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Teoría del Arte VII

Sofía Barahona Correa 06.08.2019


PROBLEMAS ACERCA DEL ALMA O SOBRE LA VISIÓN- PLOTINO

Para poder abordar el fenómeno de la visión de Plotino, hay que entender primero el cómo
explica él lo existente, mediante su teoría metafísica jerárquica: desarrolló un pensamiento
que consiste en distinguir grados y formas de realidad, donde lo más irreal es la materia,
porque tiene la cualidad de ser singular, por ende es algo de lo que no podemos hablar, ni
nombrar gracias a los limitantes del lenguaje; es éste el primer problema con ella, mientras
que el segundo es que es incomprensible, guarda siempre una zona de incertidumbre por su
reacción irregular frente a las reglas generales. En el extremo opuesto (y más elevado) está
Lo Uno, acá se concentran todos los atributos del ser, estando constantemente
sobredeterminada. De esta forma, de ninguno de los dos extremos se puede decir mucho,
ya que, si a Lo Uno le designas algo, lo empobreces. Un nivel más debajo de Lo Uno está el
Intelecto, es el reino de las ideas: entidades reales eternas e inmutables; luego está el
humano: aquel individuo que piensa esas ideas, a lo que podemos denominar Alma. Acá
sucede una situación híbrida, ya que el humano piensa las ideas del intelecto y al mismo
tiempo está en un cuerpo, tiene una parte en sí elevada (alma) y otra baja que tiende a la
materia (cuerpo). Estos niveles de realidad (o irrealidad) existen simultáneamente, aunque
Lo Uno ejerza un dominio sucesivo hacia los más bajos cuando se satura, y cabe mencionar
que en su naturaleza está siempre copado.

Ya que el cuerpo es la encarnación del alma en la materia, Plotino se pregunta sobre las
sensaciones, siendo éstas el estado más primitivo de la relación de un individuo con el
mundo. Cada una de las percepciones es una sensación, pero involucran un juicio mental
mayor. En cuanto al tópico de la visión, uno de los sentidos por los cuales captamos nuestro
mundo, desarrolla la idea de la simpatía para poder derribar la concepción de la necesidad
de un medio que venía desde Aristóteles, “los que explican la visión por simpatía,
reconocerán que se ve menos cuando hay algún medio, por cuanto éste dificultará, impedirá
y desvirtuará la simpatía” ; para él el hombre puede captar ciertos atributos de los objetos
por el hecho de también padecerlos: dos o más entidades pertenecientes al mismo mundo
tienen la misma pasión, pero éstas no son propiedades que los constituyan, simplemente el
órgano, que posee una naturaleza mixta por ser material y comunicarse a la vez con el
intelecto, comparte pasión con otro objeto. Gracias a esta doble naturaleza es que lo visto
es juzgado y se produce la percepción, ubicando a la vista en el nivel del alma.

Un punto distintivo en la teoría de Plotino es la pasividad en la percepción, porque sólo


compartimos pasiones con aquellos individuos que están dentro del mismo mundo, para lo
que da como ejemplo un ojo posicionado al borde del universo, mirando hacia el exterior;
según él el ojo no padecería nada, y no porque no existiera nada fuera de este universo, sino
que por la simple razón de que no pertenece a la misma comunidad y sería imposible
simpatizar con ellos.

Otra interrogante que se hace el autor es que si no necesitamos un medio para ver ¿por qué
no estamos compartiendo todas las pasiones todo el tiempo? A lo que responde que, como
seres intermedios entre el alma y lo material, tenemos limitantes y priorizamos ciertas
pasiones por medio de la atención, dirigimos la vista, cada vez que nos movemos buscamos
determinadas simpatías por sobre otras.

Plotino redunda constantemente en la no necesidad de un medio, para lo que se aferra de


un ejemplo: es de noche y estamos en tinieblas, se ve fuego, se ven los astros y sus
respectivas formas, dice que “la luz camina rectilíneamente” y si existiera un medio entre las
estrellas/faro y el ojo, dejarían un trayecto luminoso desde su lugar de estancia y el órgano,
demostrando así que la sensación puede ocurrir a distancia y que la comunicación es
inexorablemente la simpatía.

Tenemos ya la primera problemática en la teoría de la visión: el medio, siendo la segunda el


ángulo. Para ésta Plotino explica que, si tenemos un objeto muy grande, no podemos
abarcarlo sólo de una mirada, pero si nos alejamos dentro del mismo ángulo, generando una
leve variación, se puede observar completa, por lo que el ángulo tiene sentido en cuanto
porción de una imagen total. De esta manera tenemos noción de tamaño en los objetos
visibles y notamos la diferencia de distancias a raíz de la variación de ángulo en función al
espacio que ocupa del espectro total. Ejemplificando: tenemos un rectángulo en el que
aparece una parte del tronco de un árbol, siendo este rectángulo el espectro visual total y
fijo; luego hay una segunda figura en este mismo formato, pero esta vez de un árbol
completo, con su follaje incluido. Gracias a que el espectro no varía, pero lo que se vislumbra
dentro de él sí, podemos analizarlo mediante una comparación entre el antes y el después
del movimiento que cambió levemente el ángulo de visión. Este pensamiento óptico deja
todo a la superficie, anula completamente la profundidad, ya que sólo importa cuánto
espacio ocupa del espectro visual fijo.
OBRA PROYECTADA

La obra abarca la idea del ángulo de Plotino, su única forma de saber distancias y tamaños
por medio de un espectro visual fijo, y la comparación de esas distintas escenas que se crean;
además, enfatiza en la superficialidad y su tamaño en cuanto espacio visual ocupa.

A partir de esto, contamos con dos bastidores de 40x60 cm, posicionados horizontalmente,
de forma que quedan yuxtapuestos en la pared. El primero presenta una imagen de piernas,
donde comienzan a aparecer desde el muslo en su esquina inferior derecha, subiendo
diagonalmente hasta el centro del cuadro donde culmina la rodilla, y baja verticalmente
hasta el borde inferior, mientras que la otra pierna se asoma sobre el primer muslo,
recorriendo el cuadro también en una diagonal menos pronunciada, la rodilla de ésta queda
en el mismo eje de la anterior, tocando el borde superior, y termina en la mitad de la
pantorrilla suprimida por el margen superior izquierdo. El color utilizado es un ocre rosáceo,
sin luces ni sombras, sino que plano, dejando en claro la importancia de la superficialidad y
omitiendo las profundidades que puedan vislumbrarse si se pinta como un cuerpo
volumétrico. El segundo cuadro parte del canto derecho, unos pocos centímetros sobre la
esquina, empieza a extenderse un muslo, esta vez completo desde la cadera hasta la rodilla
en una diagonal que termina en el costado izquierdo, cayendo luego la pantorrilla
verticalmente hasta la esquina inferior de ese mismo extremo del cuadro. Arriba del
comienzo del muslo ya abordado, distinguimos una curva que hace alusión a un abdomen,
desde donde nace ahora la otra pierna, que sigue la misma dinámica del cuadro anterior,
pero esta vez cortando la extensión de la pierna al borde bajo la rodilla en el canto superior
izquierdo. Presenta el mismo color del primer cuadro. Importa la presencia pura de las
formas y su comparación de distancia de visión en un formato único. El fondo para ambas
pinturas es de una tonalidad de crema amarillento, para hacerlo uniforme y neutro, sin
incidencias de un algo más
allá que la figura misma.

DIBUJO REFERENCIAL:

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