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Racismo en Perú: las dolorosas cifras que reflejan una realidad que no queremos ver

El 53% de los encuestados/as considera a los peruanos/as racistas o muy racistas, pero solo el
8% se considera a sí mismo muy racista o racista. El racismo es un tema urgente que exige más
acción antes que buenas intenciones.

El 21 de marzo es el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, lo que


recuerda que este es un tema urgente que exige más acción antes que buenas intenciones. Al igual
que el acoso callejero, muchas veces quiere revestirse de un presunto tono ligero con el único fin
de agredir, humillar y denigrar a millones de peruanos por su color de piel, su cultura o su lugar de
origen.

Con el racismo ocurre a veces una suerte de negacionismo. Una ceguera muy conveniente. O se
busca pasarlo por agua tibia –“ignóralo, no les hagas caso”, dicen– o bien se acusa a la persona
discriminada de hipersensibilidad o de no tener correa.

El problema es mucho más complejo de lo que se piensa y estas (dolorosas) cifras lo reflejan:
53% de los encuestados/as considera a los peruanos/as racistas o muy racistas, pero solo el 8% se
considera a sí mismo muy racista o racista.

En cuanto a los motivos de discriminación, se encontró que los principales son:

Color de piel 28%


Nivel de ingresos 20%
Rasgos faciales o físicos 17%
Lugar de procedencia 16%
Forma de hablar 15%

Principales lugares donde se dan experiencias de discriminación son establecimientos estatales


como:

22% Hospitales públicos o postas médicas


19% Comisarías
14% Municipalidades

POBLACIÓN INDÍGENA O NATIVA DE LA AMAZONÍA


57% percibe que la población indígena o nativa de la Amazonía es discriminada o muy
discriminada, siendo las principales causas su forma de hablar, su vestimenta y sus rasgos faciales
o físicos.

POBLACIÓN AFROPERUANA 82% de peruanos/as percibe que el principal motivo de


discriminación hacia los afroperuanos es el color de su piel.
POBLACIÓN QUECHUA O AIMARA 59% percibe que la población quechua o aimara es
discriminada o muy discriminada, siendo las principales causas su forma de hablar, su vestimenta y
su lengua.

A ver pues, discrimina; por Fernando Vivas

“La discriminadora era la abrumada por una imperiosa necesidad de reconocimiento”. A


cocachos, aprenderemos a no discriminar. Pero mejor con juicios e investigaciones fiscales que
duelen más que un cocacho. El miércoles pasado, en este rincón escribí la columna “Oe, choleas
y te encano”, mencionando el caso de Inés Diez Canseco, quien, en un grupo de chat del Club
Regatas, dio terribles mensajes contra los derechos de las trabajadoras del hogar. Esto encaja en
el art. 323 del Código Penal, sobre el delito de discriminación, que castiga a quien pretenda
“anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos de la persona”.

El Ministerio Público (MP), con buen timing, ya abrió indagación por este caso. Me parece
estupendo que la señora Diez Canseco vaya a explicarse ante un fiscal. Espero que ella, su
entorno y el club saquen una lección provechosa de todo esto. La cárcel sería un destino insólito
para ella, pues la ley prevé penas no mayores de tres años, por debajo del tiempo por el que los
jueces suelen mandar a la gente tras las rejas. También está la opción de los servicios
comunitarios, que podría resultar un castigo mucho más rehabilitador para quien, precisamente,
muestra intolerancia hacia otros.

Conocí otro caso que me ha conmovido porque conversé con la víctima. Víctor Lluncor tuvo una
discusión con la señora Noelia Calle sobre la opción para ocupar un sitio en un Starbucks lleno de
gente. Eso es anecdótico, pero no lo es que, para cerrar la discusión, ella le dijera: “Quieres dinero,
te regalo si quieres, porque la cara de necesidad la tienes”. Él la grabó y difundió esa parte. El
video se viralizó rápidamente, pues, además, ella le dice, “soy conocida”, como si tal condición le
diera un privilegio. Resulta que Calle imitó a la mexicana Yuri en el popular “Yo soy”.

Víctor dice en su tuit que lo de ‘cara de necesidad’ alude a sus facciones andinas, lo que delataría
la intención racista de Calle. Conversé con él y me contó de su estupor al sentirse discriminado
como no lo sintió en todos los años que ha vivido en Rusia. Lo sentí tan seguro de su identidad que
concluí que quizá la discriminadora era la abrumada por una imperiosa necesidad de
reconocimiento.

