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DEFINICIÓN
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin
distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o
étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos
derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son
interrelacionados, interdependientes e indivisibles.
Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y
garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho internacional
consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho internacional.
El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que
tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de
abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger
los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.
Derechos Sociales:
Derecho al trabajo y a su libre elección.
Derecho a la protección de la maternidad y la infancia.
Derechos Culturales:
Derecho de participar en la vida cultural de la Comunidad.
Derecho a la Educación.
2. DOCTRINAS POLITICAS
Doctrinas políticas son las teorías, más o menos sistemáticas, elaboradas a lo
largo de los tiempos por los filósofos, los teólogos, los juristas y los sociólogos,
que tienen como objeto el poder, las formas de Estado y de gobierno, la moral
política.
Muchas teorías políticas de la edad moderna han presentado visiones de la
política desvinculadas de la moral y de la religión, a fin de salvaguardar su
perfecta autonomía. A partir de Maquiavelo las doctrinas políticas, en sus
diversas formas, intentan justificar el absolutismo político y la «razón de estado».
Una doctrina muy difusa, aunque teorizada de diversas maneras, es el
contractualismo político, que, en la versión de Hobbes, sirve de base al
absolutismo político, mientras que en la versión de Locke y de otros pensadores
ofrece una base racional al régimen democrático y al estado de derecho. La
3. REGIMEN POLITICO
Régimen político, en ciencia política, es el nombre que se da al conjunto de
instituciones políticas por medio de las cuales un Estado organiza la manera de
ejercer el poder sobre la sociedad. Cabe señalar que esta definición también es
válida para los gobiernos considerados ilegítimos por parte de sus detractores.
Tales instituciones tienen como objetivo regular la lucha por el poder político y su
ejercicio, lo que incluye la relación entre aquellos que ostentan la autoridad y el resto
de la sociedad.
El régimen político adoptado por un Estado no debe ser confundido con su forma
de Estado (Estado unitario o federal) o con su sistema de gobierno
(presidencialismo o parlamentarismo, entre otros).
Otra medida de cautela que debe ser tenida en cuenta al estudiarse el tema es lo
complicado que es categorizar las formas de gobierno.
Hay muchas tipologías de los regímenes políticos. La más antigua - y quizás la más
conocida- es la de Aristóteles: monarquía, aristocracia y democracia, con sus
correspondientes formas corruptas: tiranía, oligarquía y demagogia. Montesquieu
planteó otra: república, monarquía y despotismo (cuyos "principios" son
respectivamente la virtud, el honor y el miedo). Marx los vinculó con las formas de
producción: al modo de producción esclavista, corresponde la ciudad-estado; al
agromanagerial, los imperios orientales; al feudal, las monarquías, señoríos y
Además la Santa Sede, que es un Estado muy singular, realiza una legitimación
internacional que no se atiene a los derechos humanos sino a sus propios derechos
e intereses. El Papa, en sus viajes, ha dado de comulgar a dictadores y torturadores
La Santa Sede dice que los viajes del Papa son viajes religiosos, espirituales, pero
todos sabemos que tienen un hondo significado político de legitimación de tal o cual
gobierno. Cuando el Papa fue a Cuba, el Papa estuvo muy duro con Fidel Castro,
denunciando delante de él la situación de la Iglesia en Cuba, el problema de los
disidentes, de los presos políticos etc, pero cuando el Papa visitó el Chile de
Pinochet no dijo nada de esto, no se refirió a la dictadura pinochetista y a la violación
sangrienta de los derechos humanos y lo mismo podemos decir de la Argentina de
Videla. Este trato más que amable con los dictadores contrasta, por ejemplo, cuando
el Papa viajó a Nicaragua, en plena revolución sandinista: todos recordamos que
nada más bajar del avión, reprendió más que inamistosamente a Ernesto Cardenal,
ministro de cultura del gobierno nicaragüense. Es decir, que la Santa Sede y el Papa
tienen varas de medir de muy diferente tamaño según sea tal o cual gobierno y por
lo tanto parece que la Santa Sede no tiene una doctrina muy elaborada de los
derechos humanos y apoya tal o cual gobierno según sea tratada la Iglesia Católica,
incluso en la posición del Papa ante la última guerra contra Irak, caben hacer
interpretaciones en este sentido.
