. Además, las machi, al igual que producidas por hechicería o por wekufe (espíritus ma-
los chamanes zincatecos estudiados por Schweder lignos):
(1979), posee cualidades cognitivas especiales que
le permiten enfrentar y otorgarle sentido a con- Una de las nociones más populares es la de los we-
ceptos, símbolos y a situaciones nuevas, caóticas y kufes o espíritus negativos que se posesionan de
difusas que carecen de sentido cultural, a partir de las personas y les provocan males y enfermedades.
formas clasificatorias propias, símbolos personales Según la creencia más común, los wekufes llegan
y su visión del mundo particular (…) Durante la a la tierra para chuparles los humores (especial-
realización de los rituales (…) ponen en práctica mente la sangre) a sus víctimas y les transmiten
las nuevas formas de clasificación y organización deformidades, enfermedades y males. Se cree que
conceptual y simbólica creadas por ellas para mi- las enfermedades y el “mal” entran al cuerpo de la
tigar la desorientación que sufren los mapuches víctima o toman posesión de ella y deben ser exor-
ante los problemas de secularización, chileniza- cizados mediante rituales de curación (Bacigalupo,
ción y modernización que afecta a su cultura (…) 1999, p. 20)
Por tal motivo, las machi adquieren un rol funda-
mental en la mantención, cambio y revitalización Existen wekufes que poseen intencionalidad pro-
del “ethos” mapuches y sus símbolos culturales pia (que son los más peligrosos), pero también hay
(Bacigalupo, 1999, p. 21). wekufes neutros que son usados por las kalku para sus
ataques.
Por otra parte, las kalku son hechiceras que, al Según Melanie Klein et al. (1964), el sujeto en la
igual que las machi, poseen poderes, pero que usan posición esquizoparanoide en parte proyecta su pul-
sus atribuciones para hacer daño o causar mal a otros. sión de muerte dentro del objeto malo y en parte la
Las kalku pueden hacer maleficios por encargo de per- transforma en agresión para relacionarse con este mis-
sonas que quieren perjudicar a otros por envidia. Al mo objeto (tal como ocurre con la pulsión de vida y el
igual que en muchas otras culturas indígenas, entre objeto bueno). Luego, las partes malas del sujeto y sus
los mapuche la envidia funciona como un mecanismo objetos malos internos retornan de forma fragmentada
de control social del narcisismo. Por lo general, cuando y persecutoria y son reintroyectados por él. Podemos
alguien obtiene beneficios y riquezas únicamente para por tanto interpretar el hecho de que entre los mapu-
sí, algún envidioso o alguien con energía negativa le che las kalku envían el mal mediante maleficios y man-
enviará infitun (“mal tirado”), provocándole enferme- dan wekufes que toman posesión de las personas y les
dad (y el hechizado se enferma realmente). El infitun se enferman como un despliegue imaginario en el que por
hace dejando objetos “dañados” tales como animales mecanismos orales arcaicos proyectivos e introyectivos
muertos, pelo, uñas o entrañas de animales, que po- se genera una situación vivida subjetivamente por los
seerían cualidades maléficas, en la casa de la víctima mapuches como el ser poseídos por espíritus negativos
(Bacigalupo, 1999). Este tipo de proyección de objetos y maleficios proyectados por kalku, que corresponden

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en realidad a objetos parciales maternos malos que son Psicoanálisis del Chamanismo Yanomami
percibidos fuera del sujeto, y de los que provienen la
pulsión de muerte y objetos malos internos que son Entre los yanomamis, como entre los mapuches, la
introyectados por el sujeto. Nuevamente, y como ya etiología de las enfermedades y muertes es siempre
mencionamos respecto a las machi, encontramos aquí espiritual y por lo general se atribuye a la intención de
que los mapuches han efectuado un trastorno hacia lo alguien (espíritu maléfico o chamán enemigo) de hacer
contrario (vuelta de la actividad en pasividad) de sus daño. Los ataques de espíritus o chamanes enemigos
pulsiones orales, de modo que, en lugar de sentirse son fundamentalmente orales, es decir, proyecciones
introyectando un objeto, se experimentan a sí mismos al exterior de la pulsión oral-sádica (canibalística) de
como siendo atacados y poseídos por figuraciones sá- la etapa primitiva infantil de lactancia. Los yanoma-
dico-orales externas que les vienen a chupar la sangre mis realizan una regresión psíquica a esta fase, lo que
(wekufes). en parte puede ser atribuido a que en este pueblo los
Los wekufes son espíritus de la naturaleza o espíri- bebés son amamantados hasta los 3 años y medio de
tus de seres humanos que han sido poseídos por kalku edad. De acuerdo con la mitología de este pueblo, la
o por otros wekufes. Es decir, su carácter negativo se naturaleza está poblada de hekura (espíritus). Cada
debe a que han introyectado a otros objetos malos. Su cosa o animal tiene su hekura. Según Jacques Lizot