He ahí una de las claves de por qué el racismo y el clasismo se resisten a morir: la inseguridad de
que el otro invada un espacio y unos méritos que sientes amenazados. Hay que promover respeto
por los otros y por sí mismo. El racista suele ser, a su vez, un acomplejado. Pero, más allá de estos
simples apuntes de psicología social, lo que quiero destacar es que, mientras el MP quiere sentar
jurisprudencia y varios municipios ejecutan ordenanzas antidiscriminación, el Ejecutivo ignora el
tema. Ya pues, señores, ¿para cuándo una política multisectorial contra la discriminación?
PRESENTACIÓN La discriminación es uno de los problemas más graves que afecta a la sociedad
pues perpetúa un contexto de desintegración de parte de ciertos sectores e instituciones contra
aquellos que son considerados como diferentes y hasta inferiores. La existencia de prácticas
discriminatorias en nuestra colectividad es amplia y frecuente, sus manifestaciones se encuentran
presentes en la mayoría de las interacciones sociales. Sin embargo, frente a esta situación, el
Estado no ha desplegado una política consistente y eficaz que permita revertir esta problemática.
Las políticas públicas que deberían estar destinadas a eliminar las desigualdades y las inequidades
han resultado insuficientes y, en algunos casos, han contribuido a preservarlas. En efecto, la actual
previsión del gasto y asignación de prioridades en temas como la educación, la salud, el transporte
público, el agua potable y saneamiento, no permiten a las poblaciones de zonas rurales, urbano
marginales y de escasos recursos económicos, acceder adecuadamente al disfrute de sus
derechos. Atendiendo a ello, la lucha contra la eliminación de la discriminación se presenta como
un desafío impostergable. Enfrentarla de manera decidida e integral constituye una tarea que se
debe atender de inmediato, toda vez dicha práctica es un obstáculo importante para construir una
verdadera Nación de ciudadanos y ciudadanas. El respeto, la tolerancia y la no discriminación son
valores centrales de los proyectos modernos de las naciones, pues definen el modo democrático
para la convivencia social. En efecto, como ha señalado Alain Touraine, “lo que ocurrió en Bosnia
demuestra que la democracia no se define por la 10 Defensoría del Pueblo participación ni por el
consenso, sino por el respeto de las libertades y la diversidad”.1 La Defensoría del Pueblo ha
iniciado una línea de intervención defensorial en este tema debido a la gravedad de los actos de
discriminación que afectan a los derechos de las personas. Esta decisión emerge de la
preocupación por la inadecuada respuesta que brindan las autoridades para prevenir, investigar y
sancionar los casos que se presentan, los esfuerzos todavía insuficientes por parte de las
autoridades para que las políticas públicas atiendan las necesidades de todas las personas sin
discriminación, así como por la convicción de que las consecuencias que genera esta problemática
en el fortalecimiento de la democracia son adversas. En efecto, nuestra institución ha decidido
asumir una tarea imprescindible: contribuir con la transformación del país para superar la fractura
social existente, proteger adecuadamente a las personas frente a los actos de discriminación,
supervisar a la administración estatal para que no los cometan y, de esta manera, propender a la
eliminación de la exclusión, el racismo y toda forma de discriminación latente en la sociedad. La
intervención defensorial se realiza en el marco de lo establecido en la Décimo primera política de
Estado adoptada en el seno del Acuerdo Nacional, que señala como objetivo primordial la
promoción sin discriminación de la igualdad de oportunidades económicas, sociales y políticas, así
como en el Plan Nacional de Derechos Humanos, cuyo Cuarto Lineamiento Estratégico señala la
necesidad de establecer políticas afirmativas en favor de los derechos de los sectores de la
población en condición de mayor vulnerabilidad, 1 TOURAINE, Alain. ¿Qué es la democracia?
Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 1995, p. 24. 11 La discriminación en el Perú
promoviendo la igualdad de trato y la lucha contra la discriminación. En este sentido, el presente
documento de trabajo es un primer paso para alcanzar este objetivo pues desarrolla una primera
aproximación a la problemática de la discriminación como un fenómeno social y cultural que
afecta a la integración social y a la participación de la ciudadanía. Proporciona, desde una
perspectiva conceptual y jurídica, los distintos aspectos del derecho a la no discriminación,
enfatizando sus dimensiones como derecho humano fundamental y los mecanismos para su
protección. De igual modo, presenta, a manera de ejemplo, algunos casos que la Defensoría del
Pueblo ha recibido e investigado sobre el tema en el último año con el objeto de identificar los
actos de discriminación más frecuentes que se producen en nuestra sociedad. La Defensoría del
Pueblo busca impulsar un debate amplio sobre esta problemática. En esa perspectiva, el presente
documento constituye un punto de partida para un proceso de largo aliento que instaura el tema
de la lucha contra la discriminación como una necesidad que, colectivamente, debemos asumir
para el fortalecimiento de la igualdad, la inclusión y la equidad en la sociedad. En efecto, uno de
los grandes desafíos que debemos enfrentar para lograr esta nueva cultura de convivencia es dejar
de considerar a la discriminación como una situación privada y evaluarla como un problema social
que genera un impacto negativo en la vida de un grupo considerable de ciudadanos y ciudadanas.
Esto significa un mayor conocimiento del problema, posicionarlo dentro del debate público y en la
política social, promover cambios normativos y, por sobre todo, analizar sus causas y plantear
actuaciones para corregirlas. 12 Defensoría del Pueblo La Defensoría del Pueblo es consciente de
que se deben sumar todos los esfuerzos institucionales y sociales con el objeto de diseñar políticas
preventivas contra la discriminación, impulsar una reforma cultural y educativa orientada a la
tolerancia y a la comprensión, así como promover un sistema de justicia que asegure una
investigación seria e imparcial frente a una alegación de discriminación o ante la existencia de
motivos razonables que hagan suponer su comisión. Es preciso iniciar un proceso de
reconocimiento y aceptación de las diferencias étnicas, raciales, culturales, sociales, religiosas,
sexuales, físicas, entre otras, que signifique una revisión crítica de muchas de nuestras
concepciones sobre ser persona y ciudadano. El debate debe centrarse no en eliminar las
diferencias, sino, por el contrario, en cómo las vivimos y damos pasos cualitativos para la
construcción de una sociedad pacífica, más democrática e igualitaria. (la discriminación en el Perú
El presente informe ha sido elaborado por un equipo de la Adjuntía para los Derechos Humanos
y las Personas con Discapacidad de la Defensoría del Pueblo – Biblioteca Nacional del Perú 2007)