Por supuesto que esta Carta dio mas de un quebradero de cabeza a los redactores
ya que se sufrieron presiones por diversos países para hacer constar en la
introducción una mención a los valores religiosos, finalmente fue Francia y Holanda
quienes impusieron fórmulas más neutrales, aunque ello no se haya podido lograr
en el proyecto de Constitución Europea donde si se ha temido que introducir una
mención a la “herencia religiosa” europea.
Pero lo que queremos decir es que el Vaticano actúa como un fuerte lobby con
tentáculos en los principales partidos políticos nacionales para imponer de alguna
forma sus concepciones sobre los derechos fundamentales.
Así pues la Iglesia Católica y también otras confesiones religiosas intentan influir
con mecanismos de presión directa sobre los Estados y sobre las organizaciones
internacionales con el fin de que la concepción de los derechos humanos de la
sociedad internacional se adapte a sus postulados confesionales. Ello fue claro en
la Convención de Derechos humanos del Consejo de Europa de los años cincuenta
donde en su primer protocolo se introdujo el derecho a la libertad de enseñanza
basada en la elección confesional de los padres y por tanto se introdujo como
derecho fundamental nada mas ni nada menos que la segregación educativa por
motivos confesionales, lo que a todas luces es una barbaridad. Algunos Estados
laicos, como Francia, firmaron a regañadientes esta Convención aunque
denunciaron, en su momento, las presiones eclesiásticas a las que se vieron
sometidos los Estados, denunciando la actitud de los partidos democratacristianos
de la época.
En concreto la Iglesia tiene que hacer frente a los siguientes bloques de asuntos:
Los Derechos Humanos son nuestros derechos que nosotros tenemos por el hecho
de ser personas, sin distinción de características ''económicas, sociales, religiosas,
físicas, etc''.
Expresan lo que necesitamos para realizarnos plenamente como personas y
atiende a nuestras condiciones físicas.
Los derechos nos corresponden desde que nacemos y durante nuestra vida. El
principal objetivo es defender nuestra dignidad y la libertad. La falta de
conocimientos sobre nuestros derechos determina que no podamos reaccionar
frente a la injusticia o frente a la violación de alguno de ellos
¿Es importante y tiene sentido conocer nuestros derechos?
Si es importante porque nosotros ante alguna situación social y economía no
sabemos nuestros derechos los demás pueden ''Aprovecharse de vos'', por lo cual
todos debemos saber y conocer nuestros derechos.
En mi opinión lo importante es empezar a conocer nuestros derechos, el derecho
de tener nuestra libertad y nuestra dignidad. Desde la independencia, el tema
central de nuestras constituciones fue la Nación.
La Iglesia católica, que ya mostró una fuerte oposición a los postulados de la
Ilustración en su propuesta de los derechos del hombre y del ciudadano, defiende y
predica en sus enseñanzas, desde el pontificado de Juan XXIII, los contenidos de
la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero esta misma Iglesia no
pone en práctica tales derechos. Ni el Estado de la Ciudad del Vaticano es un
Estado de derecho, ni el Vaticano, en cuanto Estado asociado a las Naciones
Unidas, ha suscrito los Pactos sobre derechos humanos aprobados por la ONU en
diciembre de 1966. Tampoco el Vaticano ha suscrito la gran mayoría de los
convenios, convenciones y protocolos que las Naciones Unidas han propuesto para
la aplicación de los derechos humanos a situaciones tan graves como los crímenes
contra la humanidad, la tortura, los delitos de genocidio o las abundantes
discriminaciones que hacen imposible la igualdad de derechos de todos los seres