naturaleza es persecutoria y en ocasiones adquieren la (2007), algunos de estos seres son Sol, Luna, Titiri (de-
forma de condensaciones o de objetos malos fragmen- monio de la noche, noche se dice titi en yanomami) y
tados. Algunos de los wekufes que describe Bacigalupo Arco Iris. Todos ellos son seres caníbales y maléficos
(1999) son: wallipen (animal con características de vaca que atacan a las personas para robarles el alma y co-
y oveja), piwichen (serpiente alada), ngurruvilu (zorro mérsela, provocando enfermedades y muerte. La ma-
con cola de serpiente), trilke filu (cuero acuático con ten- yoría de estos seres son principalmente orales, aunque
táculos), y chon chon (cabeza de kalku voladora o pájaro existen algunos como Titiri, que debe ser considerado
con cabeza de kalku). Algunos wekufes antropomórfi- como una proyección de pulsiones no sólo orales sino
cos son witranalwe (“visita del cuerpo inerte”, que es un además anales y fálicas, pues es un demonio que posee
alma de un gaucho delgado a caballo) y anchimallén (un un gran pene y que por las noches ataca a las mujeres
punto luminoso, que es el alma de un niño o niña). y se acopla y copula con ellas, o ataca a los hombres y
Sin que ello resulte para nosotros en ningún sen- los sodomiza. Titiri es la noche misma. La luz de Hetu
tido despectivo, podemos sostener que en las culturas a no mayô (Arco Iris) genera los shawara, demonios
tradicionales las personas tienen una experiencia direc- de la enfermedad (Lizot, 2007). Peshiemiriwë, que se-
ta de las representaciones-cosa fuertemente cargadas gún María Isabel Eguillor García (1984) no entra en la
de afectos y del proceso primario. Confirmamos ade- clasificación de hekura, es un ser de la selva al que las
más la tesis de Lévi-Strauss (1976) respecto a que los jóvenes mujeres temen porque es un abusador sexual.
mitos sirven para establecer sucesivas aproximaciones Otros seres mitológicos temidos son el monstruo acuá-
entre opuestos que terminan por conciliarse: entre los tico Rahara, la gran culebra Hiputu y los Yai (Eguillor
mapuches tales opuestos representan los aspectos gra- García, 1984). Estos últimos son descritos por María Isa-
tificantes y frustrantes de la primera infancia que han bel Eguillor García como “espíritus malos que producen
permanecido sin resolver y que se resuelven a través de miedo sobre todo a los niños (…) Habitan en el agua y
su representación como espíritus y de los rituales cu- en los cerros” (Eguillor García, 1984, p. 162). Hôô es un
rativos de las machi. La cosmovisión y el chamanismo ser que perfora el cráneo de sus víctimas y les aspira el
mapuches nos presentan, entonces, un universo fuer- cerebro. Yotenama es un ogro que lleva un canasto con
temente cargado de afectos y pleno de riqueza cultural, calabazas y sorprende a los niños en la selva, les rompe
que permite la representación vívida de los conflictos y la columna y se los lleva en su canasto para luego co-
fantasmas de los individuos, y la efectividad terapéuti- mérselos (Lizot, 2007).
ca y ritual mediante manipulación por parte de las ma- De acuerdo con Lizot (2007), los hekuras son espí-
chi de los objetos internos de sus pacientes a través de ritus neutros usados por los chamanes para sus fines
los machitun (exorcismos) y otros ritos. En tales rituales benéficos o maléficos. Cuando un yanomami se inicia
se renueva cotidianamente el respeto de los mapuches como chamán, su pecho se llena de hekuras, que pasan
por su propia cultura y por sus antepasados, algo que a vivir en su interior. Los hekuras fueron seres huma-
resulta de importancia sustancial en los tiempos actua- nos en un pasado remoto y hoy están asociados con
les de conflicto por el colonialismo de las corporaciones animales o fuerzas de la naturaleza. Son energías es-
transnacionales y del estado chileno. pirituales, su tamaño es microscópico. Los chamanes

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los pueden ver bajo el efecto de alucinógenos. Pue- El proceso psíquico por el que se concibe al alma
den ser aliados para curar o para enviar enfermedad del enemigo asesinado como un espectro hostil y pe-
a comunidades enemigas. Eguillor García (1984) los ligroso es semejante al mecanismo descrito por Freud
clasifica en terrícolas, celestes y de la naturaleza. Los (1948) en Duelo y Melancolía, por el que cuando una
terrícolas son los que ayudan a los chamanes. Los ce- persona pierde a un pariente o amigo (o, incluso, a un
lestes no ayudan a los chamanes, peor aun, pueden ideal abstracto amado), el objeto perdido cae sobre el
hacer daño a los yanomamis. Son tres: Motokäriwe, yo del sujeto en duelo. Freud señaló que la melancolía
Omayariwë y Periporiwë. Motokäriwe produce calor es causada por la dificultad para procesar la ambiva-
con los rayos solares, y es identificado con el sol o con lencia preexistente en relación con el objeto perdido.