La discriminación racial, un mal cotidiano en la sociedad peruana

En las redes sociales se expone una vergonzosa realidad, en la que cholear , negrear y hacer sentir
inferior a otro individuo es natural. El 53% de los ciudadanos reconoce que vivimos en una
sociedad racista, pero solo el 8% admite serlo-

En el Perú, el que no tiene de inga tiene de mandinga. Este 21 de marzo es el Día Internacional de
la Eliminación de la Discriminación Racial , pero no hay nada que celebrar, pues en nuestro país,
pese a la diversidad racial, es natural negrear y cholear con la finalidad de ofender y hacer sentir
menos a las personas. Eso lo hemos podido ver de manera constante en las últimas semanas en
videos que se han viralizado en las redes sociales, como un espejo que refleja la marginación
racial en la sociedad peruana.

Uno de ellos fue grabado en el distrito de La Punta, en el Callao. Una alterada joven profirió

insultos con tintes racistas contra agentes de la Policía de la comisaría de ese distrito porque
intervinieron a su amigo por manejar ebrio. “Qué me vas a denunciar tú, tú no sabes quién soy,

cholo de m...”, gritaba descontrolada Giordana Franceska Lostaunau Tragodara, de 21 años. Otra

de las intervenidas tildó a otro agente de “negro” y “misio”.

Muy sonado también fue el ataque ocurrido el 17 de febrero, en Arequipa, contra la vigía Elena

Visa. Esta mujer, de rasgos andinos, fue atropellada, golpeada e insultada con frases racistas por

parte de la ingeniera en sistemas Rosario Alatrista Andía, por haberle impedido el paso a su

vehículo por una obra del gobierno regional. “¿Cómo se sentiría usted, si le pasara lo que yo viví?”,

dijo Visa, madre de tres, al ser consultada por este diario sobre aquel día. Ella hace una pausa,

respira y responde: “Me sentí pésimo, muy mal.

Nunca me he sentido así, tan mal, con la autoestima destrozada y en el suelo. ¡Basta de

humillación!”. La vigía cree que será difícil recuperarse de las secuelas de ese día: “Los golpes

sanan, pero lo que nunca se cura es la humillación”.

Y es que este tipo de actos dejan graves marcas. “La discriminación afecta diversos derechos, daña
la dignidad y la integridad emocional de cualquier individuo”, indica el comisionado para los
Derechos Humanos y Personas con Discapacidad de la Defensoría del Pueblo, Dante Ponce. “Las
personas con ciertos rasgos étnicos-raciales, discapacidad o con una opción sexual diferente son
catalogadas muchas veces como personas inferiores y eso puede llevar a ser expulsados de
colegios, centros comerciales y parques. Eso, además de afectar otros derechos, daña
emocionalmente al individuo”, explica.

CHOLEAR ES COMÚN

La discriminación, según el especialista, se ha naturalizado en nuestro país. Es común escuchar a

alguien cholear, llamar retrasado al que tiene al frente o burlarse de quien tiene una discapacidad

física. Y lo reconocemos. El 53% considera que los peruanos son racistas o muy racistas, pero solo

el 8% se percibe a sí mismo como tal (racista o muy racista), según la primera encuesta nacional

sobre Percepciones y Actitudes sobre Diversidad Cultural y Discriminación Étnica-Racial, que el

Ministerio de Cultura hizo en marzo del año pasado.


Para Ponce, esto se debe a que “hoy en día no está bien visto ser racista ni discriminador. Por ello

es difícil que digamos que nosotros mismos lo somos. Otro factor es que no nos damos cuenta

porque esto está tan naturalizado en nuestra sociedad que nadie se percata si es marginado o si

ha sido víctima de ello. Es algo que se repite en casa, de generación en generación, sin razonar; y

sin mayor análisis se traslada a una colectividad”.

EL ROL DE LAS REDES

La directora de la Dirección de Diversidad Cultural y Eliminación de la Discriminación Racial del

Ministerio de Cultura, Kantuta Vallenas Rojas, indicó que hoy en día las redes sociales vienen

jugando un rol importante en nuestra sociedad para poner un freno a este tipo de casos. “El hecho

de que las personas graben estos actos y lo cuelguen en las redes sociales sirve para que se actúe

de manera rápida. Creo que estamos cambiando. Las redes sociales ayudan, sin duda”, indicó.

Vallenas explicó que la marginación no solo se restringe al color de tu piel, sino también a tu forma

de vestir (por trajes regionales, por ejemplo), etnia o idioma (quechua o asháninka), entre otros.

PROYECTO DE LEY Y CIFRAS

La funcionaria indicó que el 10 de enero el Ejecutivo presentó ante el Congreso de la República el

proyecto de ley de prevención, eliminación y sanción del racismo y discriminación racial. Explicó

que el objetivo es fortalecer e implementar los mecanismos de sanción para que se ataque el tema

de fondo y que haya respuestas integrales en todos los sectores y en los hogares, pues el

pensamiento racista surge en la familia. Si bien la discriminación se sanciona en el Código Penal

desde 2010, el proyecto incorpora un artículo sobre la incitación al odio racial.

La pena para las personas o grupos que difundan ideas de superioridad o marginación será de dos

a cuatro años de prisión. Y si el delito se comete utilizando tecnologías de comunicación, como

redes sociales, la sanción llega hasta los 5 años.


En los últimos siete años, se han presentado 1,321 denuncias por “discriminación e incitación a la

discriminación” en el país, según cifras del Ministerio Público. De enero a julio de 2018 se

registraron 159 acusaciones en todo el país. En ese periodo, el primer lugar lo ocupó Lima con 52

denuncias, seguido de Cusco, con 11; y Arequipa con 10.

SOLO HAY DOS SENTENCIAS

Precedente de igualdad. Azucena Asunción Algendones, una mujer afroperuana, es la primera

persona en ganar un juicio por el “delito contra la humanidad en la modalidad de discriminación”

en el Perú. Dos funcionarios de la empresa de agua y alcantarillado Sedam Huancayo, Junín,

fueron sentenciados en noviembre de 2015 a tres años de prisión suspendida, inhabilitación para

ejercer cargos públicos y al pago de una reparación civil de 5 mil soles. La mujer, en marzo de

2012, fue insultada por una compañera de trabajo en Huancayo: la llamó “negra cocodrilo”. Los

funcionarios lejos de sancionar a la agresora, decidieron hostigar y despedir a Algendones.

Otro caso emblemático es el de María Diaz Cáceres de Tinoco, una mujer quechuahablante y

analfabeta. El municipio de Carhuaz (Áncash) en 2014 le restringió el horario de trabajo en una

zona ambulatoria tras hacerle firmar una carta compromiso en español. En mayo pasado, el

Tribunal Constitucional determinó que se vulneraron los derechos fundamentales a la igualdad y

ordenó que en las zonas donde predominan las lenguas originarias o aborígenes, estas sean

instituidas como idiomas oficiales junto al castellano.

Juan Carlos Callirgos: “Nos empobrece como país” [Análisis]

Somos un país que está fundado en la desigualdad y exclusión de gran parte de la población y eso

ha tenido correlato racial. Ha habido un grupo de desfavorecidos, como los afroperuanos e

indígenas, que han sido considerados razas inferiores, como una manera de legitimar su exclusión

o su explotación.
En nuestro país, el ‘choleo’ y el racismo están enraizados porque cualquier rasgo que sea

identificado como afroperuano e indígena marca a una persona como inferior. Esto puede

cambiar, pero no de la noche a la mañana. Esto no se resuelve solo sobre la base de medidas

legales. Lo que se necesita en realidad es un cambio cultural, desde las escuelas, al igual que los

medios de comunicación, que muchas veces fortalecen estereotipos y prejuicios. La discriminación

causa daños múltiples en la sociedad, nos empobrece como país, no permite reconocer el valor de

las personas. Nos divide.

Perú tiene una brecha salarial de 30% entre varones y mujeres Abogados laboralistas
analizan los alcancen de la ley que prohíbe la discriminación salarial entre varones y
mujeres en Perú

Hoy fue publicada la ley que prohíbe la discriminación remunerativa entre varones y mujeres, la
cual tiene como objetivo reducir la brecha salarial de 30% que existe en el Perú.

Según Percy Alache, director de PwC Perú, las cifras del Instituto Nacional de Estadística e
Informática (INEI) reflejan que, en promedio, las mujeres perciben el 70.3% del sueldo de los
varones.

“Al interior de las empresas, se han identificado diferencias salariales sin justificación entre
personas que realizan las mismas labores”, advirtió. Ante ello, el Poder Ejecutivo ha emitido la Ley
30709, con la finalidad de prohibir la discriminación salarial.

Esta ley tiene cinco aspectos importantes:

(i) Las empresas deberán contar un cuadro de puestos donde se especifiquen funciones y
responsabilidades,
(ii) Las remuneraciones y capacitaciones deben ser fijadas en condiciones de igualdad para
mujeres y hombres,
(iii) Se prohíbe todo acoso en el trabajo, incluyendo el acoso sexual,
(iv) Las empresas no podrán despedir o no renovar el contrato sin justificación a las trabajadoras
embarazadas o en periodo de lactancia y,
(v) Califica como acto de hostilidad de las empresas todo incumplimiento de los requisitos para el
ascenso del trabajador.

¿Qué deberán hacer las empresas?, pues el especialista indicó que lo primero es evaluar su
estructura organizativa (por ejemplo, una auditoria interna) y verificar/implementar una
clasificación de puestos, definiendo funciones y bandas salariales.
“Segundo, deben tener lineamientos corporativos donde se coloquen los criterios objetivos y
subjetivos que fija la empresa para diferenciar sueldos y, tercero, comunicar al personal sobre la
estructura de puestos y salarios, así como la línea de carrera”, detalló.

Asimismo, manifestó que el reglamento debe precisar si estas obligaciones son aplicables a
empresas con determinado número de trabajadores, vale decir, si las micro y pequeñas empresas
(mypes) también están incluidas.

“Se debe indicar los requisitos mínimos que debe tener el cuadro de puestos, la política de línea
de carrera (ascensos) y, sobretodo, qué tipo de información salarial se le deberá comunicar al
personal, sindicatos y a las entidades fiscalizadoras”, anotó.