la luna. Sol y Luna en ciertos contextos constituyen Ha existido una elección de objeto narcisista, es decir,
un solo ser que se desdobla. Tiene por vicio robar- aquella por la que el yo se ha identificado con el ob-
se el alma de los niños. Omayariwë lleva a los niños jeto (siendo la identificación un mecanismo psíquico
diarreas y vómitos. Los hekuras de la naturaleza son oral: introyección), y la pérdida de ese objeto, que en
Titiri, Watoriwë y los Amahiri. Watoriwë es el espíritu vida ha sido por momentos amado y por otros odiado,
del viento. Cuando hay viento, es porque Watoriwë se se siente como una pérdida en el yo. Evidentemente
desplaza. Con su soplo cura la gripe. Los Amahiri son el proceso no es exactamente el mismo en el caso de
varios, un pueblo de espíritus que una vez fueron ya- sujetos asesinados en una guerra, tanto menos cuanto
nomamis (humanos) pero ahora viven por debajo del que no eran seres cercanos ni significativos (excepto,
nivel de los yanomamis, bajo la tierra. Cuando un cha- quizá, como enemigos) antes de morir. Sin embargo,
mán extrae un demonio de la enfermedad (shawara) no deja de existir una analogía con el proceso descrito
de un paciente, lo envía al mundo de los Amahiri. Los por Freud, sobre todo teniendo en cuenta que existe
yanomamis asesinados por flechazos se transforman sadismo y pulsiones orales implicadas. Freud mismo
en shirâkôri, que son hekuras de las rocas montañosas señaló en ese mismo texto, además, que el deseo de
(Eguillor García, 1984; Lizot, 2007). retener al objeto perdido puede llegar al nivel de man-
Un ser humano está compuesto por su pei mi âmo tenerlo presente en forma de alucinación (identidad de
(principio vital, alma, que puede ser robada por seres percepción). En este caso probablemente no se trata de
sobrenaturales que buscan comerla, y que los chama- un deseo de mantener vivo al objeto, sino de una agre-
nes van a buscar para arrebatársela a los espíritus y res- sividad y/o una culpa por el asesinato y/o un temor a
tituírsela a su dueño), su noreshi (doble o sombra, otro las represalias, proyectados hasta adquirir la forma de
tipo de alma o principio espiritual, designa también los fantasmas externos.
dibujos o fotografías de la persona, y es una parte esen- Otra causa de enfermedad es la pérdida del noreshi
cial de ella),  y su pei no uhutipi (también inmaterial, y o doble de la persona. Cada individuo tiene su noreshi,
que al morir la persona se convierte en un espectro que es un animal que nace, se enferma y muere cuando
(pore) errante). Jacques Lizot (2007) señala: la persona lo hace. Es un constituyente de ella sin em-
bargo el noreshi vive lejos de la persona, por lo que ésta
A diferencia del principio vital [pei mi âmo], el cual puede comer animales de esa especie sin temor a dañar
sólo puede ser víctima de una agresión, el pei no su noreshi. De acuerdo con María Isabel Eguillor García
uhutipi es agresivo y puede causar graves enfer- (1984), los noreshis de hombres son animales grandes
medades; los espectros también pueden agredir como la marimonda, el tigre, la arpía y la pereza; y los
a los humanos y apoderarse de su principio vital. de mujeres son animales pequeños como el perro de
Durante las expediciones guerreras, los chamanes agua y el perro blanco. Lizot (2007) menciona entre los
pueden, la noche que precede al ataque, golpear el noreshis de hombres el jaguar, el mono araguato y el
pei no uhutipi de sus enemigos; éstos entonces se águila arpía, y sostiene que el de las mujeres es un ani-
debilitan, se descuidan y salen inconscientes de su mal raro llamado hââhââmi, que se alimenta de can-
habitación, para ofrecerse a las flechas de los gue- grejos. Los niños heredan el noreshi de su padre y las
rreros al asecho. El pei no uhutipi de una persona niñas el de su madre.