Obligaciones
Por su parte, Mónica Pizarro, socia del Área Laboral del Estudio Echecopar, manifestó si bien la ley
tiene como objetivo promover la igualdad salarial entre hombres y mujeres, en el sistema de
relaciones laborales del Perú, donde prima la negociación individual, sus disposiciones podrán ser
utilizadas para cuestionar diferencias salariales entre trabajadores del mismo sexo. Asimismo, dijo
que la ley incorpora como acto de hostilidad el incumplimiento de los requisitos objetivos de
ascenso del trabajador.

“Esto significa que los trabajadores podrán solicitar el cese hostilidades en caso el empleador no
respete los requisitos para el ascenso que él mismo haya impuesto, por lo que recomendamos
procurar implementar procesos de promoción transparentes”, anotó. A su vez subrayó que la ley
establece un periodo de adecuación de 180 días, para que los empleadores puedan cumplir a
cabalidad con las obligaciones mencionadas.

“El incumplimiento de las obligaciones mencionadas, expone al empleador a contingencias como


la imposición de multas por incurrir en una infracción laboral por parte de la Superintendencia
Nacional de Fiscalización Laboral, y la interposición de demandas por discriminación salarial y
homologación de remuneraciones”, anotó.

"La más fuerte discriminación en Perú es por belleza y luego por nivel socioeconómico"

Liuba Kogan, profesora del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Políticas de la


Universidad del Pacífico de Perú, está detrás de tres investigaciones en que el eje central es la
discriminación en Perú. Dos de estas se han convertido en libros (“No…Pero sí: Discriminación en
empresas de Lima Metropolitana” y “¿Discriminas o te discriminan?”, centrada en la percepción
de los jóvenes sobre este tema antes y durante la búsqueda de empleo). Hoy la académica estudia
la población afroperuana y qué clase de problemas atraviesan para que su voz sea escuchada y se
les reconozcan sus métritos profesionales.
La académica conversó con AméricaEconomía y se refirió a los aspectos más relevantes de todas
sus investigaciones.

-La discriminación es un tema recurrente en sus investigaciones, ¿en qué radica el interés de que
este tema sea cada vez más visible en Perú?

A mí me interesa muchos analizar la discriminación en un entorno social, que aparentemente, es


muy privilegiado. Si uno piensa en las economías de nuestros países latinoamericanos, las
personas que están empleadas y tienen altos niveles educativos resultan ser una minoría. La
minoría de una manera privilegiada.

Pese a estos privilegios, a la meritocracia que promueve el discurso neoliberal y a la existencia de


discursos por la igualdad y la responsabilidad social empresarial, sigue produciéndose la
discriminación. Entonces a mí me interesaba justamente analizar por qué y cómo se produce esta
tipo de discriminación.

-¿Cómo se discrimina en los entornos educacionales y laborales en Perú? Acabo de publicar un


libro que aún no se ha presentado y que trata de afroperuanos profesionales en Perú. En general,
la discriminación parece mucho mayor en las empresas grandes, porque en las micro o pequeñas
empresas se trabaja con pequeñas jerarquías y dentro del ámbito laboral, donde lo que le importa
a este empresario es cumplir con las metas. No interesa mucho qué característica tiene el
empleado ni a qué club de playa va. Hay una cultura común. En cambio en las empresas grandes,
mientras más alta la jerarquía es mayor la discriminación, aunque se diga que no lo hacen.

En los casos que he estudiado, las brechas de género han tendido a cerrarse poco a poco, pero
persisten aunque cada vez menos. Sin embargo, hemos encontrado otros focos de discriminación:
étnico-racial, por nivel socioeconómico y orientación sexual. Del tema se habla poco, porque no es
políticamente correcto hacerlo. Pero en las entrevistas que he tenido con ejecutivos, me
comentan que se dan cuenta que aunque hay empresas de reclutamiento externas o en las
propias empresas, con oficinas de Recursos Humanos, se da discriminación. O en todo caso,
cuando eligen a las personas no discriminan, pero sí en el trayecto de ésta en el trabajo. Hay dos
filtros. Muchas veces la gente de Recursos Humanos tiene protocolos de cómo reclutar a sus
trabajadores, sobre todo si son transnacionales.

En cambio, en las empresas de búsqueda de altos ejecutivos vía headhunters, ahí hay
discriminación. Se busca que la persona tenga un nivel socioeconómico alto, sea muy blanco y
tenga una buena presencia, que se correlaciona con el nivel socioeconómico y las costumbres
sociales y culturales. Por otra parte, de acuerdo al último estudio que he hecho, que se llama
“Profesionales Afroperuanos en Perú: un drama anunciado”, encontramos que a nivel del
imaginario, cuando le preguntábamos a reclutadores de empresas a quién llamarían para una
entrevista de trabajo, curiosamente no se mencionaban personas afroperuanas.

¿Cómo hicimos este análisis? Seleccionamos cuatro currículos que tenían las mismas
características en general y luego les mostramos con fotos a los reclutadores. Los currículos
pertenecían a un afroperuano, una persona de rasgos asiáticos, un profesional meztizo y otro
blanco. Les preguntamos a los reclutadores a quién llamarían, eligiendo desde la primera hasta la
cuarta opción, y a quién no llamarían de estos cuatros currículos. Y la mayoría no habría llamado a
un profesional afroperuano, porque tenían en el imaginario que estas personas no eran racionales
ni poseían capacidad de análisis. Y efectivamente, en las entrevistas que le hicimos a los
profesionales afroperuanos nos mencionaron las dificultades que tenían para que se le
reconocieran sus méritos profesionales.

-¿Cómo crees que evolucione la discriminación a los profesionales afroperuanos? En general, los
profesionales afroperuanos son minoría, por razones de pobreza y exclusión muchos no pueden
estudiar. Pero creo que es una población medio olvidada, que en el imaginario nacional son
minoría. Además, la mayoría está viviendo en zonas marginales y rurales, están abandonados en
términos a acceso a educación de calidad.

Hay algunas asociaciones de personas afroperuanas que son de clase media, pero en nuestro país
es bien difícil saber quién es afroperuano, porque existen varios matrimonios interraciales. Hay
gente que se define como afroperuana, pero en realidad es una mezcla de un padre de origen
japonés y una madre mestiza o un padre italiano y una madre de origen andino. Y las niñas por
tener pelo crespo se definen como afroperuanas o existe gente que porque les gusta la música
afroperuana se definen como tal. Es bien difícil identificarlos. Es complicado saber qué pasará en el
futuro, porque no hay una organización que los agrupe. Cada grupo tiene demandas diferentes,
como en zonas rurales donde las demandas son de acceso al agua y a la luz, pero no
necesariamente a la educación superior. En la costa en Lima, la demandas son diferentes. Cada
zona tiene demandas realmente distintas y en lo único que se sienten como grupo son en el tema
artístico, el baile y el canto, entre otros, pero no hay organización que represente las voces de las
poblaciones afroperuanas en Perú.

-¿Cómo surge el interés por investigar la discriminación que experimentan los jóvenes antes y
durante buscan empleo? Nos interesaba irnos un poco hacia atrás, porque nosotros estábamos
estudiando a los jóvenes que se presentaban en el mundo laboral, pero también nos interesaba
ver si existía discriminación en carreras muy valoradas y que prometen una gran empleabilidad,
esto en universidades privadas y nacionales ubicadas en las zonas de mayor crecimiento
económico. Además de constatar si existía la discrimianción, queríamos saber qué consecuencias
traía esto.

Encontramos que curiosamente en todas las universidades se presentaba la discriminación, de


acuerdo con la percepción de los jóvenes. Había jóvenes que tenían que retirarse porque no
soportaban la discriminación que sentían. La más fuerte discriminación era por belleza y luego el
tema socioeconómico. La apariencia física puede ser seleccionada por ellos, a través de cirugías y
la ropa. Se vuelve importante. Me comentaban, por ejemplo, que en Japón donde los jóvenes
tienen las mismas cualidades y capacidades, la única manera que tenían de diferenciarse era
haciéndose cirugías plásticas. Y eso también se está sintiendo de alguna manera en países como
los nuestros. También hay una cierta correlación entre belleza y nivel socioecnómico, aunque no
es tan directa. Pero la belleza parece jugar un papel importante, suponiendo que todos tienen la
misma capacidad y habilidades para el mundo del trabajo.

La discriminación sexual aparece más en universidades de provincia, pero lo que llama la atención
es que la discriminación de género aparentemente no es percibida de forma tan fuerte como la
discriminación en base a la belleza y la de nivel socioeconómico.

-¿Qué efectos genera esta discriminación en los jóvenes? Los jóvenes percibían que al sentirse
discrimiandos bajaba su autoestima y el rendimiento en el estudio y se sentían más intimidados. O
sea, ellos sí percibían la discriminación como algo negativo.

En la cultura peruana, en términos generales, somos muy poco confrontacionales. No generamos


demanda ni nos organizamos. Reaccionados de forma muy privada. Si una estudiante se siente
discriminado se cambia de universidad. La gente no se organiza, porque es una discriminación de
lo que no se habla ni hay datos concretos y reales. Yo he trabajado con percepciones, porque no
hay datos interesantes. En términos muy generales, la gente tiene vergüenza de hablar sobre la
percepción de sí misma como discriminado. Ser discriminado es un sentimiento que pasa más por
lo individual.

-Estudiaste tanto la discriminación de los jóvenes dentro de la universidad y cuando buscan


empleo, ¿en qué etapa sienten más discriminación? Curiosamente consultamos a estos jóvenes si
creían que les complicaría o no buscar empleo. Lo que nos planteaban en términos generales, es
que, aceptando que tenían las competencias necesarias, los que tendrían más ventajas serían los
blancos y ellos. Esto lo tenían bastante claro, percibían que estas personas tendrían más
facilidades, que no excluía que alguien que no pertenecía a estos grupos podría surgir con mucho
esfuerzo. Entonces, como es más difícil, estas personas terminan pensando en trabajar en
empresas familiares y en el desarrollo de propias empresas.

-¿Se sienten discriminadores?¿Están conscientes que pueden estar discriminando con ciertas
actitudes a un par? En general es bien difícil que la gente sea consciente que está discriminando,
le parece natural juntarse con gente que tenga sus mismas características y que vayan a los mismo
lugares. No hay una gran clase media que pueda compartir los mismos espacios, estos espacios se
comparten en la universidad a través de los trabajos de grupo. Pero realmente socializan con la
gente que se parece a ellos. Y hay mucha gente que parece muy solitaria en las universidades
porque no logra formar grupos.

-¿Existe o no apoyo dentro de las universidades con los discriminados? Quejarse de esto es mal
visto, como si se fuera una persona acomplejada. Hay una universidad privada en Lima que creó
una organización que se llama “Afro Puc”, sin embargo, no es un grupo activo que mueva a la
gente más allá de la universidad y que tenga un trabajo sostenido. En realidad no existen estas
organizaciones.