muerta en forma violenta es muy peligroso para El hecho de que para los yanomamis el noreshi o
el homicida, que se ve obligado a cumplir con un animal doble es una parte del sujeto nos muestra que
rito de purificación y de protección (unokaimou). El los yanomamis han proyectado partes de su yo en obje-
pei no uhutipi de ciertos animales puede ser igual- tos externos: concretamente, ciertos animales. Éste es
mente peligroso por lo que hay que matarlo sim- un mecanismo infantil que sin duda debe ser interpre-
bólicamente antes de comerlo (p. 292) tado como una reminiscencia de la etapa del narcisismo

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primario propuesta por Freud, en la que para el niño no shamanes malvados que intentan perderlo. Una
hay aun diferenciación entre yo y objeto (o sea, entre epidemia de gripe azota a la comunidad, son los
bebé y madre). La magia y la brujería dependen de hekuras enviados por los shamanes para diezmar
mecanismos psíquicos que funcionan a nivel del pro- la población. Todos los hechos de vida tienen pues
ceso primario: así, por ejemplo, cuando un grupo de su justificación en este campo (p. 203).
yanomamis va a una expedición de guerra, realizan un
rito consistente en crear un muñeco que representa al Cuando una serpiente o un escorpión muerde a un
enemigo y flecharlo. La creencia de que lo que le ocu- yanomami, se debe a que un chamán enemigo puso ahí
rra al muñeco le sucederá al enemigo real se basa en el animal para que atacara a su víctima. Así pues, los su-
procesos psíquicos intensamente cargados de afectos cesos negativos que ocurren en un shapono son inter-
en los que se generan condensaciones, es decir, super- pretados como ataques de hekuras negativos (objetos
posiciones y fusiones de representaciones relacionadas malos internos con características sádico orales) envia-
entre sí. Si para los yanomamis una representación de dos por chamanes malvados para, por ejemplo, robar el
su memoria se asemeja a otra, entonces ella es esa otra alma de un niño que murió, y comérsela. Los chamanes
representación. Análogamente, si una representación de la comunidad víctima del ataque, mediante drogas
mental o interna se refiere a un objeto externo, ella es alucinógenas, pueden saber quiénes son los responsa-
ese objeto externo. Esto explica en parte por qué los bles y a su vez enviar ataques a esa comunidad. Estas
demonios y fantasmas psíquicos (temores, complejos, rivalidades pueden mantenerse en el nivel de ataques
imagos, etcétera) inconscientes de los yanomamis apa- mágicos o derivar directamente en guerras físicas.
recen como viniendo desde fuera: desde la naturaleza. Además, de acuerdo con Lizot (1978) los yano-
Cada comunidad yanomami es una entidad políti- mamis atribuyen que las personas de otras etnias son
camente autónoma, comparable a los estados-nación caníbales. La moral yanomami condena el canibalis-
en la modernidad. Vive en un shapono, vivienda co- mo, si bien existe una especie de canibalismo en un
munal circular, habitada por un grupo de personas con rito funerario yanomami que consiste en consumir las
lazos de parentesco entre sí. Un shapono puede estar cenizas de los huesos de sus parientes muertos, tras
formado por unas 35 hasta unas 100 personas o más. haber incinerado el cadáver en una hoguera. Pero no
Una comunidad puede ir a la guerra contra otra, estar toleran la idea de comer carne ensangrentada, y me-
aliada con una tercera, etcétera. Existe además una es- nos humana. Aquí debemos mencionar el conocido
cisión por parte de cada comunidad yanomami de las hecho de que los conquistadores europeos de África
otras comunidades en “buenas” (amigas) o “malas” y América frecuentemente atribuían a los pueblos
(enemigas). En efecto, no existen las comunidades neu- nativos la costumbre de comer carne humana, con lo
tras. Están aquellas con las que se intercambian objetos que justificaban la conquista. Como es sabido, el ra-
mediante trueque y mujeres para los matrimonios, y cismo funciona en base al mecanismo psíquico de la
aquellas otras con las que no hay comercio y que, por proyección: percibir en otro los aspectos primitivos,
tanto, son enemigas, potenciales rivales en la guerra rechazados y reprimidos, potenciales en la propia
y posibles culpables de haber enviado, a través de sus personalidad. En tal sentido, el uso del mecanismo de
chamanes, enfermedades, tempestades o desastres na- proyección por el que los yanomamis atribuyen a otras
turales a la propia comunidad (Eguillor García, 1984). etnias el canibalismo no es distinto de la utilización
El modo en que los yanomamis se vinculan imaginaria- del mismo mecanismo por los europeos. De hecho, los
mente a otras comunidades es mediante mecanismos yanomamis atribuyen también a los blancos y criollos
de la posición esquizoparanoide: sucesivas proyeccio- la práctica de la antropofagia. Los blancos y los indíge-
nes e introyecciones. Esto es particularmente evidente nas de otras etnias son igualmente, por oposición a los
respecto de las comunidades con las que existen con- yanomamis (que significa “gente”), napë (extranjeros).