-Luego de estas tres investigaciones, ¿crees que est tema de la discriminación se haya puesto en
agenda en Perú? De alguna manera está en agenda, pero en la medida que no hay datos, será
difícil que se genere un cambio en el mediano plazo. Las empresas deben empezar a recoger
información y hacerla transparente, y también las universidades. En la Universidad del Pacífico
estamos evaluando, incluso con las universidades del Consorcio, elaborar una encuesta bastante
completa con estos temas para generar mejoras. Pero en la medida en que los trabajadores y
empresas no hablen, será muy difícil que se produzcan cambios.

La triste realidad en el mercado laboral

Estudios del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) revelan que la
apariencia física, la raza, el género y la orientación sexual influyen la mayoría de veces al
momento de elegir un postulante, sin tomar en cuenta sus aptitudes y cualidades
profesionales.

En una entrevista de trabajo, la apariencia física, la raza o el género pueden llevar a algunos a
conseguir un empleo por encima del resto que postula al mismo puesto y que, incluso, están hasta
mejor calificados que los escogidos. La discriminación en el ingreso al mercado laboral no es una
fea percepción, sino una triste realidad.
El Comercio reporta que el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), a través
de su página perusindiscriminacion.pe, ha elaborado varios estudios a lo largo de estos 10 últimos
años en los que confirma científicamente este drama que afrontan miles de jóvenes que ingresan
al mercado laboral de nuestro país.
De más está decir que la discriminación está prohibida por ley y está penada con cárcel en
nuestro país. "Toda persona tiene derecho a la igualdad ante la ley. Nadie puede ser
discriminado", señala la Constitución Política en su artículo 2 inciso 2A, mientras que el el artículo
323 del Código Penal castiga esta mala práctica con dos a tres años de cárcel (hasta cuatro si se
trata de un funcionario público).
Los estudios elaborados por el CIUP contó con la participación de economistas, abogados,
antropólogo y sociólogos como Francisco Galarza, Ljuba Kogan, Gustavo Yamada, Carlos Zelada,
entre otros, y parte de ellos consistieron en entrevistar a jefes de recursos humanos y
cazatalentos, con lo cual pudieron afirmar que "la discriminación es mayor en los puestos más
altos", es decir, que el color de piel influye mucho al momento de elegir a una persona que ocupe
un puesto de mayor jerarquía en las grandes empresas.
Otra investigación arrojó que la belleza física muchas veces superaba a la raza del postulante. Con
apoyo del Ministerio de Cultura, enviaron currículos falsos de jóvenes con iguales méritos, pero
con distinto look, apellidos que se asociaban al origen étnico y géneros. Los resultados fueron
consternantes: el "bonito" tuvo 80% más probabilidades de ser llamados en relación con quienes
no lo eran, mientras que el de raza blanca tuvo 50% más chances y el hombre 30% respecto a la
mujer.
Para la antropóloga y socióloga Ljuba Kogan, esta triste realidad no pasa desapercibida por los
jóvenes, quienes incluso saben que necesitan 'producirse' a través de diversas estrategias de
'blanqueamiento', a fin de mejorar su apariencia y destacar sobre el resto en las entrevistas
laborales. Es decir, son conscientes de la importancia discriminadora de la apariencia en estas
pruebas.
Pese a que en nuestra legislación existe una normativa para evitar la discriminación en los centros
de trabajos, no existe una para la hora de postular. El abogado Carlos Zelada sugirió que el
Ministerio de Trabajo y Promoción de Empleo introduzca en su reglamento la facultad de exigir a
las empresas que, ante una denuncia por una supuesta discriminación, sean ellas las que
demuestren que no realizan estas malas prácticas.
La apariencia física, la raza, el género y la orientación sexual no pueden ser elementos
determinantes a la hora de elegir entre los postulantes. Eso es discriminación y debe
sancionarse a las compañías que lamentablemente sigan realizando esta mala práctica en la que
priorizan una cara bonita, un apellido rimbombante o el color de la piel, a las personas con
mejores aptitudes y cualidades.

LA DISCRIMINACIÓN CULTURAL: REFERENTES CONCEPTUALES Y ESTRATEGIAS


PEDAGÓGICAS junio 2013 – care Perú
La discriminación cultural sigue siendo un grave problema que atenta contra la dignidad y
el pleno desarrollo del ser humano, convirtiéndose en una fuerte barrera que impide el
reconocimiento y el ejercicio de sus derechos. En el Perú, la discriminación cultural es un
fenómeno de gran complejidad que ha marcado la construcción histórica de nuestra nación
y sociedad y que está en la base de las desigualdades sociales y económicas que persisten
en la actualidad. Nos afecta a todos los peruanos y peruanas pero principalmente a las
poblaciones de procedencia indígena. Por otra parte, entendemos que la erradicación de la
discriminación cultural implica hacernos conscientes de cómo se encuentra presente de
manera casi “natural” en las acciones y discursos que realizamos en la vida cotidiana. La
discriminación es un fenómeno que se manifiesta a través de estereotipos y prejuicios, que
muchas veces devienen en comportamientos de exclusión, y que son producidos en todas
las esferas de la vida social, en particular en las instituciones educativas, foco principal de
nuestro interés. Desde este marco, el programa de educación de Care Perú desarrolló el
2011 y 2012 una experiencia de formación educativa con docentes de primaria y secundaria
para abordar el problema de la discriminación cultural desde lo vivencial y lo observado en
la vida cotidiana de sus centros educativos, así como desde las estrategias pedagógicas para
la comprensión y sensibilización ante este problema. La experiencia se llevó a cabo a través
de talleres, asesorías en aula y del desarrollo de acciones colectivas de sensibilización en el
ámbito escolar y de la comunidad local. Mediante estas acciones se propició un aprendizaje
que partió de la experiencia personal y profesional de cada docente frente a situaciones de
discriminación, generando un intenso debate y cuestionamiento, llevándolos a remirar sus
propias creencias y prejuicios y a pensar en respuestas que podrían dar desde su propio
trabajo en el aula. Además la experiencia, resultó sumamente enriquecedora porque
congregó a docentes de diferentes tipos de instituciones educativas: públicas, parroquiales y
privadas de Manchay, Pachacamac y de La Molina.
La discriminación es definida por Healey (1998) como “el trato desigual a una persona o
personas con base en el grupo social al que pertenecen”. La Real Academia Española
(2001) manifiesta que es la “acción y efecto de discriminar” siendo este concepto “dar
trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos,
políticos, etc.
Estereotipo Son imágenes simplificadas de los miembros de algún grupo. Prejuicio Son
juicios que se emiten sin suficiente información o conocimiento y que están dotados por lo
general de una fuerte carga afectiva Discriminación Se da cuando los prejuicios negativos
se traducen en intolerancia, exclusión, y/o racismo, entre otros.

La exclusión social se consolida cuando el racismo opera como ideología para justificar la
dominación de un grupo dominante sobre otros estableciendo un “orden natural” que no es
legítimo, congénito, ni innato a ningún ser humano, siendo más bien una práctica que logra
el establecimiento de relaciones sociales desiguales En el Perú de hoy, en pleno siglo XXI y
pese a los avances de la modernidad y la tecnología, el racismo está presente en nuestras
interacciones sociales y no como un hecho circunstancial o inesperado, sino como producto
del hilo histórico de las sociedades, evolucionando, mutando conceptualmente; no se
argumentará conceptualmente como en la época de la conquista o la república pero se
mantienen los conceptos básicos comunes al racismo desde su construcción inicial. Así
como dice Manrique5 “ …Como toda creación humana, el racismo tiene una historia, que
puede ser reconstruida. En la dinámica social, el racismo es, ante todo, una ideología y,
como tal, sirve para consagrar un status quo determinado, de manera que va cambiando de
acuerdo a como cambian las relaciones socioeconómicas y las correlaciones de poder
establecidas. No existe pues un racismo. Como toda construcción histórica, este asume
diversas formas de acuerdo al contexto social en que se genera. Su historia no puede
desvincularse de la historia social.” Se puede graficar claramente el proceso de
transformación histórica al que alude Manrique cuando en 1937 el pensador y político
peruano Alejandro Deustua6 intenta justificar la supuesta condición de inferioridad como
limitación intelectual y biológica de la población originaria del Perú. Enunciando en su
obra La Cultura Nacional que: “ El Perú debe su desgracia a esa raza indígena, que ha
llegado, en su disolución psíquica, a obtener la rigidez biológica de los seres que han
cerrado definitivamente su ciclo de evolución y que no han podido transmitir al mestizaje
las virtudes propias de razas en el período de su progreso (…). Está bien que se utilice las
habilidades mecánicas del indio; mucho mejor que se ampare y defienda contra sus
explotadores de todas especies y que se introduzca en sus costumbres los hábitos de higiene
de que carece. Pero no debe ir más allá, sacrificando recursos que serán estériles en esa
obra superior y que serían más provechosos en la satisfacción urgente de otras necesidades
sociales. El indio no es ni puede ser sino una máquina. Para hacerla funcionar bastaría
aplicar los consejos que el Dr. E. Romero, ministro de Gobierno, consignó en una
importante circular a los prefectos”7
5 Manrique Gálvez, Nelson. La piel y la pluma: escritos sobre literatura, etnicidad y
racismo. Lima: SUR. Casa de Estudios del Socialismo, 1999. 6 Alejandro Deustua. La
cultura nacional, Lima 1937. 7 Alejandro Deustua: La cultura nacional, Lima 1937.

En el primer módulo se ha mencionado el marco conceptual sobre discriminación,


presentando las nociones dadas por Healey16 que aunque propone la distinción entre
prejuicio y discriminación, analiza distintos grupos sociales, sin suponer que el prejuicio y
la discriminación pueden surgir entre integrantes del mismo grupo que tienen una
característica individual diferente. Consecuentemente, el prejuicio y la discriminación
pueden cimentarse en características individuales o grupales de aquellos que son objeto de
esas características personales o colectivas. Complementa esta noción el paradigma de
Robert Merton17 quien en 1949 publicó Discrimination and the American Creed donde
intentó explicar que no obstante, el prejuicio y la discriminación están altamente
vinculados, uno no genera necesariamente a la otra. Pueden así definirse cuatro
modalidades: a) personas que creen en la igualdad, son más liberales no discriminan ni
tienen prejuicios; b) aquellas personas que discriminan aunque no tienen prejuicios, ellos
discriminan cuando es provechoso hacerlo o cuando temen perder el estatus en el grupo al
que pertenecen; c) personas que tiene prejuicios pero no discriminan, son los denominados
“intolerantes pasivos”,

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