flictos. Como señala Eguillor García (1984): Como señala Lizot (1978):

para los yanomamis todos los hechos de la vida Resulta entonces explicable que los yanomamis
que se salen un poco de lo corriente, son atribu- acusen a los extranjeros, a los blancos, de lo que
ciones otorgadas a los shamanes enemigos. Así, un para ellos constituye una verdadera abominación,
puño dado sin intención de matar pero que produ- un crimen horroroso: comer carne humana. Su
ce la muerte, fue un shamán que maquinó cuando pensamiento religioso y su universo mítico están
la mano estaba todavía en alto, lejos del cuerpo de cargados de esta amenaza constante, de esta som-
la víctima. Un niño se extravía en la selva, son los bría inquietud: la antropofagia, real o simbólica.

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Para los yanomamis, toda muerte es concebida obstáculos como “cuerdas flotantes”, “hilos tendidos”,
como un acto caníbal, ella sobreviene cuando “el “cortinas sucesivas”. El canto relata exhaustivamente
alma” ha sido comida por un ser sobrenatural o por los sucesos míticos entremezclados con los fisiológicos,
un ser humano (p. 21). como si se quisiera anular para la enferma la diferencia;
así, mientras ella sangra, “los nuchu gotean sangre”. En
Por tanto, nos encontramos con que la pulsión el útero se libra una batalla contra Muu y sus hijas, el
oral sádica de la fase de lactancia es permanentemente chamán y sus espíritus protectores lanzan sombreros
proyectada, ya sea sobre animales, seres mitológicos, mágicos cuyo peso los malvados no pueden soportar, y
elementos de la naturaleza, chamanes de otras comu- entonces los héroes recuperan el purba (alma) del úte-
nidades yanomami o extranjeros (blancos y gente de ro, que Muu, abusando de sus atribuciones, había se-
etnias indígenas no yanomami). cuestrado. Finalmente, se relata la salida del chamán y
Otro aspecto interesante de la oralidad omnipre- sus espíritus, que salen marchando uno al lado del otro
sente en el universo yanomami lo constituye el hecho (y no en fila), de modo que para la enferma es pensable
de que conciben también las relaciones sexuales como la apertura del canal del parto, y entonces ella da a luz.
actos de canibalismo. Lizot (2007) sostiene que tener Esta técnica mitológica kuna presenta cierto pare-
relaciones sexuales con una mujer se dice “comer la va- cido con la técnica psicoterapéutica occidental “imagi-
gina” (suwe na wai), tener relaciones sexuales con un nación activa” desarrollada por el psiquiatra suizo Carl
hombre se dice “comer un pene” (morôshi wai), y hacer Jung. Probablemente el gran interés de Jung por los mi-
el amor se dice “hacerse comer” (wamou). En efecto, tal tos y las culturas no occidentales explica esta semejan-
como Freud (1948) señaló, la sexualidad oral está tam- za. En efecto, los trabajos de Jung, que no tienen nada
bién presente en la vida sexual adulta, por ejemplo a que ver con la tradición del etnopsicoanálisis, fueron la
través de los besos en la cultura occidental. base para el desarrollo, sobre todo en Estados Unidos,
de una corriente tan interesante como es la psicología
El Chamanismo Kuna y la “Imaginación transpersonal.
Activa” de Jung El analista jungiano, Cecil Burney, se sometió como
paciente a la “imaginación activa”, una técnica de ima-
La siguiente es la descripción de una curación realizada ginería. Su terapeuta fue la también analista jungiana
por un chamán entre los kunas, indígenas de Panamá, Frau Aniela Jaffé. Burney (1991) relata: “En mi vida
que fue estudiada por Claude Lévi-Strauss (1976) en parecía haber una pauta repetitiva de sentimientos
su obra Antropología Estructural. De acuerdo con Lévi- sofocados por mujeres que al parecer deseaban exi-
Strauss, fue obtenida de un texto facilitado por los pro- gir todo mi tiempo y energías. A menudo me sentía
pios kunas en el que se relata el ritual. Se trata de una incapaz de liberarme de situaciones en que aparecían
mujer que no logra dar a luz debido a fuertes dolores, tales mujeres” (p. 208). Tales situaciones con mujeres
y por esto los aldeanos llaman al chamán. Para llevar a no eran problemáticas en sí, pero lo eran para Burney
cabo el rito, el chamán entra en trance, e instaura un debido a sus características personales y, sobre todo, a
canto inscrito en las creencias de este pueblo, en el que sus complejos inconscientes particulares. Frau Jaffé le
relata la transformación de los nuchu o espíritus pro- sugirió a Burney que quizá le surgiría en la mente una
tectores (representados por estatuillas que tiene a su imagen que le recordaría lo esencial de las mujeres con
lado) en nelegan, o sea, asistentes del chamán. El cha- las que tenía ese problema. Esta imagen podría ser un
mán y los nelegan entran por la “ruta de Muu” (vagi- animal, una cosa o una persona, pero claramente cons-
na) a la “mansión de Muu” (útero). Muu es la potencia tituiría un personaje de fantasía: no correspondería a
responsable de la formación del feto, necesaria para el ninguna persona real que Burney conociera. A Burney
nacimiento que, aunque aquí cumple el rol de malvada, le surgió la imagen de un pulpo, cuyos tentáculos le ro-
no es esencialmente mala, y tras el combate se reno- deaban, sofocando sus movimientos. Por sugerencia de
vará una especie de amistad entre Muu y el chamán. la terapeuta, Burney buscó un lugar y momento tran-
En la ruta, el nele (chamán) y los nelegan (asistentes quilo para tener un encuentro personal, él a solas con
del chamán, plural de nele) deben enfrentar a muchos la imagen, en el que tendrían un diálogo que él debía
monstruos fantásticos, “animales que acrecientan el escribir en su cuaderno. El pulpo se llamaba Esther y,
dolor de la parturienta”, que mueven sus brazos de a medida que el diálogo avanzaba, Cecil Burney cada
un lado a otro en el canal del parto (es decir que son vez más sentía que el pulpo quería controlarlo, sintien-
los dolores mismos personificados), y cada uno de los do un gran miedo del enorme poder y fuerza que esta
cuales es nombrado en el canto. Además, deben vencer imagen desplegaba. Entretanto, había sesiones en que

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Stefano Gissi

le relataba a la terapeuta lo que ocurría en sus con- Resultan evidentes las semejanzas entre la ima-
versaciones con esta mujer pulpo. Llegó un momento ginación activa jungiana y la técnica chamánica kuna
en que, desesperado ante Esther, Burney pidió ayuda, descrita por Lévi-Strauss. En ambos casos el conflicto es
y apareció allí otra imagen, que le dijo que estaba ahí personificado, transformado en imágenes de personas,
para ayudarlo. Burney le preguntó quién era, y la nueva animales o cosas de carácter positivo o negativo, en
imagen le respondió literalmente: “Mi nombre es Glen- donde hay personajes que ayudan al enfermo para po-
da, soy la Bruja Buena del Norte” (Burney, 1991, p. 209). der superar su problema causado por imágenes malas.
Glenda le dijo a Burney que Esther tenía muchos pro- La diferencia radica en que en la visión de los pueblos
blemas y, poco a poco, él comenzó a cambiar su pers- indígenas esas imágenes son espíritus que realmente
pectiva, y a ver a Esther no ya como un ser despiadado existen, su carácter real es consensuado, mientras que
y sofocante, sino más bien como alguien con grandes en la imaginería jungiana son imágenes que los pacien-
debilidades y una espantosa suerte en la vida. Se sintió tes “crearon” para representar sus complejos y conflic-
impactado por el hecho de que alguien se sintiera tan tos. La efectividad del uso de imágenes visuales reside
mal como para necesitar controlar por completo a otra en que éstas gatillan emociones mucho más fácilmente
persona. Burney se sintió mucho más fuerte gracias a que las palabras. Esto concuerda con la distinción que
Glenda. Luego apareció también una rana, que lo apo- hace Freud entre “proceso primario” y “proceso se-
yó para poder manejar mejor su situación con Esther. cundario”: para Freud en el inconsciente, es decir, en
Burney le disparó una estaca a una parte de Esther, la la psique primitiva, hay representaciones-cosa, o sea,
parte sofocante, y pudo entablar una conversación con imágenes visuales (y no “significantes” ni palabras), y
su otra parte, más aceptable, y llegar a un acuerdo con la energía libidinosa fluye libremente de una imagen
ella. Entonces apareció también la imagen bíblica del a otra, en este lugar profundo de la psique humana no
rey David, que felicitó a Burney por todo esto. La imagi- hay pensamiento lógico, negación ni grado de certeza,
nación activa terminó, y por mucho tiempo más Burney los sucesos tienen un carácter absoluto, no hay leyes
no volvió a tener problemas con tales mujeres. Después ni limitaciones espacio-temporales, tal como no las hay
de algunos años, de pronto pareció que iba a volver a en los sueños. Esto contrasta con el proceso secundario,
tener uno de estos problemas, y rápidamente fue a es- donde las imágenes se unen con palabras y la energía
cribir un diálogo con el pulpo, en el que la imagen reco- psíquica fluye mucho menos libremente, mucho más
noció que había intentado tomarlo por sorpresa. Desde ordenada y reprimida. Hoy nos resulta obvio que la me-
entonces el problema dejó de existir. jor manera de conectarse con este espacio profundo de
Burney relata también algunos casos en los que él, nuestro ser que es el inconsciente, y con sus complejos,
como terapeuta, guío a sus pacientes en el uso de la es mediante “imágenes afectivas”.
técnica jungiana de la imaginación activa. Entre ellos el Observemos las invariantes en la estructura de los
de una mujer muy deprimida, que había tenido pésima relatos. Si bien en cierto modo la imagen mala es ven-
suerte en su historia de relaciones personales. Se con- cida, también se produce una suerte de reconciliación
versó con ella la posibilidad de usar la imaginación ac- entre ella y la imagen buena, o sea, el paciente logra in-
tiva, se habló del riesgo por la intensa afectividad que tegrar psicológicamente sus partes “buenas” y “malas”,
esta técnica hace emerger, y se decidió utilizarla. Apa- aceptando a estas últimas. Encontramos en estas téc-
recieron frente a la mujer dos imágenes, una de ellas, nicas “objetos buenos y malos” que luego se integran
muy positiva, era una túnica de género, a la que llamó para producir la cura, de modo semejante a como para
“la túnica blanca”; la otra, oscura y nebulosa, recibió el Melanie Klein el logro evolutivo del bebé que pasa de
simple nombre de “la negra”. La paciente estableció diá- la posición esquizoparanoide a la posición depresiva se
logos con ambas figuras, las imágenes discutían entre realiza al disminuir la proyección de la pulsión de muer-
sí, y la túnica blanca se convirtió en una hermosa mujer, te, lo que da menos fuerza al pecho malo y permite que
que llegó a ser una gran amiga de la paciente. Le ayudó éste sea menos temido, para que luego el pecho bueno
a comprender a la negra. La negra se transformó en una y el malo se integren, lo que constituye un gran progre-
nube, y relató sus malas experiencias y desilusiones, so en el desarrollo psicológico del infante (Klein et al.,
llorando lágrimas de lluvia. Con el tiempo, la paciente 1964). En el caso del chamanismo kuna, Muu no es en
pudo apreciar tanto a la mujer blanca como a la nube esencia mala, sino que sólo ha rebasado sus atribucio-
negra, y sintió que las lágrimas de la nube habían ferti- nes, más aún, es necesaria para la formación del feto
lizado la tierra. Poco después, todo comenzó a ir mejor y, tras ser derrotada, la despedida que da esta poten-
en su vida, cambió de trabajo y logró establecer nuevas cia espiritual al chamán equivale casi a una invitación:
y significativas relaciones con otras personas. “Amigo nele, ¿cuándo volverás a verme?” (Lévi-Strauss,

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Etnopsicoanálisis del chamanismo en tres culturas indígenas latinoamericanas

1976, p. 212). Igualmente, en la imaginación activa el diferencias reside en su visualización como perso-
paciente en parte derrota a la imagen mala en un com- nificaciones: hace tiempo veíamos criaturas aladas
bate, pero en parte también logra empatizar con ella, y largas serpientes que emergían de orificios, o
ver sus debilidades e identificársele, dejando de verla diminutas personas animadas; ahora tenemos dia-
como algo tan ajeno a su propio self y como un proble- gramas geométricos o fórmulas algebraicas para
ma proveniente de algo radicalmente distinto a él que describir la actividad de la psique. De lo que se tra-
lo ataca, dejando de temerle y entonces integrándolo a ta aquí es no de reducir los demonios a complejos
su propia identidad. En esto consiste la curación. o los complejos de nuevo a una antigua demono-
logía, sino de hacer hincapié en que la psicología
Discusión y Conclusiones necesita hasta tal punto de la mitología que crea
una a medida que se desarrolla. El alma necesita un
Hemos visto que las teorías psicoanalíticas freudiana y modo mítico de expresión para formularse a sí mis-
kleiniana son de utilidad para estudiar los mitos cha- ma (Hillman, 1999, pp. 86-87).
mánicos indígenas de América Latina. Ahora bien, se
nos plantea el siguiente problema metateórico: ¿Son Podemos decir, por tanto, que el psicoanálisis,
las teorías psicoanalíticas más ciertas que los mitos como toda ciencia, es un mito más. Las ciencias son
que estamos estudiando en base a ellas? Lévi-Strauss los mitos de la cultura occidental, y el que utilicemos
(2001) estudió el denominado “pensamiento salvaje” estos relatos para, desde ellos, comprender mejor el
y sostuvo que éste no difiere de la ciencia occidental chamanismo y otros fenómenos no occidentales, es tan
en su estructura interna. En efecto, si bien la magia legítimo como que alguien proveniente de una de estas
y el mito se ocupan de objetos más cercanos a la ex- culturas utilice sus propias categorías para percibir a la
periencia que los de la ciencia moderna, los sistemas nuestra. Por supuesto, esto no implica negar la impor-
taxonómicos de las culturas ágrafas poseen una gran tancia de la perspectiva científica occidental, sencilla-
complejidad. Los pueblos indígenas establecen gran- mente la sitúa como lo que es: una perspectiva cultural.
des sistemas clasificatorios de plantas, animales y
otros objetos concretos. Su forma de pensamiento no Referencias
es defectuosa ni inferior, ni pre-lógica. En efecto, Lévi-
Strauss afirma que el pensamiento mítico es lógico, y le 1. Bacigalupo A. (2001). La voz del kultrún en la modernidad. San-
tiago: Universidad Católica de Chile.
da el estatus de ciencia. Por otra parte, sostiene tam- 2. Bion W. (1990). Volviendo a pensar. Buenos Aires: Hormé.
bién que las ciencias occidentales son mitos empíricos 3. Burney C. (1991). “La imaginación activa de Jung: Una técnica
(Lévi-Strauss, 2001; Lévi-Strauss, 2002). En el caso del occidental de meditación”. En: Grof S (Ed.), Sabiduría antigua y
psicoanálisis esto es particularmente evidente. Así, por ciencia moderna (pp. 205–215). Santiago: Cuatro Vientos.
4. Eguillor García MI. (1984). Yopo, shamanes y hekuras: Aspectos
ejemplo, en su estudio de la estructura de los mitos, fenomenológicos del mundo sagrado yanomami. Caracas: Sale-
Lévi-Strauss (1976) señala que al estudiar las distintas siana.
versiones del mito de Edipo, provenientes de diversas 5. Freud S. (1948). “Duelo y melancolía”. En: Obras completas, Vol.
culturas, era adecuado estudiar también la versión de 2. Madrid: Biblioteca Nueva.
6. Freud S. (1948). “Tres ensayos para una teoría sexual”. En: Obras
Freud. Y el psicólogo estadounidense James Hillman ha completas, Vol. 2. Madrid: Biblioteca Nueva.
sostenido que el genio de Freud estuvo en haber for- 7. Hillman J. (1999). Re-imaginar la psicología. Madrid: Siruela.
mulado su psicología como un mito: 8. Klein M, Heimann P, Isaacs S, Riviere J. (1964). Desarrollos en
psicoanálisis. Buenos Aires: Hormé.
9. Lévi-Strauss C. (1976). Antropología estructural. Buenos Aires:
Los conceptos freudianos tales como libido –y Eudeba.
especialmente su Eros, Tánatos y Edipo– son de 10. Lévi-Strauss C. (2001). El pensamiento salvaje. México: Fondo de
hecho antiguas imágenes extraídas explícitamen- Cultura Económica.
te de una larga historia de personificación mito- 11. Lévi-Strauss C. (2002). Mito y significado. Madrid: Alianza.
12. Lizot J. (1978). El círculo de los fuegos. Caracas: Monte Ávila.
lógica. (…) El propio Freud escribió: “La teoría de 13. Lizot J. (2007). “El mundo intelectual de los yanomamis: cosmo-
los instintos es, por así decir, nuestra mitología. visión, enfermedad y muerte con una teoría sobre el canibalis-
Los instintos son seres míticos, maravillosamente mo”. En: Freire G, Tillett A (eds.) Salud indígena en Venezuela. Vol.
indeterminados”. (…) Y si los antiguos demonios 1 (pp. 269-324) Caracas: Ministerio de Salud.
14. Segal H. (1964). Introducción a la obra de Melanie Klein. Buenos
se exorcizaban, ahora se liberan los nuevos con Aires: Paidós.
procedimientos abreactivos. Una de las principales 15. Winnicott D. (1979). Realidad y juego. Buenos Aires: Gedisa.